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Mercyful Fate por carina_mew12

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Notas del capitulo:

un título extraño, lo sé xD igual y lo comprenden al leer este capi, igual y no, como sea, espero que disfruten el capi 11

nos vemoa abajo

11. Esa alegría que me enfada

- Sanji…- un escalofrío lo recorrió al escuchar a Zoro pronunciar su nombre con tanta dulzura, pero lo que realmente lo dejó sin palabras fue la mano del peliverde sujetando la suya. El calor se encendió en el rostro de Sanji mientras alternaba su mirada entre sus manos entrelazadas y la expresión seria del espadachín- quieres saber por qué lo hice, ¿no es así?- esta vez el rubio concentró su mirada en los ojos del otro- tienes razón, la mayoría no arriesgaría su vida por unas cuantas monedas; pero yo tengo motivaciones diferentes a los demás- Zoro hizo una breve pausa, ¿estaba bien decirlo? Quizá no, pero ya no podía guardarlo por mucho más tiempo, ese sentimiento comenzaba a punzar cada vez más profundo en su pecho, causándole un dolor que hace tiempo no sentía. Estrechó con más fuerza la delicada y blanca mano entre la suya para darse valor, y continuó- aunque ahora, cuidar de ti se ha vuelto mi prioridad, porque… yo te…

Y de pronto, como si quisieran arruinar a propósito aquel perfecto momento, alguien llamó a la puerta. El rubio parpadeó un par de veces y se apartó del espadachín para ir a atender… se llevó una mano al pecho, su corazón golpeaba salvajemente y sus mejillas seguían ardiendo. Más que nervioso, se sintió algo desilusionado, le hubiera gustado escuchar todo lo que el marimo tenía que decirle…

- [[¿pero qué digo?]]- se reprendía mentalmente el cocinero mientras giraba la perilla- [[no es que me importe…]]- al abrir completamente la puerta, encontró a Nami y a su hermana Nojiko tras ella, ésta última cargando una pequeña canasta llena de mandarinas.

- ¡Nami-swan!- en cuestión de instantes, los conflictos mentales del cocinero desaparecieron al ver llegar a las dos lindas chicas- ¡y también Nojiko-swan!- tomó la mano de ambas y las besó con cariño- ¿qué las trae por aquí?

- el Comandante Smoker nos llamó- dijo Nami mientras entraba a la alcoba junto con su hermana- al parecer la Dra. Kureha necesita un poco de ayuda.

- ¡qué afortunados son esos hombres al tener unas enfermeras tan hermosas como ustedes!- la pelirroja simplemente rió con nerviosismo

- Zoro-kun, te trajimos un presente- Nojiko dejó la canasta de mandarinas sobre un pequeño mueble de madera junto a la cama del mencionado- ojalá te gusten las mandarinas- dijo con una sonrisa; más su habitual alegría se esfumó al notar la fulminante mirada de Zoro sobre ella y su hermana- Nami, mejor vámonos, Zoro-kun tiene que descansar- pidió y, siguiendo su instinto, se alejó del peliverde

- tienes razón- la chica se dio media vuelta y avanzó hacia la salida junto con la mayor

- ¡voy con ustedes, preciosas!- el rubio revoloteó alrededor de las chicas, saliendo con ellas del cuarto y dejando solo al espadachín

- malditas arpías- mencionó el espadachín con rabia, mirando la puerta. Esas mujeres acababan de joderle el momento.

No quería seguir ahí, simplemente quería alejarse de ese lugar. Si Sanji tenía tantas ganas de estar con esas dos, que lo hiciera, no le importaba; lo único que quería era alejarse de todo. Se levantó como pudo de la cama y, tomando sus katanas, también abandonó la habitación.

************************************

Sanji iba de un lado a otro, acarreando cada cosa que le pedían sus damas. Aquellos hombres, que, según tenía entendido, eran policías, se veían apenas un poco más graves que Zoro, pero había muchas personas con heridas más graves que ésas y que la Dra. Kureha se encargaba de atender personalmente en otras habitaciones.

- ¿Sanji-kun, no deberías estar cuidando de Zoro-kun?- le preguntó Nojiko mientras acomodaba la almohada de uno de los heridos

- seguramente debe estar durmiendo; y tampoco quiero dejarles el todo trabajo sólo a ustedes dos- explicó el rubio jovialmente

- ya lo oíste Nojiko- habló Nami sentada en una de las sillas de la alcoba, abanicándose con un trozo de papel; ya hace mucho tiempo que había dejado de trabajar, prefería que Sanji hiciera su parte- déjalo que nos ayude, ¿no ves que se divierte?- la mayor le miró desaprobatoriamente- además, el Vice Comandante Ace ya debe haber llegado, no creo que le moleste encargarse de Zoro un rato…

- ¿Ace?- el cocinero dejó todo lo que hacía para prestarle más atención a la chica

- sí. Dijo que vendría después a visitar a Zoro, seguramente…- la chica seguía con su explicación, mas sus palabras dejaron de ser escuchadas al mencionar a puños de fuego… él y el marimo… en una habitación… solos…

 - ¿Sanji-kun?- la morena posó su mano sobre el hombro del mencionado al ver la expresión de su rostro- ¿pasa algo?

- no hagas caso, Nojiko-swan, sólo pensaba- dijo ocultando su nerviosismo tras una sonrisa- si no les molesta lindas, tengo que irme- y sin dar más excusas, se marchó.

“No creo que le moleste encargarse de Zoro un rato”

Algo en esas palabras no le gustaba para nada, sólo el recordarlas le revolvía el estómago…

“Encargarse de Zoro”

Sanji apresuró el paso, recordando su charla con Ace y cada momento que éste y el marimo habían pasado juntos… intentando entender cómo es que la cercanía de esos dos le molestaba tanto. Lo único que tenía claro era que no debían quedarse solos… bajo ninguna circunstancia…

****************************

- [[a Zoro le gustará…]]- pensaba sonriente Ace, dirigiéndose a la habitación donde se encontraba el peliverde, cargando una botella de sake. Nada más al llegar, abrió la puerta de golpe- oi Zoro, adivina qué…- sin embargo, tanto sus palabras como su sonrisa desaparecieron al ver que la habitación estaba vacía.

Hubiera tirado la botella de no ser porque, considerando todas sus heridas, Zoro no pudo haber ido tan lejos. Pero su preocupación seguía presente, así que dejó la botella en el mueble más cercano y salió en busca de su compañero. Unas tenues pero visibles manchas de sangre le indicaron el camino que había tomado el espadachín. Sólo fue cuestión de tiempo para encontrarlo justo en medio de uno de los pasillos, sentado en el suelo y sujetándose uno de sus costados a la altura de las costillas.

- por Dios Zoro, ¿qué crees que estás haciendo?- dijo el pecoso, suspirando aliviado y acercándose al susodicho- se supone que debes estar descansando- se agachó a la altura del otro, pasando su brazo por su hombro para servirle de apoyo- vamos, si la Dra. Kureha se da cuenta que escapaste de tu habitación…

- ¡marimo bastardo, ¿en dónde carajo estás?!- escuchó la colérica voz de Sanji aproximándose hasta que éste llegó a donde estaban. Lo primero que hizo fue levantar una ceja, evidentemente molesto al ver a ese par de nuevo tan juntos. Bajó un poco más la vista, justo en el lugar que el peliverde se sostenía… sangre… delgados hilos carmesí escapaban de entre sus dedos- te dejo unos momentos y mira lo que te haces, imbécil

- fue tu culpa en primer lugar- le reprendió Ace, mirándolo suspicazmente. No hacía falta decirlo, se sentía con ventaja; era prácticamente imposible que Sanji lograra quitarle a Zoro, especialmente porque ni siquiera estaba consciente de sus sentimientos. Pero el cocinero no se amedrentó; con suma tranquilidad, encendió uno de sus cigarrillos, inhaló un poco y soltó el humo, formando un pequeño círculo en el aire- hey, te dije no podías…

- el único que puede reprocharme algo, es el marimo que tienes ahí- el pelinegro se quedó con la boca abierta… ¿a caso ese hombre… estaba retándolo?- vamos marimo, hay que atenderte esa herida- el rubio le extendió la mano al espadachín, el cual la sujetó inmediatamente. Con la fuerza que aún le quedaba, Zoro se puso de pie y se colgó al hombro del cocinero, usándolo como muleta- como te vuelvas a levantar, te romperé las piernas de una patada- amenazó Sanji, dirigiéndose con el espadachín de regreso a la alcoba.

Ace se quedó en el suelo un rato, tratando de asimilar lo sucedido… Zoro… había preferido al rubio antes que a él, y lo peor de todo, delante de sus narices; ¿por qué dejó que se lo llevara? ¿Desde cuándo era tan débil? Todos esos años tratando de ganarse al peliverde y ese hombre venía y se lo arrebataba todo en un instante…

- maldito Smoker- pronunció débilmente, golpeando la pared con rabia; ese hombre tenía la culpa de todo, si tan sólo no le hubiera asignado esa misión a Zoro... Se puso de pie y, con pasos apresurados, salió de aquel lugar, no importándole a cuántas personas tuvo que empujar en el proceso, sin darse cuenta que una de esas personas era la misma que acababa de nombrar… el Comandante de Whiskey Peak…

********************************

Mientras tanto, en algún lugar…

Crocodile daba vueltas por la habitación cual león enjaulado. Todos los presentes, sentados frente a una extensa mesa, se limitaban a seguir con la mirada cada movimiento de su jefe, esperando instrucciones. El Rey del Bajo mundo apagó lo que quedaba de su puro sobre un cenicero y tomó su lugar correspondiente frente a la mesa. Colocó sus manos sobre la misma, golpeando con sus dedos antes de cruzar los brazos y recargarse en su imponente silla, mirando a sus subordinados.

- así que… ese par de inútiles se atrevieron a irrumpir en uno de mis escondites…- Crocodile se escuchaba evidentemente molesto- ¿Me equivoco, Mr. 5?

- para nada señor- respondió rápidamente el mencionado- eso fue lo que ocurrió.

- pero hubo otro antes que ellos, ¿cierto?- su subordinado asintió- ¿quién fue y qué quería?

- no estamos seguros, Mr. 0- respondió llamando a su jefe con su nombre clave- nada fue robado y la información no muestra señal de haber sido violada. Lo único que tenemos son las cintas de seguridad

- Miss All Sunday, la cinta- ordenó a la bella morena. Enseguida, la mencionada sacó un control remoto y presionó un botón; ante los presentes se desplegó una pantalla de plasma. La chica pinchó otro botón y la cinta comenzó a correr. Un hombre de traje negro y cabello verde corría por todas las instalaciones antes de entrar a los ductos de ventilación y recibir varios disparos

- Bushido”Roronoa Zoro- profirió uno de los presentes con grave voz

- ¿uh?- Crocodile enarcó una ceja- ¿el mismo Roronoa Zoro de hace 4 años?- su subordinado asintió- ¡ja! Quién lo diría…

- ¿quiere que me encargue de él?- preguntó ansioso el otro

- por ahora no. Estará fuera de escena un rato- sacó otro habano y lo encendió- de los que quiero encargarme ahora son de Garp y Smoker, ¿alguna sugerencia?

- ejecución- sugirió uno, obteniendo el asentimiento de varios de sus compañeros

- ¡no es suficiente!- exclamó Crocodile golpeando la mesa con sus puños- la muerte no es suficiente- sus subordinados se miraron entre ellos, sin ninguna idea de qué sería peor que la muerte. De pronto, el Rey del Bajo Mundo ensanchó una sonrisa- el sufrimiento en vida es mejor castigo que la muerte…- los demás comenzaron a reír ante la macabra idea de su jefe

- ¿darle donde más le duele, eh?- exclamó una mujer- si no recuerdo mal, Monkey D. Garp tiene dos adorados nietos, ¿no es así?

- es verdad- confirmó Miss Valentine- pero no conocemos el paradero de uno…

- sería mejor concentrarse en el que tenemos a la vista- intervino Mr. 5- “Puños de Fuego” Ace

- con apellidos diferentes, a veces olvido que son nieto y abuelo- dijo otro hombre al final de la mesa- como sea, ya tenemos nuestro primer blanco, ¿qué haremos con Smoker, entonces?

- si me permite, Mr. 0- interrumpió Miss All Sunday, captando la atención de todos- puede matar dos, no, tres pájaros de un tiro

- ¿a qué te refieres?

- Garp, Smoker y Ace son personas muy cercanas, y si mi intuición es correcta, el Comandante Smoker parece tener un cariño especial hacia Puños de Fuego, una relación que va más allá de algo laboral… y también Bushido-san parece apreciarlo mucho…

- tus intuiciones siempre son correctas, Miss All Sunday- sonrió el hombre, complacido- bien señores, señoritas. Ustedes tres- dijo señalando a Miss All Sunday y a otros dos hombres- se encargarán de capturar a Kuroashi Sanji; el resto, su objetivo es Portgas D. Ace…

******************************

A la mañana siguiente, en casa de la Dra. Kureha…

Escuchaba una leve voz a lo lejos, mas trató de ignorarla y seguir con su apacible sueño. Se acurrucó un poco más entre las sábanas y dejó escapar un profundo suspiro…

- S... ji…- ¿quién le llamaba con tanta insistencia?- San… ji…- sí, ese era su nombre, mas no tenía la mínima intención de hacer caso a la molesta voz- Sanji…- se escuchaba un poco más clara, un poco más cerca- ¡te estoy hablando cejas de sushi!- ¡momento! Sólo había una persona que le llamaba así. Abrió los ojos de golpe, encontrándose con el rostro fruncido de Zoro frente a él. Estuvo a punto de gritar cuando el peliverde le cubrió la boca- cierra la boca idiota, ¿o quieres que Kureha te arroje por la ventana?- el rubio entendió el mensaje y se tranquilizó, poco después, el peliverde le descubrió la boca.

- quítate de encima- pidió el cocinero en un susurro y con el rostro teñido de un tenue carmín, pues el espadachín se encontraba de rodillas sobre él, mirándole fijamente. Dios, si las noches en ese lugar no fueran tan frías, no tendría que haber dormido junto al marimo de nuevo- ¿no escuchaste?

- tengo hambre

- ese no es problema mío…

- entonces no me quitaré

- maldito- suspiró- bien, te daré comida; pero tendrás que bajarte- el moreno obedeció, sentándose a su lado- te ves mejor que ayer- comentó Sanji al verlo más animado

- me siento mejor que ayer- dijo alzándose de hombros

- voy por el desayuno- se estiró un poco, sacudió sus ropas y se dispuso a salir de la habitación- debería llevarles algo de comer a Nami-san y a Nojiko-san primero…

- ¿qué hay de mí?- habló Zoro de mala manera. El rubio regresó unos cuantos pasos, acercándose al mueble donde estaba la canasta de mandarinas que el par de chicas llevaron el día anterior. Tomó una fruta y la colocó en manos del espadachín- entretente con esto mientras atiendo a mis damas- pronunció dando la media vuelta

- ¡no voy a comer las mandarinas de esas brujas!- gritó tirando de la camisa de Sanji

- ¡no las llames brujas, estúpido marimo! ¡Y suéltame de una vez!- mas el peliverde no hizo caso; asió la camisa del otro, tirando de ella. En ese momento comenzó un forcejeo entre ambos, uno por soltarse y el segundo por mantener al otro a su lado; tiraban cada vez con más fuerza para lograr su cometido, hasta que sucedió lo inevitable, entre tantos tirones, Sanji perdió el equilibrio, cayendo sobre el espadachín.

Se quedaron quietos en esa posición mientras se miraban a los ojos, sintiendo cómo sus respiraciones, al estar uno tan cerca del otro, se mezclaban en el aire. Zoro estaba haciendo uso de toda su fuerza de voluntad para no arrojarse al rubio en ese mismo instante… si lo hacía seguramente no lo perdonaría jamás; por ahora bastaba continuar con su confesión del día anterior… tragó saliva dificultosamente, preparándose para hablar…

 - buenos dí…- mas el saludo de Ace, quien recién iba entrando a la alcoba, quedó inconcluso al ver a Sanji sobre el espadachín, peligrosamente cerca y en una comprometedora posición- ¿interrumpo algo?- preguntó con cierto deje de enfado en su tono. Sanji se puso de todos colores, levantándose de prisa y tomando la fruta de entre las sábanas

- tengo que preparar el desayuno- caminó a paso rápido hacia la salida, dejando la mandarina en manos del pecoso

- no hay tiempo para comer- las palabras de puños de fuego detuvieron en seco al rubio- tenemos que irnos de aquí. Lleva tus maletas a mi auto, es el que está estacionado afuera- ordenó mientras le quitaba la cáscara a la mandarina- tu auto se lo llevaron de regreso a Wiskey Peak- habló dirigiéndose a Zoro, éste simplemente dio su aprobación con un movimiento de manos. El rubio prefirió salir de escena, se sentía demasiado avergonzado como para dar una explicación decente. De pronto, un gruñido se escuchó en la estancia, por lo que Ace miró a su compañero, con una leve sonrisa en los labios

- tengo hambre, ¿de acuerdo?- exclamó un sonrojado Zoro, sujetándose el estómago.

- toma- el pelinegro tomó un gajo de la mandarina y se la ofreció al espadachín, quien la tomó con sus labios y la comió sin titubeo alguno. La sonrisa de Ace se hizo más grande, quizá era la única persona con la que Zoro tenía tanta confianza; y sin embargo, ayer…- vamos Zoro- se agachó frente a él, ofreciéndole su espalda

- puedo caminar solo- replicó

- no seas testarudo y sube, sólo será esta vez- el peliverde lo dudó un momento, pero terminó por aceptar. Se vistió rápidamente, atando sus espadas en su haramaki, y sujetó la mandarina con la boca para luego colgarse en la espalda del pecoso.

Ace sacó al peliverde del lugar, recibiendo algunos insultos y reprimendas por parte de la doctora, pero al final, Kureha lo único que pudo hacer fue darle los implementos necesarios para tratar las heridas de Zoro y dejar que se marcharan.

*******************************

Y mientras se dirigían a su nuevo destino, los tres permanecieron sumergidos en un silencio tan denso que casi podría tocarse; Ace conducía sin proferir palabra alguna, mirando de vez en cuando a Zoro por el espejo retrovisor; quien seguramente se encontraba durmiendo a sus anchas en el asiento trasero, y Sanji trataba por todos los medios no mirar a ninguno de los otros dos, con la vergüenza aún visible en su rostro. Sin embargo, de vez en cuando, sus ojos se desviaban hacia el hombre que tenía al lado; apenas y duraba un instante pero sólo eso bastaba para darse cuenta que a Ace le rodeaba un aura asesina capaz de sofocar a quien se acercara imprudentemente.

Después de varias horas de camino, al fin llegaron a lo que sería su nuevo escondite, una y pintoresca Villa cerca del mar con el nombre de Fucsia. Se notaba a simple vista que el poder de Crocodile aún no llegaba ahí, pues era un lugar de lo más tranquilo, de aspecto rural con varias montañas bordeando el pueblo. Apenas entraron a la villa, Sanji vio cómo la ira de puños de fuego disminuía con increíble rapidez, fue entonces que se atrevió a mirarlo directamente… estaba sonriendo. El auto se detuvo de pronto, haciendo que el rubio se golpeara en la frente con el tablero.

- ¿pero qué te…?- estuvo a punto de reclamar el cocinero cuando puños de fuego abrió la puerta del auto y salió corriendo. El rubio volteó hacia su derecha, por el camino que había tomado Ace; había un pequeño puerto, y en él, un joven de chaleco rojo, pantalones cortos, sandalias y un sombrero de paja parado junto al agua, con un enorme pez colgando de su caña de pescar.

- ¡¡LUFFY!!- le llamó Ace, logrando que el muchacho volteara. “Luffy”, estaba seguro de haber escuchado ese nombre antes; mas todas sus dudas se disiparon al ver al joven del muelle ensanchar una sonrisa muy parecida a la del pecoso

“No hay duda de que Luffy y tú son hermanos”

Ahora recordaba, Zoro había dicho eso. Y al ver a esos dos juntos, su teoría se comprobaba, aquel chico era hermano de Ace.

- [[entonces el marimo también lo conoce…]]- pensó mientras veía al más joven de los pelinegros arrojar su pescado a quién sabe dónde y correr al encuentro del mayor, tacleándolo en el proceso- marimo, ¿a caso él…?- pero sus palabras fueron cortadas de nuevo al ver que el peliverde no sólo estaba despierto viendo la escena, sino que también parecía estar contento- ¿qué está pasando aquí?- susurró para sí mismo, regresando su vista a los otros dos. El chico del sombrero de paja  y su hermano daban maromas por el suelo sin soltarse uno del otro, riéndose de quién sabe qué cosas.

Debido a la distancia no podía escuchar muy bien la conversación, pero claramente vio cómo puños de fuego señalaba hacia el auto. El joven se separó de su hermano, se levantó y corrió a su dirección.

- ¡¡ZORO!!- escuchó los gritos animados del chico al estar lo suficientemente cerca. Cuando le faltaban tan sólo tres pasos para llegar al auto, dio un gran brinco, cayendo con increíble precisión en la parte trasera del vehículo- ¡Zoro!- decía animado el chico mientras abrazaba al mencionado. Contra todo pronóstico de Sanji, el espadachín correspondió el abrazo… ¿por qué parecía que sólo podía ser así con esos dos? El rubio apretó los puños con furia, pero no hizo otra cosa más que ver

- ten cuidado Luffy- habló Ace una vez que regresó al auto con el pescado que su hermano había arrojado- ¿no ves que Zoro está herido?

- ¿ah?- fue hasta ese momento que el chico lo analizó de pies a cabeza- ¡Zoro, estás herido!

- eso acabo de decir- aclaró puños de fuego con una gotita resbalando por su frente- ten, dejaste esto- le entregó su caña con el pescado enganchado a ésta

- ¡¿podemos comerlo juntos?!- el mayor asintió- ¡genial! ¡Zoro, vamos a casa!- aquellas palabras lograron robarle una sonrisa al peliverde; había olvidado que aún tenía otro hogar al cual volver- ¿y él quién es?- preguntó el del sombrero de paja al ser más consciente de la presencia del rubio

- Kuroashi Sanji- le presentó Ace- te explico con más detalle en casa, ¿quieres?- y dicho lo anterior, puños de fuego subió al auto y lo puso en marcha rumbo a su hogar.

**************************************

En cuanto llegaron a la casa de los dos hermanos, Ace dejó al peliverde recostado en el sofá de la pequeña sala mientras él bajaba las maletas del auto y las acomodaba en las habitaciones. En tanto, por petición unánime, Sanji fue a la cocina a preparar el pescado recién capturado; Luffy lo siguió, curioso por tener un desconocido en casa. El pelinegro se acomodó en una silla, recargándose en el respaldo mientras veía al rubio cocinar.

- entonces, ¿tu nombre es Luffy?- dijo Sanji más por hacer la plática que por otra cosa

- Monkey D. Luffy- completó el mencionado con una sonrisa

- ¿Monkey? ¿No era Portgas?

- no. Ese es el apellido de Ace- al rubio no le cuadraba la información

- ¿y por qué sus apellidos son distintos? ¿No se supone que son hermanos?

- ¡Somos hermanos!- afirmó el muchacho- Ace no ha querido decirme el por qué, pero nuestros padres murieron el día que yo nací. Así que el abuelo Garp se encargó de criarnos, por eso llevo su apellido…

- ¡¿Garp?!- Sanji no cabía en su sorpresa- ¿el comandante de Arlong Park es tu abuelo?- el pelinegro le dio la afirmativa con una sonrisa.

- Ace no quiso usar el apellido de mi abuelo ni el de mi padre, así que se quedó con el de mi madre- explicó- además, Ace dice que llevando apellidos distintos, los hombres que busquen venganza contra él no lo relacionarán conmigo y no estaré en peligro- la sonrisa alegre de Luffy se apagó al decir aquello- Ace siempre está fuera por su trabajo, apenas y lo veo unas cuantas veces al año… era más divertido cuando Zoro vivía con nosotros…

- ¿los tres vivieron juntos?

- ¡sí!- la alegría habitual del joven regresó a su rostro- ¡hace cuatro años! Fueron apenas unos meses, ¡pero fueron muy divertidos! Aunque Zoro no podía jugar conmigo cuando llegó

- ¿por qué?       

- la herida de su pecho…- el cocinero se quedó estático, ¿se refería a “esa” herida?- Ace dijo que Zoro estuvo a punto de morir

Continued…

 

Notas finales:

ándala, las cosas comienzan a rebelarse ¬w¬

y yo empiezo a quedarme sin capis escritos xDDD como sea, espero sus reviews anciosa

nos leemos pronto!!!

bye bye


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