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Mercyful Fate por carina_mew12

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Notas del capitulo:

Hola a todos/as!!! ^^

Ustedes se preguntarán "pues qué hace esta mujer que no actualiza? ¬¬" bueno, hoy si tengo excusa para eso!!! :D

Como comentaba el capi anterior, éste será el capi final de este fic TT-TT así q tenía que ponerle muchas cosas; pero como no me cabía todo en el estándar que suelo usar para los capis d este fic -d 8 a 10 págs en word-  y como la floja d Alessa no quería hacer otro capítulo, terminé extendiendo el capi -al final salieron 20 hojas- xD quedó al doble d lo normal, así q es como si hubiera escrito dos capis...

bien, los dejo leer... alégrense!! han leído 140 páginas para llegar a este preciso momento ¬w¬ el lemon d Zoro y Sanji

ya me cayo .__. q lo disfruten, nos vemos abajo!!!

17. Después de la Tormenta

Smoker no hacía más que dar vueltas de un lado a otro; se detenía para ver alternadamente su móvil y el teléfono del departamento y seguía caminando en su oficina cual león enjaulado; si algo en común tenía ese par era la imprudencia. Desde que Zoro y Ace se habían marchado no había tenido noticias suyas, y eso le incomodaba, sobre todo por lo que ocurrió con el pecoso la última vez. Temía que alguien le arrebatara su preciado tesoro, aunque jamás se enteró en qué momento Ace había pasado de “ese mocoso fastidioso” a “mi más preciado tesoro”. El peliblanco se llevó una mano a la frente y se sentó tras su escritorio, abriendo uno de los cajones para sacar una fotografía que había tomado de Ace cuando era pequeño. Contempló la imagen antes de tomar el teléfono; acababa de recordar cómo ponerse en contacto con el pecoso sin dejar expuesto su interés en él…

- no te has reportado en todo el día, Portgas- habló el comandante en cuanto el mencionado atendió la llamada- ¿en dónde estás?

- voy con Zoro hacia Loguetown- podía escuchar de fondo el motor del auto- encontramos información que nos indica que Sanji puede estar en la ciudad…

- ¡¿y qué crees que pueden hacer ustedes dos solos contra el criminal más buscado del país?! Si realmente Crocodile…- y fue cuando Ace colgó, dejándole con la palabra en la boca. Una vena saltó en su sien mientras colgaba el teléfono con brusquedad- ese mocoso… ¡TASHIGI!

- ¿me llamó, Comandante Smoker?- preguntó la chica desde la puerta

- prepara el auto y localiza a todo oficial disponible, nos vamos a Loguetown

- enseguida- Tashigi desapareció de la oficina tras recibir su orden.

Poco más de media hora después, Tashigi logró reunir seis unidades, cada una con dos oficiales. Al estar listos los preparativos, ella, Smoker y los demás oficiales se dirigieron al departamento de policía de Loguetown.

Durante todo el camino, el comandante de Whiskey Peak intentó comunicarse con puños de fuego, más éste jamás respondió. Su vice comandante no hacía sino observar cómo la desesperación se apoderaba de su superior; aunque no estaba segura de qué pasaba por su mente. Después de un largo camino, Tashigi y compañía llegaron a su destino, ya era de noche. Las patrullas se estacionaron cerca del departamento de policía de Loguetown y se les ordenó permanecer en ellas hasta recibir nuevas órdenes mientras Smoker y la peliazul entraban al edificio

- ¿en dónde está el comandante Suna?- preguntó el peliplateado a la chica que estaba en recepción, no sin antes identificarse

- ¡comandante Smoker! Lo siento,  el comandante acaba de salir y no dejó mensaje de a qué hora regresaría- dijo la mujer- pero si gusta, la vice comandante Hina está en su oficina

- gracias- hizo una pequeña mueca de fastidio, no le agradaba del todo esa mujer, mas en ese momento era el único apoyo que tenía. Siendo seguido por su segunda al mando, Smoker fue a la oficina de la vice comandante y entró sin aviso previo. Tomó una de las sillas frente al escritorio y se sentó en ella, mirando desafiante a aquella mujer

- ¿irrumpiendo en mi oficina, Smoker?- habló severa la vice comandante. Era alta, delgada, de pronunciadas curvas y cabello rosado, que además compartía el vicio del cigarro con el hombre que tenía enfrente- Hina enojada…

- lo lamento- se disculpó Tashigi en nombre de su comandante- veníamos a pedir su ayuda en un asunto

- ¿la ayuda de Hina?- la pelirrosa los miró intrigada; no era común que Smoker fuese a pedirle ayuda

- en estos momentos Portgas D. Ace, vice comandante de Arlong Park, está buscando a un importante testigo en Loguetown.

- ¿qué tiene de especial ese hombre?- inquirió Hina mientras apagaba su cigarro

- es el único que conoce el rostro del Rey del Bajo mundo- la mujer se sorprendió al escucharlo- estaba bajo nuestra protección, pero de alguna forma lograron llevárselo- buscó en uno de sus bolsillos y sacó una fotografía de Sanji- quiero que me ayudes a buscar a este hombre

- …- la mujer tomó la imagen y la observó unos instantes- ¿saben en dónde está?

- respecto a eso…- una llamada a su celular cortó la conversación. Al ver que se trataba de Ace, pidió un momento con un ademán y respondió- como vuelvas a colgar…

- no hay tiempo para sermones, Smoker- le interrumpió el pelinegro, logrando enfurecer al mayor una vez más- necesitamos apoyo. Estamos en la zona de desembarque de Loguetown; llevo un rato investigando y hay algo extraño en este sitio. Parece que hay una pequeña reunión de criminales aquí, quizá esperan algún tipo de cargamento…

- ¿y Kuroashi?

- seguimos buscándolo, pero estoy seguro…- se quedó callado por unos minutos que para Smoker fueron como horas; estaba a punto de hablar cuando un suspiro del otro lado de la línea lo tranquilizó- no tardes…- y volvió a colgar.

- [[¿cómo consigues meterte en tantos problemas?]]- pensaba Smoker al guardar su teléfono- Tahigi, nos vamos

- esperen- la pelirrosa se levantó de su escritorio y encendió otro cigarro- Hina va con ustedes…

****************************

Mientras las patrullas y un par de ambulancias rodeaban el puerto, Smoker fue directo a buscar a Ace. Poco después de llegar, el detonar de un arma de fuego se escuchó por todo el lugar. Alarmado, el comandante de Whiskey Peak corrió hacia donde los disparos tenían origen, abriéndose paso entre la multitud que se conglomeraba alrededor de aquel contenedor.

- ¿Roronoa?- arqueó una ceja confundido al verle ahí, inmóvil mientras veía hacia el frente. Al dirigir su mirada hacia donde estaba la del peliverde, vio dentro del contenedor al comandante de Loguetown, algunos oficiales y un cuerpo en el piso

­- es demasiado tarde- dijo la enfermera que revisaba el cuerpo- este hombre murió…- Zoro se desplomó en el suelo tras escuchar aquellas palabras- un tiro en la cabeza, cuatro en el pecho; aun cuando hubiéramos llegado a tiempo, no habría sobrevivido…- la mujer cerró la bolsa negra donde estaba el cuerpo para luego ponerse de pie

 - lo siento- habló Smoker en un murmullo, colocando una mano sobre el hombro del espadachín como condolencia antes de seguir avanzando hacia el cadáver- no esperaba encontrarte aquí, Suna- dijo al acercarse al comandante de Loguetown

- esa es mi línea- después de mirarse entre sí, los comandantes regresaron su vista hacia enfrente; dos paramédicos subían el cuerpo a una camilla- recibí una llamada que decía que algo sucedería esta noche, así que vine a investigar antes de llamar a Hina

- ya veo

- ¿tú qué haces aquí, Smoker?

- busco a alguien- el peliblanco se acercó a la camilla y corrió el cierre de la bolsa para ver el cuerpo; la mitad del cráneo estaba desecho, pero aun así pudo notarlo- este no es…- podía distinguir una cabellera oscura bajo las manchas de sangre; sin mencionar que, por las arrugas de su piel, era un hombre de al menos 50 años de edad- no es Kuroashi…

- ¡Comandante Suna!- uno de los oficiales llegó de pronto, agitado por tanto correr- comandante Suna, encontramos otros dos cuerpos. Les extrajeron el corazón y su sangre fue completamente drenada; dicen que tienen al menos 14hrs de haber muerto- de nuevo se escucharon disparos; esta vez más lejos de ahí

- ¿qué está pasando?- los presentes se quedaron en silencio un rato; el fuego cesó, pero no tardó en escucharse otra vez- ¡registren todos los contenedores y busquen de dónde provienen esos malditos disparos!- ordenó el comandante de Whiskey Peak, a lo que sus subordinados y los de Suna obedecieron

- ¿ya lo escuchaste, cierto, Roronoa?- Smoker regresó junto al peliverde y le obligó a levantarse- Kuroashi Sanji sigue desaparecido, si no te das prisa, tu oportunidad se habrá ido…

- pero…- Zoro se limpió disimuladamente las lágrimas- yo no…

-  es por tu renuncia, ¿cierto?- adivinó el comandante- wi encuentras a Kuroashi sano y salvo te regresaré tu antiguo puesto. Ahora, ve a buscarlo, no debe estar lejos de aquí…

*******************************

- joder…- se ocultó tras unos contenedores al mismo tiempo que recargaba sus armas- no esperaba que fueran tantos…- Ace se asomó discretamente; había muchos hombres de traje, algunos armados y otros más cargando contenedores blancos del tamaño de una maleta. Pero el que más llamaba la atención entre todos ellos era el que parecía ser su jefe; un hombre de piel oscura, cabello negro y guantes teñidos de rojo cubriendo sus manos. Las sirenas de las patrullas alertaron a los criminales, dispersándose por el lugar

- ¡ahí está!- dijo una voz no muy lejos del pecoso, obligándole a huir.

Al ir corriendo, puños de fuego evaluó rápidamente su situación; siete tipos persiguiéndole con revólver en mano y a él le quedaban al menos unas doce municiones. Sabiendo que no podía desperdiciar sus balas, disparó cuatro veces para abrirse paso entre la pequeña multitud, escapando por apenas unos centímetros de una muerte segura. Los disparos que se escuchaban por todas parte no hacían más que ponerle nervioso, debía encontrar dónde esconderse hasta que todo pasara. Tumbó a unos cuantos tipos a base de golpes y se escondió en un contenedor.

Tuvo que cubrirse la boca para evitar vomitar en ese instante; lo que le causaba náuseas no era el cuerpo mutilado en el fondo del contenedor, sino el asqueroso olor a muerte que desprendía; incluso las moscas comenzaban a arremolinarse sobre él. Se dirigió lentamente hacia la salida, mas al escuchar unos pasos cerca de él tuvo que quedarse quieto para identificar de quién se trataba.

- ¡revisen debajo de cada piedra si es necesario!- gritó alguien- ¡quiero a Kuroashi Sanji muerto antes de que termine la noche, ¿entendieron?!- aquellas órdenes sólo podían provenir de una persona… Crocodile.

Por lo que acababa de escuchar, el rubio había logrado escabullirse de manos enemigas, así que sólo restaba encontrarlo y atrapar a los criminales que rondaban por el puerto. Comenzaba a pensar en una estrategia para huir sin ser visto cuando su teléfono comenzó a sonar, llamando la atención de los que estaban afuera. A pesar de que se apresuró a apagarlo fue demasiado tarde, el enemigo conocía su posición. Ace tacleó la puerta, la abrió y, con las últimas balas que tenía, despejó el camino para escapar; sin embargo, un hombre con un gran abrigo apareció frente a él apuntándole con un par de pistolas, cerrándole el paso.

- parece que estás muy lejos de casa, Portgas D. Ace- pronunció el hombre en macabra voz. Colocó el cañón de una de sus armas en el pecho del pecoso y comenzó a subir lentamente por él hasta llegar a su cuello, obligándole a mirarlo- tienes una mirada muy fiera… me gusta…

- …- por alguna razón, Ace no era capaz de moverse, era como si la sola presencia de ese sujeto le paralizara el cuerpo- Crocodile…- dijo en un tono apenas audible para él y cerró los ojos al escuchar el arma preparase para disparar… no podía hacer nada más. Su vida pasó por su mente en un segundo, deteniéndose en el día que Smoker le hizo suyo, ¿por qué tenía que recordar tan vívidamente aquel día?

- ¿rindiéndote de nuevo, Portgas?- aquella voz era de… el mencionado abrió los ojos, encontrándose de frente a Smoker  sometiendo con su jutte a quien antes le había estado apuntando- sigues siendo un chiquillo débil

- tu…- de nuevo el comandante de Whiskey Peak le había salvado el pellejo, y eso le molestaba- ¿a caso te diviertes humillándome?- el mayor enarcó una ceja, como quién no se entera de nada- lo único que haces al ayudarme es hacerme ver estúpido, déjame en paz de una buena vez…

- ¿crees que lo hago para burlarme de ti?

- si no les importa, señores…- terció el recién sometido criminal disparando su arma al comandante, lográndole rozar la pierna derecha con la bala. Aun con el dolor en su extremidad, Smoker no le soltó, al contrario, la presión que ejercía con su jutte sobre el cuello del hombre se hizo más fuerte, cortándole la respiración y haciéndole soltar sus armas.

Un grupo de oficiales no tardó en aparecer. Esposaron al hombre del abrigo y lo llevaron en una patrulla hacia el departamento de policía de Loguetown, pues era prácticamente un hecho que ese hombre era Crocodile. Pronto los demás delincuentes del muelle comenzaron a caer uno tras otro, en total unos treinta, todos cómplices del Rey del Bajo Mundo.

Después de registrar cada uno de los contenedores, se encontraron alrededor de 40 cuerpos, algunos de ellos reconocidos como personas que habían desaparecido en Loguetown. La mayoría tenían finos y precisos cortes en sus cuerpos por donde se extrajeron órganos como el corazón, riñones, hígado e incluso ojos y tejidos. Los contenedores blancos que confiscaron resultaron ser maletines donde se transportaban algunos de esos órganos, posiblemente los estaban preparando para venderlos en el mercado negro.

Sólo se hallaron dos personas sobrevivientes entre semejante montaña de cadáveres… el protegido de Whiskey Peak, Kuroashi Sanji y una bella mujer que pronto fue identificada como Miss All Sunday….

 *************************************

En la tarde del día siguiente, hospital de Loguetown…

- ¡Comandante Smoker, por favor, regrese a la cama!- pedía una de las enfermeras halando el brazo del peliblanco- ¡tiene que descansar!

- es sólo un rasguño, no voy a morir por eso- Smoker logró quitarse a la chica de encima y se dispuso a salir de la habitación para asegurarse que su más valioso testigo estuviera fuera de peligro. Al abrir la puerta se topó con Ace, quien mantenía su puño cerrado en el aire

- ehhh… yo…- los colores se le subieron al rostro, ¿qué estaba haciendo ahí en primer lugar? Se suponía que iba a ver el estado de Sanji, y sin darse cuenta, había terminado frente a la habitación de Smoker

- Comandante- le llamó uno de los doctores, interrumpiendo el incómodo momento- Kuroashi Sanji ha despertado. Sígame

- ¿es serio?- se aventuró a preguntar Smoker mientras caminaba junto al médico. Ace también les había seguido, sólo que él caminaba un paso atrás de ellos

- dejando de lado su ojo izquierdo, lo demás no fue muy grave. Perdió una considerable cantidad de sangre debido a la herida de su pierna y presenta minúsculas fracturas en dos de sus costillas así como varias contusiones en todo su cuerpo, pero no es algo de lo que no pueda recuperarse

- ¿y su ojo?

- no lo perdió, pero… su retina recibió mucho daño, no podrá ver con él otra vez…

- ¿qué hay de la chica?

- su estado es más delicado. Recibió tres impactos de bala en la espalda y tiene los huesos del brazo izquierdo rotos; ya hicimos las debidas operaciones, se encuentra mejor pero no puede recibir visitas aun- unas puertas más adelante estaba Zoro sentado en el piso mientras su espalda descansaba contra la pared

- disculpe, doctor…- habló el pelinegro- sobre el estado de Sanji…

- ya lo sabe- respondió el médico, presintiendo lo que iba a pedirle. Al verlos, Roronoa se puso de pie y saludó con un ademán- bueno, los tres pueden verlo, pero no le hagan muchas preguntas, necesita descansar- giró la manija de la puerta y abrió. Los tres entraron a la habitación y miraron hacia la cama donde descansaba el rubio; tenía una venda alrededor de la cabeza que bajaba hasta cubrirle el ojo izquierdo y su expresión era de lo más relajada, como si estuviera ausente- los dejaré a solas- avisó el médico antes de retirarse

- ¿cómo está Robin-chan?- dijo el rubio bajito, mirando sólo al comandante

- ella está bien- Smoker evaluó su condición con la mirada; se veía algo débil, pero seguramente mañana mismo podría salir del hospital

- [[realmente… realmente está vivo]]- pensaba el peliverde, soltando un suspiro de alivio al ver a Sanji mejor de lo que esperaba, pero sus gestos cambiaron pocos segundos después, mostrando un gran enojo

- ¡idiota de cejas rizadas!- gritó el espadachín, sobresaltando a los otros dos - ¡tu maldita imprudencia casi te cuesta la vida! ¡¿A caso no puedes estarte en un lugar al menos cinco minutos?!

- ¡cierra la boca cerebro de alga!- habló el rubio en el mismo tono de voz- ¡el único que tiene la culpa aquí eres tú!... a pesar… de que prometiste cuidar de mí…- su voz se apagó lentamente mientras se quebraba- cada día… me preguntaba qué estabas haciendo… si volverías pronto a buscarme… y yo…- no pudo contenerse más, sus lágrimas descendían por sus sonrojadas mejillas hasta perderse en la curvatura de su cuello- yo… no quería…

- lo siento- Zoro se sentó a la orilla de la cama y abrazó fuertemente al cocinero- lo siento, Sanji… lo siento… lo siento…

- deja de repetirlo, estúpido- se aferró a la fuerte espalda del peliverde- no importa cuánto lo digas, no voy a perdonarte… y será mejor que me sueltes de una vez- pero sus palabras iban contrario a sus acciones, pues era Sanji quien sujetaba con más fuerza al otro

- ¡el que no te perdonará seré yo!- levantó la mirada para cruzarla con la del rubio- ¡en cuanto salgas del hospital te patearé el trasero!

- ¡atrévete si tienes cojones, estúpido marimo!- sus frentes se pegaron una a la otra, haciendo inevitable cruzar miradas. La poca distancia que les separaba fue desapareciendo hasta que sus labios se rozaron con suavidad, olvidando su discusión y a los otros dos presentes.

- supongo que… el interrogatorio puede esperar hasta mañana- habló Smoker para sí mientras miraba a la pareja. Un fuerte sonido llamó su atención; alguien acababa de cerrar la puerta bruscamente- Ace…

Tras dar un último vistazo a Sanji y el peliverde, Smoker salió de la habitación a buscar al pecoso. En el pasillo sólo encontró un par de enfermeras, así que siguió caminando por el hospital; dobló en una esquina y fue hacia el ascensor. Presionó unos cuantos botones y pronto las puertas de elevador se abrieron. Guiándose por simple intuición, el comandante entró en el ascensor y fijó su rumbo hacia la azotea del hospital.

Unos minutos más tarde, el elevador subió hasta el último piso, Smoker bajó de éste y siguió su búsqueda. Llegó hasta el final del pasillo, en donde había unas escaleras que llevaban hacia el techo. Al ver el candado roto que antes mantenía cerrada la puerta supo que no se había equivocado, Ace debía estar ahí. Después de asegurar la puerta, el comandante comenzó a avanzar entre las sábanas tendidas al sol que ondeaban delicadamente con el viento. Justo al final de las sábanas, cerca de la malla metálica, estaba puños de fuego sentado en el suelo, abrazando sus piernas mientras su mirada se perdía en algún punto del piso.

- ¿qué haces aquí, Smoker?- reclamó el pecoso sin molestarse en mirar al recién llegado- quiero estar solo…- al darse cuenta que sus palabras no servían, Ace se puso de pie y comenzó a alejarse, pero el mayor le sujetó del brazo, obligándole a verle a la cara- ¿qué quieres?- en su rostro aun había rastro de lágrimas, o mejor dicho, el llanto seguía presente en éste, sin dar señales de detenerse pronto

- duele, ¿verdad?- habló el comandante- duele tener que ver a quien tanto amas con otra persona

- lo único que quiero es que Zoro sea feliz, aun cuando esa felicidad no esté a mi lado- aunque hacía lo humanamente posible para calmar sus lágrimas, éstas brotaban con más facilidad y abundancia de sus ojos cada vez que Zoro le cruzaba por la mente. El mayor sólo le miraba, intimidándole un poco- como sea, seguramente no entenderías…

- lo entiendo. Tengo demasiado tiempo viendo cómo la persona que amo le sonríe a otro; pero ahora que tengo una pequeña oportunidad, no voy a desaprovecharla- tomó el rostro del pelinegro entre sus manos, retirando las lágrimas con la yema de sus dedos antes de besarle.

- ¿qué crees que haces?- reclamó Ace rompiendo el sutil contacto pero sin apartarse de su superior- acaban de romperme el corazón, ¿sabías? No estoy de ánimos para bromas absurdas

- no estoy bromeando- empujó el cuerpo del más joven contra la reja, acorralándole- jamás en mi vida había hablado tan en serio- la determinación en sus ojos hizo temblar al pecoso al mismo tiempo que sus mejillas se encendían y su corazón golpeaba enloquecido contra su pecho- estoy harto de verte a lo lejos; desde ahora, quiero que sólo me veas a mí… Ace, déjame sanar tus heridas…

El pelinegro se quedó de piedra al escuchar sus palabras, y sin que pudiera hacer algo, el mayor le volvió a besar. La última vez que estuvo con Smoker pensó que el asfixiante calor y las placenteras sensaciones que sacudían su cuerpo eran producto de aquella droga, pero se equivocó. Lentamente, Ace comenzó a ceder mientras ambos cuerpos iban descendiendo por la malla sin separarse uno del otro, fundiendo sus labios desesperadamente… esta vez Smoker no lo dejaría escapar….

************************

- [[¿cómo es que… terminé enamorado de este marimo?]]- se preguntaba un sonrojado Sanji al ser consciente de lo que pasaba; Zoro saboreaba impaciente sus labios, pasando a través de ellos hasta introducirse en su boca. Su lengua se encontró con la invasora y comenzaron a rozarse entre ellas, buscando someter a la otra. Una de las manos del peliverde rodeaba su cintura, mientras que la otra se enredaba entre los rubios cabellos del cocinero, acariciándolos suavemente- [[maldición…]]- el aire comenzaba a faltarle, por lo que empujó al espadachín desde el pecho, pero el otro no parecía ceder. Se revolvió entre la cama,  consiguiendo el mismo resultado anterior; para su dolorido cuerpo, el quitarse a Zoro de encima no era nada sencillo, ahora sólo quedaba una opción. Apretó uno de sus puños y le atizó un golpe en la cabeza al otro, obligándole a separarse

- eso dolió- reclamó el peliverde, llevándose una mano hacia su cabeza

- ¡si digo que necesito respirar, NECESITO RESPIRAR!- gruñó el rubio, golpeándole por segunda vez

- no has dicho nada…

- ¡idiota, ¿no entiendes una indirecta?!- pero en vez de que Zoro se molestase, sonrió. El rubio no pudo evitar sorprenderse, rara vez veía al marimo sonreír, pero lo más extraño era la sensación que le provocaba esa sonrisa. Las rudas manos del peliverde acariciaron su mejilla antes de acercarse a él- espera…- mas no tuvo de tiempo de decir nada más, sus labios quedaron sellados nuevamente con los de Zoro.

No podía hacer otra cosa sino rendirse. Ya no podía seguir mintiéndose a sí mismo… lo amaba… demasiado. El sólo pensarlo hizo que el rubio terminara más rojo de lo que estaba; se abrazó al cuerpo del moreno y dejó que éste se acomodara sobre él, lo suficientemente cerca para sentir su calor pero a distancia para no empeorar sus heridas. Zoro levantó uno de los brazos que tenía sobre el colchón y con su mano empezó a recorrer lentamente el cuello del cocinero para ir bajando poco a poco, levantando su camisa lo suficiente para dejar descubierto su vientre. Su piel se sentía suave, clara y fina, pero las vendas cubriendo algunas partes de su cuerpo le impedían disfrutarla por completo. Jugó alrededor de su ombligo con sus dedos antes de introducir dos de ellos, moviéndolos en círculos con tortuosa lentitud.

Los suspiros del rubio no se hicieron esperar. Tras liberar sus labios, el peliverde bajó su boca hasta el cuello de Sanji, en donde comenzó a humedecer con su saliva, estremeciéndole.

- cocinero…- murmuró llevando sus manos hacia el bajo vientre, filtrándose por debajo de los pantalones y ropa interior

- no… no toques ahí- pidió el rubio avergonzado e intentó detener al espadachín, pero ya era tarde, su mano se asía con fuerza a su miembro.

- ¿qué sucede? ¿Tienes miedo de que te guste?- dijo burlón para luego comenzar a mover su mano, acariciando lo que sostenía con lentitud- ¿o a caso… es la primera vez que alguien te toca así?

- n… no es la primera, pero…- por supuesto que no era su primer acercamiento íntimo con alguien, pero sí era la primeva vez que estaba con un hombre. No quería admitirlo, estaba asustado… aunque, era normal temerle a lo desconocido, ¿cierto?

Las caricias del peliverde le trajeron a la realidad de nuevo. La mano que Zoro aún conservaba libre levantó la camisa del rubio a la altura de su cuello  y recorrió su pecho unos momentos antes de que su lengua bajase a aquella zona, degustando cada trozo de piel que no estaba cubierta por las vendas. Algunos suspiros salían de tanto en tanto de la garganta de Sanji, no podía negar que se sentía tremendamente bien; su cuerpo temblaba al sentir demasiadas cosas a la vez… entre el miedo, la curiosidad, la vergüenza y el deseo ya no podía pensar claramente, lo único de lo que era consiente era del indescriptible calor que Zoro le provocaba, casi podía asegurar que su cuerpo estaba a punto de quemarse.

- está muy duro…- comentó de pronto el espadachín, apretando la punta de la hombría del rubio con uno de sus dedos. Levantó ligeramente las caderas del otro, deslizando lo suficiente sus prendas bajas para liberar la hombría de Sanji, quien abrió los ojos desmesuradamente al ver su condición- me pregunto cuánto más podrás soportarlo- siguió con el vaivén de su mano, observando complacido cada reacción de Sanji; su rostro se notaba más rojo, su respiración más agitada y cada vello de su cuerpo estaba erizado por el placer- está saliendo…- comentó seductoramente al ver unas cuantas gotas derramarse desde el miembro del rubio hacia su vientre

- ¡hazlo en silencio, imbécil!- reclamó enfadado el cocinero. Sintió un calambre recorrerle entero, indicándole que estaba en su límite- esp… marimo…- sujetó al moreno del brazo, haciendo un nuevo intento para que lo soltase- ahhh… marimo… voy a… b… basta…- un último apretón le hizo llegar al orgasmo, esparciendo su semilla sobre su abdomen.

- demasiado rápido- Zoro jugaba con la pegajosa sustancia entre sus dedos, observándola atentamente

- cierra la boca- cubrió su rostro con uno de sus antebrazos. Nunca pensó que el ser masturbado por otro hombre fuera tan aterradoramente placentero. Su boca se abría desmesuradamente, tratando de recoger el oxígeno que le habían robado; comenzaba a recuperarse cuando sintió algo abrasador y húmedo a la vez envolviendo su miembro. Al mirar hacia abajo, se encontró con la cabeza del marimo entre sus piernas, engullendo su pene- ¿qué estás…?- posó sus manos sobre la cabellera del espadachín e intentó apartarle- deja ya, marimo pervertido… ¡AAHH!- gimió al sentir algo invadiendo su entrada. Su espalda se arqueó del puro dolor mientras sus manos se aferraban desesperadas a las sábanas. Usando su semen como lubricante, Zoro acababa de penetrarle con uno de sus dedos, moviéndolo cuidadosamente para no lastimar al rubio- ahhh… n… no… si alguien entra…- miró hacia la puerta, como temiendo que, en cualquier momento, el doctor o alguna de las enfermeras apareciera en la habitación.

- ¿a dónde se supone que miras?- dijo para después comenzar con el sube y baja de su boca, succionando y mordiendo alternadamente para brindarle mayor placer al otro. Una vez sintió acostumbrado al cocinero a la invasión, introdujo un segundo, moviéndolos a un ritmo inverso; mientras uno entraba, el otro salía, ensanchando de a poco su entrada.

- mnnn… ahhhh… Zo… Zoro…- pronunció el rubio entre jadeos, descolocando la poca cordura que le quedaba al espadachín. Sacó cuidadosamente sus dedos del interior de Sanji y se levantó para quitarse la camisa, dejando al descubierto su pecho desnudo… el rubio no hizo más que contemplar extasiado cada uno de sus movimientos; vio cómo el marimo le despojaba completamente de sus ropas para luego hacer lo mismo con las propias

- separa las piernas- pidió el espadachín, acariciándole los muslos

- ¿p… para qué?- preguntó nervioso, aun sabiendo la respuesta. Miró alternadamente el rostro de Zoro y aquel monstruoso pedazo de carne que tenía entre sus piernas. El calor le subió hasta las orejas al imaginar “eso” dentro de sí… pero ya para esos momentos no había marcha atrás. Con el temor sacudiendo su cuerpo, Sanji dejó que el moreno se acomodara entre sus piernas, comenzando- detente… aun no estoy listo…

- pero yo ya no puedo esperar…- dijo relamiéndose los labios y mirándole con lujuria, rozando la punta de su miembro contra la entrada del rubio

- b… bien. Pero hazlo despacio- al tener el permiso del cocinero, Zoro comenzó a entrar lentamente en él, sintiendo su pene asfixiarse entre las paredes del rubio- mnn… d… duele… más despacio, imbécil…

- no puedo si no te relajas- se inclinó para alcanzar los labios del otro para mitigar un poco de su dolor. En cuanto lo sintió más calmado, siguió su labor hasta que finalmente entró por completo.

- n… no puedo… Zoro…- sus uñas quedaron enterradas en la espalda del moreno en un intento de soportar el dolor- mnn… no…

- está bien, pronto pasará- la verdad es que también le estaba doliendo horrores, pero tenía que soportar si quería que aquello fuera agradable para ambos. Zoro comenzó a mover sus caderas, entrando y saliendo del rubio con sumo cuidado.

Conforme el ritmo de las embestidas aumentaba, el dolor desaparecía, dejando sólo una exquisita sensación en su cuerpo… su entrada aceptaba cada vez más fácil el miembro del espadachín, dejándole ir cada vez más profundo y más rápido. Tuvieron que sellar sus jadeos con un beso, pues el ser descubiertos aun era posible; quizá ese pequeño toque de adrenalina era el que hacía más delicioso el vaivén. En cuanto su pelvis chocó contra las nalgas del rubio supo que no podía entrar más, por lo que comenzó a variar ángulos al embestirle, buscando ese punto que volvía loco de placer a cualquiera. Un gemido más profundo y fuerte que los demás le indicó a Zoro que había encontrado el tan anhelado punto, por lo que concentró sus fuerzas restantes en él.

- ahhh… zo… ahhh… Zoro…- sus piernas rodearon la cintura del moreno al igual que lo hacían sus manos en su espalda; el pene de Zoro vibraba en su interior, indicándole que estaba a punto de terminar- Zoro… un poco más… ahhh… ahh…

- Sanji…- un par de embestidas más y el peliverde se dejó ir dentro del cocinero, llenando cada rincón con su esperma. Aquel caliente y viscoso líquido corriendo dentro de sí le causó l rubio un último escalofrío que le ayudó a correrse, empapando su pecho con su semilla una vez más. Exhausto, Zoro se detuvo a contemplar a su cocinero; su cuerpo, jadeante y perfecto, temblaba tras la reciente actividad, de sus labios entreabiertos escapaba un hilo de saliva y sus rubios cabellos se pegaban a su frente debido al sudor. Salió de él lentamente y se recostó a su lado, estaba agotado- fue… demasiado bueno…

- idiota- no, había sido más que bueno, pero el orgullo de Sanji no le dejaba admitirlo

- te amo, Sanji… te amo…

- y… yo…- de nuevo su rostro ardía, ¿podría decirlo? Aun estaba algo confundido, pero él tampoco podía guardarse sus sentimientos por mucho tiempo, y ese era el momento perfecto para dejarlos salir- te… te…- un ronquido interrumpió sus palabras, y al ver a un lado suyo, lo entendió- te quedaste dormido… tks, maldito marimo…- dijo con enfado, mas se calmó poco después. A partir de ahora, tendría mucho tiempo para decirle lo que sentía. Sanji sonrió y cubrió ambos cuerpos con las sábanas, recostándose en el pecho de Zoro, pensativo, hasta que el sueño terminó por vencerle…

***********************

Esa misma noche…

Ya que no podía regresar a Whiskey Peak aun, Smoker alquiló una habitación en un hotel para pasar la noche; lo que no se imaginó es que tuviera compañía. En su espalda, durmiendo plácidamente, estaba Ace, con la cabeza recargada en la espalda del mayor y los brazos colgando por sus hombros; sus piernas se acomodaban alrededor de su cintura mientras los brazos del comandante pasaban por debajo de su trasero, sosteniendo su peso. Era una noche fría, por lo que el peliblanco le había tapado con su abrigo.

Abrió la puerta de la habitación y la cerró de una patada para después dirigirse a la cama, depositando cuidadosamente a puños de fuego en el colchón; le sacó los zapatos y el sombrero y los dejó cerca de la cama. Después de cubrirle con las cobijas, y aprovechando su profundo sueño, Smoker recorrió el rostro del menor con sus manos, retirando los rebeldes mechones de su rostro para contemplarle mejor; verle tan indefenso despertaba en él la necesidad de devorarlo. Para desgracia suya, alguien llamó a la puerta, interrumpiendo sus intenciones. Con los puños cerrados por el enojo, el comandante regresó a la entrada y se asomó por la mirilla de la puerta para saber quién osaba molestarle a tales horas de la noche

- ella…- pronunció con fastidio antes de abrir la puerta- ¿qué ocurre ahora Tashigi?

- ¿en dónde se había metido, comandante? No lograba localizarlo en ningún sitio- inquirió la chica, recibiendo una severa mirada como respuesta- bueno, no importa- se acomodó las gafas con la mano que tenía disponible, pues la otra cargaba varios sobres, un bolígrafo y una libreta- sólo quería darle el informe de la investigación, señor

- pasa- se hizo a un lado, dejando a la chica entrar. Cerró la puerta y la condujo a una pequeña sala que consistía de un sillón largo y una mesita de noche. Encendió la luz y se sentó al lado de la peliazul, encendiendo dos puros- ¿y bien?

- oh, bueno- Tashigi dejó todo lo que cargaba en la mesita y los dispersó por ésta. Tomó su libreta y comenzó a hojearla- todos los cuerpos han sido identificados y ahora mismo nuestros oficiales, junto con los de Loguetown, están dando aviso a sus familias. La comandante Hina ordenó un segundo cateo en el puerto, pero además de unas cuantas pistas, no se encontró nada más. En cuanto a lo de Crocodile… hay un ligero problema

- ¿qué clase de problema?- preguntó con interés el comandante

- hay tres sujetos que dicen ser Mr. 0- hubo un momento de silencio antes de que Tashigi comenzara a hojear sus papeles- dos de ellos son posibles impostores, pues aunque ya tienen antecedentes bajo otros nombres, no descarta el hecho que Crocodile se esconda bajo otra identidad- la chica tomó uno de los  sobres y se lo entregó a su superior; éste abrió el sobre y sacó de él unos papeles y una fotografía- lo reconoce, ¿verdad?

- Daz Bones, mejor conocido como Mr. 1- en la imagen se mostraba un hombre corpulento, de cabeza afeitada y facciones duras- uno de los hombres de mayor confianza de Crocodile- dejó el expediente sobre la mesa y exhaló algo de humo- ¿quién es el otro?- la chica le entregó el segundo sobre y dejó que Smoker lo revisara

- “El Cirujano de la Muerte”, Trafalgar Law- explicó Tashigi- es el principal sospechoso de los cuerpos y los órganos que se encontraron en el puerto, pues no hay nadie en el bajo reino que haga un uso tan fino de un bisturí como él

- ¿y el tercero?

- es éste- le dio otro sobre a su comandante, quien lo abrió enseguida; dentro sólo había la imagen del hombre que había capturado Smoker la noche anterior- de él no hay ningún tipo de antecedente, no sabemos absolutamente nada de él; por eso es el candidato perfecto para ser Crocodile

- bien, el único que puede comprobarlo es Kuroashi

- ¿deberíamos llamar al hospital?

- no. Después de lo ocurrido, se merece al menos una noche de descanso… yo mismo llamaré a Roronoa mañana a primera hora para que lo lleve al departamento de policía para su interrogatorio…

******************************

A la mañana siguiente, en el Departamento de Polícía de Loguetown…

- seguramente se perdió de nuevo- decía de mala gana Smoker mirando el reloj; Zoro llevaba 2 horas de retraso- en cuanto llegue le partiré la cara…

- Comandante, ¿está bien que Zoro esté en el caso?- habló la peliazul junto a él- aun no lo hemos re-contratado

- te voy a decir un secreto, Tashigi- la chica miró curiosa a su superior- nunca hice el papeleo sobre la renuncia de Roronoa. Sólo lo puse en “Deceso Temporal” hasta que pensara las cosas y regresara

- entonces, ¿sabía que él volvería?

- fue un presentimiento- admitió el mayor. Justo en ese momento entraron Zoro y Sanji al departamento, éste último con muletas para poder caminar

- te dije que no era por ahí, marimo de mierda- se quejaba el rubio, a lo que el espadachín sólo gruñó con fastidio mientras miraba hacia otro lado.

- así que estaba en lo cierto- Smoker sonrió ligeramente y se acercó a los recién llegados- serías un pésimo guía de turistas, Roronoa…

- cierra el pico- dijo sonrojado el peliverde, a lo que Tashigi empezó a reír- ¿uh? No veo a Ace por ningún lado… ¿se habrá perdido?

- eso no deberías decirlo tú- murmuró Sanji con una gota de sudor bajando por su frente

- Portgas tuvo que regresar a Arlong Park para arreglar lo de su transferencia- Smoker tosió un poco y prosiguió- bueno, ahora no importa. Tashigi, lleva a Kuroashi a la sala de interrogatorio. Roronoa, ven conmigo- tras recibir sus órdenes, se dispersaron para tomar un camino distinto.

Tashigi condujo al cocinero a una pequeña habitación gris que sólo contaba con una mesa, un par de sillas y una lámpara, todo colocado exactamente en el centro del cuarto. Por petición de la chica, Sanji tuvo que esperar en esa habitación un rato antes de que alguien entrara otra vez; un hombre delgado, de cabello largo y unas gafas rojas en forma de corazón… el extraño hombre tenía una costumbre que jamás había visto, caminaba hacia atrás mientras se sujetaba el sombrero que llevaba puesto.

- Soy el oficial Jango- se presentó el hombre, sentándose frente a él- estoy a cargo de tu interrogatorio- recargó los brazos en la mesa y, según el rubio, le miró fijamente- ¿cómo has estado?

- supongo que bien- su rostro se encendió por un instante al recordar lo que había pasado con el marimo el día anterior- aunque… un poco adolorido…

- ya veo… ¿puedes explicarme exactamente que pasó hace unos días en el puerto de Loguetown?

- eso… bueno…- se aclaró un poco la garganta- pusieron algo en mi bebida y me llevaron hasta allá mientras estaba inconsciente

- fue Nico Robin, ¿cierto?- el rubio sólo asintió- continua…

- me encerraron en uno de los contenedores con manos y pies atadas, tampoco podía hablar. Cuando anocheció, Crocodile apareció y me hirió en el ojo y la pierna. Después, al escuchar las sirenas, atacó a Robin-chan y apuntó su arma contra mí, pero… antes de que pudiera dispararme, Robin-chan se puso en su camino y fue ella quien recibió las balas por mí

- a pesar de que fue ella quien te llevó frente a Crocodile, ¿te salvó?- la verdad era que el oficial estaba algo sorprendido por ese hecho- oh, eso no lo esperaba…-se quedó meditando unos momentos- prosigue, por favor…

- Robin-chan me desató y logré desarmar a Crocodile con una patada y huimos. En el camino encontramos algunos hombres de Crocodile; tenían armas de corto alcance… bates, tubos, llaves, cadenas, cosas así. Lograron golpearnos repetidas veces antes de que unos oficiales llegaran a ayudarnos

- ¿qué ocurrió con Crocodile?

- no lo sé, le perdimos de vista después de huir

- …- Jango se quedó pensativo con la mano bajo la barbilla; dos personas heridas no deberían suponer un reto para el Rey del Bajo Mundo; algo no cuadraba ahí-¿podrías contarme todo desde el principio y con más detalle?- pidió el oficial, a lo que Sanji aceptó.

Después de casi dos tediosas horas en el interrogatorio, Sanji pudo salir al fin de ese lugar. Le llevaron a la cafetería a comer algo y luego fue llevado a otra habitación; ésta consistía en una habitación vacía con una sola puerta y una de las cuatro paredes estaba hecha de cristal. La habitación se iluminó de pronto y empezaron a entrar oficiales uno tras otro; Smoker, Tashigi y Zoro llegaron juntos, y tras ellos el hombre que le había interrogado junto con otro más, escoltando a una hermosa mujer de cabello rosa.

- ¿no creen que deberíamos esperar al comandante Suna?- sugirió la vice comandante de Whiskey Peak

- debe estar en camino- dijo Hina, poniéndose a un lado de Smoker- ¿entonces éste es nuestro único testigo?

- precisamente- afirmó Smoker mirando al rubio- escucha, Kuroashi. Necesitamos que identifiques cuál de los siguientes detenidos es Crocodile

- de acuerdo- Zoro colocó su mano sobre el hombro de Sanji en señal de apoyo y miró hacia la pared de cristal. Una luz se encendió tras la pared traslúcida, dejando ver otro cuarto tras ella con líneas horizontales en el fondo y una pequeña puerta a un costado.

La puerta se abrió y por ella ingresaron tres sujetos cargando unos carteles con números. Se colocaron de frente a la pared de cristal y levantaron sus letreros a la altura del pecho. Sanji les miró uno por uno, haciendo que su corazón se acelerara considerablemente y sus ojos comenzaran a temblar… el primero era un hombre grande y fornido, de piel oscura y cabeza rapada. El segundo, un moreno de cabellos negros, apariencia joven y facciones un tanto aterradoras, con tatuajes en las manos y un par de arracadas doradas en cada una de sus orejas. El tercero; un hombre alto y rubio con un mullido abrigo rosa, lentes de sol y una enorme y aterradora sonrisa… su cuerpo comenzó a temblar considerablemente… no estaba… ¡Crocodile no estaba! ¡¿Quiénes eran esos tipos?!

- ellos no...- su voz se quebraba por el miedo, tenía que ser una especie de broma, ¡¿en dónde estaba Crocodile?!

- lamento la tardanza- dijo una voz a espaldas de ellos, haciendo al rubio tensarse. Se giró lentamente, rogando que su imaginación le estuviera jugando una mala pasada- tenía que encargarme de unos asuntos…

- ¡Comandante Suna, llega a tiempo!- exclamó el hombre que escoltaba a Hina- el testigo estaba a punto de decirnos…

- él…- dijo de pronto el rubio, a lo que todos se giraron a verlo. Su temblorosa mano estaba levantada, apuntando hacia el Comandante de Loguetown- él…- repitió con nerviosismo; una cicatriz atravesándole la mitad de la cara, un habano encendido en su boca y un enorme abrigo negro cubriéndole la espalda… no tenía duda, ese hombre…- ¡él es Crocodile!- gritó alterado, a lo que los presentes se miraron confundidos a excepción de Zoro, quien se puso a la defensiva frente al cocinero, llevando sus manos hacia sus preciadas katanas

- ¿qué significa esto, Suna?- Smoker se llevó una de sus manos a la espalda, sujetando su jutte

- vaya, pensé que el engaño me duraría un poco más- comenzó a reírse estrepitosamente, siendo secundado por los tres hombres en la habitación de enfrente- me encantaría decir que fueron unos excelentes oficiales, pero ya que no se dieron cuenta que la persona a quien buscaban estaba frente a sus narices, tendré que omitir mi comentario- dejó caer su abrigo al suelo, revelando las armas que se ocultaban debajo de éste; una escopeta y un revólver, una en cada mano. Los oficiales presentes le apuntaron con sus respectivas armas, pero el Rey del Bajo Mundo no parecía ni remotamente intimidado- y ustedes, ¿seguirán jugando?- por la dirección que tenía su mirada era obvio que no se dirigía a ellos, sino a los criminales que estaban tras el cristal

- sigues siendo un maleducado, Croco~chan- dijo meloso el rubio antes de abrir la puerta de la habitación de una patada.

Ninguno de los presentes se movía, en especial Sanji, que aun no salía de su shock inicial. Pronto los tres detenidos así como todos los hombres que habían atrapado en el puerto aparecieron tras Crocodile mientras los gritos y disparos se escuchaban a sus espaldas. Un hombre le acercó un tonel de plástico a su jefe, quien lo abrió y derramó su contenido dentro de la habitación donde Smoker y los demás estaban… un olor penetrante llegó a los pulmones de todos ellos… gasolina…

- nos vemos pronto, Mr. Prince- retiró el habano de sus labios y lo dejó caer en el charco de líquido, encendiéndose al instante. Las llamas se extendieron rápidamente por toda la habitación, cerrándoles cualquier oportunidad de escape a los que estaban dentro de ella.

Hina fue la que actuó más rápido, pues recordó que dentro de la habitación había un extintor de incendios. Las llamas pronto fueron controladas con la espuma blanca que salía del extintor hasta que llegó el departamento de bomberos a socorrerles. Salvo quemaduras de primer grado, todos se encontraban bien… los oficiales de Loguetown fueron llevados al hospital, pues Crocodile se había encargado de desarmarlos y herirles con esas mismas armas antes de marcharse.

El incidente del Departamento de Policía de Loguetown se divulgó con increíble rapidez… al igual que la verdadera identidad de Sir Crocodile…

*****************************

Unas semanas más tarde, en Whiskey Peak…

Sin darse cuenta, había caído dormido en el suelo de la cocina. La mañana llegó pronto, y la luz proveniente de la ventana fue la que le ayudó a despertar. Sanji se levantó perezosamente del piso, se talló los ojos y estiró los brazos mientras bostezaba… tenía la ropa llena de polvo y sentía el cuerpo pesado por el cansancio; mudarse de apartamento no había sido tarea sencilla, pero logró terminar de alguna forma; todo estaba limpio y en su debido orden.

Al estar satisfecho con su trabajo, el rubio se levantó y se dirigió al baño, necesitaba una ducha. Estuvo un largo rato dentro del baño, siempre había sido muy dedicado en cuanto a su aseo personal, y más aun cuando acababa de hacer demasiado esfuerzo físico. Una vez terminado su ducha, se puso una bata y fue a su habitación mientras se secaba el cabello con una toalla. Entró a su alcoba y sacó del armario una camisa naranja, unos pantalones y chaleco negro, así como una corbata, ropa interior y calcetines limpios. Se vistió con las prendas inferiores primero y después prosiguió con las superiores. Cuando fue tiempo de ponerse la corbata, se puso frente al espejo, la anudó y la acomodó elegantemente. Se miró detenidamente y levantó el flequillo que cubría la mitad de su cara, contemplando sus ojos, uno de un brillante azul y el otro más pálido, casi incoloro, con el que no podía ver.

Se quedó inmóvil un tato y volvió a dejar caer su cabello sobre su cara; se peinó y terminó de arreglar. Salió de su nuevo apartamento minutos más tarde y caminó por la ciudad hasta llegar al Baratie, hoy era su gran re-inauguración.

- oi, mocoso- le llamó Zeff nada más al entrar al restaurante- te necesitan en la cocina, así que date prisa que los comensales no tardan en llegar

- no me apresures, maldito anciano- encendió un cigarro y entró a la cocina, sus amigos ya estaban de un lado a otro preparando lo necesario para atender el restaurante; el rubio se levantó las mangas y se incorporó a las labores del día.

- Sanji, hay alguien afuera que quiere verte- le indicó uno de los camareros algunas horas más tarde

- ¿a mí?

- sí. Es una mujer muy bella que…- pero antes de que pudiera terminar su frase, Sanji había salido como torbellino hacia las mesas.

- una mujer muy bella…- decía emocionado el cocinero con el ojo en forma de corazón mientras escaneaba el lugar- ¡BINGO!- gritó emocionado al ver a una preciosa morena tomando un poco de café en una de las mesas frente al restaurante- ¡Robin-chwan!- al escuchar su nombre, la chica se giró a observarle con una sonrisa. El corazón del rubio casi sale de su pecho al ver tan hermosa expresión en su rostro; tomó las flores que adornaban una de las mesas y corrió hacia donde estaba la chica, poniéndose de rodillas para entregarle el pequeño ramillete- ¡mi preciosa mellorine, ¿has venido a visitarme?!

- no, hemos venido porque Robin quería probar tu SÚPER cocina- dijo alguien cerca de él. Fue en ese instante que el rubio vio a Franky sentado en la misma mesa que Robin

- ¿qué estás haciendo con Robin-chan?- exclamó con fastidio, recuperando la compostura

- una cita- dijo de lo más calmada la chica, bebiendo un poco de su taza.

- ¿cita?- la quijada del rubio se abrió desmesuradamente antes de comenzar a morder la manga de su camisa- ¿por qué Robin-chan tiene una cita con este sujeto?- dijo al borde de las lágrimas

- ¡no es una cita!- intervino el peliazul con el rostro completamente rojo- me han ordenado vigilarla y simplemente salimos a desayunar

- además, cocinero-san, ¿espadachín-san no se molestará si sabe que sigues cortejando mujeres?- esta vez fue el rubio quien se sonrojó hasta las orejas; ¿cómo fue que Robin-chan se había enterado de eso? La chica rió bajito al ver su rostro y volvió a darle un sorbo a su café- algo dulce vendría muy bien con mi café… quizá un pastel…

- ¡yo quiero un SUPER emparedado y una cola!

- ¡enseguida, Robin-chwan!... y también tú…- dijo en tonos completamente diferentes antes de entrar a la cocina. Regresó con el pedido poco después y se limitó a verles de lejos hasta que se marcharon; le dolía admitir que esos dos juntos se veían muy bien.

Su mañana transcurrió algo atareada preparando platillos y atendiendo algunas mesas, deleitándose al ver una linda chica de vez en cuando. Cuando miró el reloj ya eran casi las 3 de la tarde… la hora de su almuerzo… sonrió tontamente mientras cortaba vegetales y ponía algo al fuego; pasados unos minutos ya tenía preparadas dos cajas de almuerzo; cerró la primera caja y se detuvo a analizar la segunda. Reacomodó las bolas de arroz, las salchichas y los vegetales más de una vez hasta que quedó satisfecho con su apariencia y cerró la caja, apilándola sobre la otra. Ató ambas cajas con un pañuelo y salió del Baratie, diciendo que no tardaría en volver.

- ¿cómo debería decírselo?- se preguntaba a sí mismo Sanji al ir avanzando por las calles- tal vez es mejor pedirlo directamente…- tosió un poco para aclarar su garganta y continuó su monólogo- “oi, marimo. Acabo de rentar un nuevo departamento, y me preguntaba sí…” no, así no… “¡marimo! Mi nuevo departamento es más grande de lo que pensé; si quieres, tu y yo podríamos…”… podríamos… ¡ah! ¡Esto es estúpido!- chilló desesperado mientras se revolvía los cabellos. Siguió su camino en silencio hasta que llegó al departamento de policía de Whiskey Peak y, tras arreglarse la corbata, entró

- ¡Sanji!- exclamó el oficial de la larga nariz al verle- es extraño verte por aquí. Se supone que no puedes ir a otro lugar que no sea tu departamento, la Base 3 o el Baratie

- pero estoy en un departamento de policía, ¿no?- dijo irónico- no creo que haya lugar más seguro para mí que éste- apagó el cigarro en la suela de su zapato y miró hacia todos lados- ¿has visto a Tashigi-san? Le he traído su almuerzo…

- la vice comandante Tashigi no está por aquí, pero si quieres puedes darme su almuerzo- dijo Usopp con la boca echa agua

- ¡por supuesto que no! ¡Yo sólo cocino para bellas damas!... y… también para él…- dijo lo último en un susurro- ¿y cuándo volverá Tashigi-san?

- no volverá. Después de que Hina ascendiera a Comandante del Departamento de Policía de Loguetown, la Vice Comandante Tashigi fue asignada para ser su segunda al mando…

- oh, ya veo. Entonces el marimo ahora es Vice Comandante…

- te equivocas. El Vice Comandante Ace es quien ocupa su puesto ahora…

- ¿Ace?- una venita saltó en su frente al escuchar el nombre- ¿qué hace Ace aquí?

- ¿ah? ¿No lo sabías? Por órdenes del Comandante Garp, el Vice Comandante Portgas D. Ace fue transferido aquí para tomar el cargo de la Vice Comandante Tashigi

- ¿y dónde está Ace ahora?- inquirió el rubio apretando los puños

- ummm… debe estar con Zoro. Suelen tomar siestas juntos a esta hora, así que…- pero cuando se dio cuenta, el cocinero ya no estaba- ¿Sanji-kun?- al no verle cerca se alzó de hombros y siguió su camino.

***************************

De su único ojo visible salía una llama de ira; aun no creía lo que tenía frente a él… Ace y el marimo acurrucados en el piso, demasiado cerca uno del otro para su gusto, durmiendo sin preocupación alguna.

- ¡¡DESPIERTA YA JODIDO MARIMO!!- exclamó Sanji antes de arrojar las cajas de almuerzo en la cabeza del peliverde, sacándole un enorme chichón

- ¡eso duele!- Zoro se levantó y sostuvo su cabeza con ambas manos- ¡¿qué cojones te pasa, cocinero de mierda?!

- ¿ya amaneció?- puños de fuego se levantó como si nada del piso, miró al espadachín y le quitó una bola de arroz que tenía en la cabeza para después comerla- delicioso…

- ¡Y YO ESTABA PREOCUPADO POR LO QUE DIJO ROBIN-CHAN! ¡HASTA PENSABA EN COMPARTIR MI APARTAMENTO CONTIGO! ¡QUE TE DEN, ESTÚPIDO MARIMO!- y tras decir aquello, el rubio se marchó

- ¡oi, Sanji, espera!- se sacudió la comida de encima y se fue por donde vio que el rubio lo había hecho- ¡no entiendo nada! ¡¿Qué se supone que hice?! ¡SANJI!

- qué raros son- habló para sí el pecoso, comiendo lo que recién se había caído al suelo. Smoker se asomó a la oficina, y al ver el desastre que se esparcía por el suelo, se detuvo

- ¿qué fue lo que pasó aquí?- inquirió el comandante, a lo que el menor sólo se alzó de hombros- hiciste que esos dos volvieran a pelear, ¿cierto?

- no es mi culpa que Sanji siempre se haga ideas equivocadas- tomó lo que quedaba de una bola de arroz y se la llevó a la boca, despreocupado.

- que mocoso tan travieso- el mayor entró a la habitación, lo levantó del brazo y se lo echó al hombro- tendré que darte una lección en mi oficina

- espera, ¿qué?- su cara se puso pálida al imaginar a qué se refería- ¿S… Smoker?- pero el otro no respondía- estamos en servicio, ¿recuerdas?... no creo que debas… además, yo no… ¡Escúchame, maldita sea! ¡SMOKER!... aun no…- y sin escuchar sus quejas, Smoker se encerró junto con el pecoso en su oficina, dejando claro a sus subordinados que no quería ser molestado bajo ninguna circunstancia en lo que restaba del día…

The… End???

Notas finales:

TToTT y así... así... TT~TT termina el primer fanfic de one piece que hice, después de más de un año de escribirlo... snifff... T-T

-un rato más tarde-

bueno, ya me calmé xD y sé lo que están pensando, el final fue muy pero muy abierto... sobre todo porq no atraparon a Croco y lo de Ace y Smoker aun no está muy bien definido... bueno, eso se debe a que quizá haga una segunda parte de este fic, pero no sé ¬3¬ igual y no quieren saber más d esta historia...

en fin, como última petición, les pido un review para q m digan q les pareció el fic ^^

bueno, m voy q tengo q ir a escribir cierto fic carcelero ¬w¬

gracias a todos por leer y soportarme tanto tiempo!!!

hasta próximos fics!!! besos!!! cuídense!!!

Alessa~

P.D. ah, se me olvidaba... el nombre de "Suna" lo saqué de la Akuma no mi de Crocodile, la Suna Suna no mi xDD


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