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Un día más en la vida de Johnny Test por minima

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Notas del capitulo:

 AA- XD Acosadora Anonima, idea de Maniatica de química, XD todos tus comentarios me animan, muchas gracias por dejarme usar tu idea.

Se habían enfrentado a muchas cosas en su corta vida, absurdas, irrisibles, peligrosas y asombrosas, oh, y no debían de olvidar las aterradoras, esas si que se quedan grabadas en la mente de cualquiera a fuego, los sabios dicen que no es malo temer, solamente los tontos son los que no tienen miedo, el miedo te avisa de un peligro, te enseña a ser cuidadoso y ha evitar riesgos innecesarios, más no hay que dejar que gobierne tu vida.

 

No es malo tener miedo… bueno, la mayoría de las veces.

 

Ahora un par de gemelas estaban completamente aterradas, petrificadas del miedo, en cualquier otra situación estuvieran babeando, literalmente, por la persona que se encontraba enfrente de ellas, pero ahora, esa fuente de fantasías de carne y hueso les provocaba pavor.

 

¿Y como no?, si esos ojos normalmente de mirada relajada y despreocupada brillaban con un enojo jamás antes visto, bueno, quizás no era tan intenso como en el centro comercial, pero se le acercaba, y mucho.

 

-¿De que hablas?- con voz pausada, algo temblorosa, pregunto sin querer preguntar en realidad Mary, pero algo ya sospechaba al igual que su hermana.

 

-¡Ustedes saben perfectamente a lo que me refiero!-

 

Ambas gemelas trataron de tragar el nudo que se les formaba en la garganta, aunque inusualmente en esos momentos sentían la boca totalmente seca, esto definitivamente no estaba tomando buen rumbo.

 

-Ustedes… ustedes…- su voz sonaba grave, mucho más adulta de lo que alguna vez le habían escuchado, definitivamente, si fuera en otras circunstancias, que la piel se les enchinaba en esos momentos no seria de miedo, sabiendo que se estaba conteniendo en gritarles,  sino por otra cosa.

 

Gil se estaba conteniendo todo lo que podía, quería gritarles tantas cosas a la cara a ese par, y no solo a ellas, sino también a él mismo.

 

-¿Cómo se atrevieron… a hacer eso a Johnny?- bueno, en realidad no era la pregunta echa para ellas específicamente sino para el mismo, pero tenia en esos momentos un revoltijo de sentimientos que no le ayudo a controlar bien sus palabras.

 

-Bueno ejjeje en realidad ese no era nuestro plan-

 

-¡Mary!-

 

Mary había hablado y soltado un poco la lengua, ambas gemelas estaban consientes que cuando se trataba de Gil sus cerebros tanto podían ingeniar innumerables planes como no funcionar a un 100% de su capacidad al estar cerca de él, aun así Susan no pudo evitar reñirle, tenia la esperanza que si se hacían un poco mas las desentendidas, Gil desistiría y se marchara, cosa que al parecer, como en la mayoría de los planes relacionados con su rubia perdición no funcionaria.

 

-No lo niegan-

 

Oh cielos, realmente en esos momentos seria excelente poner a trabajar a esas brillantes neuronas que tenían pero justamente hoy estas decidieron hacer huelga y darles un lapsus brutus,

 

-Eh eh eh…- si, definitivamente un tremendo lapsus brutus.

 

-¿Cómo lograron que yo… yo hiciera ESO?-

 

-Emmmsss ¿a que exactamente te refieres con “ESO”?- lo mejor que se les ocurría a las gemelas era dar evasivas y seguir haciendo el tonto, cosa no muy recomendada para el carácter que traía Gil en esos momentos.

 

Si las miradas mataran, o que bueno que no por algún descuido de ellas Gil tuviera rayos “X”, por que si fuera así, quizás ni un tanque blindado las protegería con la intensidad con las que las estaba mirando.

 

-Lo del centro comercial, el probador- las palabras parecían salir pesadas con la voz ronca y contenida que tenia Gil en esos momentos, claramente se estaba conteniendo para no gritarles, estaba en realidad realizando un gran esfuerzo.

 

-¿Cómo… pero cómo lo recuerdas?-

 

Era virtualmente imposible que lo recordara, no podían creer con su genio el simple hecho de borrar de su memoria ese hecho hubiera fallado, pero también estaba que por dar por hecho de que todo lo que hacían estaba destinado a terminar como ellas deseaban estaba en un completo error,

 

-Alguien me lo conto, fue… bueno realmente no recuerdo como se llamaba pero era pálido-

 

Hela Cerebros, bueno, al menos podían decir que su toque en borrar memorias no tenía algún fallo, ¡pero eso no importaba si Gil lo sabia de todas maneras!, ellas sabían que jamás de los jamases le dirían a Gil sobre el incidente del centro comercial, menos Johnny y Duke por obvias razones, así que el villano había tenido la culpa de que Gil se enterara, se habían olvidado olímpicamente de él, pero no de las grabaciones de seguridad, era curioso lo que podía olvidar las personas y otras no.

 

Bien, una solución, ¡debía haber una solución!, ¿y si lo golpeaban en la cabeza y le borraban de la memoria que Hela Cerebros le dijo lo del centro comercial?, algo desesperado y rudo, pero sonaba demasiado tentador, pero ver de nuevo esos ojos brillando de furia contenida les hacía saber que no se dejaría fácilmente, en realidad seria muy arriesgado.

 

Ok, al menos debían recordar hacer algo contra ese villano si lograban salir de esta, realmente si es que lograban salir de esta.

 

+*+*+

 

En un lugar de menos tensión, cierto chico y su perro decidían regresar a la ciudad, claro, no sin antes pasar a ciertos lugares como la tienda de videos para rentar unas cuantas películas y alguna que otra tienda para comprar golosinas que harían que sus dientes sufrieran de caries pero que dejarían un delicioso sabor de boca y una dotación de energía hiperactiva que los ayudarían a mantenerse en vela toda la noche viendo esas películas con escenas de acción sin sentido.

 

-Me siento como con renovadas energías-

 

-Y con esta dotación de comida chatarra tal vez dure hasta el inicio de las vacaciones de verano-

 

-Si le agregamos unas cuantas barras de chocolate tal vez-

 

-¿Y que tal tiras secas de carne?-

 

-Échalo al canasto, y con esto se acaba mi mesada, creo-

 

Cuando salieron de la tienda, y el carrito rojo repleto de comida chatarra y los DVD´s, lo ultimo que pasaba por su mente era encontrarse con Gil, aunque cada paso era una distancia más corta para un encuentro inevitable.

 

-Wow-

 

-¿Qué pasa Duke?-

 

-¿Ese de ahí… no es Hela Cerebros y con una… chica de verdad?-

 

En esos momentos ambos amigos estaban pasando frente a una cafetería, y efectivamente, ahí estaba el súpervillano adolecente sin su traje y con una chica compartiendo del mismo baso de la manera más melosa de las películas de niñas la bebida, o sea con dos pajillas mientras se miraban a los ojos de la manera mas embobada posible.

 

Johnny no sabría si el revoltijo en su estomago era por la forma tan cursi en que se portaban esos dos, nunca fue afecto a ser espectador de esa clase de escenas o porque inevitablemente una parte de él fue directo al recuerdo de lo que paso en el centro comercial.

 

-Mejor vámonos Duke, parece que esta de buen humor ahora pero quien sabe como reaccione al vernos-

 

-Tienes razón-

 

Más porque quería dejar el recuerdo de ese día atrás que evitar problemas, Johnny fue el que prácticamente jalaba a Duke a una pronta retirada.

 

Mal, mal, Duke noto inmediatamente ese pequeño retroceso en el carácter de su mejor amigo, se le tenía que ocurrir algo, cualquier cosa para distraerlo.

 

-¡Hey Johnny!, hace mucho que no hacemos una competición de quien come más nachos, ¿Qué te parece si te doy la oportunidad de tratar de romper mi ultimo record?-

 

-Muy gracioso, que yo recuerde yo fui quien implanto el nuevo record-

 

-Ya quisieras-

 

Y el regreso a casa vuelven a la atmosfera de antes, con una discusión de lo mas absurda e infantil entre esos dos importándoles ahora ya nada.

 

Y como dice el dicho: “el universo confabula contra uno” o “el universo actúa de manera misteriosas”, algo así, lo cierto es que, es impresionante como cada suceso aislado, uno detrás de otro, al final se conectan y llega el punto en que pensamos que hay una fuerza mucho mayor y misteriosa que lo planea todo para que sea tal como es, y muchas veces no nos gusta, aunque muchas cosas que no nos agradan en un principio nos pueden gustar al final.

 

Quizás solo “esa fuerza mayor” sabe porque y como ocurren las cosas, beneficiosas o no.

 

Quince pasos separaban al chico y su perro de la entrada de su hogar, la puerta estaba cerrada y no sospechaban nada.

 

El carrito se atoro un momento en una grieta justo en el momento en que su padre habría la puerta de la cochera y salía el carro con este a bordo, el amo de casa saludo a su hijo y le dio un rápido regaño a su hijo por comprar tanta basura, le hubiera dado un sermón si no estuviera más preocupado por la oferta que había leído en el periódico en que el centro comercial estaba dando sopas instantáneas y algunos ingredientes para su amado pastel de carne a mitad de precio, es muy probable que se acabe más rápido las sopas instantáneas que el pastel o pasteles de carne que prepare con la dotación de ingredientes ese día, el cual será seguramente tres cuartas partes del carrito de compra, seguramente en un futuro no muy lejano su esposa le regañe por su elección de comprar todo aquello pero no se detiene en reflexionar aquello, ahora tiene que ir o seguro se acaban esos ingredientes.

 

Tres pasos más después de desatorar el carrito, el sol de la tarde ese día es tibio, es caliente, pero sin llegar a quemar, tal vez dentro de unos días este perfecto para ir a la playa y disfrutar, aunque Duke no tenga muchas ganas por temor a encontrarse con su ex, esa ballena cuando rompieron casi le rompe los tímpanos con su chillido así como su corazoncito, siendo sinceros fue una buena relación mientras duro.

 

Dentro de cinco pasos se enfrentan a los escalones enfrente de su casa por lo que tienen que maniobrar y hacer equilibrio para que la montaña de comida chatarra sobre el carrito no se caiga, les parece muy conveniente la canasta del picnic, les da estabilidad a su montaña de golosinas.

 

Los últimos pasos son mas cortos en el último escalón, están ya frente a la puerta y la abren empujando el carrito hacia dentro y ellos detrás de este.

 

Y lo que sigue es el silencio.

 

Tres pasitos antes de entrar las gemelas que aun seguían en el corredor de la entrada de la sala junto a un Gil aun furioso, estaban en su límite, era oficial, su vida estaba arruinada, si Gil les miraba con tanto odio no podía significar otra cosa, ya hasta sentían el ardor de los ojos por las lagrimas que querían salir.

 

¡Era tan injusto!, ya estaban dejando este desastre atrás y ahora venia de nuevo y con más fuerza, al menos no era un Gil descontrolado, pero, pero… ¡era tan injusto!, incluso, a pesar de sonar descaradas, ya estaban planeando un nuevo plan de conquista hacia Gil.

 

Esto debía ser simplemente una pesadilla.

 

La cual empeoro al ver la puerta abrirse.

 

Cierta parte de ellas tubo la esperanza, pequeña pero pequeña parte que no hacia caso a la lógica, que esa pesadilla se acabara cuando la puerta se abriera y despertaran en sus habitaciones, o en el mejor de los casos, que fuera su padre regresando por algo olvidado ya que de un momento a otro se había ido sin fijarse bien en la escena en la entrada de la casa, dándoles una oportunidad para escabullirse, por muy cobarde y patético que sonara querían salir corriendo, querían huir.

 

Pero no fue la finalidad de una pesadilla, ni su padre el que pasaba por la puerta, era… ¿un carrito rojo con comida chatarra?

 

-Creo que nos excedimos un poco con las compras, esta cosa esta pesada-

 

Y detrás del carrito rojo estaba el miembro más joven de la familia Test, claro, acompañado con su perro, pero el centro de atención no era este o el carrito, era precisamente ese hiperactivo, pícaro, travieso, revoltoso, y muchos más adjetivos calificativos que quizás podían sonar a defectos pero hacían a la persona que realmente era, y claro, no debían de olvidar, buen chico a pesar de todo.

 

El ceño fruncido del rubio mayor desapareció al verlo, así como la sonrisa del menor al percatarse de su presencia.

 

La cosa parecía empeorar ahora.

 

Gil sentía como su corazón se paraba dando un vuelco algo doloroso, estaba seguro que era la culpa por lo recién descubierto.

 

Johnny y Duke estaban sorprendidos, encontrarse con todos sus archienemigos juntos en su casa hubiera sido menos sorprendente e inesperado que encontrarse al rubio que habían estado evitando desde el “incidente”, es más, hubiera preferido eso y enfrentarse a ellos a encontrárselo ahora.

 

Si, era ese típico momento incomodo cuando un rencuentro inesperado o no deseado ocurría, en que cada segundo que pasaba parecía una horrenda eternidad, llena de confusión y un revoltijo de emociones y pensamientos.

 

-He… buenas… ¿tardes?- rompió el silencio el menor, el silencio solo estaba empeorando la tensión en ese ambiente.

 

-Ho… hola Johnny-

 

Gil empezaba a tener un nudo molesto y un poco doloroso en la garganta, por un momento pensó que la voz le temblaría o fallaría al soltar ese simple saludo, pero regresar al silencio era mucho mas agobiante.

 

De alguna forma debía encontrar el valor de encarar a Johnny después de haberle hecho todo eso, aunque no lo recordara, pero eso no quitaba el hecho de que lo había hecho, y el pequeño rubio si lo recordaba, eso no era justo para él.

 

Tenia que arreglar lo que había hecho, para eso tenía que hablar con él, pero ahora la decisión que tuvo más temprano ese día se desvanecía, jamás se había enfrentado a una situación parecida en su vida y tampoco había sentido lo que sentía ahora.

 

Parecía que el silencio volvía amenazar aumentando la tención.

 

-Y… emmms… ¿Qué haces aquí?- realmente no quería preguntar, realmente preferiría no estar ahí, realmente quería largarse ya, pero parecía que sus pies no querían cooperar y estaba parado ahí, soltando las palabras mas coherentes que se le podían ocurrir, mejor dicho lo primero que en una conversación se te ocurre decir.

 

-Yo…- las palabras se atoraban, como si de repente hubiera adquirido una consistencia pesada y espesa impidiéndoles salir.

 

Era la primera vez que sentía que las palabras podían ser tan difíciles de decir.

 

Las gemelas veían todo esto completamente pasmadas, para ser las genios que eran jamás habían previsto un incidente como este o pensado en esos momentos como reaccionar, sino estuvieran inmóviles por su propio shock se estarían dando de golpes contra cualquier superficie en la cabeza para poder destrabar sus cerebros.

 

Duke, Duke no sabia por que estaba ahí el rubio mayor a ciencia cierta, pero sabia que le era incomodo para su amigo Johnny y era lo que importaba, entre mas pronto se fuera mejor, sabia que tarde o temprano debían volver a encontrarse y que el de cabeza de llama dejara de sentirse tan mal e incomodo cada vez que estaba cerca del ídolo adolecente que era la perdición de los pensamientos razónales de casi todas las féminas adolecentes y preadolescentes con las que se topaba, prueba de ello eran aquellas gemelas pelirrojas que estaban ahí mismo, pero ese no eras el momento, apenas y estaba logrando que  regresara al Johnny que conocía sin la tristeza que le producía ese incidente, encontrarlo así de repente tal vez llevaría a un retroceso en sus avances de ese día.

 

-Yo… ¡lo siento!-

 

-¿He?-

 

Ok, eso nadie se lo esperaba.

 

Gil estaba pidiendo disculpas, ¿pero de qué?

 

Gil pareció ver el desconcierto, no en general como el de las gemelas e incluso el perro con sus caras de “¿Qué rayos pasa aquí?”, sino en el rostro de Johnny quien era quien importaba, y continúo hablando.

 

-Johnny…-

 

No supo porque pero a Johnny le dio como un escalofrió cuando dijo su nombre en ese tono, no fue el único, a las gemelas también les dio mucho mas desagradable y con cierto sazón de envidia, ¿Por qué jamás de los jamases habían escuchado a Gil decir sus nombres de esa manera?

 

Oh, es obvio, a él no les importaba ellas.

 

-… lo siento- de nuevo se disculpaba, y lo haría infinidad de veces si era necesario –yo… me entere lo que paso en el centro comercial-

 

Si el espacio-tiempo, la misma realidad se desquebrajaran y rompieran en ese momento, seria mucho menos impactante y aterrador que lo que acababa de decir Gil en ese momento.

 

¿Era un buen momento para el pánico?... tal vez.

 

-No recuerdo que paso, me lo conto cierto tipo pálido que estuvo ahí…-

 

No sabría si era realmente consuelo saber que no lo recordaba por que se lo había dicho Hela Cerebros, esperaba que no hubiera sido muy “detallado” en la narración de los hechos, ¿esto seria una especie de venganza por parte de él?

 

-Lo que hice cual fuera la causa, aunque estaba fuera de si o no recuerde, realmente estuvo mal… realmente lo siento, JAMAS me comportaría de tal forma para dañarte-

 

Y el silencio regresaba, como una nube que pasa sobre un valle oscureciéndolo de momento.

 

Pero no era sofocante, no era agobiante, era necesario para poder pensar y procesar.

 

Hay ciertos momentos, increíbles momentos, en que ocurrían cosas grandiosas a la vista de todos y que pocos podían captar, como cuando vez a alguien que se le ocurre una idea revolucionaria o cuando alguien jala el interruptor, cosa muy común, pero que implicaba el inicio de algo grandioso; en esos momentos eran un grupo de jóvenes y un perro después de que el mayor había pedido disculpas en un silencio quizás demasiado prolongado, pero había algo que se escapaba si solo te fijabas en eso.

 

¿Qué?, ¿Cómo?, ¿Qué rayos era?

 

Tres de ahí sabían que estaba pasando algo aunque no sabían que, dos aun se miraban esperando.

 

-Gracias…-

 

Las nubes se van con el viento, en este caso con las palabras.

 

Y sale el sol, claro, estamos hablando metafóricamente.

 

Johnny no iba a decir que con un simple “lo siento” se hacia borrón y cuenta nueva, pero era algo que aunque él no lo supiera había necesitado todo ese tiempo, aunque sabia que Gil no había tenido la culpa sino sus locas hermanas, pero lo necesita, era otro paso para dejar eso atrás.

 

Duke mira a un lado a otro, del rubio mayor a su amigo cabeza de flama, al final, no resulto tan dañino ese rencuentro, se permite decir que tal vez se ha equivocado un poco con sus pronostico, hasta a él le puede pasar.

 

Parece que un peso invisible se evapora, se hace mas ligero sin darse cuenta, y el corazón late con una tibieza que parece familiar, al parecer Gil se siente mas liberado por haber dicho lo siento, y feliz de ver que Johnny no este enojado con el, porque si quisiera, el pequeño le hubiera gritado huido, pero no lo hiso.

 

Aunque también sabe que solo con un “lo siento” no se arregla todo, pero ya es un comienzo.

 

Aprecia mucho la amistad que tiene con su joven vecino, por lo que no le importara esforzarse para que sepa con acciones que realmente lo siente.

 

¿Era su imaginación o de repente se sentía como si esos rubios no estuvieran ahí en realidad?, como si tuvieran su propia atmosfera, las gemelas creyeron ver eso por un momento mientras los rubios intercambiaron miradas.

 

¿Qué más se podía decir en esa situación?

 

-¿Quieres un dulce?- pues esto es lo que se le ocurrió a Johnny.

 

Gil le dedico una sonrisa, clara señal de que todo iba a mejor, si su enojo indicaba el fin de los días, una sonrisa indicaba esperanza.

 

 

 

~*~

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Tres años después…

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Esa esperanza creció para algunos, para otros no tanto.

 

En una base secreta del gobierno, enterrada unos cuantos metro bajo tierra, quizás un kilometro o dos, un par de genios trabajaban para un nuevo proyecto del gobierno, bueno, en realidad habían dejado el proyecto secreto de lado, una planta capaz de producir una sustancia parecida a la gasolina, cosa que revolucionaria el mundo, para aprovecharse de los beneficios de trabajar para el gobierno y concentrarse en utilizar el satélite de ultima generación para capturar una señal y renviarla al ordenador que estaban utilizando.

 

~¡Y damas y caballeros!, ¡aquí tenemos al gran Gil!~

 

-Gil- suspiraron con adoración mientras que la enorme pantalla se apreciaba con todo su esplendor el ya no tan adolecente rubio.

 

Esos años le habían sentado muy bien al rubio adonis que era su vecino, técnicamente ahora ex-vecino, tenia un rostro más varonil, músculos mas marcados, brazos y piernas dignos de una escultura griega que sus pantalones cortos y camisa sin mangas dejaban ver a la perfección, la perfección personificada en carne y hueso, esas giras en el circo de deportes extremos lo habían ayudado a desarrollarse de la mejor manera posible convirtiéndole en un adulto joven divino.

 

Si cuando eran unas adolecentes al verlo se desmayaban, ahora prácticamente se morían.

 

Bueno, aun seguían siendo adolecentes, adolecentes súper genios que como muchas veces el jefe de los agentes Whith y Black había sugerido y dicho, fueron contratadas, o mas bien reclutadas por el mismo gobierno para desarrollar inventos para beneficio de la nación, aunque no era la mayor aspiración de sus vidas trabajar para el gobierno, hacerlo les facilitaba mucho su trabajo siendo suministradas con casi cualquier material y fondos casi ilimitados que aprovechaban muy bien, además de un suculento sueldo el cual enviaban una modesta parte a sus padres para ayudarlo con los gastos de la casa, modestas para ellas, una bendición para su padre que las felicitaba y agradecía por la ayuda económica orgulloso de ellas.

 

En lo personal hubiera gustado ser más trabajadores independientes, ya que a pesar de que tenían muchas libertades también tenían limitaciones como trabajar en un lugar “hipersecreto”, para Johnny no fue difícil encontrarlas cuando su madre le pidió que les dejara sus regalos de cumpleaños personalmente por no haber podido ir a casa el primer año que trabajaron ahí, pero necesitaban un tiempo para alejarse.

 

Tal vez era que las hormonas dejaban de nublarles tanto el cerebro, o estaban madurando, pero después de la disculpa, claramente notaron el “cambio”.

 

Sutil en un principio, marcado muy dolorosamente con el tiempo.

 

Regresaron al rango de ignorancia de Gil después de la disculpa que le dio a su hermano hacia años atrás, esta vez conscientemente que por lo distraído que era este, al menos ahora sabían que Gil se acordaba de sus existencias aunque las ignoraba a propósito.

 

Y regresaban a sus hábitos de AA, Acosadoras Anónimas,  dolía la indiferencia de Gil, pero eso no evitaba que lo admiraran, era algo realmente reconfortable observarlo aunque fuera de lejos o con su equipo de cámaras.

 

Fue gracias a ello que empezaron a notarlo.

 

No era como si fuera todos los días, pero comparándolo con los hábitos habituales de Gil, ya lo tenían estudiado como un espécimen, un espécimen muy fascinante, la convivencia con el menor de los Test se volvió mas frecuente.

 

De nuevo ese sazón de envidia, Johnny recibía mas atención de Gil en un día que ellas en toda su vida, realmente injusto.

 

Suponían que era por el sentir de la culpa, el mismo lo dijo alguna vez si no mal recordaban, tal vez quería demostrar que podía confiar en él, después de todo lo veía como el hermanito que nunca tubo y uno de sus amigos.

 

Quizás un muy querido amigo.

 

Para la evolución tiene que pasar tiempo, generalmente mucho, pero comparar los puntos de esta, los antes y después, pueden ser impresionantes, quizás hasta impactante, esto paso cuando las gemelas notaron las evoluciones en la relación de su hermano menor, alias conejillo de indias humano personal, y su rubio adorado, perdición personal, vecino.

 

Como ya habían dicho, desde la disculpa el tiempo entre los rubio había aumentado, siendo aumentando paulatinamente de poco a poco.

 

Salidas al parque, al centro comercial,  invitarlo a jugar con algunos amigos, incluso una maratón en la casa del menor de películas de acción y banquete de botanas.

 

Si, todo muy común, cosas de chicos y amigos, incluso aprovecharon esas oportunidades para implantar algunas cámaras en la ropa de Johnny para ver a Gil de más de cerca, cámaras que no duraban mucho o porque el joven se caía tratando de lograr un truco en patineta, bicicleta o por que las prendas se perdían en los confines de la ropa sucia o el armario de su hermano, y ahí era mejor no ver que clase de hongos se desarrollaban u organismos extraños emergían de esos lugares.

 

Llego un punto en que se podría decir que ahora Johnny tenia un nuevo mejor amigo, el numero uno seguía siendo Duke por supuesto, pero ahora se agregaba Gil a la pequeña lista, siempre lo había considerado un amigo pero no tan cercano como Duke.

 

~¡Y aquí una joven promesa para los juegos extremos!, ¡JOHNNY TEST!~ el grito de la pantalla las saco momentáneamente de sus recuerdos.

 

Ahí estaba él, ya no tan niño, aunque conservaba muchos rasgos infantiles en su rostro, su hermanito era todo un adolecente, y uno muy popular se debía agregar.

 

Con práctica y suerte, el pequeño Johnny había logrado posicionarse en la ciudad como uno de los mejores patinadores, tal vez en un intento de seguir a Gil si lograba unirse en un futuro a él en ese circo de acróbatas extremos.

 

¡Que envidia!

 

En la pantalla se le podía ver a esos dos, lado a lado y cualquiera podría decir que eran los típicos amigos de toda la vida, pero no, ellas sabían la verdad.

 

De nuevo… ¡como les corroía la envidia!

 

También podían ver a lo lejos a Duke, esta vez no disfrazado sino como perro al lado de una linda pudelé, hasta él había tenido suerte hace un año y encontrado novia y decidido sentar cabeza según sus propias palabras, la perrita la había encontrado en la calle y rescatado del perrero, pero esa era otra historia.

 

Si su dueño había tenido suerte en el amor, ¿Por qué no él?

 

¿Y quien había sido la persona afortunada en el corazón del joven Test?, pues Gil.

 

Tal vez los jóvenes Test tenían debilidad por los rubios.

 

Tal vez también era el caso de Gil y por eso nunca se fijo en las gemelas pelirrojas, ¿pero ya para que pensar en eso?, si lo que paso, paso y ya no se podía hacer nada.

 

Las gemelas, aunque aun les doliera horrores, porque el primer amor siempre duele cuando lleva a la desilusión, porque el primer amor nunca se olvida, y porque Gil siempre seria parte de sus vidas y obsesión, habían sido derrotadas por quien menos se lo hubieran esperado.

 

Pudo haber sido una de las tantas otras fans que tenia el adonis rubio, muchas de ellas sexis, y porque no también decir fáciles y zorras, que la verdad este clara, pero no, no fue ninguna de las bellas fans, alguna chica de la escuela o alguien que hubiera conocido por casualidad, ninguna de esas posibilidades se concreto en verdad, sino la menos probable, al menos para ellas.

 

Aunque ahora que lo pensaban, tenía cierta lógica ahora.

 

Empezó con cosas de chicos, ¿Cómo sospechar de eso?, parecían solo amigos, nada más, ¿Cómo sospechar que algo crecía?

 

¿Dónde había estado ese dichoso instinto femenino cuando se le necesito?, tal vez nublado por la belleza del mayor, y quizás si lo notaron pero no quisieron admitirlo conscientemente, seria lógico.

 

Pero se enteraron, con instinto femenino o no, con dudas o no, porque vieron una imagen que podría competir con las del día del centro comercial.

 

Bueno, no fue tan “agresivo”, pero igual las impacto.

 

Un beso, tierno, suave, pausado beso, justo en el patio del vecino, de Gil, después de todo un día seguramente paseando por el centro e ir a el parque a patinar, y claramente era consentido, y claramente fue suficiente para ellas, como un duro, duro golpe en el estomago, dejarlas desplomadas, literalmente, en el suelo de su laboratorio desmayadas.

 

Cuando regresan de su abrupta inconciencia rápidamente van a su ordenador y teclean como poseídas, buscan a su hermano, esta en su cuarto, buscan a Gil, se encuentra en su casa, buscan el pequeño fragmento de grabación donde aparecen esos dos, vieron mal, están seguras que observaron mal, tanto estrés por trabajar ahora sin su conejillas de indias, Johnny para ser mas precisas, ya que este se niega, ya que ellas dejaron de insistir tanto, aun no son perdonadas por completo y ellas tienen la decencia de ya no abusar tanto de su hermano.

 

Pero ahí estaba, plasmado claramente en pixeles bien definidos, cuadro por cuadro y ¡oh, dios!, sienten que se desvanecen de nuevo.

 

Tienen que hacer una observación más minuciosa, y la próxima semana se la pasan espiándolos como si fueran sus sombras, ven el típico comportamiento de chicos, aburridas cosas de chicos, y también a veces un poco absurdas cosas de chicos, casi se enferman del asco al ver a los adolecentes retarse en el parque de patinetas a ver que cosas asquerosas se podían comer, como un baso de yogurt pasado, o una malteada con una combinación de dudosa procedencia.

 

Al menos estaba Gil, y todo mejoraba con solo verlo.

 

Fue en los últimos días de la semana, en los que se trataban de convencer que ese evento era un fenómeno irrepetible y con una explicación lógica, bien que habían visto que los chicos hacían cosas estúpidas y locas, bien lo probaba esa semana, que tal vez  pudieron malinterpretar ese fenómeno, que lo notaron nuevamente.

 

Eran testigo de otra señal del final de los días.

 

Fueron pequeños gestos, sutiles, simples, pero cariñosos gestos, todos y cada uno de ellos de Gil, dirigidos específicamente a un rubio menor que él, Johnny.

 

Y Duke no parecía molesto, es mas, parecía darles su espacio cuando ocurría, ¡ese perro lo sabia y no hacia nada!, ¡¿Qué paso con que lo debía proteger como perro guardián?!

 

¡Que envidia les daba!... pero también admitían, maldita sea, que se veían bien juntos.

 

No podían negarlo, se veían realmente felices, mucho más que cualquier otro día en que los hubieran visto separados o juntos, más que las veces en que Johnny hubiera utilizado sus experimentos para lograr algo, o por el estreno de una de esas tontas películas de acción que tanto le gustaban, mas que cuando hacia una acrobacia bien, y esas sonrisas juntas, realmente se veían bien.

 

Fue una decisión dura, debían alejarse o se volverían locas de envidia y muy probablemente tramarían algo que dañaría muy gravemente a su hermano o a Gil, Susan había atrapado a Mary un día de esos riendo al puro estilo villano y con planos que claramente incluían a Johnny y a Gil, definitivamente necesitaban alejarse.

 

Y como si fuera un juego de niños, acabaron la universidad de jóvenes superdotados, y dicho y hecho, rápidamente representantes de varias secciones del gobierno les ofrecieron empleo, y como es mejor mal conocido que por conocer, decidieron irse a la que manejaba el jefe de los ya bien conocidos agentes Whith y Black.

 

Incluso ahora, en la pantalla rodeado de ese bullicio de adictos a la adrenalina, se veían bien.

 

Habían tomado una buena decisión.

 

Aunque eso no evitaba que doliera y sintieran envidia.

 

Como diría Duke: “por fin estaba madurando y desarrollando un poco mas su empatía.”

 

+*+

*+*

 

Era de noche y el festival de deportes extremos había terminado ese día, era muy agradable trabajar en lo que a uno le gustaba, aunque había un inconveniente muy importante.

 

Extrañar a Johnny.

 

Siempre había estimado a ese chico, desde que se entero que este había llegada a la vida de los señores Test, siempre había sido un niño muy activo ese Johnny, activo, alegre y sinceró.

 

De vecinito a amigo, amigo a hermanito, y después… a algo más íntimo.

 

Siempre le habían atraído las chicas, había salido con una que otra, había sido novio de un par aunque ninguna relación había durado tanto como la que tenía con Johnny, quizás jamás había sentido con tal intensidad hasta que había descubierto lo que con el tiempo su cariño hacia el chico cabello de flama significaba.

 

Debía admitir que las gemelas pelirrojas tenían que ver en este asunto, ya que gracias a su “experimento”, él pudo darse cuenta, lo admitía, a veces podía ser muy distraído, necesito ese “empujón” por así decirlo.

 

-Ya traje las botanas-

 

-Estupendo Johnny-

 

Ya era de noche y los deportistas de ese circo de deportes extremos en su mayoría descansaban en el hotel contratado para ese evento en la ciudad natal de Gil, después de una gira por todo el estado estaba de regreso.

 

Y lo mejor de todo era que podía ver de nuevo a Johnny cara a cara después de tanto tiempo.

 

Johnny dejo la comida chatarra y sodas de cereza para ver la película sobre la mesa delante del sofá donde se encontraba sentado el rubio mayor, para luego ser jalado repentinamente y terminar sobre las piernas de Gil.

 

No repelió el abrazo, la suave caricia en su espalda mientras una mano trataba de colarse bajo su camisa, ni la repentina cercanía del rostro contrario sintiendo sus alientos mezclarse.

 

¿Para qué?, si encontraba agradable la cercanía.

 

Él también lo había extrañado y mucho.

 

No sabría cuando había empezado con exactitud, tal vez fue en un tiempo después de que le pidiera disculpas y unos días antes de que se terminara el verano.

 

Los rostros cada vez más extinguían la distancia que los separaba, podían sentir el cosquilleo en sus rostros por la respiración del otro hasta que esta fue interrumpida con el primer roce de los labios.

 

Suave y cálido, un beso simple pero tan íntimo, ese beso transmitía tantas cosas a pesar de solo ser un roce de labios.

 

Al separarse ambas miradas volvieron a encontrarse, sin darse cuenta ambos habían cerrado los ojos en ese pequeño pero dulce beso, la mirada de Gil brillaba con intensidad, era claro el deseo que se reflejaba en ellos como la que también lo reflejaba el menor de los Test.

 

No se necesitaba ser genio para saber lo que se avecinaba, solo tener un poco de instinto.

 

Johnny se acomodó mejor, ahora con las piernas flexionadas una a cada lado de las caderas del mayor, sentado en sus piernas mirándose cara a cara, sentía la mano de Gil en su espalda, en su cintura, acariciando suavemente, tendrían toda la noche para disfrutar, sus padres le habían  dado permiso para quedarse a dormir junto a su “amigo” después de tanto tiempo sin verse.

 

A veces le sorprendía lo descuidados y distraídos que podían ser sus progenitores, era eso o si se habían dado cuenta y no les daba mucha preocupación, tal vez confiaban que no haría alguna locura, aunque quien sabe como reaccionarían si se enteraban que había perdido su virginidad con su “amigo” hace un par de años cuando tenia trece años, aunque Duke si se había dado cuenta y vaya que lo había sermoneado a él y a Gil, y no con disfraz, no, ni con escusas de una probable alucinación o algo por el estilo, así que Gil se entero que su perro era su mejor amigo, y claro, que era un perro mutante con la capacidad de hablar y tomar café.

 

Gil no negaría que se había sorprendido cuando se entero, pero había reaccionado muy bien después, y sabiendo que este era considerado como su mejor amigo y lo protector que se portaba el perro-mutante con el de cabellos de flama incluso le pidió permiso de salir a Duke con Johnny, eso de alguna forma le había gustado y calmado al can, lo tomaba en serio, aunque también una parte sentía que ese permiso era como si le pidiera algo mucho más serio que solo ser novio del muchacho, algo como leer entre líneas como si le pidiera la mano al progenitor, aunque él no era el progenitor del revoltoso e hiperactivo Johnny.

 

Johnny y Gil, quien sabe que les preparaba el futuro, pero tal vez Duke presintió algo, algo bueno, por lo que acepto formalmente que salieran, su pequeño estaba creciendo, quizás demasiado rápido pero también muy, muy feliz.

 

Ahora, regresando al presente.

 

Los labios nuevamente se encontraban, esta vez en un mucho mas profundo y apasionado beso, prácticamente parecía que se devoraban el uno al otro con este.

 

Johnny se agarraba de lo hombros de Gil mientras se entregaba en ese beso, podía sentir las manos del mayor acariciar de arriba abajo su espalda, prácticamente desde la nuca hasta apretar sin pudor su trasero, y soltaba pequeños gemidos cada vez que hacia eso mientras la lengua del mayor aprovechaba para restregarse mas contra la suya.

 

-Johnny… cuanto te extrañe- exclamo el mayor cuando los dos se separaron para llenar sus pulmones de preciado oxigeno.

 

Johnny estaba sonrojado, no de vergüenza, sino de pura excitación, había extrañado a Gil mucho tiempo, los días, semanas, meses le habían parecido eternos, las llamadas por teléfono o celular, o incluso hablar por internet solo calmaban el pequeño sufrimiento de la espera de volverlo a ver, de volverlo a sentir.

 

A veces parecía un misterio como poco a poco esto se volvió tan natural, como el mismo respirar.

 

De uno de los tantos bolsillos de sus pantalones cortos Gil saco un pequeño frasquito, no es como si siempre lo tuviera cargando consigo, pero sabía que ese día volvería a ver a su Johnny y tenia que estar preparado.

 

Recostó al menor a lo largo del sofá cargándolo de las caderas y depositándolo en los cómodos colchones de este mueble, para luego él sobre el de cabellos de flama y besarlo nuevamente.

 

Era adicto a sus labios, era adicto a su piel, a su voz y gemidos, a su calor, y lo mas importante, a su amor.

 

Johnny era tanto su perdición, como su bendita salvación.

 

Pronto, de poco en poco, las prendas fueron siendo apartadas por las manos que ansiaban recorrer el cuerpo contrario, dejadas de lado en algún sitio inespecífico lanzadas o tiradas con descuido a cualquier dirección, realmente no importaban, sino sentir el calor del cuerpo del otro hasta el punto de ebullición.

 

Ya desnudos se dieron permiso para completarse el uno al otro, Gil ya era todo un hombre, musculoso sin llegar a exagerar, había llegado a cambiar un poco desde la última vez que lo vio Johnny, su bronceado era un poco mas fuerte, seguramente por las horas de entrenamiento y las innumerables presentaciones, su cabello lo había dejado crecer un poco más, ahora la melena rubia rozaba lo anchos hombros del mayor dándole un aspecto mas salvaje, pero esos ojos, esa mirada azul profundo, siempre era la misma cuando lo miraba, siempre tan intensa, cargada de tanto deseo, y solo se la dedicaba a él, llenándolo de satisfacción con solo mirarse a los ojos.

 

Johnny en cambio no tenía tantos músculos, pero a sus quince años a los ojos de Gil era la cosa más deseable del mundo, con su cuerpo fibroso, sus ojos azules puros y brillantes, los más increíbles y bellos que hubiera visto, y unos cabellos que reflejaban la verdadera naturaleza del menor, apasionado como el fuego mismo, en esos tres años había crecido considerablemente, pero aun era mas bajo que Gil, por lo que al mayor le era sencillo cubrirlo con su cuerpo entre besos, caricias y roces desenfrenados.

 

Rozando las delicias del paraíso y cayendo en el pecado de la carne con cada beso, cada caricia, cada mirada, pero estaba bien que ese fuego que los invadía en esa pasión los consumiera, estaba bien mantenerlo al menos por el momento todo en secreto, solo Duke sabia, y tal vez las gemelas y algunos amigos de Gil sospechaban, solo una pequeña parte de lo tanto que se atraían, de lo tanto que se amaban, de lo tanto que se necesitaban.

 

Entre beso y beso, caricia y caricia, Gil aprovecho un momento y extendió su brazo y tomo el frasquito, que no era otra cosa que un lubricante muy oportuno para esa clase de situaciones, aprovechando que con su otra mano estaba masturbando tanto el miembro del menor y suyo propio, abrió el frasquito y vertió el viscoso liquido sobre sus miembros y mano facilitando la caricia y el roce de ambos miembros.

 

Sentían como de repente todo llegaba al ritmo adecuado, al rito natural que habían desarrollado esos dos juntos, el calor se concentraba en su bajo vientre, y la piel se enchinaba por la sensibilidad armoniosa que experimentaban, pronto la mano que acariciaba los miembros con tortuoso ritmo fue bajando hasta los testículos del menor, sobándolos levemente, llegando a apretarlos de vez en cuando sin llegar a lastimar, pero si provocando que soltara varios gemidos el menor, música para los oídos de Gil.

 

Era un alivio que a Gil le dieron una habitación individual, ventajas de ser la estrella del circo extremo, así Johnny podía gemir con libertad y Gil escucharlo en todo su esplendor, Johnny siempre había sido un chico ruidoso, en lo que se refería al sexo también.

 

Pronto la mano comenzó a bajar más y más, encontrando ese pasadizo al placer, les dedos masajeaban el asterisco rosado hasta ser profanado con una lentitud algo agobiante, un digito, dos, hasta tres, todo a su debido tiempo, ni muy despacio ni muy rápido para que esa entrada se acostumbrara a la pronta intromisión.

 

-Gil… ah… por favor- la suplica de Johnny a su pareja no tardo en ser atendida al ser penetrado de una buena vez –Ah ha-

 

No es que les gustara el sexo rudo, pero tampoco había necesidad de ser tan delicados, ambos eran hombres, y ambos se conocían bien, bastante bien, Johnny sabia que Gil jamás le haría algo que lo lastimara, confiaba plenamente en él, y Gil jamás traicionaría esa confianza.

 

Apretado, asfixiante, pero realmente placentero y cálido era ese lugar que los mantenía conectados permitiéndoles semejante placer y unión, Gil no pudo esperar más y comenzó a moverse consiente del ritmo que tanto le fascinaba a su pareja y los llevaba a una sublime locura.

 

Fuertes y firmes estocadas comenzaron, adentro y fuera, adentro y fuera, cada vez mas rápido, el roce podría provocar un incendio en ese mismo instante y ellos gustosos se dejarían consumir nublados por el placer.

 

Abrazados, tratando de fundirse si era posible el uno con el otro jadeaban extasiados, mientras se buscaban y entregaban caricias y besos que aumentaban aun mas si se podía el placer que sentían.

 

Ni el mejor parque de juegos mecánicos, ni el deporte más emocionante, podría compararse con la adrenalina y el cumulo de emociones que experimentaban en cada entrega, ambos eran adictos del otro.

 

Y todo llegaba y se concentraba en un punto imaginario, o no tan imaginario, hasta que este explotaba y los llenaba del más máximo placer, el tan ansiado orgasmo, haciendo que derramaran su semilla, Gil en el interior de su Johnny y este entre los vientres de ambos.

 

Sudorosos, jadeantes, extasiados y cansados, se acostaron abrazados en el sofá, el cual seguramente había terminado manchado aunque no les importaba en absoluto en esos momentos, si llegaba el caso simplemente voltearían el colchón si llegaba a ser necesario, ahora simplemente se dejaban embriagar por las ultimas gotas de placer del reciente orgasmo.

 

-Johnny-

 

-¿Mmm?-

 

-Te amo-

 

-Yo también te amo Gil-

 

Ese era un día más del resto de la vida de Johnny y Gil.

Notas finales:

Yea!!! Por fin un fic terminado =D ahora me falta otra docena y varios proyectos por concretar XD, muchas gracias a todos aquellos que le dieron una oportunidad a esta loca idea :), fue divertido, ganas de golpearme en la cabeza para deshacerme de los bloqueos de escritor no faltaron y todos los comentarios que dejaron fueron de gran ayuda y diversión, también agradezco mucho a aquellos le dieron una oportunidad de leer esta historia.


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