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Un día más en la vida de Johnny Test por minima

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Notas del capitulo:

Reflexionando tres de mayo, mi cumple, les subo este capi, mmm... debo administrarme mejor :P para actualizar más constantemente

Eran brillantes, eran unas genios, podían crear cosas increíbles y comprender una infinidad de temas, yendo desde filosofía, artes a humanidades, descifrar secretos del universo a crear los más impresionantes experimentos que significaban un gran paso de la humanidad, eran unas jóvenes con un intelecto impresionante e inigualable, pero precisamente eran unas jóvenes, aun inmaduras, aun caprichosas, hormonales adolecentes aun afectadas por los estándares de la sociedad, a veces siendo vanidosas, otras egoístas, y muchas veces ser unas genios y unas jóvenes adolecentes hormonales resultaba ser una combinación peligrosa.

Muchas veces por su orgullo y vanidad, no solo por su entrometido hermanito, sus experimentos resultaban perjudiciales para su persona y terceros, principalmente la población general de su ciudad, pero así como lograban meterse en problemas, cosa que parecía ser una marca en la familia Test, lograban salir de ellos, después de todo eran unas genios, aunque también tenia que ver que Johnny y Duke las ayudaban, aunque también era un hecho que era precisamente era él en quien principalmente la mayoría de las veces las metía en aprietos. 

Ahora, una vez más, se daban cuenta que su genio jugaba cruelmente contra ellas.

Habían presenciado la escena más impactante que sus jóvenes mentes podían haber registrado.

Gil, su dulce y atractivo vecino, su sensual y bronceada perdición de sueño onírico de adolecente, aunque muy distraído y olvidadizo con respecto a recordar los rostros de sus vecinas de toda la vida, o sea ellas, se encontraba frente a sus ojos, con alguien entre sus brazos, en una manera más que fraternal, en una manera demasiado intima.

Fue un poco difícil diferenciar la figura de su hermano menor entre los brazos del rubio mayor en las primeras fracciones de segundo, oh, pero tan rápidas de pensamiento y análisis que eran no fue difícil para sus cerebros procesar lo que estaban viendo, cosa que al segundo siguiente provoco una especie de corto circuito en sus mentes.

Eso definitivamente no podía ser real, no debería ser real.

Un beso demandante, rallando con lo salvaje, unas caricias completamente inapropiadas para ser dirigidas a un cuerpo de niño como era el de Johnny; esa clase de contacto supuestamente era común entre un chico y una chica que se sentían mutuamente atraídos, quizás novios, amantes, esposos, incluso dos que apenas se conocían, también estaban consientes que ese tipo de contacto se podía dar entre dos chicos del mismo sexo, algo un poco más común de lo que la mayoría podía creer, después de todo, estaba verificado que en la misma naturaleza, en diferentes especies, la homosexualidad existía. 

Claro, sabían eso, también sabían que algún día querían llegar a ese tipo de contacto con Gil si tenían suerte, pero aun eran ingenuas en muchos aspectos, no importa que tan listas fueran, nada las había preparado para ver la intensidad con la que estaba besando y agarrando a su joven hermano.

Sus neuronas no estaban haciendo sinapsis, sentían que algo se había quebrado en su interior, tal vez parte de su corazón, parte de su conciencia, parte de su cordura, no podían, o simplemente no querían creer lo que sus ojos a través de los cristales de sus lentes habían captado y semi-procesado en sus cerebros.

¿Por qué estaba sucediendo?

Mientras que las pelirrojas gemelas se cocinaban en su propio calvario, el perro y su amo seguían con su huida seguidos muy de cerca de un no muy contento rubio.

-Rayos, olvida que ese Gil si que es un buen atleta- el chico rubio le estaba pisando los talones, o las paras como se viera.

Ya llevaban buen rato corriendo, o más bien, Duke cargando a un Johnny que aun se recuperaba de ese beso mientras huían de lo que parecía ser un muy alterado adolecente, el canino mutante había recorrido prácticamente la tienda de cabo a rabo en tiempo record y aun no había logrado despistar a Gil, en esos momentos no estaría nada mal tener alguno de los súper poderes que le daba las gemelas cuando él y Johnny le hacían de héroes en la ciudad, o mínimo un rayo láser que le permitiera detener la insistente avanzada del rubio adolecente.

Aunque pensando en las gemelas cierta rabia lo carcomía, y no se refería a la enfermedad que hacia a los que su espacio les saliera espuma por la boca, esas niñas se habían pasado con creces esta vez, de todas las cosas que habían hecho antes, esta le parecía la más intolerable, Johnny era un niño, debía disfrutar su infancia, no sufrir la amenaza de un adolecente hormonal victima de uno de los experimentos de las gemelas Test, porque era un hecho, él también era listo y apostaba sin temor a perder que por culpa de ese menjurje de la mañana Gil se encontraba como loco persiguiéndoles buscando quitarle a su amito para quien sabe que necesidades nacientes inadecuadas para un “cachorro”, un niño, como era Johnny.

Morderlo tal vez seria una buena opción para calmarlo por un rato, pero eso no era lo suyo y la ultima vez que lo hiso hacia unos momentos apenas y unos segundos o un minuto les había dado de tiempo, no, morderlo estaba destacado en esos momentos.

¿Dónde rayos estaban esas gemelas con sus inventos cuando se les necesitaba?

Gil era a parte de ser un adolecente atractivo y popular, era un gran atleta, por lo que correr persiguiendo por ese par no le presentaba mucho esfuerzo, le desesperaba no tener de nuevo ese calor, ese aroma, ese sabor entre sus brazos y boca, cada segundo que pasaba tratando de alcanzarlos era una tortura, pero cuando lo alcanzara esa desagradable sensación que oprimía su pecho.




Era una locura, y mira que lo estaba admitiendo un “loco”, él había cometido cosas que moralmente no se clasificaban como buenas, o locuras, pero lo que acababa de ver… no sabia como clasificarlo en verdad, ¿realmente había pasado?

Bueno, tratándose de Johnny Test y de esa ciudad se podía esperar cualquier cosa, aunque había cosas que sobrepasaban “las expectativas” como ese… encuentro intimo en el ropero, tal vez era momento de irse a su casa con el botín obtenido y olvidar lo visto, hasta él sabia que había cosas que era mejor no meterse y mejor hacer la vista gorda.

-¿He…?-

Antes de que pudiera retrocedes un poco más que un paso la mano de una de las pelirrojas genios se pos en su hombro, volteo a verla encontrándose con un rostro inexpresivo, totalmente inexpresivo, algo le decía que eso no estaba bien, incluso le dio algo de miedo cuando vio que ambas hermanas tenían dicha expresión sin emociones.




Miraba con cierto horror como su vecino los seguía aun muy de cerca, después del impacto inicial y el temor lo que quedaba era la incredulidad, aun no podía creer que lo que hace unos pocos minutos acababa de pasar, cosa que aun le parecía imposible.

-Duke yo puedo correr-

-¡Johnny!, no, ahora no te bajo, primero tenemos que encontrar un lugar seguro-

-Gil esta como loco-

-Eso se lo debemos de agradecer a tus hermanas-

-¿Qué?-

-Recuerda lo de esta mañana y su agua apestosa, seguro algo tiene que ver, si salimos de esta recuérdame vengarnos de ellas-

-Eso para luego, ¡Gil nos esta alcanzando!-

No es lo mismo un adolecente en plena condición física que un perro caminando en dos patas, recordando que su cuerpo esta diseñado por la naturaleza para que corra en cuatro a total de su potencial, y cargando a un niño, por lo que en esa carrera, era claro que el perro mutante se cansaría pronto con el peso extra, y el adolecente los alcanzaría. 

Un poco más, solo un poco más, era cuestión de unos cuantos pasos más y estirar el brazo y lo volvería a sentir.

Solo un poco más.

¡¡¡FRIO!!!

¿Pero qué…?

De la nada un enorme bloque de hielo apareció frente a él, impidiendo su avance hacia el chico cabeza de llama.

¿De donde había aparecido ese bloque de hielo?

Johnny y Duke estaban tan sorprendidos como su perseguidor, acaso… ¿Hela cerebros?

-¡Listo!, ¿ya me puedo ir?-

-No, aun recurriremos de tus servicios unos momentos más-

En el pasillo del segundo piso del centro comercial villano y gemelas se encontraban observando la actual situación de los otros tres en el primer piso, Susan saco su lápiz labial y empezó a rallonear el piso debajo de sus pies cuidando que ninguna de las líneas que hacia se tocaran o se sobre expusieran, para esto Hela Cerebros ya creía que había perdido la razón o tenia una de esas famosas crisis que les da a las mujeres, pero estaba equivocado, no tenia una crisis o había perdido la razón, tenia la mente fría buscando una solución a ese problema después de sufrir esa impactante escena.

Como por arte de magia, o al menos así lo pensó el chico adicto al café por un segundo, hasta que recordó lo grandiosa que puede ser la ciencia y como esas gemelas la podían llevar a niveles insospechados, la gemela de pelos lacios agarro uno de los extremos rojos de su garabato y lo despego del suelo pareciendo un delgado listón de color carmesí, para ser exactos era color rubí, pero eso no le importaba ni sabia el adicto al café.

-Ahora toma esto y atrapa a Gil-

-¿Yo?-

-Si-

-¿Por qué rayos tengo que ayudarlas?, ¿Por qué no lo hacen ustedes?-

Ugh, mala idea retar a esas dos, ahora podía sentir por dos una mirada penetrante y furica que lo hiso callar sin chistar, eso había sido mucho mas convincente que cualquier respuesta que le pudieron haber dicho, así que mejor seria hacer lo que ellas le ordenaban.

Ahora que lo pensaba un poco, pobre de Johnny al tener a ese tipo de hermanas, ahora multiplicado por dos, cielos, como agradecía no tener hermanas mayores.

No sabia de donde había salido esa pared de hielo pero eso no importaba, solo era cuestión de rodearla o escalarla y estaría junto a Johnny, pero al parecer otra persona más no lo quería así.

-Bueno, no es personal chico, pero no quiero enfrentarme el día de hoy a esas locas…-

Hela cerebros se había posicionado arriba de su pared de hielo con el extraño listón rojo carmesí, corrección, rojo rubí, que le habían dado las gemelas, de acuerdo a las indicaciones dadas por ellas, tenia que capturar al chico rubio, y habían sido muy claras, sin lastimarlo.

Bien, ese chico no parecía ser gran problema, solo un adolecente más, de esos típicos populares que estaban en la escuela y que todas las chicas quieren, y todos los chicos admiran… ¿y si solo lo lastimaba un poquito? 

Sintiendo de nuevo esas miradas penetrantes lo pensó mejor, esas amenazas silenciosas le decían que si le hacia daño a ese niño bonito esas pelirrojas le harían cosas mucho peores.

Salto en dirección del adolecente rubio con listón en mano, que tonto se debería de ver, esperaba que ninguno de los otros villanos se enteraran de esto.

Pero, ¿Quién dijo que las cosas serian tan sencillas?, ¿Quién diría que Gil no se defendería?

Bueno, eso Hela cerebros con ese puñetazo en el rostro, y ni tan siquiera había tocado el suelo.

Las gemelas miraron impactadas la escena, eso no se veía nada bien, pero nada bien, Gil jamás había golpeado a alguien, jamás lo habían visto agredir a alguien, o insultado tan siquiera, oh cielos… ¡Oh cielos!

Gil estaba enojado.

¿El fin del mundo se avecinaría pronto?

Mientras tanto al otro lado del bloque o pared de hielo, según se viera.

-¿Ese no era Hela cerebros?-

-¿Y esa no son tus hermanas ahí arriba?-

-Que ellas se encarguen, ahora vámonos de aquí-

Ya estaban dispuestos a buscar una puerta que no estuviera atorada por el hielo cuando escucharon cierto ruido proveniente del hielo a sus espaldas, como algo picándolo o rasgándolo, ¿Qué era?

-Johnny…- 

De encima del montículo de hielo se empezaba a asomar cierta cabellera rubia muy conocida para perro y niño cabeza de llama, ¿acaso nada detendría a ese chico? 


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