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Un día más en la vida de Johnny Test por minima

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Después del “incidente”, parecía, o al menos trataban de regresar al ritmo normal los hijos de la familia Test, sus padres no se habían enterado, aunque notaron cierto cambio de ánimos en sus hijos lo adjudicaron a que Johnny no deseaba ser conejillo de indias ese fin de semana de sus hermanas y estaba malhumorado por que insistían, y estas enojadas porque no aceptaba, nada del otro mundo.

El fin de semana continúo y los planes de salida de Johnny fueron cancelados y sustituidos por una maratón de videojuegos en su cuarto durante lo que restaba del domingo, prácticamente no salió durante todo el día y el mismo había arreglado su techo con ayuda de Duke.

Las gemelas no se asomaron ni a ver su puerta y continuaron con otros proyectos, y así como el fin de semana paso los siguientes días de la semana siguiente también pasaron.

Era ya todo un record que Johnny no hubiera puesto de cabeza a la ciudad en toda la semana, incluso se había portado bien en la escuela sin tampoco llegar a ser castigado, su profesor estaba tanto asombrado como inquietado, ¿acaso una señal del fin del mundo?, uno nunca sabe, por lo que se decidió a comprar un bunquer anti-bombas nucleares al final de la semana, solo por si acaso.

Johnny incluso había dejado de salir durante toda la semana, se la pasaba en casa y jugaba videojuegos con su fiel amigo, quien al parecer se estaba preocupando un poco ya de esta forma de comportarse de su amo y amigo, sabia que tomaría tiempo recuperarse, pero le dolía no ver que no hiciera locuras o alegre por alguna tontería de la tele, ya la patineta y el juego de protección de casco, rodilleras y coderas ganaba una pequeña capa de polvo junto a otros juguetes que se disfrutaban en el exterior, ni siquiera salía al patio ya que eso implicaba que podría ver a su vecino el cual también había tratado de evitar toda la semana.

Llego el viernes y las clases terminaron esa semana, el profesor ya revisaba unos catálogos de bunquers anti bombas nucleares y los niños de todos los grados salían huyendo de esas paredes que era los mantenían encarcelados de siete a dos para ir a cualquier lugar que no les recordara que tendrían que regresar el lunes.

Johnny caminaba hacia su casa mientras pensaba que juego jugaría de nuevo, ya había roto varias de sus records personales en varios de sus juegos.

-Johnny- 

Esa voz, no quería escucharla, no quería voltearse a ver, de hecho, había tratado de evitar encontrársele toda esa semana, cosa no imposible pero a veces un poco difícil ya que iban a la misma escuela y era su vecino.

-Oh, Gil- saludo devuelta.

Y ahí estaba, con su expresión calmada y una leve sonrisa, casi imposible pensar que con ese rostro había las facciones de un loco que lo persiguió el sábado pasado.

-¿Qué cuentas hermanito?, tenia rato sin verte-

-Eh, si, he estado algo ocupado con… las tareas y eso, sino termino un proyecto iré a la escuela de verano- dijo evitando el contacto visual, lo que había dicho tenia verdad pero también algo de mentira.

Su maestro realmente le había dejado un proyecto, y sus calificaciones eran muy precarias como para librarse de esas tediosas clases de verano, pero con el tiempo con el que evitaba salir de casa y aburrido de los videojuegos, hasta él sorprendentemente se aburría de ellos sin tener otra cosa que hacer, había adelantado gran parte de su tarea y proyecto, por lo que decir que estaba absorbido por ello era mentira, si realmente quisiera pudiera ir al parque o a cualquier lado, pero no quería.

-Si, la tarea puede llegar a ser un fastidio-

-Aja-

Un breve silencio se formo entre esos dos, algo incomodo en verdad para el menor, sabia que no había sido consientes las acciones del otro, que ya no recordaba, pero él si, y verlo era revivir los recuerdos desagradables.

-Nos vemos luego Gil, tengo que terminar esa tarea-

-…adiós-

Gil vio como se alejaba el pequeño de cabellos de flama, lo había notado desde hace un par de días, Johnny lo estaba evitando.

¿Acaso estaba enojado con él o algo por el estilo?, la idea de que alguien estuviera molesto con él no le molestaba, a pesar de ser de agrado y admirado por muchos, también estaba consiente que había varios que lo envidiaban por eso, pero en Johnny jamás vio una muestra de envidia u odio dirigido a su persona, en realidad, en él podía encontrar la admiración pura de un niño, la amistad sincera que pocas veces encontraba en las personas, y una agradable compañía.

Pero ver la repentina “lejanía” de su vecino, amigo, su “hermanito”, le entristecía, realmente le entristecía, ¿Por qué Johnny lo evitaba?

Sabia que no era envidia u odio lo que lo hacia alejarse, a pesar de que apartara su mirada lo vio en sus ojos, no había ninguno de esos sentimientos, pero si una sombra de tristeza que se intensificaba con su cercanía.

Y esa tristeza le hacia sentir una opresión en el pecho.

Le gustaría desaparecer esa sombra de tristeza y ver nuevamente ese brillo que le caracterizaba, alegre, travieso e hiperactivo, así era el Johnny que conocía y quería.

~Querer~

Algo en su mente empezó a chispear en su mente, o así lo sentía, ¿Qué era eso?

Como que se estaba dando cuenta de algo, deduciendo un hecho, pero se le escapaba, aun le faltaba una pieza para que “eso” quedara claro.

+*+*+

En la casa de los test después de un ligero día en la universidad, las gemelas revisaban unos apuntes del “incidente”, uno en que estaban tentadas en borrar de sus mentes, cosa que podían hacer perfectamente, pero eso podría generar el riesgo de cometer los mismos errores, cosa que no podían permitir.

Aun no se explicaban del todo la reacción que tuvo su rubio sueño adolecente, fue demasiado “intenso”, para expresarlo en palabras simples. 

El mal sabor que les había dejado aun no desaparecía del todo, entre la culpa y envidia que sintieron al ver como Johnny recibió los besos y caricias de Gil, estuvieron tentadas en recrear la formula, pero no, demasiado peligrosa, con resultados fuera de sus cálculos.

¿Por qué Gil *suspiro* había reaccionado tan salvajemente?

Ni siquiera con los ratones o hámster, ni siquiera se habían intentado… “aparear”, y Gil se había arrojado a Johnny de esa forma.

Tal vez el cerebro de los hombres, o precisamente los adolecentes, era más primitivo de lo que estudios pudieran deducir.


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