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Preguntas al aire… por minima

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Notas del capitulo:

Una idea más, que no estoy segura de continuar, es una comvinacion de mitología nórdica, un poco de marvel, y Harry Potter

Recuerdos de un padre...

Sus ojos miraban con horror la escena frente a él, justo el día que por fin había despertado y se enteraba de tantas malas noticias, sus niños repartidos en el mundo sin recordar su verdadero pasado, los malditos de Asgard próximos a aparecer y el más joven de sus hijos en riesgo de muerte.

Recordaba perfectamente sus días como Dios, bien, aun lo era, pero había renacido entre los humanos, por desgracia su difunta esposa no tuvo la misma suerte, pero sabía bien que su hija cuidaría la alma de su madre hasta el fin de los tiempos, bien, recordaba a la perfección todo, lo cual era una gran ventaja, y haber nacido entre los magos también lo era, era como esconder una flor en un campo lleno de ellas, pasaba desapercibido, claro, sino usaba todo su potencial, ya sabía él que era un genio, no por nada había gastado sus últimas energías en ese último hechizo no solo para protegerlo a él sino también a sus amados hijos.

Sus hijos, ellos seguramente habían reencarnado igual que él, esperaba que hubieran tenido mejor suerte, haber nacido en una familia humilde, bien, eso podía ser tolerable, y más porque en sus primeros años no tenía ni idea de quien era en realidad, lo malo fue que tuvo que nacer una de las peores épocas para nacer bajo el seno de una familia con un progenitor no mago, y para su suerte él era eso, lo que llamarían un mestizo, no solo tenía que aguantarse a los otros magos que lo llamaban desde sangre sucia a escoria, tal vez su memoria no estaba aún despierta pero su carácter sí, siempre impasible y muy maduro a los ojos de los demás, en cambio maquinaba sus pequeñas venganzas contra todos ellos que osaban molestarlo, si ni siquiera Thor u Odin se habían salvado de sus bromas, menos ellos que eran unos simples mortales.

Si alguien hubiera imaginado que Loki era el bastardo más peligroso entre los dioses nórdicos, pues tenía razón, aunque también era cierto que no siempre se mostraba así, especialmente con sus hijos, a pesar de mostrarse como un malvado manipulador que buscaba la destrucción de todos los demás dioses y hacerse del poder del mundo, eso no significaba que fuera mal padre, es más, la mayoría de sus acciones eran para proteger a sus niños, pero Odin fue muy lejos cuando se atrevió a atentar contra sus vástagos.

“Peligrosos tanto para los dioses como midgarth, debes comprender, es por el bien de todos”

Esas fueron algunas de sus palabras, hipócrita, lo que él no quería era que sus niños desarrollarán todo su potencial, pero también era porque eran diferentes a los demás dioses.

Fenrir, fuerte, orgulloso, su primogénito, algo temperamental y desconfiado, no lo culpaba, esos bastardos habían atentado contra su existencia incontables veces, he intentado dejarlo encadenado por temor a su fuerza y su fiereza, nacido con la marca del lobo. Luego estaba Jörmundgander, centrado, maduro y el más grande de todos, nacido con la marca de la serpiente, cuando Odín oso lanzarlo al mar juro ahí empezar con su venganza contra los que osaban dañar a su familia. Despues Sleipnir, el único de sus hijos que no había crecido con él, arrebatado cuando apenas era un bebe, nacido bajo la marca del viento y el caballo, por un tiempo lo pensó muerto como así le hicieron creer, cuando descubrió la verdad, de que era el caballo de Odin, que jamás había sabido su procedencia o que podía cambiar de forma, se sintió morir, sino hubiera sido por su esposa que le apoyo, y comprendió, ya que fue el quien dio a luz, y por sus demás hijos, hubiera estallado la guerra en ese mismo momento, pero sus hijos aún era muy jóvenes e inexpertos en la guerra, no los arriesgaría a una batalla como esa jamás, todo debía ser planeado con minucioso detalle. Hela, su única niña, para muchos fría, aterradora, era una de las más temidas de entre sus hijos, en cambio en su hogar una de las más queridas, por ser la única mujer entre sus hijos y la menor por mucho tiempo. Seguido de ellos seguían los gemelos Hatu y Skoll, admiraban mucho a su hermano mayor y muchas veces eran su dolor de cabeza, habian nacido bajo la marca del lobo. 

Nadie se esperó la llegada de su ultimo hijo, ni siquiera él o las malditas diosas adivinadoras del destino, en esa época Odin ya había osado atacar mucho a su familia, en uno de sus atentados el bastardo logro matar a su mujer, su amiga, su compañera, su corazón ya no aguantaba tanto tormento, ya sus hijos habían sido también castigados por el estúpido miedo de los demás dioses, y ahora esto.

Con el alma morir, el corazón desgarrado y hecho trizas, estuvo de luto mucho tiempo, Hele le había comunicado que su madre estaba bien, descansaba bien en uno de los más hermosos jardines de su reino, pero no podía hacer nada contra esas leyes que la misma creación había impuesto, tal vez si todas las creaturas del mundo lloraran su perdida, ¿pero quién aparte de ellos lloraría si Odín se había encargado de darles tan mala fama?

Había ocultado a Fenrir y a los gemelos, no quería más perdidas, ya no más, Jor estaba en los mares, oculto también, Hele debía quedarse en el reino de los muertos, siendo la reina de ese lugar, además de que estaría segura ahí, y él, él debía lidiar con su dolor solo, no debía visitar a sus hijos mayores o su pequeña, eso solo atraería la atención de los dioses para una posible confrontación, menos a Sleipnir, aun no era momento que supiera quien era su padre, bajo a Midgard y deambulo por un bosque por días, semanas, bebiendo mucha agua miel y comiendo poco, las creaturas de ahí respetaban su presencia y algunas trataban de hacerle compañía, especialmente las que representaban las marcas de sus hijos, respetándolo e inconscientemente considerándolo como un líder, o padre.

Dormido en un prado, con sus cabellos negros revueltos sobre su capa tendida en el suelo y su ojos cerrados, pensando que la naturaleza era su única compañía, admitía su descuido, se encontraba realmente deprimido, ebrio y muy expuesto, no supo cuando llego ÉL, o cuando comenzó esa suave caricia sobre sus ropas desacomodadas o los labios que acariciaban los suyos propios, mejillas y cuello, pensó que era un sueño, uno que cada vez más lo hacía sentir hervir desde sus entrañas, aun en el mundo de la inconciencia empezó a responder esas caricias, su ebriedad era algo que dejaba a su conciencia y raciocinio fuera de combate, debería cuestionarse porque sus barreras habían sido atravesadas sin que se diera cuenta, o era porque estaba muy ebrio para hacerlo, o quien rayos la persona que se atrevía a tocar su cuerpo con tanto descaro.

Las manos grandes y masculinas recorrieron su cuerpo desnudo, de una manera ágil y veloz se había desecho de su ropa sin que él se diera cuenta, o así le pareció en su estado.

Las manos eran firmes y acariciaban de una manera que se sentía arder, por lo que su miembro no tardó en responder, alzándose quisiera o no, aunque no encontraba algún motivo para molestarse en esos precisos momentos de placer.

Abrió ligeramente los ojos entre la bruma de su propia inconciencia intoxicada de placer y la oscuridad de la misma noche, nada estaba claro, por lo que no lo identifico en ese preciso momento, pero más adelante sabría quién era, apenas distinguió ese cuerpo musculoso sobre él, desnudo y bien fornido, pudo observar el brillo del deseo en aquellos ojos que le miraban fijamente, si con solo sus caricias se sentía estremecer, esa mirada lo hizo alucinar de pura excitación.

De un momento a otro estaba en un mar de placer, invadido y llenado de una manera tan plena, tan completo, por un momento se sintió bien, absolutamente bien, solo existía ese placer, su cuerpo invadido por esa exquisita sensación y ese cuerpo, que le pareció tan magnifico, nada más existía.

Al día siguiente despertó solo, desnudo y con algo más que preguntas en su cuerpo.

Nueve meses después ya sabía quién había sido su amante, y no había dejado solo recuerdos, sino algo en su interior, un fruto no deseado que llego a odiar, pero siendo ya un padre amoroso por naturaleza no pudo rechazar a la creatura aunque el otro progenitor fuera una de las personas que más odiaba en su vida, para su suerte, su séptimo hijo, un varón como la mayoría de sus hijos, había heredado la mayoría de sus características.

Regresando al presente, debía actuar de una buena vez por todas, sino tendría que ver como esos malditos mortales trataban de matar a su bebé, bien, no era precisamente un bebé, ya tenía sus 14 años, pero para él siempre seguiría siendo su bebé, además 14 años mortales no eran nada para un Dios.

Definitivamente su familia no tenía la mejor de las suertes, en esa época su hijo había nacido también mago, pero no uno cualquiera, sino como uno de los más fuertes y marcado por una profecía que sospechosamente le olía a una jugarreta de Odin, bien, era hora de salvar a su pequeño, hijo, que en esa época había nacido con distinto nombre al igual que todos ellos.

Debía de salvar a Harry Potter.

Notas finales:

Tal vez cuando tenga mas tiempo la desarrolle más, como otras historias, pero ahora se queda en el cajón de las preguntas al aire.


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