CAPITULO II
Salió de su camarote, se había dado una ducha y ahora vestía de acuerdo a la ocasión, con una playera sin mangas color azul cielo, pegada completamente a su cuerpo, mostrando el contorno de su bien trabajado abdomen y pecho; un pantalón de manta, y sandalias color miel. Estuvo caminando por varios minutos, mirando de aquí para allá, se sorprendió buscando al rubio, por lo que gruño algo irritado ¿Qué hacia él, buscando al rubio? Total, si lo encontraba le haría ver su suerte y si no lo encontraba, muchísimo mejor, así se evitaba otro mal momento.
Se detuvo frente a una alberca, la cual ya estaba siendo ocupada por unos cuantos pasajeros. Ignoro el gentío y prefirió acercarse a un bar que se situaba al lado de la piscina, tomo asiento frente a la barra.
-Un perla Negra*- Pidió al cantinero.
-Sí señor, en seguida-
Cerró los ojos por un momento, sentía la brisa del mar sobre su rostro y escuchaba el chapoteo del agua, los gritos de los niños y las coquetas risas de las chicas.
El cantinero puso su bebida frente a él y con la llama de un encendedor, calentó la parte superior del líquido, hasta que apareció una llama de color azul en el trago, al instante abrió sus ojos para sujetar con firmeza su vaso, le dio las gracias al cantinero y de un shot** lo termino, pidiendo otro al instante.
-¡Increíble!- Un chico de no más de 20 años le miraba fascinado. – ¿No te has quemado?-
Zoro no pudo evitar mirarle con algo de desconfianza ¿acaso se estaba burlando de él?
-¿Quieres intentarlo?- Le pregunto seriamente, levantando la mano para llamar al cantinero y pedirle otro trago al chico.
-No, no quiere intentarlo- Dijo una segunda voz, que se acerco hasta ellos, miro fugazmente al peliverde y después al menor.
-Luffy ¿Dónde demonios te habías metido? Te he estado buscando por un buen rato-
-Estaba nadando…- Se señalo el salvavidas que portaba alrededor de la cintura.
-Si ya veo- Nuevamente el recién llegado miro a Zoro y se inclino un poco –Lamento la conducta de mi hermano, es curioso por naturaleza-
Zoro, trato de no darle importancia, en ese momento el cantinero que había visto el gesto del peliverde les interrumpió.
-¿Deseaba algo señor?-
Zoro miro a los dos azabaches.
-¿quieren tomar algo?- Pregunto directamente el peliverde.
-¡Yo quiero probar lo que tomaste!- Aseguro el menor.
-De eso nada…- Dijo el mayor. –Un refresco para mi hermano y yo quiero un ron-
-¿Qué? ¿Un refresco?- Luffy frunció la boca.
-No me discutas- El mayor le miro con los ojos entrecerrados, mientras Luffy se cruzaba de brazos y apretaba la boca, para no dejar escapar quizás una que otra queja. –La verdad es que se pone bastante mal al beber, no se le da bien…- Tuvo que admitir el mayor, mirando a Zoro y susurrándole. –Además hoy es la boda de un amigo, y si queremos que todo salga bien, será mejor mantener a mi hermano lo bastante lucido, ya de por si estando normal, es un caso perdido- Termino de decir eso y Zoro mismo lo comprobó, cuando vio al menor dar un gran salto y sumergirse en la alberca, mientras daba un grito de entusiasmo total, mojando a todos a su alrededor, incluyéndolo a él y a su hermano.
-Luffy….- El mayor arrastro el nombre del menor, tenía todas las intensiones de acercarse a la piscina y retarle por lo que acababa de hacer, pero la risa de Zoro le distrajo de su objetivo.
-Sí que es todo un torbellino- Zoro siguió riendo, esos dos chicos de alguna manera le habían caído bien, además sería grato hacer amistad con alguien en ese viaje, si es que no deseaba morir de aburrimiento también.
Ace le miro por unos segundos, ya después se unió a sus risas.
-Mi nombre es Ace D. Monkey y mi hermano se Llama Luffy- El azabache estiro la mano y al instante el peliverde le respondió.
-Zoro Roronoa- Se presento también.
-Zoro, sería grato volver a reunirnos, tenemos una boda para la tarde ¿te gustaría acompañarnos?-
-Es verdad, algo habías dicho sobre una boda-
-Así es, un amigo opto por casarse en este crucero, será algo privado, en uno de los salones principales-
-Una boda…- Suspiro pesadamente, escuchaba sobre nupcias y su estomago se revolvía, el también pronto presenciaría la boda de una de sus hermanas, y en vez de resultar una celebración, era más parecido a un funeral, aquella era una boda arreglada, ni siquiera su hermana conocía aun a su futuro esposo.
-Entonces ¿iras?- Ace le saco de sus pensamientos.
-Ahí estaré-
-Genial, ¿En qué camarote te estás hospedando? Luffy y yo podríamos pasar por ti-
-En el 52-
-Bien, todo listo entonces, por las nuevas amistades- Ace levanto su trago y trato de chocarlo con el del peliverde.
-Por las nuevas amistades- El peliverde respondió al gesto, mientras Luffy se acercaba a ellos, totalmente empapado.
-Ace! Ya he localizado a Sanji!- Se apresuro a decir el menor.
-¿Eh? ¿En serio? ¿En donde esta?- Pregunto apresurado.
-Le vi entrar ahí- Señalo un pasillo y Ace termino de un solo trago su bebida.
-Bien Zoro, pasamos por ti como las 6- Se despidió, dejando al peliverde solo nuevamente, mientras les veía alejarse.
Cuando sintió que bebió lo suficiente se puso de pie y tras dejarle una buena propina al cantinero, comenzó a caminar e inspeccionar por allí.
Minutos más tarde se decidió a ir por algo de comer, estaba buscando el comedor, cuando doblo la esquina y se topo de frente contra el rubio. Los dos permanecieron mirándose, fue en ese momento que el peliverde recordó lo que le diría en cuanto tuviera la oportunidad de verle de frente, pero antes de poder decir cualquier cosa, el rubio le había empujado, pronto se vio envuelto en oscuridad y… sentía algo clavado en su espalda, además de que sabía que no estaba solo. El rubio le había metido en un armario de limpieza junto con él, y lo que muy probablemente sentía en su espalda, era el palo de una escoba.
-Oye imbécil que…- Pero la mano del rubio le cubrió la boca.
-Shhhh….- Le exigió que callara, escucharon unos pasos sobre el pasillo y después silencio nuevamente.
-Quita tu asquerosa mano…- Zoro sujeto la mano del rubio, logrando quitarla de su boca. Además de que su cercanía de alguna manera le crispaba los nervios.
-Que tipo tan escandaloso, que te calles te he dicho-
-¿Y quién te crees para callarme “cejas afeminadas”?- Zoro había recordado su rostro y no había dudado en molestarle con hacer mención sobre su físico. Un silencio inundo finalmente aquel reducido espacio. Al parecer el chico sí que se había molestado por ese apodo. -¡Ja! ¿Qué ocurre, te han comido la lengua los ratones?- Se jacto el moreno.
-No he sabido como contestarte de inmediato, me ha parecido tan estúpido e infantil tu comentario… “marimo”- Y el rubio también había recordado su físico y contrarresto el insulto, aunque respondiéndolo, tampoco se le notaba tan adulto.
-¿marimo?- Pregunto realmente enfadado el moreno.
-como dos gotas de agua- Afirmo el rubio.
Zoro se había quedado en blanco, generalmente nadie le insultaba tan descaradamente, y aquel tipo ya lo había hecho no una, sino dos veces en un solo día.
-Oye idiota, aparta tus manos- Se quejo de pronto el rubio.
-¿Qué?- Pregunto confundido el peliverde.
-No te hagas el idiota, aparte de todo pervertido ¡Que te he dicho que sueltes!- El rubio dio un manazo, pero no localizo las manos del peliverde.
Zoro levanto sus manos, las dos, las tenia de frente a sí mismo.
-Tus… manos…- En medio de la oscuridad el rubio tanteo logrando sujetar las dos fuertes y grandes manos del moreno. –Aquí están…-
-Te lo dije… - Gruño el peliverde.
-Entonces quien…- Un escalofrío le recorrió, cuando nuevamente sintió que algo le rozaba el trasero. Se sobresalto sin poder evitarlo y al tratar de alejarse de aquello que le tocaba, se hizo dos pasos hacia adelante, una de sus piernas se enredo entre algunos palos y otros enceres de limpieza, haciendo que perdiera el equilibrio y se fuera directo hacia el frente.
Zoro quien permanecía parado y aun sujetando las manos del rubio, sintió el jalón que este ejercía y logro mantenerlo de pie.
-¿Qué diablos haces?- Pregunto molesto el peliverde.
-algo, algo me toco…-
-Ya abre la maldita puerta- Zoro le soltó y en ese momento el rubio algo desesperado comenzó a sujetar la perilla de la puerta, pero esta no cedía.
Sanji ahogo un grito.
-¿Ahora qué?- Pregunto fastidiado Zoro.
-No quiere abrir… y… ¡ahhh! ¡Se está moviendo, me está tocando otra vez!- Sanji se apretó lo más que pudo al peliverde.
-¿Qué haces?- Zoro sintió como el delgado cuerpo del rubio se pegaba por completo al de él. Incluso una de las piernas de Sanji rozo sin querer su entrepierna y Zoro se tenso al acto. – ¡Oye idiota, aléjate!-
Y entre que el peliverde quería alejarlo de su cuerpo, así como el rubio se negaba a pegar su espalda al otro lado del armario, armaron semejante lío que en una de esas Zoro empujo sin querer demasiado fuerte al rubio a la puerta, logrando destrabarla. En cuanto la puerta se abrió, Sanji cayó de espaldas al suelo, llevándose consigo al peliverde.
Los dos yacían en el piso y mientras intentaban acostumbrarse a la luz, un gato salto a su lado, huyendo despavorido.
Una gota de sudor resbalo por la cabeza de ambos.
-Oye… “marimo” quita, que pesas- Sanji se quejo, el moreno, aun seguía sobre él.
Al ser consciente de eso, Zoro no respondió, simple y sencillamente se puso de pie.
Sanji también se puso de pie y tras mirar fugazmente al peliverde. Le dio la espalda y comenzó a caminar.
-Te recomiendo… tomar una ducha- Le dijo. Zoro no comprendió aquello, se miro, no parecía sucio. –Y una… muy fría- Sanji doblo la esquina, pero dijo eso lo suficiente alto, como para que el peliverde le escuchara, fue eso, lo que alarmo a Zoro, quien agacho la cabeza y vio con espanto que tenía una erección.
Abrió los ojos realmente sorprendido, tan solo había sido un roce, algo tan mínimo y el… estaba tan duro como una maldita roca.
No sabía si gritarle insultos, seguirlo o quedarse ahí, hasta que su “problema” desapareciera. Perfecto, ahora si ya se sentía bastante humillado frente a ese tipo, ahora estaba hundido hasta el cuello. E incapaz de volver a mirarle siquiera a la cara, opto por dar media vuelta e internarse en su camarote, incluso, estaba tentado a no salir definitivamente de su habitación por lo que restaba del viaje, con tal de no volver a toparse con ese maldito, idiota, pero terriblemente apuesto rubio.
CONTINUARA!