-E-espere, Kusama-san…
Los focos sobre la habitación no emitían luz. La ventana estaba abierta, al igual que las cortinas, la luna alumbraba el lugar. Abrazados sobre un futon, y a oscuras, se demostraban amor.
-Misa-chan, no puedo esperar más…
Una gotera en el lavadero, bocinas de carros, el crujir del sofá, gemidos de un chico y besos en el cuello, resonaban en el eco de la habitación. Habían esperado tanto por este momento que, el takoyaki, podría esperar.
Las manos de Nowaki se paseaban por debajo de la camisa de Misaki, acariciándole el abdomen, y los labios por el cuello. Mientras que los dedos de Misaki se enredaban en los cabellos azulados.
-Nhhmm.... –gimió Misaki. El aroma de Nowaki era tan extraño y seductor a la vez, lavanda y jabón de coco. Una mano se introdujo dentro de su ropa interior, su sexo se endureció con un leve rose, soltando sin querer un gemido bastante alto – ¡Ah!
No supo cuando lo hizo, pero cuando miró hacia abajo ya no tenía el pantalón, tan solo vio la mano de Nowaki moviéndose rápidamente. Se sonrojó al instante.
Nowaki dejó el cuello para bajar a la entrepierna.
-¡AH! –soltó Misaki al sentir la lengua de Nowaki jugando con su sexo. Era una tortura. Tan solo lengüetazos hacían querer más. Volvió a enredar los dedos en sus cabellos, obligando a Nowaki a ponerse el miembro necesitando dentro de su boca. No quiso admitirlo, pero esa escena era excitante. Ver como su pene entraba y salía, y los sonidos extraños que producía al hacerlo, le excitaron aún más que la acción en sí, aunque claro, jamás lo diría. El orgasmo estaba cerca, enarcó la espalda echando la cabeza hacia atrás, jaló el cabello de Nowaki y soltó un gemido ahogado.
Tuvo el orgasmo. Pero no había esperma manchando la cara de Nowaki.
-(// ¡Se lo trago! –Misaki no podía controlar su respiración, ni sus pensamientos – ¡Así nada más! ¿¡Quién se lo traga así de fácil?! //)
-Realmente, –dijo Nowaki – eres lindo.
Takahashi hundió la cara entre las sabanas. Sintió como sus caderas se alzaban en lo alto, doblándole el cuello hacia arriba. Nowaki puso sus rodillas en cada costado, y las piernas de Misaki en sus hombros. Hundió la cara entre las nalgas de su pareja.
-¡Ah! No… eso no… ¡ah!
Era una sensación muy agradable, aquella lengua paseándose por su entrada, aquellas manos masajeándole los glúteos. La lengua cambió de lugar con un dedo, y luego dos.
-Ah… agh… nmmh
Bajó las caderas lentamente, hasta ponerlas sobre sus piernas. Se estiró hacia delante y lo besó con inquietud, jugando con amabas lenguas y rozándole los dientes, dibujando con saliva la comisura sus labios. Misaki sólo se dejaba hacer. Nowaki se bajó el pantalón hasta las rodillas y se quitó la camisa. Masturbó un poco su sexo y condujo hacia la pequeña entrada. Misaki cerró los ojos y rechinó los dientes. Con sólo una leve mirada supo que esa cosa estaba enorme. O al menos, eso pensó.
-No dolerá –dijo Nowaki, tan sensual como siempre – si pasa, prometo parar.
-(// No pararás ni aunque te lo pida llorando //) – y Misaki sabía la verdad.
Cuando la punta entró todo su cuerpo se sacudió, pero su miembro se volvió a levantar. Dolía, dolía mucho. Pero, se sentía bien, demasiado bien. Nowaki lo sentó sobre él mientras las piernas de Misaki caían a ambos lados. Misaki busco algo con que desquitarse, pero lo único a lo que pudo aferrase era a la espalda de Nowaki, la arañó mientras entraba el resto del sexo.
-Ah… d-duele…
-Relájate…
Y eso hizo. Suspiró hondo y dejó a Nowaki el resto. La primera embestida hizo que el cuerpo pequeño se meneara sobre el más grande, y así con la segunda, tercera y las demás.
-¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! ¡Ah! –Nowaki lo tenía sujeto por el trasero, y Misaki seguía arañándole la espalda mientras gemía, de dolor y placer. – (// Es extraño –pensó – es tan distinto… a Usagi-san, su olor, su voz, “eso”… “esto”, es tan distinto a Usagi-san… –Hacerlo con alguien más, daba miedo, de una u otra manera. No se dio cuenta en que momento las manos comenzaron a temblarle –//)
-Misaki… – Kusama se detuvo al sentirlo– ¿Estás bien? ¿Hago algo mal?
-N-no… –se apresuró a responder, sin soltarle la espalda y sin mirarlo, hundiendo la cara en su hombro – Es sólo que, es extraño…
-Acaso… –enarcó las cejas – ¿No es tu primera vez, o si?
Misaki negó con la cabeza.
-Entonces… –Nowaki lo entendió. –Es tu primera vez con alguien más –adivinó.
Misaki asintió, hundiendo más la cara.
-En ese caso –susurró – haré que grites mi nombre.
-¿He?
Lo hizo recostarse de nuevo, continuó embistiendo, las piernas del chico se le enredaron.
-¡AH!
-Bésame…
Nowaki se detuvo. Tomó a Misaki por mentón, lo obligó a mirarlo.
-Bésame…
-I-Imposible…
Misaki cerró los ojos. Le temblaban al igual que las cejas. No podía, quería, pero… ¿Cómo hacerlo?
-Bésame… –insistió, acariciándole la mejilla – has crecer lo que siento.
- ¿Cómo… –murmuró, aun con los ojos cerrados – se supone debo hacerlo?
-Bésame… –le susurró al oído – a destiempo, sin piedad y en silencio–Misaki no abrió los ojos, y hasta se mordió un labio – Bésame, –continuó – frena el tiempo…
Y el pequeño no cedía. Nowaki sonrió y siguió embistiéndolo. Misaki soltó más de un gemido.
-Bésame, como si el mundo se acabara después…
Misaki abrió los ojos. Quizás, sería bueno intentar…
Alzo los brazos y los colocó sobre el cuello de Nowaki. Levantó el cuello… y así se quedó. En su mirada y mejillas lo decían todo, no podía. Deseó no ser tan penoso. Nowaki sonrió y lo besó. Como si el mundo se acara después. Sin razón, tan sólo, porque quiso el corazón.
-Bésame… así, sin compasión. Quédate en mí, sin condición…
-Kusama-san… ah…
Lo cambió de posición. Lo hizo caer de lado sobre la cama, con él aun dentro. Acostados de costado, con la pierna de Misaki sobre la suya; siguió penetrando, quedando en la posición de la cuchara. Le besó el cuello y por debajo del brazo le masturbó.
-Ah…
Le mordió levente la oreja.
-Misaki… –dijo, muy cerca de su oído – Misaki, te amo.
-N-Nowaki –san…
Sintió un líquido caliente recorrerle el trasero, y por su expresión, supo que Nowaki se había venido. Misaki no tardó en hacerlo también.
Se recostó boca abajo exhausto, maldita su respiración que no se calmaba. Nowaki se recostó a un lado de él y cerró los ojos. Misaki lo miró, parecía tan feliz, tan tranquilo… Nowaki sonreía mientras su pecho subía y bajaba.
Y luego abrió los ojos como platos. Eran cálidos y suaves, los labios de Misaki. O, bueno, lo que sentía de ellos. Al fin de cuentas, un beso de media luna, es un beso. ¿No?
-¡Listo, ya! ¡Buenas noches!
Gritó y se metió entre las sabanas.
Nowaki enrojeció por un momento. Demasiado tierno… y violable.
-¡Misaki! – se abalanzó contra él.
-¿¡Q-Qué!?
-Esto aún no acaba… –susurró – aun no gritas mi nombre.
Antes de que pudiera responder, los labios de Nowaki estaban mordiendo los suyos. Y la sabana que lo cubría había desaparecido.
-Ah… (// Sí, es distinto, muy distinto. Sus manos recorriendo mi piel…//) ¡Ah! Nggghhmmm
-Misaki…
Nowaki estaba sobre él. Con sus brazos y piernas aprisionaba el pequeño cuerpo tendido boca abajo sobre la cama. Las penetraciones comenzaron otra vez.
-Misaki… Di mi nombre…
Podía sentir los testículos de Nowaki golpeándole el trasero. Y su cálida voz hablándole al oído.
-¡Ah! (//…Sus labios sobre los míos, su aliento sobre mi cuello y su aroma pegado en mi nariz… //) – ¡N-Nowaki… Nhgg… Nowaki… Nowaki…
Dijo entre cada jadeo, Kusama sonrió y movió las caderas lo más rápido que pudo.
-Grítalo, Misaki…
-(//…Sí, es distinto, porque él no es Usagi-san. Ni quiero que lo sea. No necesito compararlos porque… Él es Kusama Nowaki…//)… ¡N-Nowaki! ¡N-Nowaki! Ah… ah… nmmmmhhh
-Te amo, Misaki
Confesó, antes de venirse otra vez.
-(// Kusama Nowaki, la persona que ahora amo… //)
=:=
Despertó. Olía sabroso. Se talló los ojos y se sentó sobre la cama. Miro el reloj y descubrió que ya pasaban de medio día. Esta noche, tuvo más eyaculaciones de las que alguna vez pudo imaginar. Su cuerpo estaba recubierto de marcas de besos. Sería difícil ocultarlos. Se tocó el trasero, ardía terrible, bañarse también sería una molestia. Ah… odiaba las mañanas después del sexo.
-Buenos días –Nowaki estaba parado frente al marco de la puerta. En la bandeja que traía podía verse un desayuno. Y una flor.
-K-Kusama-san... –Misaki desvió la mirada. ¡Pero qué lindo era que alguien te hiciera y trajera el desayuno!
Nowaki depositó la bandeja en el piso. La falta de muebles era un problema.
-Dime como lo hiciste ayer –dijo mientras servía un poco de jugo de naranja en un vaso –. Después de todo, yo ya te llamo por tu nombre.
Misaki tragó saliva y como pudo le sostuvo la mirada.
-N-Nowaki…
-Bien, –le guiñó ambos ojos –desayunemos, Misa-chan.
=:=
-¿Vas a salir?
-Sí… –Nowaki terminó de ponerse el abrigo –Tsumori-sempai me regañará si falto más.
-Ya veo… –Misaki le sonrió – que te valla bien.
-Gracias.
Salió de casa. Se sentía tan vacía, sin él. Quizás vería lo de la universidad luego.
-Nowaki… –suspiró.
La puerta se abrió otra vez, espantando al pequeño. Kusama entró.
-Olvidé algo –dijo sonriente. Tomó a Misaki por la cintura y lo besó.
-¡Qué demonios!
- Ahora sí, me voy.
Misaki enrojeció. Y si no le hubiera dolido el trasero, hubiera corrido tras él y dado un golpe.
-¡Idiota! ¡No hagas eso!
-¡Nos vemos! –dijo y salió de casa. Ahora si se fue.
Lo que Misaki no sabía, es que, lo verdaderos problemas estaban por comenzar.