Puso su mano sobre mi mejilla y recargó sus labios sobre los míos, abrí mis ojos llorosos como dos grandes platos. No cabía en mi sorpresa.
Traté de susurrar un "no".
Mat- no, no puedo...Takeru llegará pronto y...
Tai- entones...¿esta bien, sí sólo cambiamos de lugar?.
Mat- ¿Tai...chi?.
Tai- ¡eso esta bien!.
Fuimos a una habitación continua, al llegar ahí Tai cerró la puerta con seguro. Me miró un poco apenado.
Tai- lo siento, estoy un poco...
Ni siquiera terminó su frase pues me tomó por el cuello de la camisa y me jaló bruscamente hacía él volviéndome a besar, esta vez fue más tosco e impetuoso...me dolía la presión que hacía con nuestros labios, pero aún así no quise separarme de ellos.
Su mano bajó a mis pantalones, los desabrochó, entró en mi boxers y empezando a masturbarme.
Mat-no...
Aún me besaba cuando esas dos letras se escaparon de mis labios.
De inmediato se detuvo viéndome fijamente a los ojos. Empujó mi pecho hasta hacerme caer.
Tai- ¿no?.
Tocó mi pecho con su mano.
Tai- Yamato...
Metió su mano tras mi camisa.
Tai- ¡no digas que no!, ¡YAMATO!.
Acarició mi pecho mientras bajaba su mano. Lagrimas resbalaron de mis ojos combinándose con mi sudor, cerré mis ojos, los cuales volvía a abrir cuando sentía a Tai bajar.
Bajó mis pantalones y se me quedó viendo desde "ahí" abajo.
Tai- esta parte tuya no dice que no.
Con su mano tomó mi pene y lo masturbó apretándolo un poco, consiguiendo infinidad de gemidos de mi parte.
Tai- de alguna forma esto se siente muy bien.
Aumento la velocidad y siguió apretando.
Tai- mira aquí.
Estaba más que mojado, no podía evitar ver, gemir y llorar sonrojado.
Tai- ya no somos niños, debe estar bien.
No entendía sus palabras hasta que...tocó mi entrada y empujo con sus dedos.
Tai- estas preparado para esto ¿no? Yamato.
Lo mire sorprendido y preocupado, él no espero para hacerme cambiar mi cara a dolor y metió dos de sus dedos sin prepararme.
Mat-no...
Lloré de dolor, él volvió a besarme para calmar mi llanto y silenciarme.
Seguía empujando en mi entrada. Metiendo y sacando sus dedos de mi ano cada vez más rápido.
Tai- Yamato...
Abrí mis ojos preocupado por lo que siguiera.
Tai- quiero esto contigo...ahora.
Desabrochó su pantalón apresurado, vi su pene acercarse a mi, temiendo por lo siguiente sabía que él iba a hacerlo pasara lo que pasara.
Lo colocó en mi entrada y suavemente lo hizo entrar en mi.
Mat- me...duele...
Me dolía, me dolía tanto, al contrario de mi cuerpo, yo quería detenerlo, pero no pude decirlo por que el....me pidió que no lo hiciera.
Una vez dentro de mi, se movió haciéndolo entrar y salir de mi. Al principio con problemas y después mientras más me mojaba más fácil era embestirme.
Sentía la cabeza de su pene casi salir de mi y volver a entrar abrupta-mente, me tomó como quiso, tan fuerte y tan rápido sin permitirme para hasta que se corrió. Era caliente, pude sentir su semilla tibia en mi interior.
No pude más, quedé en shock esperando que algo peor siguiera. Sacó un pañuelo y limpio mi entrepierna chorreada de mis semen y el suyo.
Tai-...lo siento por esto.
Sujetó mi mano y trató de levantarme.
Tai- Yamato...
Me miró triste, como sí realmente se sintiera mal por mi.
Tai- ¡escucha!, sólo la muerte me hará dejar ir tu mano.
Mis lágrimas salieron de nuevo, lloré como un niño pequeño tapando mis ojos con mi mano, sus palabras estrujaban mi corazón. Una parte de mi deseaba creer en ellas y otra parte quería que lo odiara.
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Me convertí en su juguete.
Mat- Taichi, ¿qué?.
Tai- no es obvio.
Mat- pero podría venir alguien.
Tai- no va a venir nadie.
Me jaló, por el cuello, hacía él para besarme. Ya habíamos echó muchas veces esto, quisiera o no, no podía oponerme.
Desabrocho desesperada-mente mi pantalón. Mi llanto se hizo notar.
Mat- no...
Me empujó, caí de espaldas contra las mesas del salón.
Tai- eso, lo tenías que haber dicho desde el principio.
Le mire aterrorizado ante su cara tan sombría.
Tai- sí no te gusta, voy a parar. Nos vemos, termine.
Me quedé estático, algo dentro de mi estaba feliz por verlo darme la espalda alejándose, pero por otro lado, algo pedía desesperada-mente que lo hiciera quedarse, por más arriesgado que fuera.
Mat- Taichi...no m-me desagrada...
Sentí a su cuerpo tensarce, dio la vuelta y me besó desinteresadamente. Mi cuerpo, mi mente y quizás también mi corazón estaban empezando a disfrutar de ese contacto que hacía con nuestros cuerpos.
El lugar era arriesgado, como ya mencioné antes, pero a Tai poco le importaba, cómodamente se sentó en una silla...adivine su pensamiento: me acerqué de rodillas por debajo de la silla, abrí su pantalón. Con mis manos masturbe su pene, se sentía tan caliente, use mi boca, bajé suavemente lamiendo todo su miembro, ahora lo masturbaba con mi boca, mi lengua y mis manos.
Su caliente hombría palpitaba dentro de mi boca, me gustaría poder ver su cara, empujó mi cabeza hacía abajo haciendo que me ahogara un poco, al principio por el repentino movimiento, después por el líquido espeso que salió disparado hacía mi garganta
Era tibio, se pegó a mi garganta causando que se me secara, su sabor era salado...pero me sabía a Tai.
Tai- levántate...esta vez te prepararé.
Me reclino sobre una mesa, dejó caer algo frió en mi trasero.
Tai- calmate, lo haré bien, así que no te hará daño.
Metió sus dedos en mi nuevamente, esa cosa me hacía sentir extraño, mi cuerpo se sentía...ansioso...
Tai- esta parte de ti es genial.
Sacó sus dedos y colocó su pene en mi entrada, se deslizó suavemente dentro de mi.
Tai- será rápido ahora...
Esta vez mi cuerpo podía sentir todo mejor, se calentaba con su brusco movimiento, era como si fuera a...
Tai- haré que te sientas bien aquí.
Tomó mi erección, se movió rápidamente hasta que yo...eyacule en su mano.
Tai- ¿ya estás satisfecho?, yo aún no termino.
Mojé mis piernas tanto como el suelo, Taichi me acostó sobre el piso y terminó de quitarme la ropa.
Tai- ¡abre las piernas!.
No podía dejar de llorar, estaba tan apenado de que me viera "rendido", cubrí mi rostro con mis manos otra vez. Las abrí temblando, tan sólo un poco.
Tai- ¡más!
Las sujetó y las abrió por la fuerza.
Tai- así esta bien.
Sentí de nuevo a sus dedos en mi ano y a su mano en mi miembro, me sorprendí por la acción, pero lo hice más al ver su rostro tan serio.
Tai- estoy poniéndolo dentro.
Empujó su miembro dentro mio, me dolió bastante, pero lo que me había echado hacía que inclusive el dolor se sintiera bien.
Tai- ¿cómo se siente?
Mat- eh?
No esperaba esa pregunta, miré sus ojos, estaban tristes. No respondí.
Tai- cuando estoy dentro de ti, como ahora, ¿cómo se siente para ti?.
Lo puso más profundo.
Tai- la primera vez dolió, pero ya no te duele más, verdad?.
Apretó mis pezones.
Tai- ¿se siente bien?.¡respondeme, mira!
Levantó su cadera y a mi junto con ella, estimándome. Ese ya no era Tai, ya no era mi Tai.
Tai- ¡Yamatto!, ¡di que es bueno!.
¿qué responder? odiaba ese sentimiento, que Tai tuviera ese poder sobre mi, que me lastimara sin pensar, que no le importara yo, pero otra parte no quería que dejara de tocarme.
Mat- se...siente bien...
La cara de desconcierto, que puso Tai, nunca la olvidaré. No entiendo porque, acaso, ¿no quería oír eso?.
Ya habían pasado tres años desde la ultima vez que hablamos de eso. Pensé que lo había olvidado.
A Takeru lo alejaron de mi, cuando eramos pequeños, ahora él tiene nuevos amigos. Me sentía solo, verdad?...en ese entonces y ahora...
Yo me acostumbre a la soledad, es por eso que no quiero estar ahí nunca más, Tai, Hikari estuvo con él todo el tiempo,pero, igual que Takeru...creció
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1-¿qué te pasa, Ishida? has estado bajo ultima-mente.
Dijo el guitarrista de mi banda.
1-tenemos una nueva canción, ¡trabajemos en ella!.
2-si, ¡no somos una banda sin ti!.
Mat- no digan eso.
Sonreí cálidamente para mis amigos, ellos no sabían nada.
1-¡demonios! ya es hora.
2- tenemos que irnos, ven con nosotros, Ishida.
Salí con ellos, estaba feliz por que hacían a mi mente pensar en otra cosa que no fuera Tai, mi compañero puso su mano en mi hombro, mi sonrisa se bajó un poco. Mi cuerpo no sintió nada, no era lo mismo que cuando me tocaba Tai, sí tan sólo supiera todas las heridas de mi cuerpo, no las que puede ver, si no, las que están bajo mi piel.
Ensallé con los chicos, regresé más tarde a casa.
Le vi de lejos, temí acercarme, pero mis piernas no se detuvieron hasta estar a lado de él.
Tai- llegas tarde.
Estaba impactado.
Y ahí estaba él esperando por mi...
