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Absolute Chanyeol (oneshot) por Soralue

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PARTE II

 

—Lo he devuelto.

Chanyeol dejó de juguetear en su silla y giró abruptamente la cabeza hacia Tao.

Baekhyun apartó la mirada de Chanyeol.

—¿El qué has devuelto?

—A Kris.

Tao sorbió su café con la mirada fija en la taza.

Al lado de Baekhyun, Chanyeol frunció el ceño.

—¿Por qué has hecho eso?

Tao evitó los ojos de Chanyeol y miró a Baekhyun.

—Tuve que hacerlo. Me di cuenta... me di cuenta de que ya no lo quería conmigo. No quiero un novio falso. Quiero a alguien real.

—Pero él era real…

Tao sacudió la cabeza.

—Era un muñeco. Un muñeco perfecto. Su chino era mejor que el mío, pero yo no quiero perfección. Quiero...

Chanyeol se movió en su asiento.

—No era un muñeco. Era real, igual que yo. ¿Por qué lo has hecho...? ¿Por qué lo has devuelto? ¿Por qué lo has comprado si después ibas a romperle así el corazón?

—Él no tiene corazón… —respondió Tao con brusquedad, de pronto sintiéndose enfadado.

Baekhyun dio unas palmaditas a Chanyeol en la rodilla para calmarlo, pidiéndole que siguiera jugando con el cubo de rubic. Los ojos brillantes de Chanyeol se desplazaron de Baekyun a Tao y de nuevo a él.

—¿Por qué…?

—Está bien —le dijo Baekhyun—. Hablaré con él, no te preocupes. Yo nunca te enviaré de vuelta.

Después de haber tranquilizado a Chanyeol, Baekhyun tiró de Tao hacia el pasillo para charlar un rato. Tao se quedó a unos pasos alejado de él, cabizbajo.

—¿Por qué discutes así con él? Ya sabes lo sensible que es.

—No te entiendo. —dijo Tao mirándolo fijamente.

El bello de los brazos Baekhyun se erizaron ante su hostilidad.

—¿No me entiendes?

—¿Cómo puedes pasar de ni siquiera verlos útiles a engañarte a ti mismo para apoyar sus fantasías? Él no es real, hyung. Ni él lo es ni Kris lo era. Son objetos. No tienen sentimientos.

—¿Cómo puedes decir eso? Sabes de sobra que Kris habría hecho cualquier cosa por ti…

—¿A quién le importa? —dijo con brusquedad, frotándose la cara—. ¿A quién demonios le importa? Él no es real. Nunca será real. Me cansé de vivir una ilusión y lo devolví. Un robot es lo peor que un ser humano podría comprar jamás.

Baekhyun permaneció en silencio.

Tao persistió.

—¿Te has mirado al espejo últimamente? Se supone que es él quien debe ser tu juguete, pero es contigo, hyung, con quien están jugando. Devuélvelo y búscate a alguien humano, alguien que cometa errores y que tenga defectos... y que sepa artes marciales.

—¿Que sepa artes marciales? —Tao suspiró. En las sombras,  parecía años mayor de lo que en realidad era—. Así… no era como pensaba confesarme o decirte que siento celos de tu nuevo juguete. Compré a Kris porque pensé que podría, de alguna forma, volcar lo que sentía por ti en él, pero tú te conseguiste uno también y…  no me gusta. Me molesta. Lo único que me molesta más que tu robot es lo unido que estás a él. Vamos, hyung, despierta de esta ilusión ya. Esta moda ha durado ya demasiado tiempo. Devuélvelo.

Baekhyun se negó.

—Lo siento –dice—. Siento no poder corresponder tus sentimientos, Tao, pero no pienso devolverlo. No me importa si no es humano, no estoy aquí para discutir contigo sobre qué hace que algo sea «humano». Pero él es real. Sé que es real. Es real y tiene sentimientos y no quiere irse nunca. Él es feliz conmigo y yo... yo también soy feliz con él. Lo siento, nada de lo que digas podrá hacerme cambiar de opinión con respecto a esto, a él, o a ti. Estoy…

—No te disculpes más, lo entiendo —Tao evitó mirarlo a los ojos—. Si... si Kris tenía de verdad sentimientos, entonces me merezco este rechazo por pensar diferente y haberlo devuelto sin ampararlo. Yo también lo siento, hyung. No sacaré nunca más este tema.

Esa noche, en cama, de repente Chanyeol se giró hacia él.

—Tú… tú no vas a devolverme, ¿verdad?

Baekhyun gime.

—Chanyeol, ¿acaso no sabes qué hora es…?

—Por favor… —Chanyeol respira profundamente. El sonido que produce su procesador se escucha fuerte en el silencio de la noche.

Baekhyun abre los ojos.

—No. No te devolveré…

—Bien, porque sé que Kris... sé que él sufrió. No sabes lo que es ser uno de nosotros. No recordamos cómo nacemos. En un momento no somos más que un montón de tuercas y tornillos y al siguiente parecemos un ser humano y tenemos un corazón como el suyo. Kris quería ser humano,  lo sé. Quiere. Todos lo hacemos. Devolverlo significa... eso significa que fracasó como ser humano. No hay peor cosa que podrías hacer a los de mi clase. Por favor, nunca me…

Baekhyun se incorporó, ahuecando la cara Chanyeol entre sus manos.

Chanyeol sonaba como si fuera a romperse en llanto en cualquier momento, y eso le rompía el corazón.

—Deja de pensar en esto… —le pidió en voz baja—. Lo siento por Kris, de verdad que sí, pero ya ha sido devuelto. No debes preocuparte porque lo mismo vaya a pasarte a ti, ¿de acuerdo? Sé que mi palabra no significa gran cosa, pero me… me gusta tenerte aquí. Es... agradable.

—¿Estás seguro? —Chanyeol se aproximó más a él, rozando con su nariz a Baekhyun.

Baekhyun se estremeció.

—Sí. Estoy seguro. N… No entiendo completamente cómo funciona todo esto, pero creo que estoy empezando a entenderte mucho mejor y doy gracias por tenerte... en mi vida.

—No te... —el aliento de Chanyeol le resultaba sorprendentemente cálido en contacto con su cara; Baekhyun intentó poner cierta distancia entre ellos, sin lograrlo—. No te importa que no sea humano, ¿no? Porque lo estoy intentando, lo estoy intentando con todas mis fuerzas. No sabía que ser humano fuera así de difícil…

Baekhyun, mitad adormilado y mitad feliz, besó a Chanyeol lentamente, acunando todavía su rostro con las manos. El casto beso se convirtió en un contacto más íntimo de labios que Baekhyun no había experimentado jamás, lleno de movimiento y lenguas curiosas. Solo se rompió cuando los pulmones de Baekhyun reclamaron oxígeno y éste se dejó caer hacia atrás en la cama, seguido por un Chanyeol ansioso que quería proseguir con el beso.

Sus labios ardientes recorrieron el cuello de Baekhyun y éste se retorció, avergonzado por el sofoco que empezaba a agolparse en sus mejillas. La oleada de vergüenza solo duró hasta que Chanyeol le sujetó la cabeza y rozó sus labios suavemente contra los suyos, como si se sintiera ávido de saborearlos un poco más. Sus suaves labios amortiguaron el más mínimo jadeo de Baekhyun.

El tiempo  se detuvo bajo el peso de sus besos y antes de que Baekhyun se diese cuenta, el sol ya asomaba por el horizonte. Era fin de semana, pero solo ocurrirían cosas peligrosas si Baekhyun permitía que aquello continuase, no importaba lo agradable que fuese. Lo real que fuese.

Tao fue aceptando más a Chanyeol, lento pero seguro. Baekhyun no quería perder a su buen amigo, así que obligó a Tao a venir y pasar tiempo con ellos dos. Su propósito no era cambiar la forma de pensar de Tao, solo quería más compañía.

Últimamente, estar a solas con Chanyeol era demasiado sofocante. Chanyeol lo miraba con demasiada intensidad y solo sonreía cuando Baekhyun le preguntaba si le sucedía algo.

—Simplemente me gusta mirarte… —decía Chanyeol con un pequeño tic. Cuando su corazón daba un pequeño vuelco, Baekhyun se cuestionaba sus decisiones una vez más.

Tratar de negar la atracción que sentía por Chanyeol era como negar que ambos caminaban sobre  dos patas. Estaba seguro de que era evidente, sobre todo cuando parecía que Chanyeol iba a besarle y ambos se quedaban congelados. El rubor de sus mejillas era un poco más intenso que el de Chanyeol, se percató.

Chanyeol tampoco tenía ningún problema con Tao, y eso Baekhyun lo agradecía. Tao era muy cuidadoso con lo que decía y no mencionaba nada de qué era o dejaba de ser Chanyeol; la mayoría de sus conversaciones giraban, curiosamente,  en torno a Baekhyun.

—Deberías verlo cuando intenta quedarse dormido —dijo Chanyeol una vez,  con los ojos brillantes de emoción—. Hace unos pequeños ruidos cuando intenta dormir, es tan mono...

—¡Oye, yo no hago eso! —intervino Baekhyun.

Cuando Tao le miró,  con la ceja derecha levantada, Baekhyun se sonrojó sin necesidad.

—¿Qué?

—Vosotros dos... ¿dormís juntos?

—¡Por supuesto! —Chanyeol saltó en su asiento—. Mantengo a Baekhyunnie caliente toda la noche.

—Baekhyunnie... —repitió Tao, pronunciando el nombre lentamente.

Chanyeol, Dios bendiga su alma, no percibió el repentino ambiente tenso que se cernió en torno a Tao y siguió hablando y hablando, sacando a colación más hábitos de Baekhyun. En vez de defenderse de las certeras acusaciones, Baekhyun intentó desviar la conversación.

—Eh, oye, Tao… ¿cómo te va todo?

Tao se encogió de hombros.

—Como siempre. Estoy pensando en comprarme una mascota. Mi apartamento es demasiado grande para mí, ahora.

—¡Deberías comprarte un escarabajo! ¡Son fantásticos!

—Chanyeol, los escarabajos no son mascotas… —Baekhyun sonrió—. Ya lo sabes.

—Oh, sí, pero sigo pensando que estaría genial tener uno como mascota. Son muy inteligentes.

La cara de Tao mostró su desacuerdo. No aguantaba demasiado bajo el sondeo de Chanyeol y decidió irse no mucho después.

—Todavía duele… —fue todo lo que dijo cuando Baekhyun intentó convencerle de que se quedara un poco más. Pero Baekhyun no tenía respuesta para eso.

Cuando cerró la puerta y se dio la vuelta, Chanyeol  estaba allí de pie, mirándole con preocupación.

—Tao… Huang Zi Tao… —dijo con una pronunciación perfecta–. ¿Está… enamorado de ti?

—¿Enamorado de mí? —Baekhyun se inclinó contra la puerta–. No lo creo. Creo que simplemente le gusto un poco más de lo debido, es todo.

—¿Él… también te gusta más de lo debido? ¿Los sentimientos de los humanos son siempre…  recíprocos?

—No siempre, y definitivamente en este caso tampoco —Baekhyun avanzó hacia él–. Tao es solo un buen amigo y mi vecino. No lo veo de la misma forma  en que vería a alguien que…  me gustase. ¿Comprendes?

Chanyeol vacila.

—Un poco. Me siento mal por él. Creo que echa de menos a Kris.

—¿Qué les pasa a... los seres como tú que son devueltos? ¿Los revenden?

—No —con una leve sacudida de cabeza,  Chanyeol retrocedió unos pasos—. No los revenden. Los despiezan y fabrican con ellos nuevos modelos y «seres» diferentes, como tú mismo has dicho. El Kris que conocimos probablemente ya no existe.

Se había ido para siempre.

 

   El primer fallo en el sistema de Chanyeol  se produjo días después del  aniversario de su segundo mes juntos (no era que Baekhyun hubiese estado llevando cuenta por motivos  ~sentimentales~  o algo parecido).

Baekhyun estaba redactando su trabajo de historia cuando Chanyeol  se desplomó en el suelo. Segundos después de la caída, Baekhyun era incapaz de moverse y seguía mirándolo. Chanyeol permanecía en el suelo, no muy lejos de él, con los ojos cerrados.

Cuando hubo reaccionado, Baekhyun apartó de un empujón el portátil, haciendo que se estrellara contra el suelo, y corrió junto a Chanyeol.

—¡Chanyeol! ¡Chanyeol! —gritó tratando de hacerlo reaccionar. Chanyeol estaba frío y no se movió, ni siquiera cuando Baekhyun le gritó al oído.

Con una intensa sensación de frío recorriendo su cuerpo, Baekhyun corrió a su habitación para buscar el manual de instrucciones de Chanyeol. Lo encontró por fin tras dejar su cuarto patas arriba con las manos temblorosas. Temblaban con tal violencia que le costó leer el apartado de «Solución de problemas», así que se conformó con llamar a la empresa fabricante.

Baekhyun solo se dio cuenta de que estaba gritando cuando la operadora le pidió que se calmara. La  persona al otro lado de la línea obviamente no entendía que ¡no podía! No podía oírse a sí mismo por encima de los fuertes latidos de su corazón. Sus todavía temblorosas manos alcanzaron la frente Chanyeol, buscando el sonido de su procesador.

Era débil, pero seguía allí.

—¡Haga algo! —gritó después de mantenerse a la espera por no más de cinco minutos. Estaba llegando al límite de su paciencia. El estrés mental que le producía la idea de perder a Chanyeol le jugó una mala pasada y comenzó a sudar por cada uno de sus poros, sin saber si quería llorar o gritar o qué.

Por fin se escuchó un golpe en la puerta y entró un grupo de «médicos de  Roboboyfriend».

Uno de ellos intentó explicarle que la factura «médica» no sería barata, pero a Baekhyun nada de eso le importaba y se dirigió junto a Chanyeol, todavía desplomado en el suelo del salón.

—Es posible que quieras alejarte un poco, a menos que quieras que la magia desaparezca —sugirió uno de ellos.

Iban a abrirlo, comprendió Baekhyun de inmediato.

Casi cayó de bruces al suelo con las prisas de encerrarse en el baño. Los nervios le habían presionado tanto el estómago que en cuanto levantó la tapa del inodoro, dijo adiós a la cena de aquella noche.

Loco de preocupación, decidió permanecer allí y contar los azulejos del baño hasta que los «médicos» (mejor dicho, ingenieros)  lo llamasen. Se sentía patético por la forma en la que había manejado la situación, pero la idea de perderlo anulaba cualquier vestigio de vergüenza que pudiese sentir por sus acciones. Chanyeol se estaba convirtiendo rápidamente en su razón de ser.

En algún momento entre la primera vez que había visto a aquel muñeco desnudo dentro de una caja y vivir y dormir con una persona… entidad… ser…  de cara dulce y sonriente, éste se había convertido en algo mucho más importante de lo que Baekhyun hubiese podido llegar a imaginar.


Chanyeol no necesitaba una etiqueta. Era simplemente Chanyeol. Le gustaba jugar con los insectos y ver el amanecer. Subía a cuantos árboles podía cuando iban al parque y le gustaba ver las comedias cursis que emitían a la hora de la cena. Chanyeol  era simplemente Chanyeol y a Baekhyun... le gustaba.

Le gustaba muchísimo. Con toda la intensidad de las emociones y complejidades «reales» del ser humano. No podía permitirse el lujo de seguir pasando por alto ese tema, sobre todo porque se estaba agotando el plazo de los 100 días y no sabía si Chanyeol sobreviviría para ver el día 101. La posibilidad de no estar con él era casi imposible de imaginar.

¿Cómo no iba a estar Chanyeol nunca más con él?

¿Cómo podría regresar a casa y que él no estuviese allí, esperándole en el sofá, o en la cocina, o en cualquier otra parte que hubiese captado su atención ese día?

Era imposible.

Allí, acurrucado en el suelo del baño, Baekhyun juró vivir el resto de sus días junto a Chanyeol, al máximo y honestamente. Mantendría la esperanza de poder estar con él por mucho tiempo, pero sin olvidar que sus días podrían estar contados.

Más tarde,  una voz llamándolo sacó a Baekhyun de sus pensamientos. Se levantó y abrió la puerta para ver a Chanyeol allí, con los brazos abiertos y su sonrisa de siempre iluminando su rostro.

—Mira, ¡tengo una tirita! —dijo alegremente, señalando la cinta azul que tenía en la frente.

Baekhyun sintió que algo se acumulaba en su pecho y comenzó a reírse para aliviar la presión, tratando de ignorar el escozor de sus ojos.

—¿Qué pasa, Baekhyunnie? ¿No te gusta mi tirita?

Baekhyun se arrojó a los brazos de Chanyeol, amortiguando un sollozo que no admitiría ni aunque tuviese que ir hasta los confines de la Tierra. Chanyeol lo acogió y se rio, envolviendo con fuerza sus brazos alrededor del cuerpo más pequeño de Baekhyun. Fue él también quien despidió en el exterior a los «médicos», dándoles las gracias alegremente mientras mantenía a Baekhyun firmemente abrazado contra  su cuerpo.

Baekhyun enterró la cara en su cálida clavícula, con los ojos todavía irritados. Podía escuchar el fuerte sonido del procesador de Chanyeol a través de la ropa y eso alivió, temporalmente, sus angustiosos  pensamientos.

—Pensaba en ti… —confesó Chanyeol cuando ambos estaban ya en cama. Todavía sostenía a Baekhyun contra su pecho, besando ligeramente su frente.

—¿Qué? —preguntó Baekhyun medio dormido.

—Antes de desplomarme… —aclaró Chanyeol—. Pensaba en ti y vi tu rostro. Lo siguiente que recuerdo es ver a esos médicos buenos despertándome e inyectándome algo. Dijeron... me preguntaron si... si yo era uno de los modelos capaces de amar y entonces... entonces me preguntaron si te amaba. Me dijeron que no pasaba nada si te quería pero… que no debía permitir que tú me quisieses a mí.

Baekhyun se incorporó.

—¿Por qué? ¿Por qué no?

Sin dejar de sonreír, Chanyeol acarició sus mejillas con ambos pulgares.

—No soy... el modelo perfecto. Ni siquiera me aproximo a la perfección. Tengo suerte de que me siguieras queriendo después de ver cómo soy y cómo me comporto. Me dijeron que no me queda mucho tiempo…

—Basta, por favor —Baekhyun capturó sus muñecas, manteniendo el contacto de sus manos sobre su cara—. Por favor, no digas nada más...

—Lo siento, Baekhyunnie. Ojalá me hubieran fabricado perfecto para ti. Me hubiera gustado ser todo lo que hubieras deseado…

—¿No lo entiendes? —Baekhyun lo sujetó con más fuerza, resistiendo el contacto visual—. No puedo.... —las lágrimas comenzaron a descender por sus mejillas. Algunas cayeron sobre Chanyeol, quien trató de atraparlas y hacerlas regresar.

—Baekhyunnie, ¡estás goteando!

—Chanyeol… —dijo Baekhyun seriamente. Más lágrimas abandonaron sus ojos—. No me importan tus defectos ni tus fallos. No me importa tu tic facial ni me importa si... si no te queda el tiempo suficiente. Para mí ya eres perfecto. Ya eres todo lo que alguna vez hubiera deseado. No me arrepiento de haberte comprado. Lo único que lamento es haber tardado tanto... en besarte por primera vez.

—Baekhyunnie…

—Está bien —continuó Baekhyun, sonriendo entre lágrimas—. Sacaremos el máximo provecho de los días que nos quedan. No tengo ningún motivo por el que estar así. Sé... sé que pase lo que pase, no te voy a perder.

El beso que Chanyeol le dio fue para tranquilizarlo, pero lo único que logró fue derrumbar la última coraza que protegía el corazón de Baekhyun. Chanyeol  lo besó como si él también estuviera asustado y su labio inferior tembló cuando Baekhyun lo empujó con cuidado sobre la cama.

—No gotees más…  —suplicó Chanyeol, acariciando su mejilla con los labios—. No me gusta. Por favor, no lo hagas.

—Se llama «llorar» —susurró Baekhyun—. Lo hacemos cuando estamos tristes o felices.

—¿Estás feliz ahora?

—Sí... Sí, porque estoy contigo.

 

   Los días pasaron despacio, Baekhyun se aseguró de ello. Hacía la mayor parte de sus deberes  inmediatamente después de llegar de la universidad y pasaba el resto de los días paseando con Chanyeol por todo Seúl.

Su primera parada era una heladería, donde le compraba el helado con el mayor número de bolas posibles, para incredulidad de la dependienta. Cuando Chanyeol se lo acababa con la misma rapidez con la que se comería una sola bola, la dependienta se quedaba atónita.

—No puedo saborearlo. En realidad, no… —dijo Chanyeol mientras caminaban cogidos de la mano por la calle—. ¡Pero me gusta la sensación agradable que produce dentro de mi boca! Wah, Baekhyunnie, tienes un poco en la mejilla. Deja que te lo quite…

Baekhyun esperaba que una manga o una mano le frotasen la cara, no unos suaves labios y una lengua audaz. Chanyeol le lamió la mejilla hasta que quedó limpia y sonrosada, riéndose cuando el helado de Baekhyun cayó al suelo por sostenerlo con demasiada fuerza.

Se comportaban como si fueran novios y Baekhyun pensaba que eso eran, aunque no le hubieran puesto nombre.

Su relación iba más allá de las palabras.

En el parque, Chanyeol persiguió a un perro callejero y luego arrojó con cuidado a Baekhyun al suelo para tirarse sobre él y rodar ambos sobre el césped hasta que olían a hierba y a luz del sol. Baekhyun no creía haber sido nunca antes tan feliz con una persona. Chanyeol quería correr por todas partes y tocarlo todo y él se lo permitía, siempre que fuese legal.

Fueron hasta el mirador más alto de Seúl y el viaje mereció la pena para Baekhyun por ver los ojos abiertos de Chanyeol y su brillante sonrisa.

—¿No sería genial poder volar, Baekhyunnie? Si pudiese volar, ¡te llevaría volando sobre mi espalda por todo el mundo! Hay un lugar llamado Nueva York que parece bonito por las fotos que he visto.

De pronto Baekhyun se prometió a sí mismo que lo llevaría a Nueva York dentro de 5 años, aunque solo fuese para ver la felicidad de Chanyeol alcanzando límites insospechados.

Recorrieron toda la ciudad, asimilando todas las vistas y sonidos de su metrópolis. Chanyeol mostró su sonrisa amable cuando lo atacó un grupo de estudiantes de primaria, que aun sabiendo que no era de su misma especie, no tuvieron ningún reparo en ignorar todo eso y declararlo su nuevo amigo.

—Le gustas mucho… —sonrió Baekhyun, viendo como una de las niñas más pequeñas cogía a Chanyeol de la mano y se negaba a soltarlo.

—Creo que quiere llevarme con ella... —dijo Chanyeol, haciéndole cosquillas en la barbilla—. Hola, pequeña. Ahora tengo que irme con Baekhyunnie, ¿de acuerdo? Debes irte a casa con tu mamá y tu papá, que creo que te están esperando...

La niña miró alrededor y observó detenidamente a Baekhyun.

—¿Ese es Baekhyunnie?

Baekhyun la saludó con la mano torpemente.

—¡Sí, es él! Es mi...  —Chanyeol cerró la boca, parpadeando—. Es mi...  Bueno, no se me ocurre qué nombre debo utilizar para él, así que te lo diré de otra forma, pequeña —Chanyeol se puso de cuclillas hasta quedar a la misma altura que la niña, sonriendo—. Él es la persona que amo.

Se produjo una pausa y luego la niña sonrió, comprendiendo.

—Ámalo mucho, ¿de acuerdo?

—Lo haré —prometió Chanyeol dedicándole una sonrisa cómplice.

Estando lo suficientemente cerca de ellos como para escuchar su conversación, Baekhyun sonrió con su pecho a punto de estallar. Su corazón ya había crecido gracias al cariño que  Chanyeol siempre le profesaba, pero ahora, con sus palabras, se hinchó un poco más.

Si su corazón creciese demasiado, pronto le resultaría difícil hasta respirar.

 

   Su primera ducha juntos es la única que Baekhyun recuerda. Chanyeol no tenía ningún problema en desnudarse y se metió primero en la bañera, instando a Baekhyun a que se reuniera con  él.

Para Chanyeol, bañarse era como comer: no tenía por qué, pero le gustaba hacerlo de todas formas, aunque sólo fuera para estar con él. Baekhyun se sintió un poco estúpido cuando le pidió que cerrase los ojos para sacarse los boxers, pero se sintió aún más tonto cuando intentó sentarse en medio de las piernas de Chanyeol, quien ocupaba mucho espacio en la bañera.

—Estás muy sucio, ¿Baekhyunnie? —preguntó Chanyeol, posando sus manos en la parte superior de los muslos de Baekhyun.

—Me he duchado esta mañana, así que no.

—¿Puedo lavarte de todos modos? Quiero saber cómo es.

Todavía un poco indeciso, y quizás avergonzado, Baekhyun le pasó el jabón y la esponja a Chanyeol. Aguardó el refrescante contacto de la espuma de jabón en su espalda, pero recibió en su lugar una serie de cálidos besos detrás de la oreja.

—¿Qué… qué haces? —dijo sonrojándose.

—Simplemente... quería hacerlo. ¿Te importa si… sigo?

A Baekhyun no se le había pasado por la mente nada de aquello, pero Chanyeol ya estaba listo para enjabonar cada centímetro de su cuerpo cuidadosamente, porque todo lo que él le hacía a Baekhyun, lo hacía con sumo cuidado. El nudo que tenía en la garganta era demasiado grande como para permitirle hablar, así que asintió con la cabeza.

Chanyeol dejó un rastro de pequeños besos en sus hombros y su cuello, frotándole primero la espalda y luego acariciando su pecho y su abdomen con la esponja. Baekhyun no sintió nada salvo cálida humedad cuando Chanyeol le dio un beso furtivo en la mejilla, y se rio en voz baja cuando Baekhyun dio un respingo de sorpresa.

—No me estás aseando muy bien… —le acusó Baekhyun tratando de que su tono de voz sonase a fastidio. Era muy difícil enfadarse con él cuando le estaba lamiendo las gotas de agua que tenía en la clavícula.

—Te estoy aseando con mi lengua. ¿Eso cuenta?

No, no contaba pero de pronto su cuerpo le pareció muy pesado y caliente como para poder quejarse. Recostó la espalda contra el pecho de Chanyeol, haciendo que el agua chapotease entre ellos.

—¿Tienes sueño, Baekhyunnie?

—Un poco. El agua está templada y es agradable.

En el borde opuesto de la bañera, Baekhyun observó como Chanyeol movía los dedos de los pies.

—Ésta es una temperatura agradable —dijo Chanyeol—. Me gusta el color del que se pone tu piel. Pareces una cereza, Baekhyunnie. ¿Las cerezas tienen un sabor dulce como tú?

Baekhyun contrajo los labios.

—Algunas, pero a mí solo me gustan las ácidas.

—No sé cómo saben las cosas «ácidas» —Chanyeol siguió decorando la parte superior de su cuerpo con la boca, acariciándolo perezosamente con la lengua—. Pero sí sé cómo sabes tú. Creo que es el único sabor que puedo distinguir con certeza.

—¿Y soy dulce?

—Dulce y caliente. Me gusta sentir tu sabor en mi lengua. No puedo dejar de besarte ahora mismo porque el agua hace que sepas aún mejor.

Baekhyun quiso decirle algo sobre las feromonas, pero no quería arruinar el ambiente con anécdotas «intelectuales». Solo quería disfrutar de la atención de Chanyeol, incapaz de resistirse a él cuando éste lo tomó de la barbilla y le giró la cara para besarlo en la comisura de los labios.

Sus días estaban contados.

La semana anterior Baekhyun había tirado a la basura el calendario, ya que verlo lo estaba volviendo loco. Los días empezaban a no significar nada para ellos, pero tenía la esperanza de que solo fuese porque estaban demasiado ensimismados el uno en el otro. ¿Qué eran cien días para una persona enamorada? El corazón no sabía nada del tiempo.

Aquellos cien días podrían haber sido fácilmente tres o treinta años y Baekhyun sabía que sus sentimientos no cambiarían. Pensaba estúpidamente que le gustaría poder pasar el resto de su vida en aquella posición, con Chanyeol rodeándolo con sus brazos y su cálida presencia detrás de él.

Era mucho pedir.

El tiempo era la única ilusión a la que los humanos se habían arrojado, aparte de la vida misma. Baekhyun podría quedarse allí y fingir que el mañana no le apartaría de Chanyeol pero las falsas ilusiones no llegaban muy lejos. Él amaba a Chanyeol. No creía haber conocido el amor antes de él y su sonrisa, pero ahora lo conocía y lo conocía muy bien.

El amor estaba en aquellos pequeños y callados momentos. El amor estaba en una caricia, una sonrisa fácil. El amor fue lo que hizo que se girase para hundirse en los brazos de Chanyeol y besarlo de lleno en la boca, como si quisiera obligar a sus labios a alcanzar el centro de su ser.

Chanyeol se rio mientras se besaban, y el sonido se arremolinó en la boca de Baekhyun y viajó hasta llegar a su cerebro. Quería recordar aquella risa por el resto de su vida. Entonces rompió el beso, recordando algo más que deseaba retener en su memoria. Sus ojos.

—¿Baekhyunnie? —preguntó Chanyeol, sonriendo. Esta vez apareció el tic de su ojo izquierdo. El corazón de Baekhyun se encogió.

—Mi Chanyeol es tan guapo… —susurró, besándolo de nuevo al sentir que iba a empezar a gotear en cualquier momento.

—Mi hermoso Baekhyunnie... —respondió Chanyeol contra sus labios.

Aquel momento.

Aquel era el momento que Baekhyun desearía que durase para siempre.

 

 

 

   En el transcurso de los cinco días siguientes, Chanyeol tuvo problemas para levantarse de la cama. No le llamaba «dormir» a sus momentos de descanso, pero Baekhyun se preocupó de todas formas, sintiendo la ansiosa inquietud de ver como los últimos granos caían en su reloj de arena imaginario.

Baekhyun trató de ignorar aquel comportamiento lo mejor que pudo. Su corazón latía de emoción cada vez que veía a Chanyeol levantarse y salir de la cama. Sus besos eran más dulces que nunca en aquella semana. La sonrisa de Chanyeol era tan contagiosa y su risa tan brillante que Baekhyun no se percató del brillo atenuado de sus ojos hasta que fue demasiado tarde.

El quinto día era un miércoles, Baekhyun siempre lo recordaría. Acababa de atravesar la puerta principal, con la mochila todavía sobre sus hombros, cuando la débil voz de Chanyeol lo atrajo hasta el dormitorio.

—Baekhyunnie… —se quejó. Por su aspecto, no se había levantado de la cama en todo el día. Estaba en la misma posición en la que Baekhyun lo había dejado por la mañana, salvo que ahora Chanyeol parecía estar sufriendo.

El fin está cerca.

—Estoy a… aquí —dijo Baekhyun, sentándose en la cama junto a él. Su estómago se agitó de angustia al ver el rostro de Chanyeol. El terror invadió cada fibra de su ser cuando Chanyeol continuó hablando.

—Me… me duele todo. ¿Qué me está pasando?

—No lo sé… —Baekhyun acarició su mejilla con la mano. Su piel estaba más fría que la vez en la que se había desplomado frente a sus ojos. Era aterrador y el cuerpo de Baekhyun reaccionó en consecuencia, quedándose casi sin respiración.

—Esto no puede ser… —dijo Chanyeol de repente, tratando de abrir los ojos.

Baekhyun no pudo apartar los ojos de su cara cuando Chanyeol no fue capaz de enfocarlo con la mirada.

—No hemos tenido tiempo suficiente... no puedo irme ahora.

—Chanyeol… —Baekhyun colocó la mano sobre sus labios. No soportaba que siguiese hablando. Sus entrañas se retorcieron de incomodidad y un escozor familiar comenzó a invadir sus ojos. Aquello era todo.

—No puedes luchar contra esto... no podemos luchar contra lo que sabíamos todo el tiempo que pasaría.

Las lágrimas nublaron su vista y  se ahogó con sus propias palabras. Se secó las lágrimas con violencia, indignado con sus propios sentimientos. Tenía que mantenerse sereno por Chanyeol. La última imagen que Chanyeol tuviese de él no podía ser goteando por todas partes.

—Baekhyunnie… —Chanyeol buscó sus manos con las suyas y Baekhyun tomó las suyas firmemente—. Yo... durante mucho tiempo no supe por qué había sido creado. Ahora comprendo que... que fui creado para ti y solo para ti. Nunca me había imaginado que encontraría a alguien que me haría sentir tan... tan humano. Lo siento…

—Shhh... —Baekhyun besó sus manos, asegurándose de no tocar su piel con sus lágrimas. No quería hacer las cosas más difíciles de lo que ya eran. Una parte de él agradecía que al menos los ojos de Chanyeol permanecieran cerrados.

—No me olvides, ¿vale? —continuó Chanyeol con voz forzada—. Puedes amar a otras personas, tal vez incluso más que a mí, pero no…

—Nunca —juró Baekhyun apretando los dientes. Inspiró fuertemente para calmar su corazón. Era inútil. Se estaba rompiendo en pedazos—. No tienes nada de qué preocuparte. Mi... mi Chanyeol es inolvidable.

—Te quiero... —dijo Chanyeol. Intentó tirar de Baekhyun hacia él, pero estaba demasiado débil. El corazón de Baekhyun se rompió un poco más al verlo esforzándose así. Se inclinó hacia él, apoyando las manos cerca de la cabeza de Chanyeol.

—Te quiero —dijo de nuevo Chanyeol en voz más baja, rozando con sus labios los de Baekhyun—. Chanyeol ama a Baekhyunnie.

Te amo.

En años posteriores, Baekhyun se odiaría por no haberlo dicho en voz alta para que Chanyeol pudiera escucharlo.

Con un suave beso, Chanyeol dejó escapar su último aliento. El sonido era inquietante y anunciaba el fin, pero eso no impidió a Baekhyun llamar su nombre una y otra vez, con la esperanza de ver una ligera reacción.

La realidad lo abofeteó con fuerza, cuando Chanyeol no se movió.

Se acabó.

Se había ido.

Nunca más vería su sonrisa.

Nunca más vería el pequeño tic nervioso que había llegado a adorar.

Nunca más se despertaría entre sus brazos.

Nunca más besaría sus labios.

Nunca más... amaría a alguien como había amado a Chanyeol.

Primero un sonido ahogado brotó de sus labios, luego sollozó sobre el pecho inmóvil de Chanyeol, clavando las uñas en su camisa. Chanyeol permaneció bajo su cuerpo, tan frío como una piedra.

No había rastro del feliz, asombroso y perfecto humano que Baekhyun amaba. Que siempre amaría.

No había brazos que lo envolviesen mientras lloraba. No había ningún susurro de «Baekhyunnie, deja de gotear» en la curva de su oreja.

Nada.

Baekhyun lloró como si fuese el último hombre sobre la Tierra y nada pudiera salvarlo de su soledad.

 

   Al día siguiente Baekhyun observó cómo el camión de «Boyfriend Store» se alejaba de su edificio de apartamentos.

No había dejado de llorar y tener a Chanyeol en su cama empeoraba las cosas. Se encontraba tan perdido en sus emociones que no se percató de que Tao estaba de pie, a su lado.

—¿Está...?

—Se ha ido... —susurró Baekhyun sin perder de vista la dirección por la que el camión se había ido. 

—Hyung, yo...

Baekhyun sacudió la cabeza y se alejó de él, entrando de nuevo en su apartamento. Esperaba que  Tao comprendiese que no estaba listo para hablar de ello todavía. No creía que fuera capaz jamás de explicar con palabras lo que había significado Chanyeol en su vida.

Chanyeol era su sol, su helado de cereza, su amigo, su novio... el amor de su vida.

No existían palabras en ningún idioma humano que le permitiese comenzar siquiera a describir lo que ellos habían compartido. De nuevo en su apartamento, Baekhyun encontró una nota escondida bajo su almohada.

La leyó, a pesar de que su sensatez le decía lo contrario.

 

Baekhyunnie. Me iré pronto. Recuerda que te quiero, ¿vale? ¡Chanyeol ama a Baekhyunnie! Te amo tanto como alguien como yo pueda amar. Te amo y gracias por enseñarme este sentimiento. Por fin sé qué es amar y ser amado. ¡Es de verdad el sentimiento más grande del mundo! No gotees, ¿vale? Nada de gotear. Cuídate mucho y no seas tan duro con Huang Zi Tao. Él se preocupa mucho por ti. Adiós, mi Baekyunnie. Mi novio.


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