-será mejor que tomes asiento Sasuke - dijo un hombre en las sombras - tienes mucho que explicarnos....
Resignado Sasuke camino hacia el centro de la habitación, pudo observar que en esta se encontraba su familia, la mirada de su padre era solo decepción, la mirada de su madre era ante todo compasión y la de sus hermanos mayores era una mezcla de frustración y resignación, el simplemente agacho el rostro con vergüenza, por lo mismo no se percató de las otras personas que estaban en la habitación hasta que se escuchó un golpe seco y su mejilla derecha comenzaba a doler, al alzar la mirada se topó con unos ojos gris-violeta llenos de ira
-eres un sinvergüenza - dijo Kushina con la mano levantada, Sasuke se llevó la mano a la mejilla adolorida, pero justo cuando la pelirroja volvería a golpearlo, con delicadeza un hombre rubio la detuvo, la tomo por la cintura y la abrazo
-tranquila - pidió con una voz cariñosa aquel rubio de ojos como el color del cielo, que en ese momento reflejaban tristeza, el abrazaba a su esposa protegiéndola y sosteniéndola mientras esta se soltaba en llanto
Sasuke se perdió en aquel abrazo, en la forma en la que Minato sostenía a Kushina, en la forma en la que la protegía, en la forma en la que se supone él tenía que proteger a su rubio, aquel que hizo que su corazón dejara de llorar, por aquel vacío que siempre siento...
Era fin de semana, había mucho ruido en la mansión Uchiha... ¿la razón?.. pues por primera vez desde que sus hermanos salían con los Namikaze-Uzumaki, ambas familias se conocerían al fin, y el a eso le daba igual, simplemente toda su vida era monótona, las clases, las acosadoras de Sakura e Ino, el club de natación, las peleas con sus hermanos porque siempre llegaban a molestarlo porque según ellos era un ogro que siempre tenía el ceño fruncido, y por eso él ya estaba desesperado, tenía celos, celos de que sus hermanos si hubieran encontrado a alguien que los sacara de esa soledad, y el, aun cuando buscaba por todos lados jamás encontraba a alguien que fuera por lo menos un poco interesante, todos los que se le acercaban era por interés, ya fuera la plana de Sakura, o la escandalosa de Ino, o el perfecto Neji, ninguno de ellos era lo que buscaba
Suspiro cansado, y miro por la ventana, observo que un limosina blanca se acercaba a la puerta, así que se terminó de colocar el saco y acomodarse un poco el cabello, y salió con bastante flojera, llevaba la mirada gacha observando los blancos escalones, hasta que escucho la voz de su madre
-pasen por favor, sean bienvenidos - dijo con una cantarina voz - Mikoto Uchiha
-muchas gracias - contesto un hombre con educación - Minato Namikaze
-es un gusto tenerlos en nuestro hogar - dijo su padre - Fugaku Uchiha
-el gusto es nuestro - contesto con dulce voz una mujer - Kushina Uzumaki
-Itachi - escucho la voz de su cuñado Deidara
-cariño - escucho la voz de su hermano mayor y la falta de aire de este, supuso que Deidara se lanzó a sus brazos, sonrió, adoraba por eso a su cuñado, el podía maltratar a su hermano y el otro no hacía nada
-te extrañe mucho, me sentía perdido sin ti - eso le causo ligeras nauseas, ahora entendía por que su hermano se había vuelto tan infantil estos últimos dos años
-Deidara compórtate - ordeno su otro cuñado - solo no lo viste por dos días
-tu no entiendes Gaa-chan - dijo su otro hermano - no importa si fueron dos horas, dos días o dos semanas, estar lejos del amor de tu vida es lo peor de todo - sospecho que Sai abrazaba a Gaara por la dirección de la voz, pero en eso una melodiosa sonrisilla se soltó al aire continuada de una cantarina voz
-vaya ¿quién diría que abría alguien capaz de sonrojar a mi hermano mayor? - dijo con ternura - ahora sí que lo he visto todo
Levanto la vista que hasta ese momento continuaba en los mosaicos de las escaleras y entonces lo vio, un joven rubio de piel apiñonada, cabello rubio y unos hermosos ojos azules, idénticos al cielo, tres finas marcas en las mejillas que lo hacían ver como un tierno zorrito, y una enorme sonrisa en los labios, en ese momento sintió que algo cambiaba, que algo encajaba y no entendía el que, simplemente se quedó con la boca abierta y observando a ese hermoso rubio, al igual que toda su familia
-llegas tarde - le recrimino Deidara
-lo lamento, me perdí - dijo llevando una mano a su cabeza - mucho gusto - dijo saludando a los mayores - soy Naruto Uzumaki, es un gusto conocerlos - volteo la mirada hacia el - espero que nos llevemos bien - dijo extendiendo la mano y caminando hacia el
En ese momento recupero la compostura, pero noto que el rubio tropezaba con sus pies y por intentar detener la caída lo abrazo
-vaya además de un pésimo sentido de orientación, tropiezas hasta con tus propios pies - suspiro divertido - eres un dobe
- traía desatada una agujeta ¡mira! - dijo señalando su zapato y alzando la voz - ¿a quién llamas dobe? Teme - dijo en defensa, pero se tapó los labios al ser observados por todos los presentes - disculpen - dijo sonrojado todos comenzaron a reír
- disculpen a mi hijo menor, siempre es así, saco el carácter de su madre - dijo un divertido rubio mayor, en eso su esposa le soltó un pequeño golpe en la cabeza
-¿algún problema con mi carácter cariño?
De eso ya era bastante tiempo, y el ahora no veía las enormes sonrisas en los rostros de sus suegros ni de sus padres, ahora solo había dolor, decepción, ira... y el... él se sentía vacío, la esperanza que antes sentía ya no estaba, se encontraba roto, tenía miedo, miedo de perderlo para siempre, miedo a que el no llegara de nuevo con esa sonrisa y con ese amor que siempre le ofreció, y que el había derrochado, miedo a quedarse solo
-Sasuke - llamo una voz autoritaria, y cuando recordó donde se encontraba, volvió a ponerse aquella mascara fría, ya que estaba enfrente del patriarca de la familia, y no justamente su padre, su abuelo Madara Uchiha era el hombre que más respetaba y más temía, a su lado su abuela Ayame Uchiha, una mujer compasiva y cariñosa, pero al mismo tiempo cruel con aquellos que lastimaban a sus seres amados y aunque el fuera un ser amado, en este momento ella estaba molesta, a su lado estaban los abuelos de Naruto, Tsunade y Jiraya Namikase, la fina línea de labios de Tsunade lo hacían ver que estaba realmente molesta y la mirada fría de Jiraya, era temible, al parecer se estaba conteniendo para no molerlo a golpes, cosa que él sabía que se merecía
-bueno Sasuke - hablo este - puedes explicarnos ¿porque mi nieto no está en esta habitación contigo?
-se fue - dijo sin rodeos
-¿por qué se fue? - esta vez fue Madara
-por qué le falle - agacho la mirada...
Todos guardaron silencio ante las palabras del azabache, esperando que continuara, pero eso no ocurrió, el moreno seguía perdido en sus pensamientos, al ver esto Madara carraspeo para llamar la atención de su hijo, Fugaku observo a su padre por unos segundo, se levantó y tomo a su hijo del brazo para sacarlo de ahí, con pasos seguros lo llevo a su oficina, sirvió dos tragos de whisky y le tendió uno al menor de sus hijos
-Sasuke - el aludido brinco – estamos al tanto de toda la situación, tanto de las razones para que Naruto te dejara – hizo una pausa - así como de la llegada de mi primer nieto - dijo observando las reacciones de su hijo - no sabemos que sucedió pero tu madre y yo no te educamos así – dijo con dolor - y nos duele mucho pero – tomo un trago de su vaso - pero por el amor que le tenemos a su familia y a Naruto, tienes prohibido acercarte a este…