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Una romántica declaración por Paz

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Notas del capitulo:

Aqyí esta el final de este fic, que lo disfrutéis.

Una romántica declaración

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko

By Paz

Capítulo III: Declaración de amor

 

Nunca pasó por mi mente que Rukawa fuera un romántico, quedo de manifiesto cuando una tarde después del entrenamiento me pidió ayuda para llevar a cabo su petición de mano formal de Hanamichi. Quería que fuera una sorpresa para él.

Accedí a prestarle toda mi cooperación, después de todo Hanamichi era mi amigo.

-Quiero que sea algo especial. - me explicó lo que tenía en mente. Rukawa deseaba que la petición se llevara a cabo en el gimnasio, no era donde se conocieron por primera vez, pero si donde más tiempo pasaban juntos, además de la petición, deseaba que concluyera con un agasajo y un baile.

Él correría con todos los gastos, me entregó un talón en blanco para que yo pusiera la cantidad que necesitara. Quería que fuera una ocasión perfecta. Aquel gesto me sorprendió.

Accedí a todo, preguntándome  más tarde, como consiguió que me comprometiera a echar sobre mis hombros la responsabilidad de ese acontecimiento. De acuerdo que Hana era mi amigo, si era capaz de entregarme un talón firmado y en blanco, bien podía contratar los servicios de alguien más cualificado que yo, un simple estudiante. Pensé a lo hecho, pecho. Tenía que buscar un restaurante que hicieran catering a domicilio, contratar una orquesta, redecorar el gimnasio y ocuparme de que Hanamichi luciera elegante para esa ocasión. En aquel instante solo pude decir.

-¿Estas seguro? –miré dudando el cheque firmado.

Ante mi mirada aún más confundida firmo dos más y los arrancó de su talonario, después despreocupadamente lo guardó en su bolso de deporte.

-Cómprale un bonito traje al Do’aho. Llévale contigo y no os preocupéis por nada más. –puso los talones junto con el que yo sostenía.

-De acuerdo. –los guarde temeroso de perderlos. Su confianza era aterradora- ¿Tu que vas a hacer?

-Comprar los anillos.

-¿Para cuantas personas contrato el catering? –pregunté para hacerme una idea de lo que íbamos a necesitar.

-Contando al equipo, a la tropa, al profesor Anzai, a Ayako y a todos los que se inviten, unas cien raciones.

-Crees que serán tantas? -dude

-No, pero multiplica por cinco a cada jugador y te harás una idea aproximada de lo que podemos comer. No olvides la bebida  -me recordó antes de dejarme.

Le ví reunirse con Hana que le esperaba junto a la puerta del gimnasio, debió preguntarle de que hablábamos, no se que le diría Rukawa, más la expresión del rostro del pelirrojo no parecía muy convencido, Rukawa le besaba sin importarle quien pudieran verles, después de eso las dudas desaparecieron del rostro de Hanamichi. Sonreí al darme cuenta de lo sencillo que resultaba de sobornar a mi amigo.

Durante el resto de esa tarde me ocupe principalmente de encontrar un buen restaurante, conocer su servicio de catering, la calidad de sus platos, elegir los menús, la bebida, solo refrescos, nada de alcohol, en fin que empecé a preguntarme como saldría librado de ese compromiso, supo que el único modo era conseguir que todos quedaran satisfechos, principalmente Rukawa quería que se celebrara el sábado próximo, para que su compromiso con el pelirrojo fuera un hecho, así que tenía por delante cinco días para preparar todo.

Dos días después solo quedaba hablar con Hanamichi. Lo deje para el final creyendo que lo más difícil era convencer a Hana para comprarse ropa, yo no era Rukawa que con un beso conseguía cualquier cosa de mi amigo, yo tenía que encontrar una buena excusa, quede muy sorprendido cuando saque el tema y accedió a comprarse algo apropiado para esa ocasión especial.

Me comentó que le dijeron que iban a ir unos agentes buscando talentos por los colegios y que era preciso estar presentable. Hana se lo creyó y consintió en acompañarme a comprar lo necesario, me sorprendió un poco que no me preguntará como íbamos a pagarlo, claro que hubo una contrapartida con su aceptación, insistió en que yo también debía comprarme algo, quería que yo representará ante su novio el papel de padrino cuando se presentará la ocasión, o el del padre que entregaba a la novia, pensé con humor.

Yo no quería gastar en mí el dinero de Rukawa me parecía un abuso de confianza por mi parte, más los argumentos de Hana tenían mejor base que mis débiles negativas y finalmente se salió con la suya. Pensé que le devolvería a Rukawa hasta el último yen.

Hana descartó el traje sin dudarlo, nunca se puso uno y no empezaría ahora. Eligió un pantalón de lino negro, estábamos en pleno verano y una camisa de seda del mismo color con reflejos irisados, le pedí que por lo menos accediera a llevar corbata.

Con una carcajada eligió una de color rojo y se la puso por delante para ver el contraste. Rojo y negro.

-Me gusta. –Se compro unas AJ nuevas para lucir con su ropa nueva, en la sección de complementos, encontró un cinturón con una curiosa hebilla: una cabeza de zorro- Esto le gustará  -supe que se refería a Rukawa. Con un sentido del humor que desconocía en él, no dudo en incorporarlo a su compra, empezaba a sospechar que Hana debía saber que  hacíamos allí realmente. El elegante y servicial dependiente que nos atendía debía sentirse satisfecho con encontrar un comprador tan dispuesto a vaciar la boutique de caballeros donde Hana entró después de recorrer media ciudad.

La mano me temblaba cuando dos horas después ponía una abultada cifra en uno de los talones, con aquella cantidad podría vivir un año en cualquier universidad del país.

Aunque no me dijo nada al respecto, pensé que él gimnasio necesitaba algún decorado y contrate a una pequeña empresa para adornar el lugar. Les dije que algo sobrio pues se trataba de un compromiso matrimonial, cuando lo ví me gusto. Me enseñaron sus catálogos y elegí  el que me pareció más acorde con la ocasión, nada de farolitos ni guirnaldas.

Una hora antes de la reunión fui a comprobar que todo estaba en orden, realmente quede satisfecho.

La decoración del gimnasio había supuesto un verdadero reto, uno miraba hacia arriba, creía verse bajo un palio, que impedía ver las vigas metálicas que formaban parte del techo, de allí se descolgaban decorados blancos que ocultaban las gradas, y sobre los mismos se habían dibujado escenas campestres.

Tras uno de los lienzos se ocultaban las mesas con el buffet en espera de ser servido. Los camareros, cuatro, esperaban en sus respectivos puestos, supervisando que el calor no echara a perder los platillos con comida, disponían de contenedores frigoríficos donde aún quedaban bandejas con suculentos platos y tres camareros para ofrecer bebidas frescas mantenidas en neveras portátiles. Todo parecía estar correctamente. 

Rogaba para que no hubiera un desastre de última hora. De allí marche corriendo a casa para cambiarme de ropa, regrese un par de horas más tarde.

Aparentemente todo estaba tranquilo, el equipo de basquetball estaba al completo, así como algunos jugadores de otras escuelas, me pregunte quien les diría que fueran, empecé a preocuparme, si llegaba a faltar comida o bebida, Rukawa me mataba. Ya empezaba a ver su mirada de hielo sobre mí.

La llegada de los decorados y el catering era algo que no se podía ocultar a la vista de cualquiera seguramente  por ello se corrió la voz que algo sucedía en el gimnasio y de ahí la presencia de tanto jugador de basquetball y demás curiosos.

Hana apareció tranquilo y relajado, no mostró sorpresa al ver el gimnasio tan engalanado, lo que me llevo a comprender que sabía algo o lo sospechaba ya. Estaba muy elegante, sobre todo porque como al descuido dejo sin abrochar los primeros botones de la camisa, mostrando su pecho de un modo que resultaba encantadoramente seductor, arrancando suspiros en las niñas que abarrotaban la entrada.

-Bonito decorado. –me dijo mirando alrededor, observando que no solo él vestía con elegancia, todos se habían puesto sus mejores galas. Saludó a todos como era usual en él, dando gritos y llamando a voces a los que estaban más alejados.

Finalmente apareció en la puerta del gimnasio Rukawa, al verlo sus porristas gritaron entusiasmadas su nombre, sin saber que iban a perder a su ídolo. Hana al oír los conocidos gritos de “Rukawa, Rukawa” se volvió, sus miradas quedaron presas una de la otra.

Rukawa llevaba un traje de chaqueta entallada, larga, de color azul marino con brillo, no llevaba corbata, sustituyéndola por una tira de cuero rojo, ajustada con un broche de plata trabajado artísticamente. Nunca antes se le había visto así y hubo muchos suspiros. Estaba muy elegante y el traje le sentaba de maravilla. Sin saber exactamente porque sentí cierta desazón, ante la felicidad de los dos me invadió un extraño sentimiento que no supe identificar, si supe que la inquietud que esos días atrás sentía, estaba relacionada con esa ceremonia, entonces lo achaque a los preparativos, ahora empezaba a dudar de mi mismo. Ellos eran mis amigos y yo debía alegrarme con su felicidad.

Sus miradas no se habían apartado ni un instante del otro, Rukawa se acercó lentamente a Hanamichi.

Se detuvo frente a él y lo envolvió con su mirada acariciante, llena de amor.

-Hanamichi… -susurró con una sonrisa divertida al ver la corbata que como un collar llevaba su novio por encima de la camisa y ese trozo de piel atrajo su mirada unos instantes, luego sus parpados bajaron posándose sus ojos un segundo en la cabeza de zorro que adornaba su cinturón.

-Kaede, estoy impresionado…. –murmuró a su vez- Te ves muy elegante. –alabó sincero.

Estuve de acuerdo con las palabras de Hanamichi, Rukawa lucia su figura de un modo espectacular. Era extraordinario descubrir como un traje realzaba la prestancia del jugador. Aunque no lo parecía Hana estaba nervioso, demasiada gente para un acto tan íntimo, empecé a cuestionar si Rukawa tuvo un acierto al querer que se hiciera allí la petición, viendo el nerviosismo de mi amigo, me dije que solo los dos eran más que suficiente. ¿Por qué hacer publica su relación? Me ubique de forma que Hanamichi pudiera verme y le hice un gesto tranquilizador.

Rukawa fue consciente que el pelirrojo no estaba atento a él, me llame estupido, aquel era su día y yo no debía inmiscuirme entre ellos, hice intención de salir del campo de acción de la mirada de Hana.

Ví como volvía el rostro en mi dirección y me dedicaba una cálida mirada, su sonrisa parecía decirme “se algo que tu ignoraras” no tuve tiempo de pensar en ello y menos aún de analizar mi interpretación de las miradas de Rukawa.

Un murmullo de sorpresa se alzó entre los concurrentes, el chico moreno de profundos ojos azules, tomó la mano del pelirrojo y galantemente se la llevó a los labios, donde apenas le rozó, luego hincó la rodilla en tierra, con voz clara y profunda pronunció unas palabras que no solo emocionaron al pelirrojo sino que arrancó algunas lágrimas entre las jovencitas que asistían a la ceremonia.

-Hanamichi, supe que estaba perdido cuando me ví en tu mirada castaña, comprendí que mi triste vida no tenía ningún sentido sin ti, me trajiste alegrías, risas y llantos, todo lo doy por bien recibido porque has sido el faro que me ilumina, la luz de mi corazón, él único que vió realmente lo que guardaba dentro de mí y me aceptaste tal como soy. Un témpano de hielo que se derrite con tu mirada de fuego. –Esa declaración levantó algunas sonrisas, tras una corta una pausa y prosiguió- Te amo. Hanamichi… ¿me aceptas como tu legítimo esposo? –Hilos invisibles mantenían sus miradas fijas, apartó una de sus manos llevándola al bolsillo derecho de su chaqueta, -desde donde estaba le ví sacar un pequeño estuche, que abrió al escuchar su afirmación.

-Si…. –su voz se quebró por las abundantes lágrimas que rodaban por sus mejillas ya que no hacia nada por impedirlas salir.

-Hanamichi yo te entrego este anillo como una promesa de eterna fidelidad y amor. –se lo puso en el dedo.

Ví como Hana le ayudaba a levantarse, tomaba de su palma abierta otra alianza y la introducía en su dedo.

-Kaede, recibe este anillo como prueba de mi inquebrantable amor por ti.

Rukawa posó sus labios apenas un roce, el aleteo de una mariposa, sus labios se curvaron con una tibia sonrisa, al tiempo que sus pulgares secaron las lágrimas de su rostro.

-Do’aho, te amo.

-Te amo, Kitsune bonito –dijo con una devastadora sonrisa. La felicidad asomaba por todos los poros de su cuerpo.

Se besaron profundamente, ajenos a la presencia de todos, la pasión rezumaba alrededor de ellos, hasta que ambos tuvieron que separarse faltos de aire. Sonrieron felices, sellando allí, ante testigos su compromiso de permanecer unidos, comprendí entonces las razones de Rukawa. Quería que todos supieran que la enemistad entre ambos había dado paso al amor más profundo e imperecedero.

Los muchachos de su equipo iban a saludarles, cuando Rukawa les interrumpió con un leve gesto y unas palabras enigmáticas.

-Esperad, aún falta una parte importante.

Todos se miraron sorprendidos, pero no tanto como yo. ¿Qué podía faltar? Me constaba que todo estaba perfecto, entonces ¿qué?

Seguros de si mismos se volvieron hacia donde yo estaba, sus miradas se posaron en mí con un brillo inusitado, creí ver amor, sacudí la cabeza llamándome tonto, y aunque me sorprendió un poco su actitud no estaba preparado para lo que me pasó en segundos.

Llegaron junto a mi y tomaron mis manos, Hana la derecha, Rukawa la izquierda y las apoyaron contra sus corazones, les mire perplejo pues estaban frente a mi, sentí el cálido mirar de sus ojos en mi rostro y su calor me llenó por completo entibiando mi corazón.

-Yohei… -les miré  desconcertado- ¿Quieres compartir tu vida con nosotros? –me preguntaron al unísono.

Me quede de piedra y puedo asegurar que no fui el único. Boqueé creyéndome sin aire para respirar. Creo que hubo algunos desmayos, más no puedo afirmarlo, porque toda mi atención estaba puesta en los dos maravillosos muchachos que me estaban abriendo las puertas del nirvana. Como una ráfaga ese sentimiento maravilloso me inundó y comprendí lo que sentía. Era amor, por Kami, estaba enamorado.

-Si… -dije sin titubear.

Al instante, Hana sacó del bolsillo un estuche y lo abrió, dentro había una alianza igual a la que llevaban ellos, Rukawa la tomó y me la puso en el dedo, ví que nuestras iniciales estaban entrelazadas, mi mente se vació de pensamientos, cuando sentí sus labios tibios y suaves sobre los míos deje escapar un gemido, nunca se me ocurrió pensar que podía besar tan bien, sus labios eran dulces y su lengua estaba haciendo estragos en mi cuerpo, sus brazos me rodearon por la cintura y me atrajeron contra sus caderas, correspondí con ardor a su caricia, mis dedos se enredaron en sus cabellos manteniendo presionada su nuca contra mi para que el beso no finalizara. Kaede se apartó lentamente, acarició con suavidad mis mejillas que sorprendentemente estaban arreboladas, cuando aún no me había recuperado de su beso, Hana me reclamó como suyo, al principio me sentí un poco cohibido, Hana siempre fue además de mi mejor amigo y un compañero leal, como un hermano y me asustaba un poco los sentimientos que despertaba en mi, más cuando me beso, mis dudas se despejaron le amaba también, tras la insólita declaración de ambos pensé que si amaba a Kaede tenía que aceptarle a él, sus besos me dejaron retemblando y tuvieron que sostenerse entre los dos porque mis rodillas se doblaban, ahora sabía que les amaba por igual.

-Te amo, Kaede. –Nunca creí posible que de mis labios salieran esas palabras, pero las pronuncie y era lo que sentía mi corazón- Te amo, Hana.

-Nosotros también te amamos.

Como puestos de acuerdo nos unimos los tres en un único abrazo.

Hana dejo escapar una de sus carcajadas, como si despertaran de un largo letargo el gimnasio de lleno de murmullos y voces, recomenzando las conversaciones interrumpidas. Hubo gritos, felicitaciones y buenos augurios de felicidad para los tres.

-Chicos, disfrutar de la fiesta –les recomendó Hana con una amplia sonrisa- Nosotros tenemos un asunto pendiente.

Como si esas palabras fueran la llave para abrir un mundo maravilloso, el servicio de catering retiro hacía un costado el lienzo que los ocultaba y se prepararon para comenzar con su trabajo en segundos estaban rodeados de jóvenes ansiosos de disfrutar los diversos platillos que se veían tan apetitosos, nosotros íbamos a deleitarnos con otros manjares más apetecibles, no tarde en enterarme de los planes que tenían en mente y realmente fueron de mi agrado.

Desde un estratégico rincón la orquesta comenzó a tocar.

Antes de salir del gimnasio escuche una voz femenina que decía:

-¡Vaya suerte que tiene Hanamichi! Se lleva a los dos chicos más guapos de la preparatoria.

Mi mente rebatió esa afirmación, yo era el afortunado por conseguir el amor de las dos maravillosas personas que se adentraron en mi corazón sin yo saberlo y a las que amaba profundamente.

¿Cómo me enamore de ambos? No lo se. Simplemente sucedió.

FIN

12 de septiembre de 2003

Autora: ¿Qué os ha parecido? Iba a ser otro HanaRu…, y mientras escribía camino a casa (todas mis ideas salen cuando viajo en tren y en colectivo, ya que es mi habitual transporte para ir a trabajar), y puff!!,  en una de las frases sentí que había admiración por parte de Yohei hacia Rukawa y me dije porque no? Y ahí lo tenéis.

Paz

Capítulos revisados y actualizados a fecha de hoy

25 de mayo de 2012

Notas finales:

Doy las gracias a taly y shizu desde aquí por sus comentarios me hicieron muy feliz. Echaba de menos conocer la opinión de las lectoras. Gracias tambien a todas las que lo han leído, también vosotras me dejáis contenta.


 


El lunes si nada se tuerce subiré "No hay dos sin tres" no puede decirse que sea la continuación de este fic, sino contar la misma historia desde el punto de vista de Hanamichi. Tiene ocho capítulos y es que Hanamichi tiene mucho para decir.


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