El sol se filtraba a través de aquellos grandes ventanales. El ruido constante de los caballos, de las carretas y de los carruajes le daba a entender que ya era bastante tarde y que aunque él se negara el despertar la ciudad ya lo había hecho… se removió en su cama con incomodidad.
El ruido de una tenue melodía en el piso inferior le dio a entender que su invitado (obligado) ya se había despertado, aun así no deseaba levantarse.
– Mon siegneur– dijo una voz al otro lado de la puerta mientras tocaba delicadamente
– Largo– dijo sin su siempre natural tono de galán
– Ah, pero Mon siegneur, su majestad tiene rato esperándole– ¿Su majestad? Ah, no que aquel arrogante señorito se fuera a casar con su amigo que era un heredero Germano no lo hacia majestad de nadie.
– No puede él y su aristócrata trasero esperar que me levante, tal vez en tres días– soltó con molestia.
– Creo que le esta confundiendo– se oyó la algo asustada voz de la joven al otro lado de la puerta, todo se quedo en calma. La puerta se abrió con sigilo y la luz se hizo mayor.
– Merde– dijo levantándose con molestia, tuvo una noche horrible y por muy aristócrata que fuera el prometido de su amigo el no toleraría aquello.
– Acaso no puedes…– se quedo callado y sin palabras
– ¿Cecil?– dijo saliendo de su estupor
– Buen día, Francis– dijo la educada voz con ese acento hispano y extravagante que tenia la hermosa peli castaña frente a él.
– Oh Mon dieu, Disculpame no fue mi intención yo…–
– Calma, Francis he venido por una situación muy importante– declaro la hermosa mujer de verdes orbes y piel canela
– Dame un segundo– se apresuró a ponerse de pie y camino hacia el biombo donde comenzó a vestirse
– No es que me incomode tu presencia Cecil–
– ¿O que no te haya visto desnudo antes?– dijo ella sonriendo
– Si, o eso– respondió el algo cohibido cosa rara en el –Pero dime, que es lo que trae a la princesa de Hispania por aquí–
– En unos días me embarcare hacia Novo Mondo, Mi padre desea verificar una posible alianza mercantil con algunos reinos del mismo– Francis asomo su rostro dejando que su cabellera callera delicadamente dándole a entender que aquello poco le importaba y bien no justificaba su estancia ahí
– Antes de eso, quise venir a preguntarte sobre mi hermano– dijo ella sin siquiera mirar al galo, su vista estaba muy fija en una pequeña caja de música que tenia con una hermosa caligrafía grabada la palabra “Wyrdroedig” en ella. (pervertido en gales)
– ¿Qué pasa con Antonio?– inquirió saliendo del biombo ya completamente arreglado.
– Es solo que…– guardo silencio y paso sus enguantadas manos por aquella pequeña tapita
– ¿Cecil? ¿Pasa algo?– conocía a la hermana mayor de Antonio y aquel drama le estaba cansando un poco
– ¿Francis, Que esta haciendo Antonio en Germania?– inquirió mirándole directamente, algo en aquella mirada llego asustar al galo que se acercó a la Castaña rojiza que lo miraba con fiereza
– Esta con Gilbert– dijo sin comprender nada
– Francis, el Rey de Königsberg ha enviado una alerta de posible traición… Teme y ha alertado al resto de los reinos que sus hijos planean derrocarlo, y que Antonio planea aliarse con ellos y provocar la caída de la corona Hispana–
– ¿Qué idioteces dices?– grito Francis alterado
– Es por eso que he venido Francis, es mi deber, saber las fidelidades de nuestros reinos vecinos, El día de hoy por la tarde hablare con el rey de Galia y mañana me embarcare a Britania, ahí tratare de convencer a Arthur de…–
– Eres estúpida– grito Francis con la respiración agitada y el corazón temblante.
– ¿Francis?–
– Antonio y Gilbert jamás planearían algo como eso… y no puedo creer que tú siquiera lo hayas pensado– dijo en un fuerte alarido.
– Francis yo…–
– Nada de Yo… Creíste, realmente tuviste el descaro de pensar que Antonio, tu hermano, sería capaz de traicionarte Cecil. Y peor aun que Gilbert derrocaría a su padre ¿Respondeme? ¿Realmente piensa Hispania atacar a los herederos de Königsberg?–
– Si… Mi padre…– el fuerte sonido de una bandeja cayendo y un grupo de Tazas estallando contra el suelo los obligos a girarse y notar la puerta abierta y en ella mirándoles perplejo y aterrado.
– Roderich– dijo el galo al notar como el aristócrata se llevaba una mano al cuello donde sujeto con completa devoción la cruz de hierro
– ¿Rodé?– interrogo el galo acercándose lentamente al aterrado joven e ignorando a Cecil que reconoció la cruz de hierro pero sin comprender nada.
– Francis, ¿Qué pasa?– Cecil miraba sin comprender aquella situación.
– Roderich debemos…– se giro hacia ella haciendo una ligera seña, el aristócrata se dio la vuelta rápidamente y dio un paso hacia la puerta antes de intentar correr hacia ella, Francis lo retuvo con fuerza tratando de calmarlo.
– Roderich, calmate–
– Ich gehe, brauche ich…– (Me voy, Tengo que…)
– Calmate– grito el Galo sujetándole por los hombros y obligándole a verle
– Gilbert– dijo el austriaco con los ojos anegados por lágrimas y negación.
– Confía en ellos, y en mi– dijo tratando de mitigar su propio miedo. Mas las lagrimas se hicieron presentes en los violetas del joven que miro con rencor puro a la joven princesa de Hispania.
– Gilbert estaba preparado para el arranque de su padre, a él no le importaba verse desheredado y expulsado de ahí, por eso si algo pasaba Antonio exigiría a Gilbert como carne de Cañón en una falsa expedición a Novo Mondo, y una vez hecho aquello, Francis me llevaría con Gil. – grito fuera de si tratando aun de zafarse del agarre de Francis que se hacia mas fuerte, Cecil se dejo caer en la mullida cama con pánico reflejado en su mirada
– Pero jamás se prepararon para un posible ataque, Gilbert dijo que era imposible, su padre era demasiado avaro como para perder las tierras y los bienes que su madre dejo al morir, vienes que solo podía mantener hasta que sus herederos fueran nombrados, vienes que se perderían sin un heredero– Aun con sus palabras sabia que convencer al resto de los reinos seria casi imposible, trataba de someter al joven con esas palabras y con su tono amable pero los nervios lo consumían, así mismo el temor de un riesgo mayor para sus amigos lo aterraba.
– Oh mi dios– dijo Cecil mostrándose realmente preocupada, sumando mas desconcierto a la pena que ya embargaba a los jóvenes frente a ella.
– Tenemos que hacer algo– dijo la joven heredera de Hispania dirigiendo una muda plegaria a todos los dioses habidos y por haber. Francis solo se limitaba a tratar de calmar a Roderich, tenía que pensar, tenía que encontrar la forma de sacar de ese lugar a sus dos malos amigos. Un ligero sonido rompió el silencio y una dulce pero profunda voz resonó en la estancia.
– “Je ne sais, ne sais, ne sais pas pourquoi C'est comme Ça, la seine et moi Je ne sais, ne sais, ne sais porquoi On's s'aime comme Ça la seine at moi”– y fijo sus ojos en aquella pequeña caja que se ha abierto mostrando un pequeño Ángel y una rana que danzan sobre un pequeño lago. Aquella caja regalo de…
– Arthur– murmuro bajamente y su rostro se ilumino, porque si algo sabe de aquel su siempre solitario amigo es que no rechazara la oportunidad de cumplir una de sus aventuras y demostrarle a su futuro “esposo” quien es el rey de Britania y darle el visto bueno o acabarlo antes de que este lo acabe junto con sus viejos y amargados Carroñeros. (Perdón Ministros) esa es sin duda una gran aventura.
– Francis– llamo la intrigada mujer.
– Cecil… Enviare un Halcón hasta Gil, le notificare y mencionare lo importante que es que llegue a Britania, una vez ahí… Podremos reagruparnos– dijo con una solemne sonrisa caminando hacia la pequeña cajita que cerró con ligero cariño.
– No sé qué planeas, pero informare de inmediato a mi padre… y Fran... Lo lamento–
– Ne sais pas pourquoi– (No se porque) dijo como única respuesta, antes de despedir a la hermosa mujer y caminar hacia Roderich
– Saldremos de inmediato a Britania– dijo mirando al joven aristócrata que lo miraba con ojos llorosos pero ya más calmado
– ¿Por qué?– inquirió el aristócrata
– Necesitamos un Plan Mon amie, y mas importante… aliados–
– Como haremos eso…– pregunto algo preocupado
– Eso Mon Cher déjaselo al Bad Friends Trio–