Se encontraban sentados en la terraza del hotel en una banca amplia desde la que se tenían una bella vista de la romántica ciudad, la torre Eiffel, y todas las luces de París.
Steve estaba sentado con las piernas completamente extendidas sobre la banca, Stark se encontraba sentado entre sus piernas dándole la espalda y rodeado por sus brazos con igualmente las piernas extendidas.
—Eres un Idiota— le hizo saber a Steve.
—Que romántico Stark.
—Es la verdad, ¿te das cuenta a lo que te estas condenando?
—¿A lo que me estoy condenando?
—Si, a una sexy e increíblemente perfecta condena, pero condena al fin.
—¿A que te refieres?— le preguntó de forma distraída mientras apoyaba su barbilla en la cabeza del otro.
—Pues a mi, ¿Qué otra cosa puede ser sexy e increíblemente perfecta? Steve eres un masoquista.
—Si tienes razón Tony, quizá lo soy, pero es mi decisión, y tu niño debes enseñarte a respetar las decisiones de tus mayores.
—¿Ahora bromeas?, el Capipaleta sabe jugar.
—Eso parece.
—Esto no será fácil, nuestra relación…
—Nadie dijo que lo sería— le respondió el rubio con seguridad, a lo que Tony se volteó dándole un profundo beso.
Mientras tanto a muchos, muchos kilómetros de allí, Banner estaba sentado en la oficina que ocupaba en Industrias Stark, revisaba con afición los apuntes de su libreta, comparándolos con datos que arrojaba su ordenador.
Estaba completamente abstraído, tanto que ni siquiera escucho la puerta, ni vio entrar a su querido novio, que aun con lentes puestos se apoyó en una pared, quitándoselos lentamente para observar al científico que ni enterado estaba de su presencia.
—Alguien puede entrar dispararte en la cabeza y todo seguiría igual— Habló el espía con una sonrisa avanzando por fin lentamente al escritorio.
—Excepto por que ese alguien moriría aplastado por un enorme sujeto verde— le contestó el mayor sin levantar la vista de sus papeles, a lo que el rubio rodeó el escritorio sentándose en el aplastando algunos documentos.
—Iba a leer eso— le informó con la misma actitud sería que tenía desde que había llegado.
—Que pena….
—Clint… — llamó volviendo a su computadora— Creí que estarías por allí, con tu amigo Loki.
—¡Banner!— exclamó con un tono de cansancio echando la cabeza hacia a tras— ¿Aun sigues con eso?
—Sí, no me has explicado que pasa contigo y el.
—Ya te dije que no pasa nada, me sorprende que no confíes en mi— habló desviando la mirada.
—Yo… perdón es solo que… su amistad a un no me convence.— dijo acercando su silla con pequeñas ruedas hasta quedar frente al arquero.
—¿De verdad piensas que pude a verte sido infiel?— le cuestionó aun sin mirarlo. — Digo, ni que fuera como Stark.
—No, si fueras como Stark, ya habría mucha gente muerta— aclaró Banner mirándole de arriba abajo.
—¿Mucha gente muerta?— preguntó viéndole por fin.
—Así es— respondió llevando sus manos con delicadeza a la cintura del rubio, acariciándola despacio.
—Pero tú te sabes controlar muy bien.
—No necesariamente… — decía sin dejar de acariciar sus caderas— En lo que a ti se refiere pierdo mucho mi autocontrol. —Decía sacando la simple camiseta a manga tres cuartos que el otro portaba.
—¿Enserio?— preguntó con una sonrisa.
—Enserio, no sabes a cuantas personas, he querido aplastar, esa mesera que siempre te va a coquetear en el café donde desayunamos, Natasha, esos chicos jóvenes que tienes a tu cuidado y entrenamiento en S.H.I.E.L.D … Ni si quiera me agrada como te mira mi secretaria y ahora Loki.
—Si que eres celoso…
Bruce se puso de pie, tomándolo fuerte de la cintura para pegarlo a él.
—Demasiado celoso— Declaró antes de besarlo con pasión a lo que Barton no tardó en responderle aferrando sus manos a los hombros del mayor.
Cuando se separaron el doctor subió sus manos hasta el rostro de Clint, acariciándolo con suavidad.
—Te amo…— le dijo dándole un rápido beso— Y amo como te ves así con el cabello un poco más largo.
—Lo siento, pero ya me lo voy a cortar, exigencias de la organización.
—No quiero sonar como Stark, pero que se vaya al infierno la organización— hablo con una sonrisa, delineando con uno de sus dedos los labios del espía— te ves muy… joven e inocente así.
—Doctor, no me diga que es un pedófilo.
—Si te hubiera conocido da los… 16 quizá…— bromeó a lo que el rubio le enredó los brazos en el cuello para besarle, las manos del mayor descendieron una vez más acariciando el perfecto y marcado cuerpo del arquero.
La ropa fue estorbando y el calor fue llenando sus cuerpos mientras se dejaban caer sobre la alfombra de la oficina.
Banner coloco a Clint debajo de él, besando su pecho que se había quedado desnudo varios instantes atrás, delineando con su lengua el marcado abdomen, sacando sonidos bastante lindos a su parecer de la boca de su amante. Se deshizo de los pantalones de ambos, quedando los dos solo en su ajustada ropa interior, Clint enredaba sus piernas en la cintura del científico que no dejaba de morderle, besarle y marcarle el cuello, haciéndolo enterrar las uñas en su espalda.
Sus miembros despiertos se frotaban por sobre la tela, haciendo una fricción deliciosa para ambos. Hasta que Bruce no lo pudo resistir por más tiempo, se despegó de él para liberarse de su ropa interior, volviendo a posarse sobre él bajando hasta el elástico de la ropa interior morada del arquero, se la quito lentamente, para comenzar a masturbarle con una mano, jugando con su miembro, disfrutando el sonrojo del otro, observando como el líquido pre seminal comenzaba a salir, bajó su rostro dando una pequeña lamida a la punta que sensible como se encontraba mando espasmos a todo el cuerpo del menor.
—Hazlo ahora…— rogó el halcón.
—Pero aún no te…— intentó alegar Banner levantando la vista, encontrando con unos ojos avasallantes y llenos de pasión.
—Ahora Bruce— exigió pasando la lengua por sus labios. El aludido no pudo hacer otra cosa que obedecer a su novio, se colocó entre sus piernas separándolas, para comenzar a penetrarlo de manera lenta, haciendo que el espía se arqueara cerrando los ojos.
Cuando se supo completamente dentro, notó como las piernas del menor se enredaban fuertes a sus caderas, apoyo ambos brazos al lado del rostro del rubio y viéndolo a los ojos comenzó a moverse, mientras este se aferraba con fuerza a sus antebrazos, gimiendo encantado, pero sin despegar su mirada de la de su amante.
Bruce se sentía en la gloria, sus ojos estaban atrapados por esa mirada penetrante e intensa que pese a la intensidad y rapidez con la que empezaba a moverse no se apartaba ni cerraba, sentía el interior de Clint apretándole con fuerza, se sorprendía que pese a todo el sexo salvaje que le gustaba practicar al rubio este siguiera igual de estrecho que la primera vez.
Clint gemía, repitiendo entrecortadamente el nombre de su novio, una y otra vez, y es que el roce de su miembro con el abdomen del mayor, la manera de moverse dentro de él tan intensa que tenía el mayor y ese juego de miradas que mantenían, le estaba volviendo loco, y lo tenían al borde del éxtasis.
Los movimientos se volvieron más intensos y sus ojos se cerraron por fin al compartir un apasionado beso, que se detuvo por las exclamaciones de gozo que ambos soltaron al llegar al orgasmo.
Se quedaron sin moverse por unos instantes intentando controlar sus respiraciones. Bruce le dedico una sonrisa antes de salir levemente de su interior, para después dejarse caer con suavidad sobre su pecho.
Clint empezó a trazar círculos imaginarios en su espalda, mientras su mirada se perdía en el techo.
—Loki…— empezó el menor— solo es un amigo, empezamos a frecuentarnos después de que iniciamos nuestras relaciones, ya sabes… el con Thor y yo contigo. Como sabes yo realmente no tenía lo que se puede decir experiencia con hombres, y el tampoco, así que conversábamos sobre cosas de ese estilo, pero solo es un buen amigo. Además… eso del control mental, dicen que lo mejor es lidiar de frente con el problema.
—No me tienes que dar explicaciones— dijo Bruce levantándose un poco para mirarle— Pero agradezco que te preocupes por mis estúpidos celos— sonrió antes de darle un beso en la frente.
En tanto, afuera de la oficina.
—Ya le dije que el señor Banner está ocupado— insistía la secretaria de largos cabellos castaños, que había visto entrar al arquero y bien sabía que en esos momentos no era prudente entrar a molestar.
—Señorita— insistía el imponente rubio acompañado de un hermoso hombre de cabellos azabaches.— El doctor Bruce me mandó llamar.
—Así es— sonrió Loki tomando la palabra acercándose a la jovencita— Alejandra, ¿no?— sonrió encantador— Él es muy amigo nuestro, y quería vernos cuanto antes.
La joven mujer se quedó absorta, embobada un momento con los brillantes ojos del ex dios de la mentira.
—Es que verá, aunque me encantaría pasarlos con él— decía un poco más accesible.— Él está con un amigo, el señor Barton, y no le gusta que le moleste.
—Ah, ¿esta con Clint?— exclamó Thor— Mejor aún, sirve que salimos los cuatro a comer para platicar— sonrió el dios avanzando a la puerta, y dado que la chica seguía atontada con Loki no dijo nada, sin embargo el hijo adoptado de Odín había captado a lo que la secretaria se refería a que no deberían ser molestados.
Siguió rápido a su novio, muy tarde ya, dado que este ya había abierto la puerta. Sin embargo al estar los dos en el umbral no observaron a nadie, solo un par de ropas a un lado del escritorio.
—¿Bruce?— llamó el hijo de Odín.
El científico aun algo atontado se apoyó en su escritorio levantando un poco la cabeza. Ya que estaban del otro lado del escritorio y por lo tanto no se les podía ver.
—¿Thor? ¿Loki?
En ese momento la chica entro corriendo.
—¿Thor y Loki?— cuestionó también el arquero levantando un poco la cabeza sobre el escritorio.
—Señores discúlpenme, pero ellos…— empezó la chica.
—Si, déjalo así Alejandra, no te preocupes.— la castaña asintió saliendo del lugar.
—Que tal Loki— saludo ojo de halcón.
—Hola Clint— devolvió el saludo el azabache algo sonrojado.
—Tu… nos mandaste llamar— intentó decir Thor como excusa.
—Sí, si, lo sé… antes, ¿podrán salir tantito para cambiarnos?— La pareja asintió saliendo, cerrando lentamente la puerta.
—Les dije que no era bueno hacerlo cuando estaba el señor Barton allí— comentaba la secretaría que les veía desde su escritorio, donde acomodaba unos papeles.
—¿Ya te ha pasado?— preguntó Loki.
—Cuatro veces…—admitió la chica.
—¿Cuatro veces?— interrogó Thor sorprendido.
—Si bueno… la verdad las últimas dos….— decía sin verlos mirando la computadora— fueron algo así como intencional…
Los dos vengadores le vieron, entre confundidos, extrañados… y algo, ¿asustados?, tanto que Loki le iba a preguntar algo más pero escucharon la voz de Bruce que decían que pasaran.
—Tu secretaria es rara…— comentó Thor apenas entraron, tomando asiento en dos de las sillas que se encontraban frente a el escritorio.
—Lo sé— asintió el científico acomodando los papeles de su escritorio. — Pero es muy eficiente, y sumamente inteligente.
—A mí me parece muy agradable— comentó Loki.
—A mí también— le apoyó Clint que estaba sentado en el escritorio del científico — Aunque Bruce diga lo mismo; que es muy extraña.
—Si ustedes lo dicen— dijo Banner terminando de apilar sus documentos.
—Es que Loki está en su etapa de amor a los humanos— dijo con una sonrisa el rubio.
—No empieces con eso Thor— le reprendió— mejor dinos, ¿para qué nos llamaste? — interrogó al doctor.
—Pues por importantes y buenas noticias— comunicó Bruce— Ya tengo los datos y todo en orden para el procedimiento, N. S.M.
—¿Procedimiento N.S.M?— le cuestionó su novio confuso.
—SI, el proyecto de las células madres, para que Loki se pueda embarazar.
—¿Lo dices de verdad?— le cuestionó Thor.
—Claro, solo tenemos que hacerle unos estudios de rutina a Loki y en unos cuantas semanas lo colocaremos frente a los láseres para que pueda concebir.
—¿No te alegra mi amor?— le preguntó al peli negro que escuchaba atento las palabras de él científico.
—Si claro… solo, ¿puedo preguntar algo?— dijo Loki viendo algo al doctor.
—Claro, aclarare todas tus dudas para que te sientas seguro.
—¿Por qué proyecto N. S.M? — Le interrogó ya que no hallaba que las iniciales correspondieran con nada del experimento.
—Eso… — comenzó Banner, mirando para todos lados— Pues eso es porque… — se recargó a un lado de su novio cruzándose de brazos.
—Bruce…— llamó el arquero al ver que este no hablaba.
—Es que necesitaba algunas opiniones sobre cálculos que no entendía, y quería hacerlo todo bien…—comenzó a explicar el científico.
—¿Y eso que tiene que ver con el nombre?— interrogó una vez más el azabache seguro de que Banner ocultaba algo.
—Tuve que pedirle ayuda a Stark—Todos al escuchar el nombre de Stark emitieron un leve “Ah”— el accedió con la condición de que le dejara ponerle el nombre al proyecto de manera oficial.
—¿Y qué nombre le puso Tony?— fue esta vez el dios rubio el que preguntó.
—Pues él le puso…— se sonrojó un poco al decirlo y se rasco la nuca— Él le puso… Nuevas y Sexys Mamis.
—¡¿Qué?! — exclamaron Barton y Loki a la vez, mientras Thor solo reía ligeramente.
—¿Estas diciendo que en mí? —empezó poniéndose de pie — ¿El gran dios y hechicero Loki…?
—Ya no eres dios ni hechicero amor…
—Tu no digas nada—le regañó a lo que el otro solo sonrió divertido— decía, A mi el gran Loki… ¿Se me meterá en algo que lleva ese ridículo nombre?
—Bueno, es que no quería arriesgarlos por malos cálculos y vamos, todos aquí sabemos lo inteligente que es Stark.
—Si y también sabemos lo inmaduro que es a veces— comentó Clint.
—Si creo que debí considerar eso… pero todo salió bien y ya no hay ningún riesgo. Así que creo yo que valió la pena.
—Si tú dices Bruce— dijo Barton empezando a reír, encontrándole un poco de gracia al nombrecito, más aún porque los primeros en ser portadores de aquel proyecto, serían Loki, Stark y él quizá.
—¿Entonces quieren que comencemos con los estudios?
Loki se dejó caer de nuevo en el asiento pasándose una mano por la frente, viendo de soslayo la mirada ilusionada de Thor.
—Mas vale doctor que esos estudios no sea muy dolorosos— dijo por fin el azabache.
—Para nada.
—Muchas gracias amor— dijo Thor acercándose al otro tomándole el rostro entre sus manos para darle un profundo beso. Ante la mirada alegre de los otros dos.
Cuatro semanas habían pasado desde el incidente en parís, después de eso, la pareja del Capitán y “Iron man”, habían viajado por varios lugares del globo, ahora se encontraban en su último destino, a unos 17 kilómetros de la ciudad de Dubái, donde Stark acaba de tener una reunión con varios empresarios árabes, que querían acciones en su compañía.
Estaban hospedados en la suite real de lo que era el llamado “Hotel más caro del mundo”, el Burj al Arab, sin embargo, ya era tiempo de irse, Steve bajó las escaleras de la enorme Suite real, ya con su maleta de mano, cuando observó a Stark sin camisa frente al enorme espejo de la Suite.
—¿Tony que haces?— le cuestionó el rubio dejando la maleta sobre una silla que estaba detrás del espejo.
—¿Es que no lo ves?— preguntó el empresario señalando su vientre.
—Tony apenas vas por los 4 meses, no ha crecido tanto, yo no veo nada
—Ese es mi punto, no se ve nada, ¿Dónde están mis músculos marcados?, mi abdomen a desaparecido— se quejaba mirándose de frente y luego de lado. — Yo veo claramente una curva, creo que no debí comer tanto en el restaurant submarino…
—Stark…
—Me pondré como un tanque, ¿A dónde se ira mi sensualidad?
—¡Stark!— exclamó Rogers parándose enfrente de él para tomarle por los hombros. — Estas esperando un hijo mío, estas embarazado, es normal que tu vientre crezca y le pase eso, pero cuando todo eso acabe, tu cuerpo volverá a la normalidad.
—¿Es que no lo entiendes? –Seguía diciendo— en cuanto todo esto… en cuanto yo me vea así… mi título de playboy se ira a la basura.
Ante esto el Capitán le tomo de la cintura pegándolo a sí, mientras con otra mano le tomaba por la barbilla.
—Tony, ¿de verdad te importa que otros te consideren sexy?, ¿no te basta con que para mí seas el hombre más deseable del planeta?
— Ah… pues no— contestó el genio— Claro que no me basta, yo soy Tony Stark, nací sexy, así fue, así es, y así debería seguir siendo.
Steve ya harto le besó haciendo que Tony se olvidara de todo y llevara sus dedos a perderse entre su rubio cabello.
—Stark, nos tenemos que ir, el vuelo espera.
—Capi… tenemos un jet privado, nos puede esperar una semana si nosotros queremos— dijo Stark antes de ser esta vez él, el que besara al hijo predilecto de América.
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—Díganme ¿me extrañaron?— preguntó un sonriente Stark al entrar a una pequeña ante sala donde se encontraban sus amigos reunidos. —No, no me respondan, ya sé que si lo hicieron.
—¿N.S.M? ¿Enserio Edward?— fue lo primero que Loki le cuestionó al verle desde su asiento.
—¿Lo amaron no es cierto? Sabía que les iba a encantar — comentó el genio dejando su chaqueta sobre una silla.
—¿Qué es….?— empezó a preguntan el Capitán.
—No quieres saberlo— le interrumpieron