CAPÍTULO 2
El moreno accedió a que hablaran a solas y salieron del bar. En la acera de enfrente había una pequeña cafetería, por lo que decidieron ir ahí. A esas horas el lugar estaba casi vacío, aún así Naruto optó porque ocuparan la mesa más alejada.
-Buenas noches –se les acercó un mesero-, ¿qué desean ordenar?
-Dos tazas de café –dijo Sasuke con seriedad
-No, para mí sólo agua –corrigió el ojiazul-. No puedo beber cafeína.
Esperaron en silencio a que les llevaran la orden, y una vez el mesero se alejó, Naruto observó fijamente al otro hombre quien parecía impasible mientras esperaba alguna explicación para todo eso.
-Primero: lamento mucho haberme marchado de esa forma del hotel, pero es que fue… impactante amanecer en compañía de alguien que conocí la noche anterior –por la expresión del moreno, supo que no estaba conforme con su respuesta-. Bueno, pero lo que necesitaba decirte es sobre esto –le extendió una hoja
Sasuke tomó el papel y vio que eran unos análisis médicos. Sus ojos se abrieron completamente al leer que se trataba de una prueba de embarazo cuyo resultado era positivo. Alzó la vista para encontrarse con un nervioso y avergonzado rubio.
-Esto…
-La prueba me la hice hace dos semanas, ahora ya tengo dos meses de embarazo. Sí, tú eres el padre –añadió y lo miró fijamente-. Quiero aclarar que no estoy esperando que tomes la responsabilidad, que me mantengas o algo semejante. Sólo pensé que lo correcto era decírtelo y por eso desde que me enteré he estado yendo a ese bar para buscarte, es el único lugar donde podría obtener una pista de ti –desvió la cara con vergüenza-. Por supuesto no iba a regresar a ese hotel a preguntar si nos recordaban.
El moreno volvió a examinar los análisis. Ahí confirmaban las seis semanas de embarazo del paciente Uzumaki Naruto. Según la fecha en que se realizaron y si hacía cuentas, efectivamente coincidía con la noche en que tuvieron relaciones. Recordaba bien que fue descuidado y no usó protección, pero en ese momento estaba demasiado excitado y sólo pudo pensar en tomar al rubio por completo (claro que lo limpió al terminar). Sin embargo, tenía que asegurarse que no le estuviera mintiendo o tendiendo una trampa; no sería algo extraño.
-Usuratonkachi, ¿todo esto lo haces por mi apellido?
-¿Eh? –lo miró, confuso- Ni siquiera sé tú apellido, de esa noche sólo recuerdo que me dijiste tu nombre, Sasuke.
El azabache recordó que era cierto, jamás se lo dijo, además el ojiazul parecía estar totalmente seguro de lo que hablaba. Pero de todas formas no podía confiarse, tenía que poner las cosas en claro antes de que intentaran estafarlo.
-Es Uchiha. Mi nombre completo es Uchiha Sasuke
-Ahh… Yo soy Uzumaki Naruto. Mucho gusto.
Sasuke lo observó con sorpresa y luego con un ligero tic en el ojo. Al parecer el rubio no tenía idea de nada.
-De verdad eres un completo dobe.
-¡Oye, idiota! ¿Por qué me dices así? –exigió saber
Pero Sasuke se limitó a sonreír divertido y negó con la cabeza. Realmente ese rubio era bastante peculiar, justo como lo imaginó desde el primer momento en que cruzaron palabras.
-Naruto –llamó, poniéndose serio-, quiero estar involucrado en la vida de mi hijo.
Sus palabras impresionaron al arquitecto y lo hicieron dejar de despotricar en su contra. Naruto asintió, sereno y comprensivo, y sin poder evitarlo le sonrió con alegría. Su decisión de verdad lo hacía feliz, más que nada por el futuro de su bebé.
-Claro, Sasuke. Después de que nazca te permitiré conocerlo y visitarlo, es tu derecho como padre.
-No me entendiste bien, usuratonkachi. Quise decir que desde ahora estaré al pendiente tanto de ti como de nuestro hijo.
-¡¿Qué?! Pero teme…
-Ya lo dijiste, es mi derecho como padre, así que no quiero réplicas –sonrió de medio lado
-Grr, de acuerdo. Siendo así creo que deberíamos tratar de empezar de nuevo con el pie derecho, por el bien del bebé.
-Me parece bien. ¿Nos casamos ya?
-¡No me refería a eso, idiota!
-¡Ya lo sé, era una broma! Apenas tienes dos meses pero el embarazo ya te puso sensible.
-Vuelve a decir eso y juro que te partiré la cara.
Se observaron de manera asesina y luego suspiraron resignados. Ahora tenían a un pequeño de por medio y precisamente por él harían un esfuerzo por llevarse mejor. O al menos no matarse en el intento.
Al día siguiente Naruto se reunió con Gaara para comer juntos. Quería contarle que había localizado al padre de su hijo, ya que el médico estaba preocupado por su situación. Además de que quería asesinar a Sasuke por embarazar a su amigo.
-Si se hará responsable, entonces supongo que deberé contenerme con él –dijo de mala gana el pelirrojo
-Sasuke fue realmente amable, no dudó de mí. Eso me sorprendió, pero también me pareció… algo muy lindo.
-No me digas que ese sujeto te gusta.
-Claro que no. Bueno, no niego que es algo guapo y pues ahora espero un hijo suyo, pero todavía es muy pronto para enamorarme de nuevo –se tocó el vientre-. Por ahora me dedicaré exclusivamente a mi bebé.
-Me parece una sabia decisión. Y hablando de eso, ¿cuándo piensas avisarles a tus padres sobre tu embarazo?
-… Tal vez lo mejor sea esperar hasta que nazca –tembló ligeramente-. Si se enteran bajo qué circunstancias ocurrieron las cosas, kaa-chan se pondrá violenta.
-Y yo no dudaría que tanto ella como Minato-san quieran asesinar al tal Sasuke.
-También eso –suspiró, fatigado
Sasuke trabajaba en Sharingan, una de las empresas más fructíferas del país y la cual fue fundada por su abuelo. Sus padres habían muerto desde años atrás, sólo le quedaba su hermano mayor, Itachi, la única persona más importante que él dentro de la empresa.
-Espera un momento –pidió Itachi, observándolo fijamente-. Creo que no escuché bien, repítelo más despacio.
-Dije que voy a ser padre, me enteré ayer.
-¡¿Qué?! ¡¿Y con quién?!
-Uzumaki Naruto, un arquitecto que conocí hace dos meses en Akatsuki, el bar que construyó tu amigo Nagato.
-Otouto, tienes que estar bromeando. Vas a tener un hijo con un chico al que conociste hace apenas dos meses.
-Sí, al cual sólo he visto en dos ocasiones y hemos estado una sola noche juntos.
-Y lo dices con esa calma. ¿Ese doncel no te estará engañando para conseguir dinero? A lo mejor el niño ni siquiera es tuyo. Deberías esperar a que nazca y pedir una prueba de ADN para asegurarnos.
-No –sonrió levemente-, yo creo en él.
-¿Por qué estás tan seguro de sus palabras?
-Para empezar él ni siquiera tiene idea de la importancia del apellido Uchiha. Debes conocerlo, Itachi. Cuando lo hagas verás que ese dobe sería incapaz de idear un plan tan despreciable como es el utilizar a un bebé.
-Si tú lo dices no me queda más que apoyarte. Y tienes razón, quisiera hablar con él –suspiró-, después de todo será el otro padre de mi sobrino o sobrina.
Acordaron una reunión donde estarían presentes Itachi y Sai, éste último porque en cuanto se enteró de la situación de su amigo, lo molestó hasta que accediera a presentarlo con Naruto. Los tres morenos aguardaban en la mesa de un restaurante cuando vieron llegar a Naruto en compañía de un pelirrojo. En otras circunstancias este hecho hubiera enfurecido a Itachi, pero apenas le echó un vistazo al de ojos color aguamarina, se dio cuenta: también era doncel, de modo que no se trataba de ningún posible amante.
-B-Buenos días –saludó Naruto con nervios-, lamento la demora.
-Ya me acostumbré a que siempre llegues tarde, usuratonkachi –contestó Sasuke con burla y observó al hombre que lo acompañaba
-No molestes, teme. Ah, sí, mucho gusto –hizo una reverencia ante los otros dos desconocidos-, soy Uzumaki Naruto y… supongo que Sasuke ya les explicó nuestra… situación.
Tanto Sai como Itachi asintieron, e igual que Sasuke, se le quedaron mirando al serio pelirrojo que no había emitido palabra alguna.
-Él es mi mejor amigo y médico, Sabaku no Gaara.
-Un placer –dijo por cortesía
-Creí que vendrían tus padres –dijo el Uchiha menor observando al incómodo rubio
-Eh… sobre eso…
-Por tu propia integridad es mejor que ellos no se enteren, al menos hasta el parto –explicó Gaara, encarándolo-. No les hará gracia saber que su único hijo está embarazado de un sujeto del que no sabemos nada, es por eso que yo vine en su representación.
Los dos se miraron de forma atemorizante, creando un tenso ambiente. Naruto suspiró, pues ya se esperaba algo sí dado la naturaleza protectora de Gaara. Fue entonces que recordó la presencia de esos dos pelinegros que no conocía. Sai entendió lo que pensaba, así que le sonrió.
-Qué tal, soy Sai, amigo del idiota de Sasuke.
A Naruto le cayó bien aunque parecía un poco raro, en cambio era el moreno mayor quien lo atemorizaba un poco. Itachi se percató de lo incómodo que ponía al rubio, por lo que decidió relajar su semblante.
-Uchiha Itachi –se presentó-, hermano mayor de Sasuke. Mucho gusto, Naruto-kun.
-S-Sí, igualmente, Itachi-san.
-¿Uchiha? –repitió Gaara, olvidando su duelo de miradas con Sasuke-, ¿acaso te refieres a…?
-¡Es un placer conocerte también, Gaara-kun! –interrumpió Sai, sujetándole las manos- Luces muy joven y ya eres médico, qué sorprendente.
-¿Ah? –lo miró, extrañado
Sasuke aprovechó el momento e hizo que el rubio se sentara a su lado para desviar la conversación. Sai se acercó al oído del pelirrojo, ya que sabía que todo le estaba pareciendo sospechoso.
-Tú sí sabes a qué se dedica la familia de Sasuke e Itachi-san –le susurró-, pero por favor mantenlo en secreto. Mi amigo parece contento con el hecho de que Naruto-kun no tiene idea de que es rico.
-Ese torpe –suspiró-… realmente no sabe nada de esta clase de temas.
-¿Puedes guardar el secreto? Creo que Sasuke piensa decírselo cuando lo considere adecuado.
-… De acuerdo, pero no lo hago por él, sino por Naruto.
Conocía muy bien al de ojos azules y podría apostar a que si se enteraba de que los Uchiha eran ricos, se sorprendería tanto que querría huir de ellos. Su amigo era demasiado sencillo y conservador como para concebir estar cerca de alguien de elevada posición económica.
-¿Qué es lo que tienen planeado respecto al bebé? –les preguntó Itachi
-Pues seguiré viviendo en mi casa, adecuaré una habitación para cuando mi hijo nazca –explicó Naruto-. Yo le había dicho al teme, digo, a Sasuke que le permitiría conocerlo y convivir con él, pero insistió en que quiere estar involucrado desde ahora.
-Ya que los dos colaboramos en la concepción, es justo que vele por ti durante el embarazo –continuó el azabache-. Aunque te negaste a mudarte a vivir conmigo, tengo espacio de sobra.
-Olvídalo, eso sería demasiado extraño.
-Su situación de por sí ya es muy extraña –reía Sai-, no entiendo qué te preocupa, Naruto-kun.
-No, yo estoy de acuerdo con él –intervino Gaara-. Ellos dos no son pareja aunque esperen un hijo, así que no deberían forzarse a convivir más que como buenos amigos. Por el bien de Naruto y el bebé es mejor que lleven las cosas en paz y con calma.
-Si es lo que el dobe quiere, entonces de acuerdo –cedió Sasuke de mala gana
En realidad lo que le molestaba al Uchiha era que, a pesar de estar embarazado de él, Naruto debía seguir sintiendo algo por ese ex novio culpable de aquella noche llena de alcohol. Sólo habían pasado cerca de tres meses desde el rompimiento, así que no era extraño. Sin embargo no por eso dejaba de molestarle.
De esa forma empezó su convivencia. Sasuke lo visitaba casi a diario para ver cómo estaba, si necesitaba algo y lo regañaba cuando consideraba que estaba trabajando más de la cuenta. Naruto siempre había sido alguien hiperactivo, de modo que los regaños del moreno terminaban en discusiones llenas de insultos y comentarios mordaces.
-¡Es un idiota! –decía Naruto- ¡Sólo espero que el bebé no herede su pésimo carácter!
Aquél día se encontraba en compañía de Gaara. El rubio estaba terminando el primer trimestre de su embarazo, por lo que su estómago comenzaba a notarse un poco abultado. Gaara llevaba el control del embarazo, no quería confiarle a alguien más la salud de su mejor amigo casi hermano y su futuro sobrino.
-Ya me acostumbré a oír tus quejas sobre Sasuke –comentó, bebiendo café-. Parecen llevarse bien.
-¿Bien? ¡Si critica todo lo que hago! ¡Que si mi casa es pequeña, que hay un plato sucio! ¡A veces quiero ahorcarlo!
-Sin embargo los he estado observando, Naruto, y parece que ambos se divierten mucho en compañía del otro a pesar de sus pleitos.
-Mmm… Estamos esperando un hijo, supongo que es normal.
Gaara negó con la cabeza. Su amigo realmente no se daba cuenta de la forma en que Sasuke lo veía, ni tampoco que desde que ese moreno irrumpió en su vida, no había vuelto a pensar en Inuzuka Kiba.
-Quizá, pero lo dudo –dijo, mirándolo a los ojos-. Sai me platicó que Sasuke suele ser bastante frío y reservado con los demás, en cambio cuando está contigo se relaja y por eso actúa de esa manera.
-¿En serio? Un momento… ¿te has estado viendo con Sai?
El médico se dio cuenta de que había hablado de más. Carraspeó intentando eludir el tema, sin embargo por la manera en que aquellos curiosos ojos azules lo observaban, sabía que sería interrogado hasta confesar la verdad. Mejor hacerlo de una vez y ahorrarse el martirio.
-Hace unos días me visitó en el hospital y fuimos a comer, nada del otro mundo.
-¿Bromeas? ¡Eso fue una cita! –sonrió- Me da gusto por ti, Gaara. Sai parece una buena persona.
-Es bastante extraño y desesperante.
-Eh… ya lo suponía, ¡pero no me importa! Que fuera a buscarte indica que se siente atraído hacia ti –le dio una palmada en el hombro-. No desperdicies la oportunidad y esfuérzate.
-Me lo dice quien espera el hijo de un hombre del que sólo sabe que tiene un hermano mayor y que trabaja en una empresa.
-¿Eh?, ¿por qué lo dices así?
-Olvídalo.
Suspiró. No tenía idea de qué buscaba Sasuke ocultándole a Naruto la verdad sobre su familia. Sólo esperaba que no fuera alguna artimaña en contra de su amigo, porque de ser así juraba que lo mataría lenta y dolorosamente.
Naruto se encontraba viendo televisión mientras devoraba un tazón de ramen. Gaara le había dado una estricta dieta adecuada para el bebé, sólo era flexible cuando se presentaba algún antojo. Y al parecer su pequeño también sentía debilidad por el ramen.
-Esto es vida –comentó feliz
Oyó la puerta abrirse y Sasuke ingresó por ella. Unos días atrás el moreno sacó una copia de la llave sin siquiera pedir permiso. Naruto alegó pero terminó resignándose; el Uchiha era demasiado orgulloso y sabía que no lo haría cambiar de opinión sobre el allanamiento de morada o que le regresaran sus llaves.
-Hola, dobe.
-Hola, teme –bajó la voz-. Ya ni pide permiso para entrar a mi casa.
-¿Dijiste algo?
-Nada, sólo pensaba en voz alta.
-Te traje un regalo.
-¿Ramen?
-No. Gaara dijo que debías moderarte en comer eso –alzó una ceja al ver el tazón vacío sobre la mesita
-Tenía antojo de ramen –se justificó-. Estoy seguro que no querrás tener un hijo con cara de fideo.
-Idiota –le entregó una bolsa-. Ábrela.
Naruto obedeció de mala gana y del interior sacó una cobijita amarilla con dibujos de zorritos. Imaginó a su bebé envuelto con aquella manta y sus ojos se llenaron de anhelo, mismo con el que observó al moreno.
-Es preciosa. Muchas gracias, Sasuke.
-De nada. Oye, Naruto… ¿puedo?
-¿Ah?, ¿qué cosa?
Por respuesta, Sasuke se sentó a su lado y con una mano le acarició el vientre para luego depositar un beso ahí. Al no recibir protestas del rubio, apoyó su cabeza en el regazo de éste y le rodeó la cintura para aproximarlo hacia sí y poder sentir ese lugar donde su hijo crecía. Naruto estaba sorprendido por tal acción, pero sonrió con ternura y le pasó una mano entre el cabello azabache.
Era cierto que la situación de ellos dos era fuera de lo común. A pesar de eso no tenía dudas del sincero amor que tanto él como Sasuke sentían por ese pequeño que todavía no nacía.