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ACORDE GEMELO por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Hola, ¿A que no se esperaban un capitulo para hoy verdad? XD Sobre todo porque dije que lo
publicaría hasta el próximo año. Jejeje Pero bueno aquí esta.

Tal vez muchas de ustedes encuentren este capítulo ¿Brutal? Bueno no sé si sea la palabra pero la
verdad es que no es un capitulo muy bonito que digamos. Tal vez me quieran ahora si fusilar
después de leer este capítulo. (Por favor no lo hagan TT.TTU)

La continuación esa si estará para el próximo año. Dependiendo de cómo me desocupe estoy días. ¿Saben creo que empezare el año desempleada? (;_;) Pero bueno no es seguro todavía. Desde ayer me puse a editar capítulos de este Fic y los demás de la serie si logro terminar como se debe el siete de S&P chance y lo publique antes de mañana sino pues ya seria para la próxima.

Advertencia para este capítulo, o más bien un consejo: "Mantengan la mente abierta" Todo puede pasar en este momento. Y aunque algunas sientan asco con las primeras escenas espero lo lean hasta el final. Si tienen música Ost tétrica o el de Anitque Basquery número 11 y 12 o alguna de batalla sería buena idea que la escuchara mientras leen. Yo les subiría la que inspiro cada palabra del capítulo pero mi internet es una bazofia y me tardaría un buen solo en subir una. ù_ú

¡Ah! Tambien queria aclarar que en las notas anteriores cuando dije que me salio lo dramatico a lo Kun fu panda fue por la frase "Cuchillas de indiferencia a mi fic" anterior a ese comentario XD Creo que muchas pensaron que me referia al capitulo hehehe. Perdonen por la confusion.

¡Bueno a leer!

Capítulo 40  Suspiro lúgubre…

 

Media hora antes del ataque…

No sabía que era lo que había pasado con ella, la oscuridad se ceñía a su mente manteniéndola cautiva de su propio cuerpo. A ratos podía escuchar retazos de lo que creía eran las voces de sus captores. Entre ellas el sonido rasposo y tétrico de una voz familiar la hacía estremecerse desde las entrañas. ¿Cuánto tiempo había pasado? ¿Minutos? ¿Horas? ¿Quizá días?

Sin importar el tiempo que había estado inconsciente. Sabia, de cierto modo que al abrir los ojos lo que le esperaba era el infierno, sin embargo ella no era cobarde y aquel infierno que se cernía cercano a ella lo enfrentaría con valor…

-¡Hazlo!

Escuchó justo antes de sentir la frialdad del agua empapándola, alertando sus sentidos obligándola a salir de la oscuridad que mantenía a su mente atrapada, arrancándola de la inconciencia que evitaba su encuentro con aquel demonio que la haría sufrir sin piedad. Comenzó a abrir sus negras y perturbadas pupilas, apenas acostumbrándose a la tenue luz que iluminaba la habitación donde ella se encontraba.

-¡Pueden retirarse! –Escuchó decir a la misma voz y seguidamente el abrir y cerrar de una puerta corrediza.

Intentó llevar una de sus manos a sus ojos en acto reflejo para protegerse de la luz que había aumentado en brillantes al ser puesta directamente en su rostro y de paso poder limpiar el agua que había entrado en su nariz momentos antes, descubriendo al instante que no podía moverlas… Desorbitó sus ojos en desconcierto cuando un tintineo de cadenas le indico a su confundido cerebro que estaba encadenada a la pared, observó las cadenas con un gesto de enfado, molesta con ellas por mantenerla inmóvil e indefensa, frunció el ceño cuando una risita escabrosa se dejó escuchar frente a ella. Con lentitud giro su rostro a la dirección de donde venía aquella fastidiosa voz, que daba cabida a esa risa que estrujaba sus entrañas al traspasar sus oídos.

-……………- Sé heló al instante, casi sintió que su respiración se detenía para reanudarse trabajosamente.

- Bienvenida al mundo de los vivos Uchiha Shizune… -Escuchó decir con solemnidad a aquel demonio salido de sus pesadillas.

Ante ella el anciano que esperaba fuese una alucinación, la miraba con superioridad disfrutando de su posición degradante. La risita sádica y morbosa que salía de su boca perforaba sus oídos llenándolos de humillación, queriendo destruir su orgullo. Intentó forzar las cadenas que la mantenían apresada erguida a la pared y expuesta a su captor consiguiendo apenas que las cadenas se torcieran y chocaran entre ellas estridentes, como burlándose de su incapacidad para deshacerse de ellas. El peso en sus tobillos le advirtieron que sus piernas también estaban atadas separando sus piernas a la fuerza. Bajo su vista al suelo aliviada momentáneamente al ver que aun tenia intacta su ropa.

-Ríndete… No podrás desatarte aunque te esfuerces…- Dijo el anciano con un tono que Shizune no supo identificar. Sonaba tranquilo, pero a la vez jovial sin perder detalle de sus reacciones, vestía un yukata simple y llevaba una de sus manos vendadas.

La miraba como esperando… Quizá ver miedo o ansiedad en su rostro pensó, pero ella no era una ninguna víctima asustadiza, su orgullo no le perdonaría serlo ¡Jamás! Se negaba a mostrar ninguna emoción ante ese sujeto, pero todos sus sentidos le decían que debía ganar tiempo. Tiempo para retrasar lo que ese hombre planeaba hacer con ella. Aquel comportamiento templado de Danzou y su mirada astuta le decían que lo que planeaba no sería nada agradable. Así que tras decidir confiar en su intuición respondió sin delatar ninguna emoción diferente a la apatía.

-Así parece. – Al hablar le miro directamente a los ojos, que le regresaban la mirada con desdén y algo similar a la decepción. Si Danzou veía aunque fuera una pequeña duda en su rostro estaría perdida. Por eso le sostuvo la mirada con altivez midiendo a su adversario con frialdad, como si no le causara ninguna incomodidad saberse inmóvil y expuesta.

El anciano la miraba de igual manera fascinado por su aparente entereza, disfrutando de su temple dejando que una sonrisa torcida se formara en su cara, consciente de que quebrar su espíritu sería una tarea ardua y placentera para él. Comenzó a caminar hasta ella sin borrar aquel gesto petulante, sabía que ella sólo pretendía ser valiente, pero eso no cambiaría su gesto. ¡No le daría la satisfacción!

-Es una buena expresión la que tienes…- Le dijo cautivado al parecer por su rostro. 

Danzou levanto su mano hacia ella obligándola a alzar la cara hasta exponer su cuello a él. Sintiendo un escalofrió de asco recorrerle la espalda cuando sin siquiera dudar, deslizo los dedos de su mano libre, sobre la piel expuesta de su cuello, sin perder de vista sus reacciones, la cercanía del mayor estaba poniendo a prueba todo su autocontrol. La risa torcida del anciano se amplió una vez más.

-¿Sabes que estás haciendo aquí?- Le cuestionó sin apartarse de ella susurrándole al oído lo que decía. Shizune no pretendía responderle a eso, mucho menos al sentir como olfateaba su cuello, estremeciéndola de puro asco, obligándose a mantenerse serena mordiendo su propio labio en frustración hasta sentir el sabor metálico de su propia sangre inundar su boca y comprimiendo sus manos en una resistencia impotente.

– Tienes un olor exquisito… -Le comentó reconociendo lujuria contenida en su voz. De haber podido Shizune habría vomitado o al menos apartarse pero sentía su cuerpo pesado por la droga aún y las cadenas eran demasiado gruesas para poder siquiera romperlas.

Además de que tenía los brazos entumecidos, no por efecto de la droga que le habían puesto, sino por tenerlos extendidos hacia arriba por bastante tiempo ya, apenas y podía moverlos sin sentir el hormigueo del entumecimiento, y a pesar de saberlo, podía apreciar con claridad el tacto frio de los dedos de Danzou paseándose sobre ella.

Sin siquiera  poder apartarse manipulo su cuerpo entumecido a su antojo, Danzou recorría con sus dedos fríos su cuello hasta acariciar con brusquedad su mejilla, forzando su dedo pulgar en sus labios, su reacción reflejo fue apretar los dientes para impedirle el paso a su boca, pero al ver que este gesto solo provocaba aquella oscura perversión despertada en el anciano relajo su mandíbula permitiéndole el acceso.

Danzou pareció sorprendido por un segundo, pero se recuperó con prontitud introduciendo dos dedos en su boca, mientras se miraban directamente a los ojos el complacido y ella con repugnancia.

-Eso es… -Le dijo confiado soltando su cara para colocar la mano sobre uno de sus pechos. –Buena chica… -Agregó lascivo pasándose la lengua sobre sus labios como paladeando lo que hacía.- Te convertirás en mi muñeca… Tu padre se arrepentirá por todo lo que me ha hecho… -Dijo riendo. - Aun si eres domínate… No dejas de ser una mujer… MI Mujer. –Volvió a soltar aquella risita malévola. – Mi muñeca…

*

Shizune sintió como los dedos y las manos de ese sujeto intentaban ensuciar su cuerpo, hasta ese momento había mantenido una actitud dócil pero ¿Deberás creyó que se rendiría tan fácil? Se preguntaba observando el rostro complacido del anciano al introducir un tercer dedo en su boca mientras ella le miraba con poco menos que desidia. Ya iba siendo hora de mostrarle a ese vejestorio que ella no era ninguna “muñeca” ni mucho menos “suya”.

-………….-

Y fue entonces cuando Danzou notó lo que estaba por hacer, aunque fue demasiado tarde. Sin contenerse un poco Shizune apresó los dedos en su boca, en una mordida firme y decidida ¡Arrancaría esos dedos profanos de las manos de su dueño con sus dientes! ¡No le soltaría hasta asegurarse de que no podría unirlos de nuevo!

-¡¿Que?! – Chilló el mayor al sentir su mandíbula cerrarse sobre sus dedos, y el dolor que le acompaño segundos después. - ¡Suéltame!

Le ordenó intentando jalar sus dedos apresados de su boca hacia afuera sin ápice de conseguirlo.

-¡Que me sueltes! –Repitió al ver en vano su esfuerzo. - ¡Chiquilla insolente! – Chilló furioso de nuevo golpeándola con su mano libre en el rostro varias veces.

*

Shizune no estaba dispuesta a soltarle, a pesar de comenzar a notar un líquido cálido recorrerle la frente hasta enrojecer su vista y sentir el escozor de los golpes sobre su cara ¡No lo soltaría!

-¡Maldición! – Injurió, Danzou con la cara contraída de dolor. La risa fastidiosa que adornaba su rostro momentos antes ya no estaba. Siguió empujándola al tiempo que intentaba apartar sus dedos de su boca y al no poder conseguirlo grito. - ¡Que alguien entre aquí! ¡Rápido!

Una puerta al costado de la habitación se abrió al instante, y dos sujetos entraron corriendo, el sabor a sangre comenzaba a inundar la boca de Shizune, pronto conseguiría su cometido.

-¡Quítenmela! –Bramo Danzou fuera de sí, el dolor de sus dedos siendo cortados por sus dientes seguramente lo estaba llevando al límite. Ella disfrutaría verlo retorcerse de dolor al perder sus dedos, así que cerró con más ímpetu su mandíbula profundizando la mordida sobre la piel frágil de los dedos de ese anciano hasta sentir la dureza de sus huesos tocar sus dientes. - ¡Rápido!

*

Uno de los sujetos se quedó pasmado viendo el espectáculo que estaba haciendo su jefe, atónito por la mirada que, Shizune sin ser consiente mostraba en ese instante. A ojos del subordinado, la mirada bruna de la joven parecían los ojos de un demonio, sus pupilas casi podían verse del color escarlata de la misma sangre que escurría de su frente, y la comisura de su boca ¿Pretendía arrancar los dedos de su jefe? Pensó inmóvil. No podía salir del hechizo que esos ojos le habían puesto en el preciso instante en que se posaron sobre él. No obstante su compañero al lado, reacciono con más prisa y llego hasta la muchacha, golpeándole de lleno el abdomen no una sino dos veces.

*

Shizune juró escuchar a sus costillas crujir por el primer golpe, el dolor era devastador pero no cedería tan fácil, hasta que el segundo golpe se encajó en su abdomen de nuevo llevándola casi a la inconciencia y haciéndola toser en acto reflejo inclinándose hacia adelante tras soltar los dedos que pretendía arrancar de la mano del viejo asqueroso ese. Tocio hasta escupir toda la sangre de los dedos del anciano de su boca, acompañada con rezagos de sangre propia resultante de los golpes en su abdomen ya herido.

La falta de aire por la tos y el golpe la llevaron de vuelta a la inconciencia aunque solo pudo durar unos momentos antes de sentir el puño de Danzou una vez más sobre su cara, para después levantarle la cabeza al jalarle del cabello forzándola hacia atrás en un ángulo extraño, buscando su dolor, queriendo ver su cara contraída por el dolor. Sin contar que ella no era lo que él esperaba, tan orgullosa como el resto de su linaje aquellos golpes no eran heridas en su piel, para ella eran la prueba de que aun si hacia aquello Danzou jamás obtendría lo que buscaba de ella. ¡Sí quería una mueca tendría que conseguirse una de plástico! 

Así que, aunque las raíces de su cabello dolían y se estiraban hasta reventar una a una las hebras de su cabello, Shizune mostro una determinación y entereza en su mirada que más que desconcertar a su captor lo enfureció.

-¡Insolente! – Le ladró con ira por un segundo para estrujar con más ímpetu su cabello la mano con sus dedos herido temblaba nerviosa en espasmos producidos por el dolor, sin embargo eso no impidió que Danzou la usara para desquitarse.

Una bofetada le siguió al tirón de pelo, al ver que a pesar de sentir que sus costillas estaban destrozadas de nuevo y su cara estaba amoratándose por los previos golpes de Danzou al querer liberarse de su mordida. Una sonrisa arrogante se había formado en sus labios, Shizune sonreía con descaro por lo que había hecho, no había miedo o dolor en su mirada, aunque su cuerpo estaba por demás adolorido, ella solo mostraba fortaleza y burla hacia su agresor.

-¡Maldita! ¡¿Cómo te atreves a faltarme al respeto?! – Espetó el mayor bajo la mirada de sus subordinados que miraban la escena con escarmiento, no por la furia de su jefe, sino más bien por aquel gesto fatuo de la joven cautiva. Admirados de cierta manera por aquel brío desafiante en su mirada, y desencantados también por ser responsables del deplorable estado en que el resto de su cuerpo se hallaba ahora.

-¿Respeto? –Le ridiculizo ella con sorna - ¿Enserio crees que me doblegaré ante una basura como  tú? ¡No me hagas reír! –Danzou la soltó del cabello empujándola con fuerza hacia la pared que la mantenía inmóvil.

-¡Impertinente! – Dijo ofendido el mayor, sin embargo el gesto sólo le duro un segundo cambiándolo por la mueca confiada del principio. – Parece que no lo entiendes… -Dijo enigmático, y Shizune frunció el ceño desconfiada ¿A qué se refería? – No importa cuánto luches, ahora. Sabía que no sería fácil. Pero tarde o temprano caerás ante mí. ¡Quebrarte lentamente será un juego que me entretendrá hasta que te rompas y no puedas armarte de nuevo!

-¡Deliras! –Le respondió sarcástica ella. Ensanchando con esa palabra solamente la cara confiada del anciano.

-¡Di lo que quieras!  Pero esa boca impertinente tuya verás que hare que no pueda decir nada más. –Dijo confiado tras reír malévolo. – ¡Te doblegaré como lo hice con tu padre todos estos años!

- ¡Que ridículo! -Dijo ella entretenida por aquella tonta afirmación. – Mi padre… -Balbuceo al sentir una punzada por el dolor que hablar le provocaba en ese instante. – El jamás te tuvo miedo… No a ti… Sino a lo que representabas… -Danzou y los dos sujetos que seguían en la habitación parecieron confundidos a las palabras de la joven.

-¿Quién delira ahora? –Inquirió sínico el mayor. – ¡Fugaku siempre estuvo bajo mi control! ¡Yo siempre fui el que evito que errara el camino! ¡Le abrí los ojos a lo que estaba destinado para el! – Siguió su charla fútil, frunciendo el ceño al decir. – ¡Pero, tú y esa vieja que cuidaba de ti lo ablandaron! ¡Arruinaron lo que con tanto esfuerzo había conseguido crear!

Shizune le miro reflexiva, rememorando el viejo rostro de Chiyo, aquella ancianita que cuando niña fue la única madre que cuido de ella. Danzou pareció notar su nostalgia en su mirar y con veneno agregó.

-¡Por eso la maté! – Dijo sin piedad, Shizune entro en shock al escuchar aquella noticia. - ¡Antes de que te arruinara a ti también con su sentimentalismo! –Shizune tardó en comprender aquella ultima revelación - ¡Lo único que yo quería era un heredero que fuese perfecto! ¡Alguien que no fuese débil! ¡Alguien a quien seguir! ¡Que no necesitara de estupideces como los sentimientos! – Decía con aire demente mientras caminaba de un lado a otro dentro de la habitación. - ¡Tu padre había fallado en ese cometido! Por eso decidí poner mi fe en ti, pero… - Dijo casi con decepción desequilibrada - ¡Tú tampoco servías! ¡Tus estúpidos hermanos fueron la causa de tu debilidad! ¡Por eso te exiliaron! ¡Porque eras inútil! ¡Fugaku tomo la decisión correcta al deshacerse de ti! ¿Sabes porque? –La miro sardónico -  ¡Por qué yo quería hacerte mía! ¡Incluso siendo una mocosa! ¡Tu cuerpo me despertaba! ¡Y ahora! – Dijo para después modular su voz maniática a una más tranquila, mientras con lentitud sacaba una navaja de su manga blandiéndola en el aire de manera ausente y caminaba hacia ella. – Podre hacerte mi muñeca al fin… - Le dijo para cortar con la navaja su blusa dejando a la vista su ropa interior mientras saboreaba con deleite su acto.

-¡Eres un maldito enfermo! –Le dijo ella con repulsión impotente para poder hacer algo. ¿En verdad pensaba así? ¿Realmente creía que sus ideas enfermizas de perfección podrían justificar el haber matado a su niñera o atormentado a su padre? La mirada desquiciada que Danzou tenía en ese momento y la risa demente que le acompañaba, sólo confirmaban su respuesta. Ahora menos que nunca permitiría que ese tipo la usara, jamás permitiría que la viera suplicar, incluso si moría, jamás le daría el gusto de creerse con poder sobre ella.

Los subordinados del anciano simplemente se limitaban a mirar con desconcierto el desplegué de la locura de su jefe, comprendiendo el nivel de maldad que encerraba esa locura. Aquella chica estaba loca también, oponerse solo le traería desgracias más terribles sobre sí misma. Su jefe parecía a pesar de todo complacido con su férrea voluntad, aquella chica no sabía lo que estaba trayendo sobre sí misma y era probable que pronto se arrepentiría de parecer tan altiva ante el hombre que tenía su vida en sus manos. Sin sentir más que pena por ella salieron de la habitación para dejar a su jefe disfrutar de lo que estaba por hacer.

-Sigue hablando… -Le susurró al oído para deslizar su lengua un segundo después sobre su oreja.- Veremos cuánto dura tu voluntad… Nadie vendrá a buscarte… Ni podrás huir… Me perteneces… - Dijo para enterrar la punta de la navaja en uno de sus brazos haciéndola sangrar. – Ya va siendo hora de que te des cuenta, mi querida muñeca…

Shizune tenso la mandíbula con impotencia al sentir la lengua del anciano lamer la sangre que goteaba de su codo.

-Mi padre… Vendrá. –Dijo con rabia.- E incluso si no viene… -Agrego ganándose la atención del mayor. – Te garantizo que él te destruirá. Aun si me matas antes, sé que él te destruirá… Tú nunca has sido el porqué de sus miedos…

-¿Sigues diciendo eso? ¡Qué estúpida! –Le refutó exasperado y por toda respuesta Shizune sonrió. No con burla, ni con jactancia, sonrió con lastima… Lástima por aquel sujeto enfermo que había vivido de una fantasía todo ese tiempo. Enfebrecido por el poder que creía tener sobre su linaje. ¡El único estúpido y patético ahí era él!

-Mi padre, solo le temió a una persona toda su vida. –Dijo con entereza. - ¡Y ese nunca has sido tú! ¡Danzou Shimura!

-¡Oh! –Se burló el de la morena- ¿Y se puede saber de quién hablas? –Le interrogo burlón, colocando esta vez una sonrisa petulante en la joven antes de responderle.

-¡Uchiha Madara!- Dijo con determinación. – ¡Mi abuelo! –La cara de Danzou se contrajo al escuchar ese nombre, hacía mucho que nadie mencionaba aquel nombre frente a él. Y con saña enterró nuevamente la punta de la navaja en la herida que había hecho profundizando el corte, en venganza por recordarle aquel hombre de mirada oscura y frialdad indómita, con el potencial para ser el líder perfecto pero que cayo presa de una debilidad, el amor... No por su familia, ni siquiera por sus hijos, sino más bien amor propio… Y su apetito insaciable por los placeres mundanos. Ese amor propio que lo colocó en la banca rota y casi destruyó el imperio que con su ayuda había forjado. Por eso lo había destruido también, por eso había quitado del camino a ese hombre para poner en el trono a su hijo prometedor. ¡El heredero que el crearía!

Que al final de cuentas había salido igual que su padre, ¡Una pérdida de tiempo! Resulto ser a largo plazo un total desperdicio. Madara Uchiha no podía tener el crédito por todo lo que Fugaku había conseguido. ¡Había sido él quien le había guiado! ¡Había sido él quien le había mostrado la forma correcta de ser el rey del imperio que había creado para él! ¡Había sido él quien todos esos años lo había mantenido alejado de las debilidades que habían perturbado su vida momentáneamente! ¡Él, quien le arrebato la música! ¡A su familia y todas las cosas que impedían que fuese perfecto! Él lo había orillado a convertirse en el heredero que él deseaba ¡Él lo había hecho! ¡No Madara! ¡¿Cómo se atrevía esa mocosa a subestimarle entonces?! ¡Él le enseñaría a respetarlo! Sería cuestión de tiempo, Shizune Uchiha sería su más divertido juguete, solo tenía que enseñarle a jugar como la muñeca que debía ser…

*

Shizune apenas pudo contener el grito de dolor que se atoró en su garganta al sentir como aquella hoja de metal entraba en su piel hasta traspasarla, gotas perladas de sudor frio cubrían su rostro pronto perdería la conciencia, pronto llegaría al límite, pronto quedaría a la merced de su captor enloquecido, pronto su mente volvería a quedar en la oscuridad y dudaba, que una cubeta de agua fría fuese a lograr sacarla de ahí nuevamente. ¿Cuánto tiempo soportaría aquella tortura antes de caer inconsciente? Se preguntó jadeante al sentir salir la navaja de su brazo, para enterrarse nuevamente en el otro.

-¡Ahg! –Articuló agotada, sintiendo a su mente esconderse poco a poco en la bruma de la inconciencia, pronto no podría sentir más dolor.

Casi se iba, cuando el sonido embotado y lejano de lo que su mente tardo en identificar como disparos llego hasta ella, ¿Acaso era…? Formuló sin atreverse a completar la pregunta en su mente, temerosa de albergar esperanza y mantenerse alerta alargando más su tortura.

Danzou pareció confuso ante aquel sonido del exterior, parecía que al igual que ella había comprendido que algo estaba pasando, soltando la navaja sin cuidado en el suelo para salir a averiguar lo que ocurría, sin siquiera necesitarlo, pues uno de los sujetos que había entrado minutos antes a la habitación, con palidez en la cara anuncio sin dudar.

-¡Danzou-sama! ¡Nos están atacando! – Danzou se quedó estático en el lugar donde estaba, confundido por aquella afirmación, saliendo de su estupor cuando escucho una risita socarrona venir de su cautiva tras él. Con parsimonia se giró hacia la joven mirando consternado la mirada escarlata de aquellos ojos que debían ser negros, y la mueca arrogante de su cara confirmándole lo que ella al parecer intuía también. ¡Fugaku Uchiha había ido a destruirle!

***

Tiempo actual durante el ataque…

Se había activado la alarma de alerta en todo el perímetro, los hermanos Uchiha lograron avanzar la mitad del sendero del jardín que los separaba de la casa, justo antes de que los disparos se hicieran presentes, Rin recibió la primera ráfaga de disparos, pensando por segunda vez que sus zapatos no eran muy adecuados para hacer ese trabajo, tacones de aguja y una falda de corte sirena hasta las rodillas no eran el atuendo más cómodo para correr o moverse rápido al tiempo que disparaba, sin embargo consiguió evadir las balas que venía hacia ella y devolver los disparos acertando a cinco contrincantes antes de que el sonido ensordecedor del revolver de su hermano se hiciera presente ayudándola a derribar a los que iban saliendo de forma desorganizada de la casa para impedir su avance.

Vio con cierta fascinación como todas las balas que salían de aquel par de revolver en las manos de su hermano acertaban en cada uno de los objetivos, miro su falda una vez más ceñuda por la poca movilidad que le proporcionaba y con un sentimiento de derroche la rompió haciéndole una abertura a los lados. Sintió que aquel acto le había brindado más movilidad, y sonrió de lado cuando retomo su avance cubriendo a su hermano y manteniéndose a sí misma a salvo. Kakashi les flaqueaba del lado derecho, inesperadamente tenia buena puntería y parecía haber superado la duda que empeño sus ojos al dispararles a aquellos dos hombres en la entrada.

Lograron derribar a todos los adversarios presentes hasta ese momento, deteniéndose frente a uno que se aferraba a la vida que escapaba de su cuerpo tendido boca abajo. Rin se detuvo frente a él, vio que el hombre le miro con terror sabiendo que moriría haciendo el esfuerzo de empuñar su pistola levantándola unos centímetros sobre el suelo en su dirección antes de que ella le pusiera una bala en la frente. Levantó el arma que tenía aquel hombre en la mano comprobando las municiones, Kakashi hacia lo mismo con los demás caídos encontrando una ametralladora ligera y tres cartuchos completos.

A unos metros de ellos Fugaku permanecía alerta vigilando las tres puertas de la casa, tanto de la central como la de la derecha parecían escucharse los pasos amortiguados de los próximos adversarios, mientras que de la derecha no se oía nada. 

-¡Onii-sama! –Le grito en cuanto se dio cuenta de que esa puerta parecía despejada. -¡Debes avanzar! ¡Nii-sama y yo los mantendremos a raya!

Fugaku la miro dubitativo un momento a ella y a Kakashi antes de que el pelo plata le gritara.

-¡Date prisa! ¡No hay tiempo! – Fugaku asintió y lanzo los dos revólveres cargados a sus hermanos, que los tomaron en el aire para después correr hacia la única entrada despejada del lugar. Agradeciendo que sus hermanos se convirtieran en los señuelos mientras tanto.

-¡Rin! –Llamó Kakashi a la menor entregándole la ametralladora y los cartuchos. La castaña le miro desconcertada, y Kakashi sonrió al explicar - No se usar este cacharro. –Rin sonrió divertida a pesar de la situación y le entrego la pistola que había quitado a su víctima anterior.

Kakashi tomo la pistola mirando con cara de circunstancias a la menor que al igual que el parecía perturbada porque el moreno les diera sus armas para infiltrarse. Una ráfaga de disparos los sacó de  aquel momentáneo sopor, comenzaron su carrera una vez más hacia sus atacantes, tomando la derecha Rin y la izquierda Kakashi. La masacre había sido reanudada.

Sin dejar de moverse ni un momento avanzaron derribando a sus oponentes sin desperdiciar municiones, cada bala se llevaba un adversario con él. No había necesidad de contenerse se decía Kakashi perturbado por como una bala entraba en la cabeza de uno de sus objetivos y desparramaba sus sesos en el verde pasto de la entrada.

-¡Maldición! ¡Tendré pesadillas con esto! –Se quejó recargando la pistola que llevaba tan rápido como la agitada carrera se lo pedía.

Rin corrió hasta ponerse a salvo tras un árbol sus dos armas estaba vacías y una de ellas ya no tenía cartuchos de repuestos, la tiro y descolgó de su hombro la ametralladora ligera que Kakashi le había dado, pesaba alrededor de un kilo y medio, las balas aunque eran de 12 milímetros no compensaban que era un arma de mediano alcance, puso el revolver plateado que su hermano le había dado antes de irse ahora vacío en el soporte de la pistola que había tirado y una vez lista salió para cubrir a Kakashi que parecía por poco quedarse sin balas también. 

La ráfaga de la ametralladora desperdiciaba balas pero sin dudas le brindaba ventaja de asalto. De una sola ráfaga ocho o diez objetivos cayeron. Con agilidad se derrapo sobre el pasto logrando llegar a la altura de algunos objetivos caídos y hacerse con otra arma mientras usaba a los cuerpo de sus víctimas como escudo de las balas que eran lanzadas hacia ella, se levantó en cuanto escuchó a Kakashi disparar para que ella pudiese seguir y con la ametralladora en la mano izquierda y la nueva pistola en la derecha siguió disparando.

***

Desde la perspectiva de sus enemigos, la incredulidad ganaba terreno al ver que la cantidad de enemigos que al principio pensaban igualaban en número a la suya, se reducía a dos solamente, que en menos de diez minutos habían logrado diezmar la cuarta parte de subordinados que estaban en el ala central. Los del ala Oeste parecían haber sido aniquilados antes de que ellos pudiesen llegar al lugar. Y los del ala Este aguantaban con algo de dificultad el ataque.

-¿Qué demonios son ellos? – Articulo en pánico, el líder del ala central al ver como la mujer de ojos dorados fijaba su mirada en él, antes de darse cuenta siquiera del dolor que la bala que ella le había puesto en el pecho le hiciera caer y vomitar sangre antes de morir.

-¡Aniki! –Grito uno de sus subordinados al verle caer. Para después centrar sus disparos en aquella mujer que le había matado. - ¡No me jodan! –Grito frustrado de que ninguna de sus balas acertara a aquella zorra, que se movía con una velocidad imposible y que era tan letal. Una sola de sus balas se llevaba a uno de sus compañeros mientras que su munición se agotaría en poco tiempo y ni siquiera había podido hacerle un simple rasguño.   

-¡Muere! ¡Muere! ¡Muere! – Recito frenético hasta que las balas de su arma se terminaron. - ¡Maldición! ¿Dónde estaban los refuerzos? – Bramó girando solo un segundo su cara hacia atrás para conseguir un nuevo cartucho, antes de tener a Rin sobre él.

La castaña llego a quedar frente a  frente de su adversario intercambiando miradas con el antes de jalar el gatillo que había puesto en su frente.

-No... Puede… Ser…- Fue un simple segundo en el que tardó la bala en perforar su cráneo pero para el pobre sujeto aquel segundo se había alargado una eternidad, muriendo sin despejar su mirada iracunda de los ojos dorados e indiferentes de su asesina.

***

Kakashi estaba rodeado, la mayoría de sus oponentes tenían pocas municiones igual que él. A la pistola que tenía solo le quedaba medio cartucho y el revolver que Fugaku le había dado estaba vacío desde hacía rato. Sus oponentes le sobrepasaban por al menos la mitad de sus balas. En medio de todos aquellos tipos dispuestos a matarle y dejarle como colador, pensó que al menos mataría a la mitad que su cartucho le permitiera. Los rostros de sus contrincantes lucían claramente confiados, sabían que no tenía escapatoria.

Dejo salir un suspiro agobiado, al recordar la cara preocupada de su esposo antes de salir del Chidori y miro el revolver vacío en su mano derecha. Ninguno de sus contrincantes se decidía a dar el primer disparo y el rostro de Iruka no le permitiría morir así como así.

Bajo la máscara en su cara una sonrisa se dibujó, sí ellos no querían disparar él lo haría primero.

A la vista de los desconcertados ojos de sus atacantes, Kakashi dejó caer el revolver vacío al pasto, como si aquel acto los indujera a seguirlo en su caída Kakashi vio su oportunidad. Las caras de todos los enemigos bajaron con el revolver en el suelo y el disparo a los primeros tres que tenía frente a él, en reflejo estos dispararon hacia él que de un brinco insólito había evitado los disparos dándole en su lugar a los que tenía en la espalda segundos antes, confundidos el resto solo vio como el apuntaba el resto de sus municiones y disparaba a cada uno de los que quedaban cayendo de pie en medio de ellos.  

Levantó el revolver que había dejado caer, pues era el que su hermano le había dado y guardo el arma en su pantalón, se deshizo de la otra pistola vacía y recogió un par de las que sus atacantes ya no necesitarían. Fijando su vista en el frente al comprobar que sus enemigos no habían disminuido ni un poco. Si mataban a diez, de algún lado aparecían veinte más.

Rin llegó hasta él con un nuevo juguete en las manos, un par de Glocks K27 en cada una de sus manos. Le ayudó a ponerse de pie mientras observaban a la multitud de adversarios frente a ellos, ya no tenían armas de fuego al menos no todos pero las municiones en su poder no les servirían de mucho.

-No tienen fin…- Comento impresionado Kakashi. Rin sonrió ladina y respondió.

-Son como las cucarachas… Cuando encuentras una…

-Sabes de inmediato que haya más… - Agregó el pelo plata completando la oración.

-No nos queda mucho insecticida…- Dijo en broma la castaña comprobando sus municiones - Pero al menos conseguiremos el tiempo que Onii-sama necesite para salir de ahí con Shizune. –Finalizo con seriedad. Kakashi simplemente asintió.

En ese punto sabía que su tiempo estaba contado y medido. Cerró los ojos un momento evocando la cara de su esposo dedicándole aquella sonrisa que componía sólo para él y que desde la primera vez que la vio le hacia el hombre más feliz del mundo. Abrió sus parpados y de reojo miro a su hermana menor. ¡Cómo le habría gustado poder presentársela a Iruka!

Miró a sus incontables enemigos frente a ellos y se fijó en los tiradores en lo alto del techo, no solo debían evitar morir baleados por francotiradores sino que además debían evadir a los atacantes inmediatos. Dejó salir un suspiro lúgubre antes de que todo empezará de nuevo.

                                                                    ***

En el Chidori…

Karin acababa de servirle una taza de té a su castaño jefe. Lucia inquieto desde que Kakashi-san se había ido unas horas atrás, después de recibir un mensaje. El resto del grupo se hallaba desperdigado en distintas áreas del club, algunos dormidos en el caso de Tsuigetsu y Kimimaro, otros en la barra bebiendo algo para evitar el estrés de la situación en el caso de Yamato y Konan y otros como su jefe sentados en las mesas esperando saber algo, del asunto.

-Muchas gracias Karin-chan. No te hubieses molestado. –Le dijo recibiendo la tasa humeante de sus manos de todas formas. La pelirroja le sonrió comprensiva sin decir nada. Fijándose en un par de cascabeles atados con una especie de hilo rojo trenzado en la mesa, donde Iruka estaba sentado. El mayor se dio cuenta y con una sonrisa le dijo.

-Son un regalo de una querida amiga…- Karin le miro con extrañeza, Iruka los tomó por la punta haciéndolos sonar al levantarlos-  Mi mentora, Kushina-san… Me los dio cuando era joven...- Explicó - Dijo que eran unos cascabeles mágicos para bendecirme en el amor, atados con el hilo rojo del destino… Se supone que debía darle uno a la persona que considerara el amor de mi vida… Aquel con quien deseará pasar el resto de mis días. A mi alma gemela…

-¿Y no le dio el suyo a Kakashi-san? –Inquirió curiosa por que el tuviese los dos. Iruka ensancho su sonrisa haciendo sonar a los cascabeles una vez más.

-Lo hice, pero…- Respondió divertido- Kakashi me lo devolvió diciendo que era mejor mantenerlos juntos.

-¿Y eso porque? – Pregunto confusa la menor.

-Dijo que él no necesitaba tenerlo, porque sí era cierto que eran mágicos, este cascabel se había convertido en su corazón… - Iruka colocó en su rostro una sonrisa tierna a los ojos de la muchacha que casi supo lo que el castaño diría a continuación.- Y como su corazón me lo había dado a mí, dijo que debía responsabilizarme por él… Por eso yo los guardo… -Término su explicación envolviendo los cascabeles en su mano con delicadeza.

Karin vio el gesto con un leve sonrojo en sus mejillas, conmovida por aquella historia.

-Kakashi-san parece insensible a veces, así que es inesperado que diga lo que se debe cuando se amerita. –Dijo ella con impresión en la voz.

-Supongo que eso fue lo que me obligo a admitir que él era el indicado… -Respondido Iruka con un sonrojo nostálgico mirando a través de la ventana del local, mostrándole lo alta que estaba la luna en el cielo y lo tarde que se le hacía a Kakashi para volver a sus brazos.

-Kakashi… -Susurro preocupado mientras apretaba aquel par de cascabeles en su mano contra su pecho. Bajo la mirada inquieta de Karin.

-¡Estoy segura de que volverá pronto! –Le dijo con efusividad, ganándose solo un gesto triste del mayor en respuesta.

***

En el campo de batalla en el que se había convertido la casa Shimura, las balas se habían acabado en ambas armas de los hermanos Uchiha. El agotamiento físico estaba pasándoles factura también, y pronto ni siquiera podrían esconderse de sus enemigos. Kakashi mantenía un combate interminable con un grupo de enemigos evitando a cómo podían las balas de los tiradores en el techo.  

Rin unos metros lejos de él, luchaba con todo lo que tenía contra un sujeto que le doblaba en tamaño, logrando derribarlo tras lograr atinarle una patada en plena cara rompiéndole la nariz. Corría hacia el para poder ayudarle a zafarse del ejército que se empeñaba en rodearle cuando de repente el sonido de un disparo y la sangre de su hermana cubriendo el pasto lo desconcertó.

-¡Rin! – Gritó golpeando a sus agresores sin misericordia para deshacerse de ellos. ¡Tenía que llegar a Rin! ¡Debía ponerla a salvo! ¡Maldición! Blasfemo al ver como la castaña caía de rodillas en el suelo, abatida por el dolor y el cansancio. Le habían dado en el hombro derecho y ella apenas podía contener la hemorragia de la herida con su mano libre.

Uno de los sujetos que seguía en pie se acercó a ella con una pistola en la mano apuntándole a la cabeza. Rin busco la mirada de su hermano y pensó con una sonrisa algo triste ¿Me hubiese gustado poder ir a comer contigo Nii-sama?

Kakashi compartió su mirada por un eterno segundo sabiendo que había llegado el momento, estaban en desventaja desde hacía mucho y con Rin herida ahora…

-Estamos perdidos…- Susurro la menor. Kakashi pudo leer sus labios incluso a la distancia que los separaba, vio como la menor cerrando los ojos esperó exhausta recibir el tiro de gracia del individuo frente a ella.

-¡Riiin!  -Gritó desesperado Kakashi intentando llegar a la menor sin posibilidades de poder conseguirlo a tiempo mientras rompía el cuello de cualquiera que osara ponerse en frente para detenerle ¿De verdad hasta ahí habían llegado? ¡Tenía que ser una blasfemia! ¡Eso no podía estar pasando!

 

Continuará…

 

Notas finales:

Supongo que si llegaron hasta aquí es porque a pesar de todo el capítulo no quedo tan así ¿Verdad? Y tal vez me regalen un RR ¿Si? Bueno en el caso de que sea "No" Al menos no me maten por terminar el cap. hasta ahí si se portan bien hare todo lo posible por terminar el que sigue y así sacarles de apuro ¿Ok?

Gracias por leer y por los RR o.oU ¿Si me dejaran uno verdad? (._. u)


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