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ACORDE GEMELO por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

¡Hola niñas!

Les traigo el siguiente capitulo de esta historia. Espero lo disfruten es un adelanto de lo que viene. 

Gracias por leer.

Advertencias: hay malas palabras (no muchas en realidad XD) y no se si cuente como spolier, pero hay mencion de KakaxIru (Strings&Piano), RinxLina (Color me dark). ya saben estas parejas tienen su propia historia en la serie.

¡Bueno a leer!

Capítulo 43 Aurora insomne…

 

Eran más de las tres de la mañana, ni Sasuke, ni Sakura habían conseguido dormir, conscientes de que su hermano no había vuelto de visitar a Shikamaru y reunirlo con su hermana. ¿Qué rayos hacia ese inútil de su hermano mayor? ¡Al menos debía llamar o algo! Pensaban fastidiados.

Ambos, se habían encerrado todo el día en la habitación de Sasuke, después de su breve excursión para obtener suministros de la cocina, evitando por poco el encuentro con su madre que inesperadamente estaba ahí cocinando. Espiaron por el resquicio de la puerta y la vieron preparar una comida no identificada y servirla en dos bandejas cuidadosamente. Por el olor y la disposición de los platos sabían que se trataba de un manjar. Lo desconcertante era que era la primera vez que veían a su madre realizar algo como aquello, nunca esperaron que ella cocinase su propia comida, pero ahí estaba, ultimando hasta el más mínimo detalle en la presentación de sus platillos.

Yue, la maid personal de Itachi estaba con ella observando, lo que la mayor realizaba con aparente destreza, no podían escuchar lo que ambas mujeres comentaban de vez en cuando pero, ver la sonrisa de su madre ante alguna respuesta dada por la maid, les había dejado literalmente con la boca abierta. Cuando vieron que Yue asentía colocando las bandejas en un carrito de servicio tras escuchar lo que la mayor le había pedido, decidieron en ese instante retirarse pues, Yue precisamente se dirigió hacia la puerta por donde ellos miraban, ¡Morirían antes que ser descubiertos mirando a hurtadillas! Afortunadamente lograron volver a la habitación de Sasuke antes de que fuesen descubiertos.

Sinceramente, había sido una sorpresa ver a Yue aparecer con el carrito de servicio y depositar las bandejas en la mesa del desayuno, que casi nunca había sido usada para su propósito, y anunciar que había preparado el almuerzo para ambos sin mencionar ni por equivocación que su madre había preparado aquella comida. E inesperadamente, fue perturbador saber que la doncella pudiese mentir con tanta naturalidad, cuando preguntaron como quien no sabe nada, si había preparado ella aquellos platos recibiendo como respuesta la sonrisa solemne y servicial de la muchacha. Debido a que, en ese momento no pudieron encontrar una excusa que les permitiera rechazar la comida, decidieron tomarla reticentes. Negarse sólo les afectaría a ellos, pues de ninguna manera sé arriesgarían a ir de nuevo a la cocina, ya que era probable que esa vez, no pudiesen eludir el encuentro de frente con su madre.

Sakura fue la primera en comenzar a comer, pues tal como había dicho antes a Sasuke estaba hambrienta, y qué esa comida fuese preparada por su madre daba igual cuando se tenía el estómago vacío. Sin embargo, al primer bocado un sentimiento algo extraño les acompañó hasta que terminaron

¡Estaba delicioso! Eso no podían negarlo, pero saber a conciencia cierta que esa era la primera comida, que tomaban preparada por su madre desde que tenían memoria, bueno, era patético y eso le restaba un poco a ese exquisito sabor.

Quizá aquella certeza había ocasionado cierta irritación en ellos el resto del día, por lo que se mantuvieron encerrados en la habitación separándose solamente cuando Sakura fue a su habitación a ducharse y cambiarse el pijama. Al principio de la noche, no pensaron mucho en su hermano, pero al pasar de las horas se dieron cuenta de que su ausencia no era algo normal.

Los guardias que rodeaban la mansión también les desconcertaban, era una molestia sentirse atrapados en aquella casa, solos, encerrados por voluntad propia, pero solos al fin. Habían intentado llamar a su hermano pero simplemente no respondía, le enviaron mensajes a Shikamaru pero este tampoco los devolvió. Lo único que sabían era que ambos debían estar juntos, pero ¿Y si había pasado algo? ¿Y sí esto o lo otro? ¡Demonios! La televisión seguía encendida pero ninguno de los dos le prestaba atención.

Sakura, se había dedicado a ver por la ventana que daba a la puerta principal con la esperanza de ver primero el auto de su hermano llegar. Sasuke en cambio se había acostado en la cama con las manos tras su cabeza mirando el techo pensativo. Se sentían cansados por la falta de sueño, sin embargo no querían dormir hasta saber que su hermano había vuelto.

-Sasuke…- Llamó la menor al moreno que la miró de reojo a la espera.- ¿Y sí intentamos llamarle de nuevo? 

-Déjalo, no creo que respondan.- Respondió Sasuke con voz cansada.- Es probable que su batería se le gastara o algo parecido. – Y agregó con incertidumbre.- Ese idiota hermano mayor se debió haber quedado a dormir con Shikamaru o Shizu- Nee-san. Ya verás que nos veremos cómo tontos cuando llegue en la mañana sonriendo bobalicón

Sakura sonrió divertida a pesar de estar preocupada por el mayor, imaginando las ojeras que seguro se les formarían en la mañana, y a su hermano burlándose de ellos por tomarse a pecho su ausencia.

-¡Sí, hace algo así lo golpeare!- Advirtió la chica mostrando su puño para hacer énfasis en su amenaza. Sasuke sonrió también, ante lo dicho asintiendo de acuerdo con la menor.

-Mejor vamos a dormir. Mañana le daremos un puñetazo por no dignarse a llamar –Contestó el azabache sentándose en la cama. Sakura asintió decidiendo ir a dormir con su hermano, ya era muy tarde para volver a su propia habitación.

Sin embargo, justo cuando se apartaba de la ventana el brillo de las luces de un auto que reconocía gracias a las luces del patio se detuvo en la entrada de la casa, esperando a que los empleados abrieran la reja. Se pegó en la ventana en reflejo para asegurarse de que se trataba del mayor. Sasuke se levantó tan rápido como vio que la menor reaccionaba, llegando hasta donde Sakura miraba con avidez en un suspiro.

Advirtieron la lentitud con la que el pesado portón de la entrada se abría dejando que el auto de su hermano entrara hasta estacionarse en el frente de la casa. El alivio de ver aquel coche llegar les había tranquilizado al instante. Se miraron en un mudo entendimiento, confirmando lo que ambos pensaban y sin demoras, decidieron salir al encuentro con el mayor, querían explicaciones de su falta de consideración con ellos. Y ya que estaban en eso, darle uno o dos puñetazos por preocuparles de a gratis.

El pasillo que les llevaría a las escaleras dobles de la entrada principal era largo y estaba aparentemente vacío, era de madrugada y la mayoría de las maid estarían durmiendo aun. Los guardaespaldas en la puerta de su habitación, hacía rato que se habían retirado también, y la cena Yue se las había subido tal como a la hora del almuerzo, en dos bandejas finamente dispuestas, con platillos en verdad deliciosos, seguramente preparados por su madre.

Iban tomados de las manos, sorteando en la oscuridad los pocos muebles del pasillo. Sasuke guiaba el camino como de costumbre, mirando fijamente el punto de luz al final del pasillo.

Con forme se acercaban a su objetivo, los ruidos de gente se hacían más audibles, la mansión comenzaba a tomar vida. Y las luces se iban encendiendo también. Sakura no pudo entender porque Sasuke se detuvo tan abruptamente al estar a escasos metros del barandal de las escaleras, ya que la espalda del mayor le impedía ver del todo.

-¿Qué pasa Sasuke?- Inquirió apretando el agarre en la mano del mayor que permanecía con la espalda rígida y la mirada fija al frente. Sakura se arrimó a él colocándose a su lado para descubrir ahí frente a ellos, vestida con una fina bata de seda, color crema y su largo cabello azabache suelto, a su madre…

***

Lina había sido asignada para escoltar a Rin a casa, tenía menos de cinco minutos que acababa de entrar en el estacionamiento del edificio departamental donde Rin y ella en algún momento vivieron cuando niñas. Era la primera vez que volvía a ese lugar desde que había ido a estudiar fuera de Japón. No esperaba que su reencuentro con el departamento que una vez fue su único hogar cuando niña se diera en aquellas circunstancias.

Al menos, no con una agotada Rin en el asiento trasero del Audi negro que manejaba en ese momento, propiedad de la Uchiha. Estacionó el vehículo en el lugar correspondiente y sintió un leve remordimiento al saber que tenía que despertar a su pasajera, no le gustaba ver aquella silueta tan decaída en la castaña, podía ver que el vendaje que Shiho había puesto sobre su herida mostraba indicios de sangrado nuevamente, y la palidez de su rostro era preocupante aun cuando su compañera había dicho que solo necesitaba tomar algunos antibióticos y mucha agua. Ella creía que necesitaría algo más. ¿Pero qué sabía ella sobre medicina? Ni siquiera era capaz de identificar la gravedad de sus propias heridas causadas en combate. Incluso Shikamaru le había regañado por haberle ocultado aquel roce de bala en su antebrazo qué lucía más grave de lo que en verdad le parecía a ella.

Ver a Rin con la cara de lado y sus castaños cabellos sobre su mejilla, le dio una sensación de ternura y alivio de verla dormir. Con lentitud levanto su mano en dirección a la castaña inmóvil con el propósito de rozar su mejilla, deteniéndose a medio camino cuando los ojos dorados de la Uchiha se abrieron lentamente enfocándola.

-Por un segundo pensé…- Dijo con voz ronca la castaña sin quitarle los ojos de encima.- Que ibas a besarme…

La sonrisa ladina que se formó en el rostro de Rin al terminar su frase, fue como un choque eléctrico, para Lina. Deberás que esa mujer siempre se las arreglaba para arruinar los buenos pensamientos que tenia de ella con alguna sandez. Sabiéndose inexpresiva, suspiro con cansancio y respondió.

-Nohara-sama, no bromeé en un momento así por favor…

-No estoy bromeando.- Refutó ella borrando aquella sonrisa de su cara para salir sin ayuda del auto.

Para Lina fue obvio que algo había molestado a la castaña, su actitud altiva a pesar de su estado, era la señal. Conocía de antes aquella actitud algo infantil al mostrar su enfado, aunque debía reconocer que había madurado, siendo niñas, incluso durante la adolescencia siempre le había tocado lidiar con algún arranque de la castaña, en algunas ocasiones declarando su propiedad sobre ella o asegurando alguna que otra necedad, para luego agobiarla con cosas que no le estaban permitido pensar siquiera. Sin embargo ahora se limitaba a controlar sus impulsos hasta conseguir calmarse sin cometer ningún disparate. 

De cierta manera aquello la entristecía, pero también le daba un extraño sentimiento que no sabía definir con certeza. Al verla avanzar sin perder aquel porte de dignidad aun estando herida, la hacía pensar en lo inalcanzable y diferente que era aquella mujer. Le permitió alejarse de ella, mientras cerraba el vehículo y lo aseguraba, activando la alarma que sonó con un chasquido doble y provocó que Rin se detuviera y girase a verla sosteniendo su hombro herido, Lina se dio cuenta de qué aquel movimiento la hizo palidecer, y tambalear mareada. Su reacción fue inesperada hasta para ella misma, asustándose y corriendo a su lado para ayudarla, tal como había pasado antes cuando su amo le había dicho que ella estaba en peligro.

-¡Rin-sama! – Incluso su voz sonó angustiada. La tomó de la cintura para evitar que cayese, y pasó el brazo sano de la castaña sobre sus hombros. El rostro de Rin quedó oculto por su cabello y las sombras del estacionamiento. -¿Se encuentra bien?

-¿Por qué sólo cuando me vez a punto de caer me llamas por mi nombre?- Preguntó Rin sin levantar su rostro. Lina se desconcertó, notando apenas que la castaña tenía razón, ya que sin darse cuenta le había llamado por su nombre. Sin embargo, respondió con su elocuencia monótona de siempre...

- Para serle franca no lo sé…- Rin levantó la mirada en ese momento sorprendida por su respuesta.

Y era la verdad, Lina no tenía idea de porque se sentía así con la castaña, nunca había pensado mucho en ello, o mejor dicho no había querido pensar mucho al respecto. Siempre había encontrado alguna excusa que le brindase una salida fácil a aquellas preguntas implícitas en una sola cuestión. En algún momento había sido la pubertad, en otras el deber y agradecimiento a su benefactor y otras tantas ella misma. Siempre había “algo” que le permitía no pensar en aquella pregunta.

 

***

En el Chidori, un exaltado Iruka había recibido una llamada de su esposo, apenas y había dicho que volvía a casa escoltado por las maid de Shikamaru-kun y que le esperaba en casa. Tan estresado como estaba, se dispuso a volver a casa apremiando a todos para volver a sus casas. Sus suegros, se apresuraron también para marcharse.

Konan y Yamato, le preguntaron impacientes por Shizune, por un momento Iruka olvidó como hablar ¡No le había preguntado a su esposo nada sobre la menor! Miró con pena a los dos jóvenes y pidiendo disculpas prometió llamarles en cuanto supiera que había pasado. Tsunade y Jiraya le habían ayudado a pasar el incómodo momento ante el grupo de chicos preocupados y les instó a ir a casa y dormir. Asegurando que su esposo no volvería a casa de no haber traído a Shizune sana y salva.

De algún modo la determinación de sus palabras, tranquilizó a todos y aunque reticentes accedieron a volver a casa, y esperar a las noticias que tenía para dar su jefe. Recordó el semblante angustiado de Dan y se sintió mal de no haber preguntado nada a Kakashi antes de que este le colgara. Pero algo le decía que su esposo le necesitaba en ese momento. Tenía una sensación de incertidumbre que sólo se calmaría al ver la cara de su esposo.

*

Jiraya había conducido a casa a una velocidad razonable y en menos de lo que esperó, se encontró mirando la cara de su pareja, que salía de la ducha con apenas una toalla en la cintura, su reacción fue correr y abrazarlo pero, el aura extraña que rodeaba a Kakashi en ese momento por alguna razón le detuvo. Ni siquiera parecía haber notado su irrupción en la habitación.

-Kakashi…- Le llamó vacilante y él mencionado al fin pareció notar que él había entrado en la habitación. Lo miró comprensivo y extendió sus brazos como invitándolo a ir hasta él y abrazarle con una mirada que le causó un mar de sentimientos encontrados al castaño, que sin poder evitarlo lloró aliviado al lanzarse a su pecho en un abrazo protector. ¿Qué le había pasado a Kakashi? Sé preguntó aliviado de que al menos estuviese ileso.

-Iruka, no llores…- Le pidió el pelo plata con cariño. – Estoy bien, Shizune-chan también…- Mintió siendo consiente del estado lamentable de su sobrina, pero su esposo no debía pensar en eso.

-Estoy aliviado por eso…- Respondió lloroso sin despegarse ni por asomo de él. – ¡No sabes lo preocupado que estaba! Tenía un mal presentimiento cuando te fuiste del Chidori… ¡No sabes lo angustiado que estaba! –Repitió sin poder dejar de llorar. Ni siquiera le importaba mojar su ropa al abrazarle, no quería ver sus ojos tampoco. Porque sintió miedo de lo que se escondían en ellos, no estaba listo para escuchar lo que había pasado. Quizá por eso no había querido preguntar, a él sólo le importaba que Kakashi estuviese bien.

***

Lina no supo qué pero algo había cambiado en ella, tal vez se trataba de una nimiedad pero había provocado algo disímil en su forma de lidiar con lo que Rin representaba para ella. ¿Tal vez fue porque había estado a punto de perderla unas horas atrás? ¿Por qué estaba herida? ¿Por qué sentía que el haberse vuelto fuerte al fin le había permitido proteger a alguien especial para ella?

¿Perderla? ¿Protegerla? ¿Especial?

Con sorpresa ante estos pensamientos, miró el rostro delineado de la castaña a su lado, era más alta que ella, siempre lo había sido por una cabeza. Se fijó en sus dorados ojos, sus tupidas pestañas enmarcándolos, las leves ojeras que lucían sus cansados párpados sin perder aquel nostálgico efecto hipnotizador en ella, incluso la palidez de su rostro era irrelevante sólo le hacía lucir efímera y hermosa. ¿Hermosa? Sintió la esbelta cintura que sus manos rodeaban y el calor familiar de su cuerpo, la estremeció.

El peso de su brazo sobre su hombro también la hizo consiente de que siempre había sabido que sólo había una respuesta para aquella pregunta, y una razón para no responderla. Todo ese tiempo sin dudas había estado enamorada de Rin, pero no había permitido aflorar aquel sentimiento hasta que había estado a punto de perderla para siempre. ¿Había la posibilidad de que ella siendo una simple maid fuese perdonada por aquel sentimiento? ¿Realmente estaba permitido para alguien como ella enamorarse de la hermana de su benefactor? ¿Era posible reprimir una vez más aquel sentimiento? No pensó abatida, ahora era imposible reprimirlo.

*

Rin sintió un leve temblor en el agarre de la morena, ante su pregunta fuera de lugar. Sabía que no era el momento y Lina le había dado la respuesta que esperaba de ante mano, Lina siempre era así cuando se trataba de ellas. ¿Tal vez era hora de renunciar a su deseo de poseerla algún día? Era obvio al menos para ella que nada cambiaría si seguía por el mismo camino. La distancia que habían construido con los años no podría ser eliminada como si nada, sabía eso, lo entendía... Pero eso no evitaba que se sintiese dolida.

Recordó fugazmente sus pensamientos al estar a punto de morir horas atrás, y el breve espacio en el que pensó que no tenía ningún arrepentimiento después de haber ayudado a su hermano en esa cruzada. Ignorando cuando aquella vocecita en su cabeza le decía que era una mentirosa, pues en algún momento durante ese tiempo la silueta difuminada de la morena se había colado en su mente. Y cuando la tuvo ahí frente a ella mirándola al ser salvada, por un segundo había creído que se trataba de una ilusión de su mente. Siempre había sido solo ella la que tenía fantasías sobre Lina, siempre había sido ella la que alimentaba y forzaba sus sentimientos en la muchacha ¿No era hora de rendirse?

-Lo siento.- Le dijo apenada por no conseguir hacer aquello. No quería ocasionarle más molestias de las que ya le había causado. Pero era tan difícil amar por tantos años y aun así creer que podía hacer algo como rendirse. Incluso su hermano le había dicho alguna vez que era una romántica empedernida y ella le había respondido que eso sólo era porque Lina existía. Ella no era romántica, era impulsiva y testaruda, celosa y posesiva, pero aquello sólo afloraba cuando Lina estaba involucrada. La amaba. Por eso…

– Olvida lo que dije antes... Es mi culpa por preguntar cosas innecesarias. “Nohara-sama” o “Rin-sama” puedes llamarme como quieras… Sólo quita esa cara agobiada que tienes ¿Sí? No volveré a incomodarte con estas cosas… Dejaré de ser tan quisquillosa. Así que olvídalo…

-…- Lina la miro como si le hubiese salido otra cabeza, ¿Por qué decía justo ahora cuando al fin era consciente de lo que sentía, lo mismo que su madre le había dicho antes de morir? ¿Acaso pretendía abandonarle como ella? La sola idea la había aturdido ¡No lo permitiría!

*

Rin se había quedado en shock. Lina, la misma que siempre le daba la vuelta cada vez que le hacía un cumplido y exponía sus sentimientos por ella, aquella que siempre había considerado su amor no correspondido, a la que había decidido renunciar unos segundos antes, ahora había entrelazado su mano libre con la suya que reposaba en sus hombros, dando un paso hacia ella poniéndose de puntillas con el mitológico propósito de alcanzar sus labios, robándole como en muchas ocasiones, ella había hecho, un beso casto y suave.

Lina era sin dudas una mujer desalmada pensó Rin sintiendo aquella calidez en esa caricia. Ahora no podía, ni quería rendirse. Dejó que el suave toque se prolongara todo lo que se podía, deleitándose como una niña con un dulce.

Cuando sé separo de ella, el rubor en sus mejillas fue el aliciente de que lo que acababa de pasar no era una bizarra fantasía suya. ¡Lina en verdad le había besado por voluntad propia!

-Sólo soy una maid…- Dijo Lina con timidez, sin atreverse a mirarla a los ojos. – Sin embargo, a veces quisiera llamarle “Rin”. Siempre lo he querido hacer… Pero usted y yo somos de posiciones distintas y creí que no me estaba permitido hacerlo. Por lealtad… Y porque continuamente me dije a mi misma que usted merece a alguien mejor. No quería verlo, hasta ahora…- Susurró bajando la cabeza en un semblante abatido que Rin jamás había visto en la morena.

La castaña la atrajo hacia sí misma juntando su barbilla a la cabeza de la morena depositando un beso en ella. Se sentía un poco tonta por atreverse a pensar en rendirse. Lina era una tonta despistada ¿Qué tenía que ver su estatus en todo eso? ¡La amaba! Y ella aparentemente sé había dado cuenta de qué también le amaba a ella ¡Sólo eso debía importar!

-Nana…- Le llamó con ternura por primera vez por su nombre real, sintiendo el estremecimiento de la chica al escuchar su nombre.- No te reprimas, en verdad no hay diferencia entre nosotras… No sé porque metes la lealtad o inventas diferencias entre nosotras pero ¿Realmente crees que mi hermano se opondría a si le dijera que te amo? – La chica asintió aún sin mirarla, dejándose abrazar por ella.- Tonta, mi hermano solo desea mi felicidad… Nunca te reprocharía nada, para él tú también eres su hermanita… Te estima y se preocupa por ti como lo ha hecho siempre por mí. Así que por lo que más quieras deja de huir de mi… -Lina levanto su mirada, encontrándose con sus dorados ojos y aún con vacilación asintió. Para Rin, Lina jamás había sido más hermosa que en ese instante.

-Creo que estoy muriendo…- Susurró juntando sus frentes cerrando los ojos. Lina se quedó quieta al escucharla pero respondió con solemnidad aparentando inmunidad a la cercanía que compartían, disgustada porque dijese algo así cuando podía oler el olor oxidado de la sangre en su hombro.

-Rin, no haga bromas de mal gusto en momentos así…- La castaña soltó una risita agotada.- Vamos a su habitación debo cambiarle los vendajes y limpiar su herida.

Rin asintió entre contenta y cansada, debía recostarse o colapsaría antes de poder llegar al departamento siquiera. Había notado la formalidad con la que la morena aún le trataba, pero le restó importancia al ver que el sonrojo en sus mejillas sólo se había pronunciado más al llamarla por su nombre. Le daría tiempo para acostumbrarse decidió y permitió que la ayudase el resto del camino hasta su departamento, aquel qué una vez había sido el hogar de ambas cuando eran niñas y que esperaba que una vez más volviese a serlo.

***

Mikoto tenía la mirada fija en algún punto escaleras abajo, las manos comprimidas contra el pecho y lo que se reconocía como angustia en sus ojos. No se había dado cuenta de que los gemelos estaban tras ellas y que estos no querían tener que pasar junto a ella, ni siquiera querían acercársele. Pero de alguna manera quizá por su comportamiento alarmado, les advirtió que algo no estaba bien y los sintió junto a ella segundos después de que ella lograse procesar la silueta de su primogénita en brazos de su hijo Itachi.

Ni siquiera giró a ver a los dos menores, que al igual que ella miraban pasmados a sus dos hermanos en el primer piso. Mikoto únicamente podía pensar en una sola cosa ¿Qué era lo que le había pasado a su hija? Incluso en la distancia los moretones en su rostro eran evidentes. Muchas teorías se formaron en un segundo en su mente, y en todas ellas Fugaku era responsable de aquel acto…

**

Los gemelos estaban perplejos al igual que su madre. ¿Esa era su hermana? ¿Porque ella…? ¿Qué rayos le había pasado? ¿Por qué estaba en brazos de su hermano? ¡Demonios! ¿Por qué la había traído a casa? ¿Se habría vuelto loco? Si su padre se enteraba de eso ¡Podría! ¡Dios! ¿Qué hacia Shiho ahí? Las preguntas se colisionaban unas con otras en sus mentes mientras digerían la escena frente a ellos. 

Abajo Itachi sostenía a Shizune en sus brazos, Shiho la doncella médico de Shikamaru daba instrucciones a una recién llegada Yue, que miraba seria a la morena en brazos de Itachi, obviamente reconociéndola aún con todos los hematomas en su cara. Shiho le había pedido preparar una habitación y traer una infinidad de cosas necesarias para el tratamiento de la morena que había perdido la conciencia tan pronto cómo había subido a salvo del auto que les había llevado ahí.

Yue envió a otra de las doncellas a buscar las cosas que requería la rubia mientras ella se dispuso a escoltarles a la habitación de la joven. Tras los preparativos vieron que Itachi subió con la mayor en brazos, seguido de cerca por una imperturbable Shiho y una aún desconcertada Yue. Con forme se acercaban por las escaleras, el estado deplorable de la mayor fue más evidente. Venia envuelta en una chaqueta, que estaban seguros no pertenecía a Itachi. Él cual a su vez se veía agotado por la mala noche, notándosele más las ojeras que le caracterizaban desde hacía algún tiempo al mirar con ansiedad la cara magullada de la mayor en sus brazos.

-¡Itachi! ¿Qué ha pasado?- Cuestionó su madre con voz contrita, sin atreverse a moverse de su lugar en el pasillo. Su hermano se sorprendió al escuchar a la mujer entreabriendo la boca sin saber que responder, sus ojos se fijaron en ellos dos y notaron que descubrirles ahí había colocado una mueca de contrariedad casi al instante en su rostro.

Los gemelos supieron que eso sólo significaba que esperaba poder aplazar las noticias para ellos. Las alarmas sonaron confusas en sus mentes. Una vez más su hermano parecía querer ocultarles cosas. Sin embargo, no podían evitar creer que se había vuelto loco. ¿Por qué su hermana estaba ahí y en tal estado?

-No hay tiempo para explicaciones ahora, debo llevar a Shizune a su habitación.- Explicó evasivo Itachi retomando su camino al pasillo donde estaba la habitación que anteriormente ocupaba la mayor como suya. Yue y Shiho permanecieron ajenas a lo que pasaba.

-¡Nii-san!- Le llamaron al unísono los gemelos. Itachi se detuvo aunque no se giró sólo les miró con el rabillo del ojo brevemente de perfil. Mikoto sé volteo a ellos descubriendo la confusión en ambos, incluso peor que la suya.

-Hablaremos más tarde…- Les respondió él mayor siguiendo su camino tras agregar.- Lo prometo.

-¿Qué demonios pasó?- Cuestionó Sasuke obstinado, ignorando lo que Itachi había dicho al ver que el mayor estaba decidido a seguir avanzando con las dos doncellas a los costados. Se negaba a ser dejado de lado de nuevo -¿Por qué Shizu-Nee está aquí?

-¿Te volviste loco?–Le siguió Sakura preocupada. Sin dejar de pensar en lo que su padre haría sí descubría que la mayor estaba ahí, no sabían que era lo que haría.- ¡Sí el viejo lo descubre…!

-Está bien, ya lo sabe…- Interrumpió Itachi sin querer agregar nada más para adentrarse en el pasillo, esta vez sin detenerse. Su madre avanzó algunos pasos en dirección a Itachi indecisa, quedando en medio del pasillo sin saber qué hacer.

Sakura y Sasuke sin embargo se quedaron perplejos, intentando razonar lo que el otro les había dicho. ¿Su padre lo sabía? Vieron algunas gotas de sangre sobre la alfombra que cubría el piso y aunque tardaron en asimilar lo que eran, supieron que aquella pertenecía a su hermana. ¿Acaso su padre les había descubierto y había mandado a hacer aquello? ¿Quería deshacerse de su hermana de nuevo? ¿Era posible? ¡Sí, sí lo era! ¿Pero cómo? ¡Era su padre con un demonio! ¿Cómo podía hacerles aquello de nuevo? Pensaban dejándose atrapar por la furia que a momentos confundía a sus mentes insomnes.

-¿Porque él…?- Susurró su madre incierta, sin terminar de formular la pregunta que ellos también se habían hecho. Al parecer ella también había intentado encontrar las respuestas no dadas por Itachi con la especulación e igual que ellos, sospechaba también de su padre.

-¡Rayos!- Juró Sasuke con frustración.

*

El sonido del portón al abrirse y el ronco ruido del motor de otro vehículo estacionándose se dejaron escuchar, otra de las doncellas de la casa había corrido a abrirle la puerta principal al que reconocieron como su padre. Tenía la camisa antes blanca salpicada por todos lados, las manchas se veían negras desde la distancia donde ellos estaban, pero suponían lo que era. Sus manos estaban cubiertas de las mismas salpicaduras, parecían secas ya y su aspecto desarreglado era una novedad sinuosa de lo que había estado haciendo. No les había visto en lo alto de la escalera, pero cuando lo hizo, sus ojos parecían lucir distintos.

-…-

Aquellos ojos que por lo general mostraban una infinita noche, carente de alguna expresión, lucían distintos. La sangre se les había helado al contemplar aquella mirada carente de austeridad. Aunque ninguno de los dos le dio importancia a ese hecho. No cuando sabían o creían saber que él era el responsable del estado quebradizo de su hermana.

Por eso, habían ignorado aquella mirada y corrido al encuentro con su progenitor, dispuestos a asestarle un golpe al menos, por tal acto de crueldad con su hermana. Furiosos de que quisiera alejarla de ellos una vez más. Esta vez estaban decididos a no perdonarle lo que había hecho. No lo tolerarían más. No le permitirían llevarse de nuevo a su hermana lejos de ellos. No eran más unos niños que no podían ayudar. Itachi, estaría orgulloso de ellos y les permitiría ayudarle cuando los problemas se presentaran. No les ignoraría ni intentaría sobrellevar todo el solo.

Le dejarían en claro a su padre que ellos no dejarían que hiciera lo que quisiera con ellos de nuevo, por eso se abalanzaron en su dirección determinados a golpearle y dejarle claro todo aquello. Pero, lo único que ambos fueron capaces de hacer antes de caer en los abismos de la inconciencia fue escuchar el grito agudo de su madre escaleras arriba.

-¡Fugaku! ¡No!

***

Yue dirigió a Itachi y Shiho a una de las habitaciones sobre el pasillo, aquella que por azares del destino se había mantenido cerrada, pero que a su vez era la única donde podían llevar a la joven en los brazos del moreno.

La puerta cedió a la doncella abriéndose de par en par, encendiendo las luces y dejando a la vista lo impecable de la habitación, aunque cerrada Yue personalmente se había hecho cargo de mantenerla pulcra.

-Itachi-sama, por favor coloque aquí a la señorita.- Dijo Yue levantando las sábanas de la pulcra cama para hacerle espacio a la joven. Itachi asintió y sin demoras depositó el cuerpo de su hermana sobre la mullida cama retirándole la chaqueta de su padre que hasta ese entonces le cubría las heridas y la sangre que escapaba aún de estas.

Desorbitó los ojos al ver la magnitud de las heridas en el cuerpo de la mayor, cortes en lo largo de sus brazos algunos profundos otros superficiales, el horrible hematoma en su abdomen, incluso peor de lo que lo había tenido la tarde anterior cuando Shiho le había dado el ungüento, sus muñecas estaban amoratadas también en señal de que habían sido prisioneras de algún tipo de artefacto. Sus piernas no estaban mejor, el mismo patrón de daños se veía en su muslo expuesto, horrorizándose al descubrir qué su ropa estaba rasgada y apenas cubrían su piel dañada. La impotencia le zarandeó en ese momento, no conseguía imaginar cómo había hecho su padre para soportar aquella visión del cuerpo de su hermana antes de poder liberarla.

-¡Maldición! –Exclamó sin poder evitarlo apretando sus puños en frustración ante aquella terrorífica escena que su mente había formulado al percatarse del estado de las prendas que llevaba su hermana.

***

Fugaku, no se esperó jamás aquel arrebato, apenas había tenido tiempo de esquivar a sus dos hijos que venían dispuestos a embestirles con sus puños. Logrando sostener sus manos, desviando el impacto de ambos jóvenes y propulsarlos con pura inercia hacia atrás golpeándoles el abdomen a cada uno en el proceso. No había querido hacerlo, pero había sido necesario.

El golpe les había dejado inconscientes en el acto, se llevó una palma a la frente en un gesto despectivo ¿Qué les había dicho Itachi a esos dos? ¡No tenía tiempo para esto! Sabía que sus hijos menores le odiaban. Bien, lo merecía, no tenía dudas, pero después de lo que había pasado las horas anteriores, ¿No merecía un respiro al menos?

-¡Demonios!- Maldijo al ver como su esposa corría al encuentro con los dos menores y le miraba con reproche mal disimulado.

-¿Qué te pasa Fugaku?- Le espetó la mujer levantando un poco a Sakura del suelo para ver si estaba bien. -¡No tenías por qué golpearlos!

-¡Cállate! No me dejaron otra opción- Le dijo el disgustado. Aquella noche estaba resultando ser muy larga. -¡Deja de mirarme así mujer! ¡No sé qué estás pensando pero te equivocas!- Le dijo resentido consigo mismo por crear aquella fachada malvada de sí mismo tan perfectamente que sus hijos y su esposa lo creían capaz de las peores atrocidades.

-¡Entonces ¿Por qué mi hija está herida?!- Cuestionó ella a la defensiva. - ¿Qué fue lo que pasó?

-¡Es una historia muy larga! – Respondió el en mismo tono.- Pero que te quede claro que yo no le he hecho aquello a Shizune. – Agregó con un suspiro cansino, llegando junto a Sasuke tomándolo en sus brazos para poder cargarlo hasta su habitación. Mikoto le miro aún con sospecha, pero le permitió tomar también a Sakura en brazos. 

Le miró impresionada porque aun a esa edad los gemelos cabían perfectamente en los brazos de su padre. Fugaku se dirigió a las escaleras con los menores inconscientes en brazos. Mikoto se quedó de pie unos segundos mirando su espalda, indecisa de seguirle. Sin embargo, preguntó.

-Sí, no has sido tú. Fue esa persona… ¿Cierto? – Indagó. Fugaku llegó hasta la cima de la escalera antes de detenerse y responder con solemnidad.

-Si…

-¿Qué pasará ahora entonces?- Preguntó con angustia la mujer, Danzou era su pesadilla continua no quería pensar en las represalias que tomaría después de ese desafío. Fugaku le devolvió la mirada con tranquilidad contagiándosela al par de esmeraldas que su esposa tenía por ojos y negó brevemente con la cabeza para responder serio.

-Nada… Todo ha terminado. Danzou, no nos hará más daño. – Mikoto se relajó al instante. Sintiéndose algo tonta al haber pensado siquiera que su esposo podría hacer algo como eso a su primogénita. O al resto de sus hijos. Se llevó desconcertada una mano a sus mejillas, descubriendo en sus dedos los rezagos de las lágrimas de alivio que habían conseguido escapar.

Vio que su esposo se había encaminado a las habitaciones de sus dos hijos y ella indecisa subió por las escaleras tomando la ruta por la cual se había ido Itachi antes. No estaba segura de sí el moreno le permitiría estar cerca pero quería estar ahí por si era de alguna utilidad. La sangre en el pasillo le decía que quizá era su oportunidad de hacer algo por su primogénita, se lo debía. Tenía una oportunidad para remendar al menos sus errores con ella, así que respirando hondo un par de veces camino hasta donde ella debía estar.

***

Shiho se acercó con prisa a Itachi al verle quitar el saco de la joven Uchiha, apenada de cierta forma por lo que el menor estuviese pensando en ese momento y las preguntas que querría que se le respondieran en consecuencia.

-Itachi-sama, Por favor necesito que se aparte y me permita atender a la señorita.- Le pidió solemne la muchacha atender a Shizune era la única excusa viable para evitar las preguntas del joven.

Itachi accedió sin mucha resistencia observando con autismo lo que hacían las doncellas.

-Shiho-san, he traído todo lo pedido. – Anunció Yue que había dispuesto un montón de cosas sobre el buró y traído otras tantas con un carrito de los que usaban para servir el desayuno a su habitación.

-Gracias, voy a necesitar tu ayuda Yue-san.- Respondió la rubia y la otra asintió.

Consciente de que sólo estorbaba en el trabajo de las doncellas se alejó, hasta que Shiho le pidió que saliera para poder asear el cuerpo de su hermana y cambiarla. Asintió y sin decir nada salió de la habitación encontrándose con la mirada esmeralda de su madre en el pasillo. Miro al costado buscando la silueta de los gemelos, pero no les encontró.

-¿Se han ido a dormir?- Pregunto extrañado. Dudaba de que fuese el caso.

-No, ha pasado algo antes…- Respondió la mayor bajando la cara apenada. Itachi arqueó una ceja especulativo. –Tú padre ha vuelto, y creo que ellos sólo, bueno…- Intentó explicarse la mayor. Itachi suspiro advirtiendo lo que había pasado seguramente.

-¿Están bien? –Cuestionó paciente.

-Se desmayaron cuando tu padre les golpeó en el estómago. –Dijo con cierto pesar.- ¡No fue su intención! Pero los gemelos, ellos…

-Lo sé, entiendo. Creo que debí hablar con ellos primero. – Comentó pensativo. – Pero Nee-san necesitaba ser atendida. Mikoto asintió de acuerdo, después de todo ella también había creído que había sido Fugaku.

-No pareces tan sorprendida porque Nee-san este aquí, madre.- Le dijo escrutándola. Mikoto le observó con culpa. –Ya lo sabias. - Afirmó el menor y ella no dijo nada. Le vio cruzarse de brazos y recargarse en la pared. - ¿Desde cuándo?

-No me mires así. –Pidió pesarosa.- Lo escuché hace algunos días atrás. Fue de pura casualidad… Tú padre lo dijo justo antes de ordenar la junta de fusión con el grupo Hebi. Él no se dio cuenta de que yo estaba escuchando.

Itachi pareció sopesar lo que decía, pero al ver su semblante decidió que su madre decía la verdad. Sí Shikamaru le viera en ese momento, seguro le reprendería por seguir dudando aún de su madre, constantemente. Suspiró rendido y dejo de estar a la defensiva con la mujer.

Shiho decidió salir en ese momento, para informarles sobre el estado de la morena. Su semblante lucia preocupado. Como aquella mueca que los doctores ponían justo antes de dar noticias poco alentadoras.

-Itachi-sama, el estado de Shizune-sama, es delicado, no ha recuperado la conciencia. Le he administrado una dosis de suero pero, me temo que necesita una transfusión de sangre. – Explicó la joven desalentada. – Necesitó averiguar su tipo de sangre y conseguir un donador, pedirla en los bancos de sangre de los hospitales podría levantar sospechas indeseadas y debemos evitarlo a toda costa.

Itachi lo pensó, Shiho tenía razón, no era buena idea pedir sangre de un hospital. No cuando encontrasen el cementerio que había quedado en la casa Shimura.

-De acuerdo, solo hay un problema.- Dijo el Uchiha. – El tipo de sangre de Nee-san es AB negativo, y ni yo o los gemelos tenemos ese tipo. 

-Es una mala noticia. –Concordó la rubia, aquel tipo de sangre era muy raro y difícil de conseguir.

-Puedes usar la mía. – Dijo Mikoto interviniendo en la conversación. Itachi se giró a verla sorprendido. Shiho en cambio la miró escrutadora. –Mi tipo de sangre es AB negativo también. No tengo ninguna enfermedad en la sangre y tampoco he tomado o ingerido nada desde la cena.

-Perfecto. –Concedió Shiho, no podía perder tiempo. – Por favor venga conmigo Oku-sama. – La instó abriendo la puerta, para que pudiese entrar.

Itachi ni siquiera pudo decir nada, simplemente se había limitado a ver a su madre entrar y apenas dedicarle una breve mirada de reojo. Enserio debía aprender a dudar menos de su madre.

***

Fugaku se había adentrado a la habitación de Sasuke, de alguna forma se las había arreglado para poner a ambos menores en la cama y arroparlos. Solo las luces de las cómodas junto a la cama estaban encendidas después de haber apagado el zumbido que producía el televisor encendido de Sasuke. Sé había asegurado de que el golpe que les había dado antes, no causaría ningún problema a los dos jóvenes, palpando por sobre sus pijamas sus costillas y asegurándose de que solo les quedaría un simple chichón en la cabeza.

Por alguna razón se decepcionaba de que sus hijos siguieran viéndole con tanto desprecio, sabía que se lo había ganado a pulso, pero no por eso se dejaba de sentir dolido. Quizá porque el odiaba a su padre a la edad de sus hijos ahora ellos le devolvían el favor. Una voz en su cabeza le susurro la palabra “karma” pero el solo pudo suspirar con ironía.

Sus hijos no despertarían aun si se sentaba en la orilla de la cama, acaricio los cabellos de Sasuke apartándolos de su cara para que no le incomodase, y después se fijó en lo frágil que lucía su hija menor dormida. Acaricio también sus cabellos tomando un mechón en sus dedos observando las puntas cortas del mismo. Recordaba con amargura el haberlo cortado el mismo algunos años atrás.

A pesar de que sus motivos habían sido sólo protegerla, había lastimado a su hija innegablemente, los ojos perdidos y con lágrimas contenidas al ver su cabello volar a su alrededor tras habérselo cortado le dejó un pesar en el pecho. Sin embargo, había sido acertado el acto. En aquel tiempo Sakura estaba desarrollando su feminidad, una tracción incluso más sublime que la de su hermana, y tal como en su momento había pasado con Shizune, Danzou fijo sus ojos en ella.

Para apartarlo, había cortado sus cabellos para evidenciar el hecho de que aun siendo mujer, era una dominante. Al hacerla ver como Sasuke tenía la esperanza de que los ojos de Danzou se apartaran de ella. Afortunadamente había funcionado, pues el haberlo hecho el mismo sin pudor ni aparente remordimiento había alejado la atención del anciano de su hija y dirigirlo como siempre hacia él.  

De cierta forma sabía que aquello había llegado a su fin, pero dudaba de que el daño hecho a sus hijos menores, le permitiera acercarse a ellos. Se levantó de la cama y apagó las luces de la lámpara para salir de la habitación, con la congoja de saber qué, desde que ellos habían nacido, esa era la primera vez que los había cargado en sus brazos, y arropado para dormir.

-¡Que buen padre soy! –Se dijo con reproche tras cerrar la puerta y dirigir sé a la habitación donde atendían a su primogénita mal herida.

***

Cuando Itachi vio venir a su padre por el pasillo, la sensación de que le ignoraría como lo había hecho siempre, le llegó inesperadamente, desconcertándose cuando en cambio sé detuvo a unos pasos de dónde él estaba, cruzándose de brazos al mirar con seriedad la puerta cerrada.

-¿Qué ha dicho Shiho? –Preguntó sereno. Itachi lo miró con sorpresa mal disimulada, y tras algunos segundos logró responder.

-Necesitaba sangre…- Dijo el con voz apagada por la falta de sueño.

-¿Has hecho algún preparativo? – Inquirió de nuevo el mayor interrumpiéndolo, Itachi negó con un gesto.- ¿Entonces? 

-Mi madre se ofreció a donarla.- Explicó, pasándose las manos por la cara, intentando alejar el letargo de la falta de sueño. Fugaku lo observó aprensivo ante aquella afirmación. Su esposa, había hecho algo que no esperaba.

-Es cierto…- Dijo para sí.- Ellas comparten el mismo tipo de sangre… -Itachi le ignoró para volver a restregar sus ojos, esta vez llamando la atención del mayor. –Deberías ir a dormir un rato. Sí pasa algo te avisaré de inmediato.

Las palabras del mayor, desconcertaron a Itachi que lo observó con incredulidad, le sería difícil acostumbrarse a esa nueva faceta de su padre. Se fijó en que el estado en el que él se encontraba, era mucho peor que el suyo y sin contenerse refutó.

-¿No debería hacer lo mismo usted?- Fugaku se miró así mismo descubriendo el estado deplorable de sus ropas.

-Necesito una ducha. –Aceptó y levantando su mirada hacia él aseveró.- Y tú necesitas dormir. Seguramente tardara algún tiempo antes de que Shiho salga nuevamente, iré a ducharme y volveré. Tú debes ir a dormir. Me asegurare de despertarte si algo sucede.

-De acuerdo.- Respondió Itachi. No había nada que hacer ahí, más que esperar. Pero no iría a dormir. Tomaría una ducha y volvería también, quería estar cuando su hermana despertase y también quería hablar con su padre. Comenzó a retirarse cuando, recordó preguntar algo.- ¿Y Shikamaru?

Fugaku pareció pensar un momento en la posible respuesta y con una sonrisa que reconocía como propiedad Uchiha le respondió.

-Fue a casa, con el doble de maids a su disposición.- Dijo con tono divertido. Itachi arqueó una ceja extrañado.- Vendrá por la mañana para acompañarte. –Zanjó para caminar rumbo a su habitación.

Bien, pensó Itachi al verle alejarse. Eso había sido raro, cuando volviese de tomar una ducha quita sueño, sé aseguraría de averiguar que significaban aquellas palabras, dio un último vistazo a la puerta cerrada y se marchó. Pasó cerca de una ventana, fijándose en que el sol comenzaba a salir, ya no tenía caso dormir, un nuevo día había llegado.

***

En la casa Shimura un extraño conocido, observaba casi deleitado el furor de la necrópolis en la que se había convertido. No toco nada, asegurándose de caminar entre los cuerpos rotos, sin manchar sus zapatos. Un fino pañuelo de seda le ayudaba a cubrir el hedor de la sangre. 

Se detuvo sólo cuando llego al centro de aquel paraje marchito, una sonrisa se dibujó en su rostro, le divertía lo que había pasado ahí. Seguramente su viejo amigo estaba muerto en algún lugar de esa gran casa, decidió investigarlo caminando con parsimonia por los abandonados pasillos.

Llegó a una habitación con más escenas magnificas para mostrar. Cuerpos ensangrentados y sin vida se amontonaban en el medio, mientras los rodeaba la palabra “Esplendido” se formuló en su mente. Llegó a la habitación donde su viejo amigo solía “jugar” con sus muñecas y sonrió al ver que él muy maldito aun respiraba.

Se acercó sin borrar su mueca divertida, de su rostro ensanchándose más al percatarse de que Danzou no solo respiraba sino que era consciente de su presencia en el lugar. Se agacho hasta quedar a su altura y mostró su satisfacción al verle destrozado. Los ojos del anciano le miraban desorbitados casi dementes, gemía adolorido y parecía alejarse de él. Se acercó a su oído y le susurro.

-¿Qué se siente morir?- La cara irreconocible del anciano se contrajo a pesar de todo y comenzó a convulsionarse. Parecía estar teniendo un infarto. Él compuso una mueca de asco al verle retorcerse hasta vomitar, le levantó y se fue sin ver el último aliento de Danzou.

Salió de la casa, tan tranquilo como había entrado, contemplando una vez más aquel pedazo del infierno en la tierra. Por ahora sé aseguraría de grabar en su memoria aquella esplendida escena creada especialmente por su estirpe.

- “Sabía que ese mocoso podría vencer su mayor obstáculo” - Pensaba con regocijo mientras emprendía su retirada. Una risita tétrica salió desde su garganta al dar el último vistazo al magnifico jardín iluminándose levemente por el amanecer. Salió de la casa y mientras subía a su auto dijo en voz alta.

-Excelente trabajo Fugaku… Excelente.

 

Continuará…

 

Notas finales:

Ok, ahi esta se que muchas de ustedes se han de haber quedado de Wtf! con el ultimo personaje pero no se alteren. Todo tiene razon de ser y este sujeto debia hacer su aparicion. 

Espero sus preguntas en RR si se puede ¿Sí?

Nos vemos...


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