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ACORDE GEMELO por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Hola a todas hace días que quería actualizar pero tuve problemas con mi cuenta y un intento fallido de hakeo espero. Disculpen la demora. Y disfruten él cap. Esta vez exploraremos un poco en él pasado de los mellizos y sus propios demonios... Aunque como siempre quizás solo exagero... 

Disfruten y leean. 

Capítulo 52 Cicatrices marcadas…. 
 
Sabían que a pesar de mantenerse ajenos al mundo exterior, debían ser valientes y enfrentar a sus amigos. ¿Pero cómo hacer esto sin que ninguno notase, que Naruto no podía mover su brazo? 
¿Cómo conseguir que Ino no se pusiera a llorar agobiada por ese mismo hecho? ¿Cómo podían conseguir engañar a todos y fingir que estaban bien? Porque… A pesar de que Ino no presentase ningún daño físico como Naruto, la rubia era incapaz de esconder la angustia que la embargaba al pensar en su mellizo y lo que pasaría si no sanaba 
¿Qué sería de ella, sin el sonido del piano de su hermano acompañando su canto? ¿Cómo podría siquiera pensar en cantar de nuevo sabiendo que su música dañaría irremediablemente a su hermano? 
Y sobre todo…
 
¿Cómo serían capaces de conseguir que Sasuke y Sakura no sintieran que era culpa suya? 
Eran muchas cosas, las que los habían mantenido a distancia de todos y de todo.  A pesar de que su hermano Deidara les había dicho que todo estaría bien, ninguno de los mellizos era capaz de creerle con convicción. Por eso, habían decidido permanecer en casa, a la espera de los resultados de los exámenes médicos de Naruto, ansiosos e impacientes por descubrir sí sus pesadillas se convertirían o no en realidad. 
 
Sus padres no se habían opuesto a que ellos se quedaran en casa, después de todo, la escuela era meramente un capricho que habían obtenido tras muchas suplicas a sus abuelos por conocer un poco de aquello que ellos habían llamado “vida normal”… Pensaron ingenuamente que lograrían mantener las sombras del dolor de los que querían si conseguían seguir ocultos… ¡Ingenuos! 
Esa tarde había ido Hinata a visitarlos, su semblante serio y su actitud habían impedido que su hermano Deidara evitara que los viera. Ciertamente la joven morena, no planeaba retirarse sin decir lo que había ido a decirles. Lo cierto era que no imaginaron jamás que Hinata mostrase un carácter tan serio e impropio de ella, de la dulce y tímida muchacha que conocieron en cuanto llegaron, de la fuerte y fiel chica que se preocupaba de que todos estuviesen contentos. Ahora la faceta agresiva y seria de ella, aquella que solo habían presenciado de refilón en alguna ocasión en el pasado estaba frente a ellos, mirándoles casi con reproche mal reprimido. Pues su mirada perla brillaba con luz nublada de decepción…
 
-¿Qué es lo que dijeron? – Inquirió la Hyuga mirando al suelo en vez de a ellos. 
No había sido necesario decirle nada a la chica, sobre sus pensamientos compartidos para mantenerlos ajenos a lo que ambos temían, Hinata lo había notado. Desde el primer momento en que los miro, supo que no estaban bien. Por eso optaron por no engañarla y contarle que su situación propia era delicada. 
 
-El doctor ha dicho que sí no tengo cuidado con mi brazo puedo perder la movilidad al completo… -Dijo Naruto con tono abatido tal cual se sentía. - No ha habido ninguna forma de saber si ese hecho será descartado en el futuro…- Completo Ino apenada al mirar la cara de su amiga Hyuga contorsionarse en terror que pronto paso a preocupación.
 
-No queríamos que ninguno de ustedes se preocupara, por eso nosotros…- Dijo quedito Ino al notar que la joven morena no hacia ningún amago de dar su opinión al respecto. Viéndose interrumpida abruptamente por la mano sana de su hermano sobre las suyas en su regazo. Ino miró con sorpresa a su mellizo quien se limitó a negar con un gesto señalando a la morena, que desde hacía unos momentos comenzaba a mostrarse más que triste… Herida… 
 
-…….-
 
Por supuesto se había mostrado comprensiva… Pero eso solo duro el tiempo en que se dio cuenta de que ellos pretendían engañarla a ella y a todos con respecto a la situación de Naruto y todo lo que ello conllevaba sobre todo el simple hecho de que al parecer ambos eran inútiles en la misión que ella pretendía encomendarles. Porque ¿Cómo ayudar a los gemelos sí verles podría causarles más dolor? Ni siquiera sabían cómo es que ellos mismos lograban mantenerse cuerdos después de todo lo que había pasado con su hermano Deidara y sus abuelos. Los cuales habían al final aceptado contarles lo poco que sabían de su padre y Fugaku, de las cicatrices que ambos cargaron después de conocerse. De la cruel forma en la que supieron sus sentimientos no correspondidos, de lo similar que esa situación era con ellos mismos ahora en el papel de sus padres… Como sí el destino estuviese jugando con todos ellos enlazando una y otra vez sus vidas para romperlas una vez más con un cruel final… Sus temores se resumían a una sola cosa ¿Acaso ellos también terminarían con el corazón destrozado al no poder proteger a los que amaban del dolor? ¿De la culpa? 
 
Hinata les escuchó atenta, identificada con lo que decían sin embargo no los justificaba, así que se mantuvo callada hasta que los dos se desahogaron y después de no decir nada, finalmente se puso de pie para comenzar a retirarse…
 
-¿Hina-chan? –Le llamó Ino con cautela y pánico en su voz. La morena simplemente se detuvo antes de abrir la puerta de la habitación. – Por favor, no les digas nada…
 
-¡No lo haré! Yo… Entiendo...- Dijo la Hyuga con voz recia y dolida. Aquella voz los obligo a bajar las cabezas incapaces de mirarla, esperando escuchar un estruendo de  la puerta al cerrarse recibiendo en cambio algo que los hizo sentirse absolutamente estúpidos. – Comprendo que teman dañar a Sasuke y Sakura… Yo tampoco deseo que sufran más. Ellos no podrían soportar más dolor ahora… Quiero protegerlos también… Pero… ¿Por qué, pensaron que mantenerse encerrados evitaría que alguien se sintiera herido?–Terminó diciendo con un tono de voz enfadado, haciendo lo imposible por controlar sus ganas de reprochar más a ambos rubios. Reprimiendo su irritación al sostener con frustración contenida la perilla de la puerta de la habitación que ambos Namikaze ocupaban.
Esa pregunta, les supo amarga a ambos rubios, apretaron la mirada para evitar llorar, por alguna razón sentían que Hinata estaba siendo especialmente dura con ambos, pero después de escuchar un leve quejido provenir de la muchacha, supieron que los únicos duros habían sido ellos. Al ver como la espalda frágil de la muchacha temblaba en un llanto que transmitía su frustración al susurrar a pesar de todo hacia ellos.
-Creí que éramos amigos…-  Se sintieron torpes y estúpidos por segunda vez, la voz lastimera de la Hyuga al llorar los había hecho recapacitar. ¡Alejarse, no era la respuesta! 
Ino corrió al encuentro con la Hyuga abrazándola por la espalda, recargando su peso sobre ella mordiendo sus labios en un intento de reprimir el llanto hasta que fue incapaz de contenerlo, dejando caer gruesas gotas de lágrimas por sus mejillas que viajaron como un torrente por sus mejillas hasta secarse en la blusa de la Hyuga. Naruto más cuidadoso que su hermana se levantó de su lugar en el sofá para ir con ambos y con su mano herida tomar la mano de la Hyuga con delicadeza separando sus tensos dedos de la perilla de la puerta mientras que con la otra mano limpiaba las lágrimas que silenciosamente esta derramaba por su culpa.
 
-No llores, Hinata…- Le pidió con gentileza. – Nosotros, no estamos acostumbrados a manejar esta clase de cosas ¿Sabes? Tú, Shikamaru, Kiba, Shino, Sasuke y Sakura, son los primeros amigos que hemos hecho de nuestra edad. Adolecentes normales… Nosotros jamás hemos sido así…
Ino abrió los ojos azules enrojecidos sin soltarse del abrazo en el que retenía a la Hyuga y dejo que las palabras de su hermano la llevaran a su niñez, a su vida antes de conocerlos a todos…
 
*
 
“Mira… Son esos… Los prodigios…”
 
Antes de conocer la dulzura de un verdadero amigo, que no buscaba nada más que su amistad…
 
“¡Seguro que si los hablamos nos presentaran a Jiraya-sama!”
 
Amigos que se preocuparan por ellos y quisieran protegerles en vez de herirlos…
 
“No sé porque dejan que concursen… Sus padres acaban de morir ¿Verdad?”
 
“¡Shh! ¡Te escucharan!”
 
Apenas ahora estaban aprendiendo lo que era conocer gente que no tuviese antipatía  a ellos por poseer algo que ellos no, que piden un consejo en lugar de envidiar lo que no podían compartir. 
 
“¡Maquinas! ¡Eso son! ¡No es posible que un par de niños pequeños toquen así! ¡Playback! ¡Seguro que hacen, playback! ”
 
“Seamos amigos”
 
Apenas ahora notaban la diferencia entre proteger y ser protegidos, porque antes nunca tuvieron la oportunidad de tener alguien así. 
 
“Sólo me llevo con ellos porque mi padre dice que podría abrirme paso a mi debut”
 
“¿Los Namikaze? ¿Porque querría invitarlos a mi fiesta? ¡Ellos no son mis amigos!”
 
*
 
-Perdónanos por querer ocultarles esto… Pero en verdad no queríamos hacerles daño…- Dijo ahora la rubia sin ocultar lo rasposo de su voz llorosa. – No lo volveremos hacer…
 
-Déjanos ayudarte con Sasuke y Sakura... Pero no les digas nada de esto por ahora. No creo que ellos dos puedan con más peso…- Agrego Naruto observando con determinación a la Hyuga que aunque con reticencia mostró en sus ojos comprensión y alegría de que al menos ellos dos pudieran ver lo evidente. Estar solos no arreglaba nada, ni evitaba el dolor… Podían al menos hacerles ver eso  a los Uchiha. Después de todo, los gemelos tampoco estaban solos, tenían una buena amiga en la Hyuga que se preocupaba por ellos y los tenían a ambos. 
 
Creyeron que podían con el reto. Creyeron que podían sacarlos de la oscuridad en la que se habían envuelto a voluntad y quizás también quitarles la venda que ambos gemelos habían decidió usar a la fuerza, para evitar ver lo que perderían si no sanaban las heridas que tenían en su corazón, y aunque no se borrarían y dejarían cicatrices marcadas al menos no dolerían más…
 
-Gracias… -Susurro Hinata limpiándose las lágrimas del rostro  aliviada de que al menos ellos dos la hubiesen escuchado. Al menos ahora no sentía aquella impotencia que la venia carcomiendo al ser incapaz de poder ayudar a los gemelos, o apoyar a Shikamaru. Ahora solo restaba que los gemelos entraran en razón con ayuda de los mellizos, confiaba en que de alguna manera ellos conseguirían llegar a sus corazones y aliviar un poco el dolor que ambos se empecinaban en cargar.
 
*
 
Al otro lado de la puerta recargado con los brazos cruzados sobre su pecho Deidara escuchaba silencioso las palabras de sus hermanos y la Hyuga. Se sentía un tanto culpable de que aquella situación se diera por haber sido incapaz de impedirle el paso a la Hyuga. Pero al menos ahora sus hermanos dejarían de esconderse de los problemas y comenzarían a enfrentarlos…
 
Aunque él debía ser el ejemplo, Naruto e Ino contaban con una ventaja… ellos dos se tenían mutuamente, compartían todo lo que sentían sin necesidad de expresarlo. Eso lo hacía sentirse avasallado por las cosas y tendía como de costumbre a pagarla con el primero que se atravesara que en su mayoría solían ser ambos mellizos. 
Suspiro aliviado cuando escucho que los tres lograron llegar a un consenso, de cierto modo envidiaba a sus hermanos menores. Siempre habían sabido consolarse y salir adelante entre ellos, tanto que a veces sentía que no le necesitaban ni como su hermano mayor. Aunque, ese hecho lo atribuía a su vínculo al haber nacido juntos.
 
Se reprochaba a sí mismo el hecho de sentirse apartado por los mellizos cuando cosas como la lesión de Naruto ocurrían. Y se sentía peor al recordar que no era la primera vez que directa o indirectamente el causaba que ellos se encerraran en su burbuja, porque de esa forma era más fácil para ellos curar las heridas, absorbiendo el daño en sí mismos con la noble esperanza de que los demás a su alrededor no tuviesen que soportar nada. 
 
Odiaba que fueran así, porque al ser él, él mayor, lo natural seria que fuese él quien se encargara de cuidarlos, sin embargo nunca había tenido semejante oportunidad. Porque cuando llegaba el momento, se comportaba como el crio y los lastimaba, y al final ellos resultaban consolándole a él…
 
Esta vez con la noticia de sus padres y los Uchiha había vuelto a cometer el mismo error, había actuado como un mocoso egoísta y había terminado hiriendo físicamente a Naruto aunque esa para nada fue su intención, un accidente, que al herir a Naruto hirió a Ino también pero emocionalmente por sentirse insegura sobre Naruto y su futuro… Soltó un suspiro más pero esta vez agobiado por todo era la segunda vez que los ponía a ambos en aquella situación… Era la segunda vez que lastimaba a los mellizos y esta vez parecía que todo había resultado peor...
 
-¿Cómo termino así…? 
 
Sonrió con pesar mientras comenzaba a alejarse de la puerta de la habitación de los menores, dirigiéndose con paso lento a la propia. Se recostó en la cama pesadamente y mirando el techo rememoro la primera vez que había lastimado a los mellizos sin que estos estuvieran la culpa de lo que pasaba… Aquel día, en el que los mellizos conocieron de frente y sin aviso el dolor de una despedida causada por la muerte misma de un ser amado, el día que el mismo sin tapujos ni medidas les revelo lo que la muerte significaba…El día que sus verdaderos padres murieron en aquel avión…
 
**
 
Inesperadamente fue un día soleado algo realmente inusual y hasta morboso para el clima frio y nublado de Inglaterra. Se suponía que debía ser un día especial para los mellizos, ambos emocionados apenas unas horas antes porque ese día actuarían en su primer recital para la sociedad londinense. Quizás no sería la gran cosa para el público acostumbrado a la buena música y a los placeres que se obtenían con ella, sin embargo aquel evento era ansiado de forma casi fanática por toda Europa, pues era raro ver a un genio musical nacer en estos tiempos, sobre todo si eran dos al mismo tiempo. 
 
Dos pequeños que apenas habían rasgado una pisca de lo que la música abarcaba y que lograran cautivar a una audiencia sin mayor dificultad realmente había sido todo un revuelo.
 
Londres realmente había ansiado aquella primera presentación de los mellizos que a su corta edad de cinco años habían cautivado al público por una simple interpretación en una fiesta familiar que con el correr de las voces se había ganado la expectación del público cautivado por aquellos dos infantes… 
 
Se suponía que debía haber sido glorioso… Sin embargo aquel día no había sido más que el comienzo de una carga que Deidara se hecho al hombro el solo. Un poco mayor que sus hermanos, entendió a la primera lo que habían dicho los adultos minutos antes de que los mellizos hicieran el ansiado debut ante el público que esperaba verlos a ambos en la cumbre de sus cortas carreras musicales. Reconoció como los nombres de sus padres salían de la boca de su abuela antes de que una lágrima cayera por sus mejillas atónito por lo que había dicho un agente policiaco.
 
La noticia se había grabado en fuego en su cabeza, incapaz de tolerar aquel pequeño escozor en su corazón que había comenzado a romperse. “Muertos” habían dicho él sabía que significaba esa palabra. Lo sabía, y aun así quería ignorarla. 
 
-Lo lamento mucho, señora Namikaze… Sé que es un día muy especial para ustedes pero no se ha podido hacer nada…-Le dijo aquel hombre con pesar a sus abuelos, mientras observaba como su abuela comenzaba a quebrarse en llanto, y como su abuelo a pesar de la noticia pretendía mantenerse firme a su lado para apoyarla. Ninguno de los adultos los vio escuchar a escondidas tras el telón del teatro. 
 
-Dei-Nii! ¿Todavía no llegan papa y mama? – Le pregunto Naruto seguido de Ino añadiendo. 
 
- ¡Quiero mostrarle mi atuendo antes de que empiece! 
 
-¡Shhh! –Les callo con un dedo la boca. No quería que los adultos los descubrieran aun, pero había sido tarde. La cortina que servía para ocultarlos de la vista de los adultos fue repentinamente movida por su tío Kakashi que al igual que su abuelo había conseguido mantener las lágrimas en sus ojos para consolar a un lloroso Iruka tras él.
 
-¿Qué hacen escondidos ahí? –Les pregunto a pesar de saber que habían escuchado. No respondió y los mellizos se mantuvieron callados imitándole con tal inocencia que sonrió con melancolía al preguntarse como haría para decirles que sus padres no llegarían. Iruka logro tragarse el llanto que se cernía en el para ponerse a su altura y tomarle de los hombros.
 
-Dei-chan… Niños… El avión de sus padres no ha podido aterrizar… Ellos…- Dijo perdiendo la voz por el llanto, cubriendo a duras penas un gemido adolorido de su garganta provocado por contenerse a la fuerza.
 
Los mellizos inmediatamente fueron a abrazarlo mientras intentaban averiguar que ocurría.
 
-¿Iru-chan estas bien? –Pregunto Naruto con preocupación en su carita. 
 
-¿Te duele el estómago?-Pregunto en cambio Ino con facciones y gestos idénticos a los de su hermano. Iruka negó efusivamente sin conseguir que su garganta agarrotada por el llanto lograse decirles algo.
 
Para Deidara y Kakashi era evidente que sus hermanos no entendían nada. Sus caritas confundidas y sus preguntas inocentes les decían que ninguno era consciente de lo que pasaba.  Pero él sabía lo que Kakashi diría incluso antes de que lo dijera, aunque eso no lo hacía menos perturbado que antes.
 
-Se han ido…- Completo Kakashi al ver que su esposo no podía terminar. 
 
 
-¿A dónde? –Preguntaron los mellizos al unísono. Rompiendo una vez más el corazón de Deidara al comprender que eran demasiado jóvenes para comprender lo que morir significaba.
 
-Se han ido al cielo…- Respondió cabizbajo Kakashi sacando un nuevo gemido adolorido de Iruka a su lado que no dudo en ocultarse en su pecho para llorar una vez más desconsoladamente. Sin embargo los mellizos permanecieron inmutables a su reacción. 
 
-Si están en el cielo ¿Podrán vernos verdad? – Inquirió Naruto contento.
 
-¡Nos esforzaremos porque nuestra música les llegue! – Agrego Ino animada. A tal punto llegaba la inocencia de ambos menores, a tal punto que Deidara sintió envidia de ellos. El no saber lo que pasaba les estaba librando del dolor punzante que asolaba su corazón en ese momento, del escozor que las lágrimas que comenzaban a escapar de sus orbes azulinos dejaban en su mirada enrojecida por las lágrimas ya. Sintió envidia de que sus hermanos pudieran sonreír tan llanamente aun a pesar de que sus padres habían muerto. Por eso se arrepintió una y mil veces cuando en un arrebato irritado les grito. 
 
-¡No digan tonterías! ¡No los escucharan! ¡Cuando alguien se va al cielo significa que no podrán verles de nuevo! ¡Tontos! ¡Están muertos! ¡No vendrán! -No supo exactamente porque dijo lo que dijo a los mellizos, pero sintió que era el peor hermano cuando vio como el reconocimiento inundaba sus rostros, vio como lentamente sus ojos se volvían vacíos para después llenarse con gruesas lágrimas que no terminaron de salir de sus ojos azules. 
 
Su corazón no soporto la culpa de ser tan cruel y brusco con ambos, era normal que ninguno entendiera lo que pasaba, ¡Sólo tenían cinco años! Y saberlo únicamente  intensifico su culpa y su llanto. Cayó de rodillas frente a ambos mellizos cubriendo su rostro con sus manos, sollozando desconsolado al pensar que no solo acaba de perder a sus padres sino que además había conseguido que sus hermanos le odiaran. 
 
El hipo que se escapó de los menores lo obligo a mirarlos de nuevo. Ambos estaban tomados de las manos mirándole con el rostro enrojecido por las lágrimas que al fin habían conseguido escapar de sus ojos azules tras el shock inicial. Y se sorprendió al sentir como ambos se acurrucaban a su lado para llorar en su pecho en busca de un abrazo que quería consolarle a él a pesar de que ellos dos eran los heridos por sus palabras. 
 
-Lo siento…- Se disculpó cuando sintió como ambos temblaban al fin conscientes de lo que pasaba. Conscientes de que sus padres no estarían con ellos desde ese día y para siempre… Consientes… De lo que significaba la frase “se han ido” al fin. 
 
Cuando lograron clamarse, decidieron dar el concierto de apertura para las personas reunidas en el teatro para escucharles...
Se suponía que aquel día debía ser un día especial para los mellizos… Pero sus padres habían muerto en un avión que debía haberles llevado a Londres para verlos actuar… Se suponía que debía ser un día glorioso y sin embargo a pesar del dolor que sus pequeños corazones cargaban, el aplauso del público al finalizar aquel dueto de sus hermanos… Su primera pieza como músicos profesionales y su primera pieza que no había sido escuchada por su madre y su padre… Chopin primera balada G menos apertura 26 Soledad…  
 
Continuará…
 
Notas finales:

Bueno ahí lo tienen ojala me dejen un rr nos vemos (x07;∇x06;)/


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