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ACORDE GEMELO por andherezu_rosui

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Notas del capitulo:

Hola Soy el salvavidas de andherezu. He venido a salvarla de seguirnos dejando sin continuacion y matandonos de anciedad..!!

bueno a leer..!!!

 

 Atte. La mafia (lectora) 

Me pregunto ¿Cuánto más tendremos que soportar para poder salir de esta oscuridad? No es como si solo yo estuviese sufriendo… Mis hermanos… Mis padres… Mis amigos… Todos… Todos han salido heridos de alguna forma.

¿Por qué es que no podemos entendernos? ¿Es que nuestro linaje tiende a ser el problema? No quizás solo fui una ingenua. Creí ilusamente que una vez terminado el enemigo de mi padre todo tomaría poco a poco el lugar que le correspondía…

Pero ver a mi padre tan destrozado, acunado de esa manera por mi madre… Esa mujer que jamás había mostrado simpatía por ella. Fue realmente un shock ver aquellas dolorosas gemas verdes sufrir del mismo modo que mi padre. Por primera vez desde que la recuerdo ha cambiado esa mueca de muñeca por un rostro más humano…

¿Por qué todo da vueltas?

*

-¡Shizune-sama! ¡¿Qué está haciendo fuera de la cama?!- Dijo Yue con tono de regaño pero sin perder su voz suave. Shizune apenas pudo cavilar el nombre de la chica antes de sentir como un par de delgadas manos le ayudaban a sostenerse por los hombros, preguntándose ¿Desde cuándo estoy apoyada contra la pared? Notando la dureza y la frialdad de la pared del pasillo.- ¡Sus heridas, aún están abiertas ¿Qué planea hacer si dejan cicatrices?!

¿Cicatrices? ¡Que broma! Se dijo con sorna la morena, a esas alturas ¿Que más daban un par de cicatrices más?

-No me hagas reír… - Le respondió con voz agotada.- Me duelen las heridas…

-¡Por eso no debió levantarse sin ayuda! ¡Shiho-san dijo que debía reposar! –Le regaño de nuevo la doncella. Mientras la acomodo de forma que ella pudiera sentarse. –Por favor espera aquí iré por la silla de ruedas. No tardare…

-¡No la necesito! – Le grito un tanto molesta la Uchiha, no era como si fuese una inútil. ¡Podía caminar! Solo necesitaba un momento para recuperarse y que el suelo decidiera dejar de moverse bajo sus pies. – Puedo hacerlo… Solo necesito un momento…- repitió su reciente pensamiento.

Yue le observo con seriedad, desde el punto de vista de la doncella la Uchiha solo estaba haciendo uso de una rabieta. Lo sabía porque sus demás amos eran iguales. Por lo que de antemano supuso que no podría convencer a la joven de recibir ayuda. Y se resignó a hacer lo que ella le pidió.

-Entonces, esperemos a que pueda andar. Pero deberá permitirme ser el remplazo de la silla de ruedas. –Agregó con delicadeza. Dispuesta a que la mayor de sus amos no contradijera lo que acaba de decir.  Shizune apenas fue capaz de dibujar una sonrisa desdeñosa para la joven doncella, era evidente que había aprendido bien a manejar la situación ante los Uchiha de esa casa.

-Está bien… -Acepto. Nunca lo admitiría pero Itachi había elegido bien a su doncella de confianza sin dudas. Por ahora no necesitaba poner más obstáculos a su propia salud, debía reponerse para cuando las cosas comenzaran a tomar su lugar. Para cuando el momento de ayudar a su familia llegara… Por eso dejo que la joven doncella la ayudara a llegar hasta su habitación.

*

Unos días después…

El ambiente estaba algo tenso entre los chicos. Había subido a la azotea como de costumbre para tomar su almuerzo, después de clases. Shikamaru seguía teniendo un semblante decaído y las ojeras en sus ojos delataban las escazas horas de sueño que había sido capaz de tener desde aquel día en la casa Shimura.

Los mellizos al fin habían retomado sus clases ese mismo día. No fue difícil para ninguno de ellos notar que ambos rubios lucían decaídos, mucho menos paso desapercibido que Naruto no tomo apuntes durante las clases, ni había participado en la clase de deportes.

Era evidente que algo no estaba bien. Y cuando al fin llego el almuerzo había forzado en ellos una respuesta. La declaración de la situación de Naruto los había dejado en un momentáneo shock, he hicieron que Shikamaru se preguntara ¿Cuántas más calamidades debían afrontar antes de que todo se arreglara? 

-Entonces…- Hablo Kiba con seriedad intentando poner en orden la información recibida hacia menos de un minuto por los mellizos.- ¿La razón por la que no habían venido era Porque estabas recuperándote de tus lesiones?

Los mellizos bajaron la mirada como avergonzados un momento antes de que Ino decidiera responder con solemnidad.

-Esa solo es parte de la verdad…- Miro a Naruto que le sonrió con pena y continuo. –Lo cierto es que no queríamos que lo supieran…

-¿Estás diciendo que no somos de confianza? –Cuestionó Shino sin rastro de reproche en su voz, permanecía neutro a pesar de lo que acaba de decir. 

-¡No!- Refuto de inmediato Naruto. – No es eso… Simplemente creímos que no era necesario preocuparlos…

-¡Realmente creímos que era lo mejor!- Agrego Ino con algo de angustia en la mirada.-  Últimamente han estado pasando muchas cosas… Lo de Naru- Nii solo empeoraría todo…

-La verdad me siento un poco decepcionado… -Comento al aire Shikamaru. – Pero sería injusto si les culpara de algo. Después de todo yo también he estado mintiendo, para no preocuparlos…- Dijo rascándose la cabeza en un gesto muy propio del castaño cuando consideraba que algo era problemático.

-¡¿Tú también Shikamaru?! –Se quejó Kiba. Estaba en el ser muy exagerado con las cosas pero de un tiempo para acá sentía que era un completo inútil, y le frustraba no ser capaz de apoyar a sus amigos. – ¡Enserio ya déjense de secretos! ¡Es muy irritante!

-Kiba-kun, cálmate un poco.- Pidió Hinata con serenidad que estaba lejos de sentir. – Pero tienes razón, debemos dejar de hacer cosas por el bienestar de los demás sin preguntar. De ese modo solo hemos conseguido quedarnos con sentimientos de frustración y decepción… Odio sentir eso…

El semblante de la Hyuga realmente parecía abatido a ojos del grupo, Naruto e Ino no pudieron evitar recordar aquella conversación con ella hacia algunos días atrás. Hinata tenía razón. Era momento de ser sinceros entre ellos. Sería difícil pero tenían que salir adelante juntos. Tenían que encontrar un modo de sacar a Sasuke y Sakura del hoyo donde se empeñaban en enterrarse.

-Entiendo… -Susurro Shikamaru con cara agobiada. No miro a ninguno en particular, pero seguía indispuesto a hablar de lo que había pasado aquella noche en que todo se había desencadenado. Sabía que era el único de todos los presentes que podía dar coherencia a todo lo que habían vivido. Pero, ¿Cómo hablar de algo que estaba empeñado en olvidar? ¿Cómo contarles a todos que para salvar a una persona habían tenido que sacrificarse incontables vidas? ¿Cómo aceptar la responsabilidad por ordenar matar a todos aquellos sirvientes?

-¡Shikamaru-kun! – Le llamo Hinata preocupada al ver su rostro palidecer. – ¡Deja de ser tan testarudo! ¡Apóyate en nosotros! ¡Sí continúas empeñado en guardarte las cosas terminaras haciéndote daño y seguirás sufriendo! ¡Ya no quiero ver eso! Por favor…. Déjame estar a tu lado… - Hinata apenas fue capaz de hablar casi al final el llanto quería hacer de las suyas. Realmente hacia el esfuerzo por contenerse pero todo aquello la estaba afectando, la hacían consiente de su ineptitud para entender todo por ella misma y encontrar una manera de ayudarles. La hacían sentir insignificante y patética.

-Lo siento…- Termino disculpándose Shikamaru. Ahora que veía a la morena tan afectada y preocupada le hizo ver que estaba cometiendo un error al mantener a todos preocupado por él. Se suponía que ellos debían encontrar una solución para ayudar a los gemelos, él no era parte del problema, no debía serlo. Así que asintió para sí mismo encontrando una nueva resolución.

Así como Naruto e Ino habían aceptado que se habían equivocado al mantenerles en secreto la lesión de Naruto, él debía contarles todo y aceptar que no podía con todo el solo. Así que la hora de clases fue olímpicamente ignorada por los seis chicos y se quedaron en aquella azotea escuchando la historia que el tenia para contar. Para atar cabos y resolver dudas, para poder al fin quitarse un poco de culpa por lo que tuvo que obligar a sus doncellas a hacer, para proteger a los que eran importantes para todos ellos.

*

La historia de Shikamaru fue escuchada por todos con cierto grado de horror por lo que contaba. El motivo que le atormentaba el sueño… La masacre que había presenciado… Las consecuencias de aquel enfrentamiento entre el clan Uchiha. Los constantes y extraños giros que dio la vida para formar aquel enredo que era su presente.

La suma de cada pequeño evento en sus vidas había sido lo que resulto en aquella fatídica madruga cuando los gemelos decidieron desconectarse de la realidad a enfrentarla. Quizás todos estuvieron de acuerdo en que ellos dos habían sido los más perturbados con todo. Sobre todo al darse cuenta de que no sabían nada. Que ni siquiera sospecharon hasta que nuevamente tuvieron a su hermana con ellos lastimada y apenas con vida en su casa.

Kiba podía entender ahora los motivos que obligaron a Shikamaru a creer que no decirles nada era lo mejor. Ciertamente aquel suceso a pesar de no haberlo presenciado con sus propios ojos, habían dejado una impresión en él. El miedo que Shikamaru sentía. La culpa que inundaba sus palabras al relatar lo que había sucedido. La forma en la que todo termino… Todo había sido transmitido con una certeza de que casi podía asegurar que lo había vivido el mismo en carne propia.

Pero ahora entendía. Y se sentía más cercano a todos. Ahora podía decir que ellos eran y serian una parte irremplazable de su vida. Sus amigos. Los más confiables. Ahora entendía el peso de saberse responsable de ayudar a salir a los gemelos del abismo. Porque para poder completar el grupo esos dos eran necesarios.

-¿Qué es lo que haremos entonces para ayudar a Sasuke y Sakura?- Cuestiono con seriedad impropia de alguien tan relajado como el.- Estoy seguro de que no querrán escucharnos por las buenas. Ni siquiera escucharon a Hinata.

-Corrección, ni siquiera quisieron verme…- Dijo con depresión la Hyuga.

-Y es evidente que a mí tampoco querrán escucharme. –Agrego Shikamaru recordando cómo les había obligado a ver el video de sus padres cuando eran jóvenes.

-Sí su amiga de la infancia y su mejor amigo no pudieron con ellos… --Intervino Shino con evidente preocupación por lo que estaba por decir. – Entonces eso no nos deja más que enviar a las únicas dos personas que ellos han admitido querer más que a sí mismos…

-Es cierto. Naruto, Ino… Solo ustedes tienen una posibilidad de convencer a esos dos de que todo estará bien si ceden.- Afirmo Kiba apoyando a su novio. Porque después de todo estaba seguro de que ni él ni Shino podrían hablar con las palabras correctas para ayudarles.

*

Ambos estaban conscientes de que así era. Su misión era salvar a las dos personas que más querían de su propia oscuridad. No podían permitir que ellos se perdieran a sí mismos por el orgullo o el odio hacia alguien como su padre. Aquel hombre que había arriesgado su propia alma para protegerlos. Tenían que hacerles ver que lo único que les impedía ser felices ahora eran ellos mismos.

Por eso asintieron dispuestos a hacer todo lo posible por cumplir con lo que sus amigos les había dicho. Era su turno de proteger a ambos Uchiha aun de sí mismos. Así que con este nuevo objetivo y con su amistad más solida entre ellos decidieron que debían actuar rápido. Quedando de ir a enfrentarlos al día siguiente, tras confirmar con Itachi que ambos estaban recuperados de la fiebre que les había dado unos días antes. Despidiéndose de todos con la promesa de cumplir con lo dicho, volvieron a casa conscientes de que sería difícil pero no se darían por vencidos…

*

El día parecía brillante a la mañana siguiente. Sin prisas se prepararon para salir rumbo a casa de la familia Uchiha. Se habían topado con Deidara al bajar las escaleras a la par y este les había dicho que sus abuelos querían hablar con ellos antes de que salieran.

Con confusión en sus rostros se miraron entre si y siguieron a su hermano a la sala donde su abuelos tomaban te. Se sorprendieron al ver a sus padres en el lugar también y a su Kakashi-Otto-san con un semblante algo decaído pero mejor. Se contentaron al ver la mejoría en su padre pelo plata sobre todo porque ahora sabían a que se había debido aquel episodio de retraimiento en él. Y lo aceptaban. Shikamaru había sido muy claro al respecto las memorias de aquella noche en la que su padre se había manchado las manos con sangre ajena había sido para proteger a su única familia de sangre. Eso y nada más.

-¿Oba-chan, que es lo que querían decirnos? –Inquirió Ino un tanto curiosa por la respuesta.

-En realidad es con Naruto que debemos hablar… Querida…- Respondió su abuelo en lugar de la aludida.

-¿Eh? –Se señaló Naruto así mismo con un dedo. - ¿Qué es…?

La seriedad del ambiente generada por los adultos no auguraba nada bueno. Pero esperaron pacientes lo que dirían antes de sacar conclusiones apresuradas.

-Volveremos a Inglaterra... Todos. –Sentencio con autoridad la mujer sin permitir ningún tipo de reproche en su tono. La revelación dejo en shock a los mellizos e incluso Deidara se quedó estático junto a la puerta. – Naruto tu lesión no ha mostrado mejoría alguna con la calidad de las terapias de este país. Hablamos con un especialista en Inglaterra y ha dicho que tiene un nuevo tratamiento para tratar las múltiples lesiones de tus músculos. Lo mejor es ir con el antes de que sea tarde y sanen de forma inadecuada. – Explico a la expectativa de la reacción de sus nietos.

*

No es que no entendiera lo que sus abuelos pensaban se dijo Ino sintiendo como la realidad le golpeaba en la cara al asimilar la decisión de su abuela. No era eso sin dudas ¿Pero, irse?

Comprendía que la lesión de Naruto no era algo que tomar tan a la ligera, incluso sabía que había infringido un duro golpe para sus abuelos y entendía que la falta de tratamiento especializado en Japón era el problema que había llevado a sus abuelos a comenzar a buscar fuera lo que ese país no podía proporcionarles. Lo entendía, y estaba segura de que su hermano también lo comprendía. ¡Pero ahora no podían irse! No sabiendo que abandonaría con ello a Sakura. Y por la mirada de su hermano en ese instante estaba segura de que el tampoco pretendía dejar a Sasuke así nada más.

- Es lo mejor para Naruto. –Afirmó Jiraya apoyando a su esposa. - Es por su futuro como músico que lo hemos considerado detenidamente.

Su padre Iruka decidió interceder ante el mutismo de ellos. Pero no importo lo que argumento la decisión había sido tomada por la abuela y no habría poder humano que la convenciera con facilidad. Nada podía detenerlos de llevarlos de vuelta… Excepto… Ellos mismos…

Se tomaron e las manos sin amedrentarse ante lo que pasaría. No se irían sin luchar.

-¡Abuela! –Levanto la voz Naruto ganándose la atención de la aludida y de los presentes.- Sé que lo haces por mí bien pero lo siento mucho. ¡Esta vez no cumpliré con lo que me pides!

-Naru-Nii está mostrando mejoría con el tratamiento que recibe aquí. ¡Esta sanando! ¡Quizás le tome más tiempo pero lo está logrando!

-¡No iremos! –Declararon al unísono con determinación sin apartar la mirada azul de los ojos miel de la mujer frente a ellos. No estaban dispuestos a marcharse y abandonar a los dos seres que habían entrado en sus corazones para no salir jamás. Su deber era estar con ellos, y eso era lo que harían.

Así que sin más que decir salieron de la habitación y de la casa seguidamente sin soltarse de las manos esperando escuchar la voz enfurecida de su abuela ante su desafío. Dibujando una sonrisa aliviada al escuchar en cambio la risa suelta y clara de su abuelo llegar hasta sus oídos.

Habían ganado al menos por ahora lo habían hecho.

*

Estaba encerrada de nuevo en su habitación. En lo que quedaba de ella. Nuevamente por voluntad propia se había separado de su gemelo y permanecía sola. Su hermano había hablado con ambos tras el desgaste físico que habían tenido por el estrés de todo lo que había estado ocurriendo. Y solo les había permitido encerrarse de nuevo si aceptaban ciertas condiciones. Entre ellas comer y guardar reposo hasta que se recuperaran al completo. A cambio les permitiría estar por su cuenta hasta que ellos desearan lo contrario y no le obligaría a ir a clases.

En realidad no era un mal trato, pero ahora que estaba más serena comprendía lo estúpida y patética que se había comportado todo ese tiempo. Ni siquiera se habían atrevido a visitar a su hermana Shizune de nuevo para evitar verla y recordar aquella noche en que sus ganas de salir de su reclusión fueron echadas a la basura al encontrarla en compañía de su padre.

Estaba segura de que Sasuke pensaba igual que ella. Y era más por vergüenza que se mantenían ajenos al otro. No querían admitir que sin su contrario eran más frágiles. Debían ser fuertes. Debían ganar a sus propios demonios antes de intentar lidiar con los demás.

*

Su habitación lucia mejor ahora que había al menos recogido los cristales de los jarrones que había roto. Para hacer espacio y poder sentarse frente a su consola de juegos a pasar el rato arto de estar mirando su techo sin nada que hacer.

Deseaba poder jugar al menos con su hermana Sakura pero la pena de ir a su habitación a buscarla había segado cualquier intento de su parte. Ella aun necesitaba su espacio y el también, pesándolo detenidamente.

Aun no había decidido como enfrentaría a sus hermanos mayores, ni siquiera quería pensar en ellos aun. Mucho menos en como trataría a Hinata y Shikamaru cuando se volvieran a ver. Francamente no sabía que pensar de ellos. Estaba todavía muy confundido sobre todo y decir que entendía lo que ellos habían querido hacer al obligarles a escuchar aquella bizarra historia sobre su padre, seria ser un vil mentiroso. No los entendía. Incluso podía decir que sentía que ellos les habían abandonado. Lo mismo que sus hermanos. Habían sido dejados a su suerte. Nadie había intentado entenderlos. Nadie había intentado ponerse en sus zapatos.

Simplemente habían decidido por ellos lo que era mejor para ambos. Y era tan ridículo y absurdo que sabía que no podía con ello. Y si no podía encontrar una respuesta para sí mismo ¿Cómo podría hacer lo mismo por su querida Sakura? ¡Era imposible! Por eso entendía que debían estar por su cuenta. Solo hasta que ambos lograran encontrar sus propias respuestas sin influenciar al contrario.

Siempre había sido así, sí él decidía que odiaba a su padre, y que no quiera saber nada de su hermana o sus amigos, Sakura haría lo mismo por lealtad a él. Sí ella decidía darles una oportunidad de explicarse él lo haría para estar juntos en el mismo camino. Por eso  no podían estar cerca del otro aun si su soledad se hacía más evidente.

*

Así de contrariados estaban con sus pensamientos que los leves toques en la puerta los sacaron de sus cavilaciones sin más  que un leve respingo. Sasuke observo el reloj de la pared notando la hora y supuso que quizás era Yue con su almuerzo. Sakura no tardo en llegar a la misma conclusión sin saber que aun en su distancia ambos mantenían los mismos pensamientos y dudas.

Sin demoras se dirigieron cada uno a su propia puerta para permitirle el paso a la joven doncella con sus alimentos. Reaccionando con sorpresa al caer en cuenta de que la persona al otro lado de la puerta no era quien habían creído. Sin saberlo y en sincronía tuvieron la misma reacción, con sorpresa en los ojos incrédulos de realmente ver aquel par de gemas azules observándoles con ternura acompañados de la más cálida sonrisa…

Sonrisas que quizás, y sin saberlo aún estaba destinados a perder… Pero, en ese instante, solo por ese minuto, era suya, así como la calidez de los brazos que los rodearon con anhelo y devoción sin notarlo. Dejándoles entrar en las habitaciones que usaban para estar en soledad. Permitiéndose sentir aunque fuera por ese instante la calidez de otro ser humano.

Sin saberlo ninguno de los gemelos habían comenzado los cimientos de su vínculo dañado de nuevo conectándose a un nivel inconsciente y emocional a pesar de haber estado todo ese tiempo separados, inconscientemente notaron que en un momento de ese instante el vínculo con su gemelo se volvía a unir. Sintieron alivio de al menos nos entirse solos de nuevo. Preguntándose con fascinación redescubierta ¿Cómo  era posible que sólo con un simple abrazo el ángel que tenía entre sus brazos había sido capaz de hacerle sentir algo más que soledad?

Cayendo en la realidad de que la presencia de sus ángeles conllevaba no solo enfrentar su soledad, sino que también enfrentar de una vez a sus demonios. La presencia de esa rubia de ojos celestes ante Sakura y la presencia de aquel joven de bella sonrisa frente a Sasuke solo significaban una cosa… Y entre ellas estaba el presentimiento de un final había nacido en sus pechos…

-¿Qué haces aquí Naruto/Ino? –Fue la pregunta recelosa que ambos y sin saber pronunciaron al mismo tiempo.

¿Qué era ese sentimiento de opresión en su pecho? Se preguntaron con angustia ambos Uchiha... Algo no estaba bien.

*

Naruto se dio cuenta de la mirada desconfiada de Sasuke en cuanto se separaron de aquel necesitado abrazo. Sonrió con cierto pesar al notar que no sería una batalla fácil la que estaba por empezar. Amaba a Sasuke de eso no tenía ninguna dudas, sabía que era un chico orgulloso, carismático y que era muy protector con él y con Sakura.

Conocía aquella mirada que le dedicaba de fascinación cada vez que le miraba, aquella sonrisa cándida que le dedicaba antes de robarle un beso, y aquella actitud cerrada cuando criticaban algo en lo que él creía, era además de orgulloso, terco.

Podía decir que no conocía del todo al moreno y sin embargo sentía que lo conocía de toda la vida. Era extraño, pensó en cierto momento intentando recordar cómo fue que su corazón fue cautivo de aquellos ojos color ébano. Aun si regresara el tiempo no sabría decir desde que momento fue que ya no tuvo escapatoria, y aun así no le importaba ser su prisionero.

Le amaba…

*

Eso era todo lo que Ino necesitaba tener presente para poder enfrentarse a esa hermosa joven e ojos verdes. Podía entender cada gesto defensivo que hacía de forma inconsciente, sabía que Sakura se estaba preparando para refutar cualquier cosa que ella tenía que decirle.

Así que con seguridad que estaba lejos de sentir se acercó a la cama desecha de aquella habitación y observo cada objeto tirado en el suelo descuidadamente. Las cortinas estaban corridas pero podía verse con claridad por las luces encendidas del cuarto.

-¿Quieres que te ayude a limpiar? –Le sugirió optando por retroceder y esperar el momento oportuno para hablar. Pero la voz seria de Sakura le informo que ella no pensaba igual.

-¿Por qué mejor no terminas de decirme lo que viniste hacer?- Ella giro su rostro hacia la desconfiada Uchiha y dibujo una sonrisa solemne antes de responder.

*

-Supongo que debes hacerte a la idea ¿No es así Sasuke?- Inquirió el con tono tranquilo. De cierta forma le dolía un poco la desconfiada mirada de Sasuke. Era como si esperara a ser herido de alguna forma por él. Entonces le vio asentir y acercarse a él con firmeza.

-¿Te han enviado mis hermanos? ¿O acaso fueron Hinata y Shikamaru? – Él pensó que debía responder de forma sincera así que sin más dijo.

-Ellos están preocupados por ustedes ¿Sabes? – La mirada desalentada de Sasuke le dio un pinchazo al ver el rechazo de su respuesta.

*

-Pero, no solo ellos están preocupados… Sakura-chan… -Le dijo Ino con aire casi maternal. – A mi también me has tenido preocupada. Me angustio saber que habías enfermado de forma tan fácil ¡no deberías descuidar tu salud! – Le regaño y la obligo a sentarse con ella en la cama. –He escuchado la razón de tu comportamiento de otras personas pero espero que tú puedas contármelo directamente. Quiero ser capaz de entender lo que piensas… ¿Me lo dirás?

-……- Tuvo que pensarlo un momento. No es que sintiera que ella decía mentiras, pero ¿Acaso contarle serviría de algo? Se preguntó con consternación Sakura. Pero al ver nuevamente en aquellas gemas azules fijas en su cara, no pudo evitar comenzar a hablar con la esperanza de que sus sentimientos lograran calar en ella y la hicieran ponerse de su parte. Realmente esperaba que Ino comprendiera todo el dolor que guardaba su corazón.

No sabía si algo de lo que dijo durante ese tiempo tenia algún sentido para la joven rubia pero la atención con la que le escuchaba, sin interrumpirla fue lo más cercano a sentirse entendida por aquella joven que sabía tenía su afecto con ella. Esos ojos azules le decía cada que se posaban en ella cuanto amor le tenía… Esos ojos azules no podían estar mintiendo…

Pero…

*

-Sasuke… No creo que tu padre sea tan malvado como crees que lo es…- Dijo Naruto recordando la amabilidad con la que aquel hombre le había tratado al contarles sobre su padre. Recordando lo confortable de su pecho al dormitar sobre el después de haber llorado por tanto tiempo. Estaba seguro de que Fugaku Uchiha solo necesitaba una segunda oportunidad.

– Solo debes permitir que él te explique antes de tomar una decisión definitiva. Tus hermanos sentirían que no están equivocados y podrías entenderlos a ellos también. Pienso que deberías darle una segunda oportunidad a tu padre… una segunda oportunidad para ser al fin una familia ¿no te gustaría algo así? – Dijo con melancolía recordándose así mismo que él no tendría nunca la oportunidad de reencontrarse con sus propios padres.

Ellos ya estaban muertos. Solo el vago recuerdo de su infancia era lo que le quedaba y con el tiempo estaba seguro que ni eso. No quería que por sus temores y desconfianza Sasuke perdiera la oportunidad de tener una verdadera familia. Había dicho todo eso sin tomar en cuenta la cara estupefacta del moreno. Y en cuanto al fin recayó en el rostro irritado del moreno supo que de alguna manera lo había arruinado.

*

-¡¿Qué quieres decir con eso?!- Inquirió una furiosa Sakura levantándose de su lado como si estar cerca de ella fuera desagradable. Caminando de un lado a otro, en la habitación como si fuera un volcán a punto de explotar de rabia.- ¡Se supone que debo aceptar lo que dices como si todos estos años jamás hubiesen existido! - Vocifero claramente fuera de sí. - ¡Tú no sabes nada de lo patéticos que fuimos todo este tiempo! ¡No sabes nada del dolor punzante que causa el ser ignorado por tus propios padres! ¡No sabes lo que sentí cuando de la manera más cruel me humillo!- Grito recordando el trauma que le quedo cuando vio sus mechones de cabello caer disparejos después de ser cortados con descuido por la propia mano de su padre. Ino no entendía todo lo que le había afectado aquel suceso a su autoestima. ¡No tenía idea! ¿Y aun así se había atrevido a sugerir una segunda oportunidad?

En su mente sólo había espacio para una pregunta que la torturaba desde el instante en que la rubia comenzó a hablar de su padre con afecto en la voz…

“¿Tú también me abandonarás?”

 

Continuará…

Notas finales:

Espero les gustara.

 

Reclamos y amenazas con la autora.

 


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