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Cabalgando entre el Heno por PrincessIce

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Dos días después Ángelo regreso a la ciudad sintiendo así Afrodita un gran alivio, a decir verdad con la presencia del abogado se sentía acosado, Ángelo no era un tipo feo, al contrario era bastante atractivo, pero el solo tenia ojos para Milo, curiosamente durante la estadía de Ángelo había notado un cambio de trato por parte de Milo, no quería alucinarse pero parecía que estuviese celoso.

-¿celoso Milo?, bueno eso seria si el no fuera heterosexual.- pensó Afrodita entristeciéndose.

Llego a donde los caballos, dio un recorrido para contemplarlos plácidamente, ofrecer su ayuda y estar mas cerca de Milo.

-No gracias, ya estoy terminando, Mu y Kiki están también por terminar- contesto secamente Milo, cosa que hizo sentir un poco mal a Afrodita.

-Me ensillas por favor un caballo- pidió amablemente Afrodita.

-No es conveniente que salgas a montar, se avecina una tormenta- aconsejo Milo sin voltear a ver al peli celeste.

-Ese es mi problema- le contesto algo molesto Afrodita, cosa que sorprendió a Milo pero aun así fue a prepararle el caballo.

Ya casi caía la noche y Afrodita no regresaba el caballo, Milo se asomo a la pista donde practicaban, y ni la sombra de Afrodita, eso ya lo tenia preocupado ya tenia rato que se había ido y el agua había empezado a caer como diluvio hacia media hora, por lo que monto a Antares  para salir en busca del muchacho.

Comenzó a andar bajo la lluvia Milo cuando vio que se acercaba Afrodita totalmente empapado.

-¿Quieres que te de una pulmonía?- pregunto enojado Milo.

-Que mas da eso- contesto Afrodita de igual manera.

-Te advertí que iba caer una tormenta- le recordó Milo mientras ambos avanzaban al establo.

-Solo quería estar un rato solo-contesto Afrodita en el establo, ya bajando del caballo-¿y Mu?- pregunto al ver solitario.

-Desde que comenzó la lluvia los mande a descansar, mientras me quedaba esperando al ultimo caballo- dijo con el ceño fruncido Milo y bajándose de un brinco del caballo.

-¿Qué haces?- pregunto Afrodita al ver que se sacaba la camisa Milo.

-No me quiero enfermar como tu- dijo Milo terminando de sacarse la ropa mojada, quedando en calzoncillos.

-Pero ve a tu casa y cámbiate- le sugirió ya nervioso Afrodita al ver el exquisito cuerpo del moreno.

-Estas loco, no pienso seguir mojándome, no será la primera ni ultima vez que duerma aquí- dijo riendo Milo.

Afrodita escurriendo chorros de agua, se asomo viendo como empeoraba la lluvia, torció la boca, y regreso la mirada a Milo.

-¿Te vas?, si no para que cierre, luego los relámpagos inquietan a los caballos- le comento Milo.

-Pues… creo que me tendré que quedar si no quiero que me de una pulmonía- respondió Afrodita.

-Te aconsejo que pongas a secar tu ropa porque si te duermes mojado te hará daño- sugirió Milo.

Ver deslizar la camisa y los pantalones de Afrodita lo descolocaron, tenia la piel tan blanca, el cuerpo delgado y con ciertos músculos enmarcados que lo habían ver deseable- que estupideces estoy pensando, no es feo pero que me guste, para nada- pensó el Escorpión.

-¿En donde se supone que dormiré?- pregunto Afrodita sonrojado.

-si quieres compartimos la almohada así no nos va dar mucho frio- le respondió Milo- ¿Cómo se me ocurre?- pensó Milo.

Algo nerviosos y tiritando de frio se sentaron juntos sobre unas pacas de Heno. Hasta que por fin rompieron el silencio.

-Ese muchacho que vino, es… es tu…- intentaba preguntar Milo sin sonar impertinente.

-Mi abogado, bueno abogado de la familia, solo me trajo unos documentos- respondió Afrodita.

-¿y de donde es? Digo se ve que no es de por aquí- preguntaba Milo.

-Italiano- solo respondió Afrodita.

-ya veo, los italianos tienen costumbre saludarse con beso en la boca- dijo Milo- Imbécil como se te ocurre pensara que andas espiándolo- pensó Milo queriendo que la tierra se lo tragara.

-¡No!- respondió extrañado- él quiere ser…  le dije que aun no supero lo de Rada…- apretó los ojos Afrodita, por intentar excusarse frente a Milo estaba soltando casi todo pensó.

-¿Rada? ¿El abogado quiere ser que?- pregunto Milo- no te entiendo- dijo desconcertado.

El nerviosismo estaba a todo lo que daba en el cuerpo de Afrodita, no sabia que decir sin tener que regarla.

-No yo, dios, no es nada mio si a eso te refieres, yo amo a otro y lo rechace-Afrodita callo de golpe al escucharse decir eso.

-Entiendo eres de gustos… diferentes- dijo suavemente Milo apartando la cara avergonzado.

-Milo… yo te amo- dijo en un susurro acercándose rozando suavemente los labios contra los de Milo.

Asustado se levanto de golpe al ver la cara de sorpresa de Milo.- perdóname yo quise incomodarte, pensé que tu… olvídalo por favor- dijo Afrodita apunto de la lagrima, jalo su camisa y el pantalón mojado e intento ponérselos rápidamente para huir del lugar, pero tropezó en el intento de vestirse.

Milo que no cabía de la sorpresa al ver dan tumbos en el suelo a Afrodita se apresuró a ayudarlo a ponerse de pie, y lo sostuvo de los hombros para que lo mirase directo a los ojos.

-No tienes por qué pedir perdón- dijo suavemente Milo.

-Claro que si, yo te oculte mi homosexualismo, te bese a sabiendas que tu no… que tu eres heterosexual, sé que me odias- decía desesperado Afrodita.

-No te odio, no es la primera vez que me pasa, alguien me beso por la fuerza antes- trato de arreglar las cosas Milo pero este comentario empeoro todo.

-Discúlpame no quise obligarte a nada- decía Afrodita ya llorando.

Milo le coloco el dedo índice sobre los labios para que ya no dijera nada mas, se acercó lentamente y dio un suave roce en los labios de Afrodita, este estaba estático con los ojos como par de platos.

-Si siempre he sido heterosexual pero al contacto con tus labios, me hizo tener sensaciones que tiene tiempo no sentía y me gusta- respondió Milo con una tierna sonrisa.

-Pero… - trato de hablar Afrodita.

-¿Y si quiero probar?- pregunto Milo.

Afrodita dejo de llorar, esto parecía un sueño para el, Milo tomo el rostro de Afrodita para volver a darle otro beso inocente, que fue aumentando la aceleración del movimiento de los labios, para quedar por el momento entre abiertos, aventurándose Scorpio a probar el interior con su lengua, en ese camino encontró la dulce lengua de Afrodita que al tacto con la de Milo comenzaron a jugar entre ellas.

El peli azul rodeo el cuello de Milo acariciando la nuca, este gesto hizo a Milo tener la necesidad de tocar mas a Piscis, así que comenzó a probar el cuello suave y blanco de Afrodita mientras con sus manos acariciaba su pecho.

Para Milo era algo nuevo, jamás había tocado a otro hombre con tantas ansias, poco a poco lo acostó sobre el Heno,  bajo los besos hasta los pectorales encontrando los pequeños botones rosas, los labio en forma circular notando el endurecimiento de ambos botones, regreso a la boca que le sabia a néctar de flores.

Las manos blancas de Afrodita se posaron en las caderas morenas de Milo para deslizar sus calzoncillos quedando al descubierto el erecto miembro, Milo se sonrojo al verse expuesto y bajo su mirada, no podía creer de solo besar y acariciar a ese bello hombre le había provocado una excitación como nunca.

Pero aun le faltaba conocer su lugar intimo de Afrodita, así que hizo alzar las caderas de este, para retirar el bóxer mojado, también lucia erecto, se recostó sobre el delicado cuerpo de Afrodita para seguir besándose apasionadamente, mientras chocaban  sus entrepiernas logrando sentirse sus carnes hinchadas y con alta temperatura, Milo no pudo evitar el mover sus caderas, haciendo que se rozaran ambos penes, al tiempo de este movimiento, no pudo Afrodita evitar dar suaves gemidos apretando con sus manos la varonil espalda de Milo.

-Se siente tan bien- dijo Milo con la voz entrecortada al sentir como Afrodita comenzaba a deslizar su mano desde la base hasta la punta de su falo.

En automático comenzó a masturbar al bello Afrodita, al poco tiempo eso ya no les era suficientes, por lo que Afrodita hizo lamer por Milo sus dedos, para después dirigirlos a su propia entrada, Milo lo observo algo sorprendido, pero entendió cual era el siguiente paso, suavemente deslizo su pene sobre la pequeña entrada de Afrodita, haciendo que este se arqueara al sentir al invasor llegando a la puerta.

Con suaves movimientos se hizo paso por el estrecho camino- ohh – gimió Milo al sentir lo apretado del lugar- dime por favor si te estoy lastimando para detenerme- le dijo dulcemente Milo.

Milo estuvo un momento estático mientras esperaba que Afrodita asimilara la invasión, no tardo en sentir como el mismo Afrodita hizo un suave movimiento de sus caderas para indicar a Milo que podía continuar, y así fue, con vaivenes suaves se incorporo Milo, Afrodita se retorcía de placer mientras balbuceaba el nombre de su amante, a Milo esto le parecía fascinante, cada gemido de Afrodita lo excitaba mas.

-Eres hermoso- le dijo Milo jadeante al ver los gestos de placer de Afrodita.

-Tú también lo eres- le respondió Afrodita.

-Ven-Milo  le dijo aventando su espalda al suelo y ayudando a que Afrodita se colocara sobre sus caderas.

En esa posición la profundidad fue mayor, haciendo arquearse totalmente su espalda nívea.- Vamos cabálgame mi amor- le pidió Milo.

Con la gracia y elegancia con la que montaba los caballos Afrodita comenzó a danzar sobre Milo, llegando la penetración hasta su próstata provocándole exquisitos cosquilleos que lo hacían cabalgar mas fuerte sobre Milo, cuando sintió que Milo movía rítmicamente su miembro fue como tocar la cima del triunfo, sus interiores se sintieron palpitar para primer derramarse sobre Milo, pocos segundos después sintió como una ligera presión en su entrada avisaba que estaba siendo derramada la semilla de su amado Milo dentro de él.

Totalmente exhaustos se recostaron uno abrazado del otro sobre el Heno, observados solamente por Antares, sus rostros se buscaron, para besarse vorazmente una vez mas, separaron sus bocas para mirarse fijamente a los ojos.

-Te amo tanto Milo- Le dijo con voz dulce Afrodita.

-Me has vuelto loco Afrodita, me has vuelto a sentir vivo nuevamente, te amo- respondió Milo.

 


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