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Un camino diferente. por lorienficachi

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Notas del capitulo:

¡Hola chamacas! ¿Como han estado? Disculpen la tardanza, pero con los demás fics y mi vida personal he estado muy ocupada, ¡pero les traigo un nuevo capítulo! Espero que les guste. Además, desde ahora la actualización sera un día sí y un día no ¿okey? Para que esten al pendiente. Ahora sí ¡cooooomenzamos!

Aragorn despertó y se levantó antes de que el alba asomara en el cielo. Gimli aún dormia profundamente, pero Legolas, de pie, silencioso, miraba hacia el norte en la oscuridad, pensativo y silencioso, como un árbol joven en la noche sin viento.

- Legolas, ¿acaso no has dormido ni un poco? - pregunto Aragorn.

- He dormido hasta hace algunos minutos, pero soy un elfo, también duermo con los ojos abiertos - explicó volviéndose a mirar al rey.

- Claro, perdona, lo olvidaba.

- En absoluto - dijo el elfo negando con la cabeza - Están de veras muy lejos - dijo tristemente volviéndose a mirar el horizonte de nuevo - El corazón me dice que no han descansado esta noche. Ahora solo un águila podría alcanzarlos.

- De todos modos tenemos que seguirlos, como nos sea posible - dijo Aragorn levantandose y salvando unos pasos para acercarse al elfo. Una vez junto a el, lo tomo del mentón y le dio un beso. Luego regreso al lado del enano y lo despertó - ¡Arriba! Hay que partir - dijo - El rastro está enfriándose.

- Pero todavía es de noche - dijo Gimli - Ni siquiera Legolas subido a una loma podría verlos, no hasta que salga el sol.

- Temo que ya no estén al alcance de mis ojos, ni desde una loma o en la llanura, a la luz de la luna o a la luz del sol - dijo Legolas.

- Donde la vista falla la tierra puede traernos algún rumor - dijo Aragorn - La tierra ha de quejarse bajo esas patas odiosas.

Aragorn se tendió en el suelo con la oreja apretada contra la hierba. Allí se quedó, muy quieto, tanto tiempo que Gimli se preguntó si no se habría desmayado o se habría dormido otra vez. El alba llegó con una claridad vacilante, y una luz gris creció lentamente. Al fin Aragorn se incorporó, y los otros pudieron verle la cara: pálida, enjuta, de ojos turbados.

- El rumor de la tierra es débil y confuso - dijo - No hay nadie que camine por aquí, en un radio de muchas millas. Las pisadas de nuestros enemigos se oyen apagadas y distantes. Pero hay un rumor claro y distinto de cascos de caballo. Se me ocurre que ya antes los oí, mientras aún... - dudo - dormía tendido en la hierba, y perturbaron mis sueños: caballos que galopaban en el oeste. Pero ahora se laejan más de nosotros, hacia el norte. ¡Me pregunto que ocurre en este país!

- ¡Partamos! - dijo Legolas.

 

Así comenzó el tercer día de persecución. Durante todas esas largas horas de nubes y sol caprichosos, apenas hicieron una pausa, ya caminando, ya corriendo, como si ninguna fatiga pudiera consumir el fuego que los animaba. Hablaban poco. Cruzaron aquellas amplias soledades, y las capas élficas se confundieron  con el gris verdoso de los campos; aun al sol frío del mediodía pocos ojos que no fuesn ojos élficos hubiesen podido verlos. A menudo agradecían de corazón a la Dama de Lorien por las lembas que les había regalado, pues comían un poco y recobraban en seguida las fuerzas sin necesidad de dejar de correr.

Durante todo el día la huella de los enemigos se alejó en línea recta hacia el noroeste, sin interrumpirse ni desviarse una sola vez. Cuando el día declinó una vez más, llegaron a unas largas pendientes sin árboles donde el suelo se elevaba hacia una línea de lomas bajas. El rastro de los orcos se hizo más borroso a medida que doblaba hacia el norte acercándose las lomas, pues el suelo era allí más duro y la hierba más escasa. Lejos a la izquierda, el río Entaguas serpenteaba como un hilo de plata en el suelo verde. Nada más se movía.

Aragorn se asombraba a menudo de que no vieran ninguna señal de bestias o de hombres. Las moradas de los Rohirrim se alzaban casi todas en el Sur, a muchas leguas de allí, en las estribaciones boscosas de las Montañas Blancas, ahora ocultas entre nieblas y nubes; sin embargo, los Señores de los Caballos habían tenido muchas tropillas y establos en Estemet, esta región oriental del reino, y los jinetes la habían recorrido entonces a menudo, de un extremo a otro, viviendo en campamentos y tiendas, aun en los meses invernales. Pero ahora toda la tierra estaba desierta, y había un silencio que no parecía ser la quietud de la paz.

 

Al crepúsculo se detuvieron de nuevo. Hasta ahora ya habían recorrido dos veces doce leguas por las llanuras de Rohan y los muros de Emyn Muil se perdían en las cumbras del este. La luna brillaba confusamente en el cielo nublado, aunque daba un poco de luz, y las estrellas estaban veladas.

- Ahora me permitiría menos que nunca un descanso o una pausa en la caza - dijo Legolas - Los orcos han corrido ante nosotros como perseguidos por los látigos del mismísimo Sauron. Temo que ya hayan llegado al bosque y las colinas oscuras, y que ya estén a la sombra de los árboles.

Los dientes de Gimli rechinaron.

_ ¡Amargo fin de nuestras esperanzas y todos nuestros afanes! - dijo.

- De las esperanzas quizá, pero no de los afanes - dijo Aragorn - No volveremos atrás. Sin embargo, me siento cansado - se volvió a mirar a Legolas - Yo no soy un elfo. No tengo la capacidad de reponerme tan rápido de una caminata tan larga como esa. Además, necesitare fuerzas para "mañana" - le dijo con doble intención antes de volverse a contemplar el camino por donde habían venido hacia la noche, que ahora se apretaba en el este - Hay algo extraño en esta región. No me fío del silencio. No me fío ni siquiera de la luna pálida. Las estrellas son débiles; y me sineto cansado como pocas veces antes, cansado como nunca lo está ningun Montaraz, si tiene una pista clara que seguir. Hay alguna voluntad que da rapidez a nuestros enemigos, y levanta ante nosotros una barrera invivible: un cansancio del corazón más que de los miembros.

- ¡Cierto! - dijo Legolas - Lo he sabido desde que bajamos de Emyn Muil. Pues esa voluntad no está detrás de nosotros, sino adelante.

Apuntó por encima de las tierras de Rohan hacia el oeste oscuro bajo la luna creciente.

- ¡Saruman! - murmuró Aragorn - ¡Pero no nos hará volver! Nos detendremos una vez más, eso sí, pues mirad: la luna misma está hundiéndose en nubes. Hacia el norte, entre las lomas y los pantanos, irá nuestra ruta, cuando vuelva el día.

- Entonces durmamos - dijo Gimli echándose al piso. Momentos después ya no se movía.

- Legolas - susurró Aragorn - se que no estas tan cansado como yo, pero si tu lo decides podemos dejar esto para otro momento - le dijo cuando se habían alejado unos metros del aposento del enano.

- No - contesto el elfo - nuestro tiempo es limitado, y son escazas las veces que podemos estar solos.

- En eso tienes razón, pero no haré nada que no quieras ¿Lo quieres? - le pregunto.

- Sí, solo que me gustaria tener donde bañarme, me siento sucio.

- Te entiendo, pero no completamente. Yo soy un Montaraz y se me ha vuelto costumbre estar tiempo sin bañarme. Pero para ti debe de ser de lo más desagradable.

- Lo es.

- Haremos esto - dijo el rey acercándose - Prometo encontrar donde bañarnos pronto ¿de acuerdo?

- Muy bien - dijo el elfo.

- Besame - casi ordeno Aragorn.

Legolas subio su rostro y unio sus labios con los del hombre, quien le respondio de igual manera.

- Vamos, busquemos algún lugar - dijo Aragorn tomándole de la mano. Legolas le siguió obedientemente.

Caminaron un buen tramo, hasta que encontraron una zona donde crecia una gran cantidad de tréboles, como una cama mullida.

(Ya saben, aqui me salgo un poquis en la manera de narrar :P , o mucho, más bien, para su completo disfrute del lemon XD)

Aragorn se tiró sobre ella boca arriba, sin soltar la mano del elfo, quien cayó sobre el. Intento levantarse, pero fue detenido con un beso por parte del rey, el que lo abrazó para acortar distancias. Se besaron por largos minutos, intensificando el gesto a cada segundo que pasaba, hasta que al fin sus cuerpos les pedían algo más.

Para acomodarse un poco, Legolas se levanto y se sentó sobre Aragorn, a la altura de su cadera. El hombre sonrio con su sonrisa tan peculiar propia de el. Legolas, con un gran sonrojo en sus mejillas, subió sus manos hasta su pecho y soltó el broche élfico y se quito la capa. La mejor vista la tenia Aragorn, quien veia cómo su amante se desnudaba ante y para el. Lo siguiente que se quito el elfo fue la camiseta de un solo movimiento. Al ver que hacia esto, el rey se sentó un poco y rápidamente se deshizo de sus propias camisas. Luego Legolas se deshizo de sus botas, las que avento un poco hacia su lado. Bajo de el, podía sentir la erección creciente del rey, se sonrojo ante tal hecho. Muy sensualmente, después de eso, se fue bajando las medias verdes tas sueves, pero no tanto como su piel. Aragorn por su parte también, y como pudo, se quito las medias y las botas, quedando ambos desnudos.

- Puedo ir arriba si lo deseas - dijo Aragorn.

- ...

- Tu solo pídelo.

- ¡No, Aragorn! - dijo rojo como un tomate - Yo ire arriba esta vez - le dijo sin mirarlo.

- Muy bien - ríe burlándose del elfo.

- ¡Callate o te dejo asi! - dice molesto señalando el miembro erecto del rey.

- No harías eso - lo reta el rey.

- Creo que no me conoces tan bien. Nadie se burla de mi - decho esto se levanta y se aleja unos pasos.

Aragorn puede ver su figura en pleno, y la encuentra hermosa.

- ¡No! - dice levantandose y corriendo la distancia que los separaba - Lo siento, Legolas, he sido estúpido.

- Eres un estúpido.

- Lo lamento ¿podrías perdonarme? - le dice en tono tierno.

- Ya, pero no vuelvas a decirme así, yo no soy una mujer para que me digas así, ni una humana, ni una elfa.

-  Lo siento, regresemos - lo toma de la mano y vuelven a la cama de tréboles.

Aragorn se acuesta como antes y observa cómo Legolas se hinca ante el. Para su sorpresa se lleva su miembro a la boca y comienza a lamerlo ¿cuándo Legolas se habia hecho tan experto? Si apenas la noche anterior habia sido su primera vez. Ahora eso no importaba. El elfo metia y sacaba esa cosa de su boca, solo para ensalivarla y lubricarla. Tras unos minutos haciendo se levanto y se posiciono de nuevo sobre el hombre. Se llevo dos dedos a su boca y los lamio lo mejor que pudo. Tenia el rostro completamente rojo. Luego los baja hacia su entrada, donde los mete y empieza a jugar ahi dentro. Aragorn lo mira extasiado y alegre. Luego Legolas se levanta un poco y va introduciendo el miembro del otro en sí. Su cara muestra dolor, pero se torna más tranquila cuando ya lo tiene dentro. Comienza a moverse de arriba a abajo, primero lentamente, pero conforme pasan los segundos aumenta.

- Ahhh... Legolas... eres bueno.

- Cl-claro... soy un elfo.

Sigue azotandose contra el cuerpo del hombre. Su cabello responde a sus movimientos moviendose hacia arriba y cayendo sobre sus hombros luego.

- ¡Aahhh! ¡Haaahaaa! - respiraba agitadamente Legolas.

- ¡Mhg! Legolas... no hagas mucho ruido... no estamos tan lejos.

- Como si.. ahhh... ¡ahhh! fuera tan fácil.

De pronto el elfo salto del susto, el mismo habia dado con su punto feliz (XD). Por un momento se detuvo, pero el deseo le llevo a moverse de nuevo, esta vez más violentamente.

Aragorn solo le tomaba de la cintura y a veces masajeaba su miembro.

Legolas, mientras, se apoyaba en el pecho del rey.

- Legolas lo haces tan bien - susurro el hombre.

- Eres el primero que se queja p-por el ru-ru... ¡ruido! Y vas... hablando... maldades.

- Decir que eres bueno no son maldades.

- Ajá - dijo dandole el avión y cerrando los ojos con el ceño fruncido.

Tras largos y placenteros minutos Legolas ya no podía más.

- Tapa... me... la-la... boca - dijo con esfuerzo.

- ¿Que?

- ¡Que me tapes la boca!

- ¿Por que?

- Porque... estoy por... venirme y... voy a gritaa¡ahhhr!

- Ah, ya - dicho esto subió ambas manos y las coloco frente a la boca del rubio.

Segundos después este abrio mucho los ojos y se corrio entre los dos vientres. Aragorn lo hizo adentro.

- ¡¡Mmmmm!! - grito Legolas.

- ¡Aahh!

El elfo se desplomo sobre el pecho del hombre respirando agitadamente en busca de aire.

- Legolas... - le susurro Aragorn al oido - se que tal vez es algo pronto para decirte esto, pero te amo.

- Yo tambien te quiero Aragorn - le respondió y el rey no paso desapercibido que no le contesto lo mismo, tal vez sí habia sido muy pronto.

- Vamonos, estoy cansado, quiero recuperar fuerzas - dijo levantandose y apenas habia dado un paso, cuando las piernas le fallaron y cayo al suelo.

- ¡Legolas! - exclamo preocupado Aragorn, se levanto y corrio junto al elfo. Una vez ahi le paso un brazo por la cintura - ¿¡Que te sucede!?

- Eres un maldito - susurro Legolas con cara de dolor y tono de odio.

- ¡Oh! jaja - se burlo un poco, aunque aún estaba nervioso - Por eso te dije que yo lo hacia.

- Olvidalo, mejor ayudame a vestirme.

- Sí, pero, ¿estaras bien?

- Sí, mañana por la mañana ya me encontrare mejor.

- ¿Seguro?

- Seguro, pero no haremos esto hasta que yo te lo diga.

- Muy bien - contesto el rey un poco frustrado - Ahora vamos a vestirte.

Ambos se colocaron sus ropas y se dirijieron a donde el enano descansaba. Este estaba igual, o más dormido que antes y agradecieron por esto.

Por segunda vez, Legolas durmio siendo abrazado por Aragorn, quien se quedo rápidamente dormido mientras observaba el firmamento.

CONTINUARÁ...

 

Notas finales:

Bien, lamento que el lemon haya sido corto, pero no tengo mucho tiempo, ahora mismo me estan llamando para que baje a cenar, ya que mis padres sí se duermen poco despúes de esta hora (son las 12 am), pero yo duermo como a las 6 am, y me podria servir yo sola, pero eso implicaria ruido y eso los despertaria. En fin, lamento de nuevo que haya sido corto, pero se los recompensare, esten seguras de eso.

Creo que es todo lo que tengo que decirles, mmm... sí, es todo ¡chaito!


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