La navidad pasó, lamentablemente, y con ella la gran oportunidad de que Matt le expresara a Mello sus sentimientos y es que el rubio era muy terco y hacía oídos sordos cada vez que Matt le trataba de explicar la verdadera relación que tenía con Linda, de SÓLO amigos. Por toda la situación que ocurrió anteriormente, su amistad se enfrió notablemente por lo que el pelirrojo pasaba la mayoría de su tiempo lamentándose con la castaña.
— Matt, deberías golpearlo, drogarlo y luego…
— Linda, no haré, nunca, nada que lo dañe. ¿OK?
— Yo decía. Si quieres jugar con el gatito, primero deberás domar a la fiera — dijo Linda "sabiamente".
— Con domarlo te refieres a ¿golpearlo y drogarlo? — preguntó Matt alzando las cejas de manera sorprendida e incrédula.
— Sí
— ¡NO!
— Bueno. No lo golpees — comenzó — tan fuerte — susurró desviando la mirada — sólo lo suficiente para atontarlo y tener ventaja sobre él.
— ¿Por qué rayos sigo aquí escuchándote? Debería buscar la manera de aclarar las cosas con Mello — al tiempo de decirlo se levantó de donde estaba y se alejó hacia la puerta.
— ¡Sólo piénsalo! ¡No es mala idea después de todo! — gritó Linda antes de que Matt saliera y cerrar la puerta.
Días después…
Esa noche sería la celebración de de año nuevo y esa vez Matt no podía fallar. Quería pasar el resto de sus días junto a Mello por lo que debía poner manos a la obra. Apenas eran las 6:37 p.m. según le indicaba su PSP, por lo que se encaminó a su habitación por una muda de ropa limpia, escogiendo unos jeans oscuros, camisa celeste, saco negro y converse negros. Se dirigió a las duchas y cuando iba a entrar Mello salía de ahí ya aseado. Rápidamente Matt tomó al rubio de la muñeca y lo retuvo para intentar nuevamente el aclarar las cosas.
— Mello, no me sigas ignorando, por favor. Linda sólo es mi amiga, sólo eso. — susurró firme y suplicante.
— Matt, no te hagas ¿ok? El otro día escuché que les decías que la amabas y todo este tiempo has estado con ella — respondió Mello algo molesto.
— Pero lo que dije, no era para ella. Sólo me ayudaba porque le quería decir eso a otra persona. Y estuve con ella éste tiempo porque tú me ignorabas y ella me consolaba.
— Pobre Matty — dijo sarcástico el rubio — así que me reemplazas con cualquiera ¿no? Pues como si me importara. No te necesito y adiós perro idiota. — se sacudió violentamente la mano de Matt y huyó perdiéndose en los pasillos.
El pelirrojo no pudo hacer más que observar como su amigo se iba para luego largar un suspiro y comenzar a arreglarse.
Ya vestido se colocó sus googles y se encaminó al comedor, donde muchos de los chicos empezaban a cena y esperaban las 12 campanadas para dar inicio al brindis y a los propósitos de las uvas.
Al entrar divisó a Mello, quien se encontraba muy apuesto, debía admitir, con una camisa verde esmeralda jeans negros, zapatos negros y un chaleco negro, todo a juego. Sorprendentemente se dio cuenta de que el rubio se encontraba sentado con Near, su peor enemigo (de Mello). Quiso ir hasta él, pero Linda lo interceptó y lo guió al otro lado para sentarlo con ella.
La cena transcurrió tranquilamente, pero el tiempo asaba y ya faltaba poco para que fueran las 12.
Al terminar de cenar, el pelirrojo se levantó y dejó sus trastos sucios en su lugar. Quiso dirigirse hacia Mello, pero ya no se encontraba sentado junto al albino. Desesperado miró a todos lados hasta que divisó una hermosa y brillante cabellera rubia la cual era de Mello, quien salía apresurado del gran salón.
Sin importarle que Linda le llamara para el brindis se dirigió a la salida para alcanzar a su compañero. Pronto la encontró dando vuelta en el pasillo a su habitación por o que aceleró el paso.
Ambos chicos llegaron al mismo tiempo frente a la puerto y se miraron, pero Mello orgulloso retiró la vista y se adentró a la habitación dejando la puerta abierta para dale paso al pelirrojo. Éste cerró la puerta y le puso seguro, pues Linda era capaz de entrar sin tocar y así joderle todo.
El rubio se sentó en su cama y se quitó los zapatos para después suspirar y acostarse bocarriba en el cómodo colchón cerrando los ojos. Matt se le acercó y se puso frente a él.
— ¿Mello? — llamó dudoso. El rubio al oírlo se quiso incorporar e irse a otro lado, pero el pelirrojo al verlo venir se posicionó sobre éste con las rodillas a cada lado de sus cadera, y sujetando firmemente sus manos a los lados de la cabeza sin dejar de aprisionarlo con su cuerpo.
La respiración de Mello se detuvo abruptamente y un gran sonrojo invadió sus mejillas. Estaba a muy pocos centímetros de Matt y en una posición más que comprometedora.
— Mello…— susurró Matt acortando la distancia que los separaba y juntando sus labios en un tierno beso. El rubio abrió los ojos en exceso completamente sorprendido. Matt lo estaba besando.
Un segundo… ¿Matt lo estaba besando?
"Oh Dios ¡Matt me está besando!" pensó Mello alegre y correspondiendo de inmediato. El pelirrojo comenzó a separarse por falta de oxígeno pero sin dejar de dar castos besos antes de separarse por completo.
Mello abrió los ojos y lo que vio lo maravillo; su amigo tenía los ojos entrecerrados y los labios rojos e hinchados. Se le veía completamente apetecible y ahora lo único que podía pensar era en besarlo hasta el cansancio.
— Mello… Te amo — susurró Matt abriendo los ojos por completo y acercándose nuevamente al rubio para susurrarle muy sensualmente en el oído — Siempre lo he hecho y ahora sólo quiero…hacerte el amor.
El rubio se sonrojó aún más por las palabras de Matt y no pudo evitar jadear en sorpresa. Sonrió pícaramente y se acercó al oído del pelirrojo para lamer y succionar su lóbulo.
— ¿Entonces qué esperas?— Ronroneó moviendo sus caderas pecaminosamente y simulando una embestida, causando que el pelirrojo gimiera en respuesta y se lanzara con hambre y lujuria a su cuello, dejando un chupetón y dirigiendo sus manos al chaleco de Mello para soltarlo y hacer lo mismo con la camisa dejando al descubierto el pecho del rubio.
Mello se volvía loco con las caricias de Matt, y no pudiendo aguantar más llevó sus manos al saco del pelirrojo y lo sacó con violencia para después abrir la camisa celeste arrancando todos los botones y sorprendiendo al gamer.
Matt sonrió y se deshizo de sus pantalones y ropa interior desnudándose por completo y dejando en las mismas condiciones al rubio. Ambos comenzaron y frotarse entre si para calmar el dolor de sus erecciones. El pelirrojo sin tiempo que perder llevó tres de sus dedos a la boca de Mello qoien comprendiendo al instante las intenciones de su amigo abrió la bosa y comenzó a lamerlo seductoramente. Ya completamente ensalivados los tres dedos, Matt los dirigió a la entrada del rubio insertando un primer dedo muy lentamente y moviéndolo de forma circular para hacerle espacio a los siguientes dos. Pronto insertó el segundo y finalmente el tercero, maravillándose con la expresión de placer y dolor de Mello.
— Ngh…h-hazlo ya…!YA! — gritó Mello impaciente y pronto sintiendo como los dedos de Matt eran retirados y cambiados por algo mucho más grande. Contuvo un grito de dolor y soltó unas lágrimas que fueron eliminadas por los labios de Matt.
El pelirrojo se estaba volviendo loco al sentir la estrecha y caliente cavidad de Mello que rodeaba su miembro deliciosamente. Con todas sus fuerzas se contuvo para no moverse y así no causarle más dolor al rubio hasta que se acostumbrara; pronto sintió como Mello se movía lentamente indicándole poder comenzar con sus movimientos.
— Aaaaah…sí, así, ngh… — Matt entraba y salía en un lento vaivén incrementándolo con cada movimiento. Pronto se encontraba embistiendo con fuerza y rapidez al rubio, hundiéndose por completo en éste y tocando cierto punto que casi hace convulsionar al rubio de puro y exquisito placer.
— M-Mello…eres t-tan estrecho — gemía sin parar Matt mientras entraba y salía de Mello con velocidad.
— Ah, M-Matt…t-tócame — suspiró el rubio a lo que Matt obediente llevó su diestra al miembro del rubio y comenzó a masturbarlo al ritmo de las embestidas.
Ambos estaban en el séptimo cielo, a punto de llegar. Podían sentirlo venir. Disfrutaban de esa intensa presión en el bajo vientre la cual se incrementaba con cada estocada, llevándolos al delirio. Pronto Matt comenzó a sentir las paredes del rubio tensarse por lo que aumentó las embestidas y el movimiento de su mano.
Mello pronto puso sentir como Matt derramaba toda su esencia en su interior con un gemido ronco y sólo eso bastó para que se corriera en la mano del pelirrojo arqueando su espalda, dejándose después caer en el colchón completamente agotado y con una fina capa de sudor cubriendo su cuerpo por entero. Matt se salió delicadamente de su interior y después se dejó caer a un lado de Mello tratando de tranquilizar su muy agitada respiración.
El rubio, todavía muy cansado, como pudo se acurrucó junto a Matt y lo besó con amor. Un estruendoso sonido los hizo separarse algo asustados y cohibidos, dándose cuenta que eran los fuegos artificiales, los cuales indicaban el inicio del año nuevo. Ambos jóvenes se miraron a los ojos y sonrieron felices.
— Feliz Año Nuevo — dijeron al unísono acercándose una vez más para juntar sus labios en un agradable beso. Después se acurrucaron aún más y se dejaron caer, juntos, en brazos de Morfeo con una sonrisa en el rostro.