Disclaimer.
Me he basado tanto en YUGIOH como En VAMPIRE KNIGHT dos animes que amo. Sus personajes son propiedad de sus respectivos creadores no míos pero esta historia sale de mi imaginación.
La conexión con VAMPIRE KNIGHT se verá paulatinamente. Por favor esperen. Irán apareciendo los personajes que me interesan de dicha serie.
Sabes muy bien que eso no es del todo cierto—dijo el joven de ojos mieles—Si no voy pronto matarán a alguien para hacerme saber que hablan en serio—exclamó después.
Estaban aterrorizados. Nadie sabía las intenciones de esos bastardos. Seto les miraba de reojo para ver si tenían algún punto débil pero si así era el no había podido localizarlo. Esos tipos parecían profesionales.
Entraron por la pequeña ventana de un baño y salieron con cuidado de éste. Vieron que los rehenes se encontraban sentados en el piso y al ojos mieles se le ocurrió una idea.
El cabo Chisiru estaba hablando con su amigo el agente Hikaru que estaba sentado a su lado y de pronto este ya no le contestó. Miro a su lado y este ya no estaba. De repente unas manos se adueñaron de sus hombros y lo jalaron hacia el pasillo.
Joseph y su primo estaban sentados en el lugar de ambos policías. Estaban esperando el momento adecuado para atacar y el momento llego hasta ellos caminando en la forma de uno de los secuestradores que dijo a una muchacha que estaba cerca de ellos--¡Vaya! ¡Eres una preciosura!—mientras le levantaba el mentón a la fuerza, la chica pelirroja apartó su rostro de la mano.
¿Por qué no la dejas en paz?—preguntó Joey.
El secuestrador molesto se volteó y le dijo--¿Por qué no te metes en tus as…?--pero no terminó la frase al reconocer al rubio. El ojos mieles lejos de asustarse le sonrió de oreja a oreja. Antes de que el mencionado tipejo pudiera reaccionar el primo de Wheeler estaba sobre él.
Joey y su primo estaban decidiendo que hacer con el desmayado tipo cuando otro volteó la esquina y reconociendo al rubio empezó a dispararle con la automática que llevaba.
Yugi trataba de calmarse por las emociones que había pasado mientras Tea trataba de tranquilizarlo a la vez que su amigo Tris, a Kaiba solo le preocupaba sacar de allí a su hermano que estaba también asustado. El policía herido permanecía con ellos al igual que dos secuestradores.
De pronto se sintieron disparos y ambos criminales se levantaron pues estaban sentados a la mesa en medio de esa habitación.
Debe ser la policía—dijo uno y los rehenes sintieron su esperanza crecer.
No. Es él—dijo el que parecía ser el jefe.
¿Cómo puedes estar tan seguro?—pregunto el otro.
¡Puedo olerlo desde aquí!—fue la enigmática respuesta del líder y se fueron dejándolos solos.
El policía herido se levanto y les dijo a los demás—Esta es nuestra oportunidad--.
Los rehenes le siguieron mientras el uniformado les guiaba fuera.
El compañero del líder volteó y les vio salir de esa oficina.
¡Escapan!—anunció levantando su arma.
¡Déjales!—le respondió el otro obligándole con la mano a bajar el artefacto. —Ya cumplieron su parte. ¡El ya esta aquí!—dijo después para seguir hacia donde se habían oído los disparos. Para cuando llegaron encontraron un pasillo vacío con dos de sus hombres tendidos en el suelo.
Estaban alejándose lo más posible del lugar de los disparos lo que agradecían al uniformado.
En una esquina se toparon con uno de los secuestradores que iba hacia el lado contrario y el agente se trabó en lucha con el tipo mientras les gritaba que huyeran.
El grupo se encerró en una oficina, al poco de estar ahí mientras discutían de que hacer escucharon unos disparos afuera de la puerta lo que les puso los pelos de punta y de pronto la puerta se abrió pero ellos estaban justo en la pared al lado de ella así que no los vio.
Intentó cerrar la puerta desesperadamente pero de pronto a esta le salto el picaporte y se abrió bruscamente tirando al tipo del pasamontañas negro contra la pared contraria.
Cayó sentado y entonces alguien más que no les vio entró y caminando hasta el centro de la habitación desde donde tampoco podía verles.
¡No vales siquiera la pena!—dijo el rubio de pelo largo levantando un hacha mas pequeña que las normales, parecía de oro y tenía gravados.
Otra persona habló desde fuera de la habitación deteniéndole.
¡Déjalo!—dijo mientras entraba. Era rubio y llevaba la gorra y el uniforme policial, el otro solo traía el uniforme.
¿Por qué?—preguntó el pelilargo.
Quiero que les lleve un mensaje—dijo el pelicorto.
¡Yo no soy un maldito mensajero tuyo, chupasangre!—dijo con vehemente odio el que estaba sentado en el suelo.
El de la gorra lo miro un momento, parecía impactado con lo que había oído pero no era por lo que pensaba el grupo.
¡Así que perteneces a la Asociación! ¡No pensé que fueran ustedes al estar involucrados inocentes!—tiró la gorra con frustración. ¿Cómo podían los cazadores arriesgar a personas inocentes? Entonces los que estaban tras ellos dieron un jadeo al reconocer al que ahora estaba de espaldas a ellos pero como los otros dos volteó para verlos. Sus ojos mieles vieron al paralizado grupo y se tiñeron de tristeza pero mantuvieron su decidida expresión. Volteó de nuevo y dijo al tipo--¡Diles que si esto es lo que quieren es lo que tendrán! ¡Les daré guerra a los dos! ¡Cazadores, pura sangres no me importa exterminar a ambos!—
¿Realmente crees que podrás contra los dos?—dijo el sentado casi carcajeándose de él a pesar de su precaria situación.
¡Creo que olvidas con el hijo de quien hablas!—dijo rodeando con su mano la empuñadura de una larga espada que llevaba atada a su cintura. –Esta envainada ahora pero todos saben lo que puede lograr cuando se la desenvaina—añadió el rubio.
¿Piensas que eso va a atemorizarnos? ¡Tu no eres Kaien Cross, apenas eres un recogido y un clase E!—le dijo el secuestrador.
¡No menciones el nombre de mi padre! ¡Ustedes le mataron!—gritó furioso el ojos mieles.
¿De que hablas? ¡Tu lo hiciste!—dijo el otro.
Entonces el rubio pelicorto supo que todo eso era una trampa. Alguien había provocado esa guerra y lo utilizaba como chivo expiatorio.
¡Diles que no he sido yo aunque no lo crean!—exclamó Joseph antes de voltear. Miro a sus amigos un momento y luego de quitar los ojos de ellos se fue. Su primo hizo lo mismo.
Sus amigos salieron tras él y le gritaron. Joey volteó.
¿Tu mataste a esa gente en el muelle?—preguntó Motou.
Ellos… ellos no eran gente, Yugi—le respondió su amigo después de voltear a ver los ojos de su pequeño amigo. Luego se giro y se fue mientras una pelinegra se unía a su grupo.