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Dime que fue por amor por AndromedaShunL

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Notas del capitulo:

Hyoga está destrozado por lo pasado en la fiesta de anoche. No sabe a qué atenerse y parece estar ausente del mundo, perdido por completo en sus pensamientos.

   No sabía qué hora era, y no le importaba. Tampoco quería saber cuánto tiempo estuvo tirado en la cama llorando. Estaba demasiado ebrio y fuera de sus casillas para pensar correctamente.

   Se levantó de la cama, tambaleándose, y se miró al espejo. No veía nada, y las lágrimas le hacían ver menos todavía. Había colocado las flores que le regaló Shun a un lado de la mesa, y estuvo a punto de darles un manotazo y tirarlas al suelo, pero no pudo. Sabía que no era culpa del peliverde.

   ''Es todo culpa mía, no debo ser tan grosero... si él está enamorado de June, no soy nadie para interponerme entre ellos dos'' pensó, abatido.

   Estaba tan cansado y dolido que se echó en la cama y no tardó en dormirse.

 

   Un rayo de sol le bañó el cabello haciendo que brillara intensamente. Se despertó. Le dolía horriblemente la cabeza, y poco a poco fue recordando lo que había pasado anoche: la bebida, el baile, las baladas, la comida, June...

   ''El beso''

   Apartó de mal humor las mantas de la cama y se sentó en el borde, con la cabeza baja mirando al suelo.

   ''Ojalá haya sido solo mi imaginación'' pensó. Se llevó una mano a la cabeza que le daba vueltas. ''Mejor me quedo aquí hasta que me encuentre bien''.

   Se volvió a acostar y se quedó dormido rápidamente.

 

   Esta vez fue la puerta abriéndose lo que le despertó.

   Ya no le dolía tanto la cabeza y se incorporó para ver al intruso.

   -Buenas tardes, Hyoga.- Le saludó Shiryu.

   -¿Qué hora es?.- Preguntó el rubio.

   -Las dos de la tarde, ¿te encuentras bien? no tienes buen aspecto.- Arqueó una ceja y se sentó en el borde de la cama. Hyoga hizo lo mismo.

   -Estoy bien... al menos mejor que anoche.- Respondió, rascándose la cabeza.

   -¿Bajarás a comer algo?

   -No creo, no tengo apetito.- Suspiró.

   Shiryu se levantó y se dirigió a la mesa. Contempló las flores que tenía cuidadosamente en un bonito jarrón de porcelana, y las olió.

   -Mmmmm.- dijo con una sonrisa y los ojos cerrados, centrado en el aroma.- Son muy bonitas y huelen muy bien. ¿Las has recogido tú?.- Se volvió para mirar a su amigo.

   -No... en realidad me las regaló Shun.- Pensar en él hizo que un escalofrío le recorriera el cuerpo.

   -Vaya, a mí también me gustaría coger algunas. ¿Me acompañas al jardín? Podría regalárselas a Shunrei, le encantan.- Sonrió.

   -Claro, ¿por qué no?

   Llegaron al jardín y Shiryu comenzó a buscar flores. Hyoga le seguía, no muy interesado en el asunto.

   -Shiryu...- Lo llamó.

   -¿Sí?- Dijo mientras se agachaba a mirar unas margaritas.

   -Anoche Shun y June se besaron, ¿no es así?

   -No lo sé, yo estaba bailando con Shunrei a sus espaldas. Lo que sí es cierto que después de un rato salieron del salón y ya no los volví a ver. ¿Por qué lo preguntas?

   La noticia le aporreó como una maza enorme en la cabeza, y esta le empezó a doler como la primera vez al levantarse.

   -No, por nada. Solo quería saber.- Mintió.

   Shiryu se dio la vuelta para mirarle con el ceño fruncido, y supuso que algo estaba pasando entre los dos caballeros, pero no dijo nada al respecto. Volvió a centrarse en su recolección y cuando hubo terminado le enseñó las flores al cisne.

   -¿Qué te parecen? ¿Crees que le gustarán?.- Las olió y se las tendió.

   -Son preciosas, estoy seguro de que le encantarán.- Le dedicó una sonrisa forzada.- Voy a dar un paseo por la ciudad.

   -Como quieras, Hyoga.

   Se despidieron y Shiryu entró en la mansión a poner las flores en agua.

 

   Sentado en una silla en su terraza, contemplaba las nubes y el cielo azul. Siempre le gustó tanto la primavera...

   No sabía qué pensar de todo lo ocurrido. Había sido todo muy extraño, y la poca bebida que había tomado fue suficiente para borrar algunos de sus recuerdos. Lo único que sabía es que June lo había besado, y después de aquello habían ido al jardín... ¿A qué? No lo recordaba, pero supuso que preferiría que no hubiera ocurrido.

   June era su amiga, y nada más. ¿O no?

   ''Qué extraño es todo...'' pensó. ''No sé qué hacer, ella es mi amiga, yo no quiero nada más allá de la amistad... al menos no con June''

   La puerta de su habitación se abrió, pero no se dio cuenta. El sonido de las aves le tenía preso. Se giró cuando los pasos de Shiryu ya se oían lo bastante altos para saber que no estaba solo.

   -Shiryu.- Le sonrió- ¿A qué se debe tu visita?

   -Solo me preguntaba... ¿qué tal lo pasaste anoche?.- En realidad no era eso lo que quería preguntarle. Sabía que Shun confiaba mucho en él, pero no quiso forzarle a hablar.

   -Bien.- Dijo solamente.- ¿Y tú?.- Le clavó sus ojos esmeralda y le sonrió.

   De repente, Shiryu creía ver muy claro lo que estaba pasado.

   -Bien también, jaja. Bueno, creo que ya es hora de bajar a comer... ¿vienes?

   -¡Claro! Espera un momento a que me prepare y ahora bajo con vosotros.

   Cuando el dragón hubo salido de su habitación, Shun se vistió y arregló su cama. Después, bajó.

 

   -Oh, dios mío, ¡cómo me duele la cabeza!- Desde que empezaron a comer Seiya no dejaba de quejarse.- ¡Y el pie! ¡¡Auuuuuuu!!

   -¡Calla ya, burro! ¡Eres un pesado!- Ikki le fulminó con la mirada, pero no bastó para hacer callar al pegaso. En vez de eso, se quejó e voz más alta.

   -¡¡¡¡Duele, duele, duele!!!!.- Gritó Seiya mientras se reía.

   -Argh, estúpido burro. ¡Así conseguirás que nos duela a los demás también! ¡Es tu problema, no el nuestro!

   -¿No se supone que compartíamos los problemas? ¡Pues aquí les dejo el mío! Jajaja.

    Ikki estuvo a punto de levantarse para callarle la boca, pero Shun lo retuvo haciendo un gesto de negación con la cabeza a la vez que sonreía.

   -Por cierto, ¿dónde está el caballero del cisne? -Preguntó Saori que no había dicho nada en toda la comida.- Tampoco vino a desayunar.

   -Se encontraba mal por la mañana.- Se apresuró a contestar Shiryu.- Estuve con él hace un rato, pero seguía sin tener apetito. Me dijo que se iba a dar un paseo por la ciudad, pero no me dijo a qué hora volvería.

   Todos lo miraron extrañados. Se fijó en la expresión de Shun: los ojos abiertos como platos, y supo que no andaba muy lejos de la realidad.

   ''Parece que estoy dando en el clavo'' pensó.

 

   Los coches no eran los únicos que lo molestaban. El sonido de la gente, el humo, y el sol brillando como nunca, no le hacían ningún bien a su cabeza. No sabía a dónde se dirigía, pero tenía la sensación de que sus piernas lo guiaban hasta el aeropuerto.

   Aún le quedaba mucha distancia hasta llegar allí, y sin saber por qué, llamó un taxi.

   -¿A dónde quiere que le lleve?- Preguntó el taxista, un señor de unos cuarenta años regordete.

   -Al aeropuerto, por favor.

   Una vez hubieron llegado, le pagó y entró por las grandes puertas del edificio.

   ''¿Qué estoy haciendo aquí?'' pensó. ''Ni tengo el suficiente dinero ni el equipaje para irme''. Derrotado, volvió a salir por donde había llegado.

   Esta vez no pidió un taxi, sino que se montó en un autobús. Pensó que ya debían de ser las cinco de la tarde.

   Se había sentado en el asiento de la ventana para contemplar las calles. En realidad, le hubiera dado igual dónde sentarse.

   Estuvo todo el trayecto pensando, y casi se echó a llorar en muchas ocasiones.

   ''Shun, te quiero tanto, desde hace tanto. Ojalá pudiera contártelo todo, ojalá no tuviera miedo de hacerlo. Maldita June, me ha arrebatado todas las esperanzas que tenía... Lo único que deseo es tenerte a mi lado, abrazarte, quererte... ¿Por qué tiene que ser todo tan complicado?'' Cerró los ojos y se dejó envolver por los sonidos de la ciudad.

  

Notas finales:

Espero que les guste este capítulo y les dé fuerzas para continuar leyendo los siguientes :P


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