En una casa, más bien mansión se encontraba Seguchi Tohma y Suguru Fujisaki. Se veía al de cabellos verde oscuro gritar y reclamar de una manera casi histérica mientras amargas lagrimas caían por su fino rostro, el rubio solo mirada con desdén la forma de actuar de su primo, para el no era más que un niño que se creía ya un hombre.
Tohma ya una vez casado y divorciado vivía con Fujisaki y su actual pareja Sakuma, con el cual tenían un romance incluso cuando el rubio estaba casado, el rubio ya era todo un hombre, hecho y derecho según él.
-basta Suguru… no pensabas que iba a dejar a Sakuma por ti verdad? … solo no te líes conmigo-dijo el rubio como si fuera lo más normal del mundo.
En ese instante Fujisaki no pudo soportarlo más, estaba harto de ser el juguete de su primo, harto de que cada vez que Sakuma viajara Tohma se lo llevara a la cama, si, tenían sexo pero para el peli verde no era así, si bien en un principio acordaron que no habrían sentimientos de por medio el no lo pudo evitar, la delicadeza con que lo trataba el rubio, las tantas noches que se colaba en su cama y todos los amaneceres en los que despertaban abrazados, tranquilos. ¿Cómo no enamorarse?
Esas palabras fueron la gota que derramo el vaso.
-basta Tohma! Basta ya! – dice enojado con la respiración entrecortada por el llanto, apretó con fuerza los puños, luego poco a poco los aflojo y los lleve a su vientre plano y sin gracia alguna.
Ya eran días, casi un mes que Suguru tenía esas incomodidades, la ropa de cualquier tela que no sea algodón lo fastidiaba e irritaba su piel, los olores fuertes lo mareaban, no podía ver ni de chiste carne frita porque iba a vomitar enseguida, o picante y lo muy condimentado no se lo soportaba, tenia extraños antojos y empezaba a, según él, ponerse gordo, sus caderas estaban un poco más anchas, su piel brillante y más linda de lo normal. Lo sospechaba y hace pocos días se había hecho varios exámenes donde uno tenía resultados muy altos, en conclusión estaba embarazado, 37 días de gestación le dijo el médico.
Camino iracundo hacia un buro, tomo los exámenes y con la misma velocidad volvió a pararse frente al rubio. Miro los exámenes y unas lágrimas más cayeron sobre estos.
Tohma no entendía nada, miro como su primo iba y volvía, los papeles en mano todos con el logo del hospital central de la ciudad. Inmóvil, así se quedo Seguchi al sentir el fajo de papeles en la cara, volvió a mirada a su primo que se abrazaba a si mismo tristemente, volvió el enojo, mas fuerte y violento que antes.
-estoy embarazado pedazo de mierda!! Escuchas?! EMBARAZADO –le dice fuerte claro, sin importar si alguna sirvienta lo escuchaba, bueno para las sirvientas no era secreto que eran amantes, pero eso si sería un escándalo.
En ese momento todo lo decente, callado, tímido y sensato se le quito a Fujisaki, tenía ganas de golpearlo, golpear a su primo por tomarlo como un juguete y luego lo embarazo, bueno, lo embarazo cundo era un juego.
-lárgate…eres un mentiroso… ese bastardo que llevas dentro no es mío! LARGO!! FUERA DE MI CASA!- dijo el rubio enojado, no era maduro, no era un hombre, él era el niño que creía ser adulto.
-Ana, Elizabeth, Sophia, Anabel preparan la ropa y pertenencia de Fujisaki todo listo en 10 minutos… de no ser así, las despido- dijo serio, enojado, ciego.
Las mujeres solo hicieron caso y tras ellas subió Fujisaki a ayudarlas, no sería justo que las despidan por su culpa. Tomo sus maletas y metió su ropa como pudo, no le importo si estaba doblada o no, en una caja las mujeres pusieron sus adornos, posters y las demás cosas, todo estuvo listo en aproximadamente siete minutos.
Tomo todas sus cosas, su maleta la iba jalando, su bajo en la espalda puesto en su estuche y la caja entre sus brazos, sin mayor abrigo que una chaqueta de algodón salió de la mansión sin mirar atrás.
Camino, nevaba pero le valía madres, camino sin rumbo sin mirar nada en realidad, sintió un mareo, no le prestó atención, siguió caminando miro a un hombre no muy lejos de él, paso a su lado, lo último que observo fue al chico intentando cogerlo, luego todo fue negro.
Al despertar estaba en un pequeño departamento, muy acogedor, los colores cálidos de las paredes, la cama mullida y el delicioso olor a pan tostado. Se empezó a levantar hasta apoyarse en sus codos, en eso entro un chico de cabello azabache y ojos negros tan profundos como un poso, pero tenía una mirada cálida, la misma que Tohma tenía cuando hacía el amor con él.
-hola! Soy Tatsuha Uesugi…vaya que me diste un buen susto cuando te desmayaste en medio parque… debes tener más cuidado…cómo te llamas lindo chico misterioso? –pregunta en tono amable mientras lo ayudaba a sentarse.
- Suguru Fujisaki… perdón pro darte molestias… me iré enseguida-suspira pesadamente –igual tengo que buscar donde vivir.
-eh?!! No! No puedo dejar que te vayas… incluso, te obligare a vivir conmigo, no es que sea metiche pero mire en tu cajita y habían unos exámenes, no es bueno que vayas por ahí rodando en plena nevada- dijo el azabache con una sonrisa de oreja a oreja
-enserio me dejaras vivir aquí?! Pero… tu pareja? No se molestara? –pregunta bajando levemente la mirada.
Uesugi solo un pequeña carcajada y acaricio el cabello verdoso con delicadeza mientras asentía con la cabeza y besaba la frente del menor.
Esa tarde desempacaron todo y arreglaron el cuarto donde Fujisaki dormiría de ahora en adelante, más bien el pelinegro lo arreglo ya que no dejaba al menor mover un solo dedo.
-aunque este lugar es pequeño será tu castillo, yo seré tu fiel caballero que te protegerá de todo y tú serás tratado como se debe, como a un príncipe- dijo mientras besaba furtivamente la mano del menor.
Suguru solo atino a ruborizarse fuertemente. Esa tarde había sido maravillosa, el mayor le había preparado comida, le había cantado y ordenado su nueva habitación, incluso ahora respetaba su espacio y salía para que el pudiera cambiarse de ropa y dormir.
Poco a poco la ropa sobre su cuerpo fue desapareciendo hasta quedar solo en bóxers y del primer cajón del armario saco un pijama muy abrigado de algodón, seguido se lo puso y se metió a la cama, al poco tiempo callo dormido con una sutil sonrisa en el rostro.
Eran altas horas de la noche y hacia demasiado frio, Uesugi se levanto de su cama y salió de la habitación, y caminando en las putas de los pies llego a la habitación de el nuevo inquilino de la casa, sinvergüenza se metió en la cama del menor y lo abrazo delicadamente, en definitiva esa cama era mas cálida y abrazar a Suguru era lo mejor del mundo.
-mhm… quítate –dijo el peli verde mientras se removía un poco, no le incomodaba el abrazo pero no quería verse como un chico fácil, eso sería de lo peor.
-shh…no pasa nada…solo esta noche por favor- dijo mientras aspiraba el dulce aroma del menor y lo abrazaba aun más fuerte.
-solo esta noche…- Fujisaki se dio vuelta y también abrazo al mayor, lo necesitaba, necesitaba sentirse querido por alguien, no deseado, solo querido de la manera más pura que pusiese existir.