Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Tres momentos. Tres emociones. por piruleta3

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Los alaridos de mi vecino de celda hacen que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. Son gritos que nacen más allá de la garganta, repletos de miedo y de un terror abrumador. El pobre de mi compañero lleva pocos días en Azkaban y todavía no se ha acostumbrado a la compañía de esas criaturas del demonio.

No sé con exactitud cuanto tiempo llevo aquí encerrado. La luz del sol prefiere evitar sitios como este y hace tanto tiempo que la no veo que casi no recuerdo la sensación del calor en mi piel. El aire limpio tampoco existe y no me ha quedado más remedio que acostumbrarme a respirar este supuesto oxígeno inundado de muerte y de pesadillas. Mis pulmones tienen que estar negros, plagados de la putrefacción que me rodea en la celda asquerosa en la que habito.

También hace tiempo que no he visto mi aspecto, pero estoy seguro que no queda nada de ese hombre que se creía capaz de comerse el mundo con sus ojos grises y su largo pelo negro. No me hace falta ninguno espejo para estar seguro de que me he convertido en un patético saco de huesos.

Vuelvo a escuchar chillidos, pero en esta ocasión, no son de una única persona y lamentablemente comprendo lo que eso significa: es la hora de la comida. El momento en que los dementores se pasean por los pasillos, alimentándose de lo que encuentran a su paso, acechando en busca de recuerdos felices para poder robarlos. Seguro que hoy se darán un banquete con el pobre desgraciado que esta a mi lado; a él todavía le queda algo de esperanza. Los que llevamos más tiempo aquí encerrados y no nos hemos vuelto locos sólo somos unos pequeños aperitivos a su lado.

Yo ya no soy ni siquiera un pequeño bocado. Desde hace varías noches, puede que meses, ya no visitan mi celda y conozco los motivos. No hay ningún pensamiento de felicidad, no tengo nada para ellos. Sólo hay culpabilidad y tristeza, que se mezclan para dar lugar a la desesperación, a la angustia por saber que todo, todo, ocurrió porque fui un necio y un jodido imbécil.

Si no hubiera sido tan paranoico, si hubiera confiado en él, Voldemort no habría matado a James y Lily. Pero no, por una vez ignoré todos mis sentidos y desconfié de una de las personas más importantes de mi vida.

Remus…

Mi querido y amado Remus. Sólo pude disfrutar de su amor durante unos escasos tres años y es tan injusto. Si lo hubiera besado antes, si le hubiera declarado mis sentimientos en vez de ser un mujeriego en el colegio, si hubiera hecho caso a mi corazón, si le hubiera dicho que le amaba, si hubiera… Pero lo único que me queda, lo único que tengo es la culpa, el pensar que a pesar de dormir a su lado, de abrazarme a su tibio cuerpo, de adorarle como se merecía, fui un completo mezquino y me dejé llevar por las absurdas ideas de que él era el traidor.

¿Cómo pude ser tan imbécil? ¿Cómo pude dudar de él? Del hombre que se despertaba a mi lado con una sonrisa, que me besaba con dulzura, que me quería incluso antes de que estuviéramos juntos como una pareja. Es imposible que no piense en como estará, si podrá perdonar el peor error que he cometido en toda mi existencia, si todavía me querrá…

Sería perfecto estar otra vez con mi amado. Los dos estaríamos tumbados en el césped de la casa de James, con un aire que olería a hierba recién cortada y unos rayos de sol que iluminarían nuestros rostros. Remus jugaría con los rizos de mi negro cabello, acariciaría mis labios y me miraría aceptando mi perdón. El que más deseo, a parte del de James, Lily y Harry. El que más necesito.

Un frío aterrador me hace volver a la realidad. No hay perdón para mí, no hay besos, no hay nada. Sólo estoy yo y el dementor que viene a robarme. Es por esto que no quiero recordarle, porque él es el único que puede darme felicidad, el único que puede calentar durante unos instantes mi atormentada alma.

El ambiente se ha vuelto todavía más gélido y me enfrento a él desganado, sabiendo que soy un perdedor en esta batalla. Las ganas de luchar se perdieron tras muchas disputas absurdas.

No grito, no hago nada. Únicamente dejo que ese repugnante ser se lleve con su aliento plagado de muerte el futuro que jamás existirá, dejándome otra vez con el sufrimiento.

A pesar de saber que directamente no maté a nadie, soy el asesino de mis amigos. No merezco el indulto, ni la compasión, ni el entusiasmo, ni el amor.

Merezco estar encerrado aquí.

Toda la culpa es mía.

Es mía.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).