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No Mercy por Misa Tsukamoto

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Notas del fanfic:

Bueno...otro fic de B.A.P ésta vez un BangHim; las advertencias que daré serán violaciones, malas palabras y lemon...y Himchan sufriendo (aunque no será el único que sufra) así que u.u ya están advertidos, si son sensibles no lean (?)

Actualizaré todos los sábados~

Tiempo en el cual esto pasa: Al finalizar "Warrior" - antes de comenzar "Power" c:

Una aclaración más, importante, la personalidad va de acuerdo a la de los aliens en el Ta-Dah it's B.A.P, no está basado en la verdadera personalidad sino en sus personajes Matokis.

 

Notas del capitulo:

Aquí el primer cap, espero que les guste (...) El principio es mas bien una introducción y luego arranca el fic~ (?)

Nos vemos en las notas finales.

En enero del 2012; tres guerreros espaciales del planeta MATOB124AP244, llegaron al planeta Tierra; después de recibir un llamado del equipo de reconocimiento que los Matokis habían enviado antes, para explorar la zona. Éste último estaba compuesto por Bang Yongguk, el guerrero más asesino de todos; Kim Himchan, el comandante a cargo de aquella misión, y Zelo, un robot que fue creado por Yongguk ante los problemas que presentaron él y Himchan en el planeta desconocido.

Los tres refuerzos que se enviaron, para cooperar con la misión de conquistar al planeta Tierra, fueron Yoo Youngjae, el cerebro del grupo, Jung Daehyun, un misterioso alíen que mantenía una misión oculta y Moon Jongup, un ser extraño que albergaba siempre una sonrisa en el rostro, dispuesto a cooperar y obedecer las ordenes del comandante Himchan con total satisfacción.

¿Por qué deseaban conquistar el planeta? La respuesta a ello era la destrucción de su propio planeta; aquel, estaba a punto de desaparecer a causa de la falta de energía; hubo un fallo en la fuente que la generaba, y aquello había traído la perdición a su mundo. Ante esto, los guerreros antes nombrados, viajaron por la galaxia, buscando algo que pudiera sustituir dicha energía necesaria. Y al llegar, o más bien encontrarse el planeta Tierra, ellos descubrieron una fuente que podría sustituirle.

Extrañamente lo que emanaba esa energía, eran terrícolas eufóricos llamados fans, Yongguk y Himchan habían presenciado un concierto, donde varios ídolos, músicos, se presentaban. Oyeron que ese canto especial que dichos fans hacían era similar a los que producía la fuente en su planeta de origen. Y por ello, se dieron cuenta que si la salvación de “Mato” estaba en otro planeta, ese sería la Tierra.

Inmediatamente pusieron su plan de conquista en marcha, convirtiéndose en ídolos de Corea también para lograrlo; pues en ese país la industria musical era muy influyente; y podrían producir bastante energía como para rescatar a su planeta. Para ello, Yongguk se había iniciado como rapero, cantando a dúo con  Ji Eun, una terrícola idol; luego se lazó como solista, con una canción llamada “I Remember” tuvo muy buena aceptación. Y Himchan como comandante, al ver que las respuestas eran buenas, decidió salir a lo seguro; debutó como MC en programas. Más adelante, Zelo apareció, para atraer al público más joven junto a su creador Yongguk.

Habían pasado casi cuatro meses desde el debut de B.A.P, el nombre del grupo que los seis guerreros habían formado para cumplir su objetivo de ser ídolos.

Yongguk tenía un carácter algo fuerte; realmente no le gustaban los modales, y era algo terco y agresivo; daba una impresión que generaba miedo, y con razón; ya que aquel, era el guerrero que más vidas había quitado en su planeta; no tenía piedad, y era muy dedicado a su trabajo como parte del ejercito en Mato. Y por ello, las películas de guerra de los terrestres le habían llamado tanto la atención que cada que tenía tiempo libre se disponía a ver una; pensando que la respuesta a todo, estaba en ellas.

También tenía un lado lindo, tierno; pero aquel no se comparaba al de Himchan; el comandante era muy seguro de si mismo, casi ególatra, confiado al igual que un Rey. Pero extrañamente era muy cariñoso, le gustaba estar cerca de los demás y abrazar; era muy talentoso en aquello que los humanos llamaban “aegyo” mostrarse lindo y tierno; era uno de sus puntos fuertes.

Gracias a estas personalidades tan diferentes, y el hecho de que la Gobernadora ordenó que Yongguk estuviera bajo el cargo de Himchan, para evitar problemas graves en la Tierra; estos dos personajes tenían varías disputas, rivalidades, que se acentuaban con Zelo; aquel robot no estaba bien programado, por ello podía resultar algo peligroso para todos; aunque más para Himchan, pues sabía la rivalidad de Yongguk y éste, y por eso, era un gran generador de aquellos enfrentamientos que se daban entre ambos.

Pero al pasar el tiempo, el estar tanto juntos, compartir mucho más que una misión, las cosas entre el comandante y el líder del grupo idol, Yongguk; habían mejorado notoriamente. La relación entre ellos era mejor, habían logrado madurarla al punto de soportarse y llevarse bien. Aquello costaba a veces, pues Yongguk era un poco duro de corazón, pero raramente se había encariñado, algo que jamás pensaba demostrar.
Himchan por su parte, con aquella personalidad que derrochaba amor, debía admitir que era un tanto hipócrita; pues aunque siempre hacía aegyo a Yongguk y se pegaba mucho a éste, realmente en el fondo de su corazón, el líder le era indiferente; pues el comandante era, petulante y engreído, al punto de considerar a Yongguk sólo como un asesino muy bajo comparado a él, que con su altanería se sentía en un pedestal demasiado alto.

Aunque todo aquello que con el pasar del tiempo y la adecuación al planeta, las costumbres y la convivencia, habían logrado construir; se vio totalmente arruinado en sólo unos minutos.

No era un día normal en la base de operaciones de B.A.P. La mañana había comenzado complicada; al robot se le habían cruzado algunos cables al parecer, pues su comportamiento era un tanto peligroso, los miembros se alteraron, y Yongguk se apresuro en intentar controlarle, aunque Zelo era muy difícil de controlar en ese estado.
Por suerte entre él y Youngjae detuvieron al maknae antes de que destruyera todo a su paso; pues cosa que se le cruzaba por enfrente, cosa que demolía. La situación ésta vez había sido complicada, había alcanzado a romper cosas que realmente eran importantes para Himchan, aunque en realidad, a ninguno de los otros les importaba; a veces el comandante solía creer que sus ideas eran buenas y sentirse orgulloso de éstas, pero la mayoría, eran ridículas. Por ello, el poco interés de los demás.

Yongguk estaba apenado, los humanos, habían logrado despertar en él una parte sensible que no conocía; por ello, ésta situación le afectaba, estaba avergonzado, Zelo era su robot, y no había podido manejarlo en esa situación.

-¡estoy harto de que ese robot me haya tomado de punto! ¡mira como quedó todo! ¡¿quién lo va a arreglar?! ¡¿lo harás tu?! –el tono que manejaba Himchan no era nada amable, estaba molesto, enojado, e intentaba intimidar torpemente a Yongguk; quien no decía palabra alguna, asesinándole con la mirada, por que sí, aunque sintiera culpa de ver las cosas rotas que el menor le refregaba en la cara, él jamás lo aceptaría hasta el punto de demostrarlo y pedir perdón.

-por supuesto que no, son tus cosas, arréglalas tú –soltó con voz grave y rasposa aquellas palabras pronunciadas con una falsa ira.

-¡pero fue tu robot! –acusó; Yongguk chasqueó la lengua y miró hacia un costado con un gesto de omisión. -¡Jongup! ¡Jongup! –gritó varias veces histérico, el mayor le miró algo sorprendido y al momento en que le llamaron aquel segundo maknae apareció. –ordena todo esto acá, le diré a Youngjae que arregle el computador –se fue molesto.

Yongguk miró a Jongup, quien con una sonrisa le hizo una reverencia y comenzó aquella tarea encomendada; el mayor se preguntaba como aquel pequeño podía simplemente seguir una orden con aquel tono tan petulante de Himchan; pero bueno…debía admitir que Jongup siempre había sido así.

El comandante estaba realmente histérico, él tenía un carácter tranquilo, y mucha paciencia, pero cuando la perdía, cuando llegaba al límite, explotaba de una forma muy abrupta; era casi violento, y raramente podía controlarse.

-¡Kim Himchan! ¡Kim Himchan! –una voz chillona se escuchó desde una de las habitaciones de su base secreta; el comandante sintió arder su sangre, justo ahora esa persona tan gritona e inoportuna molestaba.

-¡aquí estoy! –fingió una sonrisa con mucha dificultad, expandiendo sus brazos como si fuera a abrazar a alguien entrando en la habitación, la joven detrás del monitor, de cabello ondulado y color morado, le miraba alegremente. Que ganas de matarla, aunque realmente, tenía ganas de matar a todos; y gritar hasta que su garganta doliera.

-he leído el informe que enviaste ayer, me alegra tanto que todo marche tan bien –dio saltos de felicidad –ahora Kim Himchan, tengo una nueva misión para ustedes; ya que nuestro planeta esta estable ahora no podemos desperdiciar tiempo, podríamos recaer, necesitamos reservas de energía para cumplir nuestro objetivo de conquista –su voz cada vez era más chillona, movía sus manos aniñadamente y reía. Aquella era, la Gobernante de MATOB124AP244.

Himchan por fuera intentaba mantener aquel rostro complacido, pero estaba deseando apagar la pantalla; siempre era él quien tenía que soportarla, y no es que fuera mala o muy de su desagrado, sino que en esos momentos, tan sólo no soportaba a nadie. Siempre regaños, gritos, ¡arg! Estaba harto.

-necesitan hacer un Comeback –el rostro de Himchan realmente cambió su expresión, sus facciones mostraban incomprensión. –ya saben, nuevas canciones, nuevo MV, presentarse en programas de música otra vez, todo como anteriormente –sus ojitos brillaban, su blanca sonrisa se extendía lo más que podía en su rostro, parecía que estuviera pidiendo algo en vez de ordenarlo, pero Himchan sabía que aquello no era así, ella no pedía, ella exigía.

-esta bien, lo haremos con gusto ¡confíe en nosotros! –dijo e intentó nuevamente hacer una fingida sonrisa; y fue ahí cuando ella lo noto, al comandante algo le pasaba, y esa aniñada extraterrestre se mordió el labio inferior preocupada.

-¿ha sucedido algo? –esta vez estaba seria, y su voz, había sonado más grave, y suave. Himchan le miró sorprendido y luego dudo…¿podía decirle realmente lo que le pasaba? Bueno, nada perdía con intentarlo.
En ese momento la culpabilidad de Yongguk, seguía en él, y mientras veía a ese inocente pagando por cosas que no le correspondían; decidió que por primera vez en la vida haría algo de lo que no estaba acostumbrado; le pediría perdón a Himchan, por los actos que su robot había cometido; y rogaba porque Youngjae encontrara el problema y le ayudara a resolverlo, pero primero, las disculpas.

Se encaminó por el pasillo por el cual antes se había ido Himchan, debía hacerlo ya sino luego corría el riesgo de arrepentirse; e inmediatamente, sus oídos captaron esa voz femenina saliendo desde una pantalla. Sonrió al darse cuenta que el comandante estaba en una reunión con la soberana, y decidió esperar a que terminara con ella; así que acercándose a la puerta se quedó recostado a la pared de ésta.

Pero sus oídos debían estarle engañando ante lo que escucho…

-no es nada que no se pueda controlar –Himchan mintió. –es sólo que estoy harto de ese robot, me destruye todo, siempre me está tratando irrespetuosamente, y atrae más fans que yo –susurró lo último haciendo un puchero –y Yongguk no hace nada con él, al contrario, él tiene la culpa de todo, si lo manejara mejor, ¡ah! Ese idiota, no lo soporto más, odio vivir con el –cerró los ojos cansado llevando sus manos al rostro cubriéndolo.

-Himchan…te estás dejando llevar por sentimientos terrícolas –sí, la soberana tenía razón, el comandante destapó su rostro y bajó la mirada tristemente; lo importante era la misión, no sus sentimientos. –pero…Yongguk está a tu cargo, si tu lo deseas puedes sacarlo de la misión; además, debo admitir que sin él el planeta está más calmado –sonrió melancólicamente –ya no hay casi homicidios; si quieres, al completar la misión, al regresar al planeta, puedes dejarlo en la tierra; te concedo el permiso para decidir su exilio.

Himchan abrió sus labios, no sabía como contestar aquello, ¿de verdad tenía en sus manos el destino de aquel hombre? Era algo que debía pensarlo mucho, una decisión que no era fácil tomar.
Yongguk por su parte sentía que su corazón se aceleraba doliéndole con cada latido, acelerando su respiración, volviéndola más pesada; consideraba aquello una traición; y el tan tonto que iba pedirle perdón a Himchan.

-¿y el robot? –la gastada voz del comandante se dejó escuchan insegura, la joven bajó la mirada, observando la manga de su chaqueta, acomodándose el botón de ésta. –con Yongguk no se puede hacer nada hasta completar la misión, pero ese robot siempre le obedece a él, sólo a él –se cruzó de brazos, desviando la mirada.

-ah bueno…ya que son problemas distintos, pero a la vez unidos, lo de Zelo puede ser resuelto ahora –la gobernadora le miró a través de la pantalla –cámbiale el cerebro, haz que sólo obedezca tus ordenes, y así también con él, podrás mantener controlado a Yongguk hasta que el día de completar la misión llegue –sonrió –es mejor tener a ese robot de nuestro lado, sería de gran utilidad, a los terrícolas les agrado mucho.

-….gracias está noche lo haré –luego de pensarlo un momento el comandante sonrió, la gobernante le había dado total libertad para tomar aquellas decisiones; y además sentía que sus problemas así se resolverían todos, había sido buena idea hablar con ella. Se levantó haciendo un típico saludo de ejército, ella rió feliz nuevamente y la pantalla se volvió negra al instante.

 Para cuando Himchan salió de aquella habitación Yongguk ya no estaba en la puerta; ni siquiera llegó a verlo, por suerte. El mayor de todos estaba totalmente destruido por dentro, se sentía mal; corrió hasta donde antes estaba; Jongup había logrado ordenar todo nuevamente, pero la desesperación que cargaba el líder le llevó a destrozar todo otra vez.

Se había descontrolado, gritaba y rompía todo a su paso, parecía su pequeño robot esa mañana; Jongup sintió miedo, se acobardo un poco y mirando con lastima todo el trabajo que había gastado acomodando las cosas se sintió mal e inútil, así que corrió por ayuda, y para cuando Youngjae y Himchan llegaron, el mayor ya no estaba.
Se había ido, no sabía a donde sus pies le dirigían pero cualquier lugar fuera de ahí era mejor.

Le dolía muy en el fondo de su ser aquella traición; en su planeta ya no le querían al parecer, la soberana había puesto su vida en manos de un ser despreciable que fingía quererlo cuando en realidad, no le importaba en lo más mínimo. ¡Maldito Himchan! Él sabía que eso de tener sentimientos no era bueno, él sabía que querer a alguien sólo traería dolor, pero…entonces ¿por qué lo había hecho? ¡Malditos terrícolas que le ablandaban el corazón! Estaba ciego, no pensaba ni siquiera que creerían los demás miembros al enterarse de aquello, pues él percibía que los demás serían iguales a Himchan, que estarían de acuerdo con aquellas decisiones; aunque bueno ¿de qué serviría el estar o no? Himchan era el comandante, él daba las órdenes, y si él quería así sería.

-¿hyung? –una voz se escuchó detrás de él; estaba caminando en la calle, sin percatarse que alguien le seguía, volteó hasta ver al dueño de esos pasos que se oían detrás de él. -¿estás bien?

Zelo estaba allí, parado como un niño, una inocente criatura, aunque era un robot, su similitud con alguien real era impresionante; mantenía un rostro afligido con sus labios entreabiertos, su mirada triste, y sus cejas formando una curva que demostraba pena. Yongguk al girar y verle así sintió su corazón oprimirse, y sus ojos irritados de llanto soltaron más lágrimas. Ya no recordaba la última vez que había llorado, el no era alguien que lloraba mucho, pero, esta vez, aquello merecía un llanto.
Se acercó a su robot y le abrazó acurrucándose en él como si fuera un pequeño asustado; ¿cómo era posible que aquel ser tuviera más sentimientos que Himchan? Zelo no entendió, pero le abrazó de forma protectora. Nadie pondría a su robot en su contra, cuando éste, era lo único que le quedaba realmente.

Yongguk sentía que su cuerpo se endurecía, nuevamente estaba volviendo a ser frío, como antes, su sangre hervía con odio hacia esa persona en especial, hacia ese comandante…y ese hijo de perra se las pagaría.

Al llegar ni siquiera dio importancia a los regaños de Himchan o Youngjae; su corazón estaba desolado pero tenía odio en él; no podía actuar ahora, su cabeza aun estaba en caliente, debía enfriarla; sabía que no podía atacar allí, debía ser cuando tuviera un momento a solas con ese maldito comandante. Y realmente callado, distante, soportó todo lo que le dijeron, y hasta la mirada de pena de Jongup que podía partirle el alma a cualquiera de lo asustado que se veía. Todo, omitió todo; hasta llegar la noche.

Himchan se levantó con la idea de que todos dormían, pensando que nadie le vería; tenía en su mente la fija idea de hacer lo que la soberana de Mato le dijo; quería meter mano en ese robot y cambiarle aquella obediencia que sólo tenía para con Yongguk; como dijo ella, era mejor tenerlo de su lado, que le obedeciera a él.
Sabía que ese robot en la noche estaba cargando, el mayor le dejaba ahí para que al otro día pudiera andar excelente, en su 100% de batería.

Se escabulló por los pasillos, bajó unas escaleras hasta el supuesto sótano, no era más que un laboratorio secreto. El lugar estaba rodeado de penumbras, columnas grandes que sostenían aquel sótano, mesas, plagadas de papeles, planos, y gráficos, pizarras, y varias herramientas, químicos y maquinas.
En una esquina estaba la nave en la cual habían viajado hasta ese planeta; y contra una pared; aquello que el comandante buscaba.
Una capsula de unos dos metros y medio, con escalón, y cables por todos lados, una luz brillante en su interior; ocultadas por la gran figura de Zelo, quien se encontraba dentro de aquel sitio, encerrado tras una puerta transparente que dejaba ver su cuerpo cargando.

Himchan se acercó despacio, confiado, con una sonrisa en su rostro, y realmente algo emocionado por lo que haría, aquello parecía darle ilusión de algún modo. Su rostro se iluminaba por la luz, haciendo sus ojos negros brillar mientras observaba a ese niño dormido; llegó hasta el pie de aquello, sintiendo su corazón altamente acelerado, comenzaba a tener nervios.

Pero cuando su mano se acercó hasta la puerta para abrirla cometiendo aquel crimen, las  tenues luces de templado azul iluminaron todo el lugar; alguien había encendido las luces del sótano. El comandante volteó rápidamente aterrado, mientras sus ojos se abrían desmesuradamente al ver a Yongguk parado allí.

Estaba serio, su mirada vacía, opaca, totalmente apagada. Sus brazos los había cruzado, y su semblante hizo temblar a Himchan; se veía de lejos que aquella persona frente a él, no era el Yongguk de todos los días, algo diferente había.

-¿qué estabas por hacer? –su voz era calmada, pestaño lentamente y siguió fijando sus ojos en los ajenos. Himchan se erizó al escucharle.

-y-yo… -mordió su labio superior con sus dientes inferiores, su mirada fija en el suelo, y su pecho, subía y bajaba notarialmente a causa de la dificultosa respiración; el nudo que tenía en su garganta era cruel, al punto de dejarle mudo, no podía hablar.

-hijo de puta –las palabras se escupieron de su boca, Himchan levantó la mirada estupefacto ¡¿le estaba insultando?! A ésta altura, era notable que el líder ya se había dado cuenta de lo que intentaba hacer.

Y sin previo aviso el ágil puño de Yongguk se enterró en su mandíbula, sintiéndola descolocarse, al momento de que el impacto le empujara tanto como para caer de espaldas chocando la puerta del sitio donde Zelo estaba. Resbaló por aquella, y quedó sentado en el suelo, con Yongguk de pie frente a él, mirándole con ira; su temblor aumentó, y sintió que estaba a punto de conocer aquella fama tan característica de Yongguk; ¿sería que no saldría vivo de aquello?

Notas finales:

¿Y?~ ¿qué les parecio? cualquier cosa me dicen, si os gusto o si les interesa que lo siga~ o si tienen alguna pregunta c: no sé, no estoy acostumbrada a este estilo de fic xD por eso molesto tanto (?) ya bye~

Si os interesa la historia les veo el sábado con el 2do cap c:


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