“Never Mine.”
Por Yusahana6323.
¡Whew! ¡Había estado retrasando este fic por un tiempito, pero ya decidí comenzar a postearlo! : D Quizás luego le cambie el título, sin embargo por ahora me gusta.
¡Disfrútenlo, por favor!.
Capítulo Uno.
“No soy Ryuuko.”
Esas fueron las palabras que había pronunciado aquella noche. Las palabras que había dicho con su respiración agitada, flotando en el aire. El dolor que sentía se reflejaba en aquellos ojos azules, los cuales se oscurecieron con tristeza mientras las pronunciaba.
“No soy Ryuuko.”
El toque gentil y la familiar calidez continuaron, y aquella suave voz contestó vacilante, “Lo sé.”
Pero sentía que debía continuar repitiéndolo. Las palabras se atoraban en su garganta, y lo asfixiaban mientras las lágrimas esbozaban su camino por su rostro. Murmuraba desesperadamente a la par que las puntas de aquellos dedos perfilaban sus labios, hacia un lado.
“No soy Ryuuko. No soy Ryuuko.”
“Sé que no –“
“¡No soy Ryuuko!”
Despertó con un sobresalto, irguiéndose en la cama, mientras las palabras abandonaban violentamente su garganta. Dos penetrantes ojos grises lanzaron una mirada a la mesa de noche – las 03:11 de la mañana. Con un largo suspiro, Akira se dejó caer sobre sus almohadas, con su vista fija ahora en el techo. Fuera, oyó el débil murmullo de dos personas –una pareja probablemente – pasando por debajo de la copa de los árboles.
Era extraño pensar que continuamente rememoraba esa noche en sus sueños. Y había sido justo al siguiente que sus padres habían vuelto a casa y le dieron las nuevas noticias –su padre había sido enviado por seis meses a trabajar a Gran Londres. Akira había aceptado sin pensarlo dos veces, aunque, recordando ese momento, no había pensado mucho desde lo que dijera la noche anterior. Simplemente empacaron todo lo necesario para esos seis meses y en dos días más ya estaban en el avión.
“En serio te vas,” había dicho Aya recelosamente en el último día de Akira en la escuela. “¿En serio te irás, aún con las cosas así?”
Akira solamente asintió, sin hablar.
“¡Akiraaaaa!”, sollozó Kengo. “¡No te vayas, Akira!.”
“Aún hay kokuchis… ¡Por favor, dime que Shirogane-san irá contigo, Akira!.”
Volteó y se fue, sin nada que decir. Shirogane había desaparecido luego de gritarle las dolorosas palabras. Recordar su expresión era un tormento para Akira… Pero era mejor de ese modo. No quería ver al Shin
Habían pasado cinco meses y medio desde desde que abordara el avión y llegara a Londres. Incluso había tenido la esperanza, en alguna parte dentro de sí, de que sus padres decidieran permanecer allí. No deseaba regresar, no cuando había huido tan egoístamente. No quería regresar cuando ni siquiera se había despedido. No sería correcto.
Pero estaba enfrentándolo. Suponía que era por ello que recordaba aquellos intolerables, casi silenciosos momentos que había roto.
Su mente volvió al pasado nuevamente. Aya y Kengo habían intentado llamarlo, enviarle mails, pero los había ignorado. Kou apareció una vez, buscándolo a la salida de la escuela. Incapaz de hallar una manera de evitarlo, Akira simplemente fijó sus ojos en la furiosa mirada negro-dorada del Rei.
“Aki.”
Ni una palabra. Por alguna razón su garganta se había cerrado. Ni siquiera retrocedió cuando Kou lo golpeó en el rostro, sólo dejó que su cabeza volteara por el impacto.
“¡Aki! ¡¿Qué demonios es esto?! ¿Esto de huir con el rabo entre las patas como un perro herido? ¡¿Por qué hiciste esto?! ¡¿Comprendes lo que has hecho?! No había visto a Shirogane así de destrozado desde-”.
El chico sólo se abrió paso y dejó a Kou parado allí, regresando turbado hasta su casa. Sin embargo, una vez allí tampoco pudo descansar –Kou apareció dentro de su habitación, cruzados sus brazos, e instantáneamente demandó. “¿Aki, qué sucedió? ¿Por qué te fuiste así?.”
No quería hablar. Así que se forzó a contestar. “No te importa.”
“¿Shirogane te hizo algo?.”
Akira sintió a su garganta cerrarse ante el simple pensamiento del Shin… Aquellos ojos azules y su amable toque, su dulce y suave aliento. Kou le había advertido… ¿era ese el por qué?. El Rei observaba su expresión cuidadosamente.
“¿Aki, qué sucedió?.”
Repentinamente lo golpeó un pensamiento. Kou sólo estaba allí porque él era Ryuuko. Si no fuese Ryuuko… no, si ni siquiera se pareciera a Ryuuko, entonces Kou nunca lo habría salvado. El recordar al Rey de los Rei, el pensamiento de los ulteriores motivos, lo llenó de ira. Giró violentamente y gritó. “¡Lárgate! ¡No quiero verte!.”
“¡Aki!.”
“¡Fuera! ¡No te atrevas a regresar!.”
Sus ojos se encontraron con los de Kou, y luego de un largo, tenso silencio, el Rei inclinó la cabeza, cruzó la habitación hacia la ventana y desapareció. Akira permaneció observando fuera tanto como pudo antes de cerrar las cortinas con fuerza.
Los recuerdos pasaban rápidamente frente a sus ojos… Rodó hacia un lado y volvió a mirar el reloj. Las 03:20 de la mañana. Nueve minutos más cerca para regresar a Japón, a la gente que nunca le había pertenecido. Se hizo un ovillo bajo las mantas, intentando vanamente volver a dormir. Pero su mente se negaba a descansar a causa del suceso que se repetía una y otra vez.
Todo se lo debía a Ryuuko… La amistad de Kou, el amor de Shirogane, incluso su propia vida… nada era suyo. Nunca nada le había pertenecido.