CAPÍTULO 4: ¡SORPRESA!... MI DESEO MÁS GRANDE.
Se encontraban caminando amenamente cargando bolsas de mercado, se veían realmente divertidos. Habían acabado de comer algo en la plaza y ahora retornaban a la casa de Yugi porque según Joey algo se le había olvidado en la casa del tricolor.
- Ya casi son las seis de la tarde, se me pasó el tiempo súper rápido.
- A mi también viejo, me duelen los pies.
- Cómo no, si se te cayó una pila de latas del supermercado en los pies, te dije que tomaras una lata de arriba.
- Es que esa lata era especial, quería la de color azul, no la gris.
- Eres extraño… jajaja…
- No tanto como tú.
- Me divertí mucho.
- Igual Yug, deberíamos salir juntos más seguido.
- Totalmente de acuerdo… Bien… Hemos llegamos…
Yugi buscó las llaves en las bolsas de su pantalón y abrió la puerta lentamente, el rubio sudaba por la emoción ya que era justamente la hora en que habían acordado regresar y supuestamente todo estaría listo. Cuando los dos se vieron adentro de dieron cuenta de que estaba completamente oscuro, así que el ojiamatista se dirigió al apagador y encendió la luz, llevándose la sorpresa de su vida.
- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS YUGI! – gritaron todos alzando ambos brazos logrando que Yugi saltara por el susto.
- Amigos… se acordaron…
- ¿Cómo olvidarlo?
- Abuelito, Joey, Rebecca, Profesor Hopkins, Serenity, Tea, Tristán, Duke, Mokuba, May… ¿Kaiba?... - todos miraban al tricolor mientras veía a cada uno de ellos, observaba el apartamento lado a lado, había globos de diferentes formas y colores, serpentinas, letreros con su nombre por todo el lugar, fotos de él con sus amigos, una mesa esplendorosa llena de sus bocadillos exquisitos y en el centro un enorme pastel sabor chocolate con un “Felicidades Yugi, Te queremos” decorando aquella delicia, el estéreo tocaba una de sus canciones favoritas (Amor del Bueno- dueto Reyli ft. Miguel Bosé) - Muchas gracias por esto… ¡Si que me sorprendieron! – lágrimas descendían de sus ojos amatistas, pero se trataban de felicidad.
- Este es tu día Yugi… Disfrútalo al lado de las personas que más te queremos en éste mundo…
- Por supuesto que lo haré, todo es perfecto… “Solamente me faltas tú”
Todos abrazaron a Yugi encerrándolo en un acto lleno de alegría y diversión. Todos saltaron alrededor de él cantando un “Viva Yugi”. Tea salió del círculo y tomó el pastel, lo puso frente a él y comenzaron a cantarle las mañanitas a viva voz.
- Pide tu deseo Yugi, hazlo de corazón y créeme que se cumplirá.
El tricolor cerró los ojos fuertemente, entrelazó sus manos y comenzó a hablar en su mente.
- “Te imploro que cumplas mi más grande deseo, por favor… haz que Yami regrese a mi lado, si es para bien… te ruego que así sea”- sopló la vela dorada de su pastel lentamente. Por un segundo pudo haber jurado que frente a él veía la silueta del faraón, parpadeo un par de veces, pero desapareció en breve – “Debo estar alucinando”.
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La noche pasó entre juegos y risas. Yugi se la estaba pasando de maravilla con sus amigos, desde hace mucho tiempo que necesitaba ese tipo de calor, pero aún le faltaba algo, su corazón y su alegría no se sentían completos.
- Discúlpenme un momento, enseguida regreso.
- ¡No te tardes Joey!
Cuando se levantó se dirigió a la puerta, Kaiba lo siguió con la mirada y sin decir palabra alguna también se dispuso a salir. Ya fuera Joey miraba el cielo y al sentir cierta mirada posada en él comenzó a hablar sin dejar de admirar la sublime noche.
- ¿Quién sigue a quién?
- Vine porque necesito hablar contigo.
- Primero yo… Quiero agradecerte por ayudarme, de una manera extraña… gracias a ti todo salió perfecto, de no haberme ayudado seguramente todo abría sido un caos.
- De nada. Mi turno… - jaló del brazo al rubio obligándolo a verse cara a cara, estaban tan cerca que sus narices rozaban con la del otro, Joey estaba sorprendido ante el acto que había hecho el castaño, su corazón palpitaba más rápido que la última vez y comenzaba a darle calor. Los dos se quedaron así por unos minutos, Kaiba retaba a Joey con la mirada, pero no decía nada, la mirada del CEO recorría el rostro del ojimiel desde su frente hasta sus labios, memorizaba cada milímetro de aquél rostro que no sabía cómo ni cuándo, pero que lo había vuelto loco de amor – Me gustas, me he enamorado de ti como un estúpido y solamente deseo que compartas lo que siento y que seas mío.
Joey abrió a más no poder sus ojos, sus labios quisieron emitir palabras, pero no podía ni hablar, su cuerpo comenzó a temblar por completo.
- ¿Qué… no vas a decir nada?
- Ka… Kaiba… De… deja de ju… jugar con… conmigo.
- No es un juego cachorro, te estoy diciendo la verdad y te lo voy a demostrar.
Seto tomó con una de sus manos la cintura del tembloroso rubio y con la otra tomo su cuello, y en un pequeño jaloneo besó tiernamente aquellos labios que hace mucho tiempo deseaba poseer. Joey no lo podía creer, el chico que amaba en secreto le estaba confesando sus sentimientos hacia él, no pudo contenerse y comenzó a corresponder el beso, lanzó lentamente ambos brazos detrás del cuello de su ahora amante. El beso se volvió más salvaje, sus lenguas jugaban y se movían al compás de sus agitadas respiraciones, era una batalla labial para saber quién era el experto y el que dominaba. El aire comenzó a hacer falta así que se separaron junto con un hilo de saliva.
- De acuerdo, te creo.
- Sabía que mis besos te matarían de placer.
- No lo arruines.
- Aunque déjame decirte que tú besas mucho mejor de lo que me imaginé, eres exquisito.
- Considerare eso como un cumplido… ¿Sabes? Siempre desee éste momento.
- Al igual que yo… - tomó el rostro de su cachorrito con ambas manos, acaricio sus mejillas rosadas y de dedicó una mirada tierna-seria - Sé mi pareja Joey…
- “¡Me llamó por mi nombre!” ¡Por supuesto que sí… Acepto! – se lanzó a los fuertes y musculosos brazos de su amor, Kaiba correspondió el abrazo con la misma intensidad y le susurró un sensual pero verdadero “Te amo”, tenía muchas ganas de llorar pero decidió contenerse – Yo también te amo Seto – juntaron sus cuerpos, el ojiazul paso su brazo por los hombros de Joey y éste agarró la cintura de Kaiba, recargó su cabeza en el mayor y comenzaron a caminar, habían decidido irse a comenzar con su siempre soñado noviazgo.
Todos comenzaron a preguntarse por sus amigos “desaparecidos” así que se ofrecieron Duke y Tristán para ir a buscarlos. Cuando se encontraron fuera ya no había nadie.
- ¿Eh? No hay nadie.
- Seguramente se fueron a platicar por ahí o sencillamente fueron sinceros y ahora están juntos.
- ¿A qué te refieres con juntos?
- A qué ahora ya son pareja… Vamos esos eran como perros y gatos… pero del odio al amor sólo hay un paso.
- Tal vez tengas razón Tristán.
- Ahora que estamos solos… ¿Pensaste de lo que hablamos anteriormente?
- Si… lo hice.
- ¿Entonces significa que?
- Tú tienes toda la razón, lucharé por mi sueño cueste lo que me cueste.
- ¡Así se habla! ¿Y cómo piensas comenzar?
- Así… - el azabache tomó el rostro de Tristán y le robó un beso. Estaba completamente confundido, pero realmente le gustaba aquél sabor así que comenzó a relajarse, cerró sus ojos y comenzó a recibir el contacto labial de los labios del ojiesmeralda. Se quedaron así por unos minutos hasta que Duke comenzó a separarse lentamente para ver la reacción de su ¿amigo? – Perdóname no debí hacerl… - no pudo completar su disculpa ya que sorpresivamente había sido callado por medio de un beso por parte del castaño, pero ahora éste fue con más acción que el anterior, se separaron lentamente.
- Debo admitir que fue un excelente comienzo Duke… Te confesaré algo… al principio estaba confundido, pero ahora estoy más que seguro de que tú… Me gustas… y mucho.
- Tú también me gustas… demasiado, por eso quiero proponerte algo…
- Te escucho.
- ¿Quisieras venir conmigo a conocer el mundo?
- No hay persona con la que desearía estar más que contigo. – se dieron un beso corto, se tomaron de las manos y se dispusieron a irse olvidando lo que sucedía a su alrededor.
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La noche estaba en su punto, extrañamente los demás no regresaban, pero no se molestaron, ya que comenzaron a sacar sus propias conclusiones. Mokuba se dispuso a retirarse más temprano que los demás, ya que tenía escuela al día siguiente. Llegó su guardaespaldas de nombre Roland en una lujosa limosina, se despidió de todos y se disculpó en el nombre de su hermano. May después de un buen rato de estar con sus los amigos que hace mucho tiempo no veía, también tuvo que irse, ya que ella era una chica de mundo y quería seguir buscando de más aventuras.
Los demás terminaron de recoger las cosas y también se despidieron con una sonrisa en sus labios.
- Me divertí mucho… Espero volverlos a ver pronto…
- Eso téngalo por seguro profesor… Nos vemos Rebecca… Me dio mucho gusto volverlos a ver.
- ¡Hasta luego Yugi! Me la pase de lo más lindo a tu lado.
- Hasta luego joven Yugi, cuídate mucho.
- Muchas gracias por venir, igualmente para ti Serenity, ¿segura que te puedes ir sola?
-Estoy segura, Rebecca y el profesor me van a acompañar… No te preocupes Yugi. Yo también me divertí… Estamos en contacto y gracias por todo.
- Gracias a ustedes por ésta gran velada.
- Te queremos, por eso haremos todo lo posible por verte feliz – el tricolor sonrió de lado –Antes de irme quisiera hablar contigo… en privado – esto último se lo trató de decir en un tono más bajo pero aceptable para que el menor escuchara.
- De acuerdo ¿nos permiten un segundo por favor? Enseguida volvemos.
- Nosotros nos adelantaremos…
- Yo los acompañaré Yugi…
- De acuerdo abuelito, nos vemos…
- ¡Sayonara!
Tea y Yugi se encaminaron hasta al pasillo que conectaba su habitación y a la de su abuelo, entraron a la recámara del tricolor, pero no cerraron la puerta.
- ¿Qué deseas decirme Tea?
La castaña tomó ambas manos de Yugi, se acercó a él y lo miró de manera tierna y dócil.
- Perdóname por decirte esto, pero necesito que lo sepas. No tienes que encerrarte en tus recuerdos, desde la partida del faraón, no has vuelto a ser el mismo de siempre, ese niño alegre y entusiasta se ha desvanecido, dejando en su lugar a un Yugi serio y distante… Seme sincero… ¿Tú sentías algo por el faraón? ¿Algo más que amistad?
Yugi estaba totalmente impresionado, no por lo que le había confesado, sino por sus preguntas.
- Tea… sé que no he asimilado aún que Yami se ha marchado… para siempre… pero eso no significa que yo… que yo…
- ¿Qué tú lo ames? Yo creo que sí.
El tricolor escondió sus ojos en su rubio flequillo y le dio la espalda a su amiga.
- No puedes seguir reprimiéndote, obligas a tu corazón a la desolación y te mientes a ti mismo… Yugi… Vive, se feliz, ama con el alma y entrégate sin miedo. Yo sé que el faraón no se encuentra ahora, pero de un modo u otro debes volver… Te aseguro que él se pondría triste si te viera sumergido en el pasado.
- Tea… el pasado no se cambia ni mucho menos se olvida… Es por eso que en mi vive una luz…esa luz es la esperanza más grande e importante para mi...
- …
- Gracias por preocuparte y por serme sincera, no olvidaré el consejo que me has dado, pero lo único que sí te puedo asegurar es que lucharé por encontrar mi felicidad.
La castaña solamente suspiro cansadamente y le sonrió a su amigo, se despidió de él y se dispuso a salir de la habitación para alcanzar a los demás. Se había quedado totalmente sólo, pero no se sentía de esa manera, era algo extraño pero reconfortante.
- Estoy alucinando o… de verdad me siento… ¿en paz?, es una sensación que no sentía desde hace mucho tiempo… “¿Por qué será?”
- Tal vez yo tenga la respuesta a tu pregunta…
Una voz bastante conocida para sus oídos le contestaba detrás de él. Giró tan rápido que casi pierde el control de su cuerpo, pero no podía ver nada, un hermoso resplandor inundó su recámara por completo y después de unos segundos pudo visualizar una figura frente a él, abrió sus ojos a más no poder mientras finas e incontrolables lágrimas comenzaron a brotar de aquellas gemas violetas.