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¿Qué es lo que más anhelas? por MPrincess

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Notas del capitulo:

Hola!!

He aquí el final del fic... u.u

Muchas gracias a todos aquellos que leyeron y comentaron...

Advertencia: En éste capítulo hay contenido de lemon... n////n

Disfrútenlo!!!

CAPÍTULO 5: LOS DESEOS SE VUELVEN REALIDAD.

 

- E… Eres… ¡TU!

- Hola… Yugi.

- ¿Co… co… Cómo es que…?... ¡NO!... estoy volviéndome loco… - gritaba mientras llevaba ambas manos a la cabeza y cerraba sus ojos con fuerza.

- No… no digas eso… Soy yo…

- ¡Basta! ¡¿Por qué no puedo dejarte ir?! Solamente me hiero a mi mismo… Esto no es real.

- Acaso si no fuera real… ¿Podrías sentirme? – contestaba mientras tomaba el rostro lleno de lágrimas del pequeño tricolor y lo obligaba a mirarlo directamente a aquellos llamativos e hinoptizantes ojos – ¿Puedes ver que no se trata de una ilusión?

- Pe… pero… No puede ser… - lágrimas continuaban saliendo sin control de sus ojos.

- Sigues sin creer que estoy aquí… ¿Cierto? Y dime… ¿Sientes esto? – preguntaba mientras se acercaba lentamente a su rostro, él se quedó pasmado sin poder decir nada, pero eso no significaba que no podía sentir.

La fina nariz del mayor acariciaba la suya, las respiraciones de ambos acariciaban sus mejillas, estaba totalmente confundido y asustado, no quería que aquello solamente se tratase de un sueño más. Estaba disfrutando de dulce roce, el faraón tomó con más firmeza el rostro de Yugi, entrecerró sus ojos mientras le regalaba un suave beso en los labios.

Yugi simplemente no podía creer lo que estaba sucediendo, era prisionero de una inexplicable sensación, le fascinaba sentir esos carnosos labios sobre los suyos. Comenzó a cerrar sus ojos amatista y pasó sus brazos por detrás del cuello de Yami, profundizando más el beso. Entonces se dio cuenta de que todo era real, el momento que siempre había soñado estaba sucediendo después de tanto tiempo.

- ¿Pudiste sentir eso Yugi?

El menor retrocedió unos cuantos pasos hacia atrás, se sentó en la orilla de su cama y tocaba con la punta de sus dedos sus labios, su primer beso había sido el que siempre había esperado, pero seguía sin reaccionar. Yami al no escuchar respuesta decidió sentarse a su lado.

- Me… me… besaste…

- Perdóname… Yo…

- No estoy diciendo que no me agradara… al contrario… - sus mejillas mostraban un sonrojo intenso y solamente pensaba “eso lo dije o lo pensé”, trató de controlar sus nervios y volvió a hablarle - Es solo que… bueno… aún sigo sin creer que estés aquí… Es imposible…

- Nada es imposible mientras la esperanza exista en nuestros corazones Yugi, yo jamás me fui de tu lado, tal vez no me veías, pero yo a ti sí… Ninguno de los dos éramos felices en nuestro propio mundo, es por eso que se me dio una oportunidad.

- ¿Una oportunidad?

- No podía encontrar la paz, es por eso que usaba todo mi poder para tan sólo verte o escucharte, aunque fuera por unos segundos, solamente así encontraba un poco de tranquilidad, pero no encontraba mi completa serenidad… Tus ojos me reflejaban tristeza y melancolía, entonces me di cuenta de que era mi culpa…

- ¡No es verdad! Tú eres la persona que llenó siempre mi vida de alegría y confianza… El culpable soy yo… el día del duelo final me concentré tanto para un solo fin, liberarte de tu prisión y que así encontraras la paz, eso era lo correcto… Pero yo no quería que te fueras… lo único que he hecho es causarte más preocupaciones… Es mi culpa, por eso no encontraste la paz, al ganar te liberé, pero no de mi corazón… Lo lamento…

- Yugi… Tienes que entender muchas cosas, no tienes que culparte, eres un niño muy valiente, cumpliste con tu promesa de ayudarme y te estaré eternamente agradecido por ello. Mi vida la entregué a cambio del bien del mundo, sellé mi alma en el Rompecabezas del Milenio y viví encerrado por cinco mil años, tú eres la luz que alumbró mi camino, tú eres el que jamás se rindió, lograste descifrar el misterio del Rompecabezas y así fue como comenzó nuestra historia…. Aibou… - tomó sus manos y las pegó a su pecho - Estuve esperando por ti toda mi vida…  es por eso que regresé… No puedo encontrarte y después dejarte ir. Gracias a todo lo que pasamos juntos… Nuestra conexión jamás se rompió…

- Es por eso que aún yo seguía sintiendo tu presencia…

- Por ti es que estoy vivo… Tu deseo fue lo que me trajo de vuelta… - Yugi recordó aquellas palabras que recitó con tanto ahínco y corazón, miró con más ilusión al mayor mientras continuaba hablando - Mi padre, el dios Ra, escuchó tu llamado, él habló conmigo y me ha obsequiado ésta nueva vida, una oportunidad de poder vivir al lado de la persona a la que yo…

- …

- Más amo.

- Yami… - susurró mientras más lágrimas recorrían su rostro, Yami al verlo así lo tomó con ambas manos y le secó aquellos diamantes con las yemas de sus dedos.

- Así es… Te amo Yugi y siempre ha sido así… Siempre quise decírtelo, pero las situaciones siempre me lo impedían, te ruego que me perdones…

- No tengo nada que perdonarte Yami… - decía con suma alegría mientras se lanzaba a los brazos del mayor, lo hizo con tal fuerza que hizo que éste quedara completamente encima de Yami - Estás conmigo ahora, y eso es lo importante… Yo también… Te amo… - se fue acercando cada vez más a los labios de su oscuridad hasta que se unieron de nuevo en un tierno beso.

Yami fue tomando la espalda del menor, giró sobre la cama quedando arriba de su hikari, quería tomar el control de la situación, pero deseaba saborear más a fondo aquellos inexpertos pero adictivos labios. Entonces fue cuando mordió el labio inferior de su amor, provocando que Yugi gimiera un poco pero abriera lentamente su boca, Yami aprovechó el momento e inmediatamente adentro su lengua por toda la cavidad del pequeño. Jugaban en una eterna danza de lenguas, Yami como todo un experto hacía movimientos sensuales mientras que a Yugi se volvía loco de placer.

- Ahhh… Yami... Eres increíble…

- Quiero tenerte mi pequeño, mi único deseo… eres ¡TÚ! - le repetía una y otra vez mientras bajaba hasta su cuello dejando un rastro de marcas, cada que lo hacía el menor gemía suavemente, lo cual producía una enorme excitación en el mayor. Besaba incontrolablemente aquellos dulces labios de su hikari mientras unas traviesas manos acariciaban su miembro por encima de los pantalones. Yugi abrió los ojos y un intenso color rojo se apoderó de su rostro.

- Mmmmm… Yami… mmmmm… Espera… -hablaba entrecortado ya que unos carnosos y calientes labios se lo impedían.

- ¿Qué sucede mi ángel?

- Es que… espera ¿me llamaste… ángel?

- Acostúmbrate amor… por qué eso es lo que tú eres… Mi ángel…

- ¡Yami! – Yugi tomó del cuello al ex faraón y lo besó intensamente - ¡Gracias! ¡Gracias! … Eres el amor de mi vida Yami… Te amo, te amo, ¡Te amo! – cada palabra que le decía iba acompañada con un castro y tierno beso.

- Yo más… mi ángel… Ahora quiero estar dentro de ti - le susurró de una manera sexy al oído provocando el estremecimiento del menor.

- Eres un pervertido… - refunfuñaba con sus mejillas envueltas en su tinta roja, pero lo que sintió fue sacado de sus pucheros – Ahhhh… -  la lengua le Yami pasaba por el lóbulo de su oreja, el pequeño soltó un fuerte gemido. Sonrió victorioso, había encontrado uno de los puntos débiles de su luz y no iba a descansar hasta que su amor fuera envuelto en una ola de placer.

- Quiero hacerte sentir bien… Por favor… Permíteme ser el que te llevé al cielo y tocar las estrellas… Deseo que nuestro amor sea unido por toda la eternidad… Déjame demostrarte lo mucho que te amo y lo mucho que te necesito… Te lo ruego amor mío…

- Mi mayor sueño era el que tú y yo estuviéramos juntos… No pediría algo mejor que esto… Te amo inmensamente… Tus deseos… son órdenes… mi faraón.

Ambos sonrieron, sus ojos lo decían todo, tanto amor no necesitaba de explicaciones, se tenían uno al otro y nada ni nadie romperían esa unión, ese fuerte e impenetrable amor era la fortaleza que tanto habían anhelado, ahora… estaban completos.

Yami comenzó a deshacerse de la ropa de su hikari fácilmente, entre besos y caricias le demostraba lo mucho que significaba para él, terminó con quitarle los bóxers, se sentó sobre sus caderas y lo observó de arriba abajo. Yugi estaba completamente desnudo frente a él, era la imagen más encantadora y excitante de su vida. Su blanca y suave piel era reflejada únicamente por los rayos de la luna, sus ojos amatista lo miraban con sumo amor, sus labios eran rosados tal como una rosa y sus mejillas transmitían cierto nerviosismo con ternura.

- Eres hermoso… Te prometo no lastimarte…

- Sé que no lo harás… Confío plenamente en ti.

Un beso se apoderó de la boca del otro, era demandante y profundo, se besaban como si su vida dependiera de ello, se deseaban y ese amor jamás se terminaría.

- Hazme tuyo Yami… Quiero pertenecerte… Quiero que seas mi primer y único dueño.

- Yugi…

El menor comenzó a quitarle la ropa y de un momento a otro ambos se encontraban completamente desnudos. Yami recorrió con su lengua cada centímetro de la piel de su hikari, hasta que llego al despierto miembro del menor, comenzó a lamer con la punta de su insaciable lengua la extremidad de éste, Yugi reaccionó al sentir cómo su eterno amor saboreaba de aquel acto, se sonrojo bastante y no pudo evitar avergonzarse.

- Yami… no tienes que hacerlo… yo…

- Quiero hacerlo… deseo hacerte sentir sensaciones que nunca imaginaste experimentar… Déjame continuar amor, además… eres delicioso.

Iba a responder, pero un sonoro gemido fue lo que salió de sus labios al sentir como, sin previo aviso, Yami introducía por completo el pene en su boca. Se aferraba a las sábanas, su respiración era incontrolable y se mordía los labios de placer.

-Ahhh… mmmm… Ya… Yami… mmmmm… Tu lengua… arde…

- Gime… gime para mí… - el que su amor se retorciera de placer era un verdadero delirio para el faraón. Comenzó a chupar el pedazo de carne como si se tratase de un dulce, la velocidad incrementó en un dentro y fuera, Yugi se sentía en las nubes, su vista se nublaba, no podía más, jamás creyó que se sintiera tan placentero aquel acto lleno de amor y lujuria.

- Ahhhh… se… siente… maravilloso… ahhhh…. Sigue… sigue Ya… ¡Yami! - una corriente eléctrica recorrió toda su espalda y se erizo al sentir que dejó salir su semilla en la boca del faraón - ¿Por qué hiciste eso?

- Eres sumamente exquisito mi ángel… - le decía en un tono lleno de lujuria y pasión mientras se lamía los restos de semen de sus labios, lo cual hizo que Yugi abriera sus ojos a más no poder y se cubriera el rostro lleno pena.

- ¡Yami!

- Solamente digo la verdad… No tienes por qué avergonzarte mi amor…

- ¿Ah si? – en una de sus miradas, logró despistar al faraón para que en un movimiento rápido se posicionara sobre él, con su pierna comenzó a masajear ligeramente el despierto y pronunciado miembro de Yami, éste jadeó al sentir ese rose de la piel de su hikari en su punto más candente.

- Ahora… seré yo el que maneje la situación…

- No lo creo…

- No te estoy preguntando… - calló sus palabras en un beso demandante y hambriento, mientras tomaba las muñecas del mayor y las guiaba por encima de su cabeza, comenzó a mover sus caderas en un ritmo lento y seductor sobre el despierto miembro de Yami.

- Mmmmmm… así… sigue así… ¿seguro que eres… mmmm… nuevo en esto?

- ¿Debo tomar eso como un cumplido?

- Es que… ahhh… ¡me vuelves loco!

- Ese es el punto… mmmm… Me enseñó el mejor maestro y sabes bien que aprendo rápido – le susurró sensualmente en el oído de su oscuridad, el cual sonrió de lado y siguió que su luz continuara con lo suyo.

Bajó por todo su bien trabajado y delgado cuerpo hasta llegar a la hombría del mayor, comenzó a masturbarlo lentamente con su mano y lamio cual paleta desde abajo hasta la punta. Comenzó a darle velocidad al punto de que Yami soltará un muy escuchado gemido lleno de placer.

- Eso fue… increíble Yugi…

- Me alegra que te haya gustado…

- Lo que más te gustara es lo que sigue… - el mayor le dio la vuelta a su hikari, lamió tres de sus dedos y comenzó a penetrar su estrecha entrada, haciendo que el menor se quejara de dolor y le saliera una escasa lágrima – Todo pasará pronto… - le decía dulcemente mientras acariciaba los cabellos del tricolor – Si no quieres que continúe… házmelo saber…

- Quiero hacer esto solamente contigo… so… solo sigue… pero quiero verte de frente…

- Pero te dolerá más estando en esa posición…

- Déjame hacerlo, quiero ver tu rostro y unirnos en un momento inolvidable…

- Como ordenes mi ángel… - ahora Yugi se encontraba boca arriba, abrió lentamente sus piernas y volvió a introducir dos de sus dedos, éste se quejó pero cuando comenzó a hacer giros sobre su entrada ya no le era tan molesto, al contrario, se sentía bastante bien. Después de unos segundos, introdujo un tercer dedo, escuchó un inaudible gemido, pero siguió con los movimientos circulares. Cuando lo encontró suficientemente dilatado comenzó a adentrar  lentamente, su ya muy impaciente amiguito en el pequeño.

- Ahhhh… mmmm… ¡hazlo ya!

- Pero te lastimaré si lo hago de una vez…

- Quiero tenerte dentro de mí… ahora… confía en mi amor…

De una sola estocada el mayor se adentro en su niño, provocando que éste diera un grito de dolor. Se aferró fuertemente a las sábanas y cerró sus ojos. En el caso de Yami, esto le resulto bastante placentero, pero aguantó y decidió concentrarse más en las sensaciones de Yugi.

- ¿Estás… mmm… estás bien?

- Si – contestó en un hilo de voz.

- Comenzaré a moverme cuando tú me digas.

Momentos después, los cuales habían sido eternos para Yami, comenzó a mover sus caderas dándole a entender que se comenzara a mover. Se sentía realmente bien, todo lo que le hacía sentir su faraón era maravilloso, los gemidos llenos de placer por parte de ambos no se hicieron esperar, las embestidas eran cada vez más rápidas convirtiéndose a ser salvajes. Estrellas rodeaban sus cuerpos empapados en sudor, el tricolor menor ahora se aferraba a la espalda del mayor, mientras éste le regalaba a sus oídos palabras llenas de amor y lujuría extrema, lo cual provocaba más el deseo. Los incontrolables gemidos que emitía el menor era música para los oídos de Yami y su estrechez era sumamente deliciosa y perfecta.

Ambos comenzaron a sentir cómo una corriente eléctrica corría en sus cuerpos, dándole la salida de su semilla dentro de Yugi y éste se venía en el vientre de ambos, mientras cada uno gritaba el nombre del contario.

- ¡AHHH YUGI!

- ¡YAAAMIII!

Cayeron rendidos en los brazos de su eterno amante, Yami salió lentamente de su ángel, se recostó a un lado y Yugi se acurrucó en el pecho de su, por siempre, pareja. Lo miró directamente a los ojos siendo correspondido por Yami.

- Te amo.

- Yo también te amo Yugi… y lo haré por toda la eternidad.

Se regalaron una sonrisa y cerraron su mágica noche de amor en un apasionado beso. No se podía desear más… Estaban juntos ahora y nada ni nadie los iba a separar.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

PROVERBIO MPRINCESS:

Siempre existirá un mundo donde existan deseos, son la clase de inspiraciones y metas que uno se propone para lograr su felicidad, pero hay que saber que no solamente se trata de sueños.

Si en verdad lo anhelas con el corazón, luchas y pones todo de tu parte para lograrlo, entonces sucederá… Los deseos no sólo van más allá de lo que uno quiere, sino también de lo que uno necesita.

Descúbrete a ti mismo y verás que no hay porqué temer, porque encontrarás que un deseo es muy capaz de llevarse a cabo. No lo creerás, pero después te darás cuenta de que todo en ésta vida se puede.

Y dite a ti mismo: “Los milagros… existen”.

Notas finales:

Mil gracias por leer!!! Se los agradezco de todo corazón...

Éste fue el primer lemon que realizo... n///n Así que espero les haya agradado... ¿Qué les pareció?

Muchas felicidades por tu cumpleaños Imouto-chan!! éste fue mi regalo... Espero que te haya gustado... Ya que a mi me encantó escribirlo para ti y para toda las personas que aman a ésta hermosa parejita, al igual que yo!

 De nuevo les agradezco a todos por leer y comentar mi fanfic...

Cuidense mucho y nos vemos hasta la próxima!!!

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