-Yami… ahora recuerdo.. Yami Yami- decía Yugi viendo a Yami a los ojos
-Yugi por fin por fin recuerdas quien eres-Decia Yami conteniendo las lagrimas de alegría que sentía la saber que su Hikari su angel Su Ygi ya lo recordaba.
-Yami perdón por tardar tanto-Dijo Yugi incorporándose un poco y abrazando a Yami en ese momento
-…-Yami solo correspondio el abrazo de Yugi pero al sentir algo calido y liquido sobre su hombro-Yugi… estas bien?-dijo alejando a Yugi para verlo de frente
-Yami… te extrañe… extraño a mis padres… a mi madre Amit..a mi padre Mat… Yami por que-decia Yugi derramando lagrimas que le partieron el corazon a Yami.
-Ya Yugi tranquilo ahora estare aquí yo- Decia Yami dándole una sonrisa a yugi
-Que bueno… Aunque ahora que estas aquí... Ya no me sentiré tan solo-decia Yugi sonriendo y parando de llorar
Yami se acerco un poco más a Yugi quien al darse cuenta de la cercanía no pudo evitar ponerse algo nervioso. Yami sonrió y siguió avanzando sin importarle mucho si su compañero se ponía nervioso o no.
Avanzo hasta tenerlo contra la pared de la cueva . Se veía tan lindo, tan inocente... que no pudo evitar acercar su rostro y darle un beso suave mientras le daba una caricia en la mejilla.
Lo siguiente que supo Yugi fue que le estaba devolviendo el beso con ansias. En verdad nunca lo había visto bien. Nunca pensó en eso… pero ahora, en ese momento, en ese lugar quería darle una nueva mirada. Al tiempo que lo besaba coloco su mano en su cuello se sentía tan bien… Su piel era suave, nunca se dio cuenta de eso.
Los brazos de Yami lo tomaron por la cintura para terminar de cerrar el espacio que los separaba, y entoncesYugio sintió Yami estaba ansioso, eso hizo que su cuerpo se pusiera tenso.
-Tranquilo… -Le dijo en voz baja y suave Yami
Yami aprovechó para pasar de la boca del chico al cuello, iba a ir un poco lento para que se fuera sintiendo cómodo. Aunque tampoco iba a hacerlo tan despacio… Una de sus manos se introdujo dentro de la ropa de Yugi para rozar la piel haciendo que Yugi se estremeciera un poco ante el contacto.
-Sólo déjate llevar…-dijo Yami
-Pero…- iba a replicar Yugi pero una caricia junto con un beso cerca de su lóbulo le hizo soltar un pequeño gemido inevitable.
-Yugi…- se alejo un poco y le miro directo a los ojos. -¿Confías en mi verdad?-
Yugi se quedo completamente paralizado ante esa pregunta. ¿En que rayos estaba pensando Yami? ¡Por supuesto que confiaba en él!
-Claro…- respondió seguro de su respuesta Yugi.
-Entonces no te preocupes… Estamos los dos solos y yo no te haré daño alguno.-dijo Yami que se lo escuchaba tan seguro, confiado… y seductor que no parecía el mismo.
Yugi no tuvo tiempo para pensar en eso… Yami volvió a besar su cuello mientras que su mano derecha empezaba a acariciar su cuerpo de un modo más… Intimo. En ese momento, el chico ya no dudo más. Simplemente, decidió ceder ante el instinto.
Yami volvió a apoderarse de la boca de su hikari para besarlo con más intensidad que antes al darse cuenta de que iba cediendo. Aprovecho para empezar a quitarle la ropa a Yugi y se la quito sin separarse mucho.
Empezó a descender con besos desde los labios, pasando por el cuello y deteniéndose para deleitarse con el sabor de su piel. Tenía un sabor bastante inusual y que claramente podría saborear todos los días. Descendió un poco más y se detuvo finalmente en los pezones rosados y chicos de suangel. Los besó son suavidad y también los lamió.
Yugi pensó que se sentía tan bien, quien iba a pensar que algo así sentiría tan placentero.
Cuando se dio cuenta, estaban los dos completamente desnudos y el mayor lo había levantado y apoyado contrael suelo y la manta , mientras continuaba con una sesión de besos por su pecho y descendía hasta llevar al vientre en donde se quedo un buen tiempo saboreándolo hasta el cansancio, provocándole diversos estremecimientos.
Por su parte ya no sabía que hacer, simplemente sentía toda su piel caliente, como si estuviera incendiándose. Necesitaba más… Y quería hacer más. Por eso no regio cuando por la posición, vio la parte mas intimida de su amante actual bastante endurecida y clamando por un poco de atención. Lo tomo con suavidad y empezó una suave caricia seguida de besos provocando que el otro lanzara un par de gemidos.
Estaban completamente solos y nadie los vería . Ninguno estaba pensando, simplemente disfrutaban de la caricia del otro y de las sensaciones que provocaban en sus cuerpos.
Era todo un torbellino de sensaciones. Cada vez querían más. Cada momento que pasaba deseaban mas y que todo no terminara nunca.
-Yami… Ya no puedo mas…- dijo con voz cansada y exitada Yugi
-Yo tampoco… -Respondió Yami -Creo que llego el momento… ¿Estas listo?-
-Si… -Contesto Yugi con un poco de nervios
Ambos sabían que llegaría ese momento. Sus cuerpos lo estaban pidiendo.
Empezó con suavidad, volviendo a una sesión de besos para preparar al cuerpo de su Yugi para recibirlo.
Al sentir los labios de Yami no pudo evitar nuevos estremecimientos, en especial cuando lo sintió en esa zona. Intento reprimir un gemido sin éxito logrando que Yami sonriera quien no dejo las caricias de lado y disfruto ver la expresión algo avergonzada de su angel.
A pesar de la suavidad con que era tratado sentía algo de miedo, pero ya no podía echarse para atrás. No después de haber llegado tan lejos.
Dejo de preocuparse cuando sintió algo caliente cerca de su entrada.
No quiso hacerlo de forma rápida, ni tampoco tan lento. Quería que él disfrutaba, por lo que empezó a darle ciertas caricias con su intimidad justo allí para ablandarlo y que volviera a inundarle mas el deseo.
-¿Te gusta Yugi?- le pregunto Yami con cierta maldad y lujuria al ver queYugi empezaba a mostrarse inquieto probablemente por el deseo.
-Hazlo ya… No me tortures así… por favor-suplico Yugi con suavidad.
Sonrió con cierto triunfo y con suavidad empezó a adentrarse provocando con ello algo de dolor en Yugi, pero no tardo en sepultar ese dolor, con otras sensaciones mas placenteras provocadas por varias caricias. Cuando el dolor se fue empezó a moverse con vaivenes.
Nuevas sensaciones inundaron a ambos, cada vez se movían más rápido. Cada uno jadeaba y sus cuerpos ya estaban cubiertos de sudor…
Con cada movimiento se acercaban un poco más al final. Con cada caricia, con cada aliento se acercaban. Cada uno jadeaba el nombre del otro. Hasta que llegaron. Sus cuerpos estallaron y el mayor quedo sobre el menor. Ambos intentando recuperar el aliento…