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...Mi querido hokage... por aoi nicole

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Notas del capitulo:

gracias por su apoyo y muchos saludos a ana-naru, kariko y a  michael manson

Los días pasaban y pasaban, sin darse cuenta la semana empezaba a terminar,  kakashi había llegado varias veces a visitarlo, tuvo que negarse rotundo…deseaba ver al peli plata pero por cómo iban las cosas era mejor no verle, no por ahora.

Agacho la cabeza deprimido, quería estar alado de kakashi, cuando el peli plata se iba obito solo podía observarle desde arriba, se levanto y dio vueltas por la habitación, no podía verle, si lo hacia lo estaba poniendo en riesgo con el anbu, kakashi era fuerte, obito sabia que el peli plata era un genio en si y aparte un peleador nato, pero eso no quitaba el miedo que tenia obito, temía por la seguridad del peli plata, ninguna amenaza debía ser tomada a la ligera y mucho menos la de ese anbu, toda la semana anduvo dando tumbos para reconocer al anbu pero nada, todo había sido una pérdida de tiempo, debía ser cuidadoso, tenía que tomar cartas en el asunto antes de que el peli plata o cualquiera de sus parientes saliera herido, porque si ese anbu le ponía una mano encima a cualquiera de ellos, el no se mediría, podría matar, torturar o esclavizar a aquel que fuera causa de dolor en su familia, maldijo mil veces al anbu.

Decidió mantener la compostura y no enloquecer de golpe, porque si lo hacía seguramente terminaría en las fuerzas anbu aniquilando a todo aquel que se le acercara o en cuyo caso simplemente les rompería todos los huesos del cuerpo.

Porque en si la identidad del anbu era un misterio y el ya no tenía la paciencia de clasificar a toda la tropa por él, no, ya no…

Era una lástima, suspiro mientras sacaba un cigarrillo de uno de sus bolsillos, lo prendió y en pocos segundos estuvo inhalando el olor a tabaco, se impregnaba en su ropa y en todo el ambiente a su alrededor, todo era una maldita mierda, quería arrasar con ese anbu ya, no soportaba sus contactos, sus besos eran veneno para su piel y sus palabras…sus palabras eran insultos en su nombre, había caído en lo más bajo al caer en placer con el anbu, fue su error, no pararle el carro a tiempo, ¡pero ya no podía!....no sabía qué hacer, sin pistas y sin nada que diera con la identidad del anbu el estaba simplemente, perdido.

A la merced de un asesino, si, porque eso era lo que el anbu era, un asesino, mato a sus ilusiones y pulverizo sus sueños, le alejo de todo y lo tenía loco, si, loco de atar, loco de remate, todo daba igual, si seguía en ese estado de ánimo en cierto momento todo sedería y el….perdería no solo a su familia y a sus amigos sino también al puesto que por años tuvo que luchar,  si el anbu se andaba con sus juegos lo tendría más loco que cuerdo y en si solo faltaría tiempo para que le rebajaran de nivel y el siendo como era no podía dejarse.

Se mordió las uñas sumamente nervioso, temblaba de solo pensar en eso, si convertirse en hogake ya fue una tortura quitarle el puesto sería lo peor para él, porque no había pasado todas las malditas pruebas como para que un anbu cualquiera lo volviera loco y que por ello le quitaran su tan merecido trabajo.

Apago el cigarrillo, no tenia que meterse a esos vicios, no eran su estilo.

La noche cayó y como todas las anteriores ocasiones espero hasta una hora determinada de la noche en la que la ventana se abrió y ahí de entre sus acostumbradas sombras salía su tan adorado anbu.

-…buenas noches…-saludo colocándose tras de él.

El pelinegro se levanto lentamente de su puesto, ignoro el saludo y se dirigió a la puerta, quería saber hasta qué punto llegaría el anbu si él se negaba a tener sexo.

Eso determinaría varios puntos en su cabeza, si lo obligaba y peleaban ya tendría un resultado conciso.

-¿A dónde va?-

-a mi casa-estuvo a punto de abrir la puerta cuando el anbu la cerro por el.

-creo que no entiendes mis puntos-le amenazo, obito entrecerró la mirada como retándolo.

-¿tú crees?-dijo con sarcasmo.

-¿Por qué te niegas a quererme?-sus manos se deslizaron con suma rapidez al cuerpo del menor, obito intento zafarse inútilmente, pensaba y deseaba matarle pero cuando sus cuerpos chocaban lo único que podía hacer era gemir, dios cuanto se odiaba por eso…por no poder responderle…como se debía.

-¿Por qué te niegas a dejarme?- la atmosfera tensa no ayudaba en mucho, podía cortarla con las manos….era como si algo encima de ellos se precipitara y trágicamente no era al favor del uchiha.

Mierda

Solo al uchiha podía tener esa suerte, ahora tal vez ya entendía porque algunos llamaban al los de su clan maldito, eso era…en su caso…lastimosamente cierto.

-…..eres un maldito idiota…-se atrevió a decir entre dientes.

-¿solo por eso?-

-¡te parece poco, bastardo!-lo empujo enrabietado.

El anbu rio y lo atrajo a su cuerpo en un abrazo caluroso, el anbu envolvía entre sus labios el oído del menor, lamia un poco la oreja del menor, este se precipito contra el suelo al momento de separarse.

No…¿Por qué no puedo pegarle?

Sus puños temblaban, era incapaz de levantarle la mano, me odio….pensó para si mismo, no, eso no era cierto, él le había pegado una vez, podía hacerlo de nuevo.

Se paro y cuando su mano se levanto el anbu la sostuvo con fuerza, parecían forcejear aunque eso no era del todo cierto, al anbu era más fuerte que el por lo cual se tumbaron el piso, obito se sobaba la muñeca lastimada, se la había apretujado muy fuerte.

-¡¿Por qué no me dejas en paz?!-exploto en todo su mal humor, se empezaba a hacer un gruñón por culpa de ese maldito.

-¿Por qué me quieres alejar?-le cuestiono lentamente de manera mordaz.

-…..¡porque eres un genial tipo!-volvió con el sarcasmo mientras se escabullo de entre los brazos del otro, solo una, solo una acción y…

Sintió un jalón fuerte y antes de que pudiera decir nada fue besado con rudeza, sin pisca de delicadeza fue desvestido, la ropa casi fue cortada por las manos del contrario, como cuando lo violo, como esa vez en la que le hizo tirones en la ropa…con la misma fuerza con la que le pego aquella vez.

-¡¡no, para…detente!!-sin poder evitarlo tembló y grito como nunca antes, desesperado trataba de separarse del anbu, las imágenes sacudían su mente  de manera constante, como tratando de recordarle el dolor que le produjo en todos sus encuentros.

 El anbu no dijo nada, se hizo de oídos sordos y como tantas otras veces, lo marco, con su saliva, con su esencia …mientras gemía su nombre, obito lloraba, el shock fue más fuerte, forcejeo  como si su vida dependiera de ello,  sus gritos fueron callados en la boca del otro, sus cuerpos chocaban con fuerza, las envestidas eran brutales para el menor que ahora maniatado no podía hacer nada, la sangre escurría por sus piernas, parecía no haber fin en esa tortura, su miembro chocaba contra el vientre del otro en busca de atención que no obtuvo, el menor se mordía los labios, el llanto no paro, sus ojos parecían vertientes de agua para ese momento, sus mejillas sonrojadas y el calor intenso en su cuerpo lo entumecía y mareaba.

Los gemidos de placer del otro fueron lo único que escuchaba, y eso le hería en el alma.

-de…ten..¡..te!-el anbu tomo las piernas del menor y las separo lo mas que pudo, le penetro otra vez, con mas ansias animales, ya no tenía sentido suplicar, sus lenguas se tocaban, sus labios eran besados por los otros, sus pezones fueron chupados mientras el anbu apenas y jugueteaba con la punta del pene del menor.

-¡mnnn…n…no!-su voz ahogada y apagada casi no sonaba.

Las imágenes de las palabras hirientes del anbu traspasaron su frágil corazón, en otra embestida el menor tembló en placer.

-¡¡no…Aahha….vas…taaaa!-

-deberías callar y disfrutar-sus brazos estuvieron a cada lado del sofá, apoyándose en él para embestir de mejor forma.

-no…no….-

-¡dime a quien a amas!-le exigió mientras le tomaba del mentón, obito arqueo la espalda, sudoroso  y tembloroso  lloro, como cuando sus padres….murieron.

El dolor y el temor fueron armas que el no podía soportar y ahora, estaba desarmado ante el intimidante hombre que lo tomaba, porque…esa voz que tenia podía soñar tan fría y cruel que solo le producía pánico.

Pero, ¿a qué venía es pregunta?, oh claro…el anbu quería parecerse o matar a quien el amara, pero ya debía saberlo, kakashi, solo el…sus sentimientos…, duele…para ya, rogo mentalmente sin atreverse a abrir la boca.

Ya no soportaba esa tortura, ya no quería sentirse así, tan sucio y maltratado, tan decaído y muerto, su alma se consumiría en el infierno que mejor le conviniera, eso estaba bien para él, pero ya no quería seguí viviendo en el infierno del anbu, ya no…

-ah…a…kakashi…-las palabras salieron de sus labios sin querer mientras el cansancio le consumía de golpe, el anbu termino por correrse, apenas y lo hiso oyó las palabras del menor que lo dejaron congelado, mudo…

Miro al menor pero este al pronunciar el nombre de su amante se desmayo.

-obito…., obito….-lo sacudió, dejo de penetrarlo y pudo ver la sangre que escurría por sus piernas, que brotaba de su entraba, los moretones que le causo aquella noche quedarían gravados en su piel por semanas pero lo peor de todo es que sus acciones no saldrían de la cabeza del azabache nunca.

-¡obito!-grito al notar que el pulso del otro bajaba de manera rápida y tenebrosa.

Tomo la ropa del menor y le vistió, lo atrajo hacia el  y lo abrazo, estaba frio…demasiado frio para su justo, con un jutsu logro trasladarse de la habitación de la torre a la casa del menor.

Subió las escaleras corriendo y casi tropezando en el trayecto, seguía a marcado a obito, lo recostó en la cama y entro al baño,  lleno la tina lo más rápido que pudo, el vapor llenaba la habitación, salió al cuarto y  le quito la ropa al menor hasta dejarlo desnudo, lo sostuvo con cuidado entre sus brazos y entro a la tina con él, se quito la ropa en el trayecto junto con la máscara, sabía que estaba corriendo un riesgo con eso pero no le importo…ahora ya no le importaba que obito viera su rostro.

Sostuvo a obito hasta ponerlo sobre su regazo, el agua caliente limpiaba los rastros de sangre, obito apoyo su cabeza en el hombro del otro, el anbu le tomo el pulso, parecía volver a la normalidad, eso le calmo, se paso una mano por los cabellos y luego miro al menor que emitió un quejido.

-ngnh..-lo abrazo y limpio por largo rato, era definitivo, se gano el premio por el mayor idiota del mundo, pero todo no terminaba ahí, no, para su pesar aun faltaban cosas que finiquitar con el uchiha, solo una cosa.

Su varonil cuerpo se apegaba al menor, sus manos fueron a parar al trasero del menor, este parecía querer despertar sin mucho éxito.

-¡n-no!-sus ojos se abrieron con fuerza y antes de que pudieran verle el anbu los cubrió con su mano.

Ahora si era cobarde, ya no le importaba si obito lo viera o no…pero eso no le quitaba el miedo que sentía.

¿y si me rechaza?

 

Obito no tenía fuerza para nada, si es que al cabrón se le ocurría follárselo podía hacerlo, mas no dio indicios de querer darle otra tunda, obito agradeció a todos los dioses por ese hecho.

Sentía punzadas por todos lados, sus ojos estaban irritados, la cabeza le daba zumbos y poco a poco recordaba lo que paso.

La maldita incertidumbre le lleno y rompió en llanto.

Mierda él no era así…, ya no lloraba desde que era un crio y ahora lo hacía por ese maldito, por temor…por kakashi.

-n…no…le hagas…-articulo con dificultad, sus labios fueron tomados en un beso puro, se quedo calladito.

Al terminar el beso el sueño parecía llegarle, otra vez el cansancio lo tomo, el anbu le reviso de nuevo el pulso, había empezado a bajar…..eso estaba raro.

El anbu lo limpio un poco más y salió de ahí, recostó al menor  en la cama y lo dejo completamente desnudo en ella.

Le abrió las piernas y se fue de nuevo al baño, había un botiquín allí, tomo algunas vendas y lo necesario para curar el cuerpo de obito, podía apreciar la delicada piel del menor que ahora estaba marcada pos sus besos y por la fuerza que infringió en sus roces, sus dedos rozaron los muslos del azabache, este suspiraba en sueños, su rostro denotaba tristeza, el anbu suspiro.

-no tiene caso que te diga….me odiarías…obito-deslizo por sus dedos una crema y curo todo lo que pudo, vendo las muñecas del  menor y lo arropo, toco la piel del menor, estaba una muy frio, se coloco a su lado y durmió toda la noche con el… hasta que el sol se levantaba de entre todas las sombras de la noche.

El uchiha abrió sus ojos con cansancio, ya era costumbre estar así, apoyo su adolorida muñeca en la cama, la miro…lo habían curado, trato de sentarse de manera torpe, no podía hacerlo, dolía horrores, hizo una mueca y e intento pararse, al hacerlo lo único que obtuvo fue caerse de bruces al piso, ahogo un sollozo en su boca, apoyo su frente contra la cama e intento pararse.

-ne…necesito hablar con kakashi….-necesitaba advertirle, el jamás se perdonaría por perder al hatake, si el anbu…le llegaba a matar…el no podría soportarlo, en otro intento fallido cayó al piso, arrastro los pies y tomo el teléfono de su habitación, estaba a punto de llamar cuando este timbro primero.

-b…buenos días-tartamudeo el uchiha.

-¡obito, que bueno que contestas!-la voz de rin sonaba entre preocupada y aliviada.

-¿Qué sucedió?-trato de saber.

-¡ayer en la noche kakashi tuvo una misión con otros chunin  y me acaba de llegar información de una central allá por donde él estaba, obito…kakashi esa muy herido…!-ni corto ni perezoso se erguió como pudo, solo una cosa le pudo llegar a la mente.

Anbu

-allá voy rin, por favor manda a ninjas médicos para que lo atiendan y si es necesario que lo traigan enseguida al hospital-

-si-la llamada se corto y apenas lo hizo obito arranco el teléfono y en un arranque de ira lo estrello contra la pared.

-¡¡¡¡te dije que no lo hirieras, a él no!!!!-no le importo que el anbu no estuviera, en ese acto había sentenciado su muerte segura, se había atrevido a cruzar la línea, lastimo a la persona que el mas amo…, ya lo que hiciera con su cuerpo poco o nada le importaba,  pero si se hablaba de alguien cercano a él solo podían saber que obito uchiha no se andaba por los ramas al tratarse de ellos.

-solo escucha, con mover mis dedos todos tus seres queridos estarían muertos…-

-eso es imposible…-dijo, dudoso

-no si tienes a alguien que haga el trabajo por ti –obito rechino los dientes irritado y colérico.

Eso lo había superado,  mientras caminada hacia el baño se fue arrancando las ventas y las botaba al suelo mientras miraba con ira a todo a su alrededor, sus ojos ya no tenían su habitual matiz tranquilo, brillaban de un rojo intenso, un sharingan poderoso se despertaba, al ponerse enfrente del espejo solo pudo estrellar el puño con tal energía que rompió gran parte de la pared, de lo poco que quedo del espejo solo se podía ver el reflejo amenazador de sus ojos junto a un solitaria lagrima que escaba uno de ellos, su mirada ya no era cálida sino fría como un invierno glaciar.

Obito parecía otra persona, su seño fruncido y si rostro colérico era algo a lo cual muchos temían, la faceta malvada o cruel del pelinegro casi nunca se mostraba, pero esa era una ocasión diferente, llegaron al hospital casi por la tarde, kakashi había llegado allí hace ya varias horas, lo que le habían dicho es que a altas horas de la noche del día anterior el peli plata fue herido por varios ninjas desconocidos, iruka fue uno de los que encontró mal herido al hatake, obito solo se sentía inútil e idiota, kakashi se sacrificaba cumpliendo su trabajo y el no le podía ayudar por estar follando y siendo violado por ese anbu.

No le dio vueltas a las cosas y salió con rapidez al llagar al hospital, le dieron el número de habitación del  hatake.

Sentirse rata y puta en ese momento no ayudaba de nada, pero era claro que al caer la noche ya no tendría que seguir sufriendo por su estorbo, no de nuevo, pensó, antes de entrar a la habitación vio el kunai que estaba en su bolsillo bien camuflado, en la punta del arma se podía apreciar un líquido semi carmesí, veneno, si tenía que convertirse en un asesino…lo haría…todo sea por no ver sufrir a sus allegados.

Suspiro, recupero su compostura y sonrió al cruzar la puerta pero poco le duro la sonrisa al ver a kakashi, dolía, dolía verle, le dolía saber que estaba poniendo en peligro a kakashi…

El peli plata solo estaría ahí unas pocas horas más, le habían roto una pierna, y su brazo mostraba heridas de menor nivel, cortes que no eran de preocupar, se apoyo contra la puerta sonriendo con alivio, rin había exagerado las cosas.

-¿Cómo estás?-le cuestiono el peli plata, parecía estar de buen humor.

-eso debería decírtelo yo a ti…teme…-se acerco al hatake, mirándolo detenidamente.

-haha hahah, ¿Qué esperabas?-le cuestiono.

-no lose…verte entubado tal vez…-

-¡vamos obito, no soy débil, hubiera sido preocupante si es que me faltaba algún órgano!-aunque el hatake por lo general no hablaba mucho hoy parecía querer hacerlo.

Sus miradas se encontraron, los ojos color gris oscuro de kakashi inspeccionaron a obito, parecía desnudarle con la mirada, como si pudiera ver a través de él.

-¿estás bien?-obito le miro confuso.

-¿Por qué lo dices…?-kakashi tomo su muleta y camino hasta quedarse cerca de el.

-es que…-tomo la muñeca del menor y se pudo notar las marcas de las ataduras que tuvo.

-estas marcas no se pueden ocultar…. ¿Quién te las hizo?-el uchiha se maldijo por haber ido con una camiseta sin mangas.

La camiseta de color negro delineaba el pecho del azabache, los primeros botones estaban un poco abiertos por el apuro que tuvo en vestirse, podían apreciarse ciertos marcas que ya para ese momento no pudo ocultar, solo retrocedió y como siempre le hecho cuento.

-haha, solo son las marcas de unas pulseras que me dio itachi, el mismo me las puso y me las amarro muy fuerte-excúsate…

-¿y esas ma…?-antes de que dijera nada obito se rasco las marcas de besos.

-¡Dios pica como rayos!-se quejo falsamente.

Kakashi ya no dijo nada, parecía que la conversación había terminado ahí, obito le miro y antes de salir le cuestiono, kakashi noto la profundidad en la voz del uchiha y también el brillo intenso de sus ojos color rubí.

Por un momento el rostro del hatake se tiño de sorpresa al notar la intensidad en los ojos de obito, se entrecerraban y aparte de parecer bellos parecían fieros, llenos de algo que hasta el momento el solo pudo interpretar como….odio y…venganza.

-dime…¿sabes quién o quiénes fueron los que te hirieron?-kakashi se saco de su ensoñación y negó con la cabeza.

-no les vi el rostro pero creo que eran cuatro, estaba demasiado oscuro-

-ya veo, eso servirá de algo…para el reporte-dijo-descansa unas semanas hasta que tu pierna se cure, yo me encargare del permiso que te den, adiós-kakashi quiso mantenerle la mirada al azabache pero no pudo al verle partir por la puerta.

¿Qué había sido eso?, ¿Qué había cambiado en el uchiha como para que este mirara tan alterado a todos?, ¿Qué fue lo que le hizo tener el sharingan activado todo el bendito día?

El día paso más rápido de lo que pudo contar, rin le aviso que kakashi ya había salido ese mismo día del hospital a la tarde, personalmente pidió que el hatake tuviera una escolta todas las 24 horas del día,  también mando lo mismo a su familia, en especial a los pequeños, itachi y sasuke tenían doble protección por ser más jóvenes, obviamente ninguno de ellos supo cuando les pusieron escolta, ni siquiera lo habían notado.

Cayó la noche y obito espero con paciencia, los guardias que llamo de la aldea de la arena fueron a cumplir su misión apenas y el sol se oculto en el horizonte.

El hogake se  apoyo en su haciendo y durmió por corto tiempo, hoy acaba todo…

Pudo oír el chirrido de la ventana al momento de ser abierta, su mano fue a parar al arma que tenía en las manos, la apretó un poco y respiro pacíficamente esperando a que el anbu se le pusiera enfrente.

Oyó los pasos pesados del otro en el piso, casi no se oía el respirar del anbu, obito estaba alerta, el anbu movió la silla de obito hasta quedar enfrente de ella, obito entre abrió los ojos dejando a la vista sus brillantes  ojos color…sangre…, palideció de repente.

-…ho…hogake-..sama-no, la imagen que tenía enfrente era como irreal, todas las células de su cuerpo se pusieron en alerta y se removió en su lugar.

-…hogake-sama…-los ojos del pelinegro  miraban con terror la enorme herida en el pecho del anbu, era profunda y se podía decir que traspasaba varios huesos y parte de órganos, el anbu estaba empapado por su propia sangre…la herida se extendía desde parte de su clavícula hasta el vientre de este.

Las nubes ocultaron la poca iluminación de la luna dejándolos en tinieblas, el anbu débilmente alzo su máscara hasta mostrar sus labios y apretarlos en un beso con los de su…amado hogake.

 


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