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Conflictos Adolescentes por Yuzuru7

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Notas del capitulo:

Welcome to mi world

La historia es mia algunos personajes en ella tambien... Los APH No

Ore-sama no Nikki:

El primer capítulo de la locura adolescente. Por el grandioso YO.

Despues de algunos dias de caos, descubrimientos y constantes discuciones con espadas, cuchillos, hachas, wongs y risas tenebrosas incluidas por fin parecia que el grandioso yo tendria un dia de calma... Bueno parecia.

Hoy me han dejado a cargo de los monstruos adolescentes, y debo admitir con temor, que solo puedo entablar pláticas "cuerdas" con Mathias, es normal, la edad que vuelve a representar Dinamarca es equivalente a esa donde él y yo éramos poderosos y nos tendíamos la mano de forma secreta. Donde el me vendía tierras por costos módicamente pequeños y escuchaba mis grandiosas historias y la de los teutones, y nos inundaba de sus cuentos "Vikingamente Sádicos", por eso no tengo lio con él, pero los otros…Son un caos.

Rusia adolescente es TETRICO, si como leen TETRICO en mayúsculas. Me mira fijamente, y esboza esa sonrisa TETRICA, y con su mirada TETRICA, habla con su voz TETRICA y me pide cosas… ¡raras!

– Quiero un vodka-da– me dice, y yo lo miro como tratando de descifrar si me pide algo oculto en una frase tan simple, no, NO soy un psicótico, es que hablamos de Iván, por eso el riesgo.

China es más bien…ahhhhhhh, pues. Es excéntrico y explosivo y cuando ve algo raro, corre ocultándose en Iván, o Mathias o cualquiera más alto y amenazante que él. (No he podido hacer que se vista normal) pero al menos hoy trae un traje chino, y aunque es de niña, no se le ve tan llamativo como los vestidos. El grandioso Yo, no iba a traerlo al Centro comercial vestido de NENA

El novio de Antonio, es sin dudas un lio diferente, en menos de 10 segundos me ha lanzado 8 diferentes insultos… entre los cuales, se mezclaban palabras en Italiano, Español y Alemán, eso no me agrado, no me gusta que nadie me ofenda en un Idioma que yo comenzó, el grandioso Yo, tuvo que comprarle una paleta para que se callara, y es que todo comenzó por culpa de un TOMATE, prohibiré dichos Frutos en la casa de mi hermano y del señorito podrido… ningún Tomate puede ofender al grandioso YO.

El pequeño monstruo pirata, parece tener más interés en aprender cosas que obedecerme, pero he tenido que salir a buscarlo varias veces, pues el muy engendro se me escapa de las manos sin que yo lo vea, la primera vez, fue a una librería, y el erróneo intento de robar mapas de Tesoros. La segunda a un Banco, en un intentando desbancarlo donde haciendo gala de su lenguaje logro que nos sacaran a patadas, por lo menos ahora están todos sentados, criticando la comida americana, y es que por órdenes de Alfred, no nadie le ordena a ore-sama, Alfred me suplico que los trajera aun McDonald, si eso, él le suplico a Ore-sama que trajera a los monstruos por una cosa de esas que llama comida.

– ¿Giru, seguro que esto es comestible? – me pregunto Mathias sujetando aquel bodrio de carne y pan grasienta, y mostrándomelo con interés. Eso me hace gracia, eh visto la comida de los vikingos ver a su rey mostrándose temeroso por algo tan raro, me hace gracia. Pero no es el único, el italiano esta azul, argumenta que "si no se ve ni huele bien, no se puede comer".

– Al menos debe cumplir con una de esas especificaciones, como los tomates– sentencia y todos asienten aunque no todos muy confiados. Arthur es experto en comidas malas, pero… incluso él ve aquel sustento con cierto temor, y bueno en lo personal me ha demostrado que puede hacer postres… pero incluso aquel supuesto Flan… se ve raro.

– ¿Esto es Moho-aru? – pregunta Yao, abriendo el postre que venía con aquel interesante aperitivo.

– Creo que si-da– responde el ruso oliendo el postre y poniéndose pálido. Incluso suelta su temido (no es que yo le tema) KOLKOLKOL, me parece ver que el pobre Flan tiembla como una pobre gelatina.

– Oye, pedazo incompetente de la escoria Germana– ah eso lo dijo el jodido pirata

– ¿Qué? – me encantaría invadir sus regiones vitales…Sin ningún sentido doble, ni que fuera Francis.

– Podemos mejor irnos, este lugar es demasiado…. – gira como buscando algo, y sus ojos se abren con emoción.

– GUAAAAAAAAA– dice o ladra o lo que sé que haga cuando se emocionan. Pues todos han visto lo mismo.

– Vamos ahí, ahí, please– me señala algún lugar que vio desde el ventanal de donde nos encontramos. Sus ojos brillan, su rostro esta sonrojado, e incluso habla lleno de efusividad infantil… ¿Qué edad me dijeron que tenía?, bueno estos desplantes los tiene hasta siendo un adulto. Me acerco para ver qué es lo que ven, es una tienda un piso debajo de donde estamos… frente a ella hay un grupo de jóvenes. Exponiendo….Animales Exóticos. Dado que hasta el helado aquí es demasiado… Americano, opto por complacerlos, y dejando un par de dólares, (otorgados por la cartera de Alfred, que distraído por el tímido beso que Arthur le dio antes de golpearlo y dejarlo inconsciente fueron obtenidos por Lovino, creo que pudieron obtenerlos si solo lo dejaban inconsciente, pero el plan no era que Arthur explotara Tsunderemente y lo dejara en K.O. después del insignificante beso. Que dicho sea de paso fue solo en la mejilla) les hago la señal para retirarnos. Y salen más contentos ahora que parecen librados de una tortura horrible. Llegamos al piso inferior y corren rápidamente, a ver a los exhibicionistas. No deben exceder la edad que mis chicos presentan, más que por uno o dos años.

– Increíble-aru– decía el chino jugando con una araña en sus manos, un adolescente de rasgos asiáticos le permitía manipular al animal aunque sin soltar sus manos. Eso provoco que buscara con la mirada al pequeño Monstruo terrorífico. Un aura negra lo rodea, pero un Rubio lo abraza por el hombro y riéndose estrepitosamente, y le puso encima una Boa albina. Logrando que Iván, lo mire feo y se tensase un poco por el animal. No cabe duda que el rubio que se le acerco es Lento, (sinónimo de American People).

– ¿Entonces come tomate? – preguntaba el noviecito de Antonio. Mientras un joven le sonreía y le mostraba una pequeña Chinchilla a la que el italiano le daba de comer un tomate.

– Hace cosquillas maldición– dijo el Noviecito de Antoni mientras el animal seguía comiendo en su mano

– También le gusta la oliva– dijo el sonriente aquel muchacho.

– Mira Gilbert– me llama Dinamarca, que se encuentra junto a un sujeto más alto que el… de apariencia corpóreamente mayor. Tal vez practique futbol americano. Mathias tiene entre sus manos, un caimán de 55 centímetros, que parece molesto. El sujeto grande. Le hace cariños al animal mientras rodea a Mathias por la cintura… Mi radar de Pervertidos se ha encendido. Ósea Gilbird me ha tirado un cabello. Me volteo buscando a Francis, pero es imposible que este por aquí, después de todo tenían reunión en sus embajadas. Esa es la razón de que el grandioso Yo tenga que cuidar a los monstruos.

– ¿A Party? – reconozco la voz de Arthur dejo de buscar a Francis, y veo dentro de la tienda. Un joven de cabellera corta y rubia habla con el pirata. Que trae en sus manos un conejo de orejas caídas.

– Yes, será divertido, pueden venir tú y tus amigos, además mi hermano Mayor tendrá una reunión en la cochera, así que no abra problema ¿Anda que me dices? –

El grandioso Yo mejor interviene. Antes de que alguien desee invadir mis regiones vitales.

Se dirigió hacia el interior mirando a Arthur muy seriamente.

– No lo sé, creo que a Alfred no le gustaría–

– ¿A quién? – pregunto el sonriente muchacho

– A mi…– el inglés se sonrojo y miro a todos lados. –Pues es quien me cuida– dijo algo sonrojado. Su relación con el americano aun le resultaba un poco increíble.

– Hey nos vamos– grito Gilbert al llegar junto al adolescente inglés.

– ¿QUE?, oye sabias que si un anciano como tu sale con alguien como él es un delito ¿verdad? – inquirió el menor, de inmediato varias miradas se clavaron en el

– ¿De qué hablas? – dijo el Italiano dejando a la Chinchilla en manos del sonriente adolescente

– Pues que la pedofilia es un crimen– declaro el otro joven, Dinamarca salió del abrazo del otro joven mirándolo confundido. Se encamino hacia Gilbert que ya tenía dolor de cabeza. Él no era un pedófilo, nunca se interesaría en alguien como aquellos monstruos, el pervertido era Francis, el Pedófilo Antonio, no él.

– ¿Es eso verdad? – dijo el danés

– Si, en la mayoría de los países está penado– respondió el albino

– Pero yo no salgo con Gilbert– grito el Ingles después decidió regresarle el conejo al joven y salir con los demás. Mejor se iban, además el menos feliz con todo era el ruso, que ya estaba Harto de aquel joven que no dejaba a su chino.

– Piénsalo, si te animas pregunta por Stevens, en los suburbios– grito el joven de la tienda, mientras los jóvenes se alejaban.

– ¿Antonio es un Criminal? – dijo el Italiano al danés, que bajo el rostro, y suspiro

– Norge odia faltar a las reglas, tal vez él no lo sepa– le respondió en el mismo tono de voz

– ¿Porque Iván está enojado-aru? – preguntaba el chino, tratando de alcanzar a un malhumorado

– ¿Porque YAO no va a jugar con las arañas de ese Asiático Idiota DA? Y dela en paz a Iván– respondió pasando de largo y caminando junto a Gilbert. China miro sorprendido a Iván y bajo el rostro sin comprender mucho. Opto por caminar junto a Inglaterra que parecía molesto por algo, como si le hubieran ocultado algo horrible.

Llegaron de nuevo al hotel, no habían ni comido ni nada y al parecer lo único que obtuvieron fue una razón mal justificada de Ira y culpa. Yao notando la molesta mirada que el ruso le lanzaba, decidió darse una ducha. Gilbert le había dado en la mañana unos pantalones negros y una playera blanca, así que sin mucho afán de vestirse "bien" para el ruso, opto por ponerse dicha ropa.

Cuando estuvo vestido salió cepillándose el cabello y sujetándolo en una larga trenza.

El resto de adolescentes estaba desparramado en los sillones. Mathias oía el reproductor de Tino le había dejado.

Arthur jugaba con el PSP que Alfred le había cedido. Era un juego de un pequeño elfo y una lucecita que no hacía nada que buscaba una flauta o algo así.

El italiano pasaba los canales con aburrimiento, nada en la tele le parecía interesante, hasta que Diviso una película llamada el Padrino. Como si de un resorte se tratara se pegó a la pantalla.

– ¿Han visto a Iván?– hablo el chino viendo a los otros jóvenes

– Esta con Gilbert en la cocina– dijo el inglés, mirándolo

– ¿Paso algo? – inquirió viendo el rostro ensombrecido del chino

– No-aru, no pasó nada– se sentó junto a Lovino que dio un Bufido una conferencia del Estado de Washington daba corte a su película

– Oye…Bastardo realmente crees que Antonio y los otros cometan un delito– más que preguntarlo lo afirmaba

– No lose– respondió el inglés. Apagando el juego del cual ya se había estresado, el mismo monstruo serpiente le había matado ya 10 veces.

– Yo no quiero que Norge se moleste conmigo– dijo el danés. Apagando el reproductor musical

– Es que no conocemos, nada de las leyes, ni nada de este tiempo…Maldición– el inglés volvió a mirar al chino. Que tenía los ojos vidriosos

– Y si les preguntamos– de nuevo el danés. Que provoco la mirada de los otros tres junto a el

– ¿A quiénes-aru? – dijo el Chino

– A los chicos de la tienda, te dieron su dirección ¿no Arthur?– el inglés asintió.

– Pues sería bueno maldición, además de esa forma podríamos descubrir porque tanto misterio con los bastardos– de nuevo Arthur asintió

– ¿Qué hacemos con Gilbert-aru? – el tono de Yao los sorprendió no creyeron que quisiera ir, después de todo el e Iván no tenían problemas respecto a un posible crimen.

– ¿nos acompañaras? – dijo Dinamarca poniéndose la chaqueta roja que Norge le dio.

– Si-aru, Iván se molestó conmigo y no sé porque-aru, Tal vez ellos hayan visto algo– la mirada de los otros fue la única respuesta

– No perdamos tiempo– dijo el Ingles agarrando una chaqueta de cuero negro con un sinfín de decoraciones PUNK, Lovino se acomodó una chaqueta de diseñador, bastante cómoda y juvenil. Se dirigieron sigilosamente a la cocina, la puerta cerrada, les permitió solo oír, la ligeramente asustada voz de Gilbert y el KOLKOLKOL de Iván sin importarles mucho. Atrancaron la puerta con una silla y salieron sin hacer ruido.

Caminaban por las calles de la ruidosa ciudad. Se sentían sorprendidos, por muchas cosas y aterrados por otras, pero lo que más les importaba, era encontrar respuestas.

– Subamos a uno de esos– dijo el Ingles recordando la breve explicación que Gilbert les dio. Sobre el maldito transporte americano. El taxi los dejos exactamente en la dirección requerida era una vieja casona pero aun así se notaba un ambiente de diversión.

– ABRANME– grito el danés, un grupo de jóvenes que no reconocieron abrió la puerta, las miradas se posaron al instante sobre ellos.

– Ahhh, nosotros– el inglés se sentía demasiado observado

– Maldición que nos miran– bramo el italiano.

– ¿Lovino? – un sonriente joven se abrió paso entre el resto.

– Oye John tu amigo el inglés y los chicos están aquí– grito y el mismo grupo de jóvenes de la tienda se acercó.

– ¡OMG! Pasen que esperan– fueron recibidos por los jóvenes y como si nada hubiese pasado todos volvieron a su fiesta. El ritmo ensordecedor de la música les imposibilitaba hablar. Y peor fue el asunto cuando fueron divididos por el grupo de jóvenes.

– ¿Arthur? – la voz del danés, era suprimida por los sonidos tecno de la música que conseguía que su pecho y oídos retumbaran. Un fuerte abrazo lo sorprendió.

– Tengo un Lagarto en el piso de arriba, quieres acariciarlo, es más grande que el de la tienda– le dijo una voz pegándose mucho a sus oídos, logrando provocarle cosquillas al danés.

– Esa ropa que traes es interesante– grito el danés girándose descubriendo al joven de la tienda así que más tranquilo le sonrió.

– Es de los vikingos de Minnesota – respondió el adolescente de gran corpulencia.

– Me fascinan los vikingos– volvió a gritar el danés. No comprendiendo mucho y con esa efusividad propia de él.

– Vamos arriba– dijo tomándole la muñeca y un cartón de cervezas. Dándole una al danés que sin replicar se la tomo de un trago.

– ¿Estoy buscando a Arthur? – volvió a gritar

– Nos divertiremos, solo toma un poco más– dijo el otro o ignorándolo o sin escucharlo, abriendo otra cerveza y dándosela. El danés sonrió, al recordar las miles de ocasiones en que se había inmiscuido en concursos de alcohol, contra sus tripulantes vikingos.

– ¿Hay Vikingos arriba? – dijo al escuchar gritos parecidos a los de guerra.

– Claro una fiesta muy al estilo Vikingo, además hay más que solo cerveza– volvió a gritar pero el danés apenas y lo escucho, salía de un ruido opacante, para entrar en uno ensordecedor.

– Aiya– suspiro el pobre chino había sido empujado por todo el bullicio hasta el jardín trasero donde la fiesta continuaba dentro y fuera de la piscina.

– Lo siento– dijo una voz pues lo había empujado por accidente

– Está bien-aru– al instante sintió una mirada sobre él.

– Te vez mejor con esa ropa– le dijeron, Yao miro al joven asiático de la tienda, a su lado el americano que había estado junto a Iván. Suspiro por lo bajo, ahora podría preguntarles si noto porque el ruso estaba tan molesto.

– Maldición, es mucho ruido– se quejaba pero lo que más le molestaba era que con el pretexto de llevarle hasta la cocina el tonto sonriente no lo soltaba.

– "¿Quién se cree?" – pensaba, pero un aroma conocido le calmo.

– Espero que te gusten, son canapés de Tomate, también preparamos pasta– le dijo a gritos y le extendió un plato.

– Quieres que platiquemos en el balcón– el italiano asintió ya devorando la pasta.

– ¿Vives solo? – inquirió el inglés, mientras recibía un pequeño vaso de cristal cortado lleno de un líquido color ocre.

– Es casa de Stevens…el amigo de tu amigo danés– dijo en su oído el inglés se sintió incomodo por la cercanía. –Es ron esta rico, Tómalo – le acerco la copa a los labios, el inglés sintió un aroma conocido y bebió el trago. Sin respirar

– ¡Wow! Arthie toma– le lleno el vaso, el inglés sintió un calor conocido y desconocido a la vez en su pecho. Así que sin dudar volvió a tomarse el vaso, mientras que el adolescente a su lado, reía y le llenaba consecutivamente el vaso.

Abrieron la puerta sorprendidos por el intranquilo silencio. Que era brevemente destrozado por los golpes proporcionados a la puerta de la cocina que estaba atorada por una silla.

– ¿Chicos? – llamaron mientras abrían la puerta pensando en cómo reñirían a Gilbert por dejarles encerrados.

– SALVEN AL GRANDIOSO YO…– grito el Ex imperio que salió corriendo terriblemente agitado, y se aferró a las rodillas de Austria y Alemania que estaban uno al lado del otro.

– ¿ANIKI? – dijo el alemán un poco sorprendido.

– Es un monstruo– dijo en un hilillo de voz, los otros asomaron y vieron a Iván y su adorada aura negra rodeándolo.

– ¿DONDE ESTAS YAO-DA? – pregunto al salir y notar que solo estaban los adultos.

– ¿Gilbert dónde está mi hermano?– grito el Italiano, el Prúsico se aferró más a su hermano alemán.

– PRUSIA– dijo molesto el americano.

– No lo sé, me encerraron con el monstruo, de seguro se fueron con esos adolescentes pervertidos– dijo aun aterrado, y algo tembloroso. Por la mirada de su mal amigo español.

– ¿Qué adolescentes? – dijeron todos, logrando que el Ex imperio reconsiderara si realmente había valido la pena sobrevivir todo es tiempo, para morir bajo los pies de unas naciones, celosas y desubicadas.

Notas finales:

Nos leemos pronto

 


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