Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

The Last Kiss. por PauYh796

[Reviews - 29]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Número de palabras del capitulo sin notas: 3.563

IV


No soy nada sin ti.


Pasado un mes exacto Sasuke fue en busca de Itachi en estado deplorable, porque la vida no es tan fácil como un creería; en las películas cuando uno de los protagonistas tiene una enfermedad o necesita cierta cosa usualmente otro de los protagonistas suelta algo como —el dinero no importa, pagaré lo que sea necesario para salvarle —y sonaba un eco de aplausos de fondo. En este caso Sasuke no merecía los aplausos pues no estaba haciendo nada por ayudarle al otro protagonista.


Encontrar a Itachi no fue difícil, resultaba que ahora tenía un departamento en la ciudad, lo que se volvía bastante conveniente a la hora de localizarle; lo difícil era el simple hecho de ir a este departamento para hablar con el hermano del cual no tuviste noticias en los últimos años; eso era difícil.


Y aún más difícil porque Naruto estaba débil en cama, lo que había hecho que Sasuke tuviese que ir totalmente solo en busca de su hermano mayor. Llegó a la dirección que la oficina de correos le había proporcionado, tal como era de esperarse de un Uchiha el departamento era lujoso y bien ubicado en la zona de alto estrato de la ciudad.


Entró directamente al edificio y subió al séptimo piso, casualmente aquel era el último piso y por lo tanto era el departamento más lujoso; cuando estuvo frente a la imponente puerta de madera golpeó tres veces cual vil película de terror, ¿cómo es que un departamento de esa clase no tiene timbre?


Para buena o mala suerte de Sasuke a los pocos segundos se sintió como unos zapatos golpeaban contra el suelo de madera acercándose a la puerta, posteriormente ésta se abrió dejando ver a un hombre de cabello oscuro y un tanto largo, pero que aún así conservaba un porte totalmente elegante y majestuoso.


—¿Qué se le ofrece? —preguntó el sujeto con una sonrisa.


Sasuke se derritió ahí mismo, sabía que aquel era su hermano mayor pero a la vez tenía la necesidad de preguntar. —¿Itachi? —soltó con duda y el hombre asintió, Sasuke sonrió—. Quién diría que sería tan fácil encontrarte.


Se sumieron en unos segundos de silencio incómodo hasta que uno de los dos reaccionó. —¿Sasuke? —el aludido asintió.


—Recibí el reloj —anunció sonriente.


—No pensé que me buscarías tan rápido.


—A decir verdad, necesito un hermano mayor —sus ojos albergaron tristeza e Itachi se dio cuenta rápidamente de ello, se apartó de la entrada del departamento y dejó entrar a Sasuke. Se mantuvieron en silencio hasta que estuvieron sentados en la sala común.


Itachi decidió romper el silencio. —Como lo dije, no hay nada peor que volver a casa para que te digan que de  hecho ahora ya no tienes hermanos. Cuando le pregunté a nuestros padres que había pasado ellos simplemente se encogieron de hombros como si no importase —murmuró enfadado, Sasuke se encogió de hombros.


—No me importa —pronunció.


—Lamento no haberte buscado antes…


—No hay problema. Digamos que no las hemos apañado bien en éste tiempo —Itachi conocía desde hace muchos años la relación de Sasuke con Naruto, nunca le vio nada malo a esto… simplemente eran dos personas que se gustaban. Y como se habían vuelto a sumir en un silencio Itachi decidió romperlo de nuevo.


 —¿Cómo van las cosas con Naruto? —claro que no rompió el silencio de la mejor manera, ni con la pregunta correcta, porque casi de inmediato Sasuke escondió su cara entre sus manos e intentó reprimir las lágrimas, Itachi se alteró hasta tal punto que se acercó a Sasuke para sacudirle—. ¿Te duele algo? —preguntó, Sasuke negó—. ¿Entonces…?


—Se nos acaba el tiempo —murmuró.


—¿Para qué?


—Él… él… se va a morir.


A pesar del aturdimiento que le entró a Itachi de repente reprimió sus propias dudas para concentrarse en Sasuke. —¿Qué pasó?


Sasuke inhaló y exhaló unas cuantas veces antes de hablar. —¿Por qué existen las enfermedades incurables? —preguntó pero sin dar tiempo a respuesta continuó—, hace unos meses nos… me enteré de una enfermedad que había decidido hacer mella en Naruto, una enfermedad que iba a consumirle día a día. Me aterró, no le conté nada de su propio problema, y dejé que pasaran los meses. Eventualmente él se enteró de su propia condición, sólo que probablemente ya era demasiado tarde, o comenzábamos el tratamiento o… —se interrumpió sacudiendo la cabeza—, ahora no teníamos el dinero del tratamiento, y lo dejamos así. En el último mes él ha empeorado, se le ve débil todo el tiempo… ya no es él mismo que se la pasaba saltando alrededor mío.


—Sasuke…  


—Me duele —interrumpió él—. Me duele pensar que tal vez ya no vaya a tenerlo a mi lado nunca más; me duele el simple hecho de verle.


—Es porque lo amas.


—Lo amo más de lo que me gustaría. Es un tonto pero me enamoré de él ¿Qué tan idiota me vuelve eso a mí?


—Lo suficiente como para que lo puedas amar con locura.


Sasuke sonrió, una sonrisa enamoradiza y boba; sonrisa que duró poco porque al caer a la realidad de nuevo todo rastro de felicidad se esfumó. —¿Qué debería hacer?


Itachi se lo pensó unos cuantos segundos. —Luchar —declaró sin duda en la voz—. Luchar para que lo que más amas no se pierda en suspiros….


Dejó la frase inconclusa para acercar su mano al bolsillo de su pantalón y de ahí sacó su celular; marcó un número desconocido, le dio la espalda a Sasuke y salió al balcón del departamento, pero como era una puerta de cristal Sasuke aun podía ver lo que hacía. Y por su lado Itachi alegaba con el celular, peleando con alguien; Sasuke sólo entendió una palabra en medio de todo: ayúdame.


Cuando cortó la llamada y volvió con Sasuke Itachi acercó la mano a su bolsillo; de ahí sacó una pequeña tarjeta muy parecida a la que Sasuke y Naruto guardaban en casa—. Eso debe ayudar en algo —aclaró a la vez que le extendía la tarjeta a Sasuke, y mientras él la tomaba con una sonrisa, para luego musitar un inaudible gracias que a pesar de todo Itachi entendió a la perfección, y aunque ninguno de los dos lo mostró ambos suspiraron aliviados en su interior.


Con una alegría renovada se despidieron uno del otro prometiendo volver a verse pronto. —Llámame cuando tengas problemas —había dicho Itachi.


Al volver Sasuke se alegró de ver a Naruto corriendo por todo el departamento. Desde hace tiempo había nacido una costumbre entre los dos y lo hacían de vez en cuando; como una manera de buscar un cambio mínimo en sus vidas reorganizaban todos los muebles del departamento de maneras al azar; como esa vez que por alguna razón la cama terminó en el comedor, el comedor en la sala común y el sofá en la habitación principal.


Naruto movía el viejo sofá en dirección al comedor, pero aquel sofá era más pesado de lo que se esperaría, y por eso mismo Naruto batallaba para moverlo sin notar aún la presencia de Sasuke, quien a su vez se acercó para tomar el otro extremo del sofá y ayudarle a moverlo.


—Despertaste —obvió con voz forzada por la energía que implicaba levantar el mueble.


—Siento que tengo energía para correr una maratón —Sasuke sonrió ante la declaración de su novio—. ¿Dónde estabas? —preguntó Naruto mirando la dirección en la que estaban llevando el sofá.


Sasuke no desvaneció la sonrisa, la mantuvo ahí y contestó. —Me encontré con Itachi.


—¿En serio? —la emoción en la voz de Naruto era la de un niño en navidad—. ¿Cómo te fue? —agregó.


—Excelente —respondió Sasuke con simpleza.


Soltaron el sofá en el comedor dejándolo atravesado en medio del lugar, acto seguido se sentaron sin nada de delicadeza, sólo sus hombros se rozaban, y tal tacto era enamoradizo, pues ambos tenían una sonrisa tonta plasmada en la cara, pero no se miraban uno al otro, sólo tenían el roce de sus hombros.


—¿…Sabes? —comenzó Naruto—. Cuando estamos así siento que el tiempo no pasa, que el reloj se ha parado, porque nos volvemos uno solo, tú felicidad es la mía. Y si voy a morir… ¿qué mejor que morir junto a ti?


Sasuke sonrió. —Creo que podemos posponer eso.


—¿A qué te refieres?


—Itachi te manda un regalo… —sacó de su bolsillo la tarjeta de plástico—. En cuanto se enteró de lo que pasaba deshizo mar y tierra por darme esto; cuando pensó que te podía perder quiso ayudar de inmediato. Después de todo eres como su hermano menor también.


Naruto se quedó callado y Sasuke temió que rechazara el dinero que Itachi les había dado, porque ese dinero era la única esperanza que poseían en ese instante, por eso mismo Sasuke comenzó a planear todo un discurso, pero Naruto se le adelantó.


—Tendré que agradecerle —susurró quedamente.


Sasuke sonrió. —Sí —dijo más enérgico—. Mañana mismo vamos al hospital —agregó.


—Dicen que los hospitales logran enfermar a la gente más de lo que ya están.


—Pero también la salvan.


—Aún así desde mañana muchas cosas cambiarán —suspiró.


—Más cosas —corrigió Sasuke.


—A lo que voy es… —dudó un poco—. Quiero que tengamos una despedida de esta vida.


—¿Cómo la quieres? —preguntó Sasuke sin dudarlo, porque llegados a este punto ya no había fuerzas para negarse nada uno al otro.


 El cambio de la voz en Naruto fue evidente. —Esto —dijo y a la vez se le lanzó a Sasuke dándole un beso, y la inteligencia de Sasuke le dio de inmediato la respuesta.


En cuanto se separaron Sasuke declaró. —Está bien… haremos el amor —Naruto se sonrojó pero asintió. Pues hacía más de dos meses que no pensaban siquiera en tocarse, mucho menos en tener sexo. Era hora de darse lo que sus cuerpos necesitaban.




Estar de nuevo en el hospital era más deprimente de lo que uno se imaginaría; de nuevo las paredes blancas y monótonas, de nuevo el médico anciano que los miraba con desconfianza porque siempre entre visita y visita había un tiempo considerable que se imponía.


—Tenemos todo el dinero que necesitamos —anunció Sasuke—. Creo que es hora de comenzar el tratamiento.


El médico asintió convencido. —Tiene que ser inmediatamente, ya hemos perdido mucho tiempo —ambos asintieron—. Mañana mismo —sentenció el doctor.


Pero esa noche no volvieron a casa como se podría esperar, se la pasaron toda la noche en el hospital preparando lo necesario para comenzar con el tratamiento apenas amaneciera. Aquel era un momento en que tanto Sasuke como Naruto sentían una adoración especial uno por el otro; era como si se hubiesen vuelto uno después de esa noche.


La mañana llegó y se llevaron a Naruto para comenzar con todo; Sasuke esperó pacientemente (cualidad nada característica en él) hasta que terminaron. Y cuando todo acabó el mismo doctor les dijo que tendrían un plazo de dos semanas para saber cómo evolucionaba el tratamiento, pero Sasuke pudo notar como la voz del médico no era animada, mas no dijo nada para no preocupar a Naruto.


E irónicamente los siguientes días se pasaron como una exhalación, Naruto por fin aceptó dejar uno de sus trabajos y ahora no tenía que ir al mugriento bar, lo que dejaba a Sasuke un poco más tranquilo, pues cuando volvía al departamento después de la universidad allí estaba su rubia adoración recibiéndolo cual ama de casa. Como lo dicho, las dos semanas se pasaron rápido y estaban de vuelta en menos de nada para otra ronda de exámenes; lo bueno era que la relación no se había debilitado en esas dos semanas, inclusive ahora estaban recuperando todo el tiempo perdido de los días en los que se habían dejado de hablar.


Y de nuevo estaban sentados en ese pequeño consultorio, sentados frente a un amplio escritorio, con la mirada del médico penetrando sus poros… se sumieron en un silencio incómodo mientras el anciano en cuestión revisaba papel por papel.


—No quiero entrometerme en sus vidas personales, pero he de preguntar… han pasado meses, casi un año desde que tienen consciencia de la enfermedad; ¿por qué no actuaron antes?


—Muchas cosas pasaron, y puede que en realidad no sea nada, pero… digamos que hasta ahora pudimos —respondió Naruto sin firmeza en sus palabras.


El médico soltó un suspiro lastimero. —No está dando resultado alguno —anunció sin aparente expresión en la voz, pero por dentro se moría de tener que dar la noticia a ambos chicos.


Y quien sabe lo que pasó por la mente de Sasuke, o del mismo Naruto. Ambos se quedaron inmóviles, como si les hubiesen arrancado el alma de sopetón, y se quedaron así un interminable tiempo, hasta que el mismo doctor habló. —Aun no todo está perdido —Sasuke clavó su vista en el anciano, preguntándole con la mirada a que se refería—. Hay unos cuantos métodos que están haciendo auge en otros países; son experimentales… pero aún se puede intentar.


Sasuke calló incapaz de hablar, o de decidir por sí mismo; giró su vista a Naruto quien parpadeaba repetidas veces hasta que reaccionó, en un susurro preguntó. —Y si no… ¿cuánto tiempo me quedaría?


—Un mes… dos meses a lo mucho.


Naruto asintió quedamente, acto seguido se puso en pie, le dio una reverencia al médico, tomó a Sasuke del brazo y lo arrastró fuera del hospital. Caminaron en silencio por un buen rato, iban en dirección opuesta al departamento pero eso no parecía importarles; pasado el tiempo llegaron a un lugar sin ruido, sólo hasta entonces Naruto se giró hacía Sasuke y le abrazó fuertemente; obviamente el pelinegro devolvió el abrazo, y así se quedaron unos cuantos minutos hasta que Naruto se separó.


—Si comienzo con estos tratamientos experimentales avanzaría de hospital en hospital y probablemente no habría ningún resultado bueno, tal vez eso sólo sea alargar una esperanza vana que ya no puede ser, porque hay que admitir que nos tardamos demasiado en pensar en hacer algo… y ya que, creo que es hora de movernos adelante.


—¿A qué te refieres? —preguntó Sasuke negándose a entender lo que le decían.


—Sea un mes o sean dos meses… quiero vivirlos en paz, contigo; como lo prometimos el día que nos casamos, en aquel entonces prometí amarte y eso hago… sólo quiero quedarme a tu lado, no quiero más hospitales, no quiero más nada.


Puede que por primera vez en la vida ambos entendieron totalmente como se sentía el otro, Sasuke asintió incapaz de negarse, a su vez vio lo que serían los próximos días, y si ésta era la única manera, era lo que deseaba Naruto… pues él lo aceptaría.


Y no, no se convirtieron en un matrimonio viejo; al siguiente día Sasuke aplazó sus exámenes finales, les contó la situación a todos sus profesores y estos entendieron casi a la perfección permitiéndole al mejor estudiante salir de la universidad por unos cuantos meses; de igual manera abandonó los trabajos y Naruto hizo lo mismo, ahora no tenían más responsabilidad que cuidarse uno al otro.


Un día se levantaban, desayunaban en silencio, se quedaban ahí por horas y horas, tanto que atardecía y ellos no se habían dedicado palabra alguna en todo el día; de repente solamente la presencia del otro bastaba para que sus almas desgarradas se calmasen. Y aun así los días pasaron inclusive más rápido, la rápida degeneración en el cuerpo de Naruto era inclusive más visible.


—Mañana salgamos —dijo Sasuke mientras estaban recostados en la oscuridad de su habitación, Naruto asintió.


Pero ese ‘mañana’ se tuvo que posponer cuando en medio de la madrugada Naruto se había levantado vomitando violentamente, tosía y parecía no poder respirar, pero insistía en que estaba bien, que de ninguna manera iría a un hospital. Fue entonces cuando se separaron por primera vez en días, Sasuke salió dispuesto a conseguir algún medicamento que sirviera para los síntomas que Naruto estaba sufriendo, y éste último se sintió realmente solo mientras su alma gemela no estaba.


Sasuke, por su lado, corrió tanto de ida como de vuelta, y en cuanto llegó de nuevo al departamento se encontró con Naruto durmiendo pesadamente y ocupando la mayoría de la cama, dejó de lado las medicinas para recostarse, acto seguido se durmió sintiéndose extrañamente cansado.


Ya en la noche ambos despertaron.


—Estaba pensando… —comenzó Naruto—. Si alguien estuviese en mi situación de seguro comenzaría a hacer todas las cosas que no hizo en una vida, se despediría de sus allegados, con sonrisas para todas partes; luego aceptaría su destino. Yo no considero que tenga que despedirme de alguien, ni hacer nada.


Sasuke quería mantener lo más alejado el tema de la muerte que se aproximaba seguramente; tenía la esperanza de que aquello se pospusiera todo el tiempo posible e imposible. —Quisiera poder detener el tiempo —susurró.


Naruto sonrió y se acercó más a su contraparte refugiándose en su cuello y dejando allí un beso. —Así podríamos estar juntos toda la eternidad.


—¿Recuerdas nuestra primera vez? —Naruto asintió mientras reía, Sasuke prosiguió—. Ambos éramos tan virginales e inocentes en cuanto al sexo, que cuando estuvimos a punto de ninguno sabía qué hacer, y sólo terminamos haciendo una sesión de besos.


—Lo curioso fue que para el segundo intento ya éramos unos expertos. Si te confieso algo, después de esa noche busqué información por todas partes.


—Yo también; te sorprenderías de todo lo que se puede encontrar en internet.


—Y quién lo diría… ahora somos expertos en esto.


—Llevo casi cinco años conociendo cada parte de tu cuerpo, es lógico que sepa todo, que sepa que lugares te vuelven loco.


Con picardía Naruto pasó su mano suavemente por el cuello de Sasuke, y éste soltó un jadeo ahogado. —Yo también sé.


—Te voy a extrañar muchísimo.


—De alguna manera estoy seguro que yo también te voy a extrañar.


Todo estaba extrañamente silencioso; afuera apenas si se veían luces y ahora todo estaba oscuro. En medio de la oscuridad Naruto se preguntó: —¿Cómo es un amanecer?


Sasuke giró a verle algo confundido, y Naruto con un suspiro aclaró. —He visto miles de amaneceres a lo largo de mi vida, pero sé que están ahí… nunca los detallé, y ahora quiero hacerlo. Quiero ver el momento exacto en el que la oscuridad se vuelva luz.


—Supongo que es más fácil verlo en una playa.


—¿Podemos ir a la playa? —preguntó el rubio casi inmediatamente cual niño pequeño.


—Podemos ir mañana a ver el atardecer, y el amanecer.


Naruto asintió emocionado. —Entonces mañana vamos a ver el amanecer —repitió felizmente.


—Pareces un niño.


Con un puchero Naruto negó caprichosamente, Sasuke sólo rió unos cuantos segundos. Volvieron a quedarse en silencio por unos cuantos minutos, hasta que de la nada Naruto comenzó a respirar agitadamente. —Me siento mal —musitó aún contra el cuello de Sasuke.


—Intenta volver a dormir.


—No quiero dormir —negó de inmediato—. Quiero hablar contigo más tiempo.


—No te fuerces.


—Necesito hablar más tiempo contigo —acercó su mano para tomar la de Sasuke, quien a su vez no se negó al tacto—. Sasuke… ¿qué crees que haya más allá?


—Tranquilidad.


—¿Soledad?


Silencio.


—Sasuke… no le tengo miedo a morir.


—Yo no quiero que te separes de mí, si tal sólo… si yo pudiese… irme contigo —Sasuke sabía que lo que estaba diciendo no tenía sentido alguno, pero en medio de ese espacio la cordura no importaba. Naruto quería estar con Sasuke, y Sasuke quería estar con Naruto.


—Tengo sueño —murmuró Naruto. Sasuke comprendió una única cosa; Naruto tenía sueño pero no la clase de sueño del que quieres dormir unas cuantas horas y después te levantarías totalmente renovado; era otra clase de sueño. La nostalgia se plasmó en su mente pero se las arregló para decir:


—¿Estás seguro?


Y Naruto asintió. —Sí, tengo mucho sueño —Sasuke entendió que por más que quisiera no podía impedirle que durmiera, no, mejor dicho no podía impedirle descansar; claro que el cerebro humano es egoísta.


—Aún no hemos ido a la playa.


—Perdóname. Creo que no voy a acompañarte.


—¿Qué voy a hacer de ahora en adelante?


—Eres Uchiha Sasuke, el prepotente, frívolo e hiriente sujeto que nunca se ha dejado por nadie. Tú sabrás salir adelante sin mí.


—Tú sabes que no soy nada sin ti.


—No es verdad —alzó su vista para mirar a Sasuke a los ojos—, eres mucho sin mí, yo sólo soy el chico latoso que se ha encargado de presionarte todo éste tiempo.


—Mi idiota personal.


—Teme —susurró con un deje de risa.


—Te amo —pronunció Sasuke lenta y suavemente.


—Te amo —respondió Naruto a la vez que apretaba más su agarre.


—¿Volveremos a encontrarnos?


—Dicen que las almas gemelas están destinadas a vivir juntas en la eternidad. Así que esto sólo será posponer nuestra eternidad.


Sasuke asintió con una sonrisa a medio formarse en su rostro, se sintió convencido de aquella afirmación, luego Naruto viró su cabeza hacía la ventana—. Está amaneciendo —afirmó sonriente.


Sasuke notó dos cosas; la primera fue la oscuridad que aun se alzaba fuera de la ventana, sin un rayo de luz. Y la segunda fue como su Naruto, su amor cerraba los ojos suavemente, como si se estuviese quedando dormido. Pero la realidad no era tan bonita; no estaba amaneciendo y Naruto no estaba durmiendo. 

Notas finales:

Y llegados a éste punto sólo falta el epílogo :') pues bien la cosa podría acabar acá, pero nah... creo que es hora que Sasuke se mueva ._. y pues, bueno, me callo que me pongo a hablar.

Y de hecho para mi que éste capítulo no tiene tanto drama, ya me las cobraré para el siguiente ;)

Adiós C:


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).