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Los Ultimos Ninjas por Kaoru_minamoto

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Notas del capitulo:

Nuevo capitulo, espero que les guste ;3

Capítulo 17.- Preludio.

 

70 horas…

 

Era una tarde normal, claro, normal para nuestra familia y al fin estaba camino a casa, que curioso… en un principio pensaba que tendría que vivir en la calle desde lo de mis abuelos, pero esta vez tengo una nueva esperanza, tengo una nueva familia, a mis 16 años no podría estar más feliz. Llegamos a casa donde nos encontramos a Deidara junto a un pelinegro en una escena algo comprometedora.

 

-puedo explicarlo- soltó rápidamente el rubio mientras su acompañante lo sujetaba fuertemente, se nota que estaban nerviosos.

-¿Qué haces aquí baka-aniki?- preguntó Sasuke bastante malhumorado, ¿en verdad serán familia?

-estoy ayudando a mi novio, se cayó de la escalera en el trabajo y lo fui a buscar, el médico le dio tres días de reposo con algunos antinflamatorios- contestó normalmente mientras Deidara solo sonreía nervioso, esto me huele a mentira por todos lados.

-Qué curioso, parece que a ninguno de la familia nos parece interesar las mujeres- soltó Minato mientras tomaba la mano del pelinegro a su lado, creo que me puedo adaptar a esto.

-en fin, iré a bañarme, huelo a hospital y es horrible, siento que me enfermaré en cualquier momento- dije mientras avanzaba por las escaleras pero a medio camino me detengo –Kurama, hay algo que quiero hablar contigo, ¿podrías esperarme en la sala por favor?- pedí mientras el pelirrojo asentía y entraba a la estancia bajo la mirada de todos, yo simplemente me fui a bañar.

 

Ya dentro de la ducha, con una muda de ropa dentro del lugar, empiezo a pensar en aquel incidente en el hospital, sobre lo del kyuubi y esa extraña energía que emanó de mi cuerpo, también estaba el pequeño recuerdo de cuando Kurama me salvó de aquella caída, Sasuke aún no me dice nada, pero algo me dice que todo está conectado, solo debo conectar los puntos correctos. Terminé de bañarme y me coloque la nueva muda mientras dejaba la sucia en el tacho de ropa sucia. Me dirigí hacia la planta baja donde solo se encontraba Kurama, quien me comentó que Minato salió con Madara a realizar algunas compras, Deidara y el pelinegro hermano de Sasuke estaban en su habitación mientras que Naruto se había despedido de Sasuke y estaba tomando una siesta, realmente estábamos solos y no desaprovecharé la oportunidad.

 

-Kurama… tú dices que me amas y en verdad te creo, por eso quiero preguntarte algo y quiero que me seas sincero, ¿de acuerdo?- pedí mientras él me miraba extraño.

-prometo serlo, pero ¿Qué deseas saber con exactitud?- soltó luego de unos segundos de pensármelo.

-Kurama… eres del mundo de Sasuke… ¿verdad?- interrogué mientras él se ponía tenso y sus ojos se abrían –ya se toda la verdad, no intentes engañarme, no te odiaré por nada que hayas hecho antes de conocernos, pero sé sincero, ¿eres un ninja como ellos?- volví a preguntar mientras Kurama miraba a otra parte cabizbajo, tal parece que se lo puse muy difícil

-yo…-

 

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50 horas…

 

¿Estará bien esto?, ¿no estaré cometiendo algún error?

Llegué a este mundo hace dos años, solo era una concentración de chakra que viajaba entre este mundo y el de los muertos, si no hubiese sido por que encontré este cuerpo moribundo no hubiese podido resistir más sin un contenedor, matar el alma de aquel humano no se me hizo difícil y me apoderé de su cuerpo, desde entonces he vivido como el, no tenía familia y vivía en la miseria, realmente podría comenzar de cero…

Desde que estoy con Naruto me he dado cuenta de que los seres vivos pueden tener más oportunidades de redimirse, intenté hacerlo pero mis viejas costumbres son difícil de erradicar, aún más mi sed de sangre. Logré vivir gracias al bajo mundo, siempre necesitaban a personas para hacer el trabajo sucio, no me molestaba ensuciarme las manos, pero solo hacia ciertos trabajos, a pesar de ser un demonio despiadado aún tenía esa moralidad que el cachorro me contagio con los años, realmente me estaba ablandando.

Pasó un año antes de que lograra obtener todo lo que tengo ahora y más, con el dinero que junté podía vivir holgadamente sin nada que hacer, pero era aburrido, necesitaba distraerme con algo antes de morir del aburrimiento. Estuve buscando que hacer hasta que se me dio la oportunidad de trabajar en una preparatoria del lugar como conserje, por primera vez me vi sometido a las reglas del mundo humano, aun que habían veces que quería destruirlo todo lograba controlarme, también encontré refugio a mi sed de sangre en el Anime y el Manga, todas aquellas historietas me hicieron relajarme bastante, también practicaba mis habilidades, este mundo era extraño, pareciese que me succionaba las fuerzas cada cierto tiempo. Luego de un tiempo empecé a experimentar emociones y necesidades humanas, cosas que, como demonio, nunca había sentido, desde el placer de comer hasta la necesidad de una buena compañía para saciar mi lujuria, realmente me estaba volviendo más humano. Antes de llegar a la fecha actual ya había visto a Naruto de lejos, realmente me daba cierta alegría ver que, al menos en este mundo, era feliz y no era rechazado por los demás, eso me dio una nueva meta… cambiar definitivamente.

Cuando conocí a Kaoru todo en mi mundo cambió, ese chico realmente se veía tierno, amable y puro, al principio me fui moviendo por la lujuria de quitar aquella inocencia pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta de lo roto que estaba aquel chico y una nueva necesidad nació en mí, la necesidad de protegerle, cosa que nunca había hecho de forma desinteresada, incluso con mi cachorro tenía esa mentalidad ulterior de sacar algo a cambio, como mantenerme vivo por ejemplo. Ese día de la cita experimenté varias cosas nuevas, como el querer ver feliz a alguien más, la ira de que se interpusieran entre él y yo, las ansias de despedazar a alguien por tocar lo que es mío y el miedo de perderle, ser un humano a veces cuesta más de lo que imaginaba, viví dentro de uno pero sentir y experimentar de primera mano era aún más difícil, creía que me volvería loco. Tardé unas horas en tranquilizarme completamente, ya estando en casa pude respirar tranquilo y pensar, quien me hubiese dicho que mi cabeza solo tendría pensamientos hacia ese chiquillo, todas sus expresiones y, sobre todo, aquella sonrisa que me hacia sentir lleno, no recuerdo cuando fue la última vez que me sentí así por alguien, pero realmente… era maravilloso.

El día que fui al hospital a verle experimenté por primera vez los celos, jamás sentí tanto odio hacia alguien como en ese momento, pero también sentí arrepentimiento y dolor, no quería perderle pero mi orgullo me hacía difícil acercarme, quería pensar y así nació otra necesidad, la de tenerle cerca. Cuando me enteré de todo realmente quise golpearme a mí mismo y el arrepentimiento fue creciendo, para un ser como yo aquello era impensable pero mírenme ahora, sufriendo por un mocoso, si Shukaku o Gyuki me vieran se estarían riendo en mi cara hasta el día de mi muerte, en verdad es curioso como la vida da vueltas. Cuando me enteré de quien le hizo daño a mi niño resurgió en mi aquella sed de sangre que no había tenido en años, esas ganas de destrozar y destruir por diversión y ansias de más, pero claro, solo pude hacerle sufrir antes de que me detuvieran, realmente se merecía más.

Cuando nos reconciliamos me sentí en paz y creí que todo volvía a su lugar pero nuevamente ese chico me puso contra la espada y la pared, me pidió ser honesto y tuve que hacerlo, pude haberle mentido pero algo en mi me lo impidió, a lo mejor sea mi corazón quien me dictaba ser honesto o quizás hayan sido esos ojos quienes me hechizaron, aun no sé qué fue con exactitud pero le dije la verdad.

Desde aquello han pasado unas horas, no terminamos como creí que pasaría pero sentí cierta incomodidad nacer de él, en verdad me siento muy inseguro, ¿habré hecho lo correcto al decirle la verdad?, ¿Me odiará por no habérselo dicho antes?, ¿seguirá estando a mi lado?, aquellas preguntas me estaban molestando bastante, me sentía… vulnerable.

Pasaron algunas otras horas antes de que el sol se asomara y me levantara, no pude dormir en toda la noche pero no es como si me importara, he resistido cosas peores, pero creo que… si el me dejara… me sentiría solo… y frágil.

Me duché y arreglé para ir a las instalaciones, como siempre el director me esperaba en la entrada, somos los únicos que nos amanecemos en las instalaciones por lo cual, tanto el como yo, poseemos las llaves. Por lo general el entra antes que yo pero en esta ocasión me estaba esperando, quizás quiera hablar de algo. Luego de una charla protocolar empieza a preguntarme sobre mi niño, no estaba de mucho humor para responder pero aun así lo hice, el me comentó de que si los padres de los otros se enteraban tendrían que despedirme pero que si lo hacía correctamente no pasaría nada malo, que me había cogido cariño y esperaba no tener que prescindir de mis servicios, simplemente le di las gracias y me marché a trabajar, solo faltaban unas horas antes de que llegara todo el alumnado.

Terminé de hacer todos mis quehaceres y me disponía a ir a comer algo pero en la cafetería encuentro a mi niño mirando a todas partes, como si buscase a alguien, se me hizo raro no verle con Naruto y, aún más extraño, verle en las instalaciones, se supone que debe estar en reposo, no debía estar aquí.

 

-¿Kaoru?- llamé mientras el daba un respingo, se veía muy adorable así -¿no deberías estar en casa con reposo?- pregunté mientras quedaba a unos centímetros de su espalda, el aún no se dignaba a girar y eso… me molesta.

-hablé con el médico, dice que puedo asistir siempre y cuando no me estrese ni haga actividad física- me respondió con un tono de voz bastante bajo e intranquilo, se veía muy nervioso –Kurama…- me llamó mientras se giraba, podía ver como algunas lágrimas caían por su bello rostro –nunca… me dejaras solo… ¿verdad?- preguntó mientras hipeaba por su el llanto que empezaba a crear, yo simplemente suspiré y anulé el espacio que nos separaba con un abrazo, el simplemente gimoteaba mientras me abrazaba fuertemente.

-jamás- le respondí mientras sentía que se separaba un poco y me miraba, pero ahora no veía una mueca triste, ahora veía una sonrisa, una sonrisa llena de amor y esperanza –te amo- le solté a la par que me inclinaba a besarle.

-yo también- fue su contestación antes de sellar nuestros labios, en verdad… necesitaba de este humano.

 

Creo que no estoy cometiendo algún error con esto, opino que está bien, nunca me había sentido tan… feliz.

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36 horas…

 

-quedan menos de 40 horas Jiraiya- soltó el hombre pálido a la par que esquivaba algunos golpes sin mucho esfuerzo.

-lo sé, este entrenamiento está funcionando un poco, pero necesitamos más- contestó luego de bloquear una patada de su pareja.

-nunca creí que debiera usar aquello, solo lo hice por aburrimiento pero creo que es hora- habló con tristeza mientras se sentaba en el césped.

-¿a qué te refieres?- preguntó su pareja mientras el de ojos ambarinos sacaba un pergamino de su traje.

-he creado algo para estas emergencias pero solo funcionara con ellos, nosotros… estamos atados a este mundo- le contestó tras unos segundos de silencio –Jiraiya… pase lo que pase, nunca olvides que te amo, con todas mis fuerzas- le hizo saber tras una larga pausa, el de pelo blanco no entendía muy bien hasta que leyó el pergamino que le había entregado su pareja.

-¿Por qué creaste esto?- preguntó tras haberlo revisado.

-de aburrido y… tenía ganas de volver, no mentiré con decirte que ya no, en verdad quise regresar y seguir siendo el mismo, pero no funcionara con nosotros- unas lágrimas empiezan a bajar por sus mejillas mientras se las secaba con una sonrisa amarga –es increíble… como no he cambiado para nada- sentenció tras unos pocos segundos.

-si lo has hecho cariño, quizás no sirvan para lo que tu deseabas, pero si funcionará para ellos, eso te lo aseguro- le animó luego de darle un abrazo y unos mimos.

-siempre fuiste tan amable conmigo, a pesar de no merecerlo- le comentó mientras se dejaba hacer por su pareja.

-nunca me rendí, porque ahora si sabía lo que podría perder si no actuaba rápido- sonrió mientras miraba el cielo –no me hubiese perdonado el perderte nuevamente- finalizó luego de mirar directamente a los ojos a su pelinegro y darle un beso lleno de amor.

 

Pasó un tiempo antes de que ambos se levantaran y volvieran a entrenar, estuvieron casi todo el día en aquel encuentro, solo parando para comer y descansar un poco. Cuando la noche llegó ambos se dieron cuenta de que era momento de regresar y prepararse, la hora ‘0’ estaba cada vez más cerca y querían estar con su familia antes de que aquello empezara porque… podría ser la última vez que los viesen a todos.

 

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24 horas…

 

-Solo un día más…- se escuchaba desde aquella cueva escondida en los cerros mientras el sonido de agua caer hacía eco en las rocas –Prepárense idiotas, porque nadie se salvará- soltó mientras hacía temblar la cueva a causa de su Chakra, los animales cercanos huían despavoridos mientras el eco de un rugido extraño y peligroso retumbaba desde aquella montaña en las lejanías de Odaiba, era el nacimiento de un monstruo.

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Mundo Shinobi: 03:15 AM, Despacho de Tsunade Senju.

 

-Mierda, puto trabajo, te odio- le recriminaba algo ebria a la pila de papeles que debía firmar mientras sostenía una botella de sake en una mano y una pluma en la otra, se sentía hastiada –mucho por hoy- soltó algo mareada mientras se recargaba en el asiento y volvía a tomar un largo sorbo –Naru…- soltó con pena mientras recordaba el día que encontraron al ninja número 1 en sorprender a la gente sin vida y su funeral.

 

Todos lloraron aquella muerte, todos estaban destrozados, aún más Hinata quien había sido la dama de honor de Naruto junto a Sakura, ellas miraron con dolor a Tsunade quien hacía de todo para revivir a Naruto, claro estaba que eso no ayudó en nada, solo le destrozaba más el alma no poder ayudar a su nieto. El rito funerario fue masivo, vinieron de muchas aldeas, algunas desconocidas y varias conocidas a dar las condolencias, incluso los desterrado y fugitivos que apreciaban el rubio fueron bienvenidos, todo había sido decorado de amarillo, naranja y rojo, en conmemoración a su familia. Comenzaron la ceremonia dando algunas palabras acerca de cómo era Naruto, el primero fue Iruka, quien se quebró a medio discurso pero, con ayuda de Kakashi pudo terminar sus palabras junto al peli plateado. El siguiente en pasar fue Gaara, el Kazekage de Sunagakure, quien dio sus condolencias y ocultaba su sufrimiento con indiferencia que Sai percibió. Poco a poco todos fueron pasando, desde Konohamaru hasta Guren y Yukimaru, todos tenían palabras que decir sobre el rubio Uzumaki, fue algo bello y triste. Cuando todos terminaron de dar sus palabras se procedió a la parte más difícil del funeral; La cremación del cuerpo. Naruto fue uno de los ninjas más reconocidos de las 5 aldeas ocultas, pero su cuerpo era demasiado importante como para dejarlo en una ataúd, listo para que alguien lo saqueara y usara a sus anchas, por ende, con el dolor en sus corazones, vieron como la Pira funeraria era encendida por Ebisu y Kakashi, quienes vieron con pena a la Hokage. Tras unos días de haberlo cremado el tiempo transcurrió normalmente, poco a poco todos empezaban a olvidar quien murió y así fueron pasando los meses y, justamente hoy, es el primer aniversario de su partida junto a la de Sasuke, nadie sabe dónde se había metido, incluso los anbus y otras organizaciones de otros países lo buscaron sin rastro, todo era confuso pero la Senju solo estaba bebiendo para olvidar, olvidar aquellos ojos azules, cabellos rubios y aquella determinación tan parecida a la de su hermanito y pareja, era difícil y lo sabía.

 

-Quisiera verte…- soltó al aire mientras empezaba a llorar, el alcohol la volvía sensible.

-ayúdalo…- se escuchó un susurro mientras Tsunade abría los ojos y miraba a todas partes, aquel murmullo había llegado de muy cerca –te necesitan- se escuchó mientras Tsunade giraba y miraba una pequeña luz frente a ella.

-he bebido demasiado- masculló mientras soltaba la botella mirando aquella luz.

-ayúdalos- susurró nuevamente antes de flotar hacia el corazón de la Senju y hacerla dormir.

-Naru…to…- soltó antes de desmayarse y dejarse llevar por la inconciencia.

 

Notas finales:

y sip, solo nos queda un capitulo para terminar este arco, espero con el corazón que les guste tanto como me ha gustado a mi, lamento las faltas otrtograficas y todo eso, sin nada más que acotar, nos vemos ;3


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