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"Rapsodia" por Yae

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Notas del capitulo:

Saludos a todos, siento la demora, mis fiestas de fin  de año estuvieron plagadas de eventos inverosímiles… es broma, solo fueron días muy ajetreados, siempre que tenía un espacio para ponerme a escribir alguien llegaba a sabotearlo. Espero hayan pasado buenas fiestas y que este año resulte mucho mejor a sus expectativas.

 

Este es el capítulo final, nos leemos en las notas finales.

18.-

“Rapsodia”

 

 

Y henos en el final

De esta Rapsodia mal ensamblada,

Sin siquiera haber sido cantada.

Fragmentos absurdos

De un absurdo más grande,

De un lógico final…

 

 

¨*¨*¨*¨*¨*

 

¨*¨*¨*¨*¨*

 

Los esporádicos villancicos empezaban a irritar sus oídos, no se consideraba un Grinch pero tampoco alguien muy festivo, aquellos coros estacionarios que habían decidido justamente detenerse a practicar todo su repertorio en frente del edificio donde Naruto vivía hacía que Itachi reconsiderase su decisión de pasar la tarde con cierto rubio.

— A Naru-chan no le gusta la nieve artificial, así que no se la pondremos al árbol de Navidad.

El otro punto importante era Kushina, la madre de Naruto había llegado a visitar a su hijo ni cinco minutos después de ambos. Fue un encuentro algo incómodo, más porque la pelirroja hizo acopio de toda su educación para sonreír al verlos juntos. Ahora se hallaban decorando la pieza de la sala con un montón de chucherías de temporada además del pequeño pino sintético que ella se entretenía en engalanar con lucecitas de colores, campanitas y demás.

— La nieve artificial es horrible´dattebayo — un animado rubio salió de la pequeña cocina con una caja de cartón en manos llena de más adornos — tengo más foquitos, vamos a ponerlos en la ventana.

Itachi bufó algo cansado, Sasuke no había querido colocar ni el más pequeño adorno Navideño en su casa, se mostraba reacio a cualquier actividad que involucrase la palabra Navidad, no es que siempre haya sido así, cuando niños el pequeño Sasuke parecía observar maravillado las luces que decoraban las casas, ahora aparentaba repudiar todo el asunto en concreto.

Terminó de colocar las medias rojas en una de las paredes debido a la ausencia de una chimenea, dio un recorrido con su escasa visión por la sala, se le antojaba muy llamativa, como un carro de desfile solo que a la inversa. No tenía nada en contra del arbolito de Navidad, pero lo demás parecía salir sobrando.

En si faltaba muy poco para noche buena y la ansiada Navidad, aún no había decidido que regalarle a Sasuke ni a Naruto, el ramen bien podía ser una buena opción pero la descartó de inmediato al ser demasiado simple, tal vez algo de ropa sería lo ideal. Para su hermano pequeño era mejor un regalo muy impersonal que no pudiese interpretarse con ambigüedad.

Algo temporal

Fue lo que dijo su tío Madara, que Sasuke solo estaba confundido y que alejándose un poco olvidaría cualquier sentimiento incorrecto que estuviese cultivando hacia Itachi. Realmente esperaba que fuese de ese modo, evitar a su hermano pequeño casi todo el tiempo era agotador además de que lo hacía sentir culpable por no darle la atención que Sasuke esperaba. La evasiva de “Sera la próxima vez Sasuke” ya no era tan efectiva como en el pasado, el menor solo asentía y se retiraba y casi podía jurar que murmurando algo, como si estuviese contando, pero la idea de que estuviese llevando la cuenta de esos desplantes no era nada alentadora.

— ¿Chocolate?

La pregunta de Kushina  lo regresó a la realidad, la pelirroja le ofrecía una taza de chocolate caliente.

Aceptó algo consternado, ¿Cuánto tiempo había perdido en sus cavilaciones? — Gracias — sopló ocasionando que el vapor caliente lo reconfortara unos segundos antes de probar con cuidado la dulce y caliente mezcla.

— Iré a comprar unos bollos, olvide traerlos hace rato — la madre de Naruto se mostraba demasiado condescendiente con la noticia que su hijo no tardo en comunicarle.

“Itachi y yo estamos saliendo de nuevo” le había dicho ni bien se encontraron a lo que ella solo pudo sonreír y decir; “me alegra”

— Ya iré yo — el rubio cogió sus llaves de la mesita de café para salir a toda prisa — volveré antes de que se enfríe el chocolate´ttebayo  — le había sonreído a Itachi cerrando la puerta al salir.

Pero la sonrisa de Kushina pareció evanescerse de inmediato, cansada se sentó al kotatsu  dándole pequeños sorbos a su taza.

— No estoy muy enterada… — dio un hondo suspiró — ¿es tan grave lo de tus ojos?

— Si — asintió acercándose para sentarse frente a ella, era evidente que tendría que escuchar lo quisiese decirle.

— Humm que problema´dattebane — otro suspiro huyó de los labios de la mujer.

Itachi arqueó una ceja al escuchar “dattebane” deduciendo de inmediato de donde venía el “dattebayo” de Naruto, la diferencia estaba en que era la primera vez que se lo oía decir a Kushina, cosa que tal vez no era muy recurrente.

— No voy a ocasionarles más problemas a Naruto — aunque no quisiese se vio en la necesidad de aclarar aquello.

 

— Eso espero — volvió a darle otro sorbo al chocolate. Problemas era justamente lo que no iba a faltarle a su hijo con esa obstinación de mantener a Itachi a su lado. Analizó al chico delante suyo con ojo crítico, era atractivo y serio, tenía veintidós años y de haber sido una chica no le habría molestado tanto la diferencia de edades siempre y cuando fuese soltera. El primer problema era ese hecho… Itachi no era una mujer y no podría darle nietos como siempre había soñado, obviando el asunto de que ambos eran hombres estaba otro punto delicado.

Su salud. La desmejora en la salud del muchacho era evidente y parecía ir cuesta abajo; “Podría quedar ciego” fue lo que por su ahora ex marido le dijo. Kushina había sentido tristeza en ese momento, al enterarse de lo que Jiraiya le hizo al joven sintió pesar, pero como se estaban dando las cosas, Naruto, su único hijo terminaría cuidando a un no vidente de deteriorada salud el resto de sus días, era preocupante pero su pequeño no parecía querer declinar en aquella decisión. En parte estaba orgullosa porque el amor que Naruto decía sentir por Itachi se percibía sincero para no desear abandonarlo pese a todo.

Así que iba a desistir de momento y ver cómo iban las cosas entre ambos — Naruto en verdad está enamorado de ti, no lo lastimes por favor. — dijo aquello con una pequeña sonrisa, el pelinegro le correspondió nimiamente el gesto asintiendo.

 

La puerta se abrió estrepitosa con Naruto sujetando la bolsa de papel con el pan — ¡Ya lo traje y huele delicioso´dattebayo!

 

 

“Acosador”

Esa palabra lo hubiera definido muy bien en aquel momento, había seguido con extrema cautela a Naruto y a su hermano desde que salieron de su casa, también puedes venir, le había ofrecido el dobe de su antiguo amigo, pero Sasuke se negó  de inmediato, no le apetecía verlos juntos.

En cuanto se fueron los siguió con habilidad digna de ser elogiada, estaba seguro de que no se habían percatado de su presencia, desafortunadamente al ver como se encontraban con Kushina decidió dejar de husmear por el lugar. Hizo fricción entre sus palmas para producir algo de calor, no traer guantes fue un imperdonable error.

Los villancicos en la acera de en frente empezaban a disgustarle, ya era suficiente con soportar el ambiente Navideño por toda la ciudad, inspiró hondo arrepintiéndose de ceder a ciertos impulsos. Nada lograría espiando a Itachi, este parecía haberle dejado más que en claro su preferencia por pasar tiempo con un rubio atarantado. Hizo un gesto de desagrado.

“Traidores”

Musitó la palabra en sus adentros un sinfín de veces, pese a haber decidido irse a junto a su tío Madara a Norte América sin su hermano algo lo obligaba a buscarlo como un mal hábito aprendido.

— Sasuke.

Chasqueó la lengua al no haber tomado en cuenta que Minato vivía cerca de Naruto y que la posibilidad de encontrarlo era elevada.

— ¿Qué haces por aquí? ¿Vienes a visitar a Naruto? — el adulto le sonrió con alegría.

— Solo estaba de paso. — Esperaba que su cortante respuesta bastara para que lo dejara ir.

— Acabo de comprar el pan — le enseñó la bolsa que sujetaba — si tienes algo de tiempo podríamos tomar el té.

El de apellido Uchiha no respondió, era evidente que no tenía nada que hacer, eran vacaciones de invierno y de seguro Naruto e Itachi estarían muy entretenidos.

 

Una vez ingresaron al departamento donde ahora vivía Minato pudo notar de inmediato que el lugar demasiado sencillo para alguien de la posición social del rubio mayor, la primera vez que visito el recinto casi no le había prestado atención al entorno. Un diminuto recibidor, una sencilla sala que se unía a la cocina y un par de habitaciones cerradas, siendo evidente que serían el dormitorio y el cuarto de baño.

— Toma asiento, pondré un poco de agua. — El mayor no se perdió de su rango visual.

Desde su ángulo podía apreciar sus movimientos, dio un breve suspiró para dirigirse al único sofá para sentarse allí.

— ¿Y cómo han estado?

— Igual. Este lugar es diminuto — con tono neutral no pudo evitar hacer notar su percepción.

La risa de Minato se oyó claramente. — Lo sé, pero me es suficiente. Sería muy engorroso limpiar algo más amplio.

— Supongo.

Lo que Sasuke no sabía era la verdadera razón para tanta mesura; la libertad de Madara había repercutido en parte del capital líquido de Minato, pero acciones y demás se vieron afectadas por el desfalco a Jiraiya y a sus empresas. Siendo socio en varios negocios tuvo que responder a acreedores, a cientos de personas y pequeñas empresas estafadas. El poco restante lo utilizo para desvincularse de todos ese caos financiero, le dejo a Kushina la casa y el dinero restante se repartiría en ella y la manutención de Naruto. Ahora trabajaba como cualquier ciudadano de clase media para sustentar los gastos.

— Esta caliente. — la taza con la bebida le fue colocada en frente sobre la pequeña mesa.

Minato se sentó frente a él sonriendo con suavidad, sin prestarle más atención al gesto, Sasuke cogió la taza para darle diminutos sorbos intercalados con soplidos.

— ¿Venias a ver a Naruto?

—  No.

—  Entonces debo atribuir a la casualidad el haberte encontrado.

— Hmp.

Sasuke decidió obviar la pregunta y así evitarse la pena de contestar algo que resultaba bochornosamente evidente.

Los siguientes minutos transcurrieron en incomodo silencio, en tanto las bebidas calientes eran consumidas con escasa celeridad. Para Minato entablar una conversación con Sasuke se había convertido en una de las tareas más difíciles que había tenido que enfrentar, siendo un enigma la razón por la cual por la que seguía empeñándose en ello.

 

 

Luego de una “amena visita“ y para cuando Minato se quedó solo se dispuso a lavar la vajilla empleada a la hora del té , tal vez después podría hacerle una visita a su hijo. Hasta donde tenía entendido Naruto e Itachi habían restablecido la supuesta relación que llevaban a cuestas, el padre del rubio atarantado aún se cuestionaba el meollo del todo ese asunto.

A esas alturas de su vida Minato también se cuestionaba la relevancia de volver con Kushina, siendo su supuesta separación solamente temporal. Una parte de su subconsciente se había mostrado complacida ante la ruptura, pero la parte más amplia de su raciocinio no paraba de gritarle que lo mejor era regresar con su esposa, sus paradójicos pensamientos fueron interrumpidos por el timbre de la puerta, detuvo sus acciones para poder abrirla. ¡Oh!y grande fue su sorpresa al toparse con cierta pelirroja, la hasta hace poco su amada esposa.

Kushina llevaba en manos una bolsa con pan, la cual enseñaba junto a una radiante sonrisa.

— He traído algo de pan, tal vez podríamos tomar un poco de te — Ella ofreció siendo consciente de que hace casi nada había compartido chocolate caliente con Naruto e Itachi. No tenía nada de malo tomar un poco más de té con Minato.

El rubio sonrió  algo nervioso dándole espacio para que pudiera entrar. — Cl…Claro.

La animosidad de Kushina se vio frustrada al percatarse de que los utensilios que Minato estaba lavando correspondían al juego de té— ¿Vino alguien a visitarte? —preguntó esperando equivocarse.

— Si, me encontré con Sasuke hace poco y vino a hacer una visita rápida.

— Ah, qué bueno — mintió sin dejar de sonreír, su aprecio por ambos hermanos Uchiha siempre se veía opacado por el obsesivo interés de Minato en aquellos chicos.

— Pero podemos tomar un poco más de té — el rubio se apresuró en sugerir.

— No creo que sea buena idea — ella dio un hondo suspiro recorriendo el lugar con la mirada — sería mejor pensar en preparar la cena — su espléndida sonrisa provocó el mismo gesto en el rubio.

 

 

 

La suave mordida en su hombro derecho lo hizo respingar, se mordió los labios buscando relajarse, un nuevo mordisco equivalió a un jadeo que no pudo controlar.

— Voy a hacerlo… con cuidado — susurraron a su oído.

Aquellas palabras lo hicieron reaccionar, su nublosa vista se posó en lo que Naruto hacía, luego de que Kushina se fuese y se quedaran solos el rubio había sugerido escuchar algo de música, aunque eso fuese lo último que hicieran, a Itachi no le molesto cuando entre juegos fueron a parar sobre el sofá, dándose fogosos besos y descaradas caricias. Pudo apreciar como Naruto se levantaba para buscar en el cajón de algún mueble un pequeño

Botecito.

— Acabo de comprarlo — Naruto lucía sumamente nervioso y hasta sonrojado, eso ocasionó cierta incertidumbre en Itachi.

— ¿El qué? — se incorporó en el sofá intentando distinguir algo de la etiqueta del envase.

— Es… es… lubricante — el de ojos azules pareció arrastrar las palabras notoriamente cohibido, susurrándolas quedito.

¿Lubricante?, se preguntó mentalmente milésimas de segundos antes de comprender el significado de tan simplona palabra. Una sonrisa de genuina ternura asomó en sus labios, sonrisa que le devolvió la seguridad a Naruto para acercarse en nueva cuenta para besarlo.

Hacer el amor con Naruto equivalía a una nueva experiencia cada vez, lo impulsivo y a la vez ingenuo le resultaba demasiado atrayente, cuando las manos del rubio se abrieron paso entre su ropa y cuando se disponía a devolverle el gesto, una ráfaga de malos recuerdos lo hicieron dudar, sus manos parecieron temblar y de pronto el estar medio desnudo con alguien besándole el cuerpo le resultaba peligroso.

La excitación parecía esfumarse otorgándole el deseo de esconderse en el ático de su casa. Itachi se vio acorralado por la necesidad de alejarse y a la vez de permanecer allí junto a Naruto hasta el final.

— ¿Estas bien?

Fue solo con aquella pregunta que el pelinegro cayó en cuenta de que su expresión debía ser patética.

— Si… — asintió buscando convencerse a sí mismo.

— Podemos dejarlo para después — Naruto se alejó un poco retrocediendo en el sofá, “muy rápido” se reprochó  mentalmente. Tendría que volver a atenderse solo en el baño sin más compañía que sus fantasías.

Y fue solo cuando Naruto se levantó del todo dirigiéndose hacia el cuarto de baño que Itachi quiso detenerlo para ayudar al rubio con su “problemilla” de algún modo, antes de poder pronunciar palabra alguna para retenerlo a su lado la puerta del baño se cerró con imperiosidad dejándolo solo y con la sensación de abandono clavándose en su corazón. El frío que sintió le sugirió que lo mejor era vestirse, más patético no podía sentirse al ser consciente de que Naruto estaría masturbándose consecuencia de su reciente ataque de pánico que frustró su romántico encuentro.

Con lentitud terminó de vestirse haciéndose más de una pregunta innecesaria, si hace nada estaba más que complacido y excitado, solo bastaron un par de recuerdos respecto a Jiraiya para echar todo abajo, por primera vez consideró la posibilidad de  hablar de ese asunto con alguien.

Mientras seguía esperando buscó alejarse del empalagoso decorado Navideño del lugar, se asomó por la ventana entrecerrando la mirada para distinguir con algo de sorpresa como Sasuke observaba hacia la ventana desde la calle. Su pequeño hermano no cambio su postura al saberse descubierto, sonriéndole a Itachi una vez que este lo divisó con claridad.

Itachi salió del departamento bastante rápido buscando hallar a Sasuke, quien ni se movió un milímetro de su lugar.

— No deberías correr así, podrías tropezar. — fue el cálido recibimiento del menor.

— Ve a casa Sasuke.

— Vine a recogerte, sabes que es complicado caminar por las calles sin ver. — la serenidad de Sasuke empezaba a ser incomoda.

— Naruto me acompañara —espetó deseando que fuera suficiente para que su hermanito cediera en lo que parecía hasta acoso.

— Ya veo — el ceño ligeramente fruncido y la mirada afilada le dieron al menor de los hermanos un aire algo más escalofriante — deben estar muy entretenidos.

— Sasuke…

— Esta bien, te veré después hermano. — Se acercó a susurrarle antes de alejarse.

Una vez solo Itachi dio un pequeño suspiro de alivio.

 

 

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Tocó la puerta con extremo cuidado y de inmediato le abrieron dejándolo entrar en aquel departamento.

— Lo estaba esperando Madara-sama — Santiago hizo una pequeña reverencia.

— Lo sé, tuve que dejar que pasara algo de tiempo, esto de estar sin dinero fue tan convincente que hasta yo mismo me sentí en aprietos — el Uchiha carcajeó un poco sentándose en un pequeño sillón.

— Lo hice todo con mucho cuidado, el dinero ya está en las cuentas que usted me pidió — el antiguo asistente de Jiraiya se sentó frente al otro hombre entregándole varias carpetas.

— ¿Ya conservaste tu parte?

— Así es, todo como usted lo dispuso.

— Bien, ahora eres libre de actuar como prefieras — le dio un vistazo a los papeles que le habían entregado — siempre y cuando eso no me perjudique.

— Desde luego que no, solo nos iremos del país.

— Cuida a Ceres, estoy decepcionado porque no pudiste controlarla, Mikoto era la última mujer del clan, hubiese deseado convertirla en mi esposa — una pequeña y escalofriante sonrisa se dibujó en el rostro de Madara.

— Le pido disculpas, no creí que mi hermana fuese a ser tan impulsiva, ahora por culpa de eso la están buscando.

— Eso ahora ya no tiene remedio — se puso de pie dispuesto a salir con papeles en mano — estaremos en contacto.

 

 

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Las festividades de fin de año fueron eventos bastante inadvertidos, una cena en casa de Kushina donde Minato, Naruto, Itachi, Sasuke y Madara estuvieron presentes ameritó la celebración de la noche buena, pese al tenso ambiente que se formaba por momentos fue una velada hasta algo gratificante.

Los presentes que se obsequiaron al día siguiente fueron algo irrelevantes, Naruto recibió una bufanda tejida a mano de parte de su madre, un móvil nuevo de parte de su padre y de parte de su novio un bonito marco de plata donde se hallaba la única fotografía que él e Itachi se habían tomado juntos hace unos cuantos días a insistencia del rubio.

Para Naruto fueron festividades inolvidables, pese a que sus padres estuvieran aun separados le alegró compartir tiempo con ellos  durante esos días. Con Itachi las cosas no cambiaron mucho, la idea de salir como una pareja normal, ir a cine o al parque de diversiones no eran actividades que hubiesen podido realizar y ni hablar de la intimidad que se había reducido a simples besos cuando estaban a solas.

“A este paso no volveré a tocar a Ita-chan dattebayo”

Se lamentaba recordando que había prometido ser paciente y darle al pelinegro todo el tiempo que necesitase para sobreponerse al incidente con Jiraiya.

Ese día en particular ya entrados en el nuevo año y con tres días del mes de Enero, citó a Itachi en el parque que quedaba cerca de la pequeña casa donde Vivian los hermanos Uchiha, sentado en una de tantas bancas y disfrutando del escaso sol de finales de la estación esperaba jugando con sus dedos pulgares.

Se encogió en hombros resintiendo el persistente frío, algo impaciente empezó a tararear alguna cancioncilla de moda mirando a todos lados buscando con su ansiosa mirada a Itachi. Pasado unos cuantos minutos más su desesperación pareció aumentar, en tanto sus tarareos incrementaban en volumen.

Y para cuando se decidió el ir a buscarlo, Itachi se acercó caminando no exactamente al lugar donde el rubio se hallaba.

— ¡Ita-chan! — sonriendo feliz Naruto fue a su alcance, para encaminarlo en la dirección correcta.

— Me retrase — el mayor se excusó  con una pequeña sonrisa obviando contar la parte en la que Sasuke “accidentalmente” lo dejo encerrado en el cuarto de baño.

— No importa´ttebayo — se rascó la nuca con cierta despreocupación sin preguntar por el reloj que le había regalado a Itachi en Navidad, cuestionando recién en lo inútil que era un reloj para una persona que casi no podía ver.

Ambos se sentaron en la banca donde el rubio lo esperaba hace instantes, Itachi inclinó su cabeza hacia atrás cerrando los ojos unos instantes.

— Me duele la cabeza — confesó algo cansado.

— ¿Es por las medicinas? — Naruto se arrimó un poco a su lado, ya había notado que luego de tomar tantos medicamentos durante las mañanas y las noches más de una molestia asediaba al pelinegro.

— Así es.

El rubio quiso sugerir que lo mejor sería dejar de tomarlas, porque hasta donde había notado, la visión de Itachi no había mejorado en lo más mínimo, mas por el contrario parecía empeorar con el tiempo.

— Solo dame un par de minutos — pidió.

— No te preocupes dattebayo — le dedicó una suave sonrisa imitando la postura del mayor, entrelazando su mano con la contraria. Junto a Itachi había aprendido a ser un poco más paciente y a disfrutar breves momentos a la intemperie sin desesperarse con la quietud, cosa que para alguien como Naruto ya era en si un gran logro.

A veces, tan solo a veces, Naruto se preguntaba que podía ser lo que Itachi pensaba sobre su relación, lo que esperaba de estar igual en el futuro y que diría si en algún cercano momento Naruto le pidiese que viviesen juntos. Pero aquellas filosóficas preguntas siempre terminaban consumidas por sus latentes y últimamente poco atendidas “hormonas”

— Ya deberíamos irnos — Itachi se irguió con elegancia.

— ¡Claro´dattebayo!

 

El resto de la tarde luego de ir a comer algo y pasar por un centro comercial a echar un vistazo fue suficiente para cansar a Itachi forzando a dar por terminada esa salida.

“Ya mañana podremos pasar más tiempo juntos´ttebayo”, se repetía cada vez que sentía el tiempo compartido reducirse. Pero también a veces también sentía su corazón estrujarse al percatarse que ambos se alejaban en lugar de acercarse. Naruto jamás fue muy inteligente o capaz de leer entre líneas, pero estaba seguro de que oyó decir en algún lugar la frase; cuando dos personas están unidas y se aman demasiado, la necesidad de estar juntas desaparece. “Que estúpido” pensó la primera vez, ya que ni siquiera la entendió, ahora se preguntaba a que se referiría aquello.

— ¿Está bien que venga mañana?

Itachi pareció meditar aquella pregunta — Yo iré a tu departamento, — fue la repuesta que le dio, el rubio asintió  sonriendo feliz para concluir con un beso.

De regreso Naruto fue caminando, ya que nunca había tenido una relación de noviazgo con ninguna persona no tenía ni la más remota idea de cómo debían ir las cosas. En la televisión y las revistas luego de que todo lo malo termina los protagonistas enamorados terminan juntos y son felices o eso es lo que muestran, Naruto no debía ser demasiado brillante para deducir que en la vida real las cosas no “terminan” luego de que “algo” malo pasa, la vida solo termina cuando morimos y hasta que ese inevitable momento llega cosas buenas y malas nos seguirán pasando.

Tan absorto se hallaba en su duda existencial que ni siquiera se percató del momento en que termino tendido en el piso con una chiquilla sobre él. Algo sorprendido y sonrojado notó claramente la ropa interior de la muchacha que asomaba entre la falda plisada que llevaba.

Se hallaban casi abrazados hasta que quejándose ella se alejó — Fíjate por donde caminas — se sobaba el coxis.

— También fue tu culpa´ttebayo.

— Tengo prisa, si vas a ponerte a soñar por la calle no estorbes — dicho eso la chica se alejó corriendo.

Naruto frunció los labios algo enojado retomando su camino.

 

 

A tan solo calles de ese lugar la misma chiquilla se encontraba junto a otra mujer.

— Aquí tienes, fue muy fácil ese chico estaba soñando despierto y ni se dio cuenta. — le entregó el celular de Naruto.

— Lo sé. Gracias por todo — la otra fémina de voz conocida solo le dio a cambio un sobre blanco.

 

 

Ingresó a su casa con mucho cuidado al percibir absoluto silencio, creyendo tal vez que su tío no se encontraba y que Sasuke estaría dormido.

— Creí que no vendrías esta noche.

Itachi se sobresaltó al ir la voz de su hermanito proveniente de la sala en penumbras. — Creí que no estarías — se fue acercando una vez que encendió las luces.

Una pequeña risa fue la respuesta del menor, quien se hallaba sentado en el sillón con su móvil en manos.

El mayor torció los labios en una mueca de ligera molestia, no entendía esa actitud de exagerada intimidación que Sasuke parecía haber adoptado últimamente, como si quisiese amedrentarlo de algún modo, por lo que trataba de restarle importancia.

— ¿No vas a huir a tu cuarto? Siempre lo haces en cuanto estamos solos.

— No es así, Sasuke. — y contra de sus instintos Itachi se sentó en un sofá a su lado — es solo que tu actitud ha cambiado mucho — no había intentado hablar a solas con su hermanito para tratar de hacerlo entrar en razón, tal vez aún podrían salvar su arruinada relación filial.

Otra risa, esta vez más elevada escapó de los labios de Sasuke — ¿Yo? no me hagas reír, tu eres quien me evita como si estuviera enfermo, aniki. — Se inclinó hacia adelante para apreciar mejor el rostro del otro.

— Claro que no — inspiró hondo buscando la manera correcta de preguntarle si Madara le habría propuesto irse a Norte América.

— Solo quiero que las cosas sean como antes, que… — se mordió los labios antes de terminar su frase. Su cansina expresión se vio sustituida por una de sufrimiento, como si le suplicase a Itachi algo que no se atrevía a decir.

— Sasuke, estas confundiendo las cosas.

— Dijiste que todo iba a mejorar — ignorando lo último dicho por su hermano se acercó más buscando invadir el espacio contrario — pero solo veo todo empeorar, como me evitas para ir detrás de Naruto.

— No es así — el mayor se mantuvo en su lugar sin moverse ni siquiera un poco.

— Pruébalo — retó en un susurro demasiado cerca del rostro de su hermano.

Y antes de que pudiese responderle la puerta se abrió interrumpiendo la peligrosa situación, Madara quedo fijo en la entrada observando con detalle a ambos hermanos.

— ¿Interrumpo?

— Definitivamente. — Sasuke se alejó de su hermano para subir por las escaleras — No tengo hambre, voy a dormir. — Con ese último mensaje fue a encerrarse en su habitación.

 

Madara se masajeo las sienes una vez hubo dejado las bolsas del mercado sobre la mesa — Te dije que evitaras quedarte a solas con Sasuke.

— No ha pasado nada — Itachi también se levantó para dirigirse a la cocina.

— No es así como me parecía, Sasuke ya accedió a irse, no hagas cosas que puedan hacerlo cambiar de opinión.

Oír eso lo detuvo en el acto, ¿Sasuke ya había decidido irse?, pese a que esa noticia debía aliviarlo, no era así, sentía haber fracasado miserablemente en su labor de hermano mayor, procurarlo de todo lo malo y evitar que equivocase sus acciones…

Todo había resultado en un fallo imperdonable.

—  No te preocupes — fue lo único que pudo decir retomando su camino a la cocina, tenía mucha sed.

— Tengo que salir y voy a regresar muy tarde, no sé si se buena idea dejarlos solos — Madara lo siguió buscando oír que su sobrino se comportaría y que no se acercaría a Sasuke.

— Ya dije que no tienes que preocuparte, puedes irte — con apuro sirvió un vaso de agua para beber el contenido en grandes sorbos.

— Solo unos días más, ya tengo todo lo del viaje resuelto.

 

Cuando su tío se hubo ido fue recién que Itachi sintió algo de alivio, Madara parecía acusarlo por el cambio de actitud de Sasuke, el apetito lo había abandonado, se dirigió a su habitación para dormir pese a que solo fueran las 7:45 PM. Cerrando su puerta con llave se recostó sobre su cama descansando sus adoloridos ojos, pestañeó varias veces con cansancio… dormir le pareció la mejor idea.

 

 

Por su parte Naruto  buscaba como poseso por todo su departamento su celular, debajo de su cama, entre su ropa, detrás de los muebles y entre la comida de la alacena. No recordaba donde lo había colocado, luego de llegar de su salida con Itachi aventó su chaqueta sobre una silla y desde ese momento ese aparatillo había desaparecido sin dejar rastro, llamó desde el teléfono del departamento a su celular sin obtener respuesta más que el constante beep que solo terminaba cuando lo mandaban al buzón.

“¿Itachi sabrá si lo deje tirado en algún lugar?” pensó ingenuamente, quiso llamar a su novio pero le pareció mejor idea ir a visitarlo y verlo una vez más ese día.

Con aquel animoso pensamiento ya ni padeció por la aparente perdida del móvil que su padre le había regalado en navidad. Emocionado y a toda prisa se dirigió a casa de los Uchiha llegando más rápido de lo que pensó.

La pequeña casa de estilo sencillo y todo lo demás se le antojó muy silenciosa y oscura, las luces se hallaban apagadas. No creía que Itachi hubiese salido, ya había advertido que el mayor de los hermanos Uchiha quedaba en total penumbra sin el apoyo de la luz solar o una muy buena bombilla.

“Si está durmiendo no debería molestarlo”

Dada la hora tampoco la idea de que todos en la casa estuvieran durmiendo lo convenció, así que se decidió a tocar a riesgo de que nadie le abriera. Con algo de insistencia su dedo se posó en el timbre reiteradas veces, algo nervioso esperaba a que alguien dentro de la casa diera señales de vida, pasados algo más de cinco minutos fue que vio las luces de la sala encenderse y la puerta abrirse siendo sujetada por la cadenilla.

— ¡Itachi! — sonrió feliz y aliviado al verlo.

— ¿Naruto? ¿Qué haces aquí?

— Bueno… veras, es que olvide algo´ttebayo —como cachorro abandonado esperaba que lo dejaran entrar a la cálida casa.

— … — Itachi pareció meditarlo unos segundos antes de destrabar la cadenilla y dejar entrar al rubio — ¿Qué has olvidado?

— Creo que tire mi celular en algún lugar, no lo encuentro. — Sin esperar invitación se sentó en un sofá — ya lo busque por todos lados dattebayo.

—Cuando te fuiste aun lo tenías, debiste dejarlo caer de camino a tu casa — Itachi dio un hondo suspiro observando de reojo y con dificultad las escaleras, Sasuke se había asomado a ver por ellas pero en cuanto divisó a Naruto regresó a su cuarto tan silencioso como un fantasma.

— ¡Ya lo suponía! — el rubio se sujetó la cabeza con ambas manos zarandeándola un poco.

— Tal vez quien lo encuentre te lo regrese — se cruzó de brazos algo incómodo, no le agradaba del todo que Naruto lo visitase.

— Lo dudo mucho´ttebayo.

Pese a que lo veía algo deprimido tenía que pedirle que se fuera — Naruto, ya es tarde.

El nombrado parecía no escucharlo, agachó la mirada en tanto jugaba con sus dedos — Quisiera… quedarme esta noche contigo dattebayo… — murmuró quedito.

— No puedes. — La expresión de sincera decepción en Naruto casi lo hizo retractarse, pero no lo hizo. — Te dije que mañana iría a tu departamento, me quedare todo el día.

— Mmm… está bien, ya me voy — inspirando hondo se puso de pie — ya será mañana — se forzó a sonreír para darle un suave beso en los labios a Itachi antes de encaminarse a la salida.

— Buenas noches — fue su escueta despedida sintiéndose realmente mal una vez que Naruto se había ido. Tan solo esperaba que las cosas entre ambos pudiesen mejorar, ya se estaba cansando de decirles que “no” a las personas que amaba.

Cerró la puerta recargándose después en esta, no quería que te vayas, se recriminó por varios minutos hasta que tocaron a la puerta. Algo extrañado pensó que sería Naruto que habría regresado con alguna otra escusa, así que esta vez abrió la puerta sin la cadenilla.

— ¡Mi amor! — le gritaron de inmediato.

Dio un paso hacia atrás entrecerrando la mirada — ¿Ceres?

 

 

Santiago regresó al mugroso departamento en la peor parte de la ciudad donde tuvo que esconder a su hermana para que no la encontraran.

— Traje algo de comer, tengo buenas noticias también — recorrió con la mirada el diminuto lugar buscando a Ceres — ya por fin nos libramos de Madara y…

Al no hallarla salió en nueva cuenta a toda prisa.

¡Maldición!

 

 

Ella lloraba, lloraba pidiendo perdón, Itachi retrocedió mas dejándola entrar.

— ¡Perdóname! ¡Perdóname! ¡Yo jamás quise lastimar a Mikoto-san! — sus lastimeros gemidos se oían tan sinceros que Itachi empezó a sentir jaqueca.

— No puedo — aseguró la puerta para que la chica no pudiese salir.

— ¡Pero yo te amo! ¡Lo hice por ti, para que dejaras de cargar con tu familia a cuestas! — siguió llorando como si en verdad lamentase sus acciones.

No respondió, necesitaba tiempo para poder llamar a la policía, pero debía evitar que Sasuke la escuchase no quería imaginar de lo que su hermanito sería capaz si llegaba a verla. — Sígueme — quiso encaminarla al cuarto de Madara que quedaba en la planta baja. Su cabeza empezaba a doler en demasía, actuar con total calma frente a la asesina de su madre no le estaba resultando nada fácil.

— Vas… ¿vas a perdonarme? — ella gimoteaba siguiéndola a paso lento.

Itachi no respondió, entro al cuarto esperando que ella imitase su acción, si estaba tan trastornada debía andarse con cuidado.

— No vas a hacerlo ¿verdad? — detuvo sus pasos antes de entrar quedando en el marco de la puerta.

— Si entras lo hare — ofreció.

— Como si fuera a hacerlo, no soy tan estúpida — la retorcida sonrisa apareció en el rostro de ella a la vez que sacaba una pistola de entre sus ropas con la cual no dudo en apuntarle. — Tengo que terminar con esto, las plagas deben purgarse antes de que sea tarde.

Itachi no pareció inmutarse pese a que sabía de lo que ella era capaz — Ceres… deja esto de una vez. — con cautela empezó a acercarse. Pero antes de que pudiera arrebatarle el arma ella cerró la puerta dejándolo dentro.

Para evitar que pudiese salir coloco tras la puerta lo primero que halló, la pequeña vitrina que reposaba a un lado, de un tirón la hizo caer contra mesita del lado contrario bloqueando la salida para Itachi.

 

— ¡Abre la puerta! — él gritaba al otro lado dando de empujones, molesto consigo mismo por haber querido manejar las cosas del modo menos violento, siendo ahora este el resultado.

 

— Espera ahí mi amor, enseguida regreso.

Con cuidado subió las escaleras, debía darse prisa, Itachi no tardaría en salir. Cuando llegó al primer piso sonrió ampliamente al ver a Sasuke salir de su cuarto debido a tanto escándalo.

 

 

Naruto se había sentado en el parque cerca de esa casa, aun meditaba el lugar donde pudo haber perdido su celular. Hubiese sido fantástico que Itachi le dejase quedarse pero era demasiado pedir. Suspiró en silencio entristecido con su precaria relación, pero quería demasiado a Itachi como para renunciar a todo tan fácilmente.

Volvió a suspirar antes de decidirse a regresar, quería disculparse y decirle a Itachi que en verdad lo amaba y… tantas cosas.

 

 

No le pareció del todo real, esa mujer no podía estar en su casa como una psicópata de filme barato sujetando un arma entre manos, aquella imagen no podía ser real.

 

— Qué bueno verte despierto Sasuke, así podre despedirme. Porque no llamas a Naruto, estoy segura de que vendrá siempre y cuando tú se lo pidas. — decía a la vez que le arrojaba el móvil de Naruto a sus pies.

El chico frunció el ceño ignorando lo último y el aparato a escasos centímetros suyo, podía oír claramente los golpes en unas de las habitaciones de abajo, dio un paso hacia adelante.

— Tienes que ser muy estúpida si piensas ganarte a mi hermano matando a su familia. — Se obligó a relajarse buscando una oportunidad.

— Itachi aún me quiere, cuando me deshaga de ti y de ese estúpido rubio podremos al fin estar en paz.

— ¿En qué parte de tu retorcida mente eso se hace realidad? — tentó dando otro paso hacia adelante.

Ceres sonrió aún más, buscando el lugar perfecto para disparar, no quería ver un rostro tan agraciado empañado en roja sangre. — Cada noche sueño con eso.

Otro paso más, pero esta vez ella afiló su mirada y cuando quiso acercarse más un disparo resonó en toda la casa.

 

Sasuke presionó los dientes, la bala había pasado muy cerca de una de sus piernas. Tan cerca que lo había rozado provocándole una herida, hizo presión para detener el sangrado.

— NO juegues conmigo Sasuke bien sabes de lo que soy capaz… ¿recuerdas a tu madre?

Su arrebato se vio frustrado por unos segundos en lo que el sonido de una puerta siendo derribada los alertaba, Ceres desvió su atención el tiempo suficiente para que Sasuke se lanzara contra ella tratando de arrebatarle el arma, por lo brusco de la acción ambos terminaron cayendo por las escaleras del peor modo.

Itachi vio claramente como ambos chicos aterrizaban con torpeza chocando contra los barandales, aunque estuviese algo mareado se apresuró en intentar separarlos. Sasuke en su desesperado intento por quitarle el arma a la chica la alejó de una patada que casi la hizo gritar pero que ocasionó que entre tanto tironeo el arma se disparara, otra vez el sonido sordo del disparo pero esta vez fue Itachi quien retrocedió apoyándose en la pared viendo como su opaca visión se nublaba siendo empañada por su propia sangre.

— ¡Itachi! — Sasuke la empujo quitándosela por fin de encima sin resentir aun el dolor de los golpes por la caída o el disparo.

El nombrado oía un molesto silbido en sus oídos que le dificultaba reconocer los sonidos en su entorno, su jaqueca parecía empeorar a tal extremo que creía perder la conciencia, buscó con sus dedos el origen de tanta sangre y dolor. Toda esta parecía manar de un lado de su frente, supuso al no estar muerto aun, que la bala solo lo había rozado.

En cuanto Ceres se vio despojada de su única arma se lanzó sobre Sasuke sin importarle el estado de quien decía amar, este trató de quitársela de encima retrocediendo para chocar contra alguna pared, al primer impacto ella no se soltó, lo intentó de nuevo pero eta vez la trastornada chica se soltó a tiempo evitando otro fuerte golpe.

Itachi ya no veía nada salvo un manto oscuro y húmedo, se deslizó por la pared quedando sentado en el piso buscando por todos los medios no perder la conciencia, temiendo no volver a despertar de hacerlo.

Desde el piso y desarmada lo único que Ceres pudo hacer fue atacar a Sasuke como un animal salvaje, se aferró a una de las piernas del chico mordiéndolo con fuerza, deseando arrancarle un trozo de su piel. Desesperado por socorrer a su hermano mayor contuvo el dolor aventándola de una patada casi contra la puerta de salida, sin dudarlo le disparó con el arma, la chica apenas reaccionó viendo la sangre fluir por uno de sus brazos.

Otro disparo que esta vez le atravesó un hombro haciéndola gritar. Un alivio indescriptible trepó desde la punta de sus pies hasta el último de los cabellos de Sasuke, recordó por leves instantes a su madre…

Quiso matarla.

Deseaba matarla por haberle arrebatado a su madre, pero los estrepitosos golpes que amenazaban con tumbar su puerta le dieron un segundo de lucidez.

 

— ¡ITACHI! ¡SASUKE!

 

Podía oír claramente la voz de Naruto del otro lado de la madera, pero su ira no disminuyo y disparó de nuevo, esta vez el grito de la chica fue desgarrador, le había volado casi toda la oreja izquierda con aquel disparo montando una espantosa escena. Si disparaba de nuevo seguramente conseguiría su cometido.

En ese momento la puerta fue derribada permitiendo por fin que Naruto ingresara a la escena…

Sus azules ojos analizaron su entorno con pasmosa agilidad, no supo bien cómo interpretar todo lo que veía, su terror y pánico se incrementó al ver a Itachi en el piso con una alarmante cantidad de sangre brotando  por su sien, sus músculos temblaron y le impidieron la movilidad. Veía a Sasuke sosteniendo el arma con la cual supuso le había disparado a Ceres quien se retorcía por el dolor tratando inútilmente de parar la hemorragia del ultimo disparo que hubo recibido. Ella lloraba con desesperación murmurando algo así como; hermano.

Sus deseos de correr al lado de Itachi se vieron opacados en cuanto percibió que Sasuke ni había reparado en su presencia… lucía deseoso de matar a la agonizante chica delante suyo.

 

— Basta — se colocó en frente del Uchiha menor estirando los brazos a los lados — si la matas… — se mordió los labios temblando de miedo… “Itachi” temía por Itachi y que este ya estuviese muerto pero de ser o no así, no podría verle a la cara de nuevo si no evitaba que Sasuke se convirtiese en un asesino…

Que irónico…

Si no hace mucho gustoso se  habría convertido en uno por proteger a Itachi.

— ¡Quítate!

Sasuke gritó enfurecido.

¿Cómo es que ninguno parecía consciente de lo grave de la situación en realidad?

— No lo hare.

Y no se apartó.

Su pulso empezó a temblar… no podía disparar, aunque deseara con el alma matarla no podía hacerlo, frustrado arrojó el arma a cualquier lugar…

No había podido hacerlo.

Y fue solo entonces, que cuando las sirenas de la policía empezaron a oírse a lo lejos que ambos chicos intentaron socorrer a Itachi…

Solo entonces…

 

 

 

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Su plácido sueño infantil se vio interrumpido por un suave canto, el canto de algún ave… abrió los ojos y aun algo adormilado se asomó a la ventana, apenas hacia un par de días que acababan de mudarse a esa casa en Tokio, su padre había conseguido un buen empleo en la ciudad.

Con cuidado apartó las viejas y pesadas cortinas de las ventanas, algo sorprendido percibió que los cantos habían cesado, un oscuro cuervo se hallaba parado en la cornisa que al verlo graznó como exigiendo que lo dejara entrar. Con calma abrió la ventana dejando al ave entrar, que entre graznidos recorría la habitación del niño de al menos once años.

— ¿Estás buscando algo? — preguntó consciente de que no obtendría respuesta.

Y la escena se repitió, podía oír algún ave cantar y se preguntaba si era aquel cuervo que de vez en cuando lo visitaba, un día decidió seguir al ave buscando su nido, halló más de uno, decenas de cuervos habían formado nidos en la arboleda que quedaba cerca de la antigua casona. Entre los nidos, pequeños objetos brillantes podían observarse, relojes, monedas, tapas y cualquier objeto que pudiese llamar la atención de los córvidos formaba parte de su botín.  

Se lo dijo a su hermanito.

— He oído cantar un cuervo afuera de mi ventana.

También recuerda a su primo… Shisui. Quien se asomaba por su ventana ahuyentando a los cuervos… lamentablemente no recuerda mucho más de una persona tan importante en su vida.

 

 

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Se hallaba sentado en la banca de un parque, apenas tenía catorce años, aún era un niño, con el sol brillando en medio de algunas nubes podía apreciar a varios niños jugando con sus hermanos y padres. Esa vida se le antojó muy hermosa, una vida de la cual nunca podría disfrutar.

A su corta edad había quedado huérfano y a cargo de su pequeña hermana de tan solo nueve años, sus familiares no quisieron hacerse cargo de los huérfanos.

“Ella está enferma, no vamos a cuidar de Ceres”

Y aunque le ofrecieron cuidarlo e internar a su hermana en algún centro mental para olvidarse de ella, él no quiso, la única familia real que le quedaba era su pequeña hermana, su pequeña Ceres.

Debía cuidarla, pero al ser ambos menores de edad su custodia pasaría a manos del estado, fue entonces que ese hombre apareció, le ofreció ayuda a cambio de que trabajase para él, no sabía de qué tipo de trabajo podría tratarse.

“Cuando llegue su momento lo sabrás, en tanto cuida a tu hermana”

Obedeció y los días pasaron, uno tras otro con una exasperante lentitud, Ceres había mejorado su estado, con medicamentos y terapia no necesitaría ser internada en ningún reclusorio mental.

El momento de empezar a pagar deudas llegó y Santiago supo que las cosas no volverían a ser como antes.

“Tsunade te conseguirá trabajo, tu actúa como si no supieras nada, gánate la confianza de Jiraiya”

Y Lady Tsunade murió…

Siguió las órdenes impuestas sin hacer preguntas.

Así lo hizo, pretendiendo ser leal a un hombre traicionado, siendo su lealtad hacia quien ayudo a su hermana y a él cuando niños.

Fue testigo mudo de homicidios y fraudes financieros, de la decadencia de varias personas.

“Cumple con tu trabajo, luego tú y tu hermana podrán irse a donde les plazca, la deuda estará saldada.”

Pacientemente esperó el momento de su libertad… y cuando Jiraiya arriesgó todo por Itachi Uchiha, su momento había llegado.

Le entregó casi todo el dinero del anciano a su verdadero jefe.

Podía irse muy lejos junto a su pequeña hermana…

Pero no sucedió así.

 

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No hace mucho lo habían trasladado a esa penitenciaria, a ese pútrido lugar donde debía valerse de su astucia y su fuerza física para sobrevivir, pero había perdido algo vital… el habla.

Su agonía no parecía ceder con el paso de los días, tuvo tanto tiempo de meditar inmerso en el dolor y la desesperación que pudo arrepentirse.

Demasiado tarde.

Minato jamás iría a visitarlo, no se apiadaría de su sufrimiento en aquel espantoso lugar, aquel que lo mismos humanos transforman en un verdadero infierno.

Ni su ahijado que cuido y quiso como a un nieto, nunca fue a visitarlo, todos le abandonaron y él sabía que lo merecía, se preguntaba a donde fue a parar todo su dinero, que estaría haciendo Santiago con tanta solvencia, ya no importaba, gustoso se olvidaría de todo ese dinero y poder mal habido con tal de recibir el perdón de quienes fueron su familia, pero ya nadie lo escucharía nunca más.

Aquel día genuina esperanza inundo su corazón, tenía visitas.

Atravesó el patio y el guardia lo llevo a esa diminuta sala de visitas donde otros reos veían a sus familias, grande fue su sorpresa al hallar a Madara Uchiha esperándolo.

 — ¿Sorprendido? — el Uchiha sonrió con tranquilidad.

Con desconfianza se sentó frente al otro hombre, estaba seguro de que solo habría venido a burlarse de su desgracia.

— Ya estoy enterado — Madara prosiguió notando los vendajes que cubrían el cuello del otro — es una lástima que terminaras así, Jiraiya.

Afiló la mirada.

— ¿Recueras todo el dinero que perdí gracias a ti?, déjame decirte que me lo han devuelto y con enormes intereses. Santiago demostró ser muy brillante.

Sus ojos se llenaron de furia, así que Madara había planeado todo, pero aun así tenía razón, ya que fue él quien dejo en quiebra al Uchiha primero.

— Pero no te sientas mal Jiraiya, aunque tu mancillaste a mi sobrino y mataste a Fugaku creo que eso compensa la muerte de tu amada.

Presionó sus puños con ira, ya estaba entendiendo todo, tardo años en comprender pero al parecer Tsunade si lo había engañado con un Uchiha… con Madara. Cuan estúpido había sido, sintió pesar al por fin meditar que Itachi y su familia nunca tuvieron culpa alguna… tal vez tan solo Fugaku… su ambición.

— Es tan triste que tu quedaras tan mal e incluso pagando por crímenes que no cometiste, ya sé que eres sospechoso de todas esas ridículas muertes que sucedieron haces meses — el de cabellos negros sonreía de lo más complacido — bueno, descuida yo hare de Sasuke un digno sucesor de la casta Uchiha, lamentablemente por Itachi ya no puedo hacer mucho, ya  no tiene arreglo.

“Ladrarle al árbol equivocado” esa frase se le vino a la mente en tanto veía al culpable de toda su desgracia en frente, si tan solo Tsunade no lo hubiese engañado… si tan solo…

— No quería que las cosas terminaran de ese modo, pero me hallo complacido, es una lástima que Minato nunca vaya a perdonarte lo que le hiciste a Itachi, pero ahora él también ha perdido todo por tu culpa Jiraiya, dudo que pueda pagarte un abogado decente si es que algún día logras comunicarte con él.

Jiraiya se sintió miserable, había tenido el tiempo suficiente para meditar su desdichada vida desde el día en que supo que su amada esposa lo engañaba, viéndolo desde esa perspectiva fue ese engaño el detonante para un odio por completo irracional.

— Espero que el resto de tu estadía aquí sea grata, tendrás mucho en que entretenerte, ya sabes lo que dicen sobre los reos que entran a una prisión con tus antecedentes, en que se convierten.

Mientras Madara se ponía de pie dando por terminada el de cabellos blancos sentía enormes deseos de golpearlo, de poder desquitarse tan solo un poco. Y cuando se dispuso a hacerlo estrellando sus puños con ira sobre la metálica mesa los guardias se dispusieron a reducirlo.

— Que tengas buen día Jiraiya.

Lo vio salir de allí con una sonrisa llena de satisfacción…

 

 

A cada paso que Madara daba por los pasillos que lo dirigían a la salida rememoraba su ilícito romance con Tsunade Senju, una mujer hermosa de curvas pronunciadas con una leve adicción a las apuestas y al sake. Nunca tuvo interés real en la bella mujer mayor, solo buscaba por medio de ella quitarle a Jiraiya su dinero, pero ese anciano le jugó sucio antes y lo dejo casi en la calle, pero fue paciente y espero el momento indicado para recuperarlo todo.

Lo había conseguido.

Todo había salido a la perfección, su estadía en prisión fue ideal para quitarle a Minato el poco dinero que le restaba; ciertamente tomando ventaja de su complejo de buen samaritano, ahora ni ese Namikaze, ni mucho menos Jiraiya interferirían con sus negocios que pronto volverían a ser millonarios, era solo el principio de su brillante porvenir.

 

 

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Todo estaba listo, su equipaje, los boletos los llevaría su tío, debía estar agradecido por no haber tenido problemas luego de dispararle tres veces a Ceres, la chica no murió, aun se hallaba en terapia intensiva y en cuanto se recuperar lo más seguro es que la recluyeran en un centro psiquiátrico.

Dio un hondo suspiro terminando de empacar, se aseguró de llevar consigo el ultimo regalo que su hermano mayor le dio en Navidad; un pequeño collar con la insignia del clan, atesoraría ese obsequio. Se dispuso a arrastrar las maletas y luego de darle un último vistazo a esa pequeña casa donde habían vivido los últimos meses abrió la puerta para salir.

No se sorprendió ni un poco al ver a Naruto allí, es más, se hizo a un lado dándole espacio para que el rubio entrara.

— Voy de camino al aeropuerto — anunció.

— Lo sé, solo quería… despedirme´ttebayo.

El chico de ojos azules sonrió con cierta tristeza, Sasuke resopló dejando sus maletas a un lado.

— Ya que has venido, quería pedirte algo dobe.

Naruto abrió más sus ojos, hace mucho que no oía ese sobrenombre por parte de su mejor amigo y una pequeña emoción recorría su cuerpo en ese instante.

— No olvides llevarle flores — fue el pedido. Naruto asintió de inmediato y el pelinegro sonrió nimiamente, le reconfortaba saber que aquel usuratonkachi no olvidaría visitar esa tumba.

— Cuenta con eso dattebayo, cuídate teme y más te vale regresar porque de lo contrario iré a buscarte y  traerte a arrastras si es necesario — los azules ojos brillaron con intensidad.

No hubo respuesta a ese comentario, Sasuke volvió a suspirar antes de decidirse a seguir hablando — La próxima vez que nos veamos las cosas serán diferentes y como hace tiempo me dijiste que… habías estado enamorado de mi…

Pudo ver como Naruto tragaba pesado algo nervioso, hubiese preferido dejar ese tema en el olvido, pero Sasuke estaba dispuesto a dejarle en claro las cosas.

— Si me lo hubieses dicho en su momento… — se mordió el labio inferior casi con duda — puede que hubiese correspondido.

El rubio se veía pasmado y su expresión descolocada confirmaba cuanto le había afectado aquella confesión.

— Pero las cosas están mejor de este modo, te agradezco lo que has hecho hasta ahora, adiós Naruto.

Y esa fue su despedida, una hora después Sasuke y Madara se hallaban en un avión rumbo a Norte América y Naruto se dirigía al cementerio llevando un ramo de Azucenas en manos. Llegó a la tumba donde dejó las flores.

— Quiero pedirle disculpas, pero le prometo que voy a esforzarme mucho, no tiene que preocuparse por nada dattebayo — sonrió al finalizar su discurso, dando un último vistazo a la lápida con el nombre “Uchiha Mikoto” grabado en la piedra.

Sus pasos ahora se dirigieron rumbo a un lugar que había aprendido a odiar, pero que frecuentaba mucho, una vez hubo llegado preparó una de sus mejores sonrisas, le habían dicho que estado de salud de él había mejorado bastante pero aún tenía muchas cosas confusas en su memoria consecuencia del disparo recibido, Shizune le aseguró que con algo de tiempo todo regresaría a su cauce original… quiso creerle. Abrió la puerta de la habitación de hospital listo para todo.

Una serena mirada lo recibió.

— ¡Uzumaki Naruto ya está aquí dattebayo! — su blanca sonrisa se expandió al ver a Itachi recostado sobre la cama devolviéndole el gesto.

— Te estaba esperando.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ende.

 

 

 

Notas finales:

 

 

¿Final?...

Ya sé que deben estar pensando:

¡Que espantoso final! ¡Quémenla viva!

 

Y a riesgo de poner mi integridad física y emocional en riesgo, este final es el único que salió, uno rosa con unicornios expulsando arcoíris por sus traseros no va conmigo y aunque quise hacer algo más romántico, no se dio, hubiese sido muy forzado. Tengo que pulir mi lado romántico, mil disculpas por eso y por si esperaban un beso, o un lemon seguido de muchos “te amo” como final, mi cerebro convulsiono buscando un buen final para la historia y creo que este fue el adecuado sin matar a nadie, jaja.

Sé que tal vez quedaron muchas dudas o cosas inconclusas, pero creo que eso es lo emocionante de la vida, que solo acaba cuando morimos e incluso cuando eso sucede pueden quedar cosas sin resolver. Lo demás es a criterio suyo, como dije en algún momento si les parecía podría hacer una segunda parte, que sería más corta de unos siete o diez capítulos, donde trataría de cerrar mejor las cosas. Pero eso depende de su opinión, si les ha parecido que este final está bien, por mí no hay problema en dejarlo así (háganme saber, háganme saber :D).

Muchas gracias por leer todo esto, por haber leído esta historia hasta el final, por haber sido pacientes para mis demoras en actualizar y en especial gracias a quienes por medio de un review me hicieron saber su punto de vista, su gusto o disgusto por este fic, infinitas gracias a todos.

Algunas cosas con respecto al fanfic:

El título en realidad solo va referido a las pequeñas pseudo rimas que colocaba al principio o el final de cada capítulo como las antiguas Rapsodias, no tenía relación con la historia en realidad (ya sé que se dieron cuenta :D)

 

Al principio tenía planeado dejarlo en un NaruSasu y un MinaIta, pero no sucedió.

 

Jiraiya no debía ser el malo, creo que al final entendió su error.

 

Debido a que el fic lo llevo en promedio desde hace más de dos años, porque lo inicie a finales del 2012, puede que hallen algunas incidencias o cambios en la escritura.

 

Y cuando estaba llegando al final, poner SasuIta se me hizo tentador (algún día hare un fic de ellos dos)

 

Creo que eso sería todo, ignoren estas incoherencias de notas finales (:D) de nuevo gracias por leer y apoyar la historia, pronto subiré otro fic NaruIta probablemente que planeo actualizar más seguido (haría los capítulos más cortos :D), espero que nos sigamos leyendo, tengan buenos días, tardes o noches.

Yae.

 


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