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"Rapsodia" por Yae

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El término “alma gemela” siempre le pareció demasiado exagerado, podía oírlo muy a menudo cuando alguna muchacha le declaraba su amor.

“Sé que somos almas gemelas”

Solían argumentar, el hecho de compartir tanta afinidad con alguien en todos los ámbitos y asegurar que ambos forman una sola alma destinada a encontrarse era demasiado fantasioso. Itachi prefería evadir el tema, sería tanto como esperar un “vivieron felices para siempre” de cuento de hadas, muy idílico para aplicarse al mundo real, su convivencia amorosa con Naruto no era perfecta ni mucho menos de ensueño, solían discutir sobre pequeñeces y pasar largos periodos de indiferencia que a menudo debía romper para no caer en el infantilismo del rubio.

— No se cuánto hemos caminado pero estoy seguro de que ya nos pasamos.

La voz de Sasuke le hizo respingar trayéndolo de vuelta al entorno, detuvo su andar parpadeando un par de veces buscando reconocer el lugar donde se hallaban. — Creo que aún falta un poco.

— Maldición Itachi, dame la dirección y yo te diré donde estamos — algo enfadado por la poca concentración de su hermano mayor, Sasuke agradecía que Kamina se hubiese quedado dormido para poder cargarlo sin problemas.

El pelilargo suspiró buscando entre sus bolsillos un trozo de papel que le entregó a su hermano. — Solo me distraje un poco.

— Eso sí que es novedad, no conocía a persona más observadora que tu — respondió leyendo de paso la dirección escrita en la diminuta hoja para luego dirigir su mirada a los letreros en los postes y los nombres de las calles.

— ¿Y bien, dónde estamos?

— En Villa Demonio y nos vamos a ir al diablo — dijo sonriendo un poco ante la leve mohína del otro. — Te dije que ya nos habíamos pasado… aproximadamente cinco calles.

— No es mucho.

— ¡Claro que sí! — algo exaltado midió el tono de voz para no despertar a su hijo que dormía plácidamente, su humor no estaba presente para una respuesta así, la cena de la noche anterior fue más que incómoda por la presencia de Minato Namikaze y la insistencia de su hijo para que le presentase a Kamina, ni bien hubo amanecido Itachi le pidió que le acompañase a su antiguo trabajo… para pedir empleo nuevamente. Y ese hecho era el que lo tenía enfadado, un Uchiha no debería ir por la vida “pidiendo” empleo, por el contrario debían proponérselo, pero su sacrificado hermano mayor parecía haber olvidado las reglas básicas de pertenecer al clan Uchiha.

Se devolvieron entre sus pasos deshaciendo el camino que hubieron avanzado, el despejado cielo hicieron más amena la caminata, cuando llegaban al punto en que debían cruzar a otra calle era el mayor quien se detenía primero examinado el entorno de manera auditiva.

— Se supone que yo estoy guiándote — Sasuke reprochó dándole un pequeño toque en el hombro para indicarle que ya podía cruzar.

— Es la costumbre — argumentó retomando la marcha.

— Muchas de tus nuevas costumbres son irritantes — sentía que Itachi había cambiado demasiado en los años que no se veían que eran alrededor de seis, pese a haberse mantenido en contacto por teléfono percibía a su hermano mucho más pasivo que antes, de no ser así no habría aceptado el “cambio” que le sugirieron cuando fueron al lugar donde trabajó, el estúpido director le informó que ya habían cubierto la vacante de Itachi, pero que si lo deseaba podría ir a una pequeña academia de literatura donde se requería a un instructor, dichoso lugar que ahora estaban buscando. — Ya llegamos — anunció de mala gana para detenerse frente a la puerta del pequeño edificio.

El mayor de los hermanos elevó la mirada tratando de descifrar lo que venía escrito en el letrero de la puerta de cristal.

Entraron en silencio para hablar con la recepcionista que al verlos quedó encantada para atenderlos de inmediato dejando pasar a Itachi con el director del lugar. Sasuke permaneció esperando en las pequeñas bancas de madera dispuestas contra la pared a un lado del escritorio de recepción.

— ¿Quieres un café? — la joven mujer le sonrió dejando su puesto para acercarse tratando de ver al pequeño infante que dormía.

— No.

— ¿Es tu hijo?

— Si.

— Esta hermoso — emocionada dio pequeñas palmaditas que de inmediato despertaron al bebé haciéndolo llorar — a… lo… lo siento — se disculpó al ver la mirada mortal del pelinegro que arrullaba a su hijo buscando calmarlo.

— ¿No tienes trabajo que hacer? — preguntó venenoso al tener la mirada embobada de la mujer encima.

Y para fortuna de Sasuke el teléfono sobre el escritorio empezó a sonar obligando a la recepcionista a retirarse algo decepcionada para atender la llamada. Los veinte minutos más que siguió esperando se le hicieron eternos, Kamina se hallaba despierto balbuceando y sonriendo ante las caras que le hacía “Lucy” nombre de la mujer que descuidando su trabajo se presentó cual comediante frente al bebé buscando hacerlo sonreír, Sasuke realmente detestaba a las personas que se entrometían con cualquiera que llevase un niño en brazos como si ese hecho fuera motivo suficiente para entablar conversación con un desconocido.

Pese a sus deseos de irse tuvo que esperar a su hermano.

 

 

 

 

— ¡Naru-chan, mira este se ve hermoso! — rebosante de alegría Kushina sujetaba en manos un pequeño mameluco de bebe en suave color azul con adorables ovejas rechonchas de estampado en el centro. — ¡Oh! Mira este— tomó una pequeña manta de color marfil con bordados de nubes por todo el borde.

Naruto veía complacido como su madre parecía estar divirtiéndose al seleccionar la ropa y los juguetes que le regalaría a Kamina, había sido buena idea pedirle a la pelirroja que le ayudase a elegirlos, honestamente el rubio no tenía la más remota idea sobre artículos infantiles y las razones eran evidentes.

“Itachi”

Pensó fugazmente mordiéndose la cara interna de sus mejillas como reprimenda, no quería pensar en la remota posibilidad de tener un hijo… era mejor concentrarse en consentir a Kamina mientras Sasuke permaneciera hospedado en su departamento.

— ¡Naruto por aquí! — Kushina le llamó animosa señalándole una hermosa cuna en color blanco, con el móvil de pequeños planetas colgando encima — ¿Sasuke le compró una cuna a su hijo? — preguntó una vez el rubio se acercó, le vio negar con una expresión algo preocupada, pero ella se abstuvo antes de comentar algo y “meter la pata” con su único hijo, aquella mañana Naruto le había llamado muy temprano para pedirle que le acompañase de compras. Emocionada acudió, ya hace mucho que no compartían tiempo juntos, cuando se reunieron el chico de ojos azules no perdió tiempo para contarle sobre el regresó de Sasuke y sobre el pequeño bebé que había traído consigo. No le sorprendió el entusiasmo de Naruto… ya era un adulto, no era de otro mundo que al ver un bebé la idea de tener hijos propios no apareciera, pero el punto clave era demasiado obvio… Itachi no era mujer y jamás podría darle hijos.

No quería parecer desdeñosa por eso tomó el asunto de Kamina con la mejor voluntad, si en algún momento su rubio hijo necesitaba hablar sobre sus deseos de ser padre ella estaría ahí para escucharlo y quizá… ofrecerle un par de soluciones.

— De seguro el teme no acepta que le regale algo así a Kamina-chan —algo desanimado empezó a darle toquecitos al móvil haciéndolo girar.

— Humm — la mujer se cruzó de brazos con amago de pensar — conociendo a Sasuke es lo más probable, así que dejemos la cuna de lado, ya escogí bastante ropa Naru-chan, desayunemos juntos y después buscaremos algunos juguetes… si aún tienes algo de tiempo.

— Ya le llame a Sakura-chan, ya le dije que me tomaría la mañana libre — bostezó algo cansado cubriéndose la boca.

— ¿Y cómo esta Hinata? — preguntó con fingido desinterés.

— Bien… supongo — respondió parco, no era ninguna sorpresa que casi todo el mundo viese con buenos ojos una “posible” relación con la Hyuga, ni siquiera entendía de donde sacaban la idea de que ella pudiese interesarle como algo más que una amiga. — Vamos a comer, muero de hambre.

 

 

 

 

 

Con cuidado tomo entre sus dedos anular y pulgar la verdosa uva del racimo que se hallaba en un pequeño recipiente sobre la mesa, casi no pudo conciliar el sueño en toda la noche y para cuando ya empezaba a amanecer fue que recién pudo dormir llegando en consecuencia demasiado tarde a su trabajo sin siquiera poder desayunar. Dirigió el pequeño gajo a su boca para saborearlo mientras lo comía con lentitud, no podía evitar pensar en cierto Uchiha que acababa de llegar a la ciudad.

Suspiró.

Debía dejar el asunto de Sasuke de una vez o pasaría los demás días en adelante soñando como un bobalicón estudiante de secundaria enamorado y ni por asomo él era uno.

La puerta de su oficina se abrió con cuidado y una muchacha de cabellos castaños se asomó sonriendo.

— ¿Señor Minato?

— Dime Rin — sin modificar su cansada expresión prosiguió a meterse un par de uvas más en la boca.

— Kakashi está aquí.

— De acuerdo — suspiró de nuevo apartando la fruta para sentarse correctamente en su silla — dile que pase.

La muchacha asintió saliendo de nuevo y al cabo de unos segundos la puerta sonó de nuevo dejando pasar al de cabellos plateados.

— ¿Vine en mal momento? — preguntó notando de inmediato la poca animosidad que el rubio presentaba, se veía por el contrario, deprimido.

— No, claro que no — sonrió como pudo — toma asiento Kakashi, estaba esperándote. Tu mensaje de ayer me tenía preocupado.

— Esa no fue mi intención, al menos no hasta ahora — vio a Minato enarcar ambas cejas — ¿Cómo esta Naruto?

— ¿Involucra a Naruto? — suspicaz el de ojos azules respondió con otra pregunta.

— No exactamente — una vez sentado frente al escritorio extrajo del maletín que llevaba varias carpetas que puso sobre la mesa. — Te involucra a ti sensei y a Itachi.

El rubio frunció el entrecejo tomando de inmediato las hojas que le dispusieron para leerlas, lentamente su expresión se volvió más seria a medida que iba descifrando lo que sucedía. — ¿Cuándo?

— Aun no estoy seguro, como ya habrás leído, en una de esas cartas Jiraiya pide que vayas a visitarlo y también… Itachi Uchiha.

Minato tragó pesado presionando con algo de fuerza el papel que sujetaba en manos, en todos los años que el padrino de Naruto estuvo en prisión nunca fue a visitarlo, había preferido cortar toda comunicación con aquel hombre en especial por su hijo quien parecía odiar a Jiraiya y con justas razones después de todo lo que hizo.

— Necesito que seas honesto conmigo Kakashi — inspiró hondo — ¿Qué tantas posibilidades existen de que Jiraiya salga libre? — su preocupación se incrementó al ver la expresión del otro.

— Demasiadas.

 

 

 

 

 

 

A eso del medio día ambos hermanos Uchiha se hallaban en un pequeño restaurante, el lugar era bastante acogedor y sencillo, con decoración tradicional lo había elegido Itachi.

— ¿Estás seguro de querer trabajar en ese sitio? — Sasuke preguntó acomodando a Kamina en su regazo quien se movía inquieto, fatigado buscando algo que ninguno de los adultos parecía descifrar.

— La paga es menor, pero los horarios son mas cómodos, no le hallo ningún inconveniente — el mayor hacia tintinear suavemente uno de los vasos de cristal con el tenedor, intentando distraer al bebé quien estaba en plena revolución contra su padre entre gimoteos y el amago de llanto. — Sera mejor ir a casa.

— Luego de comer — con tono serio el más joven lucía algo molesto — mira Itachi, a mí me da igual lo que quieras hacer con tu vida… — los sollozos del infante se hicieron mayores — tan solo…

Y Kamina estalló en llantos.

 

El arrebato del pequeño provocó más de una mirada por parte de los presentes y tuvieron que optar por pedir la comida para llevar y regresar lo más rápido que pudiesen al departamento, Sasuke aún no sabía lidiar con todos los inconvenientes que se le presentasen con Kamina, en Norte América habían contratado más de una niñera cuya información y antecedentes Madara verificó hasta el cansancio sin tomar en cuenta la cámaras de seguridad instaladas en la casa donde vivían.

Pero aquí las cosas eran diferentes, si bien podría volver a conseguir alguien que cuidase a Kamina, no resultaría sencillo encontrar a alguien capaz y confiable, solo entonces Sasuke se sintió algo atrapado al no poder confiarle el cuidado de su hijo a nadie por ahora… salvo Itachi quizá, que con su deficiencia visual no la tendría fácil tampoco. A esos de las tres de la tarde luego de un confortante baño recién el pequeño bebé dormía placido rodeado por almohadas en la mullida cama de la habitación.

Sasuke suspiró agotado en camino a la sala, pasar casi toda la mañana fuera curiosamente había exigido mucha de su energía, a paso calmos se acercó a su hermano quien sentado en un sofá parecía dormitar con el codo derecho sobre el mueble usando así la palma de su mano para apoyar el rostro.

— Si tienes sueño ve a la habitación — habló sin medir el tono de su voz.

Los negros ojos del mayor se entreabrieron identificando el  origen del sonido, — no es necesario.

— … — Sasuke resopló cruzándose de brazos — se supone que iríamos al hospital y a un par de lugares más.

— ¿No te sientes bien?

— ¡No es por mí, idiota! — Bufó falsamente enfadado al ver la pequeña risa de Itachi al haberle hecho rabiar — quiero hablar con Shizune sobre tu enfermedad.

El mayor suspiró poniéndose de pie estirando los brazos para desperezarse en el proceso, — ya te dije que estoy bien, no tienes que preocuparte.

— Aun así quiero hablar con ella — mirando con cierto reproche prosiguió — da igual si no quieres acompañarme.

Itachi volvió a suspirar — de acuerdo, iremos mañana ¿te parece? — ofreció, no quería ponerse a debatir con su hermanito ni bien este había regresado por el momento le consentiría en el innecesario pedido.

— Me parece bien — nimiamente sonrió satisfecho — también buscare una agencia de bienes raíces o algo, tengo planeado rentar una casa.

— Puedes quedarte aquí el tiempo que quieras, también te había dicho eso.

— ¿Y ver como Naruto y tú se pasan en arrumacos todo el día? Olvídalo — habló divertido ante el imperceptible gesto de su mayor. Pero mordiéndose la cara interna de una de sus mejillas un par de segundos después, en realidad no deseaba ver más de lo estrictamente necesario de la relación de ese par.

Entonces el timbre sonó captando la atención de los hermanos. De inmediato Itachi fue a abrir la puerta sorprendiéndose al oír la voz de ella.

— Itachi ayúdame con esto — ni bien le hubieron abierto Kushina le encajó varias bolsas al pelinegro para que la ayudase. — Oh Sasuke que bueno que estés de visita — la pelirroja sonriente entró cerrando la puerta de un empujoncito al tener las manos ocupadas con más bolsas. — Se ve que no has cambiado mucho.

— Hn — apenas contesto dirigiéndose a su hermano para ayudarle con los paquetes de la mujer — ¿Qué es todo esto? — cuestionó al notar la ropa de bebé dentro y varios juguetes afelpados.

— Naru-chan me pidió que le ayudase a escoger algunas cosas para el bebé quería darte los regalos personalmente pero tuvo que ir a trabajar — emocionada sacó de uno de los tantos conjuntos infantiles enseñándoselos a los hermanos — ¿no les parece hermoso?

La expresión en Sasuke era de evidente enfado, no se explicaba como el dobe de Naruto podía haberse tomado aquella libertad y más aún pedirle ayuda a esa mujer para escoger los ofensivos presentes. Nunca había simpatizado con Kushina y menos al percibir la apatía de la pelirroja para con Itachi, pero allí estaba ella feliz tomándose atribuciones que no le concernían y que él no aceptaría.

— No y ya puede irle diciendo al imbe… — antes de completar su desdeñosa respuesta el Uchiha menor fue detenido por su hermano quien de inmediato le tomó de un brazo haciendo bastante presión.

— Naruto no me comentó nada, pero me parece un conmovedor detalle — Itachi habló conciliador sonriendo escasamente en tanto no dejaba de sujetar a su hermanito — ¿verdad, Sasuke? — casi le suplicó al otro sin palabras de que evitase cualquier confrontación.

— … — se mordió la lengua enojado — realmente adorable — completó con evidente sarcasmo.

— Sabia que te gustarían Naru-chan estaba muy emocionado — la sonrisa en la mujer se redujo ante el gesto del más joven, siempre supo que el mas huraño de los hermano era sin duda Sasuke no obstante creyó que los años hubiesen hecho madurar al mejor amigo de su hijo. Si se lo preguntaban hubiese tenido más sentido que Naruto acabase enamorándose del hermano menor de Itachi en lugar de este, en tantos años aun no comprendía del todo como su hijo se había involucrado tan a fondo con el de cabellos largos. — Bueno chicos, Naruto dijo que llegaría temprano a cenar y si me lo permites Itachi quisiera hoy preparar la cena he comprado muchas cosas deliciosas.

— Claro, adelante — el hermano mayor accedió de inmediato.

— Bien — su sonrisa volvió a ensancharse — vayan ordenando las cosas del bebé, por cierto Sasuke, ¿Dónde está tu hijo?, me gustaría mucho conocerlo.

— Está durmiendo — respondió tajante.

— Bueno para más tarde será — igual de animosa se dirigió a la cocina con las bolsas que contenían los vegetales y demás.

En cuanto la mujer se apartó Sasuke dejo de contenerse. — ¿Qué se supone fue todo eso? — evitando gritar miraba enfadado a su hermano. — Mi hijo no necesita nada de esto — con desdén fugaz su mirada se paseó por los supuestos regalos.

— Sasuke tranquilízate — el mayor le indicó que le siguiera para evitar que Kushina pudiese oírlos, una vez en la habitación que compartía con Naruto habló de nuevo — dijo que son regalos de Naruto, no tienes que tomarlo así.

— ¿Y cómo se supone que lo tome? Ese dobe ni siquiera te dijo nada a ti, ¿o me equivoco?

— Me sugirió algo anoche pero no creí que fuese de compras hoy — mintió, también le había sorprendido la iniciativa del rubio pero ahora no deseaba que este se sintiese mal si su hermano rechazaba todo, con el cariño que Naruto le había demostrado al pequeño Kamina debió suponer que haría algo así. — Sus intenciones son las mejores y los regalos son para tu hijo, no para ti.

El más joven exhalo ruidoso mascullando algo entre dientes, — está bien Itachi pero espero que la próxima vez le sugieras a Naruto que tenga la gentileza de consultarme antes de exagerar de este modo — aun con el ceño fruncido se sentó en la cama con los brazos cruzados — ¿y que se supone hace aquí la madre del dobe?, ¿es que acaso viene muy seguido a prepararle la comida a su hijo?

— Eventualmente — respondió suspirando leve.

— ¿Qué pasa contigo? — Con cierto desazón pregunto viendo atento a su hermano — tú no eres así — completó sintiéndose acongojado de repente, lo que más le había irritado de la situación era la complacencia de Itachi, como si este hubiera accedido a cualquier petición de la mujer tan solo porque era la madre de Naruto.

— Sasuke no debes tomar todo con la peor impresión, — sonriéndole a su hermanito se sentó a su lado — si Kushina quiere pasar tiempo con su hijo no tengo porque enfadarme. — Explicó intentando relajar a su menor.

— Ya, como si no fuese suficiente el haberlo educado desde que nació tiene que seguir malcriando al dobe — replicó de inmediato mirándole de soslayo — si yo fuera tu créeme que no permitiría esto — ejempló cayendo inmediatamente en su error, calló en ese instante mordiéndose el labio inferior al percatarse de como Itachi desviaba la mirada dando tan solo un ligerísimo asentimiento.

Los segundos que continuaron se tornaron pesados y algo angustiantes, Sasuke se reprochó por haber soltado esa simplona oración sin meditarlo, por como habían terminado las cosas poco antes de que se marchara no era nada conveniente que si quiera insinuase una “hipotética” relación entre Naruto y él.

— ¿Quieres que ordenemos los regalos que le trajeron a Kamina? — el mayor recompuso su suave sonrisa poniéndose de pie.

Asintió resoplando imitando la acción del otro, — si — aclaró ahora sintiéndose estúpido al saber que su hermano no podría ver su gesto de afirmación. — Mierda — masculló bajito irritado por lo fácil que terminaba confundiéndose con la sola mención en sus memorias de cierto rubio y lo que sucedió hace años. De su patética huida a América para dejar de ver el feliz romance de su hermano y de paso huir de sus propias confusiones sopesando en que tal vez precipitó su regreso, negando para sí notó que su mayor le miraba atento intentando quizá distinguir la expresión en su rostro.

— Sasuke… — le llamó quedito algo preocupado.

— No creo que haya suficiente espacio para acomodar todo lo que ese dobe compró — resopló saliendo de la habitación sin dejar de hablar — al menos no se le ocurrió comprar una cuna.

— Eso hubiese resultado más útil — el mayor opinó siguiéndolo desechando cualquier improductivo pensamiento en su breve recorrido hacia la sala, debía dejar el fatalismo con lo que respectaba a su relación con Naruto o terminaría paranoico.

Fue de ese modo que siguieron consumiendo las horas que le quedaban a la tarde y fue tan solo que a eso de las siete de la noche que el timbre sonó.

— Ese debe ser Naru-chan — la pelirroja se apresuró a la puerta para abrirla, necesitaba a su hijo para aligerar el ambiente, pese a los dulces balbuceos de Kamina jugando en la alfombra que la llenaron de emoción al encontrar adorable al infante era la apática mirada de su padre lo más intolerable del asunto. — Na… — su gran sonrisa se detuvo antes de ensancharse más al ver a su ex esposo en la entrada quien la miraba igual de incrédulo. — ¿Minato?

— Hol… hola Kushina no sabía que estabas aquí, me alegra verte — sonrió cerrando los ojos segundos en los cuales mostraba sus blancos dientes en medio de ligero nerviosismo, era evidente que no podría hablar a solas con Itachi sobre el asunto de Jiraiya que Kakashi le expuso ese día.

— Si, a mí también me da gusto verte, pasa. Naru-chan no debe tardar en llegar dijo que vendría temprano por eso vine a prepararle algo de ramen — explicaba algo contrariada haciéndose a un lado.

El adulto de ojos azules ingresó  acercándose a la sala para saludar al par de hermanos que también le veían con cierta curiosidad, — Itachi, Sasuke disculpen esta visita inoportuna. — Tragó pesado sin poder evitar quedarse unos cuantos segundos de más viendo al hermano menor.

— No te disculpes, siempre eres bienvenido — Itachi sonrió amable cuestionando la razón de su presencia ya que el padre de Naruto no solía visitarlos con demasiada frecuencia.

— Ju. — La sonrisa socarrona de Sasuke fue lo más llamativo de la situación — de seguro que si Naruto tuviese hermanos ya estarían ellos aquí también — agregó sarcástico.

— Eso no tendría nada de malo — sonriendo la mujer intervino — traeré algo de beber que quien sabe a qué hora llegue Naruto, deberías llamarlo Itachi y decirle que estamos esperándolo.

El mayor de los hermanos asintió haciendo caso omiso de la sugerencia, intentando en cambio hilvanar una conversación en la que Sasuke, Minato y Kushina pudiesen participar siendo el rubio el único que puso de su parte para intentar que la pesada escena no les produjese estrés.

Pero el aburrimiento se hizo más notorio en cuanto el tiempo fue avanzando, ya a las nueve de la noche y con Kamina durmiendo fue recién que se atrevió a llamar a Naruto, excusándose parcamente fue a su habitación para marcar el número del rubio oyendo el repetitivo “beep” demasiadas veces para su gusto.

Ita-chan — le contestaron justo antes de que lo mandaran al buzón — ¿pasa algo?

— Minato y Kushina están esperándote porque dijiste que vendrías temprano — se apoyó en la pared cerca del marco de la puerta conteniendo un bufido — tu madre preparó la cena.

¡Es verdad! ¡Lo había olvidado! — Exclamó al otro lado de la línea — mamá va a regañarme dattebayo, lo siento Ita-chan pero tuve que quedarme a hacer horas extra por lo de esta mañana.

— Tampoco me dijiste sobre eso — no quiso ponerse a replicar por teléfono pero la ligera angustia que le picaba el pecho lo obligó a increpar sobre el porqué de tanto regalo sin habérselo mencionado.

Lo sé, lo sé, es solo algo que se me ocurrió de repente — se oyó un chasquido de lengua proveniente de Naruto y un silencio de algunos segundos — ya me están llamando debo volver a trabajar, discúlpame con mis padres y diles que les llamare mañana.

— Esta bien — por cierto desde mañana volveré a trabajar, quiso agregar pero no era propicio prolongar la conversación en ese instante.

Te amo Ita-chan, te veré mas tarde´ttebayo — se despidió rápido antes de finalizar la llamada sin dar tiempo a que le respondiesen.

— Yo también… — Itachi suspiró colgando la bocina del teléfono, esperaba que cuando volviese a trabajar y se redujesen los gastos Naruto dejaría las horas extra en su trabajo y pudiesen regresar a su rutina de hace algunos meses esa que le agradaba mucho más que la actual.

 

 

 

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— ¡Podemos poner unas argollas aquí y aquí y montar una hamaca! — emocionado Naruto garabateaba las paredes de su sala  marcando donde debería taladrar para llevar a cabo su loca idea.

— Las reglas del edificio lo prohíben — Itachi le miraba sonriendo ante el claro entusiasmo del otro.

— Si nadie se entera no habrá problemas dattebayo.

Y así fue al menos mientras duró, con la hamaca colocada en medio de la sala se acurrucaron juntos en las noches, donde Naruto le leía libros que aunque aburrieran al rubio trataba de hacerlo con el mejor entusiasmo. Pero un buen día la delegada del edificio donde vivían se enteró de esa violación a las normas cuando una de las aristas incrustada en la pared cedió mandando a ambos al piso, entre el golpazo rieron antes de tener que declinar de la cómoda hamaca.

 

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Cuando regresó con sus invitados los tres pares de ojos le esperaban expectantes.

— Por la cara que traes de seguro Naru-chan llegara tarde — Kushina fue la primera en hablar — ya verá cuando lo encuentre mira que dejar a su familia con la cena servida.

— Naruto tuvo algunos inconvenientes y no pudo salir antes. Disculpen — el pelilargo aclaró.

— Bueno supongo que tenía mucho trabajo — el adulto de ojos azules se levantó del sofá — dejemos la cena para otro día, me retiro. Cuídate Itachi y… tú también Sasuke — sonrió despidiéndose de los muchachos.

— Hn. — El Uchiha menor resopló.

— Espera Minato, yo también me voy — la pelirroja fue por su bolso y chaqueta antes de seguir al rubio a la salida — la comida ya está servida, solo tienen que calentarla en el microondas — explicó al hermano mayor con cierto tono maternal — y dile a Naruto que me llame.

Itachi apenas asintió antes que sus suegros se marchasen.

— Pero vaya reunión — Sasuke también se levantó de donde se hallaba sentado para estirar los brazos — esto en verdad ya me parecía uno de esos melodramas que solía ver madre — con cierto tono de burla se acercó a su hermano — tal vez mi pregunta te parezca algo repetitiva… ¿esto pasa muy a menudo?

El mayor afiló la mirada, — vamos a cenar Sasuke.

— No tengo apetito — inspiró algo arrepentido por tratar de molestar a su hermano con algo que evidentemente si era importante — pero si vas a comer te acompañare.

Negó suspirando — ve a dormir que mañana tenemos muchas cosas que hacer.

— Buenas noche nii-san — murmuró antes de retirarse, una vez se encerró en la habitación que estaba utilizando  volvió a resoplar algo más ruidoso, pese a haber llegado tan solo hace un día empezaba a creer que las cosas con Naruto no marchaban tan bien como Itachi decía, tal vez se debía a Kushina o a la ausencia del dobe pero de algún modo el ambiente de la velada se percibió tan distinto al de la noche anterior; tenso y agotador como una pantomima mal montada. Se acercó para confirmar que su hijo dormía plácidamente, lo arropó volviendo a suspirar, no fue para nada una buena idea quedarse con Itachi y Naruto lo mejor era rentar algún lugar lo antes posible.

 

 

 

 

— Veras Naruto, estamos algo apretados con el trabajo y ya tuvimos varios recortes de personal, estoy haciendo todo lo que puedo para que valoren tu trabajo, — el adulto hablaba algo cansado rascando con su índice el puente de la nariz.

—  El dinero no me cae mal pero en verdad creo que están exagerando, a Sakura-chan, Hinata y a mi somos el único grupo que lidia con lo de última hora dattebayo — Naruto se hallaba en la oficina de su superior, también estaba agotado llevaba trabajando desde el mediodía con tan solo unas breves pausas para la comida. Le hubieron regañado por faltar en la mañana y en consecuencia lo conminaron junto a sus compañeras a tomar forzosas horas extra.

— Sabes que no solo es cosa mía, los accionistas aún creen que les debes mucho por haberte contratado antes de terminar la carrera.

Rodó sus ojos azules hastiado, por razones obvias tuvo que buscar un empleo mientras terminaba la universidad y para no depender de Minato quien le ofrecía un puesto en su diminuta empresa buscó por sus propios medios encontrando con ayuda de Sakura y Hinata su trabajo actual.

— Ya sabes cómo son; “el muchacho aún está a prueba” — el otro hizo amagó de comillas con los dedos — pero si prefieres puedo hablar con algunos conocidos, de seguro que hallamos algo tal vez con algo menos de salario al principio pero…

— No, déjalo así — interrumpió el rubio dando un hondo suspiro — no quiero otro trabajo donde me paguen menos — y era cierto, quería que Itachi permaneciese tranquilo y para costear los gastos médicos junto con la manutención contaba con lo suficiente en ese empleo. — ¿Ya puedo irme? Ya van a dar más de las once.

Asintiendo le dieron el permiso para retirarse, sobándose el cuello fue hacia el despacho donde trabajaba con sus amigas para recoger sus llaves y poder irse, apenas estaba empezando en su carrera aun tendría que lidiar con muchos obstáculos para poder sobresalir y ascender pero por el momento era suficiente. Sonrió ansioso por llegar a dormir junto a Itachi y tal vez… tan solo tal vez darle un besito de buenas noches a Kamina.

— Estoy agotada — Sakura estiraba los brazos recargándose en el espaldar de la silla donde estaba sentada.

— Pero ya terminamos con el trabajo — su amiga sonrió sonrojándose levemente al ver al rubio ingresar al lugar — Naruto-kun, ¿ya hablaste con el supervisor?

— Si, ya podemos irnos — se rascó la nuca algo apenado — siento que nos quedáramos hasta esta hora por mi culpa´ttebayo.

— Descuida Naruto, la próxima vez nosotras iremos de compras y tu harás nuestro trabajo — la de cabello rosa se cruzó de brazos — y como no me dijiste que Sasuke-kun había regresado creo que deberías invitarnos mañana a cenar para reencontrarnos, si todos fuimos amigos desde primaria.

— Pero ya sabes cómo es el teme, sigue igual de amargado ni un hijo pudo cambiar lo borde que es.

Sakura se relamió los labios bufando después, pese a estar comprometida con un buen hombre tenía demasiada curiosidad por conocer al hijo de su amor de juventud y a la mujer que logro conquistar al galán de todo el instituto. — Bueno Naruto si no podemos vernos para cenar con Sasuke-kun creo que sería buena idea ir a visitarlo a tu casa, como se está quedando ahí… — le guiñó un ojo a Hinata que algo nerviosa negó.

— ¡Esta bien! ¡Está bien! Ya convenzo al teme de que nos reunamos todos — alarmado aceptó, de ningún modo quería que sus amigas fueran de nuevo a cenar a su casa. — Ya es tarde las veré mañana´ttebayo — con un ademán salió a prisas casi huyendo del par de mujeres.

Haber comprado un automóvil fue una de las mejores inversiones de sus pocos ahorros, con tantas horas extra de seguro no podría hallar un tren que lo llevase a casa casi a media noche y era ese hecho el que más le desagradaba de su trabajo; tener que llegar tan tarde a casa que hallase a Itachi durmiendo y levantarse tan a prisas que apenas si cruzaba palabras con su amor y los fines de semana se la pasaba durmiendo casi hasta medio día reduciendo su tiempo juntos, pero Itachi era demasiado comprensivo… nunca lo había oído replicar o reclamarle por ello y de algún modo deseaba que el pelinegro hiciera justamente eso… reclamarle por el poco tiempo que compartían.

Entre bostezos llegó a su hogar subiendo hasta ese tercer piso por las escaleras, la noche se pintaba de ese azul oscurísimo apenas moteado por algunas brillantes estrellas que se exhibían a lo lejos, aflojando la corbata que llevaba fue quitándose el saco a medida que subía cada escalón. Hurgando entre sus bolsillos halló sus llaves para abrir la puerta con cautela pero grande fue su sorpresa al hallar la luz de una pequeña lámpara de la sala encendida con la silueta de Itachi en medio de la penumbra. — ¿Ita?

— Bienvenido — se puso de pie acercándose al rubio.

— Siento llegar tan tarde, creí que ya estarían todos durmiendo — bostezó — ¿pasa algo malo?, no es usual que me esperes despierto.

— Quería hablar contigo.

— ¿Y eso? — Naruto le miró atento espabilándose un poco al sentir como le besaban en los labios despacio, como la suculenta lengua de Itachi emergía para tentarlo y sin poder evitarlo correspondió a la caricia casi con desesperación besándolo ansioso mientras recreaba su lengua con la contraria, soltando sus zapatos que llevaba en una mano y el saco de su traje que afianzaba con la otra prefirió estrechar más a su pelinegro hundiendo sus dedos en los cenizos cabellos sueltos que adoraba ver libres de esa coleta en la que Itachi siempre los aprisionaba.

— Vamos a la habitación… — susurró al oído del rubio una vez sus labios se separaron, pese a que Sasuke estaba durmiendo en la recamara contigua podía arriesgarse.

— ¿Y las medicinas? — habló en tono bajo en tanto caminaba al lugar sugerido — ¿no las tomaste?

— Es obvio — sonrió con cierta complicidad apresurando sus pasos, de haber tomado la medicación de esa noche en esos momentos estaría durmiendo profundamente sin que nada pudiese despertar su libido.

Naruto se mordió los labios una vez estuvieron en su habitación, no le gustaba que Itachi se saltase las horas de las dichosas medicinas pero por el contrario siempre le fascinaba que el pelinegro tentase su deseo, divertido se dejó tumbar en la cama cuando adivinó las intenciones del otro… como las blancas manos aflojaban el cinturón de su pantalón y bajaban el cierre de su cremallera tirando de estos junto a su ropa interior, los bellos de su hombría se erizaron con el cálido vaho del otro que daba ligeros soplidos logrando casi sin tocarlo que su intimidad empezara a reaccionar.

— Sasuke podría oírnos… — murmuró respingando cuando las suaves lamidas recorrían entero su miembro.

— No lo hará, — aseguró ligeramente resentido porque Naruto hubiese nombrado a su hermanito en un momento así, trató de concentrarse en lo que hacía alternando caricias de su diestra junto a su lengua oyendo jadeos quedos del rubio.

— Ita… chi… — sus dedos volvieron a enredarse en los largos y negros cabellos hundiéndose en las raíces para tirar con suavidad sugiriendo con ello la urgencia de querer más que simples lengüetazos. — Uff… — jadeó cuando esa boca sin paragón engulló su miembro en su totalidad dando paso a los movimientos cada vez más rápidos. Se incorporó lo que pudo para apreciar lo que Itachi hacía y como sus ruborizadas mejillas parecían sobresaltar en medio de la oscuridad de la habitación tan solo iluminada por la menguante luna acelerando su excitación.

Y no cesó en sus atenciones precipitándolas hasta que oyó el jadeo más alto de Naruto cuando este terminó en su boca llenándole de la blanca semilla, aunque no fuese de sus actividades favoritas tragó la sustancia apartándose para limpiar lo que quedase en la comisura de sus labios con el dorso de su mano. No tardaron en tomarle del rostro para ser besado con pericia invirtiendo las posiciones, quedó entonces debajo de Naruto con este a horcajadas encima.

—  Naruto… —  aprovechó que los labios de rubio se entretenían con afán en su cuello para hablar, — mañana volveré a mi trabajo… — farfulló ahogando unos leves gemidos. Abrazó con fuerza al chico de ojos azules para retenerlo cuando quiso levantar la cabeza para mirarle, no tenía que ser un asunto relevante, tal vez ni siquiera era algo que mereciese tanta atención pero eran este tipo de cosas las que se prometieron acordar juntos.

— ¿Qué? — el de cabellos blondos bufó ejerciendo más fuerza para liberarse del otro y fulminarlo con una mirada afilada consiente de que tan solo en el tono usado Itachi notaria de inmediato su desacuerdo — pero dijimos que…

— Lo sé — interrumpió apoyándose en sus codos para elevarse — no vamos a debatir sobre eso ahora — intentando salvar la distancia entre sus bocas quiso besarlo pero le apartaron de golpe devolviéndolo del todo al colchón.

Naruto chasqueó la lengua molesto, odiaba esa manera en que Itachi lo chantajeaba calentándolo tanto que la mayoría de las veces terminaba cediendo en todo pero ese día en particular estaba demasiado atento como para caer en la libidinosa trampa que lo seducía con miradas y caricias. — No, se supone que al menos estarías medio año fuera de eso, Shizune nee-chan dijo que te haría otros exámenes y luego veríamos dattebayo — reprochó levantándose del todo para sentarse al borde de la cama.

— Estoy bien — incorporándose siguió hablando en tono bajo a pesar de que el rubio hubiese elevado la voz — Naruto — a gatas se acercó — aunque no estemos de acuerdo voy a hacerlo, necesito volver a ocupar mi tiempo en algo.

— ¡Ah! Y por eso ibas a chantajearme con sexo — habló más fuerte — para que no pudiese negarme — agregó con sarcasmo.

Se mordió el interior del labio inferior unos instantes, — no quiero que Sasuke despierte — aclaró.

— Dijiste que no lo haría — Naruto se puso de pie buscando su pijama.

— Naruto solo quiero que hablemos— estaba desesperándose un poco no quería que terminasen discutiendo y que su hermano los oyese.

— Si de todos modos ya te decidiste no tiene caso que hablemos, — aventó el resto de su ropa al piso colocándose los pantalones de algodón holgados — yo solo estoy preocupado por tu salud Itachi, ¡te lo repito todo el tiempo maldición!

Guardó silencio evitando seguir con la discusión que Naruto estaba montando, prefirió dejar el asunto para después, levantando las cobijas se cubrió con ellas para dormir.

— No te atrevas a dormir sin tomar las medicinas — advirtió el más joven en tono severo — voy por ellas — espetó saliendo de la habitación.

Itachi suspiró una vez solo y la funesta sensación de inutilidad le caló hondo aquella noche.

 

 

(Parte II)3.- “Downhill”

 

 

 

Notas finales:

 

Saludos…

Estaba actualizando mi perfil estos días y descubrí horrorizada que hace casi un año deje de actualizar este fic, realmente me sorprendí no creí que hubiese pasado tanto tiempo. Hubieron varias razones para dejarlo; estaba escribiendo “Equivocado” esas fechas y después me puse a terminar “The fox & the crow”-fic que ya solo falta un capitulo para finalizar- por ello pensaba en retomar alguna de las historias que tengo abandonadas y creo que debido al tiempo será este fic el que escribiré a partir de ahora.

De hecho esta segunda parte es más un capricho personal, en todo este año he pensado en tres diferentes tramas para abordar que me parecen idóneas para el ámbito de “Rapsodia” y antes de inclinarme por una creo que tomare algo de las ideas que tengo y las uniré haber como resulta.

Por ello modifique el resumen a uno que se aplique a la primera y segunda parte para quienes se animen a seguir leyendo esta antigua historia, la segunda de temática yaoi que escribía y la primera que publicaba. Debo decir que para las fechas en que empeze a publicar este fic había más aceptación a parejas poco convencionales –bueno ahora es diferente que le vamos a hacer- muchas gracias a quienes se tomaron el tiempo de leer la primera parte y en especial a quienes le den una oportunidad a esta segunda parte.

En cuanto al capítulo:

Itachi si está más enfermo de lo que aparenta.

Y Sasuke… que difícil es el personaje, estuve viendo algo del anime estos días y… sí que es difícil.

Como dije hace mucho tiempo esta historia contiene principalmente NaruIta y algo de MinaSasu y me veo en la necesidad de aclarar que también tendrá algo de NaruSasu y mención de otras parejas nada relevantes.

Cualquier queja, duda o sugerencia en bienvenida, de nuevo gracias por tomarse el tiempo para leer esto, nos leemos en siguiente cuídense.

Yae.

 


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