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"Rapsodia" por Yae

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Tal vez no pudiese ver el brillante sol en aquellos momentos pero aun así podía sentir los cálidos rayos sobre su piel, la fresca brisa que eventualmente agitaba sus largos cabellos y el ligero desasosiego que eso le producía.

Como deseaba que las cosas no cambiasen.

— La entrada es de concreto, tiene un par de ornamentos a los lados.

Oía la voz de Sasuke explicándole lo que no podía ver, su hermano menor lo guiaba por la gigantesca entrada de la opulenta mansión. También pudo oír el graznido de aquel cuervo que aleteando después se elevó de la cornisa donde reposaba.

— Ya entiendo porque no usas un lazarillo… ese pájaro cumple esa función.

— Es solo un cuervo, Sasuke — respondió afable siguiendo la voz del otro para no desviarse de la ruta impuesta.

— Lo que tú digas.

Esa mañana había quedado con su menor de visitar a su tío para hablar de asuntos “familiares” y pese a la leve incomodidad aceptó sorprendiéndose bastante cuando Sasuke le explicó a grandes cifras todo el dinero que el mayor de los Uchihas había recuperado en tan poco tiempo.

 

— Mucho tiempo sin verte Itachi.

Entonces la voz de Madara llegó a sus oídos haciéndolo detenerse, el mayor vestía una camisa blanca de mangas holgadas y pantalones oscuros, también llevaba una lúa en la mano izquierda apoyándose en la percha de madera a su lado sonrió al ver a su sobrino.

— Madara.

— Y… ¿Cómo has estado?

 

El chirriante silbido de un águila hizo a ambos hermanos elevar la mirada, la majestuosa ave recorría el cielo en limpio vuelo la extensión de los campos que rodeaban la casona. De plumaje gris ejecutaba magnificas maniobras como si estuviese amaestrada.

— A Madara le gusta practicar la cetrería(1) —Sasuke también sonrió pero con ligera malicia al ver el blanco que la ave de presa parecía estar persiguiendo.

Itachi no tardó en darse cuenta pese a no ver que la depredadora ave perseguía al cuervo que siempre lo custodiaba, algo preocupado oía el crascitar de su corax huyendo de la otra ave que dentro de poco le daría alcance. — Madara… — advirtió girando el cuello de un lado a otro oyendo cada vez más cercanos los graznidos y silbidos.

— Ella solo está jugando — refiriéndose al águila el nombrado al igual que Sasuke también esperaba que no demorase en cazar al pobre cuervo que aleteaba lo más rápido que podía para evadir a su atacante.

Algo molesto por el plan de sus parientes Itachi retrocedió abriéndose la chaqueta que llevaba puesta y como si hubiese entendido la acción de su amo, el córvido se lanzó en picada antes de ser atrapado para arrojarse al regazo de Itachi con bastante impulso empujándolo, siendo cubierto por la ropa a la vez que el águila pasaba tan cerca que el pelilargo pudo sentir claramente la ráfaga de viento rozándole la mejilla.

— Tienes que enseñarme como lo domesticaste — Madara rió viendo como su sobrino había protegido al negro cuervo.

— Itachi siempre dice que no está domesticado pero ni yo me lo creo — el más joven bufó divertido, nunca le agradó ese pajarraco y le hubiese gustado bastante ver como las garras del ave más grande se incrustaban en la otra.

El aludido suspiró quedamente descubriendo al cuervo quien graznó suave dando a entender que no estaba herido.

— Bueno, bueno creo que ya fue suficiente. Vamos dentro que allí podemos hablar con más calma — el mayor extendió su brazo izquierdo y el águila no tardó en descender para posarse sobre el guante que su amo portaba

 

 

 

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Meses después de que Sasuke se fuese a América y retomase su relación con Naruto no pensó que volver a intimar fuese tan complicado…

El rubio fue amable, tierno y paciente cuando llegado el momento caricias y besos no fueron suficientes, Itachi se dejó llevar tanto como pudo manteniendo los ojos cerrados casi durante toda la faena…

Dejándose hacer con cierta aprensión se descubrió disfrutándolo muy poco, las manos que lo tocaban se sentían como si lo deslucieran con intención, mecánicamente coopero cuanto pudo dejando espacio entre sus piernas para satisfacer a su pareja y evitar a toda costa que el ojiazul tuviese que huir al cuarto de baño y masturbarse por su nula atención. Ante la intromisión no fue el dolor la razón para sentirse tan insatisfecho, un hueco en medio de sus emociones parecía estar robándose toda su intención de recrearse en la sincronización de ambos cuerpos desnudos.

Los suaves besos que Naruto repartía sobre su piel con cada embestida eran placenteros pero no del todo, el pelinegro era consciente de que el encuentro no le estaba placiendo casi en nada, pese a que terminó corriéndose en las manos del más joven cuando este terminó en su interior y fue estimulado solo un jadeo ahogado abandonó sus labios tratando de apartarse de inmediato, deseaba ser dejado en paz de momento.

Pero Naruto no se lo permitió, sujetándolo de ambas manos evitó que se girase para envolverse entre las sábanas y buscar consolarse en la placidez del sueño sin sueños.

— Lo siento — le farfulló quedito sin soltarle o quitarse de encima — te lastimé Ita-chan…

Solo cuando los dedos de Naruto rozaron sus pómulos retirando las lágrimas que brotaban de sus ojos que Itachi cayó en cuenta de estar llorando, perplejo por no haber identificado su reacción emotiva se revolvió inquieto escabulléndose de debajo del otro, — no… no lo hiciste — negando y oyendo a la perfección su propia entonación plañidera se desesperó cuando las lágrimas no daban señal de acabarse.

— No volveremos a hacerlo hasta que en verdad tú quieras… — el rubio le aseguró apresurándose a su lado al borde de la cama desecha, se había esforzado tanto como pudo para que Itachi también lo disfrutase y se sintió vil al percatarse de que el pelinegro estaba sufriendo en cada caricia íntima.

El de cabellos largos se maldijo por ser incapaz de relacionar la angustia que sentía con las exageradas lágrimas que estaba derramando cual víctima desvalida.

— Podemos ir con el papá de Ino, él es psicólogo y me llevaron a su consultorio después de lo que le hice a mi padrino, — le confesó regalando vagas caricias por la espalda descubierta del mayor oyéndole un gimoteo algo más elevado y notando la ansiedad de su novio por dejar de llorar, tan ajeno a sus recuerdos era la segunda vez que le veía romper en llanto, Naruto aún tenía diecisiete años y no sabía bien cómo lidiar con los arrebatos de tristeza que embargaban a Itachi de vez en cuando luego de salir del hospital con todas sus memorias restauradas.

El pelinegro solo pudo aceptar al sentirse demasiado hundido en los restos descompuestos de los sucesos que quedaron grabados en su conciencia teniendo a Jiraiya como principal perpetrador.

Cuando al fin lograron concretar una cita Naruto esperaba algo ansioso afuera del elegante consultorio al que Minato lo llevase hace meses, al enterarse su padre insistió en acompañar a ambos muchachos llevándolos en su automóvil.

Pese a que su progenitor le soltaba frases optimistas de vez en cuando asegurándole que Itachi estaría bastante bien no lo creía del todo, solo necesitó quedarse a dormir junto al pelinegro un par de ocasiones para descubrirle incomodos sueños que no llegaban a pesadillas, le oyó balbucear pidiéndole perdón a Sasuke…

Y no fue la última vez…

Naruto estaba seguro de que Itachi no tenía que pedirle perdón a su hermano, nada de lo que había ocurrido con Mikoto o Jiraiya podía ser culpa del pelilargo… simplemente habían sido eventos “desafortunados” consecuencia de la codicia de Fugaku, la maldad de su padrino y la enfermedad mental de Ceres.

Y no pudo evitar sentirse menos importante que Sasuke… mucho menos importante.

 

 

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Naruto bostezó cansado tratando de desperezarse en el cómodo diván que Shikamaru acaba de comprar para su sala.

— Si no dejas de moverte voy a cobrarte alquiler — con expresión aburrida su amigo trataba de quitarlo del nuevísimo mueble que su novia había escogido personalmente.

— Esta muy cómodo — volvió a bostezar poco elegante — creo que voy a comprarme uno también.

— Harías bien, ahora levántate.

Poco entusiasta el rubio fue incorporándose, — antes dime qué opinas de lo que te dije.

Shikamaru resopló sentándose en uno de los sofás en verde musgo que componían su sala, uniendo todas las “penas” que el rubio no tardó en contarle ni bien se vieron esa mañana de domingo estaba seguro de que el despistado ojiazul no lo dejaría en paz hasta que se desahogase por completo.

— Siento que Sasuke está buscando algo… — sintió un breve escalofrió recorrerle la espina — todo iba bien los primeros días que llegó pero es como si…

— Viendo la convivencia entre su hermano y tu terminase estando en contra de nuevo — completó ante el asentimiento del otro, hace años cuando Uchiha Sasuke dejara la preparatoria para irse con su tío a Norte América dejando a todos los compañeros de salón bastante confundidos fue el mismo Naruto quien le contó parte de lo sucedido en esos meses antes de que Mikoto Uchiha muriese. Realmente no se sorprendió de que el rubio terminase involucrándose con un Uchiha lo curioso había sido el Uchiha elegido.

— Yo sabía que el teme no estaba de acuerdo en que saliese con Ita-chan menos cuando se fue, pero ya pasaron seis años… en verdad creí que ahora era diferente.

— ¿Y piensas que Sasuke está celoso porque tu aun le interesas? — a sabiendas de una extraña confesión entre Sasuke y Naruto probó a preguntar.

— ¡Claro que no! — alarmado se levantó espantado del diván viendo con horror a su amigo.

— Yo tampoco lo creo — rascándose una mejilla despreocupado perdió unos instantes su oscura mirada en su techo y los restos del muffin que acabase pegado allí luego de discutir con su “adorable” y problemática novia — lo más probable es que sean celos de hermano, ya sabes; que no te considere digno de estar con Itachi.

— Bueno… eso explicaría porque quiere que trabaje con Madara, así ganaría más dinero — bufando  y lamentando sus pesares volvió a sentarse.

— Debes dejar tu paranoia Naruto, no vaya que de tanto pedir lluvia termines ahogándote — finalizó.

El rubio asintió mordiéndose el labio, Shikamaru tenía razón no podía estar imaginándose cosas tan descabelladas como el interesarle a Sasuke, además ahora tenía asuntos más relevantes que resolver.

— Por cierto ya Kiba y los demás están planeando la fiesta de reencuentro.

— Humm, eso es bueno así Sakura-chan deja de insistir en quedar con el teme — resopló ligeramente desanimado recordando que hace unos días había hablado con Itachi sobre tener un hijo y la respuesta de su pelinegro.

 

 

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— ¿No te gustaría? — sabía que estaba siendo algo insistente pero consideraba que el tener un hijo junto a Itachi resultaría maravilloso.

El pelinegro pasó saliva con algo de dificultad aun siendo retenido por el abrazo del rubio que parsimonioso recorría con sus dedos los blancos muslos de Itachi, — hablemos primero con Shizune…necesito estar mejor para que podamos cuidar un bebé.

La respuesta evidentemente era para darle una larga disimulada de aceptación, el rubio bufó algo decepcionado. — Estas condicionando las cosas, solo te pregunte si te gustaría o no, — deseando relajarse y no empezar una discusión prefirió seguir recorriendo las bonitas piernas del pelilargo, tan perfectas e insinuantes cuando se separaban para darle más espacio.

— Claro que me gustaría, — dijo al fin algo más nervioso — pero tampoco voy a buscar tener un hijo si apenas puedo cuidar de mi — elevó la voz deshaciendo el abrazo para ponerse de pie buscando su ropa.

— Lo cuidaríamos ambos — suspiró imitando al otro buscando las ropas tiradas por el piso de la cocina — sería nuestro hijo y eso es suficiente para que siempre cuide de él y de ti dattebayo.

— Lo se… — inspiró hondo dirigiendo su mirada en dirección de la voz que había aprendido a atesorar — pero necesito… quiero volver a verte, al menos déjame intentar recuperar tu imagen antes.

Solo entonces Naruto entendió, se mordió la lengua con bastante fuerza por no haberlo hecho antes. Y aun no lo comprendía del todo pero seguramente era demasiado difícil vivir cada día conminado a sombras oscuras rodeándote todo el tiempo, se volvería indudablemente loco de nostalgia si es que no pudiese ver de nuevo la hermosa silueta de Itachi, apreciar sus negros y enigmáticos ojos, los largos y sedosos cabellos y las hermosas sonrisas que le regalaba cada día llenándolo de felicidad. — Siento ser tan tonto´ttebayo — se disculpó apartando la vista — vamos a esperar Ita-chan… estarás mejor y…

El otro asintió curvando nimiamente sus labios en tanto se acercaba, — nos casaremos y tendremos un hijo Naruto — cuidadoso le besó pasando sus blancos dedos por los blondos cabellos.

Se casarían y tendrían un hijo.

 

 

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Algo más animado volvió a prestarle atención a Shikamaru que le veía algo curioso por haberse perdido entre sus pensamientos como adolescente.

— ¿En qué pensabas? — interrogó cruzándose de brazos, también se preguntaba si ponía la misma cara de idiota de Naruto cuando pensaba en su novia y no pudo evitar apenarse ligeramente.

— En los planes que tengo con Ita, estoy seguro de que pronto podremos llevarlos a cabo dattebayo — inspiró hondo sonriendo ampliamente antes de echarle un vistazo al reloj de pared, ya debía ir a recoger a su pelinegro de casa de Madara.

 

 

 

 

 

— ¿Estás seguro? — el tío de Itachi y Sasuke se acomodó mejor sentado sobre el mullidísimo y elegante sofá en tanto bebía café negro con ambos sobrinos sentados delante suyo. — Cuando me dijiste hace años que dejarías tus estudios de economía me sentí bastante decepcionado, ser un simple maestro sustituto resulta demasiado degradante. Esperaba que me ayudases con alguna de mis empresas.

— Tú lo has dicho Madara, son tus empresas. No tengo ningún vínculo con ellas — Itachi hizo oídos sordos a las palabras mordaces de su familiar, a la “generosa” oferta de trabajo que le hacía y la evidente risilla de satisfacción de su hermano menor sentado a su lado. Sentía a Sasuke tan diferente a cuando llegó hace uno días, como si Madara tuviese demasiada influencia en su hermanito.

— Aun así tienes tiempo para considerarlo, ya me darás una respuesta definitiva luego — el mayor en la habitación terminó su café y de inmediato una muchachita vestida de maid se acercó para rellenar la vacía taza. — Sasuke está trabajando en un proyecto muy importante, está diseñando los planos de un complejo turístico y no le caería nada mal algo de ayuda.

El más joven chasqueó la lengua poniéndose de pie, — puedo traer los planos, de seguro que si te explico terminas aceptando aniki — canturreando con ligerísimo sarcasmo salió de la estancia dejando a su hermano y tío a solas.

— ¿Qué paso con Sasuke en América? — Itachi cuestionó sin haber probado la bebida caliente que dispusieron delante juntos a las magdalenas esponjadas que lucían apetitosas a un lado.

Enarcando una ceja el adulto le miró de soslayo, — ¿a qué te refieres?

— Volvió con un hijo y no quiere decirme quien es la madre — resopló cuestionando nuevamente los motivos para el abrupto regreso de su menor.

— Era una de las chiquillas que trabajaba con nosotros allá — afiló una sonrisa socarrona dejando que sus labios probaran el vapor caliente que desprendía su café — descuida Itachi, ya te dije que Sasuke olvido sus insanos deseos contigo… su pequeña relación incestuosa no llegará a oídos de Naruto Namikaze.

No pudo evitar fruncir el entrecejo levemente, entre Sasuke y el jamás sucedió nada en concreto que pudiese interpretarse como “incesto” de hecho las razones para aceptar que su pequeño hermano se fuese a América eran las que Madara argumentaba, su tío pensaba que estarían mejor separados e Itachi empezaba a creer que no debió haberlo permitido. — Sasuke nunca estuvo interesado en mí, — aclaró algo fastidiado — esas simplemente fueron impresiones tuyas.

Madara no pudo evitar carcajearse dejando su bebida sobre la mesita de cristal que estaba en medio, — sea como haya sido estuvo mejor lejos de ti y tu “novio” — ligeramente sarcástico se puso de pie daño un breve recorrido por la sala — no hay necesidad de hablarlo más. Pero aun estas a tiempo de remunerar en algo a tu hermano por haberlo dejado sin absolutamente nada.

El de cabellos largos también se puso de pie empezaba a dolerle la cabeza y estaba hartándose de las indirectas de su tío.

— Su padre, su madre, decidiste vender la casa ceremonial Uchiha sin consultarlo con nadie(N) además de que le arrebataste a la persona más importante en su vida.

— Ese es asunto de Sasuke y mío. Tu mi querido tío no tienes que involucrarte — cada vez algo más molesto no entendía bien el porqué de la actitud de Madara, de los reclamos tardíos con los que estaban hostigándolo.

— Aquí están los planos — entonces el hermano menor regresó con varios rollos de papel viendo curiosa la poco afectuosa expresión en Itachi.

— Ya debo irme Sasuke, será la próxima vez — suspiró relajando sus facciones, palpando las paredes con toda la dignidad posible se encaminó hacia la salida.

— Es por acá — contrariado el más joven bufó guiando a su hermano mayor saliendo ambos de la preciosa casona. — ¿Paso algo con Madara? — pregunto una vez en el jardín.

El pelilargo negó suspirando de nuevo, debía haber una razón importante para que su tío soltase esas acusaciones si hace años siempre se mostró afectuoso incluso ofreciéndoles lo poco que le quedaba con tal de protegerlos de Jiraiya.

— Trabaja conmigo Itachi, — le pidió — quiero que volvamos a llevarnos bien.

— ¿En verdad es por Naruto? — sintiendo una terrible desazón se mantuvo de pie sin girarse hacia su menor.

— Ya me diste tu respuesta — el más joven bufó — “tú” no vas a dejarlo — haciendo énfasis en el pronombre personal una mohína de enfado fue acentuándose, — ¿pero y si Naruto ya no quisiera estar contigo?

Itachi inspiró hondo sintiéndose acorralado por su pequeño hermano, — no puedes jugar trucos para que alguien te quiera Sasuke…

— Lo sé — mostrándose indiferente prefirió dejar a su hermano de momento — pero yo no estoy jugando.

 

 

.

 

 

— Aquí está todo lo que me pidió Madara-sama.

El nombrado recibió los papeles que su asistente le alcanzaba dándoles una ojeada aburrida luego de que Itachi se fuese bastante molesto.

— Ya investigué todo con respecto a Minato Namikaze y su capital; tiene bastante dinero pero no deja de ser una cantidad modesta — la mujer empezó a explicarle a su jefe caminando por la estancia. — Todos sus movimientos son legales y en el informe están detallados todos los bienes a su nombre.

— Ya veo… — afiló la mirada cuando halló lo que buscaba entre los papeles — ¿y lo demás?

— Bueno eso fue más sencillo, allí está el lugar donde Itachi-san trabaja; cuánto gana, sus horarios, los grupos donde enseña y la lista de todos sus alumnos.

— Bien… esto compensa tus demás errores — resopló divertido cuando la muchacha dejó caer más papeles al piso y nerviosamente los levantaba acomodándose las gafas redondas que llevaba puestas. — ¿Tienes novio?

La mujer se sonrojó como un tomate, — Ma… Ma… ¡Madara-sama!

— No me interesas así que responde — le aclaró volviendo su atención a los papeles.

— Bueno… si tengo novio — su bochorno fue mayor mientras sonreía sujetándose las coloradas mejillas — estamos tan enamorados.

— ¿Y porque razón crees que él te dejaría?

— ¿Eh?  — La mujer le miró algo confundida — bueno… supongo que si lo engañara con otra persona, las traiciones son difíciles de perdonar, ¡pero yo jamás lo engañaría!

— También había pensado en eso. — El mayor suspiró revisando la lista de alumnos que su sobrino enseñaba en la diminuta academia donde trabajaba — ahora dime tu que revisaste esta lista cuál de estos estudiantes podría serme útil.

— Emm… he marcado un par de nombres, un chico y una muchacha. Hablé con ellos y ambos parecen estar dispuestos — ella soltó un bufido — pero el chico podría ser más recomendable, se me insinuó descaradamente — se cubrió el rostro con las hojas que sujetaba.

— Bien, ponme en contacto con él, concreta una cita con Minato Namikaze para la próxima semana y apresúrate con lo que te pedí de Naruto Namikaze  — enumerando encargos fue subiendo las escaleras al primer piso.

— S... s... ¡Si, enseguida señor! — memorizando los pedidos oyó el llanto de un bebé proveniente de los pisos superiores.

— Al parecer Kamina despertó — Madara se detuvo notando como Sasuke regresaba del jardín al clamado de su hijo.

 

 

 

 

 

 

Cuando debía ir a trabajar usualmente terminaba quedándose dormido la mayor parte de las veces pero cuando sabía que no tenía que hacerlo despertaba temprano entre semana, esa mañana en lugar de enfadarse con su reloj biológico aprovechó para preparar el desayuno con los deliciosos dangos que acababa de comprar. Su cocina era mayormente de color turquesa con los implementos que Itachi y él escogieron con el paso de los años.

Sonriendo exponiendo su blanca dentadura servía el té en las tacitas tornasol que su madre le regalase cuando empezó a vivir con el pelinegro, recordándose haber acordado una cena en casa de su madre para ese día debería recoger a Itachi luego de su trabajo para que juntos les informasen a sus padres sobre su decisión de casarse.

— Buenos días — Itachi irrumpió con sus quehaceres entrando en la cocina aun vistiendo su pijama.

— ¡Buenos días Ita-chan! — Feliz lo recibió dándole un cálido beso en los labios — ya hice el desayuno y compre dangos´dattebayo.

— Gracias… — bostezó leve cubriéndose la boca, no había dormido muy bien al estar pensado en lo sucedido el día de ayer en domingo cuando fue a visitar a su tío y hermano.

— Ya hable con mi jefe y pedí esta semana de vacaciones — Naruto se acercó para asir al pelinegro de los hombros y encaminarlo a la mesa para sentarlo en la silla —, igual le hable a Shizune-neechan y dijo que mañana podemos ir al hospital para que te hagan los exámenes — sin dejar de sonreír fue colocando los alimentos delante de su pareja — y mi mamá dijo que esta noche podemos ir a cenar con ella que mi padre también ira.

— Ya lo planeaste todo — sonrió ante la animosidad de su pareja pero solo el asunto de ir a casa de Kushina le incomodaba ligeramente puesto que Naruto deseaba hablarles sobre el matrimonio, con lo cual se supone que además debía invitar a Madara y a Sasuke estando seguro de que eso no era una buena idea así que aún no les diría nada a ellos.

— Así es, ya pensé en todo — tomando los dangos dirigió la varilla a los labios de su amor — esta semana la pasaremos muy bien ya lo veras.

Itachi asintió abriendo la boca para dejarse alimentar por el emocionado rubio deleitándose con el sabor de los dulces que le agradaban pero no tanto como los extraordinarios momentos que compartía junto a Naruto y que deseaba nunca terminasen.

 

 

 

 

Minato resopló bastante cohibido esperando poder encontrar a Sasuke esa mañana, llevaba ya varios días tratando de dar con el muchacho para poder hablar de muchísimos asuntos que le inquietaban.

Pero de algún modo también sentía que era incorrecto de una extraña forma el hablar a solas con el pequeño hermano de Itachi.

Resoplando de rato en rato revisaba el reloj en su muñeca confirmando el pasar de los minutos desesperándose ligeramente al notar que el Uchiha ya llevaba unos cinco de tardanza. Lo había citado para desayunar argumentando que tenía algo importante que comunicarle y algo hastiado el joven aceptó.

El rubio adulto había decidido tratar más a Sasuke y de ese modo indagar en los supuestos dichos que Naruto le comentó hace unas semanas.

— ¿Cuánto llevas ahí?

Reaccionó ante la profunda voz del Uchiha menor que le observaba de pie a un lado de la mesa.

— Acabo de llegar, toma asiento pedí algo de café espero no te moleste — sonriente vio al más joven negar para sentarse en frente con expresión seria —¿cómo esta Kamina?

— Bien — respondió parco analizando al adulto y las intenciones reales de aquel encuentro. — ¿Para qué querías verme?

— Nada en particular solo quería saber cómo estabas…

— Mejor que tú, supongo — ligeramente ácido lo interrumpió — no te has vuelto a casar — señaló.

Minato carraspeó rogando porque les trajesen el café de una vez, las palabras directas de Sasuke fácilmente lograban inquietarlo, — no está en mis planes por ahora. Me enteré de que trabajas con Madara.

— ¿Itachi ya te fue con el chisme? — torció los labios con ligero desagrado sin retractarse ante la negación del hombre de ojos azules.

— Luces molesto, creí que estarías llevándote bien con tu hermano — agradeciendo finalmente a la mesera que dejaba las tazas de café sobre la mesa instó al joven a pedir algo mas — los bocadillos aquí son deliciosos.

Negando solo atinó a probar la bebida, — no tengo demasiado ánimo para fingirme entretenido, habla de una vez Minato.

El rubio sonrió con ligera amargura, — si no te sientes a gusto podemos vernos en otra ocasión, — manteniéndose lo más sereno que pudo continuó sonriendo afable.

— Desde luego — sarcástico le siguió la corriente al padre de Naruto — el fin de semana estoy libre, podemos vernos para tomarnos unos tragos juntos.

Para Minato fue evidente el dicho irónico pero de igual modo prefirió aprovechar la oportunidad, — me parece estupendo, entonces quedamos para el sábado. Te llamaré estos días para ponernos de acuerdo en el lugar y la  hora — campante se puso de pie dejando dinero suficiente sobre la mesa para cubrir ambas bebidas estimulantes.

— ¿Qué? — Sasuke lo miró como a una especie de bufón de circo, estaba seguro de que el padre de Naruto no podía ser tan bobalicón como el hijo — ¡Minato espera! — le llamó pero el rubio se marchó sin mediar más palabras despidiéndose desde la puerta de cristal del establecimiento  con una mano. — Tsk — chasqueó la lengua fastidiado al estar seguro de que ese hombre había entendido su indirecta poco camuflada.

Volvió a sentarse apoyándose sobre su palma sin disfrutar de su soledad, no entendía a que podía deberse la insistencia de Minato para hablar, seguramente deseaba interrogarlo sobre las poco afectuosas conversaciones que mantenía con Itachi últimamente, resopló enojado al pensar que su hermano estaba quejándose a su “suegro” sobre asuntos que solo les concernían a ambos.

Asuntos que resolverían ellos solos.

De una forma u otra.

Cerró los ojos breves segundos sumiéndose en pensamiento vanos que lo llevaban a renovar escaso resentimiento para con su hermano y Naruto. Por más que lo hubo intentado por años se le hacía demasiado ajeno simplemente echarles flores y celebrarles el gigantesco amor que se tenían.

Las cosas debían estar a punto de cambiar.

Madara se lo había dicho poco antes de que se decidiera a volver a Japón.

“¿No crees que Itachi te debe al menos eso?”

 

Indudablemente.

 

“Hazlo realidad”

 

 

 

Pese a llevar una semanas trabajando allí solía tener accidentes de vez en cuando que terminaban exasperándole en ocasiones. Bien sabía que varios de sus alumnos aprovechaban su deficiencia visual para intentar copiar en alguna prueba o no prestarle atención en clases y no siempre el delegado del salón era del todo confiable.

Así que debía recurrir a su brillante intuición para sorprender a los más revoltosos en pleno ardid.

No obstante se sorprendió bastante cuando uno de esos “revoltosos” casi le suplicase ayuda con la tarea que había encargado ese día, oyéndose realmente preocupado por volver a fallar en los deberes le había asegurado que estaba tratando de hacer bien las cosas en clases.

Itachi no solía acceder muy a menudo a dar explicaciones fuera del salón pero el extrovertido muchacho lo había interceptado a salida en el diminuto patio donde los estudiantes caminaban, con cuaderno y libro en mano le sonreía con intenciones de convencerlo.

— Prometo no quitarle mucho tiempo — el muchacho hizo una breve reverencia.

La voz era bastante grave y profunda, el pelinegro estaba seguro de que aquella persona era de complexión mayor a la media y más alto que él, — no creo que vayas a entender en cinco minutos todo lo que dije en clases, — suspiró.

— ¡Puedo intentarlo sensei! — Habló más alto — estoy reprobando muchas prácticas y si quiero entrar en la universidad necesito mejorar en esto. Se lo pido.

El pelilargo volvió a suspirar dirigiéndose a una de las bancas de piedra que estaban dispuestas a los alrededores, se supone que iba a encontrarse con Naruto en menos de una hora y debía darse prisa para terminar de revisar el último examen que les había tomado a los estudiantes.

— Muchas gracias Itachi-sensei — el otro hablaba alegre a medida que seguía a su maestro sentándose al lado del adulto una vez llegaron a las banquetas.

— No voy a repetir toda la clase, así que responderé solo dos preguntas.

— ¡Claro! — se espabiló revisando sus anotaciones buscando algo que su profesor demorase en explicar para sí al menos poder tratar de conocerlo mejor y dar tiempo a que los demás estudiantes fuesen yéndose del lugar — veamos… la parte que me dio más problemas era… la redacción, soy malísimo para hacer resúmenes.

— ¿No puedes hacer el resumen de un libro? — Itachi le habló crítico considerando aquello como una pérdida de tiempo.

— ¡No dije eso! — se defendió.

— Lo hiciste — pero el mayor le rebatió sereno — realmente no tienes problemas con la tarea, ¿no es así?

El joven se mordió la lengua sabiéndose casi por completo descubierto, no creía que su profesor fuese tan difícil de engañar, — no del todo… — tragó pensando en cómo continuar con su encargo — tan solo deseaba hablar con usted. Ya sabe, todos los demás maestros son demasiado ancianos… y usted es diferente… — suspiró.

Itachi hizo amago de retroceder sin levantarse, ya se imaginaba a donde iba la cosa. No era la primera vez que le sucedía, en su anterior empleo tan bien tuvo que lidiar con algunas muchachas y un par de chicos que mostraron estar interesados en él.

— No sé cómo paso…usted es… — pasó saliva con dificultad percatándose de como su maestro tenia evidente intenciones de apartarse del todo — lo que quiero decir es que usted me gusta. Y quiero pedirle una cita. — Completó de corrido encarando a su profesor.

Rechazar a alguien enamorado siempre le pareció una bajeza, por ello se ganó varias novias en primaria sin quererlas en realidad, cuando estuvo en secundaria pudo lidiar mejor con las declaraciones que le llegaban eventualmente y ya preparatoria solo accedía a salir con las muchachas que realmente le parecían interesantes y atractivas. Pese a eso Itachi solo recuerda haberse declarado un par de veces años antes de empezar a salir con Naruto.— Agradezco tu sinceridad — y desde entonces nunca volvió a sentir la necesidad de “intentar otra relación” sin importar cuan maravillosa se retratase en palabras de él o la admiradora — pero lamento…

Desafortunadamente no pudo completar su cortés rechazo al sentir como su estudiante se le iba encima besándolo con rudeza logrando que su cráneo chocase contra la pared que estaba detrás.

 

.

 

Acababa de hablar con su madre y la pelirroja emocionada no paraba de recordarle que en tanto más temprano fuesen a visitarla más tiempo tendrían de hablar y estar juntos. Naruto aceptó con ligera nostalgia ya que no podía verla muy a menudo y aunque a veces se daba cuenta de que Kushina no simpatizaba aun del todo con su relación con Itachi siempre fue consciente de lo mucho que ella se esforzaba por apoyarlos.

Estaba nervioso por la reacción de sus padres cuando les notificase que se casaría con el Uchiha, se cambió de ropa y llevó una chaqueta para su pareja así no tendrían que volver al departamento, condujo con calma sabiéndose con bastante tiempo de sobra llegando a la pequeña academia donde esperaría al pelinegro.

— ¿En qué puedo ayudarlo? — la dulce voz de la recepcionista le recibió una vez entró al lugar.

— Buenas tardes… estoy buscando a alguien dattebayo — se aclaró la garganta.

— ¿A una de las estudiantes? — La mujer tecleó en su computador — los del horario de la tarde acaban de salir.

— No — negó algo apenado — a uno de los maestros, mi nombre es Uzumaki Naruto y buscó a Uchiha Itachi.

— ¡Oh! — Ella exclamó cayendo en cuenta — el señor Uchiha, su turno termina en una media hora así que si no es importante puede esperarlo por allí — amable le señaló una de las sillas.

— ¿No puede dejarme entrar? — pidió decepcionado, no creía poder estar sentado en silencio durante tanto tiempo.

— Lo siento, si no es estudiante o profesor debe esperar aquí — sin decir más ella volvió a enfrascarse en la computadora escribiendo quien sabe qué.

Naruto bufó haciendo un puchero de enfado, en el trabajo anterior del pelinegro si le dejaban entrar para al menos así esperar fuera de los salones a que las clases terminasen, resignado fue a sentarse cerca del pasillo que conducía a las aulas. — Debí quedarme en el auto dattebayo — se quejó solo, tratando de estirar el cuello quiso indagar en lo que la mujer escribía con tanta concentración, ni que estuviese escribiendo un libro´ttebayo, pensó curioso al oír la velocidad con que las teclas eran presionadas sin que pareciese estar copiando de algún texto su redacción.

Sonrió sintiendo la urgencia de desobedecer una orden como cuando niño y  se metía en cientos de problemas, llevándose regaños de sus padres por meterse donde no debía, cauto fue deslizándose de la silla donde estuviese desparramado sin quitarle la vista a la mujer que no dejaba su labor de lado como si estuviese realmente inspirada, riendo en sus adentros el rubio casi fue reptando por el suelo hasta que alcanzó su objetivo llegando al bonito jardín que había dentro.

— ¡Aun tengo el toque dattebayo! — se alabó  callando de inmediato para no despertar sospechas, entonces se dio cuenta de que había otra entrada mucho más amplia y abierta por donde los estudiantes iban saliendo, se maldijo por no haber considerado la posibilidad.

Sus ojos azules se pusieron entonces a buscar a Itachi por todas partes, el lugar se le hizo bastante agradable y los jóvenes que iban de un lado a otro le recordaron sus tiempos de preparatoria y universidad que se sentían más lejanos de lo que era. A pasos calmos fue recorriendo los alrededores sintiéndose más feliz cuando vio a su pelinegro más adelante hablando con uno de sus alumnos seguramente.

— Ita-chan se ve tan bien dattebayo — suspiró ilusionado acercándose con cautela sin querer interrumpir, quedándose a una distancia bastante prudente esperando a que el pelinegro terminase de explicarle lo que fuese a ese muchacho de cabellos castaños claros algo largos. Naruto siguió sonriendo pese a que la cercanía entre ese chiquillo y su pareja iba acortándose, ínfimamente inquieto continuó esperando con el mejor ánimo hasta que vio al jovenzuelo abalanzarse sobre quien se supone era su maestro para comerle la boca con un clarísimo beso.

Entonces sus labios borraron  su sonrisa a medida que a prisas se acercaba a la fatídica escena.

 

 

(Parte II) 7.- Stereotype

 

 

 

 

 

Notas finales:

 

 

(1) Cetrería: Actividad que consiste en cazar con aves de presa entablando una relación entre el ave rapaz y el hombre en beneficio mutuo.

(N) Nota: Madara se refiere a la casa que Itachi tuvo que vender para pagar las deudas de su padre, que vendría siendo el lugar de reuniones del clan donde Jiraiya abuso de Itachi en el primer capítulo.

 

Saludos, siento la demora pero desde la semana pasada no tuve nada de tiempo para terminar la mitad del capi hasta hoy en la tarde, he estado algo desanimada por lo que les agradezco mucho el apoyo a la historia. Haciendo cuentas con respecto a esta segunda parte no han de faltar más de cinco o seis capítulos para terminar todo dependiendo de cuanto demore en cada escena, así que por eso estoy trabajando en otro fic que tenga de pareja a Naruto e Itachi… porque pese al poquito material de ellos en ese orden (NaruIta) y de que me desanimo eventualmente debo seguir echándole porras a la pareja (:D) ya que realmente amo verlos juntos. Así que para los interesados estaré subiendo otro fic estos días –será algo distinto a lo que escribo habitualmente haber como resulta-.

 

Si, sé que el “beso” es totalmente cliché de ahí el título del capítulo, pero funciona así que habrá que ver como lo interpreta Naruto.

También quería aclarar que esta segunda parte cuenta con tres tipos de analepsis o flashbacks; como en este capítulo. El primero corresponde al periodo entre el capítulo 18 y 19 durante esos seis años antes de que Sasuke regresara, el segundo flashback corresponde a un momento más cercano que si está redactado en la historia vale decir a lo que paso cuando Naruto le dijo a Itachi sobre tener hijos y el ultimo tipo de flashback –que no incluí aquí- vendría siendo de eventos sucedidos hace algunos meses como cuando Naruto decidió comprarle un anillo al Uchiha para su cumpleaños.

Si tienen alguna duda con respecto a eso o quieren que diferencie unos flashbacks de otros háganmelo saber para poder corregirlo.

De nuevo gracias por el apoyo, cuídense mucho.

Yae.

 


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