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"Rapsodia" por Yae

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Notas del capitulo:

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Ahora que el tiempo avanzaba y no había vuelto a cruzar palabra con su hermano, Sasuke meditaba sobre las verdaderas intenciones de sus acciones. Sobre el resultado que estaba recibiendo con sus precipitados planes.

Sus dedos quedaron sobre el teclado de la laptop que en aquellos instantes reposaba sobre sus rodillas, soltó un suspiro en la oscura habitación precariamente iluminada por la luz de portátil, sentado en su cama dio un vistazo a Kamina, que dormía apaciblemente en su cuna a un lado.

Si había algo que resentiría más que la ausencia de Naruto, sería la total indiferencia de Itachi y aunque no pudiese reclamarle nada, no estaría satisfecho con ello.

Suspiró dejando la labor de lado, echando un vistazo a su celular vio que eran las 5:35 AM, dentro de poco amanecería, resopló levantándose yendo hacia el cuarto de baño, debía tomar una ducha antes de salir.

Y aunque se tomó demasiado tiempo para estar por completo listo ya cuando pasaban de las ocho de mañana es que fue a la dirección que Minato le facilitara, no estaba seguro de que le diría, de que hablarían, quizá sincerarse fuese la mejor opción. Sacar todo el resentimiento que albergaba y convertirlo en palabras directas, escupirle a la cara lo mal que lo pasó al irse solo a Norteamérica, todas las noches que se sintió abandonado, añorando su hogar… a su familia.

Lo que quedaba de ella.

Resistiéndose al impulso de llamarlo cada día, anteponiendo su orgullo herido a escuchar la voz de su hermano, imaginándolo feliz al lado de Naruto y sintiéndose miserable con la hipotética situación; a veces soñaba con la sonrisa de Itachi, con la estúpida sonrisa de Naruto, como se dedicarían el gesto el uno al otro, como se profesarían palabras de amor, mientras a él solo le quedaba amargura y soledad.

Porque aunque hubiese estado cerca de Madara, su tío poco tiempo le dedicaba, prefería soltarle indirectas sobre que un Uchiha jamás podría permitirse caer tan bajo como lo era el sufrir por amor. Que debía olvidar a ambos, que ellos estarían perfectamente sin su presencia.

Porque no lo necesitaban.

Se sintió tan miserable.

Así que solo pudo abstenerse de siquiera intentar formar nuevos lazos, por eso cuando “ella”(1) se acercó intentando ser amable la ignoró, la detestó por su insistencia disfrazada de sonrisas amables, le recordaba de manera exasperante a su hermano y a Naruto. Quizá solo fue su propia impresión, por lo que quiso hacerla sufrir, entonces el día en que ella anunció su embarazo sin pensar en reclamarle nada… convenció a Madara de quitarle a su hijo en cuanto naciera…

La vio llorar y no le importó.

Hasta el día que desapareció, cuando tuvo a Kamina en brazos lejos de sentirse satisfecho una tremenda culpa lo invadió.

¿Qué derecho tenia de arrebatarle a su propio hijo la presencia de su madre?

Pero nunca más la halló, lo último que supo es que se había ido del país, quiso creer que solo buscaba la manera de quitarle dinero o forzarlo a una relación, así que fue fácil dejar de pensar en alguien tan insignificante, solo el día que su hijo exigiera una explicación… tal vez podría forzarse a recordar su nombre…

Toda su vida era una completa birria, plagada de humillantes corazones rotos.

 

 

 

Sasuke respingó cuando la puerta que aparentemente había estado tocando se abrió.

La delgada silueta de su hermano lo recibió y cuando las palabras de Minato hicieron eco en sus oídos fue que su saliva se atoró en su garganta obligándole a tragar pesado.

— Sasuke… — casi murmuró sin sorpresa, se giró ingresando de nuevo.

Asumiendo una invitación entró cauto, notando algunas cajas y maletas en la sala, como si estuviesen por mudarse.

— Con que aquí estabas quedándote.

Itachi no le respondió, prosiguió con su tarea que consistía en sellar las cajas de cartón con cinta adhesiva.

— ¿Vas a mudarte?

Su hermano asintió suave, — así es.

Ni siquiera se atrevió a mirarlo al responderle, Sasuke presionó los puños con cierta furia, nunca se le dio bien exigir respuestas, hilvanar conversación, siempre eran los demás quienes comenzaban a hablarle, utilizando cualquier excusa para sacarle palabras. Pero en esta ocasión era evidente que Itachi no le diría nada.

— Minato me dijo que habló contigo, — otro asentimiento empezó a fastidiarle — que… no volviste con Naruto.

A la sola mención del nombre, su hermano detuvo sus acciones por un segundo para continuar después esperando quizá que nadie lo notase, pero Sasuke estaba observándolo muy atentamente. Analizando cada detalle en el contrario, paseando sus ojos en quien fuese como un ídolo para él en su niñez, Sasuke admiraba a Itachi casi con devoción en aquel entonces, su óptima dicción, sus impecables habilidades y cada pequeña parte del conjunto  que conformaba su perfección.

Siempre a la orden de los halagos de su padre, de todo aquel que llegase a conocerlo.

Sasuke lo admiraba.

Con infantil anhelo deseaba imitarlo al crecer, que su padre lo observase con el mismo orgullo, que su madre volcase elogios con todo conocido sobre lo sobresaliente que era…

Pero nunca fue así.

Itachi siempre se llevó la gloria, los vitoreos, dejándolo en segundo lugar frente a todos, comenzó a detestar tanta perfección a medida que fue creciendo. Y aun así su hermano lo ayudaba en cuanto solicitaba su ayuda, lo arropaba en las noches a falta de su madre, lo protegía delante de su padre y le dedicaba todo su cariño sin medir.

Sin embargo no fue suficiente.

Sasuke quería superarlo, dejarlo detrás suyo, que su grandeza jamás volviese a relegarlo a la sombra, fue por ello que dejó de buscar su cariño y su desagrado solo fue mayor. Lo apartó a gritos y rabietas exigiendo espacio para sí mismo.

Y el bastardo de Itachi se lo dio.

Le dio todo lo que pidiese, compañía y afecto cuando lo solicitase. Soledad y tranquilidad cuando su resplandor lo abrumase.

Demasiado perfecto.

— ¿No tienes nada que decirme?

Un suspiro quedito creyó oírle antes de que el rostro agotado se girase en su dirección, antes de que dejase de lado la dichosa caja y cinta. — No.

Los labios apenas si se abrieron para soltarle la lacónica respuesta, los negros ojos apenas si lo miraron como si en verdad no tuviese nada que decirle. Si deseaba exasperarlo con su indiferencia lo estaba logrando.

Como había deseado intercambiar lugares, un sinfín de veces la descabellada idea logró colarse en sus pensamientos hasta rebasarlo, tratar de experimentar en carne y huesos todos los privilegios que se le habían otorgado a Itachi desde el nacimiento.

— Le dije a Minato toda la verdad— esperaba que al menos aquella oración consiguiese que su hermano le prestase atención, — lo que pasó entre nosotros.

No obstante en esta ocasión Itachi ni reparó en su presencia, continuó con su repetitiva tarea, apilando las cajas una vez las tuvo todas selladas.

— La razón por la que dejaste que me fuese a América hace años.

Siguió sin obtener respuesta irritándose aún más por los minutos que pasaban sin que Itachi se dignase a decirle palabra.

— ¡Al menos di algo!

No quiso precipitarse pero los nervios que sentía estaban rebasándolo, solo entonces su hermano mayor se irguió del todo para girar en su dirección, su rostro lucía apático, como si aún no supiese del importante asunto que Sasuke hablaba, ese que se vio obligado a divulgar pese a querer llevar el secreto a la tumba.

— No tengo nada para decirte, Sasuke. Honestamente ni siquiera sé porque estás aquí.

— ¡¿Y me preguntas porque?! ¡Maldita sea, estoy diciéndote que le conté todo a Minato! Le dije… lo que pasó entre tú y yo.

Itachi sacudió la cabeza negando breve antes de torcer una media sonrisa en sus labios, antes de llevarse un par de dedos a su frente dando un quedo masaje, — han pasado tantas cosas entre tú y yo que tendrás que ser más específico.

Aquella oración sonó más como una provocación a su orgullo, una afrenta a sus desesperados deseos de salvar su hermandad, no quería dejar que sus impulsos violentos volviesen a controlarlo pero era imposible, de nuevo quiso lastimar a su hermano, hacerlo sentir como se sentía, que corroborase en carne viva lo fragmentadas que se hallaban sus emociones. Casi no lo pensó, actuó por impulso y para cuando se dio cuenta ya tenía a su hermano contra la pared, presionando la solapa de su camiseta con tanta fuerza que podría romperla.

— No sé por qué pensé que te importaría, que estarías espantado porque al saberse Naruto ya no te vería igual, que por una vez en la vida al menos podrías sentir aunque sea odio por mí.

Estaba realmente dolido, con un remolino de resentimiento bullendo por su pecho, atascando palabras en su garganta, insultos y reclamos que no llegaron a salir. Comenzó a desesperarse mas al no ser capaz de extraer la menor reacción en su hermano.

No obstante no fue por mucho.

Los cenicientos ojos se afilaron, frunciendo el ceño mantuvo los labios cerrados mientras llevaba su mano derecha hacia donde lo asían con odio, presionando con la fuerza con la que aun contaba buscando revertir la situación.

Y Sasuke estuvo seguro de que ser por solamente fuerza bruta hubiese sido imposible, pero Itachi siempre fue capaz de usar técnica para salvar aquella falencia contra cualquier oponente, su cabeza rebotó contra el muro como seguramente sucedió con su hermano hace nada. Cerró los ojos por reflejo antes de abrirlos de nuevo y hallarse con aquella indescifrable mirada.

— No podría odiarte, — empezó con tono demasiado bajo — me pasé cada día desde que te fuiste culpándome por tu ausencia, temiendo que me rechazases si me atrevía ir a verte, conformándome con las largas que Madara me daba en tu nombre. Sentí vergüenza al rememorar cada día, cada instante en el que compartimos antes de que te marchases, como te la pasabas yendo a mi habitación en las noches para buscar dormir a mi lado, como te escabullías mientras tomaba una ducha, como… — solo entonces la voz de Itachi sufrió un ligero cambio, al igual que fuese a quebrarse en cualquier instante con un sollozo pese a que sus ojos se mantuvieron imperturbables. — Como tus caricias dejaron de sentirse como los inocentes roces de mi hermano menor, me sentí asqueado al considerar que podía estar malinterpretando todo, que mi enferma mente podía estar torciendo tus gestos de afecto y tuve miedo de confirmar que te había dejado marchar por mi simple paranoia.

 Y fue peor cuando regresaste arguyendo que estabas enamorado de Naruto, confirmando que jamás debí permitir que Madara tomase una decisión tan importante por mí. ¡Si tan solo pudiese enmendar mis errores, nuestros padres seguirían vivos y tu jamás te hubieses ido de mi lado… pero ahora estas aquí y no sé qué es lo que esperas de mi­­!— completó aparentándose del todo, retrocediendo sin dejar de verle.

Sasuke tragó pesado quedándose aun contra la pared pese a poder moverse con total libertad, casi podía jurar que Itachi estaba temblando. — ¿Quedarme aquí? ¿Para qué? — Sonrió con ironía, — ¿para verte ser feliz con Naruto? Dudo mucho que lo hubieses abandonado en aquel entonces, ya me lo dijiste cuando te lo pregunté. Tú no lo dejarías.

Vio los blancos dientes de su hermano presionando entre sí, como levantaba la mirada hacia el techo por un par de segundos en clara señal de frustración, se sintió fascinado por haber conseguido al fin que la histeria y desesperación dominasen al perfecto Itachi Uchiha.

— Como es evidente que solo escuchas lo que quieres oír, como eres capaz de torcer todas mis palabras y acciones. ¿Quieres hablar de Naruto? ¡Bien!, hagámoslo-

— ¡Es que todo se trata de Naruto! — Interrumpió cuando la fugaz sensación de ventaja se evaporó, — tu maldito romance con ese idiota destrozó todo lo que tú y yo teníamos. Tienes razón, te culpo por haberme mandado lejos como si te estorbase pero fue mucho mejor que el haber estado aquí para verlos juntos, jamás lo habrías dejado si yo te decía lo que sentía por él. Por eso… por eso intenté tenerte a ti en cambio, aunque sonase asqueroso en mis pensamientos, quizá podría separarlos consiguiendo que solo me amases a mí.

— Jamás habría vuelto con Naruto, si tan solo en aquel entonces hubieses sido claro con tus sentimientos. ¡Sin embargo preferiste hacer de cuenta que él no te importaba, tergiversando nuestros lazos hasta que no pude más y es lamentable que no haya estado equivocado en mis miedos!

Sasuke boqueó al escucharlo no iba a creer que Itachi abandonaría a Naruto tan fácilmente luego de que le dijo hace poco que no sería capaz, — t-tú me dijiste que no podrías dejarlo. ¡Cuando te lo pregunté dijiste que no podrías! — al fin se movió apartándose unos cuantos pasos.

— Lo dije y es cierto — se relamió los labios antes de continuar, — ¡no puedes pedirme que tome las mismas decisiones que habría tomado hace seis años, las circunstancias no son las mismas!

— ¡Eres un mentiroso! — Gritó exasperado — solo estas tratando de confundirme.

Itachi negó varias veces, paseando sus ojos de un lado a otro, como si estuviese buscando algo con desesperación.

— ¡No tienes que mentir para hacerme sentir mejor, sé que prefieres a Naruto y que este numerito solo es temporal! — casi se mordió la lengua por la frustración, no iba a creer que Itachi fuese capaz de abandonar a Naruto por nadie o por nada.

— No sabes ni siquiera lo que dices-

— ¡Entonces dime la verdad! — esta vez su grito fue casi desesperado, sus labios temblaron y sus ojos escocieron con furia.

Itachi parpadeó más rápido, sus ojos también se tornaron brillantes, tanto que quizá rompería en llanto en cualquier momento, sus manos se sacudieron temblorosas, Sasuke jamás lo había visto de aquella manera, tan desesperado y acorralado.

Justamente igual a como él se sentía.

— Amo a Naruto, pasé más de seis años a su lado, compartí mi vida con él… pero también te amo a ti, porque eres mi hermano y eso jamás va a cambiar. — Al fin su angustiado tono pareció aligerarse, — lamento haberte fallado, haber hecho que te sintieses abandonado. Ahora ya no tienes que preocuparte, no volveré con él.

Sasuke sintió el pesado nudo en su garganta trabarle las palabras, en verdad sintió las palabras de su hermano por completo honestas, su disposición a abandonar al atorrante rubio sin dudar y la idea en lugar de trasmitirle satisfacción le aterró.

Lograr su cometido no se sentía tan placentero como creyó, quizá fue debido a la expresión marchita de Itachi, a las lágrimas que aparentemente estaba conteniendo o la sensación de saberse por completo responsable de dolor de quien estaba dispuesto a todo por enmendar el pasado que Sasuke no dejaba de reclamarle.

Se sintió fuera de lugar, como si estuviese castigando a su hermano por un berrinche infantil, gritándole para que declinase en todos sus planes para hacerlo feliz.

Pero Sasuke se sintió por completo infeliz.

— ¿Y si yo te pidiese que volvieras con él? — soltó la pregunta sin pensarlo mucho, casi como un dejavú, temiendo la respuesta de su hermano mayor.

El silencio sobrevino casi insoportable, con sus respiraciones aun aceleradas llenando el lugar de culpa y ansiedad. Tan diferente a su niñez donde podrían permanecer parado uno al lado del otro sin que nada se sintiese fuese de lugar a pesar del tiempo.

— Tampoco.

 

 

 

 

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Madara se masajeó una sien mientras su torpe secretaria despositaba los papeles sobre su escritorio luego de haberlos tirado como de costumbre, iba a despedirla solo que siempre terminaba olvidándolo con tanto trabajo pendiente.

 

— Esos so-son todos… — dijo apenada.

Sin responderle los leyó con cautela frunciendo el entrecejo enfadado a medida que avanzaba, — ¡maldito imbécil! — despotricó poniéndose de pie.

Ella brincó en su lugar cubriéndose con las demás hojas de papel.

— Maldito Minato — tenía en manos las hojas de traspaso que el Namikaze había preparado cediendo la casa ceremonial Uchiha a Itachi y Sasuke, podría ser ventajosos si solo la propiedad estuviese a nombre de Sasuke, el muchacho terminaría cediéndole el lugar sin muchos problemas pero Itachi era el problema, haría demasiada molestas preguntas que no estaba dispuesto a responder.

Era su sobrino de todos modos, aunque no le agradase y detestase su romance con el hijo de Minato tampoco es que deseara matarlo…

Hacerlo a un lado podría, pero matarlo ya era demasiado, era un Uchiha de todos modos.

Y sin duda habiéndose enterado que este había roto aquel turbio noviazgo no tenía motivos reales para incordiarlo o hacerle miserable la vida. Resopló fastidiado yendo hasta una de las grandes ventanas de su oficina, podría llegar a un acuerdo de cualquier forma con su terco sobrino mayor, ofrecerle dinero suficiente para cubrir la deuda que ganó con su operación y para desaparecer de Japón…

No sonaba tan mal.

Sonrió satisfecho con su idea, podría recuperar aquella gran casa, esos imponentes terrenos y restaurarlos a su gloria pasada, — ¿eso te agradaría, Izuna? — pensó en voz alta.

— ¿Se- señor?

Se giró fastidiado al ver aun a su molesta secretaria de pie a un lado de la puerta.

— Lárgate de aquí, ahora.

El tono de advertencia bastó para que la mujer saliera espantada sin decir ni una palabra. Bueno, al menos Minato había hecho algo útil por una vez.

 

 

 

 

 

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Las hojas de papel se paseaban en sus manos con pereza, ni siquiera le prestaba atención a cada cláusula de aquellos documentos, no tendría por qué haber ido a trabajar aquel día, o aquellos días… o aquellas semanas, casi nada de atención le estaba prestando a sus responsabilidades.

Quizás solicitar unas vacaciones.

Era el jefe, podría tomarse un descanso aunque eso afectase ligeramente la endeble economía de su compañía.

Minato sintió su garganta seca, así que se puso de pie para servirse un poco de agua del botellón que reposaba en una esquina, cuando sus labios se humedecieron y su garganta se refrescó soltó un hondo suspiro.

Ya no tenía idea de cómo ayudar a su hijo.

Le había negado la dirección de Itachi durante más de un mes, creyendo que ambos necesitaban un tiempo a solas antes de intentar resolver sus diferencias, si es que estas tenían algún tipo de arreglo, no obstante ya no lo consideraba de aquel modo. Su última conversación con Sasuke fue más que desastrosa, creyó que podría convencer al muchacho de aclarar el alboroto que había ocasionado, que en cuanto entrase en razón no fuese demasiado tarde para nadie.

No estaba seguro de si Sasuke estaba enamorado de Naruto o solo se trataba de una relación mal interpretada, de un lazo quebrado que nunca pudo ser reparado y todo su resentimiento se debía a sentirse una sombra olvidada en un pasado en el que era el único incapaz de olvidar.

 

 

 

— Oh Minato, no tienes ni la menor idea de lo que me estas pidiendo confesar — siseó con ironía, mostrando sus blancos dientes en el proceso.

— Por el contrario, creo que es momento de ser por completo honestos y sin importar de que se trate necesito saber que sucedió. Que fue tan importante para que tú y tu hermano se separaran después de haber padecido tanto.

Le vio pasear por la sala de su departamento, con los puños cerrados levantando el mentón con soberbia, antes de soltar una sonrisa pérfida que solo acrecentó sus preocupaciones.

— Yo quería acostarme con Itachi.

Soltó con brusquedad y sin ápice de remordimiento, Minato retrocedió por inercia entreabriendo los labios con cautela, intentando asimilar lo que acababa de oír y que seguramente estaba malinterpretando.

Tenía que estar malinterpretándolo, no podía ser viable que las palabras de Sasuke significasen  algo tan…

Espantoso.

— Sasuke-

— ¿Estas feliz? ¿Era eso lo que querías saber? —indignado se giró del todo, extendiendo ambos brazos como si deseara abarcar toda la situación, — me la pasé persiguiendo a mi hermano mayor para meterme en sus pantalones si él me lo hubiese permitido, le solté un sinfín de indirectas que hipócritamente ignoró para correr a los brazos de tu hijo. Debió sentirse tan acongojado con mis desviaciones… — hizo una pausa para soltar una risa amarga — ¡tanto que no le importó que yo me fuese a América! ¡Solo quería deshacerse de su tonto hermano menor!

Minato estaba abrumado por la confesión, en lugar de despejar dudas se había llenado de más interrogantes, ¿cómo era posible que Sasuke se fuese sintiendo algún tipo de atracción por Itachi para luego regresar diciéndose enamorado de Naruto?

No tenía sentido.

Aunque quizá en la atormentada mente de aquel hombre joven todas sus acciones estaban justificadas, acciones desesperadas para protegerse así mismo del inminente abandono que sintió de los únicos lazos afectivos que conservaba en su vida.

Es probable que haya pasado demasiado tiempo inmerso en sus deducciones y resoluciones porque cuando le prestó atención de nuevo a esos ojos negros halló desolación en ellos.

— ¿Ahora ya no te intereso tanto, verdad?

— Nunca dije eso — habló rápido, recomponiéndose de la impresión con notable habilidad, — es solo que… trato de entender y no lo consigo. Solo puedo suponer que buscaste alejar a tu hermano de Naruto de la peor manera, — debía ser de aquel modo, seguramente se sintió tan arrinconado por lo que sentía para recurrir a una desesperada maniobra que quizá… tan solo quizá, hubiese terminado en incesto.

Sacudió la cabeza en negación.

— ¡Qué más da! ¡Ni Naruto, ni Itachi van a cambiarse por mí!

Estaba dolido, el tono lastimero que Sasuke utilizaba denotaba total amargura, era tan evidente que tenía el corazón destrozado, que vivió con ello demasiado tiempo sin hallar válvula de escape. La única manera que había encontrado para sobreponerse era la de lastimar a quienes amaba, aventarles el odio que guardaba, herirlos con tanta destreza que no habría manera de corregir el daño.

— Estás equivocado, tanto que en el momento que debas arrepentirte de esto tal vez ya sea demasiado tarde.

— ¡Oh! ¡Qué gran tragedia! — Exclamó irónico, — te tengo noticias, nada ha cambiado, será como si jamás hubiese regresado porque el contacto que mantenía con ellos era menos que esto.

— Supongo entonces que la única satisfacción que recibirás es saber que tu hermano está solo y enfermo en algún lugar esperando morir para que seas feliz. Que Naruto dejó de considerarte su mejor amigo por lo que has hecho.

Sasuke se mordió el labio inferior unos instantes, el mismo lapso que sus puños se contrajeron furiosos, — no me interesa.

Asintió cauto, soltando un suspiro decepcionado, consideró erróneamente que Sasuke comprendería el sinsentido que estaba llevando a cabo, que nadie, incluyéndolo a él merecía terminar sus días lejos de su única familia.

— Está bien, si eso es lo que quieres no voy a insistir. Al menos ve y habla con tu hermano, dale la cara, porque agregarle cobardía a tus acciones sería demasiado indigno de un Uchiha.

Una filosa mirada recibió pero no le prestó atención, hurgando en el bolsillo de su chaqueta extrajo una tarjeta blanca donde tenía la dirección de Itachi, la paseó entre sus dedos antes de ofrecerla al más joven en la habitación.

— Se está quedando con Kisame Hoshigaki, deduzco que debes conocerlo. — Dudoso Sasuke se acercó tomando la cartulina con sus dedos, — deberás disculparme ahora, tengo demasiado trabajo.

— Fuiste tú quien me buscó.

— Si, lamento haber desperdiciado mi tiempo.

 

 

No quiso sonar hiriente al final, sin embargo era imposible no sentirse dolido por intransigencia del otro, por pretender que odiando a todos el sería más feliz, que su vida dependía enteramente de la desdicha de Naruto e Itachi, que manifestando y gritando su rencor todo el mundo pasaría de inmediato a sentirse en deuda con su sufrimiento. Pudo gritarle lo infantil y cruel que era, pero eso solo hubiese empeorado las cosas.

Y a estas alturas con ambos hermanos Uchiha habiendo tomado su decisión a Minato solo le quedaba aceptarlo.

Ayudar a Naruto a superar cuanto antes esta situación, esperando que en algún momento pudiese volverse a enamorarse de alguien sin temor a corresponder sus sentimientos y enfrentar lo que se les presentase por delante.

Sonaba tan idealista y ni siquiera podía pensar en su matrimonio como un ejemplo de amor imperecedero, porque el amor que alguna vez profesó por Kushina se desvaneció y como deseó que aquello jamás hubiese sucedido, porque ahora su afecto por Sasuke ya no valía la pena.

Ya no.

 

 

 

 

 

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— Es un poco pequeño pero se ve bien.

A Itachi no le importaba en lo más mínimo las dimensiones del departamento donde ahora viviría, el comentario de Kisame le tuvo sin cuidado pero se sentía de alguna manera en deuda con el fornido hombre, — es suficiente, no requiero más espacio — por lo que se forzó a responder.

Conversar amenamente ya se había convertido en una desagradable actividad, ansiaba aislarse de su entorno y de sus amigos que no dejaban de buscarlo con la intención de animarlo, de intentar arreglarlo como si se hubiese roto como alguna posesión gastada.

Si bien definir que le habían “roto” el corazón era demasiado humillante no lo negaría, porque al menos con ello podría tener la certeza de que sus sentimientos por Naruto fueron reales y honestos.

Fue sacando las pocas pertenencias que llevaba consigo, llenando los pocos muebles con su ropa dejándose varios artículos en cajas de cartón, no debido a falta de espacio más bien por el poco entusiasmo que le ocasionaba el desempacar.

— ¿Quieres que te invite a cenar hoy?

La propuesta de Kisame no le sorprendió, ciertamene desde el último incidente donde dejaron en claro sus sentimientos ninguno había hecho comentarios al respecto, pero las peticiones de salidas fueron incrementándose.

— Estoy, cansado. Planeaba dormir temprano, — aunque se sintiese mal por ello las rechazaba casi en su totalidad, no quería intimar con su amigo, ni mucho menos darle algún tipo de esperanza para que tuviese cabida en su vida de un modo tan importante.

Ya nadie ocuparía un lugar así de primordial nunca más.

Y estaba bien con eso.

— No me sorprende — el otro suspiró, —vendré en la mañana con el desayuno espero no tener que tirar la puerta para que me dejes entrar. — Kisame había conseguido que no repeliese su compañía del todo y la mayor parte se debía a que no solía insistir en peticiones inútiles.

Itachi apenas asintió, entreteniéndose con un libro que ojeaba con cierta pereza, subió los pies en el pequeño sofá verde para tratar de perderse en la lectura, seguro de que pronto nuevamente las sombras lo consumirían.

— Buenas noches, — se tomó la libertad de estrellar un casto y minúsculo beso en su coronilla antes de salir a prisa.

Una vez solo fue demasiado sencillo perderse entre recuerdos tortuosos, evocar la sonrisa de Naruto y la desolación en Sasuke. Nunca quiso lastimar a su hermano menor e hizo hasta lo imposible para brindarle todo su apoyo pero como iba a saber que estaba consiguiendo todo lo contrario, destrozándolo solo por haberse enamorado.

Si bien estuvo dispuesto a declinar del afecto de Naruto para evitarle el sufrimiento a su hermano, leyó demasiado tarde las verdaderas intenciones de Sasuke, espantándose con sus acercamientos poco fraternales hizo lo único que creyó lo sacaría del pozo en el que aparentemente se hundía.

Pero nuevamente se hubo equivocado.

Y aquel error los trajo a este presente, donde su amor por Naruto era tan grande que estuvo dispuesto a enfrentarse a Sasuke para mantenerlo, para conservar aquella cálida felicidad que lo envolvía al acurrucarse junto a su pareja, a los besos desbordantes de amor que compartían y a cada palabra que fue labrando su relación en esos seis años volviéndola en su mayor pilar.

Ahora se encontraba perdido, como si hubiese sido aventado a la deriva apartándolo de la persona que consideraba su hogar solo para intentar complacer a Sasuke, para que dejase de acusarlo de algo que jamás buscó, para que dejase de menospreciar todo lo que había sacrificado por él desde que tenía uso de razón. Cuando eran solo niños fue fácil consentirlo, complacer las peticiones de su hermanito tan simples como cederle espacio en su cama durante las noches que las pesadillas lo despertaran, tomar su pequeña mano para cruzar una calle y llevarlo hasta la heladería que prefiriese para concederle una paleta helada.

Quizá lo protegió tanto que Sasuke no pudo aprender a lidiar por sí mismo con la desilusión y más cuando Itachi se la ocasionó.

Pasó el dorso de su mano por sus ojos y nariz para contener sus quedas lágrimas, dejando el libro sobre el sofá se puso de pie no deseaba quedarse otra noche rememorando sus fallos y añorando a su ex. Se apresuró a su recamara para cambiarse de ropa, quizá una pequeña salida y algo de alcohol podrían ayudarlo también hoy, de todos modos ya no tenía nada que perder.

Todo lo importante en su vida ya no estaba consigo.

 

 

 

.

 

 

 

El pequeño bar fue suficiente, las tenues luces serian perfectas para abandonarse a desolación cuando estuviese demasiado borracho, aún era algo temprano pero la barra y algunas pocas mesas se hallaban con ocasionales clientes. Tomó asiento en uno de los taburetes frente a la barra pidiendo algo de beber, no tardaron en llenarle un pequeño vaso con el líquido marrón. La garganta le picó cuando el whisky descendió con rapidez, no es que bebiese con mucha frecuencia pero indudablemente atrofiar sus sentidos de esa manera le conseguían alivio temporal sin tomar en cuenta que luego podría dormir por más de tres horas sin despertar.

El tiempo fue consumiéndose con rapidez entre trago y trago, casi no prestó atención cuando una hermosa mujer se sentó a su lado pidiendo un margarita. De vestido azul marino le sonrió antes de que sus labios rojos tocaran su bebida.

— Beber solo es como delatar un corazón roto, — mantuvo el gesto dejando su copa antes de entretener sus manos en sus largos cabellos cobrizos, sus ojos se percibían oscuros pero no por ello su mirada no era atractiva.

Porque sí.

A Itachi le llamó la atención por la elegante manera en que movía sus manos al hablarle.

— Tu también estas sola, — respondió bajo volviendo a beber, un brandy esta vez.

— Bueno entonces ya somos dos corazones rotos — soltó una ligera risa mostrando sus perfectos dientes blancos, — ¿vienes a menudo?

Negó viéndola de soslayo, honestamente no deseaba compañía y aunque pudiese admitir que la fémina a su lado era atractiva no le despertaba ningún interés.

— No pienses tanto, — ella volvió a darle un sorbo a su bebida para dejar su margarita más cerca de Itachi — a veces es mejor no esperar nada — completó sin dejar de sonreír.

 

 

 

 

 

 

 

 

Al ser viernes la cara aburrida de Shikamaru y el gesto fruncido de Temari no fue sorpresa para Naruto, sabía que su visita era demasiado sorpresiva.

— Voy a preparar la cena — la mujer rubia bufó dejándolos en la sala del departamento.

 

— Hn — Shikamaru torció los labios antes de soltar un estrepitoso bufido, — si ya sabes dónde está quedándose me sorprende que no estés allí suplicándole que vuelva contigo. — Despreocupadamente rascó su mejilla.

— Quería hacerlo, te juro que me he estado conteniendo todo el día por no correr a buscarlo´ttebayo, — Naruto se mordió la lengua, le urgía hablar con alguien y la única persona fiable era Shikamaru que por supuesto jamás le había negado un buen consejo. Hace tiempo que le había contado su penosa situación y aunque la cara confundida de su amigo fue evidente lo único que alcanzo a replicar fue un “que problemático” muy poco entusiasta. Su sugerencia fue dejar que las cosas se calmaran antes de intentar algo más, después de su último desesperado propósito por solucionar las cosas con Itachi cuando lo vio hace unas semanas en el departamento donde vivieron por años.

Que antes de soñar con una reconciliación debía zanjar sus asuntos con Sasuke porque era y siempre seria el ancla de Itachi.

Aunque no quiso aceptarlo tenía razón, por más que amase a Itachi con toda su alma era Sasuke demasiado importante para él y al ser hermanos aquel lazo jamás se fracturaría de manera definitiva sin importar que pasara, así que para alcanzar nuevamente a su pareja debía hacérselo saber a quién pregonase como mejor amigo.

No obstante no pudo buscarlo, su última conversación fue solamente un intercambio de golpes y palabras mordaces que los dejaron algo así como enemigos.

¿Cómo lograría entonces resolver sus dilemas?

— Itachi es demasiado racional, así que será difícil conseguir que vuelva contigo apelando solo a su corazón, tienes que convencer antes a su cerebro para tener avances.

Naruto asintió prestándole toda su atención, podía ser poco brillante por eso atesoraba las palabras de su amigo esperando que lo llevasen a buen puerto, ya no quería oír consejos tontos de su padre o madre y aunque le agradecía a Kushina haberle facilitado la dirección actual de Itachi, la pequeña espinita rencorosa en contra de sus progenitores no era fácil de deshacer.

— Es que ese es el problema, soy demasiado lento para pensar en un buen argumento cuando lo tengo en frente, la última vez le dije todo lo que sentía por él… — tragó saliva con cierta amargura —… y aun así me dejó.

Bajó la mirada enfocándose en la alfombra gris hallando una pequeña macha casi imperceptible, con los hombros caídos se sintió como un estorbo sentado en el sofá de Shikamaru.

— Por eso lo dije, estoy seguro de que Itachi te entendió perfectamente aunque estuvieses balbuceando como niño de primaria. Pero hasta donde sé, él tiende a  balancear toda su vida y en estos momentos los contras deben ser mayores por eso no piensa en otra oportunidad, — la cara confundida de Naruto le hizo sonreír escaso, — piensa que las cosas están mejor estando separados.

Naruto inspiró entristecido, — necesitaré un milagro para que me acepte de nuevo, ¿no es así?

— Vas a morir esperando un milagro, — Shikamaru se levantó de sofá donde se encontraba para acercarse a su acongojado amigo — ¿hay algo más?

El rubio de ojos azules se encogió en hombros, — Shizune nee-chan me llamó, me dijo que había estado intentando comunicarse conmigo o Itachi desde hace semanas, yo estaba tan deprimido que no contestaba llamadas de nadie. — Solo bastó que se mordiera el labio inferior y le dedicase una mirada desolada a su amigo para que este entendiera sin que tuviese que explicarle.

Fueron solo unos instantes de silencio en la que la mirada oscura de Shikamaru le transmitió preocupación, en la que las usualmente facciones flojas se contrajeron con tenue angustia.

— Habla con Minato, sabes que esto puede terminar muy mal.

Naruto asintió sintiendo su pesadumbre aumentar, solo esperaba que Itachi estuviese viendo a otro médico como le dijo a Shizune para dejar botado su tratamiento, para pasar por alto de un modo tan deliberado su salud por la cual habían luchado de manera disimulada y constante desde que estuvieron juntos.

 

 

 

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El viento nocturno le forzó a meter las manos en los bolsillos de su chaqueta al no tener un par de guantes, Naruto había decidido regresar caminando para así al menos agotar lo más que pudiese de esa noche lejos de su solitaria cama, con algo de suerte pudo conseguir un nuevo empleo donde aunque le pagaran ridículamente poco de momento estaba bien.

Ya casi no tenía gastos, su madre se empecinaba en invitarlo a comer todos los días y llevarle la cena de vez en cuando, así que prefirió dejar su paga semanal casi intacta aún tenía una deuda que cubrir, la cual no pensaba dejar en manos de Itachi.

De todos modo fue su decisión, incluso hubiese vendido todas sus posiciones para pagar aquella operación que por breves días le permitió admirar de nuevo la luz en los bonitos ojos negros que siempre amó.

Sonrió en medio de su recuerdo siendo sacado de su introspectiva por un molesto graznido que ya conocía bastante bien. Se giró por inercia hacia donde se originaba el sonido, no debió sorprenderse de que se tratara de aquella negra ave reposando en la cornisa de una ventana, en medio de la soledad de aquel callejón precariamente iluminado por un par de faroles.

—Eres tu — le habló al animal como si pudiese entenderlo, — supuse que estabas con Itachi, creí que lo cuidabas, — agregó oyendo otro crascitar y un aleteo que lejos de parecerse a los retos que solía sobrentender mas se asemejó a un pedido. — ¿Tienes hambre? — arqueó una ceja rubia pero al no obtener respuesta obviamente decidió continuar con su camino, nunca fue muy paciente con aquel ave que solía meterse  cuando no estaba y picotear su comida y sus zapatos, mas parecía un perro que de vez en cuando se dejaba ver.

Aun así y aunque no lo admitiese le alegraba que la negra ave fuese tan dócil con Itachi, como una mascota que podía pasarse por alto las reglas del edificio que no permitía animales. Otro graznido y las negras alas se abrieron dejando caer unas cuantas plumas en su breve vuelo hasta posarse delante de Naruto otra vez, solo que en esta ocasión fue en el letrero de una de las calles.

— No llevo comida conmigo — suspiró desdeñoso, no quería que alguien lo viese hablando con un cuervo y lo tachase de loco, pero en cuanto quiso retomar su marcha el escandaloso graznido y las alas abiertas en su totalidad lo hicieron sobresaltar, — cielos, no me digas que quieres pelear ahora, es un mal momento dattebayo.

Siguió sin obtener respuesta y Naruto consideró seriamente el estar perdiendo el juicio, tal vez estaba enloqueciendo de tristeza, sonriendo amargamente por su boba deducción. — ¿Podría llamarle, sabes? — Su sonrisa áspera se ensanchó mientras sacaba su celular y lo agitaba entre sus dedos, — pero siempre está apagado, cada vez que me manda a buzón me siento peor.

Y como por arte de magia el aparatito comenzó  a sonar, Naruto brincó del susto casi aventando su móvil espantado al leer el identificador, el poseído aparato mostraba en su pantalla “Ita-chan” junto a una foto del Uchiha en llamada entrante. Sus azules ojos se abrieron cuan grandes eran ante lo que parecía la brujería de un satánico cuervo.

 

 

 

 

 

 

Quizá cuando sintió más ligera su lengua y más lentos sus reflejos debió salir de ese lugar y volver a la soledad de su habitación. Ignorando las obvias señales Itachi continuó saciando su sed en compañía de la encantadora desconocida que sonreía con facilidad, es probable que en otro momento de su vida la hubiese invitado a salir pero actualmente solo la había utilizado como un saco provisional donde aventaba algunas de sus penas, ya estaba lo suficientemente ebrio como para que dejase de importarle a quien estaba contándole sus problemas amorosos y familiares.

— A mi… ¡hip! Me sucedió igual — ella también había optado por desahogarse con un desconocido, — tenía una pri-prima, crecimos como hermanas y se metió con mi novio. Los encontré revolcándose en MI cama… ¡hip! — elevó su índice con indignación — pero se lo agradezco, él estaba tan feo que ni se porque me gustaba — carcajeó sacando su móvil mostrándole la fotografía del sujeto.

Itachi no estuvo seguro de porque imitó la acción, es probable que necesitase exteriorizar un poco de la pena que cargaba todos los días. No tardó mucho en encender su móvil que llevaba semanas enteras apagado con excepción de algunas horas en las que le era indispensable, no guardaba demasiadas fotografías en su galería principalmente porque mientras estuvo técnicamente ciego no las necesitó, pero cuando ya pudo apreciar las capturas no dudó en tomar algunas de Naruto e ignorando el pequeño desenfoque de segundos en su visión le mostró a ella la fotografía.

— ¿Es él? — Curiosa se inclinó viendo al rubio de ojos azules que sonreía ampliamente a la cámara con un emparedado en manos, — si está muy guapo… ¡hip! Rubio y de ojos azules, no hay muchos de esos aquí.

— Es mucho más joven que yo… — contuvo su hipar antes de tomar otro trago. Oh cielos, debía estar demasiado tomado como para andar exhibiendo a Naruto.

 

Unos minutos después estaban riendo y no recuerda porque, quizá alguna mala broma se le escapó a alguien, la urgencia de vaciar de nuevo su vejiga le provocó la inesperada sensación de querer oír la voz de su gran amor.

— Llámale, llámale ¡hip! — Lo animó cuando vio las intenciones de su acompañante — yo mandé el mío al diablo porque era un patán, pero el tuyo no parece ser… ¡hip! Tan malo.

No, no lo era, si Naruto pecaba de algo era de ser demasiado bueno, entregando buenos sentimientos como rayos de sol cálidos.

Si tan solo las cosas fueran diferentes.

Sonrió sin darse cuenta cuando el beep de fondo comenzó a sonar, quería escucharlo y decirle cuanto lo extrañaba. Que aunque se repitiese a si mismo que no quería verlo más, sus recuerdos mantenían intacta su imagen regocijándose con tan solo eso.

Cuando los segundos avanzaron sin obtener respuesta empezó a considerar que Naruto podría estar ya durmiendo y lo mejor sería colgar.

­— ¿Itachi?

Respingó al poder oírle, sonriendo aún más sin percatarse de eso o del hecho que estaba hipando con demasiada frecuencia, se sentía por completo lúcido a pesar de estar más que borracho.

— Naruto, mi Naruto no-no sabes cómo te echo de menos ¡hip! — confesó sin rodeos, su sentido común demasiado sedado por el alcohol.

Cuando empezó a oír las preocupadas respuestas se mordió los labios, la cálida sensación de saberse importante para esa persona no había cambiado para nada, aun podía apreciar con claridad esa emoción que lo embargaba por simple palabras.

— No… ¡hip! Claro que no — rio suave apoyándose más en la barra — me encantaría verte… ¡hip! — no podía dejar de sonreír y más al tener cara emocionada de la mujer a su lado. Como le hablaba solo moviendo los labios y juntando las manos como si todos los problemas del mundo se resolvieran con una llamada.

Quizá no con una simple llamada pero probablemente con palabras directas y sinceras, sí.

— ¿Es que no me… me extrañas? — su risa fue más alta al oír una afirmación exagerada, como le pedían la dirección del bar con insistencia.

¿Debería dársela?

Deseaba verlo.

Rayos, maldijo la urgencia que se convirtió en una necesidad vital, a trompicones saltó de donde estaba sentado para ir hacia los baños, estaba demasiado mareado y las náuseas se hicieron presentes súbitamente.

No prestó atención a como dejó el celular sobre la barra aun en medio de la llamada y como su acompañante lo tomaba en manos para llevarlo a su oído.

 

 

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No era religioso pero, por todos los cielos que jamás se imaginó recibir una llamada de Itachi y menos bajo esas circunstancias, nunca lo había visto por completo borracho por lo que esta era una nueva revelación.

Y el pequeño entusiasmo por haber conseguido presenciar una nueva faceta de su “pareja” fue minimizada por la preocupación, se supone que Itachi no podía beber debido a su padecimiento, tenía estrictamente prohibido ingerir alcohol, mas por las medicinas que se supone debería estar tomando. Cuando se bajó del automóvil que ahora utilizaba, cortesía de su madre apenas si tuvo tiempo de sacar las llaves antes de correr al bar que le habían indicado, angustiado por la femenina voz que concluyó la llamada. No le prestó atención a la decoración o a las personas que bebían escuchando la agradable música del ambiente, sus ojos recorrieron con demasiada rapidez buscando a Itachi.

Distinguió los cabellos negros y largos en la barra, sujetos como siempre los llevaba una mujer parecía estar intentando estabilizarlo para que no cayese al piso.

— ¡Ita-chan! — con destreza deslizó su brazo por la cintura del otro consiguiendo erguirlo del todo.

Un escaso espasmo sintió antes de que los ojos negros ojos se giraran en su dirección, — Naru- Naruto… ¡hip! — le sonrió provocándole un escalofrió de emoción en todo el cuerpo, como había extrañado esa sonrisa. Los brazos lo estrecharon casi colgándose de él.

— ¿Tu eres Naruto? ¡hip! — Habló la mujer a su lado — si estas igual que en la foto ¡hip! Todo un encanto — también sonrió acomodando sus cabellos desordenados como podía.

— ¿Tú fuiste quien me dio la dirección?

— Fui yo — asintió tratando de espabilarse, — está más ahogado que yo, no hubiese sabido donde llevarlo ¡hip!

— Te lo agradezco, yo me encargaré ahora de Itachi`ttebayo — otro tirón por parte del nombrado lo forzó a emplear más fuerza para que no acabasen ambos en el piso por los movimientos torpes y las manos que buscaban tocarle el rostro y el cabello.

La mujer soltó una carcajada negando después, — lo sé, lo sé, el no dejaba de hablar de ti — divertida señalaba a Itachi — se ve muuuy enamorado, como puedes buscar a su hermano menor teniendo a alguien como él.

Naruto no se esperó la acusación, — no, yo no-

— Ya, ya, llévalo a casa de seguro que pueden hablar mejor así, a veces necesitamos mandar por un tubo el orgullo para aclarar las cosas y que mejor con esto ¡hip! — levantó una copa en señal de un brindis.

— ¿Y tú? — estaba forzado a preguntar, no podría dejar a una mujer en ese estado en un bar a esas horas.

— Ya vienen por mí — agitó el celular que llevaba en la otra mano.

Asintió cauto, no estaba seguro de si presentarse puesto que ella ya sabía su nombre, — gracias por todo dattebayo — hizo una media reverencia como pudo antes de sacar su billetera y pagar la cuenta.

— Ya la pagué — se adelantó la mujer — fue una noche divertida, así que yo invito.

Esta vez no pudo evitar fruncir el entrecejo levemente, no le gustaba la exagerada amabilidad de la fémina, ¿es que acaso ella e Itachi se conocían?, negó desechando sus repentinos celos. — Gracias, — repitió ayudando al Uchiha a caminar.

— A-adiós… ¡hip! ¡Yo te llamaré! — exclamó agitando su mano en señal de despedida para enfocarse de nuevo en Naruto intentando por todos los medios hundir su nariz en el cuello de quien era más alto que él por un par de centímetros.

Naruto maniobraba tan bien como podía para no acabar tropezando con sus propios pies, indudablemente Itachi no pesaba demasiado pero se removía tanto que era difícil guiarlo sin querer cargarlo en brazos. — Ayúdame un poco Itachi — reclamó sin convicción cuando tuvo que abrir la puerta del vehículo, una risa suave y un torpe beso en la mejilla es lo que recibió a cambio y no pudo evitar sentirse feliz.

— En verdad… viniste — dijo al estar por fin sentado en el asiento del copiloto mientras Naruto acomodaba el cinturón de seguridad.

— Por supuesto, mira como estas. Si esa mujer no me decía donde estabas hubiese tenido que buscar en todos los bares de la ciudad dattebayo.

— Seguro que sí.

Se guardó cualquier cosa que quisiese responder al notar como un par de lágrimas se escabullían de los ojos negros antes de que Itachi sacudiese la cabeza parpadeando con rapidez. — Voy a llevarte a casa si no te molesta.

Sin esperar respuesta se apresuró al asiento del conductor escuchando vagamente el susurro de ya estoy ahí que Itachi soltó, su corazón comenzó a latir apresurado consiente de que cualquier cosa que le dijese ahora sería negada al amanecer, cuando recobrase del todo su lucidez.

 

Naruto no planeó tirar sus llaves dos veces cuando intentó abrir la puerta del departamento pero los ocasionales besos e Itachi en su cuello no le dejaban concentrarse, tampoco planeó que nada más al dejarlo en el sofá el otro se apurase al cuarto de baño para devolver algo del alcohol ingerido, menos planeó ayudarlo a cambiarse de ropa cuando la que llevaba inevitablemente se manchó, tuvo que prestarle un cambio al ya no quedar casi nada de las pertenencias de Itachi allí.

— ¿Quieres comer algo? Ayudará a que se quite antes la borrachera.

— No.

— Entonces trata de dormir, yo estaré en el sofá si necesitas algo — quiso dejar a Itachi en la cama para que pudiese descansar pero nuevamente los brazos de quien fuese su pareja se extendieron sujetándolo, era demasiado doloroso tenerlo tan cerca y saber que no podía tocarlo.

— Quédate conmigo… sigue hablando, quiero oírte ¡hip! — le sonreía en medio de su expresión entristecida le regaló el hermoso gesto.

Inspiró, no tenía caso hablar en esas condiciones, — ya sabes que voy a decirte Itachi y tú no quieres seguir oyendo lo mismo-

— Quiero oírlo, claro que quiero oírlo — como pudo se incorporó quedando de rodillas a su lado — tu voz ha sido mi único refugio desde que no podía verte… ¡hip!

Itachi estaba soltando frases que ocasionaban un revoloteo de emoción en el estómago de Naruto, como si en lugar de mariposas tuviese una parvada entera de colibrís en un jardín, había anhelado y extrañado cada sensación que experimentaba con su sola cercanía. — No me hagas esto Itachi, sabes que te amo…

Más que una confesión fue una súplica, le concedería cualquier pedido sin importar las circunstancias si con ello podía perderse de nuevo en los largos y cenizos cabellos, en la suave piel, en los brazos que tan solo con rodearlo le atrapaban arrebatándole cualquier tipo de tristeza regalándole emoción en su lugar.

Los negros ojos se le quedaron fijos como si desmenuzaran hasta el más mínimo de los secretos de su alma, ojalá que con ello pudiese hacerle entender que jamás dejaría de amarlo, que hasta los escasos lunares en su espalda Naruto los tendría siempre presentes.

— Yo también te amo… — hipó quedito esta vez, como deseando que el repentino espasmo desapareciese, — tanto, tanto… que quisiera ahogarme antes de dejarte ir.

La hermosa confesión fue realmente dolorosa para Naruto, no podía entender que a pesar de que sus sentimientos eran recíprocos Itachi se empecinara en apartarlo por la burda creencia de que debería correr a los brazos de Sasuke como si fuese un neumático de cambio. Solo entonces las palabras de Shikamaru resultaron del todo ciertas, en sus cinco sentidos Itachi era tan racional que un simple “te amo” no bastaría para hacerlo declinar en una decisión tan importante…

Pero quizá.

Es probable que en aquel momento pudiese traspasar esa pesada barrera y escarbar en sus emociones, hacerle saber que lo amaba, que lo necesitaba a su lado y que continuaría intentando recuperarlo a pesar del tiempo hasta conseguir regresarlo a su hogar.

Fueron los delgados labios de Itachi los que le devolvieron a su situación actual, cálidos y reconfortantes pudo ignorar sin problemas el regusto a alcohol. Lo abrazó entonces, correspondiendo con todo el corazón. Se inclinó recostando con facilidad en el colchón a quien era su mayor por casi seis años, sin dejar de besarle, sin dejar de palpar cada suave rincón de su boca, regodeándose en los quedos jadeos que soltaba de tanto en tanto.

— Arruíname esta noche… — fue el murmullo de Itachi a su oído cuando al fin sus labios lograron apartarse.

Lo entendía, Naruto pudo entender claramente a que se refería, no sería la primera que le hiciese un pedido de aquella clase en la intimidad, era por completo consiente de que Itachi no le era indiferente al dolor y podía recurrir a él para sentirse mejor consigo mismo, Lo que podría definirse como algún tipo de fetiche para Naruto era más como una petición sutil de que deseaba recordar el momento tanto como le fuese posible. No, no iba a ser brusco, ni mucho menos torpe pero podía permitirse complacerlo aunque fuese un poco.

Por eso sus labios no tardaron en descender por su cuello, consiguiendo entre beso y beso aprisionar la tersa piel hasta rodearla con sus dientes succionando de paso para dejar una tras otra vistosas marcas, nunca fue bueno para ello por eso debía aplicar sus dientes pero Itachi jamás se quejó de aquel trato, siempre pareció disfrutar de las atenciones jadeando suave cuando se dignaba a dejarle los pequeños moretones, en esta ocasión fue igual por lo que los resoplidos satisfechos no tardaron en estrellarse en su oído.

Se sentía tan maravilloso que no tardó en recorrer toda la silueta ajena con sus dedos, buscando debajo de la que fuese su camisa, su corazón revoloteaba de alegría rememorando cada centímetro de Itachi, repartiendo caricias desde las costillas hasta los muslos, besando el pecho ahora que los botones destrabados al fin le permitieron acceder. Las blancas manos no tardaron en imitarlo, tocándolo sobre la ropa aun en su estado etílico logrando con habilidad quitar broches y bajar cierres.

La simple fricción entre la piel expuesta le hizo delirar, todo lo que deseaba observar se hallaba delante de él, todo lo que deseaba sentir se encontraba entre sus manos, Naruto jadeó alto sintiendo un nudo en su garganta consecuencia de su emoción.

Deseaba llorar.

Convertir aquel momento en eterno sería su mayor logro.

— Naru… Naruto — Itachi resoplaba tan cerca de sus labios que le era imposible no besarlos, acariciaba su ya endurecido miembro por sobre la ropa erizándole hasta el más diminuto vello, así que prosiguió.

Con verídica devoción fue desvistiéndolo, deteniéndose tanto como podía para contemplar su figura aun en las penumbras que la tenue lámpara en la mesita de noche se esforzaba por aplacar, podía recordarlo a la perfección, las zonas que tan solo al ser rozadas ocasionaban gemidos suaves en Itachi, las escasas cicatrices que aún se mantenían visibles en una de sus piernas, cada ínfimo detalle decidió grabarlo nuevamente en sus memorias para asegurarse de no olvidarlos jamás.

Las caderas de su amor se elevaron a tientas, deseando apresurar la faena restregándose contra su entrepierna tentándolo con efectividad. Naruto se inclinó cuanto pudo casi aplastándolo para que dejase de apresurarlo, un pequeño bufido de inconformidad le oyó y no pudo evitar una breve risilla.

— No te preocupes, voy a arruinarte esta noche´ttebayo — sonrió mostrando todos sus dientes, casi delirando de felicidad ante la expresión sofocada en Itachi, las mejillas demasiado rojas como no recordaba haberlas visto antes probablemente debido al alcohol, la boca entreabierta emitiendo jadeos vagos cada vez que una caricia desvergonzada rozaba su miembro. No le tomo mucho tiempo el decidirse, sus besos entonces descendieron hasta tocar la punta de su falo, Naruto no tardó en engullirlo oyendo un jadeo más alto esta vez, un temblor en las piernas de su pareja que se esforzaba por no cerrar debido al placer.

Siempre lo asaltaba una adictiva ola de satisfacción cuando lo tenía de aquella manera, derrengado sobre las sábanas jadeando su nombre en medio de frases inconclusas hasta el borde de desfallecer, pero Naruto cesó antes de que se corriera, trató inútilmente de contentarlo con besos y mordidas entre los blancos muslos, el ceño fruncido en Itachi fue demasiado seductor.

Aún mantenía el lubricante y los condones en aquel cajón de su buró pero Naruto estaba seguro de que no le dejarían acceder a esos complementos. Así acercando sus dedos a los labios de Itachi se deleitó cuando comenzó a chuparlos, recorrerlos con la lengua casi desde los nudillos con desesperación, quiso ser cuidadoso pero no era parte de su acuerdo así que cuando introdujo uno de sus dígitos ya ensalivados un gemido alto le regalaron.

Itachi parecía querer suplicar, él te necesito bajito que soltó solo ocasionaron que se apresurara a dilatarlo como pudiese agregando otro dedo con rapidez tan solo para quitarlos después, se acomodó como pudo llevando las piernas de Itachi rodeando su cintura para penetrarlo con avidez, casi se deshizo en satisfacción al estar nuevamente dentro de él.

Naruto sabía que por la respiración irregular y el ligero temblor en sus labios Itachi estaría adolorido después, pero lo llenaría de mimos y caricias para hacerlo sentir mejor, se aseguraría de que al menos no lo apartara hasta hacerlo sentir del todo mejor.

— Muévete… Naruto… — los brazos blancos se alzaron hasta tocar sus mejillas atrayéndolo para poder besarlo.

Y solo eso necesitó, comenzó a moverse con rapidez aferrándose a sus caderas con fuerza dándole todo lo que Itachi le pidiese, sin negarle absolutamente nada.

Naruto entonces rogó, rogó que cuando todo aquello acabase no volviesen a su penosa separación.

No me rechaces al amanecer, por favor.

 

 

 

 

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Cuando abrió la puerta y la bella figura de Kushina se dibujó, Minato no tuvo más opción que hacerse a un lado y dejar que ella entrara en su departamento.

Ya daban más de las once de la noche así que la visita le ocasionaba  bastante curiosidad. — Puedo ofrecerte té si gustas, — sonrió como pudo, no había tenido el mejor de los días desde hace bastante.

La pelirroja negó yendo a sentarse a uno de los sofás.

— Hace poco me topé con Rin, me sorprende que aun este soltera. Me comentó que Jiraiya fue a verte — endureció levemente sus facciones, — no sabía que estaba fuera de prisión.

— Salió hace poco, no vino por nada relevante.

No deseaba hablar de Jiraiya ni de su última conversación, ese asunto era demasiado delicado y hasta el momento no había tenido oportunidad de tratarlo con Naruto o Itachi con todos los problemas que la pareja tenía últimamente. Lo mejorera cambiar de conversación.

— ¿Sucede algo con Naruto?

— Algo así — carraspeó apoyando sus manos sobre sus rodillas, — hace un par de días le dije a Naruto donde está quedándose Itachi — fue lo más directa que pudo.

Minato quiso reclamar pero se mordió la lengua, — acordamos en que-

— No acordamos nada, Minato. — La fiera mirada de la mujer lo interrumpió — es mi hijo también y creo que me has estado excluyendo de un asunto demasiado importante. ¿Es que no lo ves? Está tan deprimido que ya empieza a preocuparme, pienso que debe hablar con Itachi.

Enarcó una ceja levemente confundido, — es mejor que dejen las cosas así.

— Esa debería ser mi línea.

— Lo sé, creí que no te agradaba Itachi.

— Y no lo hace — se puso de pie pasando sus manos por sus falda para alisarla — pero eso no tiene nada que ver con la felicidad de Naruto, no soy un monstruo para querer imponerle a quien debe o no elegir de pareja, además… — se mordió en interior del labio inferior antes de continuar — aunque quiera negarlo ese Uchiha tiene muchas cualidades que han ayudado a Naru a crecer.

— Estoy gratamente sorprendido pero en esta ocasión es mejor no ayudar a una reconciliación.

— ¿Por qué no? — frunció el ceño molesta cruzando los brazos — espero me digas de que va todo esto, si no eres claro conmigo no esperes que no ayude a nuestro hijo.

Resopló acercándose al fin, mantener una conversación desde el recibidor a la sala era demasiado informal. — Es difícil de explicar.

— Puedes empezar a intentarlo, porque no entiendo porque están dramatizando este asunto, es verdad que Naruto se equivocó pero por lo que se está genuinamente arrepentido y el beso con esa mujer fue cuando estaba cayéndose de borracho, — sus claros ojos se afilaron — ¿hay algo más, verdad?

— No es una mujer — no deseaba ponerla al tanto de todo pero quizá ella tenía razón, la estaba manteniendo muy al margen de algo que también la concernía del todo, nunca dejarían ser padres de Naruto, — fue con Sasuke.

Ella se sobresaltó manteniéndose rígida de repente, casi como autómata giró su rostro para verle de frente.

— ¿Lo dices en serio? — se llevó ambas manos para cubrirse la boca cuando el asintió — ¿Qué diablos pasa con ese muchacho?

— Sasuke está confundido-

— Vaya confusión — completó irónica — ahora entiendo un poco del porque Itachi esta tan dolido, yo tampoco querría saber nada de estar en su lugar. — Sus inquisidores ojos no dejaron de observarlo — cuéntame que está pasando, Minato. Merezco saberlo si eso afecta a mi hijo.

Dudó ante la petición y más cuando ella se acercó para mirarlo directamente a los ojos, tal vez el también necesitaba un concejo y aunque fue hace años aquella mujer fue su fiel confidente.

 

 

 

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Fue la jaqueca infernal la responsable de interrumpir su sueño, las agruras en su paladar provocaron que sus tenues nauseas fueran aumentando, la resaca en esta ocasión fue como aquellas que se mandaba en la preparatoria. Con extrema parsimonia fue incorporándose presionando los dientes cuando llegó a quedar sentado sobre lo que supone sería una suave superficie.

Tardó bastante en darse cuenta que estaba solo cubierto por las sábanas y mucho más en hilar sus escasos recuerdos sobre lo sucedió la noche anterior, su mano derecha cubrió su boca cuando las arcadas fueron insoportables, se apresuró al cuarto de baño para devolver bilis y saliva en el retrete. Sintió mas nauseas cuando una espantosa tos lo asaltó mandando también restos de sangre.

A tiempo pudo controlarse y tirar de la cadena cuando unos pasos apresurados irrumpieron.

— ¡¿Itachi, estas bien?! — la espantada voz de Naruto fue la responsable de que memorias vagas lo hicieran sentir peor.

Había bebido en aquel bar con aquella mujer, accediendo ingenuamente a contarle sus problemas desencadenando sus tontas acciones que lo llevaron a llamar a Naruto para estropear lo que apenas estaba logrando.

Alejarse de él.

No recuerda bien como llegaron al departamento, ni como terminaron en la cama donde obviamente el resultado lo resentía en la espalda, palabras sueltas y caricias reconfortantes eran lo más claro en sus memorias.

Se había dejado llevar.

— Voy a buscarte un analgésico, ¿quieres tomar una ducha? — repartía vagas caricias en su espalda y cabello enredado ayudándolo a ponerse de pie cubriéndolo con la sábana que había arrastrado.

— Si — apenas asintió dirigiéndose con obligatoria ayuda a la ducha.

— Voy a buscarte algo de ropa limpia y una toalla — le sonreía, con esa infinita capacidad de trasmitir afecto con su expresión y solo le hizo doler el corazón.

Itachi tragó pesado asintiendo esperando que lo dejara solo, cuando Naruto salió tiró de las cortinas plásticas antes de abrir el grifo, el frío le asaltó antes de que pudiese regular la temperatura. Lo había echado todo a perder, había entregado esperanza de una reconciliación cuando ayer también le aseguró a Sasuke que no debía preocuparse… que no regresaría con Naruto.

Cerró los ojos cuando las lágrimas acudieron a ellos, ¿es que nuevamente debería pisotear los sentimientos de Naruto?

Negó con fuerza, no quería hacerlo.

El agua lo empapó por completo cayendo desde su cabello hasta los pies, perdiéndose entre los azulejos hasta llegar al desagüe, al menos con el sonido pudo permitirse algunos sollozos. No se creía capaz de dejarlo de nuevo, quizá podría intentar fingir que no recordaba nada pero tan solo al ver las manchas rojizas en sus piernas y torso las memorias se aclaraban con rapidez.

Fue maravilloso sentirse amado por quien amaba, nuevamente.

Un sueño del que había despertado demasiado pronto, lento terminó de asearse antes de asomarse con cautela viendo la toalla y la ropa sobre la canasta de ropa sucia que reposaba al lado del lavabo. Estiró su brazo para tomar la tela con la que procedió a secarse queriendo ahogar del todo sus sentimientos con la simple acción, ahogar vivencias y olvidar hasta el nombre de Naruto…

 

Cuando estuvo vestido el reflejo que le devolvió el espejo fue demasiado penoso, sus ojeras estaban demasiado pronunciadas, su cabello enredado y poco atractivo. Estiró un poco el cuello recorriendo con las yemas de los dedos los leves hematomas que la boca de Naruto le dejó.

 

 

— ¿Estas bien? El desayuno ya está listo. — dijeron desde el otro lado de la puerta dando un par de toques.

— Si, ya voy.

Musitó pero fue suficiente para que lo dejaran de nuevo por completo solo, casi como un fantasma fue hacia el comedor viendo la comida dispuesta que nada de apetito le provocó, hasta lo dangos que Naruto colocaba en un plato le ocasionaron agruras de nuevo, aun le dolía la cabeza y una punzada progresiva en el pecho distaba mucho de ser solo ocasionada por sus emociones.

— Supuse que tendrías hambre, preparé café y unos huevos revueltos, hay pan y… — casi apenado le tendió los dangos — te compré algunos dangos, pude llegar antes de que se acabaran— estaba forzando una sonrisa evidentemente, quizá compartía las mismas preocupaciones que Itachi— los… ¡el analgésico! — elevó la voz poniendo a su alcance la pastilla blanca y un vaso de agua.

Los delgados dedos de Itachi tamborilearon sobre la mesa decidiéndose a si tomar el vaso, pero tomó la pastilla y la dejó caer en el agua ocasionando que la efervescencia bullese en cientos de burbujas transparentes.

— Naruto… — dijo sin querer mirarlo, sería más difícil abandonarlo de nuevo viéndole a los ojos, a ese azul tan intenso que lo retenía sin esfuerzo, lo necesitaba tanto.

— Por favor, no ahora.

Respingó forzándose a mirarlo, sintiendo de nuevo esa punzada dolorosa recorrerle el pecho al verle suplicante.

— No tiene sentido posponerlo — inspiró hondo.

— Lo siento… sé que me aproveché de la situación, en verdad lo lamento dattebayo.

Sus negros ojos se abrieron algo más al escucharlo, la repentina disculpa lo descoló por completo. Jamás se le pasó por la cabeza considerar que Naruto pudo haber tomado ventaja de la situación la noche anterior, si bien había estado bebiendo hasta casi tener todos sus recuerdos borrosos estaba por completo seguro de que nunca podría forzarlo de esa manera, ni querer aventajarse con tanta malicia. Era imposible considerarlo porque si algo recordaba eran las suaves caricias que correspondió más que complacido.

Sacudió la cabeza negando, — no te aprovechaste de nada — aclaró antes de tomar el vaso para beberlo presuroso queriendo perderse entre las burbujas que quemaron su sensible garganta, necesitaba ganar aunque fuesen solo segundos para ordenar sus ideas y elaborar un discurso que no rompiese de nuevo el corazón de quien amaba.

— Lo hice, no estabas consiente del todo y-

Itachi no estuvo seguro de porque calló tan repentinamente, quizá se preocupó debido al abrumador vértigo que le hizo apoyarse contra la mesa o a la tos que le atacó sin poder evitarlo, su pecho se contrajo dolorosamente forzándolo a usar su mano derecha para presionarlo, arrugando la camiseta que vestía en un vano intento por calmarlo.

— Itachi-

Le llamaron pero el sonido se oía demasiado distante, jadeó entre el ataque de tos sintiéndose mareado de repente, su vista se empañó cuando sus piernas no pudieron seguir sosteniéndolo cayó de rodillas ante un nuevo y desesperado llamado.

Trataron de contenerlo pero fue inútil, su garganta dolió tanto como su pecho sin mitigar los espasmos que parecían estar arrancándole hasta las vísceras, se dobló cubriéndose la boca esta vez pero fue inútil…

La sangre se precipitó sobre su palma, tan abundante que terminó en el piso en un charco alarmante. La voz desesperada de Naruto resonaba en sus oídos pero aunque lo intentase no pudo hacer nada para que su agotado cuerpo le obedeciera.

Solo entonces las borrosas figuras se tornaron por completo oscuras y una súbita calma le permitió descansar.

 

 

 

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(Parte II) 13.- Won´t be unhappy

 

 

Notas finales:

 

 

(1) Ella: Hace referencia a la madre de Kamina, nada relevante para la historia.

 

 

- En la discusión entre Sasuke e Itachi, por si resulta demasiado confuso Itachi se refiere a que si Sasuke le decía que estaba enamorado de Naruto en la primera parte, es decir cuando tenía 16 años en lugar de acosarlo como si quisiera algo con Itachi este jamás habría vuelto con Naruto.

 

 

 

Siento la demora en verdad, la vida real está llena de responsabilidades para todos y los pocos minutos de descanso no me sirven si están todos regados durante el día. Respecto a este capítulo había imaginado a Itachi como esos ex que te llaman estando borrachos (:D) no puedo verlo de otra manera cuando se le sube el alcohol más que como alguien que pasa a hablar de más y hacer cosas bobas. La mujer es un personaje sin importancia, hubiese usado a algún miembro de akatsuki pero ninguno hubiese dejado que Itachi llamase a Naruto en ese estado y menos haberle alentado de esa manera.

Algo más de 11k de palabras, ojala haya valido la pena el retraso. Solo queda un capítulo más y terminamos este fic que… en verdad me tomó su tiempo por diversas razones, gracias a quienes siguen aquí leyendo después de tanto y gracias a quienes se animan a darle una oportunidad a la historia. Lamento los errores que puedan quedar, lo revisé pero a veces se me pasan.

Cualquier duda o sugerencia es bienvenida, cuídense mucho y saludos.

Yae.

 

 


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