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Amnesia por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí se sabrá lo que quiere Rukawa de su ex compañero. ¿Lo conseguirá?

Amnesia

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo 2: La petición

 

Rukawa entró en el despacho donde su padre trabajaba desde primeras horas de la mañana hasta la última de la noche, aunque a veces su jornada le impedía marchar antes de las dos  o tres de la madrugada. Viéndole trabajar con tanta eficacia y energía se preguntaba como conseguía mantenerse en forma durmiendo tan pocas horas.

-Hola, padre… -se acercó hasta su costado, apoyando su trasero en el borde del escritorio.

-Hola, hijo… ¿Qué es lo que te trae aquí? –preguntó sin sorprenderse por la actitud despreocupada de su hijo.

-Sakuragi… -vió que su padre no había olvidado lo que le habían hablado en una oportunidad, cuando le confesó que era gay y su padre le sorprendió hablándole del negocio que dirigía y que podía servirse de él para sus necesidades- Le he encontrado.

-¿Qué harás con él? –dio por sentado que lo tenía en su poder.

-De todo…, no recuerda quien es. Tiene amnesia total. Puedo manejarle a mi antojo, ya he empezado a hacerlo.

-¿Qué hiciste? –sintió curiosidad, nunca había visto a su hijo sentir tanto rencor por persona alguna.

-Le dije que trabajaba para mí para pagarse la universidad.

-Creí que dijiste que tenía una beca y que también trabajaba en el comedor de la facultad.

-Cierto, él no lo recuerda. –él se enteró por uno de sus antiguos compañeros de equipo, Kogure.

-Y exactamente ¿Qué trabajo tenía? –su hijo tenía una vena malévola.

-Al principio solo le dije que posiblemente alguno de sus antiguos clientes querrían volver a verlo. No le especifique claramente que tipo de clientes eran, pero luego le di a entender que trabajaba aquí, él mismo interpretó que era un prostituto. No pareció muy sorprendido, lo que me lleva a pensar que si se ha movido tanto como me dijo con toda probabilidad no ha tenido un trabajo fijo.

-Y solo por eso crees  que se ha prostituido.

-Si no lo ha hecho, ¿Cómo ha conseguido mantenerse vivo después de diez años de vagabundeo?

-Ha podido encontrar amigos.

-Seguro que ha encontrado muchos "amigos" –recalcó con ironía- y mira por donde, acaba de encontrar uno que lo quiere domado para ser un sumiso esclavo.

-¿Eso es lo que quieres de él?

-Si…

Echó hacia atrás el sillón giratorio para verle de frente. Kaede seguía apoyado en el borde del escritorio, mirando al frente, hacia la pared, sin mirarle a él, no se molestó por su fingida falta de interés, solo entonces Kaede giró el rostro hacia él, mirándole fijamente.

-¿Has pensado en alguien para conseguir lo que te propones?

-Si, tú… Eres el mejor Amo que puedo encontrar para él.

-¿Por cuanto tiempo? –preguntó pasando la punta de la lengua por sus labios, había visto fotografías del chico y ahora diez años después sería muy apetecible convertirlo en un sumiso. Adiestrarlo sería un enorme placer. Sabía que si no mostraba un interés por el chico su hijo podría recurrir a otra persona. Él mismo había convertido en Amos a algunos de sus chicos y tenía que reconocer que eran en algunos aspectos mejores que su maestro.

-Hasta que te canses de él… -lo pensó mejor al ver el brillo lascivo en la mirada de su padre-… espera, por seis meses es todo tuyo, tendrás su exclusividad, le llevas a tu refugio y le enseñas tus juguetitos, ya sabes que nunca acepté a ninguno de tus chicos, no me gustan que se rebajen, pero con este es distinto voy a disfrutar humillándole, avergonzándole ante sus ojos para que sepa lo bajo que ha caído. –sabía que si había esperado diez años para tener su revancha, seis meses no era nada.

-Él no lo sabrá. –objetó.

-Pero yo si y con eso me conformo. –sabia que se refería al Sakuragi adolescente.

-¿Le tienes en tu casa?

-Si.

-Sabes que es peligroso lo que intentas. Si su familia se entera que le retienes… -ese era un tema bastante peliagudo, si Sakuragi era uno de los miembros más importantes de esa familia, porque motivo había transcurrido su adolescencia y su juventud como si fuera un pobre chico y si no lo era porque ese afán en encontrarle, prácticamente habían movilizado toda la isla para dar con él sin resultados positivos, ni siquiera la policía aleccionado por ellos o las recompensas ofrecidas consiguieron que alguien diera una pista fiable de su paradero y ahora diez años más tarde, cuando prácticamente su búsqueda estaba interrumpida aparece su hijo diciéndole que le ha encontrado.

-Por eso te necesito… quiero que se acostumbre a llevar siempre una mascara que oculte su rostro, una mascara de látex, cuero o lana, me da igual, y que nunca se quite ni de noche ni de día, pon en practica con él ese comportamiento social adquirido tan cacareado que tienen los científicos hacia los pobres animales. Que sepa que si intenta quitársela le ocurrirá algo malo.

-¿Cómo qué?

-Estoy seguro que tú encontraras la forma de adiestrarle. –dijo sentándose en su regazo a horcajadas y echando sus manos alrededor de su cuello- Nunca me has fallado y estoy seguro que tampoco ahora lo harás. ¿No es cierto, papi? –empleó un tono mimoso, de quien esta acostumbrado a conseguir cualquier cosa.

-Eso que quieres es más peligroso que retenerlo. Te prometo que intentaré encontrar el modo que lleve una mascara de látex, pero que bajo algunas circunstancias puede quitársela. –Al ver su gesto de frustración añadió- Necesitara asearse el cabello y si le obligas a llevar siempre esa máscara tendrías que matarle para poder quitársela si por cualquier circunstancia se da la necesidad.

-Gracias, padre. –Comprendió sus razones y se avino a su deseo- ¿Cuándo quieres que te lo entregue?

-Por de pronto, me iré un par de días dejando al frente a tu tío, prométeme que no te pelearas con él.

-Eso díselo a él. Al parecer disfruta haciéndome sentir como un inútil.

-No lo eres y él lo sabe.

-¿Puedo saber donde irás? –inquirió, despreocupándose por completo del hermano de su padre, aún él se complacía humillándole, el poder estaba de su parte y Yuusei-san lo sabía, él había descubierto su punto flaco y si se ponía demasiado pesado le haría saber lo que podía pasarle.

-Necesito averiguar donde puedo llevarle. Tiene que ser un lugar, donde la familia Sakuragi no tengo ni parientes, ni conocidos ni contactos. Ese clan muy poderoso y si descubren que tenemos a la persona que estaban buscando con tanto afán, si se enteran que lo tenemos en nuestro poder, ni tú ni yo viviremos lo suficiente para encontrar justificación a lo que intentas hacer con él.

-De acuerdo, lo haremos a tu manera. Dime cuando estas listo para empaquetártelo. –se levantó.

-Te llamaré…

-Esperaré impaciente tu llamada. –dijo dirigiéndose hacia la puerta, que en ese momento se abría.

-Oh, el hijo prodigo se digna a visitarnos –comentó burlón Yuusei-kun, luego miró hacia su hermano- Me hiciste llamar.

-Idiota… -salió del despacho sin dirigir la mirada atrás.

-Un día te encontraras con una sorpresa –comentó a su hermano.

-¿Qué quieres decir? Tu hijo, lamentablemente mi sobrino, es un completo inútil. Tu bien sabes y lo sabemos todos los que nos rodean que solo vive para una cosa.

-¿Ah si? ¿Cuál? –sentía curiosidad por conocer su opinión.

-El básquet… solo recordó que tenía un padre cuando se lesionó y vino aquí a lamer sus heridas.

No podía negar que algo de razón tenía. Solo había una cosa que no sabía, el mismo apartó a su hijo de su mundo para que creciera fuera de su ambiente, dándole así la oportunidad de elegir por si mismo.

-Me hiciste llamar –dijo quedándose de pie al otro lado del escritorio.

-Si, voy a ausentarme unos días. –no necesitaba decirle más, por de pronto con eso era suficiente. Sabía que durante sus ausencias el mando quedaba en sus manos, luego tenía que darle conocimiento de todas sus decisiones para avalarlas o no, por ese motivo procuraba no cometer errores. Ambos sabían cual era la posición de cada uno, su hermano, en el pasado había cometido uno bastante grave, y bien sabía que un segundo error no le sería disculpado.

Continúa en el próximo capítulo…


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