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Volverás A Mí por UsamiSaori

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Notas del capitulo:

Seguimos! La subo rápido porque me dieron ánimos los reviews :3 lamento que los cápitulos tengan sólo nombres de los personajes lol pero no se me ocurrían otras cosas xD

Disfruten y no olviden dejar un review ;)

Ah y dejaré un glosario al final, porque utilicé algunas palabras en japonés en este cap lol.

Onodera Emi.

 

            —¿Has oído que durante nuestro receso de invierno, volvió Onodera-sama? —cuchicheaba una mujer a su amiga—

            —¿Onodera Ritsu? ¿El nanahikari? —ésta se veía completamente sorprendida—. Pero, ¿Que acaso no había tomado la cabeza de la Editorial Onodera tras el retiro de su padre?

            —Si, lo sé. Pero luego de tanto tiempo, decidió volver a Marukawa. Nadie sabe la razón, pero según rumores, es porque está interesado en Takano-sama —se bebió su cappuccino con calma, parecía muy pagada de sí misma—

            —¿Qué? ¿En Takano-sama? ¿Acaso es gay?

            —No lo sé, es muy probable, después de todo, Takano-sama es muy guapo, hasta los hombres caen a sus pies —continuó, mirando a su alrededor, para ver si no habían moros en la costa—. Otros rumores dicen que ya tenían una relación 15 años atrás, pero que tras conflictos, Onodera lo dejó.

            —¿Sabes, Yuki? No creo que ninguno de los dos sea gay —replicó la amiga con una mueca de disgusto—

            —¡Pues créelo amiga, esto está que arde!

        —Buenos días, ¿De qué hablan, señoritas? —las jóvenes voltearon sobre sus talones completamente aterradas. Un hombre de unos cuarenta y tres años, de cabello castaño claro y ojos verdes las observaba con severidad—

            No podían creer lo que sus ojos veían y sus corazones palpitaban desbocados por el miedo que les recorría por la espina dorsal.

            —B-buenos días, Onodera-sama —dijo la primera, la chica chismosa—. O-okaeri.

            —Hum, arigatou. ¿El departamento de manga shoujo sigue en el mismo lugar? —inquirió observando su reloj, impaciente—

            —Hai, Onodera-sama —respondió la segunda, un poco más tranquila—

            —Gracias de nuevo. Antes de que se me olvide, alrededor de las tres, vendrá mi hija, Onodera Emi, espero que la traten con respeto y que me la manden lo más rápido posible —informó sosteniendo su maletín con fuerza—. Ah y dejen de chismosear en los pasillos.

            Terminado eso, subió al ascensor, que lo llevaría al día más largo de su vida, probablemente. Odiaba el hecho de que Emi había insistido el venir al nuevo trabajo de su padre, como si tuviera cinco años y su vida dependiera de ello. Lo último que Onodera deseaba era que Emi se topara con malas compañías.

            Su querida hija era una joven de 16 años. De cabello castaño, corto hasta los hombros y brillantes ojos esmeralda. Era una chica dulce, hermosa e independiente en ciertos sentidos, pero recelosa por su padre y sobre protectora, era muy lindo de su parte querer cuidar a su padre así, pero llegaba a ser demasiado terca y fastidiosa para su gusto. Ingresaba aún en la preparatoria, amaba a los animales y soñaba con ser una gran veterinaria algún día, otro hecho que lo fastidiaba.

            El ascensor se detuvo y en un suspiro estuvo fuera de éste.

            No necesitó buscar el lugar indicado, lo recordaba perfectamente como si apenas ayer estuviera prácticamente pasando todo el día allí. Había estado por la editorial Marukawa desde hacia unas semanas, pero todo era estúpido papeleo para transferirlo y aún no había pisado el departamento de manga shoujo, hasta ahora.

            El lugar no había cambiado nada. Estaba tan femenino y rosado como siempre, lleno de esa extraña aura de romance, tranquilidad y ensueño de una típica quinceañera, él más que nada sabía cómo se sentía vivir con una quinceañera y el hecho lo molestó de nuevo, ese día estaba muy irritable y todo lo molestaba.

            Lo primero que vio, fue a un hombre de cabello negro y ojos marrones que hablaba entretenidamente con una joven de igual cabello negro largo y ojos miel, era evidente el tremendo lazo que tenían, y eso lo golpeó en el corazón. Recordó una memoria que rápidamente eliminó de su mente. Carraspeó.

            —Buenos días —saludó Onodera, sin moverse un centímetro—

            Los dos presentes voltearon la mirada, el hombre sonrió al verlo.

            —¡Ah, Ricchan! Bienvenido de nuevo a Marukawa —saludó sonriéndole sinceramente—. Esta es mi hija, Yukina Yume. Seguro la recuerdas.

            —Si, claro. Un placer verte de nuevo. Si Kisa-san no me decía que eras tú, no me lo hubiera imaginado —declaró el castaño. La última vez que vio a Yume fue hace 15 años, no se lo hubiera esperado—

            —¿Onodera-san? Takano-ojisan me ha hablado mucho de usted. Es un placer conocerlo ahora que tengo uso de neuronas —se rió ante su propio chiste y estrechó la mano con el mayor—. Ok, debo irme, Shouta tou-chan. Kou tou-sama me está esperando para mostrarme algo.

            —¿Oh, en serio? Bueno, ten mucho cuidado, ¿Vale?

        —Hai, ai shiteru Shouta tou-chan —la joven besó su mejilla y salió saludándolo con la mano, respondió con un leve asentimiento de cabeza—

            —¿Cuántos años tiene?

        —Diecisiete. Que no te engañe que sea tan cariñosa, al igual que Kou, por dentro es un monstruo —le comentó, tomando asiento frente a su escritorio—

            Recordó la pequeña conversación que había entablado con ella, había mencionado a Takano como su tío y eso era de esperarse, pero la manera en que hablaba de sus padres fue otra cuchillada en su corazón, al parecer, se llevaba bien con ambos y se notaba plenamente la armonía que tenían unos con otros. La envidia trató de apoderarse de su corazón, pero lo reprimió.

            Kisa Shouta, su compañero de trabajo en la editorial Marukawa Shouten, en el departamento de manga Shoujo, es un hombre de cuarenta y ocho años –que aparenta tener apenas treinta-  que afrontaba la vida junto a su amante, el guapo y principesco Yukina Kou, con el que habían “concebido” a una hija por vientre de alquiler. Kisa se veía tremendamente feliz, aunque su situación probablemente no era la más optima.

        —¿Y? ¿Qué ha sido de ti, Ricchan? Abandonaste Marukawa hace 15 años, pensamos que nunca volverías —comentó recostando su silla hacia atrás—. ¿Acaso tu padre te despidió o algo así?

            —Yo también pensé que nunca volvería. No, no me despidió. Es sólo que muy a pesar mío, me seguían tratando como un “nanahikari” —se quejó tomando asiento en la silla del escritorio de al lado—. Y como ya conocía este lugar, pensé en volver.

            —Genial, es bueno tenerte de vuelta —cerró los ojos mientras pensaba—. ¿Cómo se encuentra Emi? ¿Está bien?

            —Perfectamente, por suerte. Algo recelosa, pero bien —respondió sacando unos papeles del maletín—. ¿Y los demás? ¿Hattori, Kanade y Takano?

            —En realidad, has llegado muy temprano al igual que yo.

            Él había olvidado que había venido más temprano de lo normal para poder evitarse el lío que se armaría si Emi quisiera prepararle el desayuno o algo parecido, ella era terrible en la cocina, cosa rara siendo que es una mujer y que además, estuvo ayudándolo en la cocina desde los cinco años. Siempre que Emi ingresaba a la cocina, algo se rompía o se cortaba con cualquier cosa.

 

            Pasada una media hora en la que estuvo informándose con Kisa sobre todo lo que se perdió, comenzaron a llegar todos los miembros de la división “Esmeralda”. Primero llegó Kanade Mino, quien mostró su contento al ver a Onodera de vuelta. Hattori Yoshiyuki venía echando maldiciones y apenas saludó a Ritsu. El último en llegar fue Takano Masamune, quien tenía una taza de café en la mano.

            Cuando vio a Onodera, detuvo su paso y la taza cayó al suelo, rompiéndose en pedazos y llenando el suelo del oscuro café negro. Se había quedado completamente inmóvil en su lugar, mirando con horror al que alguna vez, fue su amante; su mano seguía extendida en el aire, como si aún sujetara la taza de café.

            —¿Se encuentra bien, Takano-san? —Mino se acercó rápidamente con una escoba y una palilla para juntar los restos de la taza—

            El de cabellos negros no respondió.

            —¡Mira lo que has hecho, Takano! Casi salpicas el manga del que estoy encargado —se quejó Kisa, que comenzó a limpiar el piso con un trapeador—

            —Iré a traerle otra taza de café —Onodera se levantó tranquilamente de su asiento y pasó a su lado como si nada—

            —Ritsu… —susurró Masamune aún sin moverse—

            Onodera caminaba por los pasillos de la editorial buscando una máquina de café. La más cercana estaba fuera de servicio, así que tenía que seguir buscando, encontró una en el piso de abajo y preparó el café negro mientras pensaba profundamente en lo ocurrido; ¿Por qué Takano reaccionaría así? Él se esperaba una bienvenida amarga, que lo fastidiara, que le diga lo inútil que es o algo así. Pero no.

            El camino de vuelta fue pesado. De repente tenía miedo de verlo a la cara.

            Entró de nuevo en el departamento, pero Takano no estaba allí, sin importarle mucho ese hecho, puso la taza en donde suponía que era el escritorio de su superior y se acercó a su asiento. Pero antes de que pudiera siquiera jalar la silla para sentarse, oyó una voz ahogada, seca y rotunda en el pasillo que decía:

            —¡ONODERA, quiero hablar con usted! —mierda, era Takano quien lo llamaba desde el pasillo—

            Suspiró mientras se lo planteaba, él sabía muy bien que esto pasaría, la técnica estaba en no dejarse llevar por Takano, sin importar que éste haga o diga lo que sea, debía mantenerse fuerte, por el bien de él mismo y el de Emi, no podía permitir que todo lo que construyó en esos quince años se vayan al caño por un imbécil, pervertido y homosexual como Takano. Lo de ellos ya fue.

            Lo encontró en el pasillo, recostado contra la pared, se veía preocupado, nervioso, apesadumbrado, tenía una mano sobre el rostro, evitando que otras personas le vieran el semblante. Onodera se acercó a él con cautela, como si se acercara a un niño muy miedoso, que podría correr ante cualquier movimiento brusco.

            —¿Si, Takano-san? —inquirió cruzándose de brazos—

            —¡Onodera! —ese “grito” fue apenas audible. Antes de poder ni siquiera reaccionar, Masamune lo había atrapado en un abrazo—. ¿Dónde has estado, idiota? ¿Sabes lo preocupado que estaba? ¿Dónde está Emi? ¿Se encuentra bien? ¿Cómo pudiste dejarme a mí y a Zen de esta forma?

            —En mi casa, no soy un idiota, lo serás tú. No, no lo sé y con todo respeto no me interesa. Con suerte en el instituto. Perfectamente. Yo no dejé a nadie. Ahora, suéltame por favor —el castaño intentaba en vano soltarse del amarre de su jefe, quien parecía no dispuesto a dejarlo ir—. Takano-san, nos van a ver, suélteme.

            —No pienso soltarte, hace quince años cometí un error y esta vez no será así. Si tengo que encadenarte para que no te vayas, lo haré —amenazó, estrechándolo con más fuerza—

        BAM. Takano estaba de nuevo contra la pared y frente a Onodera, una jovencita de apenas 1.67m se había parado frente a él, mirando con furia a Takano, ella tenía los brazos extendidos, como protegiendo a Ritsu de Masamune, lo cual era tonto. El mayor observó a la jovencita, más asustado que antes, parecía haber visto un fantasma.

            —¡Aléjate de mi papá, pervertido! —exclamó abrazándose a Onodera—. Rii-tou-chan, ¿Estás bien?

            —Umm, hai. Emi, él es mi jefe, Takano Masamune, no seas tan prepotente —la regañó mirándola al rostro—

            —¡No me importa quién sea! ¡Él estaba acosando a Rii-tou-chan y eso yo no lo permito!

            —¿Q-quién eres tú? —las palabras salieron atropelladas de la boca de Masamune, él sabía muy bien quien era la chica—

        —¡Mi nombre es Onodera Emi, pervertido! ¡Aléjate de mi padre!

Notas finales:

Ahí lo tienen. Los dejo en la duda con la separación de Onodera y Takano :3 soy mala (? con el correr del fanfic se irá hablando del porqué. Por ahora seguiremos con la duda.

NANAHIKARI: Es una forma de llamar a las personas que, por contactos que ya sean de amistades o familiares, tienen cierta ventaja en cierto ámbito. En este caso, se refiere a Onodera y su padre, quien es el dueño de la Editorial Onodera.

OKAERI: Sería "Bienvenido a casa" o "Bienvenido de vuelta" o "Bienvenido"

HAI: Si.

ARIGATOU: Gracias.

TOU-SAMA: Padre TOU-CHAN: Papá.

AI SHITERU: Te amo.

OJISAN: Tío.

Acerca de porqué Kisa y los demás no saben que Emi era hija de Takano, es por algo que les contaré luego, lol.

Ya ne~

 


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