Por tres días con sus noches lo había añorado, velado, llorado… Pero el momento propicio ya era llegado. De él todo lo había aprendido. Él todo se lo había enseñado; la vida, el amor, la muerte… Pero todo ese saber no bastó para mantenerlo a su lado. Mientras la vida se le iba entre sus brazos le hizo una promesa. Lo haría. Lo traería de vuelta.
La nigromancia. Esa negra arte que él tan bien dominaba y cuyos secretos le había compartido le devolvería a su amante perdido. Lo arrancaría de los brazos de la muerte con encantamientos oscuros y diabólicos ritos.
-… espíritu del otro mundo; vuelve al reino de los vivos. Yo te reclamo…
Las palabras salían de sus labios componiendo conjuros y cuando la última sílaba calló en su boca una figura pálida surgió de la sombra.
-Saga…
El aparecido no dijo nada.
-¿Saga? ¿Me reconoces?
-Claro que te reconozco, Shaka… Cumpliste tu promesa. Pero…, debes detenerte…
-¿Por qué…? Yo…
-Extiende la mano…
La figura del aparecido era cetrina y descompuesta. Tenía los pies y las manos atados con incandescentes cadenas y vestía un traje negro recubierto de palabras que nombraban sus pecados. El fantasma dejó caer una gota de sudor sobre el dedo índice de su joven amor. Secreción de fuego que al instante le perforó la carne y terminó ardiendo en el suelo.
El dolor recorrió su cuerpo delgado.
-¿Por qué… ?
-Estoy condenado… Así arderé en el infierno por culpa de esta diabólica arte… La nigromancia mata el alma. Tú, el único al que quise de verdad… Cambia de vida. ¡Sálvate! Reza por mí…; que aquí y ahora te digo que en otro tiempo y en otra vida tendremos una nueva oportunidad.
FIN
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Por tres días con sus noches lo había añorado, velado, llorado… Pero el momento propicio ya era llegado. De él todo lo había aprendido. Él todo se lo había enseñado; la vida, el amor, la muerte… Pero todo ese saber no bastó para mantenerlo a su lado. Mientras la vida se le iba entre sus brazos le hizo una promesa. Lo haría. Lo traería de vuelta.
La nigromancia. Esa negra arte que él tan bien dominaba y cuyos secretos le había compartido le devolvería a su amante perdido. Lo arrancaría de los brazos de la muerte con encantamientos oscuros y diabólicos ritos.
-… espíritu del otro mundo; vuelve al reino de los vivos. Yo te reclamo…
Las palabras salían de sus labios componiendo conjuros y cuando la última sílaba calló en su boca una figura pálida surgió de la sombra.
-Saga…
El aparecido no dijo nada.
-¿Saga? ¿Me reconoces?
-Claro que te reconozco, Shaka… Cumpliste tu promesa. Pero…, debes detenerte…
-¿Por qué…? Yo…
-Extiende la mano…
La figura del aparecido era cetrina y descompuesta. Tenía los pies y las manos atados con incandescentes cadenas y vestía un traje negro recubierto de palabras que nombraban sus pecados. El fantasma dejó caer una gota de sudor sobre el dedo índice de su joven amor. Secreción de fuego que al instante le perforó la carne y terminó ardiendo en el suelo.
El dolor recorrió su cuerpo delgado.
-¿Por qué… ?
-Estoy condenado… Así arderé en el infierno por culpa de esta diabólica arte… La nigromancia mata el alma. Tú, el único al que quise de verdad… Cambia de vida. ¡Sálvate! Reza por mí…; que aquí y ahora te digo que en otro tiempo y en otra vida tendremos una nueva oportunidad.
FIN