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Gil de la selva por minima

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De alguna forma se las ha arreglado de cambiar de un tronco flotando a la deriva a algo más estable, a una raíz de un enorme árbol a la orilla del recién formado rio, esta mojado, sucio, dos cosas que en la mayoría del tiempo no le importarían para nada, pero está perdido, adolorido y solo, cosas que a nadie de seguro le gustan.

Duke quien sabe dónde se encuentre, las cosas que había traído cargando seguro siguen flotando en alguna parte de las aguas del rio, y en lo único que puede llegar a pensar es en que odia a sus hermanas y a esa estúpida selva, y que quizás jamás vera de nuevo de la misma forma agua lodosa sin recordar esta experiencia.

Encuentra una forma semi cómoda para recostarse sobre la raíz y voltea hacia el cielo que son más hojas verdes que otra cosa, ya ni ganas tiene de moverse, está demasiado cansado y no ve la necesidad de buscar un lugar para cubrirse de las gotas que aún siguen cayendo de las cientos de gotas que capturaron en agua de la lluvia, el pobre de Duke a de andar sufriendo por esto, él que jamás le ha gustado los baños más de lo necesario, o contacto con el agua a no ser para la diversión, y esto no es nada divertido.

No piensa en que algo malo o más que malo le haya pasado a su amigo, a ambos les han pasado cosas peores, y han logrado salir de estas, claro, con ayuda de las invenciones de sus hermanas, pero han logrado salir de sus malas rachas, así que no pensara en fatalidades, porque Duke seguro que también debe de estar preocupado, y ambos saben que en la mayoría de las veces es el más fatalista de los dos, o realista, como a veces a su amigo canino le gusta decir.

-El lado positivo es que podría contar esto como un baño ¿no?-

Otra docena de gotas caen sobre su rostro, definitivamente está empezando a dudar que lo que pidió a cambio de este trabajo o favor hacia sus hermanas no fue un precio justo, no, no lo vale.

Da un suspiro que bien puede ser un leve alarido y se empieza e incorporar, no esta seguro de como saldrán de esa selva, tal vez sus hermanas se den cuenta de que algo anduvo mal y vengan a recogerlos, pero por el momento debe encontrar a Duke.

No es el más brillante de su familia, pero es optimista en cuanto cree que encontrara una forma de encontrar a su amigo, jamás ha sido un niño explorador pero si ha visto películas de acción y aventura así como que ha tenido sus propias aventuras, tal vez si sigue rio arriba pueda encontrar a su amigo, es la mejor idea que se le puede ocurrir por el momento.

Será mejor que empiece a caminar de una buena vez si es que lo quiere encontrar antes de la hora de la cena.

~*~*~

Johnny no es el único que se le ha ocurrido la genial idea de regresar sobre sus pasos para encontrar a su amigo, Duke sigue esa idea pero lo que as películas no demuestran con ese plan que muestran los exploradores intrépidos es que recorrer un terreno como la selva no es nada fácil, menos uno tan cambiante como esta.

Trata de no perder de vista el rio pero hay veces en que el estar cerca de la orilla es algo peligroso por lo endeble de la tierra, corre el riesgo de resbalar dentro del rio de nuevo y la corriente aun es algo fuerte, así que no gracias, demasiadas zambullidas para el día de hoy para su gusto, o hay árboles y rocas demasiado grandes a los cuales tiene que rodear para continuar su viaje.

Y la naturaleza, en general no se quejaría, muchos árboles, aire limpio, es un perro, un perro ama esas cosas, pero es demasiado salvaje para su gusto y comodidad, pero bueno, es la selva después de todo.

También está el silencio, no es que no escuche el sonido del agua del rio, los pájaros y algún otro primate a lo lejos, es porque no está ese sonido del que ya esta tan acostumbrado y que diariamente lo a acompañado desde aquel día en que un niño de cabellos de flama y ojos azules lo rescato de la perrera, la voz de Johnny, sin sus quejas o platicas esto se le antoja demasiado silencioso y solitario.

Espera con todas sus fuerzas que ese niño escandaloso y revoltoso este bien, sea donde se encuentre en esa espesa selva, cuando logren salir de esta selva le encantaría apoderarse del sofá y tener una maratón indefinida de videojuegos y películas junto a su amigo estando lejos de la naturaleza por un buen rato para olvidar esta experiencia.

Pero mientras eso ocurre tiene que seguir avanzando, con piedras, ramas y alguna que otra cosa pegajosa pegándose o enterrándose en sus patas, entre más avanza se pregunta qué tanta fue la distancia que lo llevo aquel rio, o que tanto tiempo fue el que estuvo en él, por momentos dentro de este le pareció una eternidad, por momentos pensó… que ese sería su final, pero no lo fue, así como que sabe que Johnny tampoco termino en ese rio ahogándose, no, Johnny no.

Sacude la cabeza tratando de sacar ese pensamiento tan atroz, bien le ha dicho Johnny que hay veces en que es muy pesimista.

En alguna parte algunas aves cacarean y otras cantan con un fino y delicado tono, en otra un mono aúlla, o sea lo que sea ese grito de primate, la selva está viva a su alrededor y esos sonidos son una constante que le recuerdan lo obvio.

A pesar de toda esa vida alrededor, contando a los insectos como esos malditos mosquitos que han regresado con más saña, se siente realmente solo.

Luego de repente se detiene, a pesar de que habla y le fascina el café y algunas novelas de la tarde, sigue siendo un animal, animal con instinto, de repente siente como si alguien lo observara.

-¿Hola?... ¿Hay alguien aquí?... cielos, eso sonó como un dialogo de película de terror, realmente tengo que apresurarme y encontrar a Johnny para salir de aquí-

Tal vez sean sus nervios, o uno de tantos animales en esa selva, pájaros, monos tal vez, tiene que seguir avanzando.

Tiene que encontrar a Johnny.

*+*+*

Si para Duke que es un animal le es difícil avanzar en este ambiente selvático, Johnny las tiene un poco más difícil.

Ha acabado con uno u otro raspón extra en lo que lleva de su travesía para siguiendo el camino de rio arriba, al igual que su amigo ha tenido que escalar o rodear obstáculos, con uno que otro resbalón por aquí y por halla que ha aumentado su reciente colección de raspones y moretones.

No son cosas para llorar pero si quizás de quejarse, no es como si alguien lo oirá, aun así es liberador soltar improperios al aire cuando se golpea o se raspa.

Ya no sabe cuánto ha avanzado, está agotado y seguro que mucha de las gotas de agua que cubren su cuerpo ahora son sudor, pero sigue caminando cual terco y persistente que es.

Es por esa misma insistencia y terquedad que ahora se encuentra escalando un enorme tronco tirado en la orilla del rio, lleno de hojas, musgo y flores y quizás hasta hongos, seguramente llego a ser un enorme árbol en su tiempo, pero callo y ahora yace tirado en el lecho de esta selva.

Lo curioso de esto es que en cada nuevo rincón que se crea en este lugar no tarde en ser ocupado por alguna planta, como son todas aquellas que ya lo tienen cubierto, o creatura, como insectos, y estos a su vez atraen creaturas más grandes que se los comen, y a su vez otras creaturas mucho más grandes que se comen a esta.

Johnny sabe de la cadena alimenticia, pero en estos momentos es en lo último que está pensando, o que él mismo en este momento, podría ser una parte más de ella.

Cierta creatura habitante de ese tronco no lo ha olvidado, cualquier cosa que se mueva o respire, es parte de ella, y para su gusto bien se podría atrever a saborear la mayoría de ellas.

El ruido que hace Johnny al tratar de escalar el tronco le despierta, hace frio para su gusto después de la lluvia, hay poco sol para calentarse a esa hora y un buen sueño es bien agradecido, no todas las creaturas lo piensan así, como esa que se atreve a hacer ruido subiendo a su tronco.

Se arrastra debajo de este, removiendo su escondite de hojas y musgo, saca la lengua y percibe el calor de un cuerpo ajeno.

En la selva la mayoría de los animales poco contacto tienen con el humano, o ninguno para el caso, es por eso que la anaconda no avanza con duda.

¿Por qué hay que temerle a una potencial presa?

Se arrastra con tal gracia que es difícil relacionarla con una creatura tan grande, mide cerca de 5 metros, es gruesa y pesada, y esta hambrienta.

Johnny no la ve, o la escucha, está concentrado escalando como puede ese tronco, es ajeno a la mirada del reptil o sus ansias por probar un bocado de él. La anaconda escala con mucho más facilidad que el chico cabeza de flama por la superficie de este tronco tan familiar para ella, es silenciosa, es rápida, quiere ser certera y mortal.

Cuando la ve, cuando voltea a su dirección porque de repente siente un cosquilleo como bellos de la nuca erizándose, la anaconda ya está demasiado cerca para su gusto, sus escamas brillan con la humedad que han adquirido con la lluvia y parecen ondular con cada movimiento que hace, su andar es casi hipnótico, pero para el joven muchacho al lado de ella es aterrador.

Y lo sabe, Johnny sabe lo que quiere ese reptil sin patas, lo quiere a él como su comida, y él por supuesto que no quiere, lo que le faltaba, ser almuerzo de un reptil sangre fría.

La anaconda se lanza con sus fauces abiertas en dirección del muchacho, pero este atina a soltarse de la corteza y maleza de la cual se estaba aferrando y se deja caer en el suelo, el golpe no es tan duro por la capa de hojas que hay en el suelo pero aun así duelo, es capaz de escuchar las fauces del animal al cerrarse en el aire sin haber sido capaz de alcanzarlo a él y quizás un silbido de frustración, no sabe si las anacondas silban, pero esta al parecer si lo hace y no muy feliz.

Alza la vista para verla, es larga, es enorme, mucho más que él, se empieza arrastrar hacia atrás, esa cosa también ha decidido caer al suelo para alcanzarlo y no le dará la ventaja de caer sobre él.

Esto cada vez se parece a una película de terror en la selva.

¿Qué es lo que le faltaría a esta escena? ¿Sangre? No gracias.

Esa anaconda parece prepararse para un nuevo ataque y él trata de retroceder más y más, pero su espalda choca contra otra corteza de árbol.

No sabe que tan rápidas son las serpientes o anacondas en este caso, pero si estuviera en mejores condiciones, menos cansado y adolorido, en este preciso segundo ya se encontraría corriendo metros de distancia, pero no cuenta con ninguna de esas ventajas, la que tiene ventaja es ese reptil de sangre fría.

-¡Ah!- grita, de frustración, de rabia, de miedo.

Pero este no es su final.

Algo atraviesa la cabeza del animal, ¡una lanza!, justo antes de saltar contra él y ensartar sus colmillos.

Puede escuchar su corazón en sus oídos y jadea de miedo, puede ver el momento justo en que los ojos del animal pierden el brillo opacando su propio reflejo en ellos, ¿Qué ha pasado?

Escucha un ruido sordo de algo chocar contra el suelo pero no voltea, esta aun viendo, quizás hipnotizado aun, a la bestia de la selva que lo trato de comer pero aura se encuentra muerta frente a él.

Algo se acerca a pasos y es cuando entra en su rango de visión que ve otro cuerpo, el de un humano.

Es alto, de piel tostada y mayormente desnudo por no ser por un pobre taparrabos de piel café, por un momento piensa que es un aborigen del lugar, en películas también dicen que hay docenas de tribus en los lugares más inhóspitos viviendo de las maneras más simples y básicas que se puedan imaginar, pero esa idea desaparece cuando nota rasgos claramente fuera de tono con cualquier idea de que este sujeto, aparentemente su salvador, sea originario de estas tierras, duda que haya aborígenes de ojos azules y cabellos rubios.

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