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Lo que nunca dijiste por Aquarius No Kari

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“Conociéndote”

-:- Mi soledad y mis tristes sentimientos,
Terminaron el día en que te conocí,
Fuiste un ángel seductor que cayo del cielo
Y que terminó con mi desventura
-:-

Acababa de llegar al santuario, no conocía a nadie de ahí y quizá era mejor, Camus era de las personas que odiaban las relaciones sociales y el compañerismo, se le hacia de muy mal gusto depender de los demás para poder ser feliz.

Así que ahí estaba, a sólo una semana de haber llegado al santuario, se paseaba por las casas como si nada, como el dueño amo y señor de todo (según sus compañeros), no reía, ni siquiera sonreía, era como si fuera de hielo… Todos los demás postulantes a caballeros dorados, desde Aries hasta Picis, estaban tan extrañados con el comportamiento de este que al poco tiempo comenzó a caerles mal; a pesar de que Mü, Shaka, Aioros y Aioria, fueran personas tranquilas, en su mente no los abandonaba la idea de que Camus se creía superior a ellos, por eso nunca les sonreía, jamás asistía a las cenas que se preparaban para los discípulos y nunca regresaba un saludo de ellos, aunque si fuera por parte de un maestro, tenía la obligación de hacer una reverencia y responder. Camus era tan frío que se ganaba poco a poco la frialdad de los que algún día serían caballeros como él.

Ya eran dos semanas en el santuario, tiempo suficiente en que se suponía ya habría tratado a todos los caballeros; pero Camus no lo deseaba, él podía ser y hacer solo lo que quisiera. Además, él, un tanto inocente, no sabia porque sus demás compañeros lo rechazaban de esa manera y le molestaban a la primera oportunidad, eran unos inmaduros; pero él no tenia más remedio que tragarse su coraje o tratar de defenderse, aunque eso casi le había costado un problema grave con Mascara de Muerte. Sin embargo, ese día en que llegó Milo al santuario, Camus había decidido pasar solo por una vez al banquete que Shion había preparado para darle la a bienvenida al nuevo discípulo; el de acuario solo quería por que el gran maestro, tan amable, bueno y gentil como siempre, se lo había pedido… desgraciadamente, escuchó cierta platica entre Shaka y MM que lo hizo desistir.


Camus, iba camino a la casa de Aries para hablar con Mü algo acerca de la cena; pasaba por la casa de virgo, cuando tubo que esconderse tras un pilar para poder oír la conversación: no era muy propio en él ser un entrometido y meterse en asuntos que la verdad no lo atañen, de no ser porque escuchó que se referían a él.

-/ “¿No has encontrado al hielo andante?” /- Preguntó impaciente Mascara de Muerte

-/ “No, parece que otra vez disminuyó su cosmos” /- Respondió el de Virgo, tenía los ojos cerrados y las manos en una extraña posición

-/ “Pues encuéntralo, tengo que ver la manera de desquitarme con él por su afrenta”

-/ “Yo que tú lo dejaba tranquilo, el gran maestro te lo advirtió y… “

-/ “Diga lo que diga, él no podrá cambiar lo que todos sentimientos hacia Camus de Acuario. Lo que me da más gusto que nada es que esta noche llegará el último, el que nos faltaba”

-/ “¿El que ocupará la casa de escorpión?”

-/ “Si, ¿Y sabes lo que pasará si él llega?”

-/“Ya sabes que no, a mi el chisme no me gusta” /- Respondió abriendo sus ojos y desapareciendo su cosmo

-/ “Te lo voy a decir de todos modos; se supone que si nos reunimos todos los caballeros en el santuario de Athena, nosotros mismos podemos decidir quien se queda como caballero antes de que reciba su armadura. Estando los doce caballeros, sólo hay que convencer a todos de que Camus se valla y lo saquen para siempre del santuario, Donko no estará de acuerdo, Mü tampoco, ya sabes como a veces lo defiende, quizá cueste un poco de trabajo convencer a Aioros y a Aioria, pero eso podemos dejárselo a Shura… Así que tendríamos a lo mucho 10 votos a favor de que se vaya y lo mínimo 8; pero el gran maestro no tendrá otro remedio que sacarlo porque es más de la mayoría; además vamos a pelear a su lado, será compañero durante muchos años y no creo que sea buena idea tener una persona como esa aquí” /- Shaka se quedó pensativo, Camus se sintió miserable, ¿Por qué le odiaban? Él nunca había tenido intenciones de meterse en problemas con ellos, por eso siempre los estaba esquivando… ¿Qué pasaría?... Estaba confundido y no podía regresar a Francia y solo decir «Los caballeros de ahí no me quisieron por lo que sacaron a patadas del santuario». Era una decisión un tanto difícil, no quería irse; pero ahora tampoco quería quedarse.

Sintiéndose morir, salió corriendo del santuario de Virgo, tratando de esconder de nuevo su cosmos para que nadie lo encontrara, y en vez de correr hacia su casa, saltó las grandes rocas y se quedó ahí hasta la noche, necesitaba pensar, llorar y seguir pensando.

No se dio cuenta, quizá fue cuando se recostó para llorar más a gusto, cuando se quedo dormido. Al despertar estaba todo sumamente oscuro, salvo por la luna que resplandecía, se levantó con cuidado y se dispuso a irse a su casa, lo mejor era dormir, entrenar y demostrarles a todos que podía ser mejor caballero que todos juntos. Bajo por las rocas y pudo distinguir varias sombras entrando a su casa, eran ellos, el resto de los postulantes a caballeros dorados. Camus espero a que entraran para terminar de bajar, las sombras parecían dudosas de hacerlo, por lo que espero a que terminaran de decidirse… a los pocos segundos, los sombras entraron en su casa, el de acuario terminó de bajar…

-“¿Aquí vive el tal Camus?”- Oye que preguntaba una voz desconocida, debería tratarse del nuevo caballero entonces. Si estaba con ellos, de seguro ya lo había vuelto en su contra… todo estaba perdido, ya podía despedirse del santuario.

-“Si, para ser un creído su casa es horrible”- Camus reconoció la voz de Aioria, de seguro Shura ya lo había convencido.

-“Oye, hielito, ¿Estás por ahí?...”- Esa voz era Mascara de Muerte, como quiera que fuese, era inconfundible su tono burlón con el que lo llamaba, además, por boca de él mismo sabia que le inventó ese apodo. Camus estaba arto, así que se fue caminando hacia ellos

-“Yo Creo que no esta…”- Esa voz fue de Shura; pero ya no tenían que esperar mucho para verlo… porque ahí estaba, caminado con toda la dignidad que lo caracterizaba. Al oír sus pasos, todos se sorprendieron, no esperaban que alguien llegara detrás de ellos, mucho menos él.

-“Desearía que mirarán sus caras, su expresión no tiene precio”- Dijo Camus muy serio, aunque por dentro se moría de risa por la expresión de sus compañeros, así que se recargo en pilar con los brazos cruzados, los ojos cerrados y movió la cabeza, estaba disfrutando mucho de aquello, de haberles hecho pasar un may mal rato… aunque su semblante demostraba otra cosa, frialdad. Luego de quedarse la mayoría un tanto sorprendidos por su llegada, Mascara de Muerte se repone primero, listo para arremeter en su contra.

-“Y yo desearía que mirarás la tuya”- Dijo en tono burlón- “Parece que vienes de un funeral”- Camus escuchó a todos reír grandes carcajadas, aunque él no entendía como podía reírse tanto de un chiste tan malo, o ellos eran unos simplones o en realidad él ahora estaba tan molesto que no les veía el chiste; sin embargo, siguió cruzando de brazos como si nada,

-“Dejate los halagos para después”- Respondió abriendo sus ojos y mirando de reojo a su agresor- “¿A qué vinieron?”- Sabía muy bien sus intenciones, solo quería darles un pretexto para comenzaran los problemas y que los castigaran a ellos.

- “Estábamos preocupados”- Dijo Aldebarán sonriendo –“Pensamos que todavía seguías vivo después de tu entrenamiento tan duro… nuestros temores se hicieron realidad”- Quizá el entrenamiento tan duro al que se referían, fue al que hizo esa tarde en el santuario con el maestro Shion, ya que de todos los caballeros, él necesitaba un entrenamiento con mucho mayor rigor y especialidad.

-“¿No será que están ardidos?”- Dijo Camus dejando su posición y caminando hacia ellos con una ceja arqueada

-“¿A qué te refieres?”- Preguntaron varios

-“¿No será que les molesta tanto el que me entrenen de manera especial y no me guste comer con ustedes que por eso me fastidian tanto?”- Todos lucían furiosos a la vista de Acuario- “Si están tan molestos conmigo”- Apunto con su dedo a MM- “Les sugiero arreglar esto como caballeros, no con insultos bajos que no resuelven nada”- La mirada de Camus seguía fría y amenazante, Mascara de Muerte estuvo apunto de responderle, apretó su puño a la altura de su pecho dispuesto a atacarlo; pero Shaka lo agarró por el puño, este lo miró y le dijo un «No» con la cabeza

-“Él sabe que ya tuviste problemas por su culpa, ignóralo, ya buscaremos la forma de cobrárnosla”- MM se relajó y el rubio lo soltó, Camus permaneció con sus ojos fríos, más una sonrisa de victoria se formó en sus labios… era leve y casi no se percibía. Viendo que por fin se había desquitado, se recargó en otro pilar con los brazos cruzados, los ojos cerrados, luego extendió un brazo en señal de una invitación para salir de su casa. Todos comenzaron a pasar frente a Camus quien tenía los ojos ahora abiertos y los ponía en blanco.

-“Camus… a veces nos gustaría que fueras diferente y que sonrieras”- Susurró el de Aries pasando frente a él, este lo miró a los ojos y le dijo con toda la sinceridad posible que pudo, después de todo, era el unció caballero que valía la pena, según su punto de vista...

-“Mü de Aries, tú eres un caballero de gran corazón, jamás me has insultado ni a mí ni a nada que me pertenezca, al menos no directamente, incluso me has defendido y se podría decir que te debo respeto; pero no me pidas que sea amable y amigable con ellos”- Mu y él se miraron un rato, el primero le sonrió con tristeza, Camus no correspondió y le miró alejarse, luego un caballero más se paró enfrente suyo, el de acuario lo miró un instante sin decir nada, luego sus cejas se arquearon cuando el chico que jamás había visto le sonrió ¿Por qué le sonreía? ¿Encontraba algo raro en su cara?.. ¿Y por qué se sentía tan indefenso ante su sola sonrisa?

-“Me llamo Milo y soy de Escorpio”- Comenzó a decir, Camus no respondió, relajó su rostro, y dejo de recargarse en el pilar; entonces el otro caballero le sonrió apretando sus labios y cerrando levemente sus ojos, con mirada picara, puso una mano en su cara que estaba muy fría a causa de estar parte de la noche y el día durmiendo fuera del templo, se acercó hasta la altura de su oído y le susurró-“A mi también me gustaría verte reír aunque sea una vez… me pregunto como te verás cuando sonríes”- Se aparto de Camus mientras seguía sonriéndole, quitó su mano del rostro de este y siguió caminando para ir directo a su casa. El de Acuario se quedo callado sin decir ni hacer nada; pero por en su mente todo estaba confuso ¿Qué se proponía haciendo eso? ¿Acaso él no estaba en su contra como los otros caballeros?... En la misma posición en la que Milo lo había dejado, se tocó la mejilla donde había estado la mano de su compañero ¿Por qué se sentía de aquella manera?... tan vulnerable, desarmado… era como si todo se congelara y solo estuviera la imagen presente de la sonrisa de aquél llamado Milo, se sonrojo sin poder evitarlo, sacudió la cabeza con fuerza y corrió hacia su dormitorio donde cayó con la cara hundida en la almohada derramando unas gruesas lagrimas; aquello fue la gota que derramó el vaso…

La verdad era que estaba arto de que todos los trataran así, ahora que Milo había llegado, se corría un gran riesgo de que lo sacaran del santuario si las amenazas de Cáncer eran correctas… él no quería irse; pero… tampoco quedarse, y ese chico, no se veía tan malo; pero si lograban ponerlo en su contra, quizá no volvería ver una dulce sonrisa de sus labios dedicada para él…

En medio de sus propias frustraciones y de su dolor, se quedo dormido; pero al menos pudo descansar, cosa que no había podido hacer desde hace mucho.

Durmió tan bien esa noche, que se levantó al medio día, fue una suerte que Shion les diera ese libre o estaría en aprietos; se vistió con su acostumbrada ropa de entrenamientos y se fue a entrenar cerca de un río que había cerca, cuya agua desembocaba en un hermoso lago a unos cuantos metros de ahí. Sabía que el día de hoy no podría entrenar en el santuario, en el cuarto especial donde solía hacerlo, porque el patriarca estaba tratando un tema con MM y con otros caballeros (aunque Camus sabia perfectamente cual era el tema)

Llegó al lugar donde siempre solía entrenar, dejó un paquete con comida escondido entre algunas rocas y se puso a entrenar, primero a meditar, a expulsar su cosmo para encontrar personas o cosas, era como la habilidad de Shaka o como la de Mu para tele transportarse; así que se puso en el suelo, cerca de la orilla del río a meditar, expulsando poco a poco su cosmos, concentrándose en un punto, su casa, debía ver con su cosmo el lugar donde vivía, si lograba hacerlo, se daría por bien servido, si no… a practicar más. Estaba en eso, cuando recordó lo sucedido ayer, Shaka posiblemente podría tratar de encontrarlo para darle gusto a Mascara de Muerte y la verdad es que ese lugar era secreto, ninguno de los caballeros iban ahí, ni siquiera sabían que cuando más triste y solo estaba Camus, era ahí donde recurría, para entrenar y descargar su odio con las piedras y con el río, tratando de congelar su cause o por lo menos poder crear un tormenta de nieve en aquél lugar… En verdad habría querido practicar; pero sabiendo que sus demás compañeros no harían nada más que divertirse y holgazanear, y que quizá tratarían de buscarlo para molestarle, decidió no hacer nada eso; se levanto un poco furioso y comenzó a pelear, como si tuviera frente de si a otra persona… le lanzaba patadas, puñetazos y esquivaba golpes, era como si imaginara pelear contra MM.

Se quedo dos horas en aquél lugar, cuando terminó de pelear contra Mascara de Muerte, se tendió en el suelo con los brazos extendidos y respirando con dificultad, el sol quemaba, hacia tanto calor que pensó estar en el desierto, y es que había pasado un par de años en Sibería, se acostumbro al frío de allá… así que estar aquí, con el sol quemándolo tanto, era una prueba aún mayor que nadar en agua helada…

-“¡Dioses, me muero!”- Exclamó con la respiración más agitada, su corazón latía tan rápido y el sol estaba quemando tanto... pensó derretirse como un hielo ahí. De pronto se le ocurrió una idea, nadar en el río un rato, eso aliviaría el calor; además, se suponía que el día era libre, no tenía porque entrenar; pero con eso de que quizá pronto lo sacarían del santuario… quería hacerse más fuerte que todos, incluso pensó ser más fuerte que el propio Shion; pero eso sería simplemente imposible... no podría. Como sea, quería refrescarse; pero era imposible, la corriente era muy fuerte y aún no había investigado a donde podría llegar ni lo peligroso que sería ir, bueno, otro plan frustrado...

Estaba tan absorto en sus propios pensamientos, deseaba mucho ser fuerte y a la vez convertirse en un digno caballero dorado; justo cuando más a gusto estaba, escuchó un ruido cerca de él, era como de tierra y rocas cayendo... ¿Qué estaba pasando? Se levantó como por acto de un resorte en su espalda, mirando a todos lados, buscando la razón de tal ruido... entonces lo sintió, era un cosmos desconocido, era cálido, lleno de vida, podía notarse que era de una persona muy alegre, apasionada… pero ahora que lo sentía y analizaba mejor, no era desconocido… de hecho… ya lo había sentido antes, la noche anterior, cuando su dueño puso su mano en la mejilla de Camus…

¿Pero como podía estar él ahí?... ¿Cómo lo había encontrado?, ningún caballero lo conocía.
Al menos, no ninguno que él supiera…

Rápidamente buscó con la mirada, se sentía tan cerca y a la vez tan lejos… Sus ojos por fin dieron con el intruso a aquél lugar tan sagrado para él.

Estaba del mismo lado del río que él, salvo que este se encontraba sobre una montaña de roca cerca de de donde entrenada y podía verse perfectamente todo lo que hacia el chico desde arriba.

Milo le miró un tanto divertido, lo saludó con la mano desde lejos y se fue saltando entre las piedras a su encuentro. Camus por su parte maldijo su suerte, ¿Cómo había dado él con el lugar? ¿Había venido solo? ¿Por qué se tomaba tantas confianzas con él? El de acuario no supo que hacer, ¿Debía seguir entrenando o era mejor ignorarle? Rápidamente, tomó una de las rocas que había llevado hasta ese lugar, su tamaño en ancho era 3 veces él y de alto le llagaba hasta la cintura. Concentro su cosmo… sin embargo se detuvo, de seguro por eso Milo le había encontrado y lo que seguía era la visita de más discípulos para decirle que Shion no tubo más remedio y que podía olvidarse de su sueño como caballero…

-“¡Hola!”- Saludó sonriendo el escorpión, Camus seguía con su mano puesta sobre la roca, la miraba fijamente… perdido en sus pensamientos… ni siquiera se había percatado de la presencia de su compañero. –“¿Estás bien?... hola… ¿Me oyes?”- Paso una mano por enfrente de sus ojos, este parpadeó varias veces y luego miro muy sorprendido a Milo –“¡Estás vivo!”- Exclamó sarcástico. El de Acuario paso de sorprendido a molesto, frunció el ceño mirando al escorpión con enojo

-“¿Qué haces aquí?”- Ahora el sorprendido era el otro, parpadeó varias veces y luego sonriendo se hizo el ofendido.

-“No deberías ser tan grosero con tu nuevo amigo…”

-“Tú no eres mi amigo”- Respondió con frialdad mientras su vista se posaba de nuevo en la roca, concentro su poder para que estuviera en la palma de su mano y poder congelar la roca; pero estaba desconcentrado…

-“¡Oh, viejo! ¡No seas tan amargado!”- Dijo Milo golpeando con suavidad la espalda de Camus, lo que fue un grave error pues lo hizo ponerse aún más furioso de lo que ya estaba

-“¿¡QUIERES DEJARME TRANQUILO!? ¡ME ESTAS VOLVIENDO LOCO!”- Le gritó, primero el escorpión pareció asustado, luego se puso serio y el siguiente paso fue el enojo

-“No me extraña que les caigas tan mal…”- Murmuró dándole la espalda, Camus se volvió para mirarlo con sus ojos fríos como el hielo; pero solo encontró la espalda de su compañero, quiso gritarle que ese no era asunto suyo, que se metiera en su propia vida; pero Milo habló primero

-“Yo creí que ellos te juzgaban mal… quizá ninguno a tratado de acercarse a ti… quizá ninguno quieren darte o darse la oportunidad de tratarte… eres demasiado arrogante para su gusto…”

-“¿Adonde quieres llegar?”- Dijo con frialdad, aunque la verdad era que sus palabras le estaban llegando… ¿Podría o no tener razón?... él nunca se considero arrogante… ¿O lo era apropósito?

-“A ningún lado”- Respondió el escorpión dándose la vuelta para mirar a su compañero, ambos estaba serios… Camus estaba sin expresión alguna, Milo solo permanecía serio. –“Solo quiero decirte unas palabras, yo creo que deberías romper tu coraza de hielo y dejarnos entrar… somos tus compañeros y quieras o no, algún día tendremos que pelear juntos; pero claro, esa es mi opinión, no sé que pienses tú”- Al principio el de acuario no quiso responder, el escorpión no estaba tan equivocado y él lo sabía; pero se negaba a tales palabras

-“¿Quieres saber que pienso?”- Respondió con su misma mirada sin expresiones, su compañero hizo una seña afirmativa, luego con enojo le dijo –“Pienso que dejes de meter la nariz en asuntos que no te atañen, ¿Acaso alguien te llamo intermediario entre ellos y yo? Deja mis asuntos para MÍ y tú quédate con los TUYOS”- Camus no dijo nada más y siguió concentrándose en su piedra, Milo lo miró con tristeza, tenia tantas esperanzas en que lo dejara aunque fuera hablarle tranquilamente; pero le ponía una barrera de hielo cada vez más gruesa imposible de traspasar, ¿Qué hacer?... Quizá si lo dejaba pensar un rato… era cierto que él mismo era explosivo… pero no se trataba ahora de eso, tampoco quería usarlo como a los demás, para pasar una nuche de diversión y ya, él le inspiraba otra clase sentimientos. Soltó un suspiro de resignación y se alejó.

-“Como quieras”- Le dijo, Camus miró su espalda mientras se alejaba de él, luego volvió a tratar de concentrarse; pero le remordía la conciencia el saber que lo había tratado tan mal, siento que Milo había sido tan amable, no solo en ese momento si no también la noche anterior. Con un remordimiento de conciencia y vencido porque no podía concentrarse, se mordió el labio inferior, dejo su roca y buscó al escorpión con la mirada… entonces lo vio, se disponía a saltar el río (que por cierto era muy ancho) para llegar del otro lado… un intento un tato suicida, si se ponen a pensarlo. A penas había reaccionado de lo que el otro postulante a caballero dorado quería hacer, cuanto este salto para el otro lado… momentos después caía al río…

-“¡Milo!”- Gritó Camus preocupado al no ver al escorpión asomar la cabeza, lo buscó desesperado con la mirada; pero él no salía… se hincó para mirar mejor el agua, buscándolo todavía sin obtener respuesta…


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