SI TE DIGO NO
Dos cosmos habían sucumbido, la pele había tomado un giro inesperado en la que nos impedían intervenir a nosotros, y solo podíamos verla, estábamos muy sorprendidos por lo que paso, para Milo y Hades seria duro aceptar todo lo que aconteció, sus hijos fueron secuestrados por una diosa peor que Atenea, y ayudada por Eros planeaban deshacerse de ellos aunque Milo se quedara no pensara en escapar para regresar con ellos, al igual planeaba deshacerse de mí y de Hades, y todos los que en el camino se atravesaran.
Ambos estaban abriendo los ojos Milo y Hades habían estado inconscientes demasiado tiempo, pero ya estaban de nuevo con nosotros. Ambos nos miraron con los ojos aun molestos y tristes, no preguntaban aun por ellos, pero lo harían; y Milo fue el primero.
-¿Camus dónde estamos?
-De regreso en el santuario.
-No puedo sentir sus cosmos…
-¿Melina y Blas? –Hades temía lo peor.
-No crean que se desharán de nosotros tan fácilmente. –Se abrazaron de ambos fuertemente, no tenían más que unos rasguños sin importancia.
-Te dije que debías confiar en ellos Milo.
-Inténtalo alguna vez quieres papá. –Primera vez que Blas hablaba sin ser coreado por su hermana. –Deberías despreocuparte un poco.
-… si supieran…
Melina solo los observaba, seguramente no quería interrumpir, debía estar planeando algo. Si supiera lo que pasaba por su mente podría interpretar esa sonrisa, esperaba que dijera algo pronto, sus padres parecían preocupados por su silencio, en esos años todo había cambiado mucho, después de la guerra los cambios nos afectaron a todos, pero algunos llegaron para bien aunque nos voltearon el mundo en el que vivíamos.
-… Como sea, esto termino… por ahora.
-Melina… tu silencio…
-Hades sabes que esto es algo repentino, pero las cosas ya no son iguales.
-Mi hermana tiene razón, Afrodita nos advirtió que lo intentaría una vez más.
-¿No la vencieron?
-Milo no podemos hacer todo, nosotros a final de cuentas no somos caballeros como ustedes.
-¡Ya dejen de portarse de esa manera somos sus padres!
-¡El escorpión tiene razón, somos sus padres y merecemos respeto!
-Perdón, es solo que esto no nos deja tranquilos. –De nuevo hablaban al tiempo, pero un intento más nos aria enloquecer. –durante la pelea los derrotamos, pero solo temporalmente, por eso no deberíamos seguir aquí con ustedes.
-¡Están locos, son niños!
-¡No se pueden marchar así como así, somos sus padres y no lo permitiremos!
-Sabemos eso y por ello nos olvidamos de hacer algo así, más aun están ustedes en peligro.
-… no me importa, son mis hijos y no los voy a abandonar…
-Y yo no seré el mal padre dejándolos a su suerte con ellos, no me importa que también los tenga que cuidar a todos ellos.
-Esperamos entiendan que no se pueden dejar de mantener alertas.
Sin duda nuestros padres son raros, se pelan pero cuando tienen una meta en común no parece ser un impedimento el que no se lleven tan bien que se digera. Ambos tenían la convicción de no perdernos de vista, pero nosotros no teníamos intención de irnos a ninguna parte; siempre estaríamos alerta para cuidar de todos.
-Vengan acá par de demonios.
-Pa, no deberías preocuparte tanto. –Así le decíamos a papá Milo para no confundirlos cuando estábamos con los dos.
–No vuelvan a hacer eso, quienes los defenderemos somos nosotros.
-No prometemos nada.
Todo quedo tranquilo después de esa pelea, nuestros padres y Camus nos regañaron por enfrentarnos a Afrodita y a Eros, pero nosotros defenderíamos con todas nuestras fuerzas a nuestra familia. Nuestro papá Milo nos vigilaba como halcón, y le ayudaban los espectros cada vez que salíamos, nuestro padre Hades les dio la orden de no dejarnos ir a ningún lado solos, no querían que se repitiera de nuevo algo como eso.
-¿Otra vez aquí encerrados?
-No podemos salir estamos castigados.
-Creo que es la primera vez que los veo castigados.
-No es verdad Shaka, este es como el castigo numero 300 de todos los que nos han dado en nuestra vida.
-Y llevan la cuenta…
-No es gracioso, ¿Pero ocurre algo?
-Alguien tiro esto afuera de mi templo, creí que podía ser de ustedes o de Camus. –Nos mostro un libro algo viejo y grueso, lo reconocíamos. –Casi caigo al piso por tropezarme con él.
-Gracias, es de papá.
-No creí que Milo leyera.
-Bueno a nosotros nos leía este libro de pequeños.
Pusimos el libro en la mesa al lado de su cama, teníamos tiempo sin verlo, creíamos que se había perdido, una noche papá ya no lo encontró, como si se hubiera esfumado para siempre, pero tal vez alguien lo tomo y no lo recordó, ahora resultaba estaba afuera del templo de virgo tirado como si nada.
-Creí que estaba perdido, ¿Dónde lo encontraron?
-Shaka lo trajo, dijo que lo dejaron tirado afuera de su templo.
-Eso es raro pero ahora regreso a su dueño. –Papá tomo el libro y lo puso en un cajón cuidadosamente antes de que saliera de la habitación con nosotros detrás. –No queremos que se pierda de nuevo.
-Bien pero a ¿Dónde vas?
-Sera a donde vamos, saldremos con Camus.
-Pero estamos castigados.
-Sí pero saldrán conmigo, además queremos salir con ustedes.
Caminamos por el pueblo, no nos soltaban para nada, nos habían llevado a comer, pero siempre nos mantenían cerca de ellos, eso nos estaba cansando. Cuando regresamos al templo de escorpio escuchamos ruidos extraños, nuestro padre junto a Camus se fueron por delante para ver quien estaba dentro. Nosotros de verlos nos aburrimos y nos adelantamos, abrimos la puerta de la habitación de papá y vimos que algo salto, no se podía distinguir nada porque ya había oscurecido.
-Cuidado al piso. -Nos agacharon a la fuerza.
-Papá suéltanos. –uno de los cajones se abrió y la pequeña figura salto dentro cerrándolo detrás de sí.
-Se escondió, pero en ese cajón podrá hacer nada. –Camus se acerco para abrirlo. -… no hay nada, que extraño.
-Haber quiero ver Camus. –Papá nos soltó y se acerco pero ambos se hicieron para atrás, también sentimos esa presentica. –Debemos llevar esto con Atenea y el Patriarca.
-Yo no lo tocare. –Que Valiente salió Camus.
-Yo lo llevare a final de cuentas es mío. –Saco del cajón el libro que había guardado.
-¿Es un cosmos agresivo, crees que lo que vimos era lo que se encuentra en la tapa Pa?
-Me parece que sí.
Nos dirigimos para ver que harían con el libro, el cosmos que lo rodeaba era demasiado agresivo y le costaba cargarlo a nuestro padre, como si esa presencia negativa lo dejara sin energías, si incluso Camus se negaba a tocarlo. Cuando entramos a la sala se apartaron al sentir esa energía, Atenea se para inmediatamente y le arrebato el libro a nuestro padre muy asustada.
-¿Qué pasa Atenea?
-¡Esta presencia pudo matarte, porque no lo soltabas!
-Lo lamento… pero tenía que traerlo…
-¡Papá estás loco! –Lo dejo débil en cuanto soltó el libro cayó de rodillas.
-¿De donde salió Milo?
-Me lo devolvieron, ese libro lo había perdido hace tiempo.
-Es verdad Shaka lo encontró tirado afuera de su templo.
Atenea nos miro extrañada, los demás ante la alarma comenzaron a subir para averiguar; ella daba vueltas de aquí para allá, no parecía la idiota de siempre, se estaba tomando enserio la situación. Ella se debatía por saber cómo solucionar el problema, nosotros no entendíamos muy bien, pero la energía tan negativa podía sentirse con claridad.
-No entiendo porque tanto escándalo por un mugroso libro de cuentos.
-No es un mugroso libro cangrejo.
-Ni que fuera para tanto solo hay que ver qué es lo que pasa con él, además es solo un libro para niños.
-¡NO LO ABRAS!
Nuestro padre nos abrazo y agarro a Camus, la presencia maligna se hiso más fuerte y solo pudimos ver oscuridad Death Mask ignoro nuestro grito de no abrirlo, no podíamos ver nada, ni una mínima idea teníamos sobre lo que nos enfrentaríamos.