GEMELOS PELEONEROS, CAIDAS, ¿UN REY? Y SENTIMIENTOS PELIGROSOS
-Jamás podrán vencerme…
-Sabes, nuestro color preferido esta dentro de cada ser vivo, es para nosotros el más hermoso color.
-¡Déjense de niñerías, a mi en que me interesa!
-Debería interesarte, porque…
-Porque mi hermano y yo nos encargaremos de sacarte ese color a la fuerza, el rojo de tu sangre debe ser hermoso.
-¡Impertinentes, no digan estupideces, son unos chiquillos estúpidos!...
No podía dejar de ver esa pelea, ellos no tienen permitido pelear, pero aun así estaban peleando, yo no supe lo que paso en realidad cuando se enfrentaron contra Afrodita y Eros en aquel momento, pero no podía ser posible lo que veía. Ese sujeto quería enfrentarse a los dos al mismo tiempo, pero era imposible que los venciera, ese cosmos que surgía de su interior era más grande que el de un caballero dorado como yo.
Un primer puñetazo por parte de Blas lo arrojo contra el muro de la casa, detrás apenas y alcance a ver una ráfaga de viento que se acerco a golpearle al tipo, de una patada Melina lo levanto y después sujeto del cuello para mantenerlo a su vista, la diferencia de altura era considerable, pero no un obstáculo. Lo arrojo como si de un simple trapo se tratara, solo eran niños y a pesar de ellos se estaban enfrentando a ese sujeto, continuaron golpeándolo; golpe tras golpe se veía como el cosmos de su contrincante desaparecía.
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-De verdad son rápidos.
-Jamás los había visto pelear.
-Esto está mal, deberíamos encontrar a Milo, debemos páralos ates de que algo terrible ocurra.
-Es impresionante la fuerza que demuestran, como si de dos personas distintas se tratara.
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-Creemos que te encuentras en un dilema.
-¿Dinos, para que quieres ayudar a Afrodita?
-Yo ayudare a mi señora… en lo que pida, si desea algo lo obtendrá…
-Que lastima, tememos decirte que ella quiere a nuestro padre y eso… ¡ES IMPOSIBLE!
-¿Qué es lo que son en verdad?...
-¡Polvo de diamantes! –Los distraje de la batalla, pero en parte fue tarde.
-… ¡Camus!
-Llegue a tiempo menos mal.
Camus nos detuvo, en cierto modo a tiempo, pero solo para Atenea, Shaka y Afrodita, ya que para aquel sujeto era tarde ser salvado. Nosotros tenemos prohibido pelear, jamás nos han dado una explicación del porque, solo que no es necesario nosotros peleemos y ya. Le agradecíamos interviniera.
-¿Camus donde estuviste?
-En algún lugar, buscando a Milo, pero los encontré a ustedes… se nos hace tarde.
-Es verdad, ¿Niños están bien?
-Sí Atenea.
Un camino detrás de la casa nos llevo a mas bosque, cerca de nosotros había alguien más. Esos pasos a nuestro lado, eran de dos personas, frente a un gran árbol se encontraban recargadas esas dos personas, eran Saga y Kanon, reconocíamos esa maraña de pelos donde fuera.
-¿Qué hacen?
-¿Dónde estaban?
-Saga… Kanon ¿están bien?
-Claro que sí Camus.
-¿Qué esperabas que nos pasara?
-Después de cómo encontré a estos niños me esperaba que estuvieran en problemas.
-Jajaja… en problemas…
-Que poco nos conoces… Jajaja…
-Por eso lo digo.
Se le quedaron viendo después de su comentario, se miraron entre sí, estaban preparando una respuesta tal parecía. Su semblante divertido cambio a uno más serio y se le pusieron enfrente.
-¡Cállate Camus!
-La venganza de los bipolares. –Mostro una sonrisa nerviosa, ahora si se estaban volviendo locos, Camus sonriendo, aun nervioso era una sonrisa. –No se molesten.
-Oigan tenemos que salir de este lugar. –Lo ignoraron.
-¡Si este conejo quiere pelea…!
-¡Pelea le daremos!
-Ya déjense de bromas.
Los separamos para seguir nuestro camino. Al sepáralos un fuerte viento se soltó, y el graznido de un cuervo se escucho Saga y Kanon se escondieron detrás de un árbol, todos nos cubrimos del viento y esperamos a que el polvo se dispersara para ver qué pasaba.
-¡Saga!
-¡Kanon!
-Es el cuervo…
-Ya salgan no hay nada.
-Pero escuchamos… -Shaka sacaba a Kanon.
-Ya olvídenlo sea lo que sea ya se fue. -Y Afrodita a Saga para que vieran.
-Casi lo olvidábamos.
-Es verdad vimos a alguien por esa parte. –Señalaron un camino olvidado, cubierto por las plantas.
-¿Quién era?
-No lo sabemos, pero se fue por allá.
-Tal vez sea alguno de los otros, hay que revisar, entre más rápido encontremos a los demás hay mas posibilidad de encontrarla a ella.
Nos abrimos paso por las plantas para seguir el camino, el sendero está olvidado por completo y se veía tétrico y oscuro, pero debíamos seguir adelante, si alguno de los otros caballeros se encontraba por ahí sería mejor encontrarlo.
-Por ahí…
-¿Quién es?
-Más vale que no intentes hacer una broma. –Camus se quedo quieto y vimos surgir a la persona.
-Ahora entiendo porque tanto desorden, ya decía que esto no era normal. –Era nuestro padre Hades. –Supongo que debieron cometer alguna estupidez o imprudencia metiendo a todos en este problema, espero que tengan una explicación o la solución porque yo no me quiero quedar aquí.
-Si es nuestro padre…
-Genial, mas problemas.
-Cierra la boca conejo barato.
-¿Pero Hades como es que estas aquí?
-Atenea bueno estaba de visita y en el momento en el que entraba algo extraño paso y termine aquí…
-¿Papá?... –Parecía algo ausente. -¿Papá?
-Eh… ¿Qué?
-Nada, vámonos.
El rey blanco, era extraño ver al rey del inframundo vestido de blanco. Continuamos por el camino ajedrezado en blanco y negro como un tablero, conforme se avanzaba unos ronquidos se incrementaban en volumen, eran inconfundibles los ronquidos, todos sabíamos a quien pertenecían.
-¡Aldebarán!
-… ¿Qué les pasa?... No despierten así… -Se cayó del muro.
-Jajaja…
-No se burlen.
-Pero… Jajaja… -Saga, Kanon y Camus estallaron en risa. –Jajaja…
-Así que también el Dios del Inframundo también termino aquí. –Papá se encogió de hombros. –El cangrejo se ha metido en problemas más grandes de lo esperado.
-¡Así que fue el marisco!
-Jajaja… -De imaginar lo que pasaría todos nos reímos.
Las risas fueron interrumpidas por el sonido del cuervo de nuevo, la ráfaga apareció otra vez pero se sintió una presencia cerca, esta vez alguien nos esperaba.
-De esta casilla no van a avanzar. –Otro guerrero de Afrodita, pero esta era una mujer. –Yo me encargare de esto ya que el tonto de Adrian no pudo.
-¿Y tu quien eres? –Aldebarán siempre tan autoritario controlando la situación con su sonrisa imperturbable.
-Yo soy Crowyn, my me encargare de que no sigan avanzando.
-¡No permitiremos que se queden con Milo!
-Lo que la señora Afrodita quiere lo obtiene, solo es un humano más, no debería importarles mucho…
-¡Cállate! –Cuando se trataba de nuestro Papá Milo, Camus se ponía histérico. –Yo me encargare de cerrarte la boca.
Camus no dio tiempo a nada, el mismo se encargaría de ella, pero, ella logro detenerlo; Camus estaba congelado sin moverse pero si podía hablar.
-No tan rápido caballero de Acuario… no eres el único que puede congelar a las personas en su lugar, yo también puedo.
-¡Suéltame, dile a esa bruja que no le voy a permitir que lastime o se quede con mi Milo, porque es solo MIO! –Celos, solo esa palabra era posible describiera el comportamiento de Camus en ese momento, y cuando Camus esta celoso es mejor huir.
-Celos modo on.
-Estas en serios problemas.
-¿De qué hablas Tauro?
-Cuando Camus se pone celoso no hay nada que lo pueda detener, ni siquiera tu técnica.
Se lanzo contra ella, no parecía el Camus que todos conocíamos controlado y frio, ese era un desastre emocional dominado por los celos, era muy posesivo con nuestro padre. Pero ella parecía divertirse con lo que pasaba, lo esquivaba con facilidad y respondía a los golpes inefectivos de Camus, nosotros le daríamos una pequeña ayuda para que se concentrara en lo que hacía.
-¡Camus si no te calmas le vamos a decir a Milo que no hiciste nada porque ya no lo quieres!
-¿Qué les pasa?
-No ven que Camus así no es de confiar…
Shaka y Afrodita tenían razón incluso Saga y Kanon se habían escondido detrás de Atenea, Aldebarán solo sonrió al saber lo que planeábamos, Camus no permitiría eso jamás, lo amaba con tal locura que sus celos eran más débiles, y de hecho nuestro grito funciono.
-Sabes, amo a Milo… tanto que si algo le pasa a ese irreverente e infantil escorpión jamás me lo perdonaría, por eso ¡No les voy a permitir que lo entreguen a Afrodita!...
-Ya veo, pero aun así…
-No te lo permitiré… ¡Ejecución de aurora!
-Pero que es este cosmos…
-Es el amor que le tiene a Milo.
En definitiva no parecía Camus, se comportode una forma muy impulsiva y descontrolada, tanto que nuestro padre Hades no creía que estuviera viendo a Camus. Un solo golpe de su parte fue suficiente para detenerla.