SE NOS ROMPIO EL AMOR
Nuestro papá Milo estaba siempre al lado de Hades, jamás salía solo a ningún lugar, y no podía ir al santuario ni de visita. El único momento en que estaba solo era en la noche, seguía quedándose aparte, un amor roto, un corazón lastimado deja de sentir, se vuelve frígido, triste, ha dejado de sonreír y mostrar expresiones.
Nosotros podemos escapar de esto y visitar a los caballeros, pero no tocábamos el tema de nuestros padres para evitar que siguieran guardando tanto coraje. Camus era el más afectado efectivamente, ambos amantes tenían el corazón en pedazos, no fueron invitados a la boda, en primer lugar porque intentarían impedirla y en segundo para evitar el dolor de ver como lloraba en la ceremonia.
-Melina, Blas, ¿Cómo están hoy?
-Camus, bien ¿y tú?
-Sobreviviendo. –los adultos son extraños, siempre intentan esconder lo que sienten y se dañan más.
-¿Cómo están las cosas por la tierra?
-Todo está en orden… cuanto han crecido.
-No podemos ser niños eternamente… ¿cómo te sientes respecto a todo lo demás?
-Athena nos dijo que ya se casaron. –Ella fue la única presente. -¿Cómo esta él?
-… Solo ha pasado un mes, te extraña. –Ese mes se llevo muchas cosas, su libertad, sus corazones, sus sentimientos.
-Se nota que el tiempo para un Dios llega a moverse rápido en etapas de la vida, juraría que no son niños pequeños.
-Este cuerpo solo es una representación, tal vez crecemos rápido… Camus al menos responde las cartas una vez.
Recorríamos el santuario, nosotros no importamos, todos dicen que hemos crecido para evitar pensar en lo que en verdad les importa, Milo, a quien le importa estar en una adolescencia prematura cuando tu padre tiene el corazón roto.
-Milo quiero que vengas aquí.
-Sí.
-… -No siento nada, aun por más abrazos, caricias y besos que me dé. –Mira esto, son mirlos por alguna razón están aquí… ¿Milo?
-él me decía Mirlo… -ya no tengo lágrimas. –Pero no logro recordar más que su vos.
-Iremos de visita al santuario, para que veas a Athena y a tus compañeros.
-Está bien, supongo.
Podre volar un día, pero al volver a casa hay una jaula esperándome. Aquel carro oscuro parte con nosotros dentro, mis hijos han crecido bastante, pero parece no importarles solo siguen mencionando que me extrañan.
-¡Milo! –Sus voces, creo que los conozco.
-Hola… -Los veo a todos, ya los recuerdo, mi familia.
-¿Cómo estas Milo?
-Bien Aldebarán, ¿y ustedes?
-Te extrañamos, hasta Aioria. –Aioros abraza a su hermano, siempre los envidie.
-Es nuestra imaginación o te ves más joven… -Shaka tenía sus ojos abiertos.
-Es verdad, parece que te quitaron 10 años o más.
-Un poco más Death. –Ya somos viejos, los años pasan en todos y no éramos la excepción, a cada uno de mis compañeros se les notaba que el tiempo no los perdonaba, incluso el rostro de Shaka, Mu y Afrodita tomo un poco mas de dureza.
-¿Y qué paso con esa sonrisa orgullosa?...
-… -Hay alguien que se supone no sonreía y es frio, no soy yo, no lo he visto aquí.
-… bueno porque no nos acompañas, estábamos por ir a comer todos.
-Bien…
Paso por las casas, la mía esta abandonada, aquellos días no van a regresar jamás. Cuando casi llegábamos al final el frio me rodeo, nevaba, en una casa caía nieve, algo me dice que alguien siempre hacia eso cuando no me veía en un tiempo. En la puerta esta esa persona, mirándome con una sonrisa, ya no tengo sentimientos, así que solo lo veo.
-Milo… -Sonríe más.
-… creo que olvide tu nombre… -Sus ojos reflejan dolor.
-Camus de acuario…
Todas estas personas, no sé porque cada segundo es como si olvidara algo importante, Camus, ese nombre tan dulces me es familiar, pero no recuerdo bien. En el comedor me sonreían, querían charlar, pero en el inframundo no hay nada.
-Milo ven un momento conmigo.
-Sí Hades…
-Eh… ¿Milo ya te vas?
-Solo me lo llevare unos momentos Leo.
Solo me saco para besarme afuera del lugar; cuando lo hiso pude ver detrás de él a Camus, se nos quedo viendo, por una razón quiero salir corriendo y abrazarlo, mi cabeza da vueltas, todo esto me está confundiendo, hay algo mal.
-Milo… -solo me dejo caer al piso e intenta detenerme.
Nuestro padre ha estado raro últimamente, se le olvidan las cosas, en ocasiones no responde, algo le está pasando, como si el sentido de la vida lo perdiera.
-¿Qué le pasa?
-… creo saber la razón… antes de casarse debía limpiar su cuerpo, se baño en el rio Lete.
-El rio del olvido… bebió del agua.
-No, seguramente el baño está limpiando su mente y alma de cosas dolorosas, como separarse de ustedes.
-Melina…
-No soy tan distraída saben. –Estamos más al tanto de lo que ocurre en el inframundo ahora.
Milo estaba dormido en su cama, se veía tan tranquilo. Pero no me podía acercar más de tres pasos a la cama, ya lo perdí, se olvido de mi, ni siquiera sabía cómo me llamaba cuando me vio. Me siento lejos de la cama, tal vez despierte después, solo ver su sonrisa.
-… ¿Hades?… tu…
-Camus… -Sonrió pacientemente.
-Camus… Camus… -Sus ojos se empañan. –No sé por qué debo recordar algo…
-¿Algo así?… -Lo tenía que besar, el ultimo al menos.
-… No… estoy casado…
-… entiendo…
-¿Qué es esto?... –Jala mi mano. –Yo tengo uno igual, mira.
-… -El anillo, aun lo conserva, lo lleva en un hilo lila al cuello, en su mano esta uno con una piedra negra suplantándolo.
-¿?... ¿Qué te pasa?...
Me acerco de nuevo a su rostro, ya no puedo más. Me abalanzo al cuerpo, no opone resistencia, tengo que recordar su cuerpo, el fuego del escorpión, marcar por última vez el cuerpo, ese cuerpo que fue mío.
-A… hg…
-Mirlo por favor recuérdame…
-A… -Sus gemidos por lo bajo, ha cambiado bastante. –Basta…
-No me olvides… por favor recuérdame…
-Camus… Cam... A… -Embisto con fuerza, escucho sus gemidos, ese rostro duro y esa mirada intensa. -¡A!
-Mirlo… Milo… -Lo beso.
-¡Acuario!
-¡!... –Milo abre los ojos de golpe, Hades entro.
-¡Sal de aquí!... –Me saca de la cama y me avienta fuera con mi ropa, Milo se queda quieto en la cama. –Milo…
-… -Agacho la mirada, sé que no debí, pero lo hice. –Perdón…
-No volveremos a venir jamás… -No sé qué hacer, esa cara molesta. –No puedes hacer cosas así.
-…
No puedo comprender, me saca del santuario, esto es un espectáculo y eta furioso, desde que estoy con él no se había enojado nunca, creo que cometí el peor error que puede haber. En el inframundo llego aventándome a mi habitación y cerro todas las puertas y ventanas.
-¿Hades?... ¡Hades déjame salir!... lo lamento… -No puedo ser salvaje y tirar la puerta. –Por favor… Hades…
Bonita escena dejaron en el santuario nuestros padres, Hades saco a padas a Camus sin ropa, y se llevo arrastrando a medio vestir a Milo. Athena estaba impresionada, nunca pensó que harían algo así cuando se vieran.
-Señor Hades Milo sigue gritando que lo deje salir.
-No abran esa puerta, es una orden Pandora.
-Pero debe salir en algún momento…
-No saldrá hasta que yo diga… y preparen la habitación de Milo en Elíseos, se quedara allá aislado de todo contacto.
-Sí señor. –Esperamos a que pandora saliera de la habitación para poder hablar mejor con Hades.
-Creemos que estas llegando lejos.
-Las sombras siempre son inoportunas…
-Sombras somos, sombras seremos, sabes que podemos ocultarnos en los espejos y pasar.
-Curiosa habilidad para dos gemelos.
-El punto aquí es Milo, si lo quieres deberías dejarlo irse.
-No dejare ir algo de nuevo…
-¿Lo amas?
-Sí, deben entenderlo, ahora tienen a sus dos padres juntos.
-Jamás nos importo que se encontraran separados, pero no puedes mantener atado algo que no siente lo mismo por ti.
Me quede tirado contra la puerta llorando, nadie me abría. Matarme solo me libraría de esto, mi castigo sería peor que la muerte seguramente, porque para mí la muerte seria un alivio. Abrieron la puerta y vi a Hades.
-Milo.
-Lo lamento… -Me quedo en el piso.
-¿Qué sientes por mi?
-Yo…
-¿Me amas?
-Te quiero…
Me llevo a empujones a los Elíseos, después me llevo al templo que se encuentra ahí, los dioses gemelos están esperando en la entrada, con su semblante serio. Me encierra en una habitación, da la orden de no dejarme salir. No sé en qué me he metido, estoy en un problema serio.
-Milo de escorpio te has metido en un serio problema.
-… -La vos de Thanatos, es más sencillo reconocerlos a ellos que a Saga o Kanon en ocasiones.
-Parece que ahora te quedaras en este lugar para siempre.
-No… no me pueden encerrar… ¡!... –Intente golpearlo pero algo me detuvo, no podía hacerlo, me estaban deteniendo.
-No puedes desobedecer a Hades, ese anillo te ata para siempre como tu promesa.
-… no… -Intente quitármelo pero no podía. -¿Qué es esto?...
-Ese anillo fue forjado por Hefestos especialmente por petición del señor Hades, no puedes hacer nada en contra de nadie solo por capricho mientras lo lleves puesto.
-… No me lo puedo quitar.
-Prometiste quedarte, por eso no puedes quitártelo, jamás podaras, una promesa es una promesa.
Me quedo impactado, por toda la eternidad debía cumplir mi promesa de amar a Hades, debía olvidarlo todo, ser solo del Dios de los muertos y de nadie más, aun si tenía el corazón hecho pedazos. Lo que hice de traicionarlo con Camus me aseguro que Hades no volvería a confiar en mí, por ello sabia que debía olvidar todo, guardar en el rincón de mi corazón el amor por Camus aun si el corazón se me había hecho polvo.