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Nunca sabes que hay detrás de un armario por Keelop

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Notas del capitulo:

Buenas tardes.

Muchas gracias a los que le dieron una oportunidad a esta historia. Aqui tienen el nuevo capitulo.

Gracias al cielo que esa clase de educación física terminó al poco tiempo de entrar de nuevo al pabellón. La verdad es que no sabía que pensar, Alex y Adrián se habían vuelto a reír de mí. Yo no tenía la culpa de ser como soy, probablemente si tuviera la oportunidad de cambiarlo no lo haría. No me gustaría ser como ellos, superficiales, falsos, homofóbicos y malos amigos, aunque bueno, la palabra amigos les quedaba extremadamente grande. Gracias a mi forma de ser había conseguido la amistad de Lucas, y había conocido a Chris, eso era algo bueno a lo que no quería renunciar.

 

 

Una vez terminada la clase nos dirigimos de nuevo a los vestuarios para cambiarnos. En ellos había un total de doce duchas, cada una individual, con mamparas, la verdad es que todo era muy lujoso en ese lugar, y por ello debíamos hacer dos rondas para ducharnos, Chris y yo nos quedamos para la segunda, ya que fuimos los últimos en entrar. Sin embargo, para mi buena suerte, Alex y Adrián entraron en la primera, por lo menos así dejan de molestarme durante un rato.

 

 

Cuando nos íbamos a duchar, con otros seis compañeros, la mayoría nuevos, me acordé de que Chris también era gay y no pude evitar pensar en el hecho de que estábamos desnudos delante de otros chicos también desnudos, y yo por mi parte procuraba no desviar la mirada hacia el cuerpo de mis compañeros, y mucho menos hacia el de Chris, pero ¿Qué haría él? Desde lo que pasó ayer en el baño, desde lo cariñoso que había estado conmigo, no pude, ni quise, impedir que algo dentro de mí se sintiera atraído por él, después de todo era el primer gay que conocía personalmente, y tenía tantas dudas acerca de ello. ¿Chris seria virgen? Él tenía un año más que yo y era mucho más guapo, pero aun así me había dicho que nadie sabía lo de su orientación sexual, eso quería decir si lo era, es decir, que nunca había hecho nada con nadie. Una parte de mí se alegró por ello, pero a la vez me sentía mal por mis propios sentimientos, no hacia ni un día que lo conocía y ya pensaba en él de esa forma, cuando los sentimientos por Lucas no aparecieron hasta que habían pasado tres años de conocerlo. Y por otra parte estaba ese hecho, yo sentía algo por Lucas, o al menos eso creía, igual solo era un enamoramiento pasajero, de esos adolescentes en lo que crees que serias capaz de todo por tener a la otra persona, pero en los que un día te das cuenta de que, en realidad, tu subconsciente te ha hecho tergiversar la realidad para llenarte de ese sentimiento cálido y confuso del que todo el mundo quiere disfrutar al menos una vez en la vida, como es el amor. Pero daba igual, aunque tuviese esas dudas acerca de mi amor por Lucas y mis sentimientos por Chris y como podrían cambiar con el tiempo, yo tenía claro que ahora mismo por Chris solo sentía una atracción impulsada por la recientemente descubierta orientación sexual de mi amigo.

 

 

 

Pasaron varios días en los que no pasó nada preocupante. Ni Alex ni Adrián se acercaron a mí, parece que después de lo que me dijeron en la clase de educación física, y de la forma en la que yo me quedé tan callado cómo aturdido, se habían quedado más que satisfechos y de momento no necesitaban atacarme más.

 

 

Esos primeros días de clase, en los que los trabajos eran escasos y el sol aun picaba, aprovechamos para ir, por la tarde, a la playa con nuestros nuevos amigos. Así que el tercer día de clase, con María ya recuperada, quedamos en llevar comida e irnos a la playa después de clase. La verdad es que ese instituto era lujoso hasta como para tener la playa al lado de la puerta trasera, es decir, desde el instituto se accedía a la playa, después de todo ahí es donde se supone que tendría yo mi taller de salvamento.

 

 

Tras finalizar la mañana, María, Paola, Lucas, Chris y yo nos dirigimos a la playa y fuimos caminando por la arena en busca de un sitio cómodo, en el que ni diera mucho el sol, ni hubiera demasiado viento, para acomodar nuestras toallas y poder comer tranquilos. Yo me puse entre Chris y Lucas, y tenía a María delante, mientras que Paola se colocó al lado de María, delante de Lucas. Así comimos tranquilamente, María y yo, como era costumbre, llevamos ensalada de pasta y sándwiches de jamón y queso, y agua para beber, mientras que Lucas llevaba una tortilla de patata hecha por Regina, la tan adorada por todos cocinera de su casa, y un bocadillo de rabas, su preferido. Chris, por su parte, comería unas croquetas caseras y unas empanadillas, hechas también por su cocinera personal Maribel, a la cual todavía no tenía el placer de conocer. Y, Paola se compró un bocadillo de lomo con queso en la cafetería del instituto, uno de los enormes bocadillos que servían en esa cafetería.

 

 

Durante la comida nos dedicamos a hablar de lo propio, comida, y como las chicas sabían cocinar se pusieron a comentar sus recetas preferidas a la vez que mencionaban lo genial que iba a ser el taller en el que estaban apuntadas. Aprovechando que las chicas se pusieron a hablar de sus cosas, Lucas, Chris y yo comenzamos a hablar de las expectativas en la clase de educación física, aunque, realmente, yo hablar lo que se dice hablar, hablaba poco del tema, como ya saben, no es que el deporte sea mi pasión. Sin embargo, Lucas y Chris estaban muy emocionados con el nuevo profesor y su afán por hacernos ejercitar nuestro cuerpo hasta la saciedad. Aunque su entusiasmo por el deporte era predecible y obvio, y más en ese  momento, en la playa, cuando ambos estaban en trajes de baño mostrando sus cuerpazos. La verdad es que era difícil decantarse por uno de los dos, ambos estaban muy buenos: Lucas tenía unos abdominales muy marcados y unos brazos y piernas bastante tonificados, además si se le añadía ese moreno en la piel debido a la cantidad de horas expuesto al sol, se veía irresistible; y, a pesar de que Chris fuera más blanco de piel, él tenía más espalda que Lucas pero menos abdominales, aunque sus brazos y piernas no tenían nada que envidiar a los de Lucas, y ese traje de baño que llevaba, parecido a un bóxer, tan ajustado, no dejaba nada a la imaginación. Con vaya dos me fui a juntar. Así daba gusto, no como yo, que media casi diez centímetros menos que ellos y mi cuerpo era delgado, a ver, tampoco es que se me notaran todos los huesos, de hecho María me decía que mi físico no estaba tan mal, pero debía trabajarlo un poco para ganar fuerza, quizá de esa forma la gente me respetaría más y ganaría más confianza en mí mismo.

 

 

Tras terminar de comer, María insistió en que quería bañarse y yo decidí acompañarla, ya que los demás querían seguir tomando el sol tranquilamente. Cuando llegamos al mar, María echó a correr hacia el agua helada, mientras que yo solo metí los pies, no me apetecía nada entrar de golpe como la loca de mi amiga hacía siempre. A los cinco segundos, ella ya estaba mojada entera a seis metros de la orilla y yo aún tenía únicamente los pies en el agua. Cuando llegué a un punto del mar en el que el agua me llegaba hasta la rodilla, vi como María me miraba desde cuatro metros más adelante con una sonrisa pícara en el rostro. ¡Oh, oh!, me temía lo peor, y en efecto, vino corriendo hacia mí, bueno, si a eso que ella hacia se le puede llamar correr, y yo traté de echar a correr también hacia la orilla, pero reaccioné tarde y al segundo estábamos ambos bajo el agua, ella encima de mí. La verdad es que no sé de qué me sorprendía, siempre hacía lo mismo, mi mejor amiga era como un libro abierto. Cuando salimos a la superficie del agua, yo congelado, casi tanto como ese líquido imprescindible para la vida que en ese momento me rodeaba, y temblando escuché unas risas que provenían de mis amigos tumbados cómodamente en las toallas y yo puse mi mejor cara de enfadado, que se esfumó cuando vi a María salir del agua con una alga colgándola del pelo y no pude evitar echarme a reír también, a la vez que le señalaba el pelo. Y ella me miró con cara de no entender a lo que me refería.

 

 

-María, cielo, si querías mechas verdes debiste ir mejor a un peluquero antes que buscarlas en la mar, sé que te gusta aprovechar todo de la naturaleza, ¡pero la verdad es que hay veces que te pasas, eh!- Dije yo sin parar de reír mientras que ella llevaba rápidamente su mano al pelo desconcertada, y tras palpar un poco su cabello dio con la alga y la tiró de nuevo al mar, con una cara de asco digna de fotografiar. Después de eso me dio un golpe en el brazo con la mano abierta, y yo no pude hacer otra cosa que reír con más ganas, y ella, al verme tan feliz, se contagió y comenzó a carcajearse conmigo a la vez que volvía a lanzarse a mis brazos, pasando sus brazos alrededor de mi cuello, mientras yo hacía lo mismo con su estrecha cintura.

 

 

-¡No veas como te quiero!, ¡Y como echaba de menos esa risa tan contagiosa que te gastas!- Me dijo a la vez que me daba un beso en la mejilla y me apretaba más entre sus brazos. Después se pasó la lengua por los labios y me soltó- Que salao que eres mi vida- Y se comenzó a reír de nuevo, y yo volví a hacerlo con ella al entender que se refería al beso y a la sal del mar.

 

Después de eso, nos separamos y seguimos chapoteando un rato más. El agua ya no estaba tan frío, o al menos mi cuerpo se había acostumbrado a la temperatura del mismo, y era agradable estar allí metido, dejando mi cuerpo flotar al lado del de mi mejor amiga, disfrutando del sonido del mar con los ojos cerrados.

 

 

-¿Sabes qué? Creo que a Paola le gustas- Me comentó María, y yo no pude evitar abrir los ojos y mirarla, ¿qué estaba diciendo?, pero si esa chica y yo apenas habíamos hablado, es decir, nunca nos habíamos dirigido expresamente el uno al otro, si no que cuando hablábamos lo hacíamos con los demás.

 

 

-¿María, qué estás diciendo?-Pregunté yo un poco alterado. No era la primera vez que una chica se fija en mí, pero si la primera que una chica lo hace siendo parte del grupo de amigos, aunque claro, hasta ahora solo éramos tres. María también abrió los ojos y me miró seria, mientras yo ponía cara de incredulidad. Al parecer lo decía enserio.

 

 

-Lo que oyes, hoy me ha preguntado que si tenías novia y cuánto tiempo llevabas sin una, y que sepas que no se ha creído que nunca has estado con ninguna chica, dice que eres demasiado adorable como para haber sido desperdiciado durante tanto tiempo- Me dijo ahora con una sonrisa, aunque sus ojos no hacían eco de esa felicidad que su boca trataba de transmitir- Además, el día que la conocimos me dijo que se alegraba de que en verdad no fuéramos pareja, porque así podría intentar algo contigo sin problemas.- Yo estaba flipando, que tía más lanzada, es decir, recién me conoce y sin saber nada de mí ya le dice eso a mi mejor amiga. ¡Vaya con la italiana!

 

 

-¿Pero cómo es que se ha fijado en mí teniendo a Lucas o a Chris? ¿Acaso está ciega?- Pregunté yo sin entenderlo. Vale que una chica se fijara en mí de vez en cuando, pero pudiendo escoger entre Lucas, Chris y yo, yo creo que nadie me escogería a mí. María me miró con cara de pocos amigos.

 

 

-Thiago, me parece que tienes un bajo concepto de ti mismo. Debes empezar a entender que eres atractivo para muchas chicas, puede que tú no lo veas, porque no te fijas, pero yo si lo hago y hay una gran cantidad de chicas que se quedan mirándote cuando pasas a su lado. – Yo intenté interrumpirla pero ella no me dejó y siguió hablando, averiguando lo que iba a decir- Puede que creas que las chicas sólo buscan hombres que tengan un cuerpo de infarto o una cara de actor de Hollywood, pero no es así. Es decir, está claro que hay chicas que si son así, pero la gran mayoría no, hay muchas, y supongo que muchos chicos también, a las que les gusta la sensibilidad de los demás, o su forma de ver la vida o de ser, no todas se van a fijar en tu exterior, y aunque así fuera no tienes nada que envidiar ni a Lucas ni a Chris, cada uno de vosotros tiene una belleza especial.- Me aclaró sonriéndome, y yo bajé la mirada. Quizá tenía razón y yo era demasiado exigente conmigo mismo y no veía mis cualidades, igual sólo me fijaba en lo malo que tengo. Pero aun así, yo sentía que mi belleza no era equiparable a la de ninguno de mis amigos.- Pero, Thiago, debes aceptarte. Da igual si a las chicas les pareces guapo o no ¿cierto?- Me preguntó ella. Yo ya sabía por dónde iban los tiros ahora, la conversación de siempre.

 

 

-María, ya lo sé- Dije yo comenzando a frustrarme.- Me gustan los hombres, pero aun no me siento preparado como para declararme gay abiertamente, ¿sabes?- Seguí intentando calmarme un poco, mientras María pasaba su mano por mi espalda. Después de todo, ella no sabía lo que había pasado con Adrián, y por tanto, tampoco conocía qué era lo que me hacían mis compañeros, al menos uno en especial, por suponer que lo era. ¿Si lo supieran porque yo lo reconozco no sería peor? Igual si admito que soy gay otros chicos más se alían con Adrián para molestarme. La verdad es que tenía miedo de reconocer que era gay, pero tampoco es como si no me sintiera orgulloso de serlo, es decir, me siento a gusto cuando me gusta un chico.- Mira María, simplemente necesito tiempo. No puedo salir del armario de un día para otro. Además, supongo que tengo la esperanza de que algún día conozca a un chico que me quiera, al que yo quiera, y por el que yo quiera y sienta la necesidad de salir del armario- Dije yo sonriéndole, y ella se echó a reír.

 

 

-¡Ay, amigo, estás hecho un romántico!- Me comentó aumentando el volumen de su risa, y yo no pude evitar acompañarla. Pero en seguida ambos dejamos de reírnos para volver a mirarnos fijamente- Sabes que no quiero que sufras. Tengo el presentimiento de que este año las chicas se te van a empezar a echar encima y no creo que quieras estar rechazando a todas simplemente porque no te gustan, es decir, al final los demás se darán cuenta de que es muy raro. A ver, tampoco te estoy diciendo que lo publiques en tu Facebook, pero igual deberías decírselo a Lucas, es tu mejor amigo, independientemente de lo que sientas por él, sabes que él lo aceptará, y mejor que se lo digas tú a que lo haga otro o a que ate cabos el mismo.- Yo no pude evitar desviar la mirada. Todo eso ya lo sabía. Me hubiera gustado seguir hablando con ella, pero entonces nuestros acompañantes se nos unieron en el agua.

 

Lucas, nada más entrar al agua se lanzó encima de mí a hacerme una ahogadilla. Como odiaba que me hicieran eso, debería estar prohibido. Y por más que le decía que no lo hiciera, él siempre lo hacía. Cuando por fin me dejó salir a la superficie, yo había tragado agua y no pude evitar echarla por la boca como si de una fuente me tratase, y al verlo, los demás se echaron a reír. Después estuvimos jugando los cinco en el agua, haciéndonos ahogadillas o simplemente lanzándonos agua. Durante ese tiempo me fijé en Paola, y María tenía razón, esa chica no paraba de mirarme, y seguro que ahora que me veía a mí mirándola se pensaba que yo también quería algo con ella, esperaba que no fuese así. Otra cosa en la que me fijé es que Chris y Lucas, a pesar de las primeras impresiones, habían congeniado muy bien. La verdad sentí un poco de celos ante ello, a ver, por un lado me alegraba que se aceptasen pero también me daba miedo que me apartaran o que me excluyesen un poco, porque ellos se parecían en muchas cosas, mientras que yo apenas tenía cosas en común con ambos. Entonces una pregunta vino a mi mente, ¿y si a Chris le empezaba a gustar Lucas?, no es como si tuviera posibilidades con él, pero aun así sería un poco molesto para mí. Me daba pavor que eso sucediese. Y lo peor es que no sabía por cuál de los dos.

 

 

-Chicos, como acaban de empezar las clases y no hay mucho que hacer, ¿qué os parece salir el viernes al centro? Ya sabéis, a unas discotecas de la zona- Propuso Lucas con una sonrisa inocente que yo me conocía. Y, se giró para dirigirse a Paola y Chris- Como sois nuevos aquí he pensado que os gustaría conocer la zona de marcha y vivir una verdadera fiesta española. Os va a encantar- Comentó mientras los aludidos asentían sonriendo. Otros amigos a los que les iba la marcha, al menos tenía el consuelo Chris no se iría a poner a ligar con todas las chicas del lugar y no sería yo el único raro desinteresado.

 

 

-Claro, yo tengo muchas ganas de salir- Comentó Paola- He estado tan liada con la mudanza de mis padres que apenas he salido desde que llegué. Además, tengo ganas de ver como se lo montan los chicos en esta ciudad- Dijo mirando descaradamente hacia mí, mientras yo bajaba la mirada avergonzado, ¿Cómo podía ser tan descarada? Aunque realmente me hacía gracia, nunca antes una mujer se me había insinuado tan fácilmente. Lucas también se dio cuenta de las miradas y la contestó.

 

 

-¿Pues como nos lo vamos a montar? Somos los mejores. Yo porque tengo novia, y la quiero y respeto. Pero vamos, que aquí mi amigo Thiago tiene una marcha en el cuerpo que no puede con ella- Me dijo riéndose y yo no pude evitar lanzarle una mirada de rabia. Genial, ahora mi mejor amigo, que me gusta, intenta liarme con una tía que no es mi tipo, exactamente por eso, porque es una mujer. Mi semana mejoraba por momentos. ¿Ahora qué le diría a Lucas?, estoy en el punto de mira de una chica, una chica bastante mona, que se me ha insinuado delante de todos, y la iba a rechazar también delante de todos. Vergonzoso.

 

 

-Eso espero. Aunque si Thiago ve que no puede seguirme el ritmo no me importaría conocer a otros hombres. Está claro que hay que tener varias opciones siempre- Dijo ella riéndose, María también se empezó a reír, como si de una broma se tratase, y tras ella todos los demás, a excepción mía, claro. Encima de descara, un poco suelta la chica. Yo me conformaría con un solo hombre, no necesitaría tener una cola de chicos que esperen por estar cinco minutos conmigo.

 

 

-Tranquila, Thiago aguanta lo que le echen- Comentó Lucas riéndose, mientras Paola me miraba mordiéndose el labio y Chris me miraba sonriendo, María, por su parte, miraba a Lucas intentando fulminarlo con la mirada. Y así sigue la conversación. ¿Debería avisarles de que estoy delante?, porque parece que se les ha olvidado ese pequeño detalle. Pero no hizo falta.

 

 

-Pues yo tengo muchas ganas de salir también. En Inglaterra, en el internado, no nos dejaban salir, así que nunca pude disfrutar de una verdadera fiesta- Gracias Chris por el rápido cambio de tema. Le miré agradeciéndole con la mirada, y él, que estaba al lado mío, me pasó un brazo por la espalda, sin que nadie lo notase, y me echó una mirada que parecía decir ‘’no te preocupes, para eso estoy’’. Ante ese roce de su mano con mi piel, no pude hacer otra cosa que estremecerme. Ese había sido, probablemente, el contacto más íntimo que había tenido nunca con nadie, y  aunque no duró más de unos segundos, mi piel lo recordaría durante horas, e incluso días.

 

 

Los demás no parecieron disgustarse con el cambio de tema, todo lo contrario, se interesaron por su estadía en un internado. Ninguno de nosotros había estado nunca en uno, por ello solo sabíamos de ellos las cosas que veíamos en las películas. Nos dijo que el compartía habitación con un chico mayor, Eliot, que se convirtió en su mejor amigo, pero que por desgracia el año pasado se había ido del internado y Chris ya no sabía nada de él. También nos contó que una vez hicieron una fiesta en el vestíbulo en navidades y estaba prohibido servir alcohol, pero uno de los alumnos mayores, un chico que había repetido y que ya era mayor de edad, fue a comprar vodka, ron y whisky, en secreto, y acabaron todos borrachos y gran parte del vestíbulo destrozado, pero que él no se acordaba de nada por todo lo que había bebido.

 

 

Paola aprovechó para contarnos también algo de sus fiestas italianas. Nos habló acerca de una en especial. Fue en casa de una compañera de clase, y todos hicieron bote para comprar mucho alcohol y comida. Al parecer, jugaron a juegos típicos como pasarse el hielo de boca en boca, como el strip póker, como la botella con pruebas, besos y prendas, con los que mucha gente acabó enrollándose con alguien en alguno de los cuartos de la casa. Nos contó que en esa fiesta perdió la virginidad con un chico tres años mayor que ella, cuando ella tenía catorce, y que ni siquiera lo recuerda bien. A pesar de ello, no parece arrepentida, de hecho parece que está orgullosa de haber tenido su primera vez con un chico que ni siquiera conocía y al que sigue sin conocer. No es que Paola me cayera mal, de hecho me parecía muy maja y agradable, pero tenía unos valores y una forma de actuar completamente distinta a la mía. Yo creo en el amor, y ella en el sexo.

 

 

Una vez concluyeron los relatos de los nuevos, Lucas nos dijo que en Nueva York su hermano Alex lo había llevado a una fiesta, cuando Lucas aún no estaba con Laura, y que fue un desfase. Allí la fiesta se montó a lo grande, en un complejo deportivo para ricos, y la gente debía tener una invitación personal para entrar. Por lo que Lucas contaba, Alex tenía mucha influencia en esa ciudad, conocía a mucha gente y tenía muchas amigas, ya me entienden. Pero, aunque fuera una fiesta para pijos, todos allí bebían como piratas, y tanto él como su hermano se pillaron una buena, pero cuando ambos pensaban irse con sus respectivos ligues a explorar nuevas zonas, la policía hizo acto de presencia debido al alboroto y fue echando a todos. Lucas y Alex echaron a correr y escaparon por la parte de atrás del complejo. Alex había llevado a Lucas a una fiesta ilegal, en un sitio privado.

 

 

 

A pesar de la fiesta de la que había formado parte Lucas, éste aseguró que no hay nada como una verdadera fiesta española. Y era cierto, o al menos eso pensaba yo también. La verdad es que la fiesta en esta ciudad es bastante buena, y aunque yo no sea muy dado a salir, no podía negarlo, los antros a los que siempre me lleva Lucas son alucinantes, con varios pisos y con distintas zonas en cada uno de ellos. De hecho, el que más me gusta es uno de seis pisos, Carambola se llama, en el que uno de los pisos es exclusivamente para homosexuales, y aunque nunca había entrado en esa zona, más de una vez había visto salir a parejas de hombres juntas, y acarameladas, de los baños, que estaban en otro piso, o de esa misma zona incluso. Sentía unas ganas inmensas de subir a ese piso, pero como siempre iba con Lucas, y éste no me perdía de vista, me resultaba imposible si quiera dar una mirada dentro. Debía de ser excitante.

 

Notas finales:

Espero sus comentarios acerca del fic. Gracias por leerlo.

Bueno, hasta la próxima.

 


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