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Una pareja de tres. por Misa Tsukamoto

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Notas del fanfic:

Nunca había escrito algo tan pornoso en mi vida ._. *se esconde*

Notas del capitulo:

Hola c: Es un one-shot bastante larguito (?) pornoso, y no sé, no estoy acostumbrada a escribir estas cosas xD *huye*

Hice este fic especialmente para mi esposa baby A ♥ espero les guste también a ustedes c: y no sé, a leer~

 

 

 

El menor del grupo llamado Junhong, apodado Zelo, se encontraba parado en aquel cuatro con la luz apagada, colándose dentro de él la luz del pasillo por las hendijas que quedaban entre el marco de la puerta y la puerta misma. Estaba recostado entre el ropero y la pared de la habitación, con sus cabellos rubios y azules lisos cayendo sobre su frente sudada; sus ojos cerrados manteniendo su cabeza inclinada hacia atrás, de sus labios entreabiertos escapaban leves gemidos y jadeos sonoros. Su cuerpo tan sólo tenía una remera algo ancha y larga de color celeste claro; debajo estaba desnudo. Sus blancas piernas delgadas temblaban ligeramente haciendo que debiera apoyarse más la espalda contra el rincón aquel.
Sus manos con finos dedos estaban firmemente aferradas al cabello de aquel, quien arrodillado frente a él le practicaba sexo oral, haciéndolo delirar de placer.

Aquel cuya cabeza se manejaba en un movimiento de vaivén incontrolable, metiendo y sacando el miembro ajeno de su boca, mientras sus manos se encargaban, una de apretar fuertemente la cadera y trasero del menor para cuidar que no se le abalanzara a su boca atragantándolo, y la otra se mantenía masturbando acompañando el trabajo bucal; aquel mismo no era nada más ni nada menos que el líder de B.A.P. el mayor de todos, Bang Yongguk.

Aumentó el ritmo de su mano y enloqueció al menor succionando su glande; Zelo no pudo resistirse más; cuando su hyung le hacia aquello, el menor perdía toda voluntad posible, apretó más el cabello, abrió sus ojos y sus dientes se apretaron como si quisieran quebrarse mutuamente; el ligero temblor de piernas se convirtió en uno furioso que le hacía casi perder el equilibrio; resopló unas veces, gimiendo desde el fondo de su garganta, mientras un cosquilleo exagerado le hacía remover todo su sexo bruscamente, para al instante llegar al orgasmo eyaculando en la boca del mayor, quien sin protestar tragó el espeso líquido derramado.

– Hy-hyung… – el menor susurró aun agitado por los espasmos del orgasmo y la respiración acelerada a causa de sus latidos. Yongguk se levantó y quedó frente a él.

Las miradas se encontraron, la del menor, nublada y algo dispersa aun, mientras que la de Yongguk poseía deseo, frenesí y pasión.

Hacía ya cinco meses que el pequeño Zelo y Yongguk mantenían una relación amorosa; y muy fogosa gracias a las intenciones del mayor, quien no podía evitar derretirse al ver al menor, cada vez parecía provocarle más; sus labios, sus miradas, su cuerpo delgado y frágil, siempre le deseó tanto, que hacía ya cinco meses que no se había podido controlar. Lo había besado una vez mientras estaban solos mirando una película, todos los demás miembros de B.A.P se habían ido del apartamento, y él aprovechó cual lobo que caza a caperucita.

No sólo fue un beso, sino que en aquel sofá, fue la primera vez que había tomado el cuerpo de Zelo, haciéndole gemir entre los almohadones, arremetiendo contra su blanco trasero con sus caderas, mientras aquel pequeño de gran altura se agarraba fuertemente al brazo del sofá.

Pero Zelo también estaba enamorado de él, desde siempre admiró a su hyung, cuando le conoció en TS; siempre estaba y está intentando seguir sus pasos, es un ejemplo para él, por lo que aquel día, en el que Yongguk le besó, correspondió, y cuando las delicadas manos ajenas se colaron por la pretina de su pantalón, por más exaltado y asustado que estuviera, se dejó llevar, entregándose al placer, a su hyung, a su amor.

Desde entonces comenzaron a salir, secretamente. Al menor no le hacía mucha gracia estar escondido siempre, ¿por qué no contárselo a sus otros hyungs? Pero Yongguk no quería, siempre le decía que esperaran un poco más, aunque hubieran pasado tantos meses, le pedía más tiempo… y ¿cómo negárselo? Si es el amor de su vida en esos momentos.
Por eso cada vez que quedan solos, el mayor devora los labios del menor con hambre y ganas, y Zelo corresponde enamorado.

 

– Hyung, Zelo, ¿están listos? Tenemos que ir al estacionamiento para ir al M! countdown – la voz de Youngjae resonó en la sala, Yongguk se separó casi gruñendo de los labios ajenos los cuales había poseído instantes antes.

– Enseguida vamos, ya sabes como es Zelo para arreglarse, siempre demora más que todos. – se excusó cínicamente, le dedicó una mirada lujuriosa al menor, quien manteniendo sus ojos firmes en los oscuros del otro, comenzó a acomodarse la ropa.

Mientras el menor se acomodaba rápidamente, Yongguk pasó al baño, para luego los dos salir del apartamento, junto a Youngjae; Daehyun y Jongup esperaban en la camioneta, mientras Himchan había estado toda la mañana fuera, entre una cosa y otra, se le había hecho tarde para volver al apartamento, así que directamente iría hasta el estudio de grabación.

Todo salió bien, y el programa fue transmitido con naturalidad, era como una rutina, ya no habían nervios por parte de esos seis jóvenes rubios; la canción que estaban promocionando en ese momento era “Crash” el repackage del mini álbum “No Mercy”; se divertían tanto cuando salían a escena, era un momento divertido aquello, que lo disfrutaban las fans y ellos. Aunque no iba mucho con el concepto que Yongguk tenía de si mismo, pero aun así, ponía todo el esfuerzo de su parte, y odiaba ese cabello rosa que ahora tenía, que le recordaba tanto a Zelo en “Power” ¿cómo había podido el chico aguantar ese color en la totalidad de su cabeza? Seguro era un trauma verse al espejo… pero la verdad es que Yongguk lograba divertirse con los demás, jugando y tonteando.

Lo que si, era que recibía quejas de celos del maknae, que siempre se preguntaba, ¿por qué no podía ser él quien sostuviera sus manos y juntara su frente al final? ¿Por qué debía de ser Himchan? y para eso no había respuesta, la coreografía ya había sido marcada así. Por ello era Himchan quien ayudaba a Yongguk en ese tipo de coreografía, además de que claro, era su amigo de siempre…
A Zelo aquello le disgustaba, él bailaba mucho mejor, Yongguk, no nos mintamos, no era un gran bailarín, y sino fuera porque el final es a dúo con Himchan, Zelo sería quien le ayudara, o eso creía Zelo.

Así que ahí estaban, después de grabar, después de comer y distraerse un rato mientras descansaban, Yongguk y Himchan en la sala de ensayos, a puertas cerradas para que nadie les molestara y así Yongguk pudiera concentrarse más, en aquel baile que sus cuerpos rítmicamente creaban. Mientras el presumido de Himchan se miraba en el espejo, mordiendo su labio inferior, arrugando un poco su nariz, agitando su respiración cada vez más.

Su cuerpo se soltaba cada vez más y su penetrante mirada atravesaba el gran espejo de aquella pared, y parecía rebotar en él llegando así, a clavar su mirada en los ojos de Yongguk, que aunque nublados y perdidos le sostenían aquel desafío.

Los cuerpos desnudos en el suelo, sudados, las uñas de Himchan arañando el suelo como si fuera un gato siendo amaestrado; las embestidas del mayor penetrando aquella estrecha entrada del trasero ajeno; cada vez más rápido, saliendo de manera algo brusca y volviendo a entrar con ímpetu. Los gemidos escapaban de ambas bocas sedientas, el menor allí, en el suelo, con los codos apoyados en el suelo, su trasero elevado y su cabeza algo erguida para observar a Yongguk por el espejo; quien detrás y casi sobre él, le daba el mejor sexo que el menor podía conocer. Como amaba estar bajo aquel cuerpo, moviéndose furiosamente, sintiendo el miembro caliente ajeno dentro suyo, y el placer abarcando todos sus sentidos.

Apoyó su peso en uno de sus brazos nada más y condujo la otra mano hasta su propio sexo; masturbándose de forma desesperada para alcanzar el orgasmo que momentos después sintió; nublándose su vista, relajando las facciones de su rostro, gimiendo altamente, y derramando todo su blanco semen en el suelo y su propia mano. Yongguk sintió esas paredes estrechas contraerse de aquella manera tan exquisita, mordió la piel del menor con demasía fuerza, y el gemido ronco salió de su garganta advirtiendo su propio orgasmo, derramándose dentro del cuerpo ajeno.

Sí, Yongguk y Himchan tenían sexo siempre que decían que iban a practicar Crash; porque el que le dijeran a Yongguk “no actúas lindo” ó “das miedo cuando haces aegyo” era lo que motivaba a aquella pareja a mentir “vamos a practicar”; para encerrarse allí y cumplir las fantasías de Himchan, en diferentes posiciones, observando su rostro mismo inundado de placer por las atenciones de Yongguk.

Himchan siempre estuvo enamorado de Yongguk, desde que era un trainee; pero jamás se había podido confesar, ciertamente Yongguk no parecía ser un tipo homosexual, ni tampoco bisexual, Himchan pensaba en aquel tiempo que seguramente era heterosexual, y no tenía ninguna oportunidad con él.

Pero el destino le tenía una sorpresa preparada, hacía siete meses atrás, una vez cuando dormían en la habitación una pequeña siesta, mientras los demás chicos de B.A.P estaban dispersos por el apartamento, Yongguk se había levantado de su cama y había ido a dormir con Himchan, en un abrazo cálido y tierno, luego un beso cursi se dio; y desde ese momento empezaron a salir.

 

Pero… ¿Y Zelo?

Zelo era el gran dilema de Yongguk, amaba a Himchan, pero también había comenzado a amar a Zelo, le volvía loco ese niño, al igual que Himchan le volvía loco también; por ello dos meses después de empezar una relación con Himchan, Yongguk comenzó una relación con Zelo.

Y obviamente, así como a Zelo le había dicho que esperaran más tiempo para sacar a la luz aquella relación de noviazgo, lo mismo le había pedido a Himchan; por eso, ninguno de los jóvenes sabía nada; Zelo creía que Yongguk era sólo de él, mientras que Himchan creía lo mismo.

 

– Debemos irnos, llegaremos muy tarde, y Daehyun comenzará a molestarse – murmuró algo sofocado Himchan, sentía sus oídos algo tapados, y sus piernas parecían costarle estar en pie una vez que se levantó del suelo.

– Tienes razón, apurémonos, además, mañana debemos levantarnos temprano… – observó como su compañero se vestía algo dificultosamente, río por lo bajo y fue a ayudarlo, claro, para él había sido más fácil, sus pantalones no habían sido sacados del todo, se habían quedado enganchados en sus tobillos junto a su ropa interior, por lo cual al jalarlos hacia arriba, ya estaba vestido otra vez. – déjame que te ayude.

Himchan sonrió complacido, Yongguk era tan atento con él, realmente se sentía la persona más feliz del mundo por tenerlo, lastima que la fama no le permitiera gritar eso a los cuatro vientos, aunque en el caso de Yongguk, eso, era un alivio.

 

Llegaron al apartamento se ducharon, y luego entre todos cenaron algo; la comida comprada no era muy de buen gusto a veces, pero, con tan poco tiempo que tenían ¿qué podían hacer? Sólo las veces que tenían tiempo libre Himchan felizmente cocinaba algo a los demás. Luego de eso, jugaron un poco entre todos, conversaron y exhaustos luego se acostaron cada cual en su respectiva cama para dormir.

Al llegar la madrugada, una leve llovizna caía sobre Seúl, Himchan un poco molesto se despertó al sentir dos pies descalzos caer con algo de peso sobre el suelo de una de las camas de arriba; se volteó un poco en su cama y luego oyó la puerta abrirse para luego cerrarse, una luz encendida, y supuso que uno de los maknaes se habría levantado para ir al baño, o a la cocina por algo de beber por lo que intentó volverse a dormir.
Quien se había bajado de su cama era Zelo; el niño estaba algo molesto, Yongguk se había portado un poco frío luego de ensayar, y siempre era así cuando regresaba de la empresa con Himchan, el joven estaba celoso, y por ello no podía conciliar el sueño.

Se quedo un rato sentado en la mesa de la cocina, observando la heladera frente a él, junto a su mano izquierda se hallaba un vaso con leche, mientras su otra mano sostenía su mentón. Estaba pensativo, suspiró largamente y relamió un poco sus labios, esa sensación en su pecho le estaba matando; quería de una vez por todas contarle a los demás hyungs que Yongguk era tan sólo de él, y que mantenían una relación hace meses. El menor esbozaba una sonrisa fantaseando como sería el rostro de sus hyungs al enterarse de eso, y que luego de pedirles disculpas por no contarles nada, todos les felicitaran a él y a Yongguk.

– ¿estás en Mato? – sonrió un Himchan algo adormilado, bromista; al ver que aquel que había salido del cuarto no había regresado se preocupó, y decidió levantarse, entrando a la cocina y encontrándose con aquel niño de figura angelical que sonreía dulcemente con sus ojos cerrados.

– Algo así… – Realmente no fue un tono muy bueno el que utilizó, realmente Zelo no estaba muy bien con Himchan, sentía celos de él aunque supuestamente Yongguk no le había dado motivos. Al escuchar su voz penetrar sus oídos de aquella manera tan áspera, el corazón del menor se sobresalto y eso, le molestó aun más.

– ¿Sucede algo Junhong? – Himchan sonrió apartando una silla de la mesa y sentándose frente al menor; el otro bajó su rostro, comenzó  a girar el vaso sobre la mesa con sus dos manos algo pensativo.

– Hyung, si me permites, creo que yo podría enseñarle mejor a Yongguk la coreografía… – murmuró, elevó su mirada y una inocente sonrisa algo apenada se dibujó en sus labios, el otro cambió su expresión, quedó serio enseguida; ¿por qué el menor querría ayudar a Yongguk? ¿Con qué derecho le quitaría su sesión de sexo frente al espejo? ¿Acaso quería practicar más veces esa parte que tanto enfurecía a Himchan? donde Zelo como una novia recién casada era cargado por el mayor.

– No te preocupes Junhong, sé que eres un gran bailarín, pero, no es nada complicado para mi ayudarlo… – Zelo borró su sonrisa, formó un pico con sus labios mordiendo el interior de su boca mientras su mirada se bajaba otra vez.

¿Qué hacía?  ¿Le decía a Himchan lo que pasaba entre él y Yongguk y que por ello quería ayudarlo? Su segundo hyung es una persona correcta, nunca se atrevería a contar aquel secreto si él se lo decía; sería algo como una promesa de secreto entre maknae y hyung, quizás sellar el juramento con sus dedos meñiques…

– Es que… te contaré algo – se acercó susurrante al mayor quien se sorprendió por aquella acción alejándose un poco de aquel rostro, pero volviendo a unirse a él cuando vio que el menor algo le confesaría. – por favor, no lo divulgues, sucede que, Yongguk hyung y yo estamos saliendo… y quiero sentirme más útil para él – sin contar claro los celos que le generaba el verlo con Himchan solos.

– ¿Es… están saliendo?  – la voz de Himchan sonó un tanto irónica, no, no le creía, ¿cómo le iba a creer semejante cosa si era él quien salía con Yongguk? – Junhong, no me parece gracioso que inventes cosas así, si te gusta Yongguk… entonces estoy en la obligación de contarte que yo soy su novio; aunque me ha dicho que no diga nada, pero si las circunstancias son así no me queda de otra – habló serio, decidido, había verdad en sus ojos, y el menor le vio con los suyos abiertos de par a par… ¡¿qué demonios le acababa de decir?!

– Eso no puede ser verdad, hyung te estoy diciendo la verdad, llevamos cinco meses de novios, ¡hoy mismo antes de salir al M!countdown tenía mi pene dentro de su boca! ¿Me vas a decir a mí que sales con él? – Himchan abrió sus labios sorprendido, luego Yongguk le besaba con esa boca…

– ¡Cuida ese lenguaje jovencito! – dio una palmada en su cabeza, y aunque hubiera querido gritarle, sabía que en la habitación, todos dormían, por lo que debía susurrar sin poder hacer más. – no puede ser… ¿por qué…? Llevamos siete meses de novios… – escondió su rostro tapándolo con sus manos, la desesperación y una extraña ira se estaba acumulando en su cuerpo.

Zelo sintió un ahogo, un nudo en su garganta parecía aparecer, Himchan no parecía estar mintiendo, y él tampoco obviamente, ¿entonces Yongguk les estuvo engañando a ambos? ¿Para eso era el “necesito un tiempo, aun mantengámoslo en secreto”?

– Hyung… entonces, ¿Yongguk nos engañó a ambos? – miró con algo de miedo, realmente esperaba que el otro le dijera que aquello era una broma, y que tan sólo lo hacía para molestar, como tantas bromas anteriores.

Himchan le miró seriamente destapando su rostro, el corazón le latía velozmente y su respiración era algo entrecortada a esta altura, la persona que amaba, le estaba engañando en sus propias narices con un niño de menor edad; pero al parecer era cierto, Zelo no estaba mintiendo…

¿Qué tenía el menor que no tuviera él para que Yongguk le necesitara aparte?
Se sentía tan poca cosa… tan menos… y ahora que lo veía bien, Zelo era lindo, su piel parecía de porcelana, delicado, delgado, alto, con labios de cereza, mirada divertida y pícara la mayoría del tiempo, con un brillo inocente, y manos que invitaban a entrelazar sus dedos y apretar en un fuerte agarre de manos.

De pronto su corazón tomó un ritmo diferente, observó como la nuez del cuello del menor se movía lentamente al tragar saliva; fijó su mirada en aquel pijama que le quedaba algo grande, descubriendo uno de sus hombros un poco, esa piel blanca, aparentemente suave al tacto; un instinto extraño se apoderó de él queriendo clavar sus dientes salvajemente en aquella zona. ¿Qué demonios le pasaba? Jamás se había fijado así en el maknae, pero… ahora le estaba pareciendo hasta excitante, lo que había comenzado como una comparación entre él y el menor para darse cuenta el porqué Yongguk le engañaba, había terminado convirtiéndose en una repentina atracción.  

– Puedo comprender a Yongguk al engañarme contigo… eres tan, deseable Junhong…. – el menor amplió sus ojos e hizo una mueca con sus labios algo sorprendido, ¿había escuchado bien a aquella susurrante y áspera voz? – ¿por qué… no le pagamos con la misma moneda a Yongguk hyung? – Himchan ya ni se escuchaba, tan sólo aquella excitación que recorría su cuerpo al ver al menor con otra mirada, le estaba haciendo perder la cabeza en ese cosquilleo de sus genitales.

– ¡Himchan estás loco! ¿Qué rayos estas diciendo? – No tuvo tiempo de seguir reprendiendo al otro, pues el mayor en un impulso algo alocado, se había subido a la mesa, y había quedado sentado frente al menor, con una pierna a cada lado de la silla, apresando su cuerpo allí. – ¡¿Qué demonios?! ¡Hyung! – no quería gritar para no despertar a los demás, pero por un momento sintió que debía hacerlo; quizás si lo hubiera echo hubiera zafado de la perdición en la que su hyung quería meterlo.

– Junhong, hablo enserio, él te engañó, también me engañó a mi, ¿por qué no puedo engañarlo yo a él? ¿Por qué tú no puedes? – se deslizó como un felino hasta rozar los labios del menor con los suyos, mientras la oscura mirada estaba fija en los ojos asustadizos ajenos.

Pero Zelo reaccionó de manera contraría a lo que deseaba Himchan; el menor espantado se afirmó en el orillo de la mesa, aunque Himchan estuviera allí, e hizo resbalar las patas de la silla hasta retirarla para poder levantarse y alejarse del otro. Ante esto, la falta de algo que le mantuviera el equilibrio, Himchan cayó desde la mesa hasta el suelo, quedando en cuatro patas.

– ¡Hyung! – Zelo se asustó un poco y corrió a ayudarlo, Himchan se levantó algo apenado tomando la mano ajena que se extendía frente a él. – ¿Estás bien? ¿Te hice daño? – la mirada afligida de ese pequeño lograba conmover al mayor. ¡¿En qué diablos estaba pesando cuando intentó eso con Zelo?!

– Sí, estoy bien Junhong, perdona – miró a los ojos del contrario, quien le devolvió la mirada fijamente también. – Yo, no quise comportarme así, es que enterarme esto de Yongguk… no sé que me paso.

El menor quedó observándole a los ojos, eran tan profundos, tan llamativos, parecía como una serpiente hipnotizándolo. El corazón del menor comenzó un rápido palpitar, recordando como momentos antes esos labios tan formados habían rozado los suyos; su piel se erizó y un escalofrío le recorrió, recordaba aquella sensación, cada vez que Yongguk se acercaba a paso lento a besarle eso provocaba en él; pero, ahora era Himchan quien estaba frente a él, no Yongguk, ¿cómo podía sentir lo mismo? Tragó saliva algo nervioso. Y Himchan volvió a sentir lo que antes estaba sintiendo, sonrió de lado, y sus ojos comenzaron a devorar a esa pequeña presa delante de él, ahora no le veía con pena, sino que nuevamente con deseo.

Se acercó hasta el menor, quien curiosamente no retrocedió, sino que quedando serio, le decido una mirada con algo de superioridad pero a la vez picardía. El mayor llegó hasta sus labios y esta vez los besó sin dar tiempo a dudas; Zelo correspondió torpemente.

El beso suave que había comenzado como un juego pronto adquiriría un ritmo desenfrenado, el mayor acorralando al menor, introduciendo sus manos por dentro de la remera del pijama, acariciando su pecho y su espalda; Zelo gemía inconcientemente, nunca hubiera imaginado que Himchan fuera tan hábil con la lengua en un beso tan apasionante como ese.
La rodilla del menor se coló entre las piernas del mayor ejerciendo algo de presión; estaba dolido, herido internamente, Yongguk le engañaba con Himchan, le era infiel, Himchan tenía razón, ¿por qué él debía serle fiel? Y si Himchan hacía otras cosas, como besaba, entonces el engaño valdría la pena; ya no sabía ni a él mismo que le pasaba, pero el sólo imaginar lo que vendría con Himchan el libido le ganaba.

El mayor cortó el beso cuando el aire se hizo necesario, separó al menor de su cuerpo, sonriendo, y el otro le contestó con una sonrisa lasciva también mientras acariciaba el miembro del mayor por sobre la ropa; varias caricias provocativas, mordidas por parte de Himchan al hombro descubierto de Zelo; lamidas en el cuello del mayor por parte del menor; y ya pronto la excitación era tal que el mayor volteó al más joven, quien sin que nada le dijeran apoyó sus manos en la mesa y elevó su trasero. Himchan apretó su erección contra las nalgas contrarias, y condujo una de sus manos hasta la entrepierna del menor introduciéndola debajo de la ropa; mientras la otra mano sostenía su cadera.

– Hy-hyung… ahh…t-tengo calor… – musito apenas audible, Himchan mordió su labio inferior invadido por el fuego sexual que quemaba su cuerpo, sabía que Zelo se refería a que su ropa ya sobraba, y no al calor corporal que de seguro estaba sintiendo. Embistió aun con la ropa, y el gemido del menor fue algo sonoro.

– Junhong… contrólate – río sofocado, y jaló el pantalón del pijama junto con la ropa interior ajena, para luego hacer lo mismo con su ropa.

Nuevamente su mano se fue hasta el miembro del menor, esta vez no había tela que molestara, podía masturbarle libremente; acariciándolo, rozándolo, haciéndole desear hasta luego recién agarrarlo rodeándolo con su mano en un movimiento que subía y bajaba por el falo de Zelo; el cual se retorcía en la mesa, sus piernas temblaban, y sus caderas se movían solas, sin que su conciencia le mandara; deseando sentir más el miembro firme de Himchan junto a su entrada, apresándolo entre una nalga y la otra, mientras aquella mano le daba esas deliciosas atenciones.
El mayor no resistió mucho aquella situación, su sexo siendo apresado por aquel trasero tan codiciado; ¿acaso Zelo veía los muslos que tenía? ¡Por dios Himchan iba a explotar sino lo penetraba ya!

Extendió sus dedos lo más que pudo tratando de agarrar nalga y muslo del pequeño, lo que fuera, pero necesitaba sentir la carne siendo apretada en la palma de su mano que marcaba los dedos en esa blanca piel. Mientras lentamente, habiendo dejado de masturbar al menor se introducía en él; para luego comenzar un enceguecedor vaivén tan conocido por ambos. Reprimiendo gemidos para evitar despertar a los demás, el ritmo aumentaba, enloqueciéndolos dentro de aquel mundo de lujuria, desesperación, y dolor por la traición que ambos sentían; hasta el momento en el cual Himchan ya no aguantaba más, por lo que para estimular al otro a llegar al orgasmo, llevó su mano nuevamente al miembro del menor masturbándolo con poca delicadeza, siendo brusco y rápido, al ritmo de las penetraciones; Zelo no demoró mucho después de eso, cuando terminó corriéndose en aquella mano, apretando su frente contra la superficie de la mesa y sus uñas arañándola mientras un jadeo incontrolable salía de sus labios; Himchan terminó dentro del menor tirando su cabeza hacia atrás y mordiendo sensualmente su labio inferior; dejando que las oleadas de placer le hicieran estremecerse una y otra vez.

– Es-estamos lo-cos por hacer e-esto – entrecortado, con la respiración acelerada, Zelo pronunció aquellas palabras cuando el mayor salió de él, soltando un quejido luego como respuesta a ese vacío reciente.

– Quizás… – pausó antes de seguir hablando para volver a tomar un ritmo de respiración algo normal y luego proseguir – pero Yongguk nos lo hace a nosotros… ¿no dijiste que tenía tu pene dentro de su boca hoy? – sonrió superficialmente, él también tenía un corazón, que ahora estaba roto.

– ¿Qué…acaso quieres tenerlo en tu boca también? – sonrió bromista dándose vuelta para ver al mayor de frente, quien ya se había vestido de la cintura para abajo nuevamente. Pero cuando vio que Himchan se inclinaba delante de él ya no le pareció tan gracioso. – ¡Hyung! ¿Qué haces? Nosotros… recién…

– Junhong, tienes diecisiete años, se te parará enseguida otra vez… por lo menos… para limpiarlo servirá ¿no? – Zelo no lo podía creer, de hecho juraba que el otro sólo estaba jugándole una broma; pero no quiso averiguarlo, actuó antes de eso.

– Iré al baño hyung, ya puedo limpiarme yo solito… – le miró de reojo algo desconfiado, mientras en la mirada del otro se reflejaba cierta picardía que Zelo podía jurar que algo ideaba.

– Junhong, ¿te gustaría jugar con Yongguk un rato? – su sonrisa se volvió algo cínica, por un momento Zelo temió, un temblor recorrió su cuerpo, pero… Yongguk era un maldito infiel.

– ¿Qué tienes en mente? – sin pensarlo mucho aceptó, entró al baño y Himchan le siguió.

Ya tenían una especie de venganza preparada, aunque no era algo que alguien con sentido común haría en estos casos; pero la mente de Himchan era algo extraña, y Zelo tan sólo un adolescente que buscaba experiencias nuevas en cada etapa de su vida, ¿y qué mejor que aprovechar las locuras de su segundo hyung? Ya no le debía respeto a Yongguk, pues él había estado en falta antes.

 

 

Era otra mañana, un amanecer distinto para Himchan y Zelo, quienes no tenían escrúpulos a la hora de fingir que todo estaba bien con Yongguk; el cual al quedarse solo con alguno de ellos dos, le besaba amorosamente, como si nada pasara, como si todo siguiera igual.
Las promociones de Crash apenas les daban un tiempo libre para vivir; pero entre tanto ajetreo, Yongguk y Himchan habían logrado encontrar un momento intimo para ambos, cuando Youngjae, Jongup y Daehyun no estaban en el apartamento, y Zelo se encontraba dándose una ducha; en ese momento los mayores del grupo se encerraron solos en la habitación.

– Him-Himchan para, Zelo está en el apartamento aun, esperemos que él se vaya – el líder apenas podía hablar pues la boca hambrienta del menor devoraba sin consideración sus labios, subiéndole la remera, pellizcando su pecho y restregándose contra el cuerpo del mayor, que sentado en la orilla de la cama, mantenía a Himchan sobre su regazo, con las piernas abiertas, el pantalón desprendido, una notable erección; acariciándole el trasero por sobre el pantalón.

– No se dará cuenta… además – algo agitado se separó del mayor y le miró fijamente, quizás con un cierto deje de desprecio. – ¿Qué importa? Si nos ve le contaremos que estamos saliendo, que somos novios – la voz de Himchan parecía de un niño, típico de su aegyo – y que nos amamos, ¿verdad? Algún día se van a enterar ¿no?

–…No creo que… ¡ah! – Himchan movía sus caderas lentamente sobre la entrepierna del mayor. – Esta sea la mejor forma…de enterarse. – miró a los ojos de aquel joven que hizo un puchero inflando sus mejillas, para luego sonreír y volver a besarlo con arrebato pasional.

Los cuerpos lentamente cayeron en la cama, y el menor terminó de quitar aquella remera que estorbaba para deleitarse con el pecho del mayor, las manos de Yongguk acariciaban toda la piel que pudiera verse libre en el menor.

– ah, perdón… – la puerta se abrió y Zelo apareció en el umbral, con la piel algo húmeda, goteando agua de su cabello, y con solo una toalla roja en su cintura; desprendiendo el suave aroma de jabón y shampoo. – ¿Interrumpo?

Los ojos de Yongguk se abrieron de par a par, Zelo los había visto y no en una situación que fuera fácil de explicar, Himchan sobre él, besando su pecho, mientras él lentamente le iba conduciendo con sus manos en su cabeza hasta más abajo. Rápidamente sin pensarlo mucho empujó a Himchan, allí no valía mucho que dijera la típica frase de “te lo puedo explicar” porque a la vista estaba que eso no tenía explicación lógica a no ser decir la verdad.

– ¡Zelo!…yo… – su ritmo cardiaco aumentó, sintió un fuerte nudo en su garganta producto de un extraño miedo que sintió, allí no sólo Zelo se enteraría de que él le engañaba con Himchan, sino que seguramente haría un escándalo, en el cual Himchan se enteraría también que él le engañaba con Zelo.

– ¡Cálmate BBang! Parece que hubieras visto un fantasma… – Himchan se levantó de donde había caído al ser empujado, sonriendo mostrando sus blancos dientes de ratón, como si nada malo sucediera tomó por los hombros al mayor, y le obligó a sentarse nuevamente en la cama al ver que se iba levantando; la cara de estupefacto a Yongguk nadie se la quitaba, pero claro, Himchan no entendía porqué el susto… ¿verdad? – Junhong… pensé que te perderías toda la diversión.

 

Himchan caminó pausadamente hasta Zelo, el cual cerró la puerta una vez que entró y la trancó desde adentro; el mayor llegó hasta el menor bajo la mirada incrédula de Yongguk, le sonrió, y Zelo le correspondió con una insinuante sonrisa, recostándose contra la pared y permitiendo que el otro le tomara con una mano la nuca, y con la otra la cintura para luego besarle lentamente, introduciendo su lengua dentro de aquellos pequeños labios; permitiendo que ese músculo jugara con el del menor, entrelazándose, acariciándose, y perdiéndolos a ambos en la pasión.
Los brazos del menor rodeaban el cuerpo del otro, acariciando su espalda, mientras la mano que antes estaba en la cintura del maknae se deslizaba hasta su trasero, acariciando por sobre la toalla, guiando luego hasta su parte delantera; arrancándole algunos suspiros al menor durante el beso.

Yongguk no podía creer lo que sus ojos veían, Himchan y Zelo, besándose y tocándose mutuamente delante de sus ojos.

– ¡¿Qué demonios está sucediendo aquí?! – no pudo evitar preguntar con reproche, los otros dos al escucharle separaron sus bocas, girando sus rostros para mirarle, pero aun sin deshacerse de ese abrazo pasional; Himchan río un poco, y palmeó una de las nalgas del menor, quien al sentir aquello, se deshizo del mediano de los tres, y se encaminó hasta el mayor.

– Hyung, ¿por qué tan irritado? Todo está bien – susurró con aquellos hinchados labios del beso, y se arrodilló frente al mayor; Yongguk intentó reaccionar cuando las manos del maknae se encaminaron hasta el cierre de su pantalón; pero Himchan le había provocado antes, por lo cual se sentía algo excitado, más ahora ese beso que había presenciado, lejos de darle celos en esas condiciones, le hizo aumentar el deseo.

Por lo que sin poder protestar, tomó el cabello del menor y presionó aquellos hermosos labios contra su miembro aun cubierto por la ropa interior; con un poco de trabajo por su posición Zelo resopló en la tela mientras intentaba deshacerse de aquellos pantalones, y luego el boxer del todo, bajándolos hasta los tobillos del mayor para luego quitarlos completamente y engullir el miembro semi-erecto, moviendo su lengua sensualmente dentro, intentando que creciera más. Yongguk soltó un ronco gemido, más bien un suspiro, mordió su labio inferior y observó desde arriba, como aquella carita le regalaba sexo oral; su miembro se escondía dentro de aquella pequeña boca, y los oscuros ojos lujuriosos de Zelo levantaban su vista para verle; sacaba el miembro de su boca, lo lamía, jugaba con él y su lengua, mientras sus manos acariciaban los testículos del mayor, llenaba de besos el tronco del ya despierto sexo del líder, hasta la base, mordía levemente su ingle, más bien raspando sus dientes suavemente, y luego volvía a atender su miembro, subiendo por él, soplando, chupando su glande para luego introducirlo nuevamente lo más profundo que pudiera, y mover su cabeza al ritmo en el que la mano de Yongguk guiaba.

Por unos instantes el mayor había olvidado que allí también se encontraba Himchan, pero rápidamente le recordó cuando la ropa del otro cayó al suelo, quedando desnudo en un abrir y cerrar de ojos, Himchan se acercó hasta ellos, se subió a la cama y gateó por ella hasta llegar a Yongguk; le dedicó una sonrisa y luego besó la oreja del mayor, recorriendo su contorno con la punta de su lengua, chupó el lóbulo, y bajó por el cuello dando pequeñas mordidas, mientras arañaba y acariciaba la piel del pecho del mayor, pellizcando sus tetillas. Siguió el recorrido de besos por el cuello, con la dificultad de la pesada respiración de Yongguk, llegó subiendo por el mentón, hasta los labios ajenos y mordió el inferior, chupó sus labios e introdujo su lengua para un desenfrenado beso.

Cortó el beso dejando al líder totalmente sofocado y delirando gracias a la atención que allí abajo aun Zelo le prestaba; el mediano de los tres se deslizó hasta el suelo, quedando al lado del menor, Zelo le observó curioso y sonrió con el palpitante sexo del mayor dentro de su boca; Himchan se acercó y acarició la espalda desnuda llegando hasta la toalla para desatarla por completo, desnudando al pequeño, conduciendo su mano hasta la entrepierna y haciendo un bombeo en la erección del maknae, mientras su otra mano acariciaba la entrada de su trasero introduciendo apenas la punta de uno de sus dedos; Zelo sin poder resistirlo, sus cuerdas vocales soltaban sonoros gemidos que chocaban de lleno con el miembro del mayor haciéndolo vibrar dentro de su boca, y sus caderas se elevaban, levantando su trasero como si fuera un felino en celo que le acarician el lomo.

– Eres tan pervertido pequeño… – susurró Himchan; Zelo al fin pudo sacar el miembro de su boca cuando las manos del mediano le dejaron quieto, le llamaba pervertido a él, ¿entonces Himchan qué era? Suspiró más calmado, y los jadeos roncos de Yongguk calmaron, pero rápidamente un quejido como protesta apareció.

Los dos menores miraron excitados al mayor, Yongguk apreció aquellos rostros sonrojados, con labios entreabiertos, y ojos brillosos de placer, mientras la respiración de ambos chocaba contra su sexo expuesto, jamás, ni en sus mejores sueños, había logrado imaginar esa escena. Los otros dos se acercaron hasta la entrepierna, y mientras la mano de Himchan bombeaba su miembro, las bocas y lenguas llenaban de besos todo el falo, introduciéndolo por turnos una vez cada uno en su boca. Otra vez el mayor comenzó a jadear, con aquella voz gruesa que le caracterizaba, sus manos apretaron la arrugada sábana debajo de él; el calor era tan sofocante que creía morir ahogado allí dentro, su cuerpo comenzaba a sudar rápido, y no tardó mucho en aparecer ese calor ardiente en toda su zona genital, tensando sus músculos, sintiendo el cosquilleo previo del orgasmo, quemando el extremo de su miembro como si le hubieran prendido fuego allí abajo. Pero al mismo tiempo esa sensación se iba al Zelo sacarlo de su boca, y volvía a aparecer cuando Himchan lo introducía; Yongguk no paraba de repetir en su mente nublada que por amor de dios uno de los dos se detuviera hasta que alcanzara el clímax.

El cual no llegó, pues al ver los tensos músculos de Yongguk, y el temblor en sus piernas y pequeños escalofríos, Himchan se retiró, e hizo que Zelo hiciera lo mismo.
Ambos se levantaron y el mayor gruñó, ¡¿qué demonios estaban haciendo?!

– ¡¿Por qué se frenaron?! – les miró con reproche y Zelo sonrió alcanzando sus labios, acostándolo en la cama quedando sobre él.

– Tan sólo estamos jugando hyung – comentó pícaro, bajando con sus besos por el ancho cuello, acariciando el vientre del mayor y deslizando su lengua por todo el pecho.

Himchan besó la espalda del menor con besos húmedos, mordiendo de vez en cuando, y elevó un poco su trasero abriendo las nalgas del menor, pasó su lengua moviéndola con desenfreno pero a la vez delicadeza por toda la entrada el pequeño; Zelo comenzó a gemir, emitiendo pequeños sonidos desde su garganta que excitaban mucho más a los mayores; siguió bajando por el abdomen del mayor e introdujo su lengua en el ombligo de éste, imitando los movimientos de Himchan en su trasero.

El mayor de los tres ya no se quedaría espabilando, Zelo quería jugar, entonces jugaría, no entendía como aquella situación se había dado, pero ¿qué más daba? Era lo mejor que podría pasarle en la vida en ese momento.
Tomó el miembro del menor y lo estimulo mientras sus labios exigían los contrarios, Zelo comenzaba a gemir más sin poder resistirse, Himchan con su traviesa lengua detrás, mientras la mano de Yongguk le atendía, no quería correrse aun, pero si aquello seguía así no tardaría.

El mediano abandonó su trabajo, tomó del cabello al maknae y lo jaló hasta él, quitándolo de los labios de Yongguk y conduciéndolo a sus propios labios, Yongguk se irguió sin dejar de masturbarlo, y entre los dos voltearon a Zelo para quedar de espaldas al líder, quien una vez así comenzó a introducir su pene en la estrecha entrada del menor. Zelo soltó un gemido, y cayó prácticamente sobre las sábanas quedando en cuatro patas, Himchan aprovechó y condujo el rostro del menor hasta su entrepierna; y mientras Yongguk le envestía fuerte y brutamente por su trasero, Himchan le envestía más suavemente contra su boca.
Los tres se sentían completamente enviciados en ese punto, el pequeño trasero de Zelo era delirante para Yongguk apretando con sus paredes internas su sexo; la boca húmeda era el estimulante perfecto para Himchan, quien cerrando sus ojos y tirando su cabeza hacia atrás movía rítmicamente sus caderas, mientras que Zelo, no podía dejar de derretirse por dentro sintiendo aquel roce en su próstata por parte de Yongguk, y aquel miembro pasar por su sensible lengua.

El movimiento cada vez más descoordinado, necesitando pronto una culminación, a Yongguk se la habían quedado debiendo, por lo que su miembro casi doliente, no tardó en volver a experimentar esas sensaciones orgásmicas; llevándolo a una rápida eyaculación dentro del menor quien gimió como pudo al sentirse lleno del líquido del mayor. Salió del interior de Zelo e intentó calmar su respiración, Himchan salió de la boca ajena y se posicionó detrás de Zelo; le fue fácil penetrarlo con los restos de Yongguk que servían como un lubricante, por lo que de una fuerte estocada se adentró en él, Zelo llevó su mano a su miembro masturbándose algo necesitado; el líder les observó, como Himchan se violentaba contra aquel delgado cuerpo bajo él, y como el pequeño se atendía así mismo proporcionándose placer; nunca había visto algo más excitante en su vida, Zelo le encantaba, le fascinaba ese pequeño gigante, y Himchan era su perdición también, le gustaba demasiado, por eso que ellos estuvieran montándole terrible espectáculo ahora, era algo que Yongguk no podía permitir olvidarse a futuro. Inconcientemente comenzó a tocarse otra vez, bajando su mano por su pecho, pasando por su abdomen, vientre y llegando a su cansado miembro, tan sólo tocándolo y acariciando, mientras observaba la escena.

La velocidad de los otros aumentaba pero eso no se interpuso en los planes de Yongguk, quien una vez que logró despertar su miembro fue hasta los otros dos, haciendo que se detuvieran un poco; se apoyó detrás de Himchan y le penetró suavemente; el mediano mordió la nuca de Zelo cuando sintió aquella intromisión; el menor se quejó como un gato, y contrajo las paredes de su ano como protesta; el miembro de Himchan sintió ese ahorco, y tuvo que gemir fuertemente perdiendo el equilibrio, Zelo sonrió aguantando su peso, y Yongguk río vencedor, Himchan había comenzado todo aquello y ahora no resistía al parecer.

– ¿Qué pasa Himchan? ¿Ya te cansaste? – una sonrisa divertida se dibujaba en el rostro del líder al preguntar aquello, Himchan elevó su rostro y fijó sus nublados ojos en la pared, el aire le faltaba, su trasero palpitaba y los espasmos que su parte delantera dentro de Zelo le provocaba no le dejaban pensar, estaba agitado, con sus labios abiertos, los relamió un poco mientras se adaptaba a su nueva posición entre medio de aquellos dos.

– ¡Hey! Aish…soy el del primer piso, ¿podrían moverse maldita sea? – Zelo gimió deseoso moviendo sus caderas hacia Himchan. El otro jadeó, apretó sus dientes con fuerza, mientras su pecho se violentó con el fuerte ritmo de la respiración, subiendo y bajando.

Nuevamente comenzó a moverse al sentir las embestidas del mayor contra él. El sonido de sus cuerpos húmedos chocar entre si se oía junto a los gemidos desenfrenados que soltaban sus bocas, como una cadena, los tres gimiendo al unísono mientras sus movimientos descoordinados que intentaban ser coordinados aumentaban haciendo que los gemidos también aumentaban, tomando más velocidad. Ese fuego nuevamente quemaba el sexo de Yongguk y hacia arder sus testículos y miembro dentro de Himchan.
A Himchan las fuerzas realmente se le estaban yendo pero su cuerpo solo se manejaba furiosamente, guiado por ese cosquilleo de su vientre y esa eléctrica ola de placer que se conducía por su próstata cada vez que Yongguk la estimulaba al penetrar y salir. Y Zelo, sentía el peso de Himchan sobre él, metiéndose más profundo en su interior, haciendo que el menor mordiera sus labios desesperado, arrugara las sábanas bajo él y se masturbara con frenesí intentando calmar esa sensación de urgencia que su cuerpo sentía, mientras Himchan le sostenía del pecho, sin darse cuenta que levemente frotaba sus dedos contra las tetillas del menor, provocándole corrientes placenteras que conectaban esa zona con su parte inferior.

– ¡Ma-maldición! – exclamó el menor al sentir varias mordidas de un Himchan  totalmente desesperado, apresuró más su mano en su miembro para provocar su propio orgasmo, se contrajo levemente y terminó eyaculando sobre la cama, dejando su cuerpo caer, creando el efecto domino, cayendo los otros dos sobre él, aun embistiendo.

Los espasmos de placer, la piel erizada, ese fuerte jadeo que siguió al gemido sonoro que escapó de sus labios, más las contracciones de su zona intima, apretando con fuerza el miembro de Himchan, hicieron que el mediano de los tres se corriera dentro del pequeño, temblando, provocando también así que Yongguk explotara dentro de él. Los tres cayeron derrotados, mientras los quejidos de Zelo hacían que lentamente los otros dos salieran de encima de él, Yongguk saliendo despacio de Himchan, y Himchan saliendo de forma algo bruta del menor al caerse a su costado.
Las respiraciones eran frenéticas, los músculos de sus cuerpos encontraban relajación luego de aquello, perdiendo totalmente las fuerzas, agitados, y aun sintiendo que toda la habitación les daba vueltas.

– N-nunca creí que esto sería tan bueno… – susurró el menor de los tres, Himchan asintió tragando saliva, intentando regularizarse.

– Se suponía que esto era una despedida, por engañarnos maldito BBang… – murmuró Himchan, el mayor de los tres elevó un poco su cabeza y les miró sorprendido. – Nos enteramos que jugabas a dos puntas… y pensamos esto como una despedida, para que veas lo que te perderás, de ahora en adelante…

– Lo siento… – Yongguk aspiró fuertemente, y soltó con más calma el aire. – Sé que no es excusa, pero… me enamoré de ambos, y cuando me di cuenta, ya… no podía elegir, y no quería perder a ninguno de los dos… supongo que, ese fue mi error…

– Pues… el que me hayas engañado y pidas disculpas no quita que aun te ame… – susurró Himchan – y que Junhong esté más bueno que comer pollo con la mano. – el menor sacó fuerzas de donde no supo y le arrojó una almohada a Himchan. – Lo siento, esto es serio… – mordió sus labios intentando no reír, pero luego no aguantó, y soltó una débil carcajada. – Junhong ¡vamos! No te lo tomes tan mal, es la mejor puta experiencia que he vivido en mi vida, no me importaría que las cosas sigan así de ahora en más… en vez de una despedida.

Los ojos de los otros dos se ampliaron por sobremanera, ¿de verdad Himchan estaba diciendo aquello? Debía estar bromeando seguramente el descarado ese… aunque, después de lo que acababan de hacer, tan santos y puros no eran como para creer que aquello era una locura… y Yongguk estaba enamorado de Himchan, así como también de Zelo… Himchan estaba enamorado de Yongguk, pero le encantaba el pequeño maknae, y Zelo, aunque también estaba enamorado de Yongguk, no iba a negar que el encuentro en la cocina con Himchan, y lo que acababan de hacer, le había hecho perder la cabeza por el mediano. Quizás la idea, no era tan mala después de todo.

– Yo no soy celoso… claro, si me avisan – Himchan guiñó su ojo a Yongguk, quien se recostó en la cama con sus brazos arriba llevando sus manos entrelazadas detrás de su cabeza.

– Yo tampoco lo soy – comentó finalmente el mayor, Himchan habiendo escuchado que él estaba de acuerdo se arrimó hasta él y apoyó su cabeza en el pecho ajeno.

–…Supongo que yo tampoco… lo soy… – Zelo gateó hasta el otro lado de Yongguk y se apoyó en el pecho del mayor también así como Himchan. – Siempre y cuando, quede entre nosotros solos… – los mayores sonrieron, y el pequeño también; Yongguk bajó sus musculosos brazos y abrazó a los dos cuerpos a cada lado de él.

 

 

Había sido un maldito infiel, pero las cosas le habían resultado mejor de lo que alguna vez pudo imaginar, él no gobernaba su corazón enamorado de dos jóvenes, y ahora Zelo y Himchan ya no sentían esos celos que antes sí, porque no importaba con quien estuviera Yongguk de los dos, ya que ellos también podrían estar juntos, conociéndose y enamorándose más…

Ahora eran una pareja de tres.

 

 

 
Notas finales:

Y bien ¿les gusto? ¿no? ¿criticas? ¿comentarios? ¿preguntas? estoy abierta a todo c: ♥


A mi en especial el final no me dejó muy conforme c: ....no sé si Yongguk me engañara lo mando a la csm peeeero si me gusta en el sentido de que es: BangHimLo ♥

 

PD:....no sé porqué justamente elegí Crash...la canción más cute y amorosa (?)

 

 

 

 

 

 

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