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Subasta Humana por HakudiNN

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Notas del capitulo:

Holaaa!!! si, si lo se x.xme falto subir este capitulo, me lo salte sin querer, pero esque el viernes tenia a una cierta personita q me estaba molesta y molesta y no entendia el sentido de : "ESPACIO PERSONAL" (a la L pero nd agradable ni adorable) y arrrgggg no podia ni respirar!!!!x.x!!!

pero en finnn u.u.. lamento mucho la equivocacion, borre el capitulo q estaba, pro obvio lo volvere a subir n.n!!!! asi q....aki taaaaaaaaaaaaaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Despertó con cierta pereza: había alcanzado a dormir un par de horas luego de regresar del bar, por tanto, sentía el cuerpo cansado, debía apestar a licor luego de tomarse un par de tragos con una mujer que se convirtió en su compradora habitual.
Matt se desperezo con poca disposición al incorporarse con los brazos en el colchón, giro los ojos a un costado mirando por debajo del revuelto cabello rojizo. Estaba solo en la cama, como costumbre.
Alzo los ojos a la puerta para mirar con atención la habitación del otro lado del pasillo, también con la puerta abierta. Una cálida sonrisa jugo en sus labios cuando miro las sabanas revueltas de la otra cama. Near debía seguir dormido, pero no duraría mucho, dormía poco, simplemente sus horas de descanso habían aumentado desde que Mail y el muchachito…bueno, Near debía reponer energía.
Dejo el pensamiento volando en suspenso y se puso en pie descalzo, vestido con los pantalones de la noche anterior. Anduvo hasta la ducha para darse un baño y recuperar un aroma decente.
Cuando el agua fría logro despertarlo ya era tiempo de salir de ella antes de terminar como una pasa gigante, así pues, chorreo el piso de su habitación al cruzarla rumbo al armario. Tras vestirse se acercó al espejo para mirar su aspecto. No era malo, pero tampoco era su mejor apariencia, no si las ojeras que se convertían en oscuras líneas bajo sus ojos crecían con cada nueva subasta en el bar. Resoplo mirando su rostro. Las ojeras que “adornaban” su aspecto pronto serian muy parecidas a las de Near…suspiro hondamente. Recordar al muchachito del otro cuarto siempre terminaba por hacerlo regresar bajo el agua helada. No es que realmente llevaran una especie de “relación”, no, básicamente se limitaban a violaciones consentidas, si eso existía.
A pesar de que cada día, luego de algún encuentro, el muchachito le ponía en claro que no volvería a suceder nunca más, en realidad el albino no se oponía luego.
Al pasar por el salón sus ojos se cruzaron con el calendario de la pared. Inconscientemente su mirada se apagó.
--Casi dos meses—murmuro. Si, dentro de unos días se cumplirían dos meses desde que encontró trabajo en el bar…y luego de esos escasos días en que tuvo un efímero contacto con el violento rubio…este desapareció. Como si en verdad no existiera o no hubiera existido. Un par de veces trato de averiguar donde vivía, pero nadie lo sabia, pues Mello nunca acostumbro relacionarse mucho con sus compañeros de trabajo al menos no a profundidad. Aunque eso no quitaba el hecho de que a todos les parecía extraño que el codiciado rubio no hubiera vuelto.
Takada no quería admitirlo pero las ganancias bajaron con la ausencia del muchacho, por lo que, su empleo estaba aun intacto. En cuanto regresara, si lo hacia, nadie le reprendería.
Matt se obligo a no usar sus talentos cibernéticos, por tanto, tampoco averiguo por sus propios medios nada. Pero se sentía…extraño. Como si la presencia de Mello hubiera significado algo mas que una persona con la que se cruzo en un momento de su vida.
Resoplo, no tenia sentido torturarse con ello.
Se dirigió hasta la salida, antes de poner una mano en la perilla, torció los labios. Odiaba su nueva puerta.
Aun recordaba la mañana en que la trajeron un par de grandes hombres acompañados de un educado anciano y un hombre maduro de rubio cabello. Aquella vez lo despertaron demasiado temprano, apenas logro levantarse y tambalearse hasta su antigua puerta para descubrir quien estaba del otro lado llamando con tanta insistencia.
En cuanto abrió, aun somnoliento, nadie le dijo una palabra, y si lo hicieron fue un cortes “buenos días”. Los cargadores desmontaron su puerta en un momento. Matt despertó por completo entonces, retrocediendo como primer impulso pero luego recuperando el control y exigiéndoles una explicación, y allí apareció su compañero de cuarto.
“—Watari, Rester”—había saludado lacónicamente torciéndose el cabello en medio del salón.
Y Mail lo comprendió: la puerta de la que le hablo su casero
--“¿Para que queremos una nueva puerta, Near?”—le dijo.
--“Prevenir nunca será una medida considerada como nueva”— respondió indiferente.
Y entonces la puerta, gran placa de algún metal pesado se aferro a las bisagras de su pared. Tenía por fuera un extraño mecanismo parecido al que usaban los hoteles para evitarse el uso de perillas y llaves, lo único necesario era la tarjeta que se deslizaba por la hendidura para abrir la puerta-fortaleza. Sin embargo, por dentro, permitieron que Matt conservara su tradicional perilla.
El pelirrojo de inmediato desconfió de aquello. Eran a su juicio una exageración contar con una puerta de ese calibre, peso y seguridad para cuidar a un muchachito de quince años mientras Matt estaba fuera…pero su antiguo compañero de cuarto debía estar tras esa exageración. Asi que no le había quedado mas que sentarse a esperar a que terminaran su trabajo, no podía oponerse tampoco si tenia en cuenta que Elle pago la renta de modo convencional.
El amable anciano, quien creyó era Watari, le había acercado una tasa de café para despertarlo, mientras Rester intercambiaba palabras con Near, mejor dicho, le sacaba las palabras de la boca al muchacho, al pelirrojo se le antojo esa escena a que ese hombre de traje sentía afecto por el albino.
El muchacho volvió al presente de golpe…sin perder mas cruzo su llamativa puerta para salir con un solo destino: la universidad.
**
--¿Señor?—llamo a su jefe aparentemente distraído.
Light salió de sus cavilaciones y le presto atención al hombre, era alto y delgado. El cabello negro combinaba perfectamente con su planchado traje oscuro y sus lentes.
--¿Qué decías, Mikami?
El interpelado suspiro en silencio, las reuniones con su jefe en su apartamento ya no eran tan amenas como antes, su fascinación y admiración por el castaño nunca cambiaria, claro, pero realmente notaba a Light perdido en sus pensamientos últimamente.
--Las utilidades del último mes—repitió acercándole un par de hojas.
--Aun van en descenso—musito mirando las graficas
--Si me permite el…atrevimiento—dudo acomodándose las gafas--¿Por qué hemos esperado tanto por un lugar que no ha sido ocupado? Podría contratar a alguien mas mientras la persona que usted…necesita, no decide aceptar su propuesta de trabajo.
El castaño lo miro con atención.
--Mikami—suspiro—Ese lugar no puede ser ocupado por nadie más. Lo sabes. Por favor no vuelvas a insistir en ello pues recibirás la misma respuesta—explico.
--S…si, discúlpame, Light—se apresuró realmente avergonzado—yo solo quería ayudar, siempre hare lo posible por apoyarle en todo.
--Descuida, ya lo haces. Solo debes seguir mis ordenes—le dijo con tono condescendiente acercándose hasta el hombre mayor que él—eres un excelente abogado. Por esa razón te elegí, Mikami.
--Light…--murmuro básicamente para si mismo. Una potente ansia por terminar con esa distancia le ataco al momento.
Su joven jefe le sonrió infantilmente antes de alejarse.
--Ya tengo al perfecto candidato para el puesto, pero debe aceptar por si mismo antes de…vernos obligados a jugar otras cartas—exclamo dándole la espalda, con la mente invadida por la imagen de los ojos verdes de Matt.
El sentimiento de cercanía se esfumo en Mikami al oír aquellas palabras, siendo sustituido por los inminentes celos.
El móvil del castaño vibro entonces exigiendo atención, el castaño lo tomo y se volvió al pelinegro.
--Asegúrate que Misa se quede afuera. Mas tarde hablare contigo y Takada—indico mirando la pantalla del celular. El otro asintió en silencio y obediente, como siempre, salió de la amplia habitación del elegante departamento de Light Yagami.
--¿Si?—respondió a la llamada una vez solo, echándose sobre el sillón.
--¿Kira?—oyó la grave voz del otro lado.
--Si.
**
--¡¡Ey, Mail!!—oyó que le llamaban. El muchacho se volvió con los libros bajo el brazo derecho, y un cigarro en los labios. Un joven se le acercaba corriendo, cruzando las jardineras y caminos de piedra del campus.
--¡Santo cielo, Mail!—se quejo su amigo una vez que detuvo su carrera, se agacho un momento para recuperar el aliento.
--¿Estas bien?—pregunto Mail con una sonrisa.
--Eres mas difícil que encontrar que cualquier chica—se quejo.
--He estado ocupado estos meses—se disculpo soltando el humo.
--¿Haciendo, que?—le aparto los lentes del rostro--¿De fiesta en fiesta, cierto?—acuso.
--Es cuestión de trabajo—explico como si lo hubiera hecho un millar de veces, y así era.
--Solo mira tus ojeras, Mail—torció los labios—las chicas creen que o eres alcohólico, parrandero compulsivo o simplemente estas metido en algo grande.
--Es solo mi trabajo.
--¿Vendrás esta noche?—recupero el gesto animado una vez que formulo la pregunta, convencido de que Mail no se opondría.
--¿A dónde?—parpadeo curioso.
--Hay una fiesta, Mail. Hay invitaciones pegadas por doquier—obvio.
--Ah…no. Tengo que…
--Trabajar—completo con escepticismo.
--Estudiar—corrigió.
--Si, claro. Llevas días que no vienes a las clases completas o te apareces al final.
--Exactamente, debo irme, diviértanse—le sonrió con amabilidad sacándose al muchacho del paso y reanudando su camino hacia la biblioteca. No sabia con exactitud el porque le invitaban, de todas formas Mail no poseía una carácter extrovertido, no le gustaba salir mucho. Se consideraba hasta tímido.
Mientras caminaba no evito suspirar con resignación, su vida había tomado un tinte maratónico los últimos dos meses, ni como hacker tuvo la necesidad de permanecer despierto todo el día, y eso implicaba las 24 horas:
Por la noche salía al bar, la madrugada era para dormir un par de horas o…aprovecharlas con Near, cuando se daba.
Las mañanas era para correr a las clases que podía llegar y que no caía dormido sobre el pupitre. Las tardes, actualizar sus deberes escolares, si, aun quería el titulo de la universidad.
Luego, cuando el insomnio le atacaba, o jugaba videojuegos o competía con Near en armar puzles por completo blancos. Siempre perdía. Luego, era momento de prepararse y salir al bar.
Allí, la parte molesta era la ausencia de Mello; la incomoda, toparse con Light Yagami, quien frecuentaba mucho el trabajo, algo que, según oyó de Linda, no era común hasta que Matt comenzó a trabajar. Aunado claro a que el castaño le había repetido varias veces mas la oferta de trabajo que el pelirrojo ni comprendía, de hecho perdió la tarjeta de presentación que hace dos meses su jefe le hubo ofrecido. Así que, no recordaba ni el nombre del otro negocio de Yagami.
Sin embargo, aun existían sus partes agradables, como charlar con la inteligente castaña o Ryouga. Eso no podía negarlo.
**
--Near—saludo la robótica voz por medio del ordenador. El interpelado movió los ojos hacia la pantalla un momento, luego la regreso a su robot de juguete con el que se entretenía.
--¿Puedo volver?—inquirió indiferente pero con un imperceptible tono de enojo.
--Aun no—respondió en medio de un suspiro resignado, contestando la misma pregunta que le había formulado un millar de ocasiones.
Near entonces jalo su caja de juguetes para rebuscar en ella algo con que acompañar a su robot.
--¿Has encontrado algo, Near?
--No—no parecía prestarle mucha atención, y su hermano lo sabia, sin embargo también lo conocía como para saber que solo fingía no hacerle caso.
--Repórtate en cuanto logres encontrar algo. Podrás tomar mi lugar cuando eso suceda.
--Solo estoy siguiendo tus órdenes, Elle. No significa que desee estar en tu lugar en este momento—aclaro torciéndose el cabello.
--Repórtate, Near. Matt es importante para este caso. Nadie más puede hacerlo por ahora.
--Tus ocupaciones no son problema mio, Elle.
--Mis ocupaciones tienen un privilegiado puesto en tu lista de preocupaciones. No lo olvides—y la comunicación se termino.
El albino miro con cierto recelo la pantalla. Realmente estaba siguiendo las ordenes de su hermano mayor, no mas. Aun así, debía apresurarse si quería regresar pronto, debía apurar su investigación sobre Matt.
**
Por mas que intento no logro convencer a su profesor de aplicarle un examen al que no asistió gracias a sus constantes desvelos.
El pelirrojo resoplo frustrado por su derrota y salió de la oficina echándose a andar hasta su auto. No perdió tiempo, su catedrático iba a grabar las calificaciones en el sistema de la escuela en aquel momento, la operación seria rápida: una intromisión fugaz a la lista de alumnos de la universidad, directo a su expediente y ¡listo! Sus calificaciones se arreglarían.
--De cualquier manera obtendría una buena nota—se dijo con una sonrisa en los labios mientras encendía un cigarrillo.
Mientras atravesaba una angosta calle en busca de un café internet lejano, una brillante cabellera rubia llamo su atención.
--¿Mello?—se pregunto al acercarse. La persona caminaba sin ver a nadie sobre la acera, vestía unos pantalones ajustados con cordones a los costados y una camiseta de cuero ceñida a su delgado cuerpo.
Al pasarlo con el vehículo lo pudo reconocer. Si, era el.
Un inevitable sentimiento de alegría inundo su cuerpo al encontrarse con el rubio, olvido que debía estar molesto o por lo menos no feliz, debido a lo ocurrido la ultima vez que lo vio…pero…no fue así.
Estaciono el auto unos metros adelante y bajo de el para convertir el encuentro en algo casual al recargarse sobre la portezuela.
No pasaron ni cinco minutos cuando el rubio se acercó hacia Matt por la acera.
Justo frente a él, antes de que el pelirrojo pudiera abrir la boca, la boca de un arma le encañono a quemarropa.
Fue hasta ese momento que el rubio le dirigió una mirada.
--¿Tu?—frunció los labios con irritación bajando la pistola.
--No recuerdo haberte hecho nada malo, Mello. Nada que ameritara que me encañones de esa forma al menos—exclamo Mail recuperando el aliento.
--Cállate, Matt—ordeno evitando sus ojos.
--Te acuerdas de mí—sonrió. El rubio maldijo por dentro el haber mencionado su nombre, sin más reanudo su camino.
--Espera, Mello—se apresuró tras el.
--¿Qué quieres?—no se detuvo ni se volvió.
--Es poco amable pero ¿Por qué no volviste?
El rubio le echo una ojeada llena de confusión, acababa de encañonarlo, de amenazar su alegre vida, podía hacerlo otra vez ¿Por qué entonces, estaba tan interesado en caminar con el de esa forma tan despreocupada?
--No es de tu incumbencia.
--Tienes razón—acepto con una sonrisa.
Paso un par de minutos antes que Mello perdiera la paciencia.
--¿Porque estas siguiéndome?—gruño molesto.
--No estoy siguiéndote. Busco una computadora, es todo—respondió con sencillez sin perder el animo.
--Búscala lejos de mi—ordeno arisco.
--La acera es un lugar público, Mello.
La mano del rubio se aferro a la playera del muchacho, chocando su espalda contra el muro.
--Dije: lárgate de aquí—ordeno despacio.
--De…acuerdo, Mello—puso sus manos sobre las enguantadas para apartárselas, sin embargo el rubio las quito al contacto—No tienes que ser tan violento. Te veo mas tarde.
Mello parpadeo confundido.
--¿De que estas hablando, pedazo de idiota?
--¿No volverás al bar? Es una pena, Takada esta desesperada por conservar clientes—se encogió de hombros echándose a andar a lado opuesto.
--Pues eso no es de extrañarse—contesto soberbio.
Un rechinido de llantas llamo su atención, giro la espalda para encontrarse con un automóvil negro que freno de golpe al final de la calle.
--Mierda—mascullo—Oye, perro.
Matt se giro entonces con curiosidad.
--¿Te diriges al Death Note?—sonó mas como una orden que una petición.
--Pues…
--¿Puedes llevarme?—le sonrió de la mejor manera que pudo.
El pelirrojo sonrió por automático ante la idea.
--Seguro, sube.
Mello lo siguió hasta el automóvil para subirse en la parte del copiloto y apremiar a Mail para que infringiera varias leyes de transito.
--Tienes prisa por llegar.
--Algo así—miro por detrás de su hombro. Perdieron el otro auto. Ahora podía bajarse de ese auto y alejarse del sonriente pelirrojo.
--¿Y que estuviste haciendo todo este tiempo?—pregunto amigablemente.
El otro muchacho mordió su barra de chocolate. Realmente que ese chico era extraño, se imagino que con el casual encuentro luego de varios meses ya lo hubiese olvidado, o que por lo menos no le dirigiera la palabra debido al ultimo percance que tuvieron. Pero no era así, la verdad sentía curiosidad por preguntarle porque simplemente era amable con el. Pero prefirió no hacerlo.
--De acuerdo, no tienes que admitir que te metiste en una red de narcotráfico y que probable… ¡oye!—había recibido un golpe en el brazo.
--No digas estupideces.
Mail resoplo y siguió conduciendo, tras un breve momento recobro el gesto amable y despreocupado.
--¿Por qué solo sonríes?—de verdad tenia curiosidad.
--Bueno…supongo que soy una persona feliz—contesto con sencillez sin apartar los ojos del camino.
Mello no respondió, se limito a morder su barra de chocolate.
--¿Ya me dirás de quien huyes?
--¿Qué?
--No creerás que de verdad yo crea que me pediste un aventón por querer ser amigo mio. Además ya puedes decirlo: el automóvil negro se perdió calles atrás.
El rubio frunció los labios. Chico perceptivo.
--Es un asunto mio, Matt—exclamo tras un largo momento luego de pensar su respuesta.
--¿Eh?
Corrección, chico distraído.
La verdad el pelirrojo se había encismado en su mente, preguntándose porque no se sentía molesto, al contrario, estaba tranquilo de ver al chico rubio en una pieza luego de esos dos meses.
--Detente, Matt—pidió.
--Ya casi llegamos, no quiero caminar—se quejo.
--No iré al bar.
--Si encontraste un mejor empleo te felicito—sonaba sincero.
--No es eso. Simplemente no quiero regresar allí hasta que arregle un asunto que tengo—sus ojos se apagaron.
--En ese caso, buena suerte—orillo el automóvil.
Los azules ojos contemplaron el final de la solitaria calle, allí donde estaba su antiguo empleo, y el ultimo que había tenido. Necesitaba dinero con urgencia, quizás con una subasta o dos podría obtener la cantidad idónea para desaparecer del país. Si solo era una noche su vida no estaría en tanto peligro. Tenia que arriesgarse.
--Bien, Matt. Llévame al bar.
Mas tardo en hablar que el auto en ser encendido.
**
--¡¡¡¡MAT!!!!!—saludo Linda con una gran sonrisa mientras terminaba de acomodar los vasos—No es tu turno diurno.
--Hola, Linda, lo se.
--Pero una mano mas no me vendría nada…--se interrumpió al ver entrar al rubio muchacho. --¿Mello?
El mencionado puso los ojos en blanco. ¿Quién mas seria?
--¿Esta Takada?
--Tan amable como siempre—torció los labios.
--¿Esta o no?
--Adentro con Misa.
Matt suspiro aliviado de que no se tratara de Light.
El rubio se echo a andar hacia la oficina que hacia dos meses que no visitaba, entro sin llamar a la puerta, encontrándose con las dos mujeres mirándose de forma casi asesina entre ellas.
--¡MELLO!—canturreo la rubia con una enorme sonrisa.
--Amane—miro a la morena—Takada.
--Creo que perdiste el derecho a tu último corte de caja—aclaro de forma tajante.
--¿Cómo van las ganancias sin mi?—sonrió burlón.
--Misa hace lo mejor que puede pero…aun así…--su voz perdió la chispa de felicidad.
--No es tu asunto, Mello. Vete.
--No vine a rogar por mi empleo, Takada.
--¿Solo tenias curiosidad en saber como va el negocio?—pregunto con sarcasmo—Ahórrate tus visitas mensuales.
--No recibí mi liquidación y tengo derecho a ella.
--Desapareciste dos meses enteros—recrimino la mujer.
--No toda mi vida es ese asqueroso lugar—mordió su barra.
--Takada, creí que habías dicho que si Mello volvía un día de estos el negocio se levantaría—la voz paciente de Matt lleno el lugar.
La mujer frunció los labios.
--En primer lugar, sabes que adentro tienes prohibido fumar; y en segundo: Mello puede defenderse por si mismo.
--El negocio amenaza con quebrar—apunto Linda saliendo desde detrás del pelirrojo.
--No tienen el derecho de intervenir en esta conversación.
Mello se dio la vuelta de manera cínica, dispuesto a irse.
--A Light no le gustara perder clientes—menciono Matt de paso, Mello lo miro incrédulo ¿Por qué le ayudaba? Apenas y se conocían.
Takada se mordió los labios, tenia razón y lo que menos quería era defraudar a SU Light.
--De acuerdo—dijo al fin—Mello puedes volver. Pero esta noche no, antes debes hacer algo por el bar.
El rubio la miro con poca disposición a agradecerle.
--Acompañaras a Misa a hacer las compras de los nuevos atuendos.
--Yo no uso atuendos—se defendió bruscamente el muchacho
--No eres el único que trabaja aquí—mostro una pequeña falda negra bastante gastada que debió usar Misa o Linda bastantes ocasiones.
--Pero…Misa no quiere ir con Mello—mascullo la muchacha con cierto temor.
--Que los acompañe alguien entonces, Amane. Matt hazlo.
El muchacho casi se atraganta con su cigarro. Linda desapareció para evitar ser arrastrada a tareas que no eran suyas.
--Necesito esas ropas para mañana en la noche—ordeno la morena.
Mello giro los ojos azules al pelirrojo, no quería ir a hacer algo tan estúpido como buscar ropa, menos con Amane…sin embargo, necesitaba el dinero y rápido. No tenía otra opción mas que obedecer.
--¡Si! Pasaremos toda la tarde juntos—celebro la muchacha dando saltos de emoción exagerada—¡Una cita de tres!
Los muchachos se miraron, si bien Mail no tenia objeción inmediata tampoco estaba en sus planes pasar una tarde entera con el rubio…seria…extraño. En realidad apenas y conocían algo el uno del otro. Su ultimo contacto no resulto precisamente bien y además…hacia dos meses que no se veían. Los nervios se le dispararon.
Mello giro para otro lado los ojos.
--Bien, Takada. Pero solo será esta vez.
**

Notas finales:

Gracias por leer _=D


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